TEMA 1: LA CARACTERIZACIÓN CONSTITUCIONAL DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Y DEL DERECHO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA 1. LA CONSIDERACIÓN MULTIDISCIPLINAR DE LA ADMINISTRACIÓN Y LA INFLUENCIA DEL DERECHO COMÚN EUROPEO EN SU CARACTERIZACIÓN La administración pública es un complejo orgánico dotado de personalidad jurídica que no puede ser comprendida mediante una caracterización de esta que atienda en exclusiva a su vertiente jurídica. El estudio de la administración pública no puede prescindir de tener presente la relevancia de ésta en el contexto sociopolítico y económico del país puesto que las intervenciones en cascada del aparato administrativo en todos los procesos económicos, culturales y sociales han favorecido la creciente participación de los grupos sociales en el Estado y, de forma mas acusada, en su aparato vicarial de actuación que es la Administración pública. Dentro de las necesarias ayudas de otras ciencias en la delimitación del concepto de Administración Pública, destaca la Sociología, la Política y la Economía. Especialmente relevante resulta ser la Ciencia de la Administración, que tiene como campo de estudio las organizaciones públicas y sus grupos dominantes como elemento del sistema político general, analizando la estructura organizativa, las relaciones internas, la gestión de sus recursos humanos y financieros, la información y la adopción de decisiones para mejorar la organización. El grado de autonomía de la Administración pública no anula su consideración jurídica. La administración es también una organización personificada regulada por el derecho. Por tanto, la consideración jurídica de la Administración pública es útil tanto para comprender el significado de administración como para entender sus relaciones, organización, funcionamiento, etc. La Administración Pública no se configura de manera independiente a los valores y principios constitucionales, sino que responde necesariamente a ellos. 2. LOS PRESUPUESTOS CONSTITUCIONALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: CARACTERIZACIÓN GENERAL Y REFERENCIA ESPECIAL A LA TEORIA DE LA DIVISIÓN DE PODERES. Los caracteres definitorios de la Administración Pública en la CE 1978 se producen en nuestro caso tras una evolución histórica determinada, en un contexto socio-cultural concreto y en un marco constitucional y legal que condiciona el resultado final plasmado en nuestro texto constitucional. La administración de nuestros días es el fruto de una larga evolución histórica que no comienza en un momento histórico determinado, pero si adquiere una diferenciación clara y concreta con la Teoría de la División de Poderes y el surgimiento del Estado moderno. 1 Esta modelación histórica de la administración pública dará otro paso decisivo con la configuración social del estado contemporáneo. Existen determinados presupuestos constitucionales que constituyen la fundamentación de la caracterización de la Administración pública. En referencia a la teoría de la división de poderes, Montesquieu parte de la fórmula de división del poder del estado como una respuesta al poder arbitrario y absoluto, pretendiendo que el poder detenga al poder. Partiendo de esta consideración, en el Estado existen tres funciones consideradas básicas: la función legislativa, dirigida a la formulación de normas generales y abstractas; la función ejecutiva, encargada de la ejecución de las medidas pertinentes establecidas por la ley; y la función judicial, cuya misión es reducir la conflictividad social mediante la resolución de los conflictos. Se propugna la necesidad de mantener un cierto equilibrio entre las distintas esferas del poder que se influencian recíprocamente. El nacimiento del derecho administrativo se vincula a la Teoría de la División de poderes por la mayoría de la doctrina científica que ve en la Revolución Francesa y en el nuevo régimen que alumbra el acta de nacimiento. La consagración de esta teoría es uno de los presupuestos básicos del Estado de Derecho. Se vincula por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 la existencia de la constitución al establecimiento de la división de poderes, concepto clave en la caracterización del estado actual. La dinámica actual del estado postindustrial es diferente del Estado liberal de la Revolución Francesa, afectando dicho cambio la consideración del citado principio. El principio de división de poderes respondía a dos tipos de racionalidades: una axiológica, la libertad como máximo valor de configuración de la sociedad; otra organizativa, la división de tareas, añadiendo la existencia de un cuarto poder: la administración y las organizaciones intermedias. Partiendo de la estructuración territorial del estado hay que tener en cuenta que junto a esta división de poderes horizontal podemos identificar una división de poder vertical en el Poder Legislativo y Ejecutivo que se comparten con otros actores territoriales. 2 3. LOS PRESUPUESTOS CONSTITUCIONALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: CARACTERIZACIÓN GENERAL Y REFERENCIA ESPECIAL AL ESTADO SOCIAL Y DEMOCRÁTICO DE DERECHO. Los caracteres definitorios de la Administración Pública en la CE 1978 se producen en nuestro caso tras una evolución histórica determinada, en un contexto socio-cultural concreto y en un marco constitucional y legal que condiciona el resultado final plasmado en nuestro texto constitucional. La administración de nuestros días es el fruto de una larga evolución histórica que no comienza en un momento histórico determinado, pero si adquiere una diferenciación clara y concreta con la Teoría de la División de Poderes y el surgimiento del Estado moderno. Esta modelación histórica de la administración pública dará otro paso decisivo con la configuración social del estado contemporáneo. Existen determinados presupuestos constitucionales que constituyen la fundamentación de la caracterización de la Administración pública. En referencia al estado social y democrático de derecho, podemos decir que la definición constitucional de estado tiene una triple concepción: el principio de sometimiento del poder público al Derecho; la articulación democrática de la sociedad; y la perspectiva social en la construcción del Estado. Esta caracterización marca necesariamente una huella indeleble (no puede ser borrado) en la funcionalidad y las misiones atribuidas a nuestra administración En un primer momento, con la base establecida en el racionalismo y fruto de la reacción contra el despotismo ilustrado, se genera el concept de Estado de Derecho dirigido a garantizar fundamentalmente de propiedad y la libertad del individuo. Dicha consideración inicial tenderá a una formalización que traslada el concepto de los fines del Estado a las formas y que culmina en su exponente más destacado Kelsen. De esta cláusula de Estado de Derecho se van a derivar tres importantes principios que configuran nuestra administración: legalidad, tutela judicial y garantía patrimonial, principios que vienen desarrollados en cierta medida en la en el art. 9.3 CE (legalidad, jerarquía normativa, publicidad de las normas, irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables, seguridad jurídica y responsabilidad de los poderes públicos). Cuando se diseña un nuevo tipo de administración que ha de atender necesidades sociales, las anteriores consideraciones se revelan insuficientes. De esta forma, la concepción de Estado de Derecho va a dotarse de un contenido material que viene precisamente modelado por la consideración social del Estado. No basta, que el estado respete y acate la ley . Es preciso que preste determinadas tareas sociales que coadyuven (ayudar a la consecución de algo) al individuo para mantener su existencia vital. 3 La conjunción del Estado social junto al Estado de Derecho no debe comportar una incompatibilidad entre ambos conceptos, sino que el segundo completa su caracterización con un componente material que viene representado por el Estado social. De esta forma, la realización efectiva, como tarea del Estado y de la Administración en su vertiente de aparato vicarial de éste, de un conjunto de derechos y prestaciones tendentes a asegurar la igualdad material de los individuos y que hoy resultan en gran medida plasmados en el bloque constitucional que representa la Constitución y los Estatutos de Autonomía, representa un equilibrio caracterizador de nuestro Estado y del propio espacio común europeo. El principio de un Estado democrático se vincula a la idea de soberanía nacional y se contrapone al Estado autocrático. En este sentido, el principio democrático se manifiesta en una distribución del poder estatal (competencias atribuidas) cuyo sentido y justificación última se encuentran en el pueblo. La administración actúa así, en una legitimación democrática indirecta, en nombre del pueblo. Este principio democrático adquirirá su expresión última en el pluralismo político que se manifiesta a través de los partidos políticos y que pretende alcanzar (la CE 1978) una sociedad democrática avanzada. 4. LOS PRESUPUESTOS CONSTITUCIONALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: CARACTERIZACIÓN GENERAL Y REFERENCIA ESPECIAL A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LAS LIBERTADES PÚBLICAS. Los caracteres definitorios de la Administración Pública en la CE 1978 se producen en nuestro caso tras una evolución histórica determinada, en un contexto socio-cultural concreto y en un marco constitucional y legal que condiciona el resultado final plasmado en nuestro texto constitucional. La administración de nuestros días es el fruto de una larga evolución histórica que no comienza en un momento histórico determinado, pero si adquiere una diferenciación clara y concreta con la Teoría de la División de Poderes y el surgimiento del Estado moderno. Esta modelación histórica de la administración pública dará otro paso decisivo con la configuración social del estado contemporáneo. Existen determinados presupuestos constitucionales que constituyen la fundamentación de la caracterización de la Administración pública. En referencia a los derechos fundamentales y a las libertades públicas, la Administración pública ve moldeada su consideración contemporánea por la configuración que a la misma presta el reconocimiento constitucional de una tabla de derechos fundamentales y libertades públicas, que se ve complementada por los derechos reconocidos en los EA (Estatutos de autonomía). 4 En este sentido, el artículo 10.1 CE dice: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social” Se contiene así un mandato positivo de articulación y funcionamiento de los poderes públicos que se caracteriza por la necesidad de orientarse hacia una configuración positiva de los derechos fundamentales. La verdadera naturaleza de nuestra administración se deriva de su orientación a la consecución efectiva de ese estatus de dignidad y libertad que subyace en la base de los derechos fundamentales. La concepción de Estado de Derecho contenida en la Constitución requiere de una efectiva vinculación por otra parte de los poderes del Estado y del Poder Ejecutivo a los derechos fundamentales. El interés general, al que se debe la administración pública se plasma constitucionalmente en unos intereses generales que no pueden ser otros que la efectiva plasmación del conjunto de derechos fundamentales, libertades públicas y derechos económico-sociales existentes en nuestra constitución y en los EA como integrantes del bloque de constitucionalidad. El art. 9.2 de la CE obliga a los poderes públicos a remover las condiciones para que la libertad y la igualdad de los individuos y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas, es decir, materialmente efectivas. 5. LOS PRESUPUESTOS CONSTITUCIONALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: CARACTERIZACIÓN GENERAL Y REFERENCIA ESPECIAL A LA ARTICULACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO Y LA PLURALIDAD DE ADMINISTRACIONES PÚBLICAS. Los caracteres definitorios de la Administración Pública en la CE 1978 se producen en nuestro caso tras una evolución histórica determinada, en un contexto socio-cultural concreto y en un marco constitucional y legal que condiciona el resultado final plasmado en nuestro texto constitucional. La administración de nuestros días es el fruto de una larga evolución histórica que no comienza en un momento histórico determinado, pero si adquiere una diferenciación clara y concreta con la Teoría de la División de Poderes y el surgimiento del Estado moderno. Esta modelación histórica de la administración pública dará otro paso decisivo con la configuración social del estado contemporáneo. Existen determinados presupuestos constitucionales que constituyen la fundamentación de la caracterización de la Administración pública. 5 La constitución española de 1978 parte de un concepto unitario del Estado (art. 2) que se articula a través de dos niveles de Administración territorial junto a la Administración General del Estado. De esta forma, la descentralización territorial,, plasmada en las Entidades Locales y el denominado Estado Autonómico, implica no sólo la ejecución autónoma de los propios intereses como en el caso de las entidades locales, sino también y en el caso de las CCAA el ejercicio efectivo de potestades legislativas compartidas con el Estado. El nuevo tipo de Estado ha intentado ser definido como federal-regional, a lo que le ha precedido Estado Autonómico. En principio, es absolutamente diáfana (que deja pasar la luz) su distinción con el Estado federal del que lo separa un elemento fundamental: la naturaleza derivada, y no originaria, de la articulación autonómica. También, se distingue, en menor medida, por el alcance y contenido de sus competencias muy similares. El estado comparte su actividad legislativa y ejecutiva con las CA. De otro lado, el estado definido constitucionalmente es un Estado pluralmente organizado. En efecto, a las Comunidades Autónomas hay que añadir las Entidades Locales que se consideran básicas en el ordenamiento constitucional y legal: provincia, municipio e isla y, por tanto, de existencia obligatoria; y, junto a éstas, las denominadas Entidades Locales complementarias que permiten diseñar una estructuración y un ejercicio del poder público que puede articularse por medio de entes locales menores, áreas metropolitanas, comarcas, etc., y que, por ese carácter complementario, pueden o no existir. Ahora bien, esta pluralidad de Administraciones Públicas, cada una dotada de personalidad jurídica propia e independiente, permite su reconducción a la unidad por tres tipos de razones. - La primera, atiende a los contenidos mínimos reservados a la legislación estatal para el establecimiento de unas características básicas de la Administración Pública; régimen jurídico básico de las administraciones públicas, régimen estatutario de los servicios públicos, etc. - La segunda, relativa a la consideración necesaria de la igualdad predicable de todos los ciudadanos en el Estado español que tiene una virtualidad sustancial: la de orientar un necesario grado de uniformidad a la actuación administrativa de los entes públicos que deberán imprimir a su acción, en atención a la igualdad de derechos que debe presidir el estatus de los distintos ciudadanos del país, una impronta (rasgo peculiar/distintivo ; influencia) en lo esencial uniforme. - En tercer lugar, por la prevalencia que el interés estatal tiene en la conjunción y articulación de los distintos intereses en presencia, facultando a la entidad que representa el interés de alcance superior a delimitar las competencias de las otras entidades. 