Las maestras republicanas

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La Historia de las trabajadoras
de la FETE
Un camino a descubrir
1
Como sindicato de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza
contamos con una importante historia en la que las mujeres
han jugado un papel importante, tanto como teóricas,
sindicalistas o protagonistas de un modelo educativo construido
con los principios de igualdad, solidaridad y justicia.
Volver la vista a tras, recordar y rememorar sus nombres y sus
trayectorias vitales en el ámbito sindical y pedagógico nos
ayuda a comprender cuales han sido nuestros orígenes y como
seguir por el camino que trazaron, y en el que en demasiadas
ocasiones, vieron truncadas sus vidas y sus esperanzas.
Nuestra historia es parte de un legado y no solo es de justicia
recuperar sus nombres del silencio, sino que es necesario para
saber quienes somos y la fuerza de nuestras convicciones.
Con este artículo comenzamos un conjunto de acciones de
recuperación de la memoria histórica de las trabajadoras de la
fete, que seguirá con un libro homenaje, jornadas y acciones de
divulgación. En este proceso está participando activamente el
conjunto de la organización a través de la búsqueda de
información, la revisión de archivos, la recuperación de
documentos o simplemente con el recuerdo...a todos y todas
gracias, en nombre de las trabajadoras de la fete. Que su
compromiso y sus vidas no caigan en el olvido.
Luz Martínez Ten
Sª de Políticas Sociales
2
3
Las Maestras Republicanas:
sororidad, militancia
y compromiso.
Carmen García Colmenares.
Cátedra Estudios de Genero.
Universidad de Valladolid.
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Las Asociaciones de Mujeres como espacios (propios) de
sociabilidad femenina
Los estudios de magisterio fueron
una de las escasas salidas
profesionales de las mujeres españolas de finales del siglo XIX y
comienzos del XX, creándose una Escuela Normal en la mayoría de
las provincias, lo que las permitió estudiar sin desplazarse fuera.
Estas maestras, a pesar de las barreras institucionales, sociales y
personales, llevaron a cabo un importe compromiso docente que
permitió, entre otras cosas, bajar las cotas de analfabetismo que
asolaban al país. Asimismo, apostaron por un modelo educativo que
contemplase la educación de las mujeres en los mismos términos
que los varones, potenciando la coeducación.
Pero a largo de la historia sus aportaciones han sido invisibilizadas
al valorar el papel de la teoría frente a los saberes prácticos, es
decir el saber qué frente al
saber cómo, lo que situaba a las
maestras, mayoritarias en la profesión, en el plano de la mera
ejecución
de
la
directrices
de
los
renombrados
pedagogos,
perpetuando de esta manera las asimetrías y jerarquías docentes, a
la vez que se reforzaba el harén pedagógico. Situar la mirada en las
aportaciones de las docentes va a permitir revisar la actuación de
las mismas en sus propios términos, acercándonos a un análisis
menos sesgado de su práctica en las aulas.
El acceso a la universidad sin permiso especial a partir de 1910 y
la obtención del voto de las mujeres españolas en 1931 no podría
haberse conseguido sin el esfuerzo de un importante número de
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mujeres, destacándose aquellas que tenían un formación intelectual
mas elevada, como fue el caso de las maestras, profesoras de
Escuelas Normales e inspectoras de Enseñanza Primaria. Algunas
de ellas lo harán desde su afiliación a sindicatos profesionales como
Fete y el movimiento anarquista, aunque la vía de acceso mas
utilizada será a través de las diferentes asociaciones
de mujeres
que existían en ese momento.
Aunque
los
historiadores
suelen
señalar
como
principales
impedimentos de la afiliación sindical de las maestras la mayor
dedicación a la familia (doble tarea), el escaso compromiso político
o la mentalidad de la época (De Luis, 2002), estos argumentos son
insuficientes ya que no explican su alta participación en otros
espacios como las asociaciones femeninas y feministas que van a
proliferar durante el primer tercio de siglo XX y el periodo
republicano ( Capel,1986 ; Fagoaga,1985; Muiña,2008). Se olvida
como señala Concha Fagoaga que las mujeres desde el primer
momento percibieron que
“… el deseo de los grupos ilustrados varoniles no es la
emancipación de las mujeres. El deseo y las prácticas que
alientan entre las mujeres es que se distancien del poder que
la iglesia ejerce sobre ellas. El objetivo,
ya sean masones,
institucionistas, ácratas, o republicanos es reconsiderar el
poder sobre las mujeres, quién lo debe ejercer, no su
emancipación. De lo contrario, el acceso a la educación
superior, en igualdad de requisitos exigidos a los varones se
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hubiese tenido que
producir mucho antes, lo que sólo se
produjo a partir de 1910” (Fagoaga, 1996: 174) 1 .
