Opinión: Desde las relaciones de pareja al presupuesto de la nación Viernes, 29 de Abril de 2016 12:53 En cada caso, la violencia doméstica conduce a reparaciones que implican distintos tipos de costos. En lo inmediato, costos para la víctima y su entorno. Pero la sociedad chilena ha legislado y creado instituciones y programas para prevenir, proteger, reparar y sancionar y ha sido este reconocimiento social el que permite sentar las bases de los cálculos de costos de la VIF. Cálculo imposible de llevar a cabo si no existe también el reconocimiento que hace cada víctima y su decisión de visibilizarlo. Por Thelma Gálvez, economista Una bofetada más al interior de la vivienda, un niño que se tapa los oídos para no oír nuevamente los gritos de su madre, en la calle una joven zamarreada por su pololo. Heridas, dientes rotos, huesos quebrados, daño psicológico, muerte, suicidio. Huida, divorcio, demanda. En cada caso, la violencia doméstica conduce a reparaciones que implican distintos tipos de costos. En lo inmediato, costos para la víctima y su entorno. Pero la sociedad chilena ha legislado y creado instituciones y programas para prevenir, proteger, reparar y sancionar y ha sido este reconocimiento social el que permite sentar las bases de los cálculos de costos de la VIF. Cálculo imposible de llevar a cabo si no existe también el reconocimiento que hace cada víctima y su decisión de visibilizarlo. Aunque una parte de la VIF continúa oculta y sus costos quedan subsumidos en otras categorías explicadas por la vergüenza, la negación o el machismo (me caí, tengo depre, perdí el trabajo por faltar mucho, o finalmente, “ella fue asesinada”) ha sido posible disponer en Chile de un cálculo para el año 2009 encargado por SERNAM a la Corporación DOMOS. 1/2 Opinión: Desde las relaciones de pareja al presupuesto de la nación Viernes, 29 de Abril de 2016 12:53 Del estudio se destaca la respuesta del sector público, que ha ido adecuándose y ampliando funciones según los mandatos recibidos. La Ley Nº 19.325 de 1994 estableció una serie de iniciativas públicas que fueron creando el sistema de protección, atención, asistencia jurídica para las víctimas de VIF y sanciones para los agresores y la posterior Ley N° 20.066 aumenta los mecanismos de protección de las víctimas y las penas y, entre otras atribuciones, incorpora la necesidad de desarrollar planes de prevención hacia distintos grupos de la población. La identificación de los casos de VIF permite valorar económicamente los recursos humanos y materiales destinados a tareas tan variadas como: atención de urgencia, hospitalización, atención en clínicas o consultorios, atención odontológica y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, terapia psicológica o psicosocial y tratamientos a agresores (Sector Salud); valorización del tiempo que la policía dedica a los arrestos y a responder a las llamadas por VIF, gestiones de detención de autores de femicidio, (servicios policiales), costos de detención y encarcelamiento, de juicios y otros trámites judiciales, a agresores y culpables de femicidio, (justicia penal y familiar) refugios y viviendas transitorias dispuestas por las Unidad Regional de Atención a Víctimas y Testigos (URAVIT) mujeres maltratadas y sus hijos e hijas (vivienda), prevención de la violencia contra la mujer, capacitación de operadores/as públicos, de la policía, instancias de salud y otros, (SERNAM), formación laboral de mujeres víctimas de violencia, servicios de acogida a hijos de víctimas (SENAME). El gasto corriente total contemplado para el año 2009 en el presupuesto público para VIF, calculado en 32.418 millones de pesos, se distribuyó como sigue: SERNAM 20,2%; Justicia 46,9%: Salud 11,6%; Seguridad 12,2% y Servicios Sociales 9%. Según la intencionalidad del gasto, se distribuyó el 75,5% del total en atención, el 8,3% en protección, 5,4% en sanción y 10,7% en prevención. Valores estimados por cada sector, con diversos grados de dificultad y/o precisión. Del estudio de costos queda la lección del enorme esfuerzo humano y material a movilizar por los servicios públicos, de la necesidad de coordinarlos en una política de estado y de evaluar y poner más recursos a las tareas de prevención que eviten aquella bofetada, inicio o término de un proceso tan costoso como doloroso y en muchos aspectos irreparable. 2/2