6 6. LA INCARDANACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DENTRO DEL PODER EJECUTIVO. La constitución no alude, en su forma tradicional, al poder ejecutivo. En efecto, su título IV se denomina <<El gobierno y la Administración>> y en su interior se incardinan dos preceptos, los arts. 97 y 103 de la CE, que pueden considerarse claves en el diseño constitucional de la Administración Pública. El primero de ellos alude al Gobierno: “El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes”. El segundo establece que: “La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho”. Por tanto, NO HAY UNA TOTAL COINCIDENCIA ENTRE EL GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. Si el gobierno dirige la política general y la administración es preciso deducir que el Gobierno es algo parcialmente distinto a ésta por su carácter de órgano constitucional. Con todo, el gobierno es el vértice de la AP. Nuestra constitución parte así del principio de que existe una imparcialidad en su actuación que se caracteriza por una actuación subjetiva y objetivamente independiente de éste. Nuestro texto constitucional ha querido ha querido resaltar el carácter vicarial de la Administración, que lo hace en dependencia del gobierno, que se constituye así como un órgano de configuración democrática por oposición a la Administración Pública caracterizada por ser una organización profesionalizada al servicio del interés general, lo que justifica, la configuración de los funcionarios públicos como inamovibles a fin de garantizar su imparcialidad. 7 7. LA TRIPLE DIMENSIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN LA CONSTITUCIÓN. El art. 103.1 de la Constitución establece tres elementos configuradores de nuestra administración que terminan por caracterizar a la misma: • En primer lugar, para la CE de 1978 la Administración Pública es un complejo orgánico subjetivo, un auténtico poder público en sentido constitucional. La AP se encuentra afincada en el Poder ejecutivo y está formada por un conjunto de órganos que se estructuran con arreglo a unos principios concretos: jerarquía, descentralización y coordinación. Se realza así a la Administración como centro de imputación jurídica en las relaciones del Estado con los ciudadanos, articulándola como un sujeto dotado de personalidad jurídica. Una persona jurídica regida por un ordenamiento propio y distinto al que se ordenan los sujetos privados. • En segundo lugar, la Administración Pública se sitúa al servicio objetivo y eficaz de los intereses generales. En este sentido, nuestra Constitución ha caracterizado a la Administración pública como una organización orientada a un fin específico, dotado de sustantividad propia, aunque sometido al principio democrático: la vinculación a una consecución objetiva y eficaz de los intereses generales. La existencia de razones que amparen sus decisiones es esencial para legitimar la actuación administrativa dirigida a la consecución de los intereses generales. El interés general viene definido por el contenido de las normas jurídicas y por las decisiones de las Administraciones que las aplican, cuando ésas se ajustan al ordenamiento jurídico. • Por último, la consecución de esos objetivos por la Administración Pública se ha de realizar con sometimiento pleno a la ley y al Derecho. Dicha consideración responde a la consagración de la admisión de un doble régimen de actuación de la Administración: Derecho público y Derecho privado. Al Derecho Administrativo y sólo, en forma accesoria e incidental en determinadas funciones, se puede admitir la utilización por la Administración del Derecho privado. El Derecho administrativo, resulta ser el Derecho propio y ordinario de la Administración pública. 8 8. EL PRINCIPIO DE EFICACIA Y SU INFLUENCIA EN LA CONCEPCIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. La Administración Pública de nuestros días es una organización determinada por un parámetro esencial: la eficacia. El art.9.2 CE ordena una actuación dirigida a hacer real y efectiva la igualdad y la libertad, se preceptúa en el art 24 CE una tutela judicial efectiva, se requiere por el art.138 CE que se produzca una realización efectiva del principio de solidaridad, y éstos y algunos otros ejemplos recogidos en el texto constitucional, ponen de manifiesto la orientación que a la actividad del Estado y a la de nuestra Administración marca este principio que tiene nuevas manifestaciones en la denominada “BUENA ADMINISTRACIÓN” recogida en algunos Estatutos de Autonomía y que marca como guía para la Administración Pública unos procedimientos de actuaciones de calidad. La importancia del principio eficacia, ha sido puesta de manifiesto por el Tribunal Constitucional, que entiende que dicho principio debe ser considerado como un principio ordenador esencial. Es preciso advertir que la consagración del principio de eficacia no puede significar un grado menor de protección jurídica ni cabe plantear un posible conflicto entre legalidad y eficacia. Simplemente no son bienes jurídicos contrapuestos. 9. GLOBALIZACIÓN Y DERECHO: ESPECIAL REFERENCIA A LA UNIÓN EUROPEA Los actuales procesos de globalización (económica, política, social. Etc.) son un hecho que tiene una influencia decisiva en el mundo jurídico. Hoy las soluciones en todas las ramas del saber no pueden no encuentran una respuesta nacional, sino que se exigen soluciones y enfoques globales que han de responder al cambio que se produce en un sistema de relaciones jurídicas. De esta forma, asistimos en la actualidad a dos fenómenos complementarios que impulsan cambios en el Derecho: o El surgimiento de un derecho administrativo global que pone de manifiesto la insuficiencia tanto del Derecho administrativo como del Derecho internacional público, para ofrecer una respuesta certera a los cambios y desafíos que acontecen en el espacio global. o Un progresivo acercamiento entre los distintos sistemas administrativos. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea esta coadyuvando (contribuir) a la construcción de un Ius Commune europeo a través de la permanente construcción de principios comunes a los estados miembros. De tal modo, se va produciendo un progresivo acercamiento de los ordenamientos, generándose así un Derecho común, unas normas comunes y unos principios comunes que constituyen un acervo creciente. 9 La construcción europea, aunque solo consistiese en la realización de un único mercado, que ya sabemos que no, va a requerir, pues esta condicionada por este, de un sistema administrativo que, si no idéntico en la totalidad de sus caracteres en todos los países miembros, ofrezca elementos comunes para no producir una pérdida de la competitividad de las empresas que operan en esos mercados ni, por supuesto, indeseables interferencias entre los distintos ordenamientos jurídicos. Por ello que, precisamente, sean los tratados europeos los que imponen unos objetivos que finalmente están condicionando la propia evolución de los sistemas jurídicos de los Estado miembros que produce un encuentro de intereses de las empresas que operan en el ámbito internacional y de los grupos e individuos afectados por la puesta en marcha de este espacio económico, que determina finalmente que la realización de las libertades comunitarias presuponga la previa tendencia a la unificación en sectores. Dicha evolución presenta una ventaja que debiera de ser suficientemente valorada y es el perfeccionamiento de los distintos sistemas administrativos sujetos a una especie de “crisol” en el que se valoran y adoptan las mejores soluciones para dar también las mejores respuestas a los problemas que los ciudadanos plantean y a los cuales han de hacer frente las Administraciones, especialmente en cuanto a la protección y desarrollo de sus derechos. 10. LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO EUROPEO Y SU INFLUENCIA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN CONCEPTO COMÚN DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. Cuando se alude a principios generales del Derecho comunitario se va a hacer referencia a los principios integrantes de la elaboración legislativa, jurisprudencial y doctrinal que las distintas instituciones jurídicas han experimentado en los países miembros de la UE. El principal protagonista para la creación del sistema principal del Derecho comunitario ha sido el Tribunal de Justicia, que ha sido el gran artífice de lo que podemos calificar de principios comunes a los ordenamientos jurídicos de los Estados miembros. Las tres fases que se siguen en la delimitación y aplicación de un principio general del Derecho comunitario: 1. Identificación en los Derechos nacionales del núcleo común de las soluciones aportadas para la resolución del problema que tiene un alcance normativo forzosamente limitado. 2. Posteriormente, el Tribunal enriquece ese núcleo común optando por una o varias tendencias dentro de las soluciones aportadas por los países miembros. En concreto, es aquí donde el Tribunal atiende a las exigencias de integración dando preferencia a las interpretaciones que favorecen la misma. 10 3. Por último, el Tribunal aplica la regla de carácter general así entresacada al caso específico. Ahora bien, cando una vez deducido el principio europeo se convierte en autónomo e independiente nos encontramos ante una regla de derecho que tendrá que ser completada posteriormente por la jurisprudencia del propio Tribunal a través de sucesivas sentencias que han de ir perfilando las distintas vertientes y efectos de dicho principio. Se produce, como vemos, una prolongación de los Derechos nacionales a través del Derecho europeo. La abstracción de reglas de Derecho por el TJUE va a producir una interacción sobre los ordenamientos de los países miembros. (una vez extraído el principio general, su formulación influye la acción judicial de los distintos tribunales internos de los países comunitarios). 11. LA CONCEPCIÓN COMUNITARIA DE DERECHO ADMINISTRATIVO Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. Existen dificultades de construcción de un Derecho administrativo europeo tanto por razones de soberanía como por la influencia de los Derechos nacionales. hoy este Derecho Administrativo Europeo viene constituido por el Derecho comunitario originario y derivado, y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia a través de la creación de principios generales del Derecho. El D. Administrativo europeo tiene dos acepciones: 1. Como un conjunto de reglas, normas y principios que rigen la actuación de la UE. 2. Como el proceso de desarrollo de un Derecho administrativo común a todos los Estados miembros y en el que desempeñan un papel fundamental los principios generales del Derecho. Asimismo, existen instituciones jurídico-administrativas influenciadas por el Derecho Administrativo que se genera en el espacio europeo: a) Directamente: telecomunicaciones, medio ambiente, transportes… b) Indirectamente: procedimiento administrativo y régimen jurídico de los actos, jurisdicción contencioso administrativa, etc. Para entender el concepto comunitario de Administración Pública, se ha de partir de dos premisas: la primera premisa consiste en que el Derecho comunitario no parte de que las Administraciones Públicas o los sujetos públicos sean o deban ser una categoría unitaria; la segunda premisa se refiere a que el Derecho comunitario no conoce un único concepto, sino que, sector por sector, tiene una específica noción de Administración Pública. 11 La explicación a dicha diversificación del concepto responde a diversas razones: a. La estructura de la Unión Europea no responde a los criterios tradicionales de la división de poderes. b. Principio de autonomía institucional de los Estados miembros. c. Prevalencia de un concepto funcional no unitario de Administración Pública a fin de hacer efectivas las libertades comunitarias. De esta forma se pueden detectar en varios sectores dicha diversificación del concepto atendiendo a la finalidad de la legislación comunitaria y a la efectiva realización de las libertades protegidas por ésta, a saber: a) Acceso al empleo público: el principio de libre circulación de personas ha determinado un acercamiento del concepto de lo que sea empleo público a efectos de hacerlo efectivo en el ámbito de la AP de cada país. De esta forma, el empleo público está abierto a los ciudadanos comunitarios salvo en dos supuestos; en primer lugar que se excepcione por razones de orden público, seguridad y salud pública; en segundo lugar, cuando el puesto a cubrir participe en el ejercicio de una potestad pública y en las funciones que tiene por objeto la salvaguarda de los intereses generales. c) Contratación pública: se ha gestionado una noción de poder adjudicador que permita tratar a todas las empresas comunitarias con arreglo a los principios de publicidad y libre concurrencia y que por ello influye en la noción de AP que no se restringe a las A. territoriales , sino que se amplía a otros sujetos en los supuestos previstos en las directivas comunitarias, considerando organismo público de esta forma: a) creado para satisfacer específicamente necesidades de interés general que no tengan carácter industrial o mercantil; b) dotado de personalidad jurídica; c) su actividad esté financiada mayoritariamente por el estado. c) Ayudas de estado: existe en el marco de la UE una incompatibilidad de mercado común con ayudas otorgadas por el Estado o mediante fondos estatales, bajo cualquier forma, favoreciendo a determinadas empresas. 