Asimismo es bueno recordar las palabras de la maestra Benita Asas
Monterola acerca de los varones que
“…jamás pensaron en la nivelación de derechos…únicamente al
feminismo iniciado en 1789 se debe que las leyes de los países
que marchan a la cabeza del progreso, ofrezcan el sello de la
justicia de que carecen los demás (Asas, 1921: 2) 2 .
Al no ser objetivo fundamental el derecho al voto de las mujeres
en los sindicatos de clase, muchas mujeres profesionales militarán
en
organizaciones feministas como la Asociación Nacional de
Mujeres Españolas (ANME) con sede en Madrid;
la Liga para el
Progreso de la Mujer y la Sociedad Concepción Arenal, desde
Valencia; y la Sociedad Progresiva Femenina junto con La Mujer del
Porvenir en Barcelona. Dichas asociaciones constituirían el Consejo
Supremo Feminista de España (1919) cuya primera presidenta fue
Maria Espinosa de los Monteros y más tarde la socialista Isabel
Oyazabal de Palencia.
1
Fagoaga, Concha (1996), De la Libertad a la igualdad: laicistas y sufragistas. En Cristina Segura, y Gloria Nielfa
(Ed.), Entre la marginación y el desarrollo: Mujeres y hombres en la historia (171- 198). Madrid: Instituto
Investigaciones Feministas (UCM): Ediciones del Orto.
2
Asas Monterola, Benita (1921). ¿Por qué somos feministas? Mundo Femenino, 1 marzo, página 2.
8
Aunque el pensamiento androcéntrico y patriarcal ha intentado
presentar a las mujeres como enemigas, poco dadas a la sororidad
y ayuda entre iguales, si revisamos la historia reciente nos
encontramos con un gran número de asociaciones como las
anteriormente mencionadas. En ellas encontramos a interesantes
educadoras como a la fundadora de escuelas racionalista Ángeles
López de Ayala, creadora de la Sociedad Progresiva Femenina,
difusora de escuelas racionalistas, masona, escritora, y periodista.
Otra interesante maestra será Belén Segarra, librepensadora,
masona, miembro de la Asociación General Femenina. Desde el
movimiento
anarquista
destaca Teresa Mané, miembro de
Confederación de Maestros Laicos de Cataluña, cuyo legado fue
retomado por Mujeres Libres en 1936. Todas ellas, además de
defensoras de los derechos de las mujeres, eran profundamente
pacifistas,
participando en numerosos mítines y manifestaciones
contra la guerra, lo que las llevó a numerosas detenciones e
ingresos en prisiones (Muiña, 2008).
De ideología más liberal pero que incluía
mujeres de diferentes
tendencias políticas, la ANME se crea en Madrid en 1918 e incluirá
en sus filas a numerosas maestras y
profesoras. La extracción
social era de clase media y, aunque no hay datos del número de
mujeres que llegó a agrupar, tuvo gran repercusión hasta 1936. Su
órgano de difusión Mundo Femenino se publicó de manera continua
desde 1921 hasta 1936. El inequívoco carácter feminista se observa
en la solicitud a la Comisión de Reforma de Códigos de los mismos
derechos
que los varones (Fagoaga, 1985). La Junta directiva
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contará desde los primeros momentos con maestras que fueron
luego presidentas de la misma como Benita Asas y Julia Peguero.
Entre su primeras socias se encuentran Victoria Kent, Elisa Soriano,
Maria de Maeztu y Clara Campoamor, y Josefa Martínez, presidenta
de la Asociación Profesional de Modistas.
En las mismas fechas que la ANME, se forma la Unión de Mujeres
Españolas (UME) de tendencia más izquierdista, destacando en su
dirección la maestra y escritora María Lejárraga. Posteriormente
creará la Asociación Femenina de Educación Cívica (AFEC), pero al
ser elegida diputada por Granada en 1933, será
sustituía en la
dirección de la misma por otra maestra, Julia Peguero que en esos
momentos era también presidenta de la ANME.
