BURGOS-HONTANAS

Anuncio
Mi Camino (de Santiago)
Burgos - Hontanas
Entre luces, en una mañana fresca, deja el peregrino Burgos y se encamina hacia Hontanas en cuyo
albergue piensa pernoctar.
La senda, llana y con buen piso, lleva al peregrino
a Villalbilla en apenas una hora y tras un rodeo
por unos campos llega de nuevo a la carretera
para, tras cruzar el río Arlanzón, encaminarse a
Tardajos.
Aquí se produce un agrupamiento de peregrinos
para desayunar y descansar un rato.
Castilla despoblada por la que se avanza soportando el cansancio y la soledad.
El peregrino siempre ha pensado que Castilla ha
tenido mala suerte; pasó de ser la primera potencia política, económica y social de la península a
una decadencia generada por el cambio dinástico
como consecuencia de la política matrimonial de
Fernando el Católico.
Mala suerte con los Comuneros que no tuvieron
un Cronwell capaz de liderar aquel cambio hacia
un régimen político moderno como el que se
implantaría en el s. XVII en Inglaterra, lo que
acabaría costándoles el cuello. Carlos no lo tenía
muy claro y por Flandes anduvo hasta después de
Villalar porque si alguna cabeza tenía que rodar
mejor que fuese la de Adriano y no la suya.
A partir de ahí, guerras y más guerras para satisfacer la ambición del emperador y sus descendientes; nada le iba en ellas a Castilla pero la arruinaron y concentraron sobre España, seguramente
para siempre, el odio de la Europa de la que,
curiosamente, procedía Carlos.
Otra España fue posible. Y, sin duda, mejor.
Con estos y otros pensamientos llega el peregrino
a Hornillos, lo que supone haber superado la primera parte de la etapa y poder tomarse un merecido descanso a la sombra de la iglesia.
En apenas media hora se llega a Rabé, momento
de hacer una parada para sellar la credencial y
recoger una medallita que le entrega una monjita a
la vez que le desea un buen camino porque, a partir de aquí, se va a endurecer por el perfil y por el
calor.
Hace días que el peregrino ha entrado en Castilla
pero a partir de Rabé va a transitar, de verdad, por
la estepa castellana y recordará los versos del
Cantar: por la terrible estepa castellana ... polvo,
sudor y hierro ...
Desde aquí aún quedan cinco kilómetros de subida hasta pasado el albergue de S. Bol, muy precario, al lado del arroyo del mismo nombre. El
tramo restante, llano, se va a hacer interminable
por el fuerte calor y la falta de una sombra en la
que tomarse un respiro.
Hontanas está en una hondonada y sólo se divisa
cuando al peregrino tan apenas le faltan unos
cientos de metros para llegar al albergue.
Parece que el nombre de este pueblo, de apenas
sesenta vecinos, viene de la abundancia de fuentes
(fontanas) pero carece de cualquier otro servicio.
El albergue, mejorable, es municipal pero de gestión privada; cinco euros por la pernocta y siete
por la cena.
Tras las labores rutinarias de cada final de etapa
llega el momento de descansar a la puerta del
albergue porque el calor, el perfil de la etapa y,
sobre todo, un ligero constipado han supuesto
para el peregrino un gran esfuerzo.
Un paseo por el pueblo y a cenar. Tras la cena, un
poco de juerga para felicitar a un joven peregrino
que cumple años y tiene el detalle de invitar a un
trago.
El día ha sido duro y el cuerpo pide descanso; los
jóvenes siguen con la celebración pero el peregrino prefiere reunirse con Morfeo.
2
Descargar