12 12. EL CONCEPTO DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL: ESPECIAL REFERENCIA AL RÉGIMEN JURÍDICO Y PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO DEL SECTOR PUBLICO. Se concibe a la Administración (pública) como un sujeto dotado de personalidad jurídica para actuar en el giro o tráfico jurídico de orden público o privado dirigido a la consecución objetiva de los fines derivados del interés general. La AP no se identifica con un poder, su esencia no es siquiera administrar, más bien ser garante de las prestaciones derivadas del estado social, proteger los derechos de la ciudadanía y servir objetivamente al interés general. Podemos conceptuar a la Administración Pública como la organización pública personificada, subordinada a los poderes del Estado, con la finalidad del servicio objetivo a los intereses generales y cuya actuación está sometida a la ley y al Derecho en el marco de los principios y valores constitucionales. En concreto, y en lo referido a la actuación con carácter general de la Administración Pública y más particularmente en lo que se refiere a las relaciones ad extra entre la administración y los administrados (ciudadanos y empresas) y ad intra entre las Administraciones entre sí, cabe destacar que la LPAC (Ley Procedimiento Administrativo Común) se aplica al sector público atendiendo específicamente al hecho de que se desempeñen o no potestades administrativas, y en el que se incluye el sector público institucional [art. 2.1.d] que se integra por: a) Cualesquiera organismos públicos y entidades de derecho público vinculados o dependientes de las Administraciones Públicas. b) Las entidades de derecho privado vinculadas o dependientes de las Administraciones Públicas, que quedarán sujetas a lo dispuesto en las normas de esta Ley que específicamente se refieran a las mismas, y en todo caso, cuando ejerzan potestades administrativas. c) Las Universidades públicas, que se regirán por su normativa específica y supletoriamente por las previsiones de esta Ley. La consideración de Administración pública queda reservada a: La Administración General del Estado; Las Administraciones de las Comunidades Autónomas; Las Entidades que integran la Administración Local; así como organismos públicos y entidades de derecho público previstos en la letra a) del apartado 2 antes mencionado. Las corporaciones de derecho público se regirán por su normativa específica en el ejercicio de las funciones públicas que les hayan sido atribuidas por la Ley o delegadas por una Administración pública, y supletoriamente por dicha ley. 13 La inclusión de entidades de derecho privado vinculadas o dependientes de las administraciones públicas, se entiende, en todo caso <<cuando ejerzan potestades administrativas>> y patece darse a entender que la ley amplía la posibilidad del ejercicio de potestades a entes con personalidad privada que no son administración lo que hasta ahora no era posible. La LRJSP establece que una sociedad mercantil pública <<en ningún caso podrá disponer de facultades que impliquen el ejercicio de autoridad pública, sin perjuicio de que excepcionalmente la ley pueda atribuirle el ejercicio de las potestades administrativas>>. En cualquier caso, la atribución de potestades públicas a entes sujetos de derecho privado ha de tener un límite claro: la sujeción de las misas al derecho administrativo. 13. EL CONCEPTO DE DERECHO ADMINISTRATIVO. El derecho administrativo puede definirse como el derecho propio y ordinario de las administraciones públicas que regula esencialmente las actividades de éstas, pero también de otros sujetos de Derecho público y privado, en orden a la consecución objetivo y eficiente de los intereses generales plasmados en los derechos, principios y valores reflejados en la Constitución y en el bloque de constitucionalidad. Los tres principales caracteres del derecho administrativo son los siguientes: 1. Derecho público común y general, es decir, las normas de Derecho administrativo sirven como elemento común a todo el Derecho público en general. 2. Derecho tuitivo y garantizador de las posiciones jurídicas del ciudadano, ya que las normas de Derecho procesal no están destinadas al Estado como sujeto de derecho , sino como garante del mismo, y en garantía de todo el Derecho, tanto público como privado. 3. Derecho habilitante y facilitador de la actuación de los poderes públicos. Sin perjuicio de la definición anterior es preciso llamar la atención sobre la propia vis expansiva del D. Adm. Respecto de otros poderes del Estado y otras organizaciones no estatales. De esta forma, el derecho administrativo se utiliza de forma instrumental en la actuación ordinaria del Poder Legislativo y del Poder Judicial en lo que se refiere a su …(etc.) aplicándose en algunos supuestos a organización, funcionamiento organizaciones privadas. 14 TEMA 2: EL REGLAMENTO Y OTRAS FUENTES DEL DERECHO ADMINISTRATIVO 1. EL ORDENAMIENTO JURÍDICO-ADMINISTRATIVO:CONCEPTO El ordenamiento jurídico no es exclusivamente un conjunto de normas como decía Kelsen. Este término acuñado por Santi Romano no comporta únicamente un sistema normativo, sino también por le sistema normativo, la organización y la colectividad humana a la que va a ir referido el sistema de normas. De estos elementos, para Santi Romano el primordial es la organización, ya que hace de nexo entre todos los elementos del ordenamiento jurídico (produce las normas y las hace cumplir, pero además se rige por ellas y sus miembros están sometidos a procesos de elección en los que interviene la colectividad), sin olvidar que la colectividad humana juega un importante papel, ya que participa directamente en el proceso de creación de las normas. Pero Santi Romano va más allá y añade que en un Estado hay una pluralidad de ordenamientos jurídicos que se relacionan entre sí y que pueden ser más o menos independientes en función de que tipos de ordenamientos se trate. Una vez dicho esto, hay que afirmar que existe un ordenamiento jurídico administrativo que puede definirse como aquel ordenamiento propio y peculiar de las Administraciones Públicas, y ello porque el Derecho administrativo es estatutario, común y general a las Administraciones públicas, que contiene un sistema de normas que regulan la organización, actividad, relaciones con otros sujetos, potestades y privilegios, así como los controles a los que debe someterse, de la Administración Pública. Los demás poderes públicos no contenidos en las Administraciones Públicas como el CGPJ, el TC o el Defensor del Pueblo, también se regulan por el Derecho administrativo, pero solo en su actividad relacional con los administrados y con el personal, lo que siempre se ha denominado “funciones materialmente administrativas”. El ordenamiento jurídico administrativo es peculiar, se diferencia de los demás OJ (constitucional/penal), pero todos se interconectan para formar parte de un mismo ordenamiento jurídico general, el español. Aunque el Derecho administrativo surgió en el siglo XIX como Derecho de Estado, actualmente existen distintas ramas del ordenamiento jurídico administrativo además de la del Estado, tales como las de las CCAA, las Entidades Locales, las Corporaciones profesionales, las Universidades, etc. Estas ramas cuentan con una norma de cabecera, confluyendo todas en una misma Constitución. Pero estas ramas del ordenamiento jurídico administrativo no siempre están en el mismo plano, ya que abarcan ámbitos territoriales, sectoriales o funcionales diferentes, por ello sus relaciones se van a sustentar en vínculos de supremacía, subordinación, coordinación o cooperación. 15 Esta pluralidad de ramas del ordenamiento jurídico administrativo contiene una pluralidad de normas, un complejo sistema normativo que contiene leyes y reglamentos estatales, autonómicos, municipales, provinciales, estatutos y normas de corporaciones profesionales o económicas, etc. Normas que se ordenan en virtud los principios de jerarquía, competencia, primacía, preclusión, supletoriedad y prevalencia. Junto a esta pluralidad de ramas del ordenamiento jurídico administrativo también existen en conexión con ellas el ordenamiento jurídico internacional, cuyas normas tienen eficacia en base al consentimiento de los Estados, y el ordenamiento jurídico comunitario europeo, cuyos reglamentos, directivas y decisiones son de aplicación en los Estados de la UE. 2. PARTICULARIDADES DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO-ADMINISTRATIVO El ordenamiento jurídico-administrativo es aquel ordenamiento propio y peculiar de las Administraciones públicas. No se trata, pues, de un simple conjunto de normas, sino que se encuentra dotado de unidad y coherencia, ya que responde a unos principios comunes y además está dotado de suficiencia, pues sus lagunas jurídicas se autointegran. El ordenamiento jurídico administrativo es un ordenamiento jurídico público, que partiendo del art. 1.1 del CC dispone que las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho. Presenta una serie de PARTICULARIDADES: 1. Existe un predominio absoluto de las normas escritas, difícilmente pueden encontrarse principios generales del Derecho o normas consuetudinarias que no hayan sido plasmadas en una norma escrita. 2. Abundancia de normas, dado que todos los días se publican normas estatales, autonómicas, locales, etc, en los distintos boletines oficiales. 3. Presenta una gran variedad de normas en función de su contenido, que puede ser general y abstracto, concreto y específico, presentar un contenido sustantivo, organizativo o técnico. Además, el procedimiento de elaboración de estas normas varía en función de que tipo se trate: existe un procedimiento ordinario de elaboración y aprobación de leyes y reglamentos y a su vez supuestos especiales, como los previstos para las leyes orgánicas, de armonización, de presupuestos, ordenanzas locales, estatutos universitarios, etc. 16 4. Importancia de los principios generales del Derecho más como principios informadores, que como fuente supletoria del mismo. Esta trascendencia se plasma en su utilización para la resolución de conflictos judiciales. La mayoría de estos principios han sido recogidos en normas escritas, algunos han sido constitucionalizados y otros se recogen en normas legales. Además, las posibles lagunas jurídicas se autointegran con sus propias normas sin tener que acudir al Derecho civil como supletorio. 5. La costumbre, los precedentes y las prácticas administrativas tienen una función muy limitada en el ordenamiento jurídico administrativo, careciendo prácticamente de relevancia. 6. Hay que destacar la importancia de la jurisprudencia, ya que como dice el artículo 1.6 del CC, “La Jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la Ley, la costumbre y los principios generales del Derecho”. Aunque no sea fuente directa del Derecho, sirve de complemento indispensable para todo ordenamiento jurídico y también para el ordenamiento jurídico-administrativo. 3. LA COSTUMBRE Según el art. 1.3 CC la costumbre solo regirá en defecto de Ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral ni al orden público y que resulte probada. Dicho esto, surge la cuestión de la existencia o no de la costumbre en el Derecho administrativo. Es decir, si se pueden rellenar las lagunas legales del ordenamiento jurídico administrativo mediante la costumbre o si su papel en este Derecho es nulo. La doctrina admite la existencia de la costumbre en el Derecho administrativo, sin embargo, aun tratándose de una fuente directa, al tener un papel tan limitado se le da carácter de fuente subsidiaria. Hay tres modalidades de costumbre: a) COSTUMBRE EXTRA LEGEM O PRAETER LEGEM. Esta costumbre engloba a su vez a dos variedades: a. La costumbre extra legem que opera por remisión de la ley no plantea problemas en Derecho administrativo, ya que este contiene normativa que remite la regulación de ciertos aspectos a la costumbre, fundamentalmente local, no debiendo olvidarse su carácter supletorio, cuya aplicación debe excluirse cuando exista norma en la materia. b. Respecto a la costumbre extra legem que actúa como fuente supletoria de la ley en ausencia de remisión legal expresa, es decir, la que nace del uso seguido en las relaciones entre particulares. Su presencia es prácticamente nula y escasa su aparición en la jurisprudencia contencioso-administrativa. 17 b) COSTUMBRE SECUNDUM LEGEM La costumbre secundum legem o interpretativa, esto es, el modo habitual y uniforme de interpretar y aplicar la norma, tiene nula presencia en la jurisprudencia contencioso-administrativa. c) COSTUMBRE CONTRA LEGEM Sobre esta costumbre no existen menciones directas en la jurisprudencia contencioso administrativa. Su aparición es colateral, a través de las referencias al precedente ilegal y al desuso (o derogación ordinamental de las normas jurídicas). En Derecho administrativo no se admite la costumbre extra legem. La jurisprudencia se ha pronunciado unánimemente en contra del precedente ilegal. La admisión de precedentes ilegales supondría consagrar una forma alternativa de derogar las normas escritas mediante la aceptación de una costumbre o práctica ilegal. En cuanto al desuso de las normas, la inobservancia de las normas, aunque el CC no lo admite como causa de derogación de las leyes, si existen multitud de normas escritas que han dejado de aplicarse sin haber sido expresamente derogadas. La desuetudo ha tenido acogida en la jurisprudencia, que aprecia que aunque una ley sea obsoleta por el cambio de circunstancias pero no haya sido derogada formalmente, debe quedar privada de fuerza para subsistir en el bloque de legalidad imperante en ese momento. La costumbre extra legem y praeterlegem es la única admisible por el Derecho Administrativo. 18. LOS PRECEDENTES ADMINISTRATIVOS Y LAS PRÁCTICAS ADMINISTRATIVAS El precedente administrativo es derecho escrito, en él no juega el factor tiempo como en la costumbre, y aunque supone una reiteración de actos se sustenta en la concreción del principio de igualdad. Las prácticas administrativas son reglas deducidas del comportamiento de la Administración sin intervención del administrado. Estas son meras normas usuales de carácter y eficacia interna para la Administración, derivadas de principios de técnica administrativa que los funcionarios siguen en el desarrollo de su actividad. El precedente implica la resolución sustantiva de la Administración sobre cuestiones sometidas a esta y generadora de derechos para los particulares. El precedente administrativo consiste en la manera reiterada de aplicar una norma por la Administración, la decisión adoptada por esta en supuestos anteriores similares y que se vuelve a adoptar posteriormente en otros. No tiene valor normativo per se, ya que no obliga a la Administración a actuar siempre de la misma manera, por lo que ésta puede separarse del criterio de un precedente sin infringir la norma jurídica. No obstante, tiene cierto valor jurídico. Sin embargo, el precedente administrativo contra legem, no podrá nunca invocarse, ya que el principio de igualdad únicamente tiene validez dentro de la legalidad. 18 Las PRÁCTICAS ADMINISTRATIVAS son las conductas seguidas por los oficios de una rama de la Administración en materias de su competencia, aquellas prácticas burocráticas o administrativas que incluyen los usos de los funcionarios y que son irrelevantes, por lo que no tienen el carácter de fuente del Derecho objetivo, ya que no son norma jurídica y de ellas no nacen derechos ni obligaciones para los sujetos ajenos a la Administración, por lo que estos no pueden exigir la observancia de las mismas. Los funcionarios si deben respetarlas ya que son reglas de conducta cuya vigencia se limita exclusivamente a ellos, pudiendo incurrir en responsabilidad jurídica en caso de inobservancia sin motivo justificado. Por lo tanto las prácticas administrativas no es una fuente de Derecho administrativo, solo es un uso de la Administración repetido y consolidado. 19. LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO Y SU INCIDENCIA EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO Dice el art. 1.4 CC que los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto de Ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico. Los principios generales son valores fundamentales de la realidad social y expresan las convicciones ético jurídicas de una comunidad. Se trata de principios porque son soportes estructurales del ordenamiento jurídico. Son generales porque trasciende de un precepto concreto para dar sentido a muchos. Y son del Derecho porque incorporan fórmulas técnicas del mundo jurídico y no simples criterios morales. El ordenamiento jurídico administrativo, al igual que el general, se constituye sobre un sistema de principios generales del Derecho, que no solo se aplican en defecto de ley o costumbre, sino que le proporcionan todo su sentido, de ahí su carácter informador, a lo que se añade su función de control del ejercicio de potestades administrativas. Lo PGD tienen tres funciones: la función creativa, el legislador debe conocer los PGD con la finalidad de inspirarse en ellos; la función interpretativa, el operador que interprete la norma debe inspirarse en los PGD; función integradora, inspirarse en los PGD cuando se va a completar un vacío legal. Muchos principios generales del Derecho se han consagrado en normas escritas, de hecho, muchos se encuentran sancionados expresamente por la Constitución española: principio de igualdad (arts. 9.2 y 14) principio de supremacía material de la Constitución (art. 9.1), principio de legalidad (9.1 y 3), principio de jerarquía normativa, principio de publicidad de las normas, principio de irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, principio de seguridad jurídica, principio de responsabilidad, principio de interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos (todos en el art. 9.3), principio de objetividad de la Administración Pública, o los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación (art. 103.1). 19 Pero no todos los principios generales del Derecho responden a los mismos criterios. Unos alcanzan a todo el ordenamiento jurídico administrativo (legalidad, jerarquía normativa) mientras que otros se aplican en sectores concretos como los organizativos (autonomía, jerarquía, descentralización, desconcentración), los procedimentales (contradicción, congruencia y economía procesal) ,los de actividad (ejecutividad de los actos administrativos, responsabilidad, mérito y capacidad), etc. Por su aplicación generalizada en todo el ordenamiento jurídico administrativo destacan los siguientes principios generales del Derecho: a) Principio de igualdad (art. 14 CE). Es un valor superior del ordenamiento jurídico recogido como tal en el art. 1.1 CE. Tiene una vertiente social, ya que deben promoverlo los poderes públicos (art. 9.2 CE) y una vertiente de igualdad ante la ley (art. 14 CE), que prohíbe la discriminación por cualquier condición o circunstancia personal o social. Pero lo que se prohíbe es la desigualdad de trato en supuestos sustancialmente iguales, el tratamiento desigual en supuestos desiguales no implica discriminación. b) Principio de legalidad (arts. 9.1 y 3 CE y 3.1 LRJPSP). Tanto los ciudadanos como los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. Todo el ejercicio del Poder Ejecutivo y del Judicial tiene que estar sujeto a la ley (art. 117.1 CE). Las exigencias del principio de legalidad son más intensas en unos sectores del ordenamiento jurídico administrativo que en otro. Por ejemplo, cuando la AP ejerce la potestad sancionadora, expropiatoria o tributaria. Se relaciona estrechamente con el principio de legalidad el de jerarquía normativa y el de inderogabilidad singular de los reglamentos (art. 37.1 LPAC). c) Principio de interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos (art. 9.3 CE). Esto es, la prohibición de que la AP actué con arbitrariedad en el ejercicio de sus potestades discrecionales y cualquier otra de sus actuaciones. Será ilegal toda actuación de la Administración que se base en el arbitrio de quien la dicta. Cuando la actividad administrativa no se oriente a la satisfacción del interés público será arbitraria y contraria al ordenamiento jurídico. Se relaciona con el principio de proporcionalidad, toda vez que cualquier actuación desproporcionada de la Administración Publica también resultara contraria al OJ. d) Principio de seguridad jurídica (art. 9.3 CE). Este principio abarca todo un abanico de actuaciones de la AP, como la necesidad de certeza y claridad de las normas, la legalidad, la jerarquía, la publicidad, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, el respeto a las reglas de prescripción y caducidad, etc.. 20 e) Principio de buena fe (art. 7.1 CC y 3.1 LRJSP). Las Administraciones Públicas tienen el deber de respetar este principio cuando actúan, así como los sujetos que se relacionan con ellas. Con conexión con este principio está el principio de confianza legítima, por el que la Administración debe respetar la confianza que los ciudadanos adquieren por sus actuaciones, impidiéndoles los cambios imprevistos de criterio que produzcan resultados lesivos. f) Principio de eficacia (art. 103.1 CE y 3.1 LRJSP). La Administración debe satisfacer los intereses generales con la mayor diligencia posible. En su vertiente organizativa, toda Administración debe estar dotada de una estructura y de medios que la hagan eficaz al prestar servicios. Y el principio de eficiencia (art. 3.1 LRJPSP), que comporta un equilibrio entre el gasto y el servicio a prestar. g) El principio de buena administración (art. 41 Carta de los derechos fundamentales de la UE) implica el derecho de toda personas a que las instituciones y órganos de la UE traten sus asuntos imparcial y equitativamente y dentro de un plazo razonable y dentro de un plazo razonable, derecho que incluye el derecho de los interesados a la audiencia en los procedimientos administrativos, el derecho de acceso a los expedientes que les conciernan, la obligación de la Administración de motivar sus decisiones, el derecho a la reparación por los daños y perjuicios causados por la Administración y derecho a dirigirse a las UE en una de las lenguas de la Unión y a recibir contestación en esa misma lengua. Estos derechos se completan por los arts. 42 y 43 de la Carta. Este principio comporta pues que la Administración se encuentre al servicio de los ciudadanos y que garantice la efectividad la efectividad de sus derechos, así como la mejora de su funcionamiento en sus relaciones con los administrados. h) Principio de transparencia. La Administración debe motivar sus actos (art. 35 LPAC) y procurar el derecho a la información de los ciudadanos (art. 13 LPAC). Principio de responsabilidad administrativa por las lesiones que la Administración pueda causar a los ciudadanos en sus bienes y derechos por el funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos (art. 9.3 y 106.2 CE y 32 a 36 LPAC). 21 20. LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DEREHO EN EL ÁMBITO DE LA E-ADMINISTRACIÓN El principio que justifica el desarrollo de la Administración electrónica o e-Administración es el principio de eficacia, presupuesto para la exigencia de la modernización administrativa como razón de ser de la obligación impuesta a la AP en orden al impulso de las tecnologías de la información y la comunicación para el desarrollo de su actividad. Otros principios que adquieren protagonismo en el ámbito de la e-Administración son el principio de celeridad y el principio de confianza. Pero los principales principios son: A. Principio de intangibilidad de las garantías del interesado y del procedimiento, como manifestación del principio de igualdad. Por medio de este principio, la incorporación de medios electrónicos, informáticos o telemáticos al procedimiento administrativo no puede repercutir en una reducción significativa de las garantías de los ciudadanos que ha previsto la normativa administrativa. B. Principio de accesibilidad, que supone o conlleva el de cooperación en la utilización de medios electrónicos por las Administraciones Públicas y el de interoperabilidad, para hacer efectiva esa accesibilidad a la información y a los servicios por medios electrónicos, a través de sistemas seguros y comprensibles, garantizando especialmente la accesibilidad universal y el diseño para todos los soportes, canales y entornos, incorporando las características necesarias para garantizar la accesibilidad de aquellos colectivos que lo requiera. LA interoperabilidad es la capacidad de los sistemas de información y de los procedimientos a los que éstos dan soporte, de compartir datos y posibilitar el intercambio y conocimiento entre ellos. Se ha de garantizar el reconocimiento mutuo de los documentos electrónicos y de los medios de identificación y autentificación que se ajusten a lo dispuesto en la ley. C. Principio de seguridad en la implantación y utilización de los medios electrónicos por las AP, en cuya virtud se exigiría al menos el mismo nivel de garantías y seguridad que requiere para la utilización de medios no electrónicos en la actividad administrativa. Para garantizar este principio se estableció el Esquema Nacional de Seguridad, cuya finalidad es la creación de las condiciones necesarias de confianza en el uso de medios electrónicos. D. Principio de proporcionalidad, en cuya virtud sólo se exigirán las garantías y medidas de seguridad adecuadas a la naturaleza y circunstancias de los distintos trámites y actuaciones. Asimismo, sólo se requerirán a los ciudadanos aquellos datos que sean estrictamente necesarios en atención a la finalidad para la que se soliciten. 22 E. Principio de responsabilidad y principio de calidad en la veracidad y autenticidad de las informaciones y servicios ofrecidos por las AP a través de medios electrónicos. F. Principio de neutralidad tecnológica y de adaptabilidad al congreso de las técnicas y sistemas de comunicaciones electrónicas, garantizando la independencia en la elección de las alternativas tecnológicas por los ciudadanos y por la AP, así como la libertad de desarrollar e implantar los avances tecnológicos en un ámbito de libre mercado. 21. LAS TÉCNICAS DE ARTICULACIÓN DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO. Las técnicas de articulación del ordenamiento jurídico pasan por cumplir los principios mencionados en la anterior pregunta y fundamentalmente por el cumplimiento del principio de jerarquía normativa, conforme a la concepción de la pirámide de Kelsen, en la que la cúspide la ocupa la Constitución, seguida de las leyes y las disposiciones con fuerza de ley, y la base los reglamentos, jerárquicamente ordenados según el órgano que los dicta. Pero como en el Estado moderno conviven una pluralidad de ordenamientos jurídicos que se relacionan entre sí es necesario estudiar las técnicas relacionales entre ellos. Por tanto, aunque todos se encuentran ordenados por una misma Constitución, se articulan en base a una serie de principios: ➢ El principio de competencia supone la existencia de materias que solamente pueden ser reguladas por un ordenamiento jurídico con exclusión de los demás. Sin embargo, en algunas circunstancias esas competencias no van a ser exclusivas de un ordenamiento jurídico, sino que un ordenamiento tendrá competencia para establecer las bases de ordenación de la materia, mientras que otro tendrá competencias de desarrollo y ejecución de la misma (competencias compartidas). Esta relación suele darse en las relaciones entre el ordenamiento jurídico estatal y OJ autonómico. ➢ El principio de primacía supone la aplicación preferente de un ordenamiento jurídico sobre cualquier otro, de manera que provoca el desplazamiento de todos los demás. El único caso de aplicación de una norma de un ordenamiento desplazado vendría por el hecho de la derogación de la norma del ordenamiento que tiene primacía. ➢ El principio de preclusión comporta que, aunque una materia pueda ser regulada por varios ordenamientos jurídicos, el hecho de que sea regulada por uno de ellos excluye la posibilidad de que luego sea regulada por otros (p.ej. en las relaciones entre el OJ comunitario y el de los EEMM en caso de que existan competencias compartidas, pudiendo regular aquellas determinadas materias exclusivamente cuando la UE no lo hubiera hecho). ➢ El principio de supletoriedad implica que si en un ordenamiento no existe norma aplicable a un supuesto, se aplicarán las normas de otro ordenamiento jurídico. El art. 149.3 CE recoge la supletoriedad de la rama estatal respecto de la autonómica en el ordenamiento jurídico administrativo. 23 ➢ El principio de prevalencia, que entra en juego cuando no se respetan los principios de competencia y de primacía y se generan conflictos de aplicación entre normas de varios ordenamientos jurídicos, de manera que hasta que se resuelvan prevalecerá la aplicación de un ordenamiento y no del otro. 22. LA POTESTAD REGLAMENTARIA Y SU JUSTIFICACIÓN La potestad reglamentaria es el poder jurídico que se atribuye el Poder Ejecutivo y la Administración Pública para dictar reglamentos, que se encuentran subordinados jerárquicamente a las leyes y a las disposiciones normativas con fuerza de ley, encuentra su justificación en el hecho de que el Poder Legislativo no puede abarcar la regulación de todo, de hecho su volumen de creación legislativa suele ser excesivo, de manera que es necesario que el Ejecutivo tenga capacidad para dictar normas. Además, las Entidades Locales no gozan de potestad legislativa, por lo que su potestad reglamentaria es su única fuente de producción normativa. El único problema es la excesiva proliferación de reglamentos, de tal manera que es conveniente eliminar los reglamentos superfluos y establecer un estricto control de la producción reglamentaria. La Constitución atribuye explícitamente la potestad reglamentaria al Gobierno del Estado (art. 97 CE), e implícitamente a la Administración Pública en su art. 106.1. También se reconoce implícitamente a los municipios, provincias y CCAA en su art. 137. No obstante, el reconocimiento de la potestad reglamentaria no aparece exclusivamente en la CE, toda vez que las leyes también pueden atribuir potestades reglamentarias a las distintas Administraciones públicas, bien de manera genérica, bien de manera específica. El art. 128.1 LPAC reconoce que el ejercicio de la potestad reglamentaria corresponde al gobierno, a los órganos de las CCAA, de conformidad con lo establecido en sus respectivos Estatutos, y a los órganos de gobiernos locales de acuerdo a la CE, los Estatutos de autonomía y a la LRBRL. (ley reguladora de las bases de régimen local) 24 23. LOS TITULARES DE LA POTESTAD REGLAMENTARIA. En el ámbito estatal, la titularidad de la potestad reglamentaria se atribuye al Gobierno y a la Administración del Estado. La potestad ad extra solo se encuentra atribuida al Gobierno, mientras que la potestad ad intra queda en manos de los órganos de la Administración del Estado. Conforme al art. 61 LRJSP, a los Ministros, les corresponde ejercer la potestad reglamentaria en las materias propias de su Departamento. Se debe tener presente que además de que las habilitaciones para el desarrollo reglamentario de una ley sean conferidas con carácter general al Gobierno, y que la atribución directa a los titulares de los Departamentos Ministeriales o a otros órganos dependientes o subordinados de ellos, tendrá carácter excepcional y deberá justificarse en la ley habilitante (art. 129.4 LPAC). Los reglamentos estatales, conforme el art. 24.2 LG, se clasifican según la siguiente jerarquía: 1º. Disposiciones aprobadas por Real Decreto del Presidente del Gobierno o acordado en el Consejo de Ministros. 