Años más tarde aparecerá el Lyceum Club Femenino de Madrid, que
será uno de los espacios privilegiados de las mujeres profesionales
y que tendrá como primera presidenta a Maria de Maeztu, también
directora de la Residencia de Señoritas. El Lyceum contará con un
interesante numero de abogadas (Victoria
Kent y Matilde Huici,
Clara Campoamor), psicólogas (Maria Luisa Navarro, Regina Lago),
escritoras (Isabel Oyorzabal, Maria Lejarraga, Elena Fortún),
doctoras en medicina (Elisa Soriano, Trinidad Arroyo), compositoras
(Maria
Rodrigo),
sindicalistas
como
periodistas
Claudina
(Matilde
García
Muñoz),
Pérez,
y
también
secretaria
de
la
Federación del Vestido y el Tocado (UGT).
El Lyceum supondrá en palabras de Shirley Mangini
un refugio
feminista en una capital hostil. Y no anda desencaminada ya que
sus
socias
fueron
tachadas
de
excéntricas,
ateas
y
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desequilibradas, entre otras lindezas. Para Mangini, el Lyceum
permitió
“ …tres posibilidades inauditas para las mujeres; una la de
cultivar una vida social y cultural de convivencia entre
mujeres; dos la de demostrar sus talentos y capacidades en
un foro propio; y tercera , y la mas significante de todas, la de
proponer cambios en la situación jurídica y social de la mujerjustamente lo que el patriarcado quería resistir y anular antes
de que (lo que ellos concebían como) el “ cáncer feminista”invadiera sus tierra sagradas, o sea el sector público y
profesional( Mangini , 2006, 126).
Conseguido el derecho al
voto el 1 de octubre de 1936, las
diferentes asociaciones de mujeres harán un homenaje a su gran
defensora en las Cortes, Clara Campoamor. Tras las numerosas
celebraciones por este motivo, se refuerzan las redes existentes a
la vez que se crean otras nuevas como la Agrupación de Mujeres
Antifascistas (AMA) que aparece en 1933, en la que participarán
mujeres
comunistas,
socialistas,
republicanas
e
incluso
sin
afiliación política, que mantendrán un estrecha relación con la Unio
de Dones de Catalunya , lo que hizo que entre las dos
tuvieran
más de sesenta mil afiliadas como señala Mary Nash ( 1999). La
presidenta fue Dolores Ibarruri, la vicepresidenta Emilia Elías, y la
secretaria Encarnación Fuyola, ambas de Fete. También formarán
parte del AMA Victoria Kent, Matilde Cantos, Matilde Huici, Matilde
de la Torre, Regina Lago, Trinidad Arroyo, y Elisa Piqueras como
delegada de Fete. Durante
la revolución de octubre de 1934
participarán a través de la Organización Pro Infancia Obrera en el
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cuidado de las niñas y los niños cuyos progenitores habían sido
detenidos o encarcelados, convirtiéndose en la guerra civil en el
frente popular de las mujeres (Nash, 1999).
Otro importe grupo de carácter anarquista, Mujeres Libres,
constituirá
se
en Madrid en 1936, siendo
sus fundadoras Lucia
Sánchez Sadornil, Mercedes Comaposada
y la maestra y médica
Amparo Poch. Como organización totalmente independiente, al
contrario que el AMA que giraba bajo control del partido comunista,
Mujeres Libres llegó a tener más de 20.000 afiliadas, procedentes
en su mayoría de Cataluña, Valencia, Murcia y Aragón.
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Las maestras y profesoras de FETE: militantes
comprometidas, sufragistas convencidas.
Un importante número de docentes, además de pertenecer a las
asociaciones mencionadas anteriormente,
participará dentro de
sindicatos y partidos políticos, lo que no impidió su actitud crítica
hacia los mismos. Uno de estos sindicatos fue la Federación
de
Trabajadores de la Enseñanza. Sus orígenes hay que buscarles en
la Asociación de Profesores Racionalistas de las escuelas laicas
socialistas que estaban integradas en la sección de Profesiones y
Oficios Varios de la Unión General de Trabajadores. En 1919 se
integrará en la Asociación General del Magisterio (AGM). La AGM
con la
llegada de la Republica, se trasformó en la Federación
Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, para más tarde
denominarse
Enseñanza,
Federación
Española
incorporando
docentes
de
de
Trabajadores
primaria,
de
de
la
escuelas
normales, de la inspección y de la universidad.
