Raoul Dufy, impresionista y fauvista

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Raoul Dufy, impresionista y fauvista
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urante largo tiempo, el trabajo de Dufy no ha merecido gran estimación, debido probablemente a
la aparente ligereza de su obra.
acido en Le Havre en 1877 en una familia de bajos recursos, Dufy debe trabajar desde la edad de
14 años para ganarse la vida. Su empleo en una empresa de importación de café, no le impide seguir las clases nocturnas en la escuela municipal de Bellas-Artes de Le Havre. En 1900, Dufy recibe una
beca de su ciudad natal, que le permite reunirse con su amigo Othon Friesz, en la escuela nacional de
Bellas Artes en Paris. Si el academicismo lo deja indiferente, sus primeras obras se acercan de aquellas
de Boudin y de Monet. De esta influencia Dufy saca una gran lección de libertad frente al motivo. En la
misma época, Dufy empieza a exponer y se encuentra con la galerista Berthe Weill.
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Raoul Dufy, Martigues, 1903, oléo sobre lienzo,
44 x 61 cm, Martigues, museo Ziem
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n 1903, Dufy descubre el sur de Francia en
Martigues. Es probable que Francis Picabia, que tiene la misma edad y que también
conoce a Berthe Weil, sea el origen de esta
elección. Efectivamente, Picabia, gran admirador del pintor borgoñón Felix Ziem (1821-1911),
quien instaló un estudio en Martigues en 1861,
viene a menudo desde 1899. La notoriedad de
Ziem atrajo muchos pintores desde los años
1880. Entre otros Auguste Renoir y Paul Signac,
quienes vinieron para pintar «La Venecia de
Ziem».
e manera general, Dufy pinta los barrios de Jonquières y de la Isla, donde, fascinado por el pintoresco de la ciudad, realiza una serie de paisajes medianos. Estas pinturas son precedidas por croquis y bosquejos realizados a partir del mismo tema. A veces, estos paisajes tienen composiciones y
encuadres muy diferentes. El paisaje emblemático de este primer viaje al sur de Francia es la pintura
llamada Martigues, óleo sobre lienzo, que pertenece al museo Ziem. En esta vista tranquila del barrio
de Jonquières, se pueden ver, temáticas que el artista afeccionará toda su vida: el puerto, las embarcaciones, y la arquitectura reflejándose en el agua.
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urante esta estancia, Dufy descubre el encanto sureño, la animación de los mercados y de los cafés, la multitud...
Las obras de esta época son todavía marcadas por la influencia impresionista : la pincelada es espesa y
dividida. Sin embargo, la nitidez de las formas, la agudeza de la descripción y su gusto pronunciado por
los colores contrastados y más bien oscuros muestran la importancia de la influencia de Manet, más
que cualquier otro pintor. Bajo la luz del Mediterráneo, la paleta de Dufy se hace mas clara. E
n el salón de les independientes de 1905,
donde expone, Dufy descubre la obra de Henri
Matisse (1869-1954), Lujo, Tranquilidad y Voluptuosidad, que será para él una verdadera revelación. «Frente a esta obra […...], entendí todas las nuevas razones de pintar, el realismo y el impresionismo
perdieron, para mi, todas sus atracciones, frente
a la contemplación del milagro de la imaginación
introducido en el dibujo y la pintura. Entendí inmediatamente la nueva mecánica pictórica.» Aunque
Dufy no esté presente en el Salón de otoño en la
famosa «cage aux fauves» (jaula de fieras), donde
Matisse, Derain, Valminck y sus amigos desencadenan los comentarios de la critica, entiende lo
que el fauvismo ofrece de superación y de libertad para la iniciativa individual. Un cambio fundamental empieza entonces en su producción.
Raoul Dufy, La terrasse sur la plage, ( la Terrasa sobre la
playa) 1907, oléo sobre lienzo, 46 x 55 cm, Paris, museo de
Arte Moderno de la ciudad de Paris.
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partir de entonces, Dufy se aleja del impresionismo, que predominaba en sus primeras obras, para
hacer un giro hacia un nuevo vocabulario plástico. Las obras realizadas en esta época, muestran
una verdadera liberación de los colores. Dufy se atreve a usar los contrastes más violentos, sin jamás
perder la noción de figuración. La retrospectiva dedicada a Gauguin en 1906 también es un evento muy
importante: Dufy descubre el uso de colores puros y saturados, que pinta en planos de colores compartimentados, que, de hecho niegan toda perspectiva.
E
l corto periodo de experimentaciones fauvistas de Dufy, marca el alejamiento definitivo de toda
representación realista del tema, inicia su teoría de la luz de colores: «Fui llevado hacia lo que será
después y para siempre mi verdadera preocupación. Había descubierto mi sistema, del cual esta es la teoría:
de tanto perseguir la luz del sol, perdemos nuestro tiempo. La luz de la pintura, es totalmente otra cosa, es
una luz de repartición; de composición, una luz de colores”. Para Dufy, la luz hace los colores.
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