2º. Disposiciones aprobadas por Orden Ministerial. No obstante, también hay reglamentos aprobados por órganos jerárquicamente inferiores, como Secretarios del Estado y que suelen denominarse Resoluciones, Instrucciones o Circulares. En el ámbito autonómico, tanto el Gobierno autonómico como la Administración autonómica tienen la potestad reglamentaria ad extra (GOBIERNO) y ad intra (AP) en los mismos términos que el estatal. También las habilitaciones para el desarrollo reglamentario de una ley serán conferidas con carácter general al gobierno autonómico, y la atribución directa a los titulares de las Consejerías o a otros órganos dependientes o subordinados a ellos, tendrá carácter excepcional y deberá justificarse en la ley habilitante (art. 129.4 LPAC). Los reglamentos dictados por los Gobiernos autonómicos y sus presidentes se llaman Dictados, y los dictados por las Consejerías se denominan Órdenes. En el ámbito local también va a existir la potestad reglamentaria ad extra, ya que son entidades territoriales que son Administración, pero que en la composición de sus órganos dirigentes incorporan representatividad política. Será el Pleno del Municipio o de la Provincia el que tenga la potestad reglamentaria y sus reglamentos se llamarán Reglamentos y Ordenanzas. Aunque el alcalde puede dictar bandos y reglamentos de necesidad. Los Bandos no suelen tener contenido normativo y suelen limitarse a cuestiones menores, recomendaciones, advertencias o recordatorio de leyes y reglamentos. 25 En cuanto a las Administraciones no territoriales, la Constitución garantiza la potestad reglamentaria en los Colegios profesionales (art. 36 CE) y las universidades (art. 27.10 CE) que pueden dictar sus propios estatutos. En cuanto a la Administración institucional, la atribución de la potestad reglamentaria para los distintos entes institucionales se determinará en sus leyes reguladoras, y generalmente se trata de una potestad ad intra. No obstante, las autoridades independientes gozan de potestad reglamentaria ad extra y pueden dictar reglamentos denominados Circulares (ej. Banco de España). Estas son normas de obligado cumplimiento sometidas al mismo régimen de impugnación que los reglamentos y de obligatoria publicación en su boletín oficial correspondiente. Y se diferencian de las Circulares no normativas, en que son meras instrucciones generales u órdenes de servicio. Finalmente destacar que las leyes podrán habilitar directamente a las Autoridades Independientes y a otros organismos que tengan atribuida la potestad reglamentaria para aprobar normas en desarrollo o aplicación de las mismas, cuando la naturaleza de la materia así lo exija. 24. LÍMITES DE LA POTESTAD REGLAMENTARIA. Dado que los reglamentos no son mandatos jurídicos emanados directamente del Poder Legislativo, la potestad reglamentaria va a estar sujeta a unos LÍMITES. 1º. Los reglamentos no pueden vulnerar la Constitución ni las leyes, ni regular aquellas materias que la Constitución o los Estatutos de Autonomía reconocen como competencia de las Cortes Generales o de las Asambleas Legislativas (art. 128.2 LPAC). Tampoco pueden infringir las normas de Derecho comunitario europeo ni los tratados internacionales celebrados por España. Además, tampoco podrán vulnerar los preceptos de un reglamento superior (art. 128.3 LPAC). 2º. El reglamento debe respetar la reserva de ley, es decir, no puede regular materias reservadas a la ley (art. 128.2 LPAC). Además debe respetar los términos de la remisión reglamentaria. 3º. El reglamento debe respetar los principios generales del Derecho, ya que el sometimiento de la AP y de su potestad reglamentaria a dichos principios se establece en los arts. 9 y 103.1 CE, entre ellos el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos (art. 9.3 CE). 26 Por último, en el ejercicio de la potestad reglamentaria las AP deben actuar de acuerdo con los siguientes principios de buena regulación que establece el art. 129 LPAC: • Principio de necesidad y eficacia: La iniciativa normativa debe estar justificada por una razón de interés general, basarse en una identificación clara de los fines perseguidos y ser instrumento más adecuado para garantizar la consecución. • Principio de proporcionalidad: la iniciativa normativa debe contener la regulación imprescindible para atender la necesidad a cubrir con la norma, tras constatar que no existen otras medidas menos restrictivas de derechos, o que impongan menos obligaciones a los destinatarios. • Principio de seguridad jurídica: la iniciativa normativa debe ejercerse de manera coherente con el resto del ordenamiento jurídico, nacional y de la UE, para generar un marco estable, predecible, integrado, claro y certidumbre, que facilite su conocimiento, comprensión y, en consecuencia, la actuación y toma de decisiones de las personas y empresas. • Principio de transparencia: las AP posibilitaran el acceso sencillo, universal y actualizado a la normativa en vigor y los documentos propios de su proceso de elaboración, definirán claramente los objetivos de las iniciativas normativas y su justificación en el preámbulo o exposición de motivos, y posibilitaran que los potenciales destinatarios tengan una participación activa en la elaboración de las normas (conforme al art. 133 LPAC). • Principio de eficiencia: la iniciativa normativa debe evitar cargas administrativas innecesarias o accesorias y racionalizar, en su aplicación, la gestión de los recursos públicos. • Principio de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera: cuando la iniciativa normativa afecte a los gastos o ingresos públicos presentes o futuros, se deberán cuantificar y valorar sus repercusiones y efectos, y supeditarse al cumplimiento de estos principios. 27 25. CONTROL JURISDICCIONAL DE LA POTESTAD REGLAMENTARIA Las técnicas de control administrativo de la potestad reglamentaria son las siguientes: A. Recurso administrativo indirecto. el art. 112.3 LPAC dispone que contra las disposiciones administrativas de carácter general no cabe recurso en vía administrativa. Es decir, no prevé la posibilidad de interponer recurso directo contra los reglamentos en vía administrativa. Pero si se puede interponer un recurso indirecto en la vía administrativa recurriendo los actos administrativos de aplicación del reglamento viciado. B. Revisión de oficio. Los reglamentos también puedes ser objeto de control por la propia Administración que los ha dictado mediante la revisión de oficio, ya que en base al art. 106.2 LPAC, en cualquier momento las Administraciones, de oficio y previo dictamen favorable del Consejo de Estado u órganos equivalentes de las CCAA pueden declarar la nulidad de pleno derecho de las disposiciones administrativas cuando vulneren la CE, las leyes u otras disposiciones de rango superior, las que regulen materias reservadas a la ley y las que establezcan la retroactividad de disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales. Las técnicas de control de jurisdiccional de la potestad reglamentaria, esto es las llevadas a cabo ante los jueces o tribunales o por ellos mismos son: A. Inaplicación de los reglamentos ilegales por los Jueces y Tribunales: Los jueces y tribunales no aplicaran los Reglamentos o cualquier otra disposición contrarios a la Constitución, a la ley o al principio de jerarquía normativa. B. Recurso contencioso-administrativo Existen dos posibilidades de interponer recurso contencioso-administrativo contra los ilegales: - interponer recurso directo contra reglamento en el plazo de los dos meses siguientes a su publicación. - interponer recurso indirecto contra el reglamento recurriendo directamente ante la Jurisdicción Contencioso-Administrativa los actos administrativos de aplicación del reglamento viciado 28 Si finalmente el recurso contencioso-administrativo interpuesto contra un reglamento ilegal es estimado y la sentencia lo anula, los efectos de tal sentencia, cuando sea firme, serán erga omnes. C. La cuestión de ilegalidad: Está inspirada en la cuestión de inconstitucionalidad. Si un Juez o Tribunal es competente para conocer del recurso indirecto contra un reglamento viciado, por tanto, ha estimado en su sentencia la ilegalidad de los actos de aplicación de dicho reglamento, deberá plantear la cuestión de ilegalidad ante el Tribunal que es competente para conocer del recurso directo contra el mentado reglamento. Si el juez o tribunal competente para conocer del recurso indirecto contra un reglamento viciado, lo fuere también para conocer de recurso directo contra éste, la sentencia declarará la validez o nulidad de dicho reglamento, por lo que no es necesario interponer la cuestión de ilegalidad, ya que el propio Juez o Tribunal tiene competencia para conocer del recurso directo contra el reglamento ilegal. Tampoco procede plantear la cuestión de ilegalidad cuando el Tribunal Supremo conozca de un recurso indirecto contra un reglamento, puede anular directamente cualquier reglamento que estime ilegal. D. Recurso de inconstitucionalidad contra reglamentos: Se permite al Gobierno impugnar frente al Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las CCAA, y también a los reglamentos que comporten conflictos de competencias entre Estado y CCAA o entre éstas entre sí. La competencia del TC debe ceñirse al control de los vicios de inconstitucionalidad en que pueda incurrir el reglamento impugnado, pero no a los vicios de legalidad ordinaria, cuyo control corresponde a la jurisdicción contencioso-administrativa. En el supuesto en el que un reglamento vulnere los derechos constitucionales susceptibles de amparo constitucional, puede ser objeto de recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. 29 26. EL REGLAMENTO: CONCEPTO Y PECULIARIDADES El reglamento puede definirse como toda norma jurídica aprobada por el Gobierno y por la Administración Pública, que tiene un rango inferior a la Constitución, a la ley y a las disposiciones normativas con fuerza de ley y que son objeto de control por la jurisdicción contencioso administrativa. Las PECULIARIDADES de los reglamentos son: a) Los reglamentos son una fuente peculiar del ordenamiento jurídico que proceden del Poder Ejecutivo y de las Administraciones Públicas. A diferencia del resto de normas, que emanan del Poder Legislativo, los reglamentos proceden del Ejecutivo (Gobierno Estado o de CCAA, AP del Estado, CCAA o Entidades Locales, y administración corporativa e institucional). No obstante, también se llaman reglamentos los dictados por el Congreso, el Senado y los Parlamentos autonómicos, que no son reglamentos, sino normas con rango de ley. Tampoco deben confundirse con los reglamentos de Derecho comunitario europeo. Sin embargo, si se asimilan a los reglamentos las disposiciones en materia de personal, administración y gestión patrimonial dictados por el CGPJ, el Defensor del Pueblo e instituciones análogas, y por tanto sos susceptibles de impugnación ante la Jurisdicción Contencioso-administrativa. b) Los reglamentos son auténticas normas, y por lo tanto regulaciones generales y abstractas con vigencia indefinida hasta que se deroguen o modifiquen por normas de igual o superior rango, y deben ser publicadas en los boletines o diarios correspondientes. c) Los reglamentos de distinguen de los actos administrativos: Los reglamentos son normas jurídicas que crean Derecho Objetivo, mientras que los actos administrativos no son normas jurídicas y además comportan la aplicación de las normas jurídicas. Los reglamentos son regulaciones generales y abstractas dirigidas a una pluralidad indeterminada de destinatarios, distinguiéndose de los actos administrativos, tienen solamente uno o varios destinatarios concretos, a los cuales se les notifican, debiéndose dictar actos administrativos para las distintas situaciones concretas. 30 No obstante, los reglamentos se diferencian con dificultad de los actos administrativos generales no normativos, ya que estos tienen una pluralidad indeterminada de destinatarios y pueden llegar a publicarse en los boletines, por ejemplo una convocatoria de oposiciones. Pero estos actos no son reglamentos y deberán dictarse nuevamente cada vez que quiera procederse a una convocatoria. Los reglamentos se reafirman con su aplicación continuada en el tiempo, mientas que los actos administrativos se agotan con su cumplimiento. Los reglamentos pueden revocarse por medio de su derogación, mientras que la revocación de los actos administrativos presenta limitaciones de fondo y de forma. Los reglamentos deben publicarse en los boletines o diarios oficiales correspondientes, mientras que los actos administrativos deben notificarse. Los reglamentos no son recurribles en vía administrativa (salvo de manera indirecta y mediante la revisión de oficio por la propia Administración) mientras que los actos administrativos si lo son. d) Los reglamentos se distinguen de las instrucciones o circulares con eficacia exclusivamente ad intra: Los reglamentos también se distinguen de las instrucciones o circulares dictadas por los órganos administrativos para dirigir las actividades de sus órganos jerárquicamente dependientes, que tienen eficacia exclusivamente ad intra, en la organización administrativa, ya que se dirigen a los subordinados y no a los ciudadanos. No obstante, existen disposiciones normativas que también se denominan circulares e instrucciones que si tienen eficacia ad extra, tratándose de auténticos reglamentos (Circulares del Banco de España). e) Los reglamentos están subordinados jerárquicamente a la CE, la ley y las disposiciones normativas con fuerza de ley, así como también al Derecho comunitario europeo, ya que se insertan en el ordenamiento jurídico. f) Los reglamentos, a diferencia de las leyes, pueden ser inaplicados o anulados por los jueces y tribunales del orden contencioso-administrativo, si aprecian su ilegalidad. 31 27. CLASES DE REGLAMENTOS La clasificación de los reglamentos atendiendo a su relación con las leyes es la siguiente: 1) Reglamentos ejecutivos, independientes y de necesidad. a) Los reglamentos ejecutivos: desarrollan, completan y establecen las disposiciones necesarias para la ejecución de las leyes. No pueden introducir desarrollos que contradigan las leyes a las que desarrollan, ni invadir el contenido propio de la ley en supuestos de materias reservadas a la ley. b) Los reglamentos independientes: no desarrollan ninguna ley y se dictan para regular materias que no han sido reguladas por ley y que no están incluidas en la reserva de ley. Pero si una materia es regulada por una ley, en el respeto al principio de jerarquía ya no podrá ser regulada por el reglamento independiente, sino que solo podrá ser desarrollada por un reglamento ejecutivo. Si se ha producido una previa regulación legal sobre una materia no reservada a la ley, únicamente podrán dictarse reglamentos independientes en el supuesto de que se haya producido previa deslegalización. En cuanto a las materias que pueden regular, la doctrina se debate entre su admisibilidad únicamente para cuestiones de carácter organizativo del ámbito de la Administración y su admisibilidad para cuestiones de carácter jurídico. c) Los reglamentos de necesidad: se dictan con carácter excepcional y de manera transitoria para hacer frente a situaciones de catástrofe o situación de grave riesgo para personas y bienes. Estas medidas únicamente deben permanecer mientras dure la situación de necesidad y su contenido debe respetar el principio de proporcionalidad. 