Algunas mujeres empiezan a ocupar cargos de cierta relevancia
como la maestra Victoria Zarate que será elegida vocal de la nueva
junta directiva, tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera. La
seguirán Elisa López Velasco, Carmen Castilla y en 1936 será
presidenta del comité nacional por
primera vez una mujer,
la
maestra y diputada socialista Julia Álvarez Resano, pero por poco
tiempo. A pesar de su alta formación y cualificación, la participación
de las mujeres en cargos directivos será anecdótica, aumentando
ligeramente durante el periodo bélico al incorporarse los varones al
frente.
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Victoria Zárate desarrollará una importante actividad durante la
guerra civil como dirigente de Fete, pero con la llegada del régimen
franquista será detenida y brutalmente torturada, como lo fueron
los miles de maestros y maestras que no pudieron huir. Elisa López
Velasco trabajó en el Instituto Escuela y más tarde en el colegio
Cervantes de Madrid junto con Ángel Lorca y Justa Freire, llevando
a cabo un interesante proyecto pedagógico.
Impresiona la formación científico pedagógica de Carmen Castilla
Polo, inspectora de primera enseñanza, que es becada por la Junta
de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas ( JAE) para
realizar estudios de Biología y de Organización Escolar en EE.UU. A
su vuelta impartirá docencia en el Museo de Ciencias Naturales de
Madrid
pero no se la deja continuar por cuestiones burocráticas
(¿?), perdiéndose a una futura investigadora. Separada del cuerpo
de inspectores en 1940, es repuesta en el cargo en 1947.
Desde su ingreso en Fete, Julia Álvarez Resano se preocupará por
la militancia femenina. En 1936 fue elegida presidenta de la
comisión ejecutiva y también diputada en las Cortes, participando
en numerosos mítines, invitada por asociaciones de mujeres.
Destaca el celebrado en las Ventas el
8 de marzo de
marzo de
1936 junto con Dolores Ibarruri y Federica Montseny. Será,
también, la primera mujer que ocupe el cargo de gobernadora civil.
Muere al poco tiempo de exiliarse a Méjico.
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Durante el período republicano la obtención del derecho al voto,
junto con eliminación de trabas burocráticas para entrar a la
universidad y la introducción de la coeducación en las aulas,
permitieron la incorporación de las mujeres a la vida pública,
aunque como señala Gloria Núñez (1999) la constitución de 1931
fue una equiparación con excepciones. A pesar de lo avanzado de
las leyes emitidas, siguieron existiendo lagunas que impidieron la
plena
igualdad real con los varones. Por si fuera poco, los
intelectuales de la época como Marañón y Ortega y Gasset, entre
otros,
alertaban sobre los peligros de la masculinización de las
mujeres. En la prensa, no solo la conservadora, aparecían artículos
donde los varones manifestaban su temor a ser arrinconados por
las mujeres en el hogar. No en vano el día 1 de octubre de 1931
había sido denominado por Clara Campoamor (2006) como el día
del histerismo masculino. A pesar de ello, nos encontramos con un
interesante momento para
la participación de las mujeres en
diferentes ámbitos como la abogacía, la medicina, la farmacia, la
literatura, el periodismo o la pintura.
Un interesante grupo de docente ampliará su formación en el
extranjero a través de las becas y ayudas de la JAE con la intención
de mejorar la investigación en las diferentes disciplinas académicas.
Las becas eran de diferente modalidad, las más frecuentes fueron
las individuales, otorgadas en mayor número a los varones, que se
correspondían con un curso escolar. Una segunda modalidad, más
corta, se concedía a grupos y abría la puerta a las maestras de
enseñanza primaria. Después de la selección de los grupos, se
impartían cursos intensivos sobre el idioma, la organización escolar,
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la geografía y la historia de los países que se iban a visitar. En el
cuadro
siguiente
podemos
ver
la
distribución
por
niveles
educativos.
Profesiones
Nº de mujeres
% del total
Profesoras Escuelas Normales
29
55,8
Maestras Primera Enseñanza
30
35,3
Inspectoras Primera Enseñanza
17
28,8
Otras profesiones
7
35,0
Profesoras Sordomudos, Ciegos
5
35,7
Directoras grupos escolares
3
21,4
Profesoras instituto
3
18,8
Profesoras Escuela Estudios
2
20,0
Profesoras Universidad
1
10
Total
97
34,6
y Anormales
Superiores Magisterio
Fuente: Marín, M. Teresa, 1990: 143.
