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Formación docente en el banquillo.
María Adela Donaher
Consideraciones previas.
Reconociendo que el ser humano transita una permanente educación y que, ésta puede ser formal o informal,
complementaria o familiar y aceptando que, quien se halla en la situación de enseñar algo que sabe a alguien que sabe
menos, ostenta un poder otorgado por la sociedad para transmitir su cultura ejerciendo con él una acción estigmática de
la cual no siempre es consciente. Surge así, inevitablemente, la importancia de la convicción vocacional y de la formación intelectual y ética de los educadores insertados dentro del sistema inscripto como formal.
Educar es un acto de coraje.
"Educar es un acto de coraje y un verdadero paso al frente de la valentía humana".1 A pesar de los diversos problemas que enfrenta la labor educativa en la actualidad, hay optimismo respecto del futuro. Aunque no todo puede ser
resuelto en la escuela, la educación tiene en sí misma mucha responsabilidad a la hora de solucionar gran parte de los
conflictos actuales. En este sentido, es cuando advertimos que algunos docentes se dejan ganar por el desaliento y la
rutina y no pocos alumnos suelen mostrarse desinteresados y apáticos, correspondiendo a los primeros la tarea de motivarlos, ya que su misión no es únicamente transmitir conocimientos.
En estos tiempos puede accederse a los adelantos de la tecnología como estrategias válidas en la educación, tal
el caso de Internet, sin embargo, debe insistirse en el rol irreemplazable del docente de carne y hueso, ése que, no puede
renunciar a su tarea de motivar a los alumnos, puesto que el amor a lo humano es lo que justifica y determina la presencia del educador.
Partiremos de estas afirmaciones, para reflexionar sobre tres cuestiones reactualizadas hoy, en los medios de
comunicación y en los ámbitos más directamente relacionados con la educación formal.
Necesidad de una formación diferente.
La primera cuestión: la predisposición vocacional a la docencia y la necesidad de una formación que sumerja al
estudiante de magisterio o profesorado en la realidad que se vive en las escuelas. No basta con querer enseñar o tener
mucho amor por niños y adolescentes. Aparece seriamente cuestionada la jerarquización profesional -en cuanto al nivel
formativo- de quienes desempeñan el rol de educadores, ya sea por los planes de estudio restringidos a ciertas áreas o
por la escasez de perfeccionamiento posterior al título inicial y coherente con las exigencias que propone la actividad
docente.
La importancia del vínculo docente-alumnos es una temática que no se analiza profundamente en las instituciones formadoras y sin embargo, cada docente descubre –no sin dolor- que sus conocimientos no le alcanzan para establecer lazos tan consistentes como para lograr que el alumno desee aprender. Descubre en definitiva que todas las didácticas, técnicas, estrategias y planificaciones son inútiles si primero no se genera un clima de confianza y apertura. El asunto es ¿cómo lograrlo, y con qué instrumentos?
Perfil de supervisores y directivos.
La segunda cuestión, aquella que tiene que ver con “el desaliento y la rutina” que invaden al docente, y agrego,
participando activamente de esta manera en la generación de la actitud apática en sus alumnos. De todos modos, habría
que preguntarse qué grado de carga responsable corresponde al educador. Estación terminal de una larga cadena de responsabilidades, el maestro o el profesor, terminan arrastrando tras de sí todas las culpas del fracaso o del éxito. Aquí
aparece claramente la necesidad de un apoyo concreto y permanente de directivos y supervisores.
Desde la convocatoria a concurso, se reclama un profesional capaz de...
1. Contextualizar la implementación de las políticas, programas y proyectos de calidad, equidad y fortalecimiento
institucional impulsadas por la provincia y la nación, promoviendo procesos de cambio.
2. Promover la autonomía institucional.
3. Evaluar sistemáticamente las instituciones educativas, desde un modelo holístico que comprenda sus dimensiones y
variables implicando a los diferentes actores institucionales en el proceso.