2) Reglamentos estatales, autonómicos y locales. a) Los reglamentos estatales:son dictados por el Gobierno y por la Administración Pública del Estado. Se ha de ajustar a la siguiente jerarquía: 1. las disposiciones aprobadas por Real Decreto del Presidente o del Consejo de Ministros; 2. disposiciones aprobadas por Orden Ministerial. También existen reglamentos aprobados por órganos inferiores como los Secretarios de Estado o los Secretarios Generales y reciben el nombre de Resoluciones, Instrucciones o Circulares. 32 b) Los reglamentos autonómicos: son dictados por el Gobierno y la Administración de las CCAA. Los dictados por el gobierno autonómico y por su presidente se llaman Decretos y los dictados por las Consejerías se denominan Órdenes. Ciertas disposiciones de las Comisiones Delegadas del Gobierno y de otros órganos de inferior jerarquía pueden tener carácter reglamentario. Los reglamentos autonómicos se subordinan a las leyes estatales y autonómicas. Sin embargo, cuando desarrollan legislación básica del Estado, más que de relación de jerarquía, debe hablarse de relación entre distintas ramas del ordenamiento jurídico administrativo, y la función de tales reglamentos no se limitan a desarrollar y completar la ley básica estatal, sino que comporta el ejercicio de las competencias autonómicas en todo aquello que no sea básico. c) Reglamentos locales: El Pleno del Municipio o de la Provincia tiene atribuida potestad reglamentaria, sus reglamentos se denominan Reglamentos y Ordenanzas. Aunque el alcalde puede dictar bandos y reglamentos de necesidad, los bandos no suelen tener contenido normativo y suelen limitarse a cuestiones menores como recordatorios de leyes y reglamentos. Las relaciones entre los reglamentos locales y la legislación estatal y autonomía son de competencia, no obstante, los reglamentos locales se subordinan a las legislaciones estatales y autonómicas, pero estas deberán respetar el ámbito de autonomía local. . 3) Reglamento de las administraciones no territoriales. La CE garantiza la potestad reglamentaria de los Colegios profesionales (art. 36 CE) y las Universidades (art. 27.10 CE), que pueden dictar sus propios estatutos. La Administración corporativa e institucional van a poder ejercer la potestad reglamentaria en la medida en que la Constitución les reconoce cierta autonomía, lo que implica cierta capacidad de autonormación, de la que legislación en la materia no podrá privarles. En la Administración institucional, la determinación de la potestad reglamentaria para los distintos entes institucionales se llevará a cabo en cada una de sus leyes reguladoras, y generalmente se trata de un potestad ad intra, de organización interna. No obstante, las autoridades independientes gozan de potestad reglamentaria ad extra y pueden dictar reglamentos que reciben el nombre de Circulares y son auténticas normas. Finalmente hay que destacar, que las leyes podrán habilitar directamente a Autoridades Independientes y a otros organismos que tengan atribuida la potestad reglamentaria para aprobar normas en desarrollo o aplicación de las mismas, cuando la naturaleza de la materia así lo exija (art. 129.4 LPAC). 33 28. PRINCIPIOS QUE PRESIDEN LA RELACIÓN LEY-REGLAMENTO. LA INDEROGABILIDAD SINGULAR DE LOS REGLAMENTOS. Las relaciones entre ley y reglamento parten de la premisa de que la ley posee un valor superior al reglamento en la jerarquía normativa, de que la ley puede regular cualquier materia y de que existen materias reservadas a la ley. Los principios son: • principio de jerarquía normativa: el reglamento debe estar plenamente subordinado a la ley, incluidas las disposiciones normativas con fuerza de ley. • principio de reserva de ley: obligación para el legislador de regular determinadas materias por ley. Únicamente se pueden dictar reglamentos ejecutivos, que sirvan de complemento indispensable a la regulación legal. La ley se remite o reenvía al dictado posterior de un reglamento que la desarrolla y complementa y que no puede introducir desarrollos que entren en contradicción con ésta. La reserva de ley a determinadas materias puede tener una extensión horizontal o vertical, por lo que habrá que proceder a analizar los supuestos concretos a efectos de determinar la escala de intensidad de tal reserva de ley. En el caso de que se haya producido una previa regulación legal sobre una materia no reservada a la ley, se eleva el rango normativo de dicha materia de meramente reglamentario a legal, de modo que, existiendo ya una norma con rango de ley, el reglamento que posteriormente se dicte deberá ser ejecutivo. • principio de colaboración del reglamento con la ley: Aunque puedan existir reglamentos independientes, lo normas es que los reglamentos colaboren con la ley en la regulación de cada materia. Si existiese reserva de ley, la remisión o reenvío al reglamento es necesario, toda vez que por vía reglamentaria se van a regular materias que en principio le estarán vedadas. Si no existe esa reserva de ley, pero la materia se encuentra regulada por una ley, aunque lo normal sea que exista una previa remisión o reenvío reglamentario al reglamento por parte de la ley, los reglamentos en materia pueden dictarse de manera espontánea sin necesidad de que exista esa previa remisión o reenvío. La remisión o reenvío puede ser de diversos tipos, lo normal es que la ley establezca determinados principios generales y objetivos y se remita al reglamento para todo lo demás, o que contenga una pormenorizada regulación. 34 También pueden existir reenvíos en blanco, mediante los que el legislador hace dejación de sus facultades normativas a favor del reglamento: reenvíos mediante clausula general o reenvíos específicos limitados a cuestiones concretas. • Deslegalización: La deslegalización comporta que una determinada materia, hasta ese momento regulada por ley, pase a regularse a partir de entonces por reglamento, por lo que se rebaja el rango normativo exigible a la materia en cuestión y supone para el reglamento la posibilidad de regular una materia hasta ese momento regulada por ley. A partir de entonces, el reglamento puede regular la materia en cuestión, y podrá derogar, modificar o sustituir preceptos con rango legal. La inderogabilidad singular de los reglamentos: según el art. 37.1 LPAC las resoluciones administrativas de carácter particular no pueden vulnerar lo establecido en una disposición de carácter general, aunque tengan igual o superior rango. Supone que los actos administrativos, aunque hayan sido dictados por órganos de igual o superior jerarquía a aquel que dicta un reglamento, nunca podrán vulnerar lo establecido en este. Lo que comporta la inderogabilidad singular de los reglamentos es la subordinación de los actos administrativos a las normas jurídicas, concretamente a los reglamentos administrativos. 29. EL PROCEDIMIENTO DE ELABORACIÓN DE REGLAMENTOS. 1. Procedimiento ordinario. Se regula en el art. 26 LG ( Ley de Gobierno) como un procedimiento común para la elaboración de normas con rango de ley y de normas reglamentarias, distinto del general de producción de actos administrativos. Su redacción debe estar precedida de los estudios y consultas que se estimen convenientes para garantizar el acierto y legalidad de la norma. Por ello, con carácter previo, se hará una consulta pública, a través de la web del Departamento competente, en la que se recabara la opinión de los sujetos potencialmente afectados por la futura norma y de las organizaciones más representativas acerca de los problemas que se pretenden solucionar con la nueva norma, la necesidad y oportunidad de su aprobación, los objetivos de la norma y las posibles soluciones alternativas (arts. 26.1 LG y 133.1 LPAC). 35 La consulta pública deberá realizarse de tal forma que todos los potenciales destinatarios de la norma tengan lo posibilidad de emitir su opinión, con lo que deberá dejarse tiempo suficiente, que en ningún caso será inferior a 15 días naturales. Podrá prescindirse de este trámite de consulta previa: − En el caso de elaboración de normas presupuestarias u organizativas, − Cuando concurran razones graves de interés público que lo justifique, − Cuando la propuesta normativa no tenga un impacto significativo en la actividad económica, − No imponga obligaciones relevantes a los destinatarios o regule aspectos parciales de una materia, − En el caso de tramitación urgente de iniciativas normativas. La concurrencia de alguna o varias de estas razones, debidamente motivadas, se justificaran en la Memoria del Análisis de Impacto Normativo (art. 26.2LG). La iniciación del procedimiento se ha de llevar a cabo por el centro directivo competente, mediante la elaboración de un proyecto de disposición reglamentaria. También elaborara con carácter preceptivo la mencionada Memoria del Análisis de Impacto Normativo (art. 26.3 LG). A lo largo del procedimiento deberán recabarse los estudios y consultas que se crean convenientes para garantizar el acierto y la legalidad del texto. Además, los proyectos de reglamentos han de ser informados por la Secretaria General Técnica del Ministerio o Ministerios proponentes, sin perjuicio del dictamen del Consejo de Estado u órgano consultivo equivalente cuando se considere conveniente. Será necesario también el informe previo del Ministerio de Hacienda y AP cuando la norma reglamentaria pudiera afectar a la distribución de competencias entre el Estado y las CCAA. Y también sera necesario recabar la aprobación previa de Hacienda cuando la propuesta afectara a la organización administrativa de la Administración General del Estado, a su régimen personal, a los procedimientos y a la inspección de los servicios (art. 26.5 LG). Una vez elaborado el texto de un reglamento que afecte a derechos e intereses legítimos de los ciudadanos, el centro directivo competente publicara el texto en la web correspondiente, con el objeto de dar audiencia a los ciudadanos afectados, o recabarse también directamente la opinión de las organizaciones o asociaciones reconocidas por la ley que agrupen o representen a las personas afectadas, y cuyos fines guarden relación directa con el objeto de la disposición (art. 26.6 LG y 133.2 LPAC).El plazo mínimo de esta audiencia será de quince días hábiles, pudiendo ser reducido hasta un mínimo de 7 días hábiles cuando se justifique y cuando se aplique la tramitación urgente, teniendo que dejarse constancia en la Memoria del Análisis de Impacto Normativo. Solo omitirse este trámite cuando existan graves razones de interés público debidamente motivadas lo exijan (también incluir en la Memoria). 36 Tampoco se aplica a las disposiciones presupuestarias o que regulen los órganos, cargos y autoridades del Gobierno o de las organizaciones dependientes a estas (art. 26.6 LG). Tanto la consulta previa, como la audiencia deberán realizarse de forma que los potenciales destinatarios tengan la posibilidad de emitir su opinión, para lo cual deberán ponerse a su disposición todos los documentos necesarios, que sean claros, concisos y reunir toda la información precisa para poder pronunciarse sobre la materia (art. 133.3 LPAC). Cumplidos todos los tramites anteriores, la propuesta se someterá a la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios y se elabara al Consejo de Ministros para su aprobación (art. 26.8 LG). El Ministerio de la Presidencia, con el objeto de asegurar la coordinación y la calidad de la actividad normativa del Gobierno, analizara la propuesta conforme a los parámetros establecidos en el art. 26.9 LG. Se deberán conservar en el correspondiente expediente administrativo, en formato electrónico, la Memoria del Análisis de Impacto Normativo, los informes y dictámenes recabados para su tramitación, así como todos los estudios emitidos y demás actuaciones practicadas (art. 26.10 LG). La entrada en vigor de los reglamentos aprobados por el Gobierno no requiere su íntegra publicación en el BOE. En el caso de que se omita alguno de los trámites esenciales mencionados, se producirá la nulidad de pleno derecho del reglamento al tratarse siempre de vicios de orden público que afectan al sistema normativo, aunque la jurisprudencia ha admitido que ciertos vicios de forma o de procedimiento solo son vicios de anulabilidad del reglamento. Por último, el Gobierno aprobara anualmente un Plan Anual Normativo que contendrá las iniciativas reglamentarias que vayan a ser elevadas para su aprobación en el año siguiente (art. 25.1 LG), Y EL Consejo de Ministros aprobara antes de final de abril de cada año un informe anual en el que se refleje el grado de cumplimiento del Plan Anual Normativo del año anterior (art. 28.1 LG). También las AP deberán hacer público anualmente su Plan Anual Normativo que una vez aprobado, se publicara en el Portal de la Trasparencia de la AP correspondiente (art. 132 LPAC), también deberán evaluar periódicamente su normativa vigente para adaptarla a los principios de buena regulación (art. 130 LPAC). 37 2. Procedimiento de urgencia Se regula en el art. 27 LG, y se acordara por Consejo de Ministros, a propuesta del titular del Departamento al que corresponda la iniciativa normativa, cuando fuere necesario para que la norma entre en vigor en el plazo exigido para la transposición de directivas comunitarias o el establecido en otras normas del la UE, o cuando concurran otras circunstancias extraordinarias que, no habiendo podido preverse con anterioridad, exijan la aprobación urgente de la norma. La tramitación por vía de urgencia implicara que los plazos se reducen a la mitad, y que no sea preciso el trámite de consulta pública, aunque si el de audiencia e información pública, que se reduce a 7 días hábiles. La falta de emisión de un dictamen o informe preceptivo en plazo no impedirá la continuación del procedimiento, sin perjuicio de su eventual incorporación y consideración cuando se reciba. a) El procedimiento de elaboración de los reglamentos autonómicos. Aunque antes de la LRJPAC el procedimiento de elaboración de reglamentos autonómicos debía ajustarse a lo dispuesto en la normativa estatal, a excepción de las especialidades derivadas de la organización de cada CCAA, a partir de la LRJPAC debe atenderse en exclusiva a la legislación autonómica, normalmente contenida en las leyes de gobierno y administración de las CCAA. Legislación usualmente coincide con la estatal en lo esencial. No obstante en lo que respecta a los reglamentos ejecutivos autonómicos, el Dictamen del Consejo de Estado solo será preceptivo cuando desarrollen leyes estatales. Debe precisarse finalmente que los tramites de consulta previa y de audiencia e información públicas exigidos en el procedimiento de elaboración de reglamentos estatales, son de aplicación para la elaboración de reglamentos autonómicos, locales y de los entes institucionales, para procurar la participación de los ciudadanos en el procedimiento de elaboración de los reglamentos. b) El procedimiento de elaboración de las Ordenanzas Locales. Se establece en el art. 49 LRBRL: − Aprobación inicial por el Pleno. − Información pública y audiencia a los interesados por el plazo mínimo de 30 días para la presentación de reclamaciones y sugerencias. − Resolución de todas las reclamaciones y sugerencias presentadas dentro del plazo y aprobación definitiva por el Pleno. En el caso de que no se hubiera presentado ninguna reclamación o sugerencia, se entiende definitivamente adoptado el acuerdo que hasta entonces era provisional. 