Además de Carmen Castilla y Elisa López Velasco, ya mencionadas,
otras afiliadas a Fete obtendrán pensiones de la JAE para viajar
fuera como la inspectora y directora de la Escuela Normal Emilia
Elías,
la psicóloga Regina Lago, y las hermanas Úriz, Josefa y
Elisa, entre otras muchas. Los temas de estudio elegidos tenían que
ver
con la organización, escolar, la psicología y la pedagogía
infantil, y la educación de las mujeres.
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Guerra, represión y exilio
Durante la guerra civil las maestras y profesoras participarán desde
la retaguardia en organizaciones como el AMA, el Socorro Rojo
Internacional(SRI) y el Sindicato Internacional Anarquista(SIA),
colaborando en tareas relacionadas con la escuela y el cuidado de
la población civil, a la vez que ocupaban los puestos de trabajo
abandonados por los varones.
Pero las y los docentes serán uno de los grupos más perseguido por
los sublevados desde los primeros días de la ocupación como
ocurrió en lugares como Castilla y León donde se había consolidado
la Asociación de Trabajadores de la enseñanza de Asturias (ATEA),
de
tendencia
comunista.
Maestras
como
Sofía
Polo,
Isabel
Rodríguez, Ubaldina García y la joven maestra de 19 años,
Consuelo Rodríguez Baranda, fueron asesinadas en Palencia junto
con otros maestros (García Colmenares, 2009). Si bien también
hubo depuración en la zona republicana, las sanciones aplicadas no
guardan relación ni en el número ni en el enseñamiento hacia las y
los docentes de la zona sublevada (Morente, 1997).
Las maestras republicanas ejercerán un importante papel en la
evacuación y asentamiento de la infancia en colonias escolares que
se crearon a lo largo todo el Levante, principalmente en Valencia y
Cataluña, por el
Ministerio de Instrucción Publica. La psicóloga
Regina Lago será responsable en 1937 de
la organización
pedagógica de las 159 colonias escolares con 12.027 criaturas y
406 de régimen familiar con 33. 121 bajo supervisión docente. A
17
finales de ese año se trasladará a Paris como Delegada de la
Infancia Evacuada donde permanecerá hasta el final de la guerra,
ocupándose del cuidado y el asentamiento de las criaturas en
países como Bélgica, Noruega, Méjico y Rusia, entre otros. No
podemos olvidarnos de las maestras y auxiliares educativas que
les acompañaron a los países de destino. Perdida la guerra, Regina
Lago ayudará en la evacuación de la población civil desde Figueras,
cruzando la frontera española el 7 de febrero de 1939. No volverá
a España hasta el año 1963 (García Colmenares, 2010).
La
reorganización
de
la
Federación
de
Trabajadores
de
la
Enseñanza en el Exilio comenzará en Méjico y Regina Lago formará
parte desde los primeros días de la Comisión Ejecutiva, siendo la
responsable del Comité de Solidaridad y Ayuda a los profesionales
de la enseñanza en España. Asimismo el AMA se reagrupará en el
exilio a través de l Unión de Mujeres Españolas (UME), participando
en diversas actividades para difundir la situación de la España
franquista. Uno de los países donde la UME tuvo más desarrollo fue
Méjico, encontrándose entre las más entusiastas a Trinidad Arroyo,
Regina Lago, Emilia Elías, Veneranda García Manzano y Encarnación
Fuyola (Domínguez Prats, 2009).
18
19
Bibliografía
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mortal. Madrid: Horas y Horas.
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Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Ministerio Presidencia.
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comprometida con la infancia durante la guerra civil española.
Revista Participación Educativa, nº 14. Versión digital en la
página del Consejo Escolar el Estado:
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triunfo parcial de la lógica de la igualdad. En Concha Fagoaga
(coord.), 1898- 1998. Un siglo avanzando hacia la igualdad de
las mujeres ( 139-208). Madrid: Dirección general de la
Mujer. Comunidad de Madrid.
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22
A pesar de que con la democracia las
mujeres volvimos a recuperar los derechos
perdidos, la memoria de quienes lo hicieron
posible todavía permanece en el olvido. Urge,
por tanto, una revisión sobre la contribución
de la otra mitad de la experiencia humana
en el desarrollo de la cultura y el progreso
de este país, y sobre todo la de las grandes
olvidadas, las maestras.
Junio 2010
23
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