Enseñar vale la pena Celebramos hace poco el día del maestro y de la maestra y, en este gesto, el día de los-as docentes de la Ciudad de todos los niveles. El sábado 11 de setiembre, una vez más, el Jefe de Gobierno junto al equipo de la Secretaría de Educación, homenajeó a la figura de Sarmiento, “padre del aula”. Allí se agradeció la tarea cotidiana de los-as docentes en la Ciudad y, fundamentalmente, se renovó el compromiso de trabajar por mejores condiciones laborales y más oportunidades de formación permanente y de crecimiento en la carrera profesional. Sabemos que si la educación puede ser el motor en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, los-as docentes son un factor fundamental para que esta idea se haga realidad. Por eso es que el homenaje se dirigió a quienes día a día llevan a cabo su trabajo en las aulas. Ellos-as no solamente enseñan los contenidos validados socialmente, transmiten los principios de respeto mutuo, pluralismo y justicia que queremos compartir como ciudadanos-as, sino que también contienen y apoyan a chicos y chicas que estudian en nuestras escuelas y, muchas veces, a sus familias. No desconocemos que la escuela puede y debe mejorar; pero nos orienta el convencimiento de que ello puede y debe hacerse apoyando el trabajo docente. Por ello nuestra gestión sigue empeñada en fortalecer la formación en los profesorados y brindar mejores oportunidades de perfeccionamiento y actualización. Ese compromiso se traduce también en la introducción de cambios en los procesos de seguimiento y evaluación del desempeño profesional, y en un incremento salarial –el primero en más de doce años- basado no en sumas fijas sino en una recomposición de los sueldos más postergados dirigida a dignificar la labor de quienes están en las aulas. Sin embargo, todavía quedan desafíos por atender. Y uno de los principales es construir creativamente nuevas oportunidades para que losas docentes puedan diversificar sus modos de estar en la escuela, enseñando o apoyando la enseñanza; lo cual no significa otra cosa que enriquecer la carrera docente. Según el Estatuto del Docente, la carrera profesional se define básicamente por el derecho a acceder a cargos directivos, lo cual es absolutamente valioso y justo. Sin embargo, la práctica muestra que con frecuencia este derecho se transforma en una “corrida contra el tiempo” para no terminar los días de docente estando frente al grado. Pocas maestras - y menos aún los maestros-, pocas profesoras - y menos los profesores - , se ven a sí mismos frente a chicos/as o jóvenes “a una cierta edad”. Sin embargo, las investigaciones muestran que no todos-as los-as maestros y maestras, profesores y profesoras quieren dejar de enseñar y, menos, que todos-as quieran desempeñarse como directivos-as en un establecimiento… Evidentemente, tenemos que repensar creativamente esta “carrera”, buscando brindar oportunidades para diversificar las formas de estar en la escuela. Repensar tareas y proyectos que puedan contar con coordinaciones por ejemplo, que tengan una capacitación específica y un tiempo de desarrollo al cabo del cual se vuelva al aula…o tal vez sin irse nunca de ese espacio del todo. En suma, asumir de manera colectiva que existe el deseo legítimo de no dejar de enseñar y al mismo tiempo de progresar y seguir aprendiendo con sentido. Contamos con las posibilidades que abre el trabajo conjunto, comprometido y solidario. En estos días de celebración, renovamos nuestro compromiso con maestros y maestras, profesores y profesoras, que es nuestro compromiso con la escuela pública. Tenemos, como ustedes saben, una visión de Ciudad abierta, plural, inclusiva; en esa visión, nuestro aporte y nuestra obligación, es hacer de la educación una herramienta poderosa de igualdad y de construcción de ciudadanía. Graciela Morgade Directora General de Educación Superior