lle1. de .liul. E. G. !Ywarra V: 340, l 1J61 sobre ileitis A. Alvarez Alonso RESUMEN A propósito de tres casos operados por el autor, se hacen algunas consideraciones acerca de Ja evolución d.c la enfermedad. su sintomatologfa y su trat<tmiento. Hemos empleado esta denominación de ileitis terminal, porque los casos por nosotros observados y tratados, afectaban a ese segmento del intestino delgado. La denominación que nos parece más real es de enteritis regional, ya que aunque afecta más frecuentemente al íleon terminal puede sin embargo afectar a cualquier otro segmento del tubo digestivo desde el estómago al colon. Las formas anatómicas de las mismas son muy variadas, siendo una de sus características la tendencia a la remisión espontánea, que en algunas estadísticas se cifra en un veinte por ciento. Es difícil valorar objetivamente los resultados terapéuticos inmediatos, que deben enjuiciarse sólo cuando ha transcurrido bastante tiempo. Por ello. aunque sólo hemos observado tres casos. creemos interesante comunicar los resultados obtenidos, ya que han sido operados hace 15, 7 y 5 años y hemos podido recientemente someterlos a una revisión clínica y radiológica. La ileítis terminal, que puede empezar a manifestarse por síntomas del aparato digestivos variados y diversos, entre los cuales figura la diarrea, la fiebre y el dolor. puede en algún momento determinado dar un cuadro similar a la apendicitis aguda, en el cual los únicos datos diferenciales puede ser la diarrea y la fiebre elevada; ante este cuadro, y en muchas ocasiones, el cirujano realiza la intervención y se queda sorprendido al ver que el apéndice es normal, de que hay alguna adenopatía en el mesenterio, un ligero derrame en cavidad peritoneaL y una inflamación discreta de la encrucijada ileo-cecal; se practica la apendicectomía y el enfermo se recupera y no ocurre nada más. ¿Ha sido la apendicectomía, la que ha determinado la curación?, o sin la misma ¿también hubiese evolucionado hacia la curación espontánea? Todos los cirujanos conocen la gran frecuencia de las inflamaciones de la citada encrucijada y todos hemos tenido casos como los señalados. En otros casos, el proceso señalado se resuelve de momento con o sin intervención, pero vuelve a repetirse, y si en la primera fase la alteración intestinal se había limitado a una pequeña dilatación intestinal, a una inflamación del mesenterio, este proceso anatomopatológico va cambiando; el intestino se acartona y endurece, el mesenterio se engruesa, y la luz intestinal se va haciendo más angosta. Puede ocurrir, que en una de estas recaídas, el cirujano, bien con un diagnóstico de apendicitis aguda o de apendicitis crónica, realice una intervención quirúrgica, y se encuentre ante el dilema de practicar no solo la apendicectomía, sino de hacer una exclusión e incluso de realizar una exéresis. Quizá la determinación dependa un poco de la experiencia del cirujano en primer lugar, y de su temperamento en el segundo; lo que no aconsejaríamo3 nunca, es la práctica de la biopsia, por ser muy hemorrágica y porque el aspecto intestinal debe darle al cirujano bastante orientación en su terapéutica. Nosotros en estos casos. si el enfermo está en relativas buenas condiciones, si ese aspecto acartonado del intestino está bastante limitado y, aunque una de las características de la enfermedad sea su tendencia a la curación e9pontánea, aconsejaríamos la resección intestinal. Debemos hacer constar que en nuestra experiencia no se ha practicado nunca apendicectomía previa. Siguiendo el proceso evolutivo por recaídas de esta afección, podemos encontrarnos con la fase misma que podemos llamar quirúrgica en la que se encuentra o bien una tumoración de fosa ilía- ca derecha, tumoración de forma alargada, palpable, lo que se conoce con el síndrome de Kenig, o bien un cuadro de obstrucción intestinal uno de nuestros casos) o, finalmente, un absceso que se abre al exterior determinando una fístula o en otra víscera abdominal; en esta fase el intestino tiene sus paredes muy engrosadas, la luz intestinal ha recido prácticamente, una gran hipertrofia de la submucosa. de los folículos solitarios y de las , el mesenterio está muy encuentra ninguna zona de caseificación ni en sus paredes hay formación de abscesos. En este estado nos encontramos con un enfermo en mal estado la diarrea con gran pérdida en las heces, la fiebre etc. En esta fase hemos nosotros dos enfermos de nuestros tres casos. En uno de no tábamos con los medios auxiliares actualmente se nos a ínterv::ncicín. una ileotransversostomía de derivación. Dicho enfermo, con la derivación joró extraordinariamente de estado genela diarrea, raL y aunque hacer vida normal, dedicándose a ia profesión de en la que tualmente. Persistió la diarrea cuatro años. se le una hernicolectomía, que también toleró sin contratiempo. Persistió la diarrea te cuatro años y actualmenk está tamente normal. En otro segundo caso, se hiza el nóstico por el Dr. antes de la intervención, bién fue confirmado Díaz. La enferma un síndrome de Kenig típico, y también le practicamos de primera intención una ileotransversostomía y, en un tiem ro. una hemicolectomía. Esta enferma 342 operada en el afio 1957 se encuentra bien, pero aún persiste la diarrea; las heces son pastosas y depone tres veces diarias: no tiene ninguna otra sintomatología abdominaL El tercer caso. también fue visto y diagnosticado d:: ileitis terminal por el Dr, Miguel Martín. En esta enferma, el diagnóstico fue principalmente radiológico, por el síntoma de Kantor. Fue intervenida por nosotros. encontrando en en una extensión de cinco centímetros del íleon una induración limitada que permitió su resección con anastomosis término terminal, pues había unos cuatro centímetros finales de íleon no afectados por el proceso; esta enferma no tuvo diarreas en el post-operatorio y se encuentra perfectamente bien. Fue operada en 1954. A la luz de lo expuesto, y siendo las características de esta afección su cronicidad, su evolución por recaídas, su tendencia a la curación espontánea, etc .. nos permitimos recalcar bajo el punto de vista terapéutico tres fases de la misma: En la primera fase, con unos síntomas digestivos muy heterogéneos entre los cuales no hay que olvidar la fiebre persistente e inexplicable a pesar de detenidas exploraciones generales y que ya habían sido señaladas nor Crohn. El tratamiento debe ser exclusivamente médico (calcio, vitaminas, cortisona, antibióticos) dentro del cual la cortisona con los antibióticos ocupan un lugar d,: preferencia. En la segunda fase, si el examen radiológico demuestra alteraciones de la pared intestinal, si el cirujano al hacer la laparotomía encuentra una lesión localizada, debe optar siempre por la resección intestinal. En la tercera fase, hemos señalado ya que el proceso es exclusivamente quirúrgico. SUMMARY ileitis A brief survey on the course, symptoms and treatment of terminal ileitis, illustrated with short reports of threc cases operated upon by the Author.