4. Organizar la gestión supervisiva, desde la preparación y planificación de proyectos educativos de supervisión, integrando sus prácticas en el contexto de planes de desarrollo educativo regional. 2
Estos requisitos significan una toma de postura muy distinta a la sostenida durante los años de proceso militar o
de primera democracia. Los módulos temáticos para los concursantes apuntan a los procesos constructivos, el trabajo en
equipo y la organización cooperativa regional, en los que resulta indispensable una capacidad de visión global de las
situaciones y de las finalidades.
Perfeccionamiento y superación.
1
2
SAVATER,F.: entrevista realizada al filósofo español y publicada en el portal www.educ.ar.
(Fuente: Decreto N° 2434 –anexo N° 1- Boletín oficial 5/1/2000)
Finalmente, la tercera cuestión, relacionada con la utilización de Internet en las escuelas, pero en realidad como
un ejemplo fehaciente de cómo pueden aprovecharse al máximo las posibilidades ofrecidas por el entorno. La instalación de gran número de salas con computadoras e Internet en todo tipo de instituciones públicas (C.T.C.) -a pesar de no
haberse implementado una modalidad sistemática para su utilización-, ponen al alcance de quienes deseen utilizarlo un
mundo totalmente nuevo e inacabable de posibles relaciones e intercambios. Es necesario proponerse un acercamiento a
ésta tecnología, aprendiendo su manejo y comprensión. Los nuevos programas de extensión de jornadas en las escuelas
de EGB1 y 2 son una toma de conciencia de ésta necesidad de poner al alcance de todos los sectores, no solamente la
comida sino también el conocimiento.
Los maestros y profesores tienen en su haber, el derecho inalienable de ser los primeros a la hora de recibir perfeccionamiento, su opción no puede ser negativa. En este caso, la libertad nos permite elegir por crecer, no cabe otra
respuesta.
Concluyendo.
Durante estos últimos años tal vez nos fuimos olvidando de que la carencia de fundamentación teórica quita validez y coherencia a la práctica. Es este un obstáculo que debe superarse pronto, ya que el saber por qué hacemos lo que
hacemos, facilita efectivamente la tarea, en especial cuando se realiza en equipo, con metas muy claras en cuanto hacia
quienes está dirigida la propuesta.
Educar está muy lejos de la simple transmisión y urge la necesidad de promover la reflexión individual acerca de
la ideología desde la que cada docente se dirige a sus alumnos. ¿Qué tipo de ser humano se propone desde la legitimada
autoridad como adultos enseñantes? ¿Se piensa en la humanidad o se trata solamente de cumplir horario, carpeta y concepto a fin de año? En síntesis, se trata de apelar a una respuesta en tono exigente sobre las escalas de valores con las
que se construye el caminar de todos los días y que no quedará detallada en ninguna evaluación de calidad educativa.
Una respuesta que cada cual que se considere educador pueda darse satisfactoriamente a sí mismo.
Se trata también, de continuar trabajando desde los sectores de planeamiento y políticas educacionales, acercando a
las instituciones de formadores terciarias y universitarias, la posibilidad concreta de perfeccionamiento permanente,
sistemático e innovador.
Posiblemente la novedad sea que el cambio debe provenir desde cada uno de los actores. Ya no es posible seguir
esperando que una resolución obligue para hacer un curso, o replantearse las prácticas áulicas o de gestión. Retomar la
conciencia de la autonomía responsable en contra de la falta de compromiso y de involucración, actitudes indispensables
a la hora de pensar en la superación personal que inevitablemente influye en la evolución de toda organización.
La actitud personal sumada a la tarea de acompañamiento permanente de directivos y supervisores, es lo que hace
falta para lograr la calidad educativa proclamada por la Reforma Educacional. Ambos aspectos enmarcados en una política de equidad pueden lograr que la educación sea lo que la época impone: formadora de ciudadanos críticos capaces de
convivir cooperativa y solidariamente en democracia.
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