38 Según el art. 127.1 LRBRL en los municipios de gran población corresponde a la Junta de Gobierno Local la aprobación de los proyectos de Ordenanzas y de los Reglamentos, con excepción de las normas reguladoras del Pleno y sus comisiones. 39 TEMA 3: TEORÍA GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA 30. LAS ADMINISTRACIONES TERRITORIALES. Las administraciones territoriales y el sector público institucional La LRJSP se aplica al sector público que incluye tanto a las administraciones territoriales como al sector público institucional. La LRJSP reserva la denominación Administración Pública a las Administraciones territoriales y a una parte del sector público institucional, en concreto, a los organismos públicos y a las entidades de derecho público vinculadas o dependientes de las Administraciones Públicas (art. 2.3 LRJSP). Las administraciones territoriales son: la Administración General del Estado (AGE), la Administración de las Comunidades Autónomas, y los entes que integran la Administración Local: los Municipios, Provincias y las Islas. Junto a las administraciones territoriales, debemos considerar una multitud de entes y organismos creados por la administración territorial (y en ocasiones por el mismo sector público institucional) y dotados de personalidad jurídica. Su creación está justificada por la gestión diferenciada y separada de una función administrativa (por ej. Banco de España) o la prestación de servicios públicos (por ej. Sistema Andaluz de Salud, RENFE). Los criterios diferenciadores entre las Administraciones territoriales y las no territoriales se pueden esquematizar de este modo: — Los entes territoriales se caracterizan por la generalidad de sus fines, es decir, gozan de capacidad para desarrollar múltiples actividades que persiguen la satisfacción de fines muy diversos pero todos ellos de interés para la población; sin embargo, los entes institucionales se caracterizan por la especialidad de sus fines. -- Los entes territoriales tienen atribuidas las potestades públicas más importantes (reglamentaria, tributaria, expropiadora, sancionadora) de las que carecen los entes institucionales. — Los entes institucionales deben su creación a una administración territorial, de forma que quedan afectados por vínculos orgánicos y funcionales, así como por el control y supervisión más o menos intenso a veces inexistente por parte de la Administración territorial que los creó. Administraciones territoriales: 40 a) La Administración General del Estado La AGE está constituida por órganos jerárquicamente ordenados y actúa con personalidad jurídica única, distinta de las que ostentan el resto de AAPP. La ORGANIZACIÓN de la AGE responde a los principios de división funcional en Departamento ministeriales y de gestión territorial integrada en las Delegaciones de Gobierno en las CCAA (salvo excepciones). Se ESTRUCTURA EN DOS NIVELES: Uno mediante la Organización central con competencia en todo el territorio nacional; Y otro mediante la Organización territorial con un ámbito competencial territorial más limitado. La LRJSP identifica como altos cargos desde el Presidente del Gobierno hasta el Director general. Los órganos territoriales tienen competencia en el territorio que se les asigne. La Administración territorial (antes periférica) se ha ido reduciendo debido al traspaso de servicios a las CCAA, pero aún perduran algunos servicios. Finalmente, el Estado también cuenta con organización exterior que responde al siguiente esquema: 41 b) La Administración de cada una de las CCAA que se constituyan (art. 137 y 143 ss CE) El régimen jurídico de su organización se contiene en sus respectivos Estatutos de Autonomía y leyes autonómicas sobre Gobierno y la Administración, y se estructuran de forma similar al Estado. c) La Administración Local La Administración Local, está integrada por los distintos entes territoriales previstos en la CE: Municipio, Provincia e Isla. Todas ellas son de existencia obligatoria. Su régimen jurídico se encuentra en la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local (LBRL), modificada en diversas ocasiones. La estructura organizativa de la Administración Local responde a los siguientes esquemas: 42 En los municipios de más de 5.000 habitantes, y en los de menos en que así lo disponga su reglamento orgánico o lo acuerde el pleno, existirán: – Órganos que tengan por objeto el estudio, informe o consulta de los asuntos que se sometan a la decisión del Pleno, así como el seguimiento de la gestión del Alcalde, la Junta de Gobierno Local y los concejales que tengan delegaciones – Cabe que por reglamento orgánico regulen otros órganos complementarios En los municipios de gran población se da la siguiente estructura: 43 También deben existir: Asesoría Jurídica; Órgano de Gestión Tributaria; Órgano de resolución de reclamaciones económico-administrativas; Órganos territoriales de gestión desconcentrada (Distritos municipales) El esquema de la organización de la provincia es: 44 Junto a estas administraciones territoriales nos podemos encontrar otras de carácter complementario como pueden ser las comarcas, las áreas metropolitanas, mancomunidades de municipios, y entidades locales de ámbito territorial inferiores al municipio como barrios, pedanías, etc. 31. LA ADMINISTRACIÓN INSTRUMENTAL (no territorial). Tradicionalmente se habla de entidades instrumentales para referirnos al conjunto de organizaciones públicas de las que se sirven las administraciones públicas (entes territoriales) para cumplir u ejercer tanto funciones de servicio público como de intervención administrativa, para lograr una mayor eficacia en la consecución de los fines perseguidos. También se utilizan denominaciones como administración institucional, o sector público institucional para referirse a la administración instrumental. La Administración Instrumental es un conjunto muy numeroso y absolutamente heterogéneo de entes, cuya principal característica radica en mantener una relación de instrumentalidad con respecto a las Administraciones territoriales, estando dotadas todas ellas de personalidad jurídica propia, patrimonio propio. Los organismos/entes públicos (administraciones instrumentales) son creados por ley, en la que se le atribuyen las potestades necesarias para el cumplimiento de sus funciones, incluida la potestad reglamentaria. La Administración instrumental es muy numerosa y es difícil de clasificar, pero se puede hacer una sistematización sobre la base de dos criterios (MARTÍN REBOLLO): naturaleza y régimen jurídico aplicable. En cuanto a su naturaleza, se puede hablar de entidades jurídico-públicas y entidades jurídico-privadas (pero de titularidad pública). Estas últimas adoptan la forma de sociedades y de fundaciones que también se incluyen en el sector público. Por tanto, no hay un régimen común para las entidades instrumentales, ya que hay entes públicos que se someten al Derecho público, entes públicos sometidos al Derecho privado y en algunos aspectos al Derecho administrativo y, por último, entes de Derecho privado pero de titularidad pública sujetos al Derecho privado. 45 Estas entidades del sector público institucional están SOMETIDAS A unos principios generales de actuación: los PRINCIPIOS DE LEGALIDAD, EFICIENCIA, ESTABILIDAD PRESUPUESTARIA Y SOSTENIBILIDAD FINANCIERA Y EL PRINCIPIO DE TRANSPARENCIA. La LRJSP impone que todas las AT deben supervisar continuamente a sus entidades dependientes, para comprobar la subsistencia de los motivos de su creación y su sostenibilidad financiera. Las entidades integrantes del sector público institucional deberán estar inscritas en el Inventario de Entidades del Sector Público Estatal, Autonómico y Local. En cuanto a la COMPOSICIÓN Y CLASIFICACION del sector institucional estatal, lo integran las siguientes entidades: – Los organismos autónomos – Entidades públicas empresariales – Las sociedades mercantiles estatales – Los consorcios – Las fundaciones del sector público – Los fondos sin personalidad jurídica – Las universidades públicas no transferidas (unet) – Mancomunidades de municipios, comarcas, etc. – Las entidades gestoras de la Seguridad social (IMSERSO; INSS;INSALUD), la Tesorería General de la Seguridad Social. – Entidades mixtas (actividades, portuarias, instituto Español de comercio exterior). Para evitar la excesiva proliferación de entidades públicas, la AGE o sus entidades integrantes del sector institucional no podrán crear ni ejercer el control de ningún otro tipo de entidad no mencionada anteriormente (sistema numerus clausus) 46 a) organismos públicos vinculados o dependientes de la AGE Con carácter general, bajo la denominación de «organismos públicos» vinculados o dependientes de la AGE, la LRJSP incluye solamente a los Organismos autónomos, las Entidades Públicas Empresariales, y las Agencias estatales. Los organismos públicos se crean para la realización de actividades administrativas (fomento, prestación, producción de bienes de interés público susceptibles de contraprestación); actividades económicas reservadas a la Administración; o actividades de supervisión o regulación de sectores económicos. Tienen personalidad jurídica pública diferenciada, patrimonio y tesorería propios, así como autonomía de gestión. Se crean por Ley en la que se establecerá su naturaleza, sus fines generales, el Departamento de dependencia (su matriz), los recursos económicos y las peculiaridades de su régimen de personal, contratación, patrimonial, fiscal y cualesquiera otras. Se estructuran en los órganos de gobierno y ejecutivos que se determinen en su respectivo estatuto - Los organismos autónomos (art. 98 LRJSP) se crean para realizar actividades típicamente administrativas: fomento, prestación o gestión de servicios públicos. Se incardinan en la Administración territorial de la que dependen a través del mecanismo de tutela de manera que le corresponde su dirección estratégica, la evaluación de los resultados de su actividad y el control de eficacia. Su régimen jurídico viene establecido en la LRJSP, en su ley de creación, sus estatutos y el resto de normas de Derecho administrativo general y especial que le sea de aplicación. — Las entidades públicas empresariales (EPEs) gestionan servicios o producen bienes de interés público susceptibles de contraprestación, por lo que se financian mayoritariamente con ingresos de mercado; además, ejercen potestades administrativas. Algunos ejemplos son la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda (FNMT-RCM), (ADIF), ADIF Alta Velocidad, Instituto de Crédito Oficial (ICO), Icex España Exportación e Inversiones, RENFE Operadora, o Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Se rigen por el Derecho privado, excepto en la formación de la voluntad de sus órganos, en el ejercicio de las potestades administrativas que tengan atribuidas y en los aspectos específicamente regulados para las mismas en la LRJSP, en su ley de creación, sus estatutos, la LPAC y el resto de normas de Derecho administrativo que le sean de aplicación, por tanto el régimen jurídico es mixto. Su personal se rige por el Derecho laboral, pero no dejan de ser empleados públicos, es decir, se les aplicará el EBEP y solo en lo no previsto en él, se aplicará el derecho laboral común. Por lo tanto, los empleados de las EPEs deben ser seleccionados mediante convocatoria pública y en función de los principios de igualdad, mérito y capacidad (art. 106.2 LRJSP). 47 — Agencias Estatales (arts. 108 bis ss. LRJSP) son entidades de Derecho público, dotadas de personalidad jurídica pública, patrimonio propio y autonomía en su gestión, facultadas para ejercer potestades administrativas, que son creadas por el Gobierno para la gestión de los programas correspondientes a las políticas públicas que desarrolle la AGE en el ámbito de sus competencias. A nivel estatal encontramos algunos ejemplos: Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), o Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF). Están dotadas de los mecanismos de autonomía funcional, responsabilidad por la gestión y control de resultados establecidos. Se rigen por la LRJSP y por el Estatuto propio de cada una de ellas; supletoriamente por las normas aplicables a las entidades de Derecho público vinculadas o dependientes de la AGE que les correspondan en cada caso. b) Los consorcios: son entidades de Derecho público, con personalidad jurídica propia y diferenciada, creadas por varias Administraciones Públicas o entidades integrantes del sector público institucional, entre sí o con participación de entidades privadas, para el desarrollo de actividades de interés común a todas. Los consorcios son estructuras organizativas para la cooperación interadministrativa cuando dicha estructura específica sea necesaria por la complejidad de la actuación o por la duración en el tiempo. Un consorcio puede integrar administraciones distintas, e incluso entes y empresas públicas y empresas y entidades privadas. Se regirán por lo establecido en la LRJSP, en la normativa autonómica de desarrollo y sus estatutos. c) Fondos sin personalidad jurídica Creadas por Ley, en la que se determinará expresamente su adscripción a la AGE, aunque se extinguirán por norma de rango reglamentario. 48 32. LAS ADMINISTRACIONES INDEPENDIENTES. Autoridades administrativas independientes estatales En las últimas décadas se ha observado una profusión de entidades que gozan de independencia funcional o una autonomía especial con respecto a la AGE: las autoridades administrativas independientes. Se caracterizan por su dependencia al Parlamento (no al gobierno), por el nombramiento de su presidente a través de mayorías parlamentarias cualificadas, por la imposibilidad de cesar al presidente o porque la duración del mandato de sus gestores es mayor que una legislatura. Las autoridades administrativas independientes de ámbito estatal son entidades de Derecho público vinculadas a la AGE y con personalidad jurídica propia. Tienen atribuidas funciones de regulación o supervisión de carácter externo sobre sectores económicos o actividades determinadas que requieren independencia funcional de la AGE Se rigen por su Ley de creación, sus estatutos y la legislación especial de los sectores económicos sometidos a su supervisión, y supletoriamente a lo que diga la LRJSP y LPAC y el resto de normas administrativas. En defecto de norma administrativa se aplicará el Derecho común. 1. Se clasifican en DOS TIPOS: a. Entidades creadas para el desempeño de servicios de interés general o funciones públicas relevantes (Ej: Agencia Estatal de Administración Tributaria o Ente Público Radiotelevisión Española) Entidades creadas para la ordenación y disciplina de sectores económicos, llamados “ENTES REGULADORES” (Ej. Banco de España Comisión Nacional de los mercados y la Competencia, comisión nacional de mercados de valores). Sus FUNCIONES son diversas: como la regulación de un sector o la inspección e intervención en el mismo. Además son TITULARES DE POTESTAD SANCIONADORA. La creación de la mayoría de autoridades independientes vienen exigida por la aplicación del Derecho Europeo. 49 Universidades Públicas Las universidades públicas se crean por ley de la Comunidad Autónoma o de las Cortes Generales. Actualmente todas las universidades públicas están adscritas a las Comunidades Autónomas salvo la UNED y la UIMP. Se rigen por la LOU y la legislación complementaria, y por sus propios estatutos. /////////////////////// Corporaciones de Derecho público Las corporaciones son entidades de base privada, que se han constituido por la unión de personas con actividades o intereses comunes a las que la ley les atribuye el ejercicio de determinadas funciones administrativas. Se rigen por el Derecho privado, salvo en lo relativo al ejercicio de funciones administrativas, las competencias, el carácter democrático de los órganos de gobierno y el funcionamiento interno de estas entidades, que quedan sometidas al Derecho administrativo. Son ejemplos de corporaciones, de esta colaboración público-privada, los colegios profesionales (con funciones administrativas asignadas por ley para la ordenación de las profesiones, y especialmente de las profesiones tituladas), las cámaras de comercio y otras entidades representativas de intereses económicos, las comunidades de regantes, o las entidades urbanísticas colaboradoras (juntas de compensación, entidades de conservación, etc.). 33. OTRAS PERSONIFICACIONES JURÍDICAS DEPENDIENTES DEL SECTOR PÚBLICO . Las Administraciones Territoriales pueden también crear todo tipo de personificaciones que no tengan la consideración de Administración pública aunque formen parte del sector público. En esta categoría se incluyen: a) Sociedades mercantiles estatales: Una sociedad mercantil es pública cuando ha sido constituida conforme a las reglas del Derecho mercantil y está controlada por una administración u organismo público, ya sea mediante titularidad directa o indirecta de la totalidad o de la mayoría del capital social, ya sea mediante otras fórmulas. Las sociedades mercantiles estatales son aquellas que dependen de la AGE o de sus organismos públicos. La AGE ha creado estas sociedades mercantiles estatales para atender sectores estratégicos, como AENA o NAVANTIA; políticas estratégicas, como Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España S. A.; o bien ofrecer servicios públicos como la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos S. A, o la Agencia EFE. En el caso de los entes locales, al Ayuntamiento de Granada aparecen adscritas sociedades empresariales públicas como EMASAGRA. 50 b) Fundaciones del sector público: son todas aquellas que se constituyan con una aportación mayoritaria (más del 50%), directa o indirecta, de la AGE o de los organismos o entes dependientes de ella. Tienen una naturaleza privada por lo que no pueden ejercer potestades públicas, y sólo pueden realizar actividades sin ánimo de lucro. Además, actúan sometidas al Derecho Privado (salvo en materia presupuestaria, contable, de auditoría, personal o contratación se les aplica el D. administrativo) //////// Constituye el sector público //////////////////////// /////////// LA POTESTAD ORGANIZADORA//////////////////// No es pregunta La potestad organizatoria es la capacidad que tienen atribuida distintos poderes públicos para diseñar la estructura de las Administraciones Públicas, decidir su 51 organización interna, las relaciones entre sus distintos órganos, y las funciones que se les asignan, entre otras. Ejerce esta potestad organizatoria la práctica totalidad de los niveles de gobierno y las propias Administraciones Públicas, a quienes se les concede una notable discrecionalidad que se plasma en la posibilidad de creación, modificación o supresión de órganos administrativos. Ahora bien, la discrecionalidad para autoorganizarse está sujeta a límites jurídicos. En primer lugar, la Constitución fija los principios a los que queda sometida la capacidad autoorganizativa; la ley, tanto estatal como autonómica, configura los elementos estructurales básicos; y finalmente, los reglamentos de la propia administración. La LRJSP condiciona la creación de cualquier órgano administrativo al menos a los siguientes requisitos: — Determinación de su forma de integración en la Administración Pública de que se trate y su dependencia jerárquica. — Delimitación de sus funciones y competencias. — Dotación de los créditos necesarios para su puesta en marcha y funcionamiento. 34. LOS PRINCIPIOS DE ORGANIZACIÓN Y ACTUACIÓN DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS. La Administración es un conjunto de entes subordinados a la ley, que sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho (art. 103 CE). Junto a estos principios recogidos directamente en la constitución, es preciso resaltar, en materia organizativa los recogidos en la LRJSP. Concretamente, el principio de eficacia y de jerarquía o los principios descentralización funcional y de desconcentración funcional y territorial. Como PRINCIPIOS DE INTERVENCION de las AAPP para el desarrollo de una actividad se mencionan: los principios de proporcionalidad, elección de medida menos restrictiva, motivar su necesidad, justificar su adecuación a los fines y que no se produzcan diferencias de trato discriminatorias. Junto a los anteriores, es destacable los principios surgidos en el ámbito de la UE: El principio de buena administración y el principio de buena gestión financiera. 52 35. EL PRINCIPIO DE EFICACIA. El principio de eficacia supone que la organización y la función administrativa deben estar diseñadas y concebidas para garantizar la obtención de los objetivos, fines y metas propuestos y asignados por el propio ordenamiento jurídico. La planificación, la evaluación y la rendición de cuentas son algunos de los instrumentos que preservan el principio de eficacia. Una manifestación de este principio, cuando se aplica al ejercicio de la potestad organizatoria, es que la LRJSP prohíbe la creación de nuevos órganos que supongan duplicación de otros ya existentes, si al mismo tiempo no se suprime o restringe debidamente la competencia de éstos. Su creación sólo tendrá lugar previa comprobación de que no existe otro en la misma Administración que desarrolle igual función sobre el mismo territorio y población (art. 5.4 LRJSP). 36. EL PRINCIPIO DE JERARQUÍA ADMINISTRATIVA. El principio de jerarquía administrativa (art. 103 CE) es la relación o el vínculo que liga por razón del rango a distintos órganos de un mismo ente administrativo. Los órganos están ordenados verticalmente de forma que unos están subordinados a otros superiores, que tienen una misma competencia material. En efecto, el principio de jerarquía administrativa no ordena los vínculos entre distintas Administraciones Públicas porque entre ellas la relación es competencial. El principio de jerarquía administrativa no debe confundirse con la jerarquía normativa, principio por el que las normas jurídicas se ordenan mediante un sistema de prioridad y unas normas tienen preferencia sobre otras. Este principio se caracteriza por cuatro notas principales: supervisión, decisión, inspección y resolución de conflictos, que dan lugar a las facultades que posee el superior jerárquico sobre el subordinado: − Dictar órdenes. − Inspeccionar su actividad. − Resolver conflictos. − Anular o reformar actos del interior. − Avocar atribuciones. − Ejercer potestad disciplinaria. − Delegar, cuanto la ley lo indique o no lo prohíba. 53 − Resolver los recursos de alzada interpuestos contra las resoluciones y actos de los órganos inferiores. 37. EL PRINCIPIO DE DESCENTRALIZACIÓN. El principio de descentralización está expresamente recogido en el art. 103.1 CE y recoge una pretensión: la de transferir mayores competencias y recursos a las Administraciones territoriales más reducidas (descentralización territorial) o a entidades administrativas especializadas (descentralización funcional). Cuál sea el grado de descentralización y, consecuentemente, de distribución de competencias entre distintos entes territoriales es una decisión estrechamente conectada con la distribución de poder político entre las distintas instancias de gobierno que representa a una colectividad. Esta descentralización territorial, si se quiere, es diferente a la descentralización de funciones de un ente territorial a otro ente u organismo con personalidad jurídica propia para que gestione ciertos servicios o ejerza ciertas funciones administrativas Sea una descentralización territorial o funcional, el principio de descentralización supone la transferencia de competencias y con ello la responsabilidad en el ejercicio de actividades administrativas y en la prestación de servicios públicos. La competencia transferida pasa a ser ejercida como propia. En nuestro ordenamiento jurídico este principio ha de ser completado con el de autonomía que implica dotar a las entidades descentralizadas de un marco de decisión de sus respectivos intereses. /////////////////no es pregunta //////////// Transferencia de competencias de forma permanente o estable de un órgano superior a otro inferior, sea central o periférico, dentro de un mismo ente público o bien la disminución de los lazos de control o subordinación entre ellos. Se traslada la titularidad de la competencia, que pasa a ejercerse en nombre propio por el órgano desconcentrado. La desconcentración se produce entre sujetos sin personalidad y puede realizarse horizontalmente, hacia órganos de igual nivel o verticalmente hacia órganos subordinados, pero nunca entre órganos de distintas Administraciones, sino seria una descentralización. //////////////////////////////////////////// 54 38. EL EJERCICIO COMPETENCIAL EN LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Y LA ALTERACIÓN EN SU EJERCICIO. La COMPETENCIA es el conjunto de facultades, poderes, y atribuciones que el ordenamiento jurídico atribuye a cada órgano. A ella se refiere el artículo 8 LRJSP, indicando que “la competencia es irrenunciable y se ejercerá por los órganos administrativos que la tengan atribuida como propia, salvo los casos de delegación o avocación”, lo cual significa que están autorizados y obligados a ejercitarla. La atribución de competencia a unos órganos tiene una destacada trascendencia jurídica, ya que tiene como FINALIDAD determinar su ámbito de conocimiento y actuación legítimo. El principio de competencia satisface así una necesidad de seguridad jurídica a la que tienen derecho los administrados. Se utilizan tres CRITERIOS PARA LA ATRIBUCIÓN, DISTRIBUCIÓN O ASIGNACIÓN DE LA COMPETENCIA: − Por razón de la jerarquía, se distribuye de una manera vertical en función del nivel jerárquico del órgano. − Por razón del territorio, se asigna la competencia en razón del ámbito espacial sobre el que los órganos las ejercen. − Por razón de la materia, lo que supone que son distribuciones por fines y objetivos en diversos órganos que no guardan entre sí una relación jerárquica, sino que se ocupan de funciones distintas. Finalmente, indicar que “Si alguna disposición atribuye competencia a una Administración, sin especificar el órgano que debe ejercerla, se entenderá que la facultad de instruir y resolver los expedientes corresponde a los órganos inferiores competentes por razón de la materia y del territorio, y, de existir varios de éstos, al superior jerárquico común” (art. 8.3 LRJSP). Existen diversos SUPUESTOS DE ALTERACIÓN DE LA COMPETENCIA: ➢ Delegación de competencias. Es la transmisión del ejercicio de una competencia propia de un órgano a otro de la misma Administración, que no necesariamente ha de ser subordinado, o de las entidades de Derecho público vinculadas o dependientes de aquélla, en virtud de un acto del primero en los casos autorizados y previstos por las leyes. Esa transmisión no supone alteración de la titularidad de la competencia, ni del régimen de distribución, por ello las resoluciones adoptadas por delegación se considerarán dictadas por el órgano delegante, a diferencia de lo que ocurre con la desconcentración. 55 Existen materias que no se pueden delegar y su ejercicio requiere requisitos formales: ➔ Se haga constar esta circunstancia en todas las resoluciones administrativas que dicten. ➔ Su publicación en el BO correspondiente (en función de la administración a la que pertenezca el órgano delegante) Señalar, por último, que las competencias delegadas no pueden delegarse de nuevo porque no se tiene la titularidad y que la delegación será revocable en cualquier momento por el mismo órgano que la haya conferido. ➢ Avocación. Es lo contrario de la delegación. Consiste en la atracción por el órgano superior de competencias que corresponden al órgano inferior, de forma motivada y en su caso concreto, ya se trate de competencias propias del órgano inferior como de competencias delegadas de éste, cuando circunstancias de índole técnica, económica, social, jurídica o territorial lo hagan convenientemente (art. 10 LRJSP). Debe quedar claro que no es avocación la revocación de una delegación. Los actos dictados se consideran dictados por el órgano que avocó la competencia y contra el acuerdo de avocación no cabrá recurso. ➢ Encomienda de gestión. Según el artículo 11.1 LRJSP: “La realización de actividades de carácter material, técnico o de servicios de la competencia de los órganos administrativos o de las entidades de Derecho público podrá ser encomendada a otros órganos o entidades de la misma o distinta Administración, por razones de eficacia o cuando no se posean los medios técnicos idóneos para su desempeño”. No supone cesión de titularidad de la competencia ni de los elementos sustantivos de su ejercicio, siendo responsabilidad de la entidad encomendante dictar actos o resoluciones de carácter jurídico den soporte o en los que se integre la correcta actividad material objeto de encomienda. 56 La encomienda de gestión y su resolución deberá ser publicada, para su eficacia, en el Boletín Oficial correspondiente, indicando las actividades a las que afecten, el plazo de vigencia y la naturaleza y alcance de la gestión encomendada. Cuando la encomienda de gestión se realiza entre distintas Administraciones se formalizará mediante firma del correspondiente convenio entre ellas (art. 15.4). ➢ Delegación de firma. Consiste en atribuir exclusivamente a otro órgano inferior la facultad de firmar las decisiones adoptadas, en materia de su propia competencia, siendo al órgano delegante de la firma a quien se imputan plenamente las decisiones adoptadas. Se debe hacer constar en las resoluciones y actos que se firmen por delegación esta circunstancia y la autoridad de procedencia. Con la LRJSP la prohibición de delegación en las resoluciones de carácter sancionador se ha suprimido. ➢ Suplencia. Los titulares de los órganos administrativos podrán ser suplidos temporalmente en los supuestos de vacante, ausencia o enfermedad. Mediante la suplencia el órgano suplente ejercerá las competencias propias y delegadas, que estuviera ejerciendo el órgano suplido. Si no se designa suplente, la competencia se ejercerá por quien designe el órgano administrativo de quien dependa. La suplencia junto a la encomienda de gestión y la delegación de firma no suponen alteraciones de la titularidad de la competencia, aunque si de los elementos determinantes de su ejercicio. • Sustitución. La suplencia hay que diferenciarla de la sustitución funcional que es la figura mediante la cual las competencias de un órgano son ejercidas temporalmente por otro. Se trata de supuestos extraordinarios, bien por razones de urgencia o de extrema necesidad o bien para salvaguardar situaciones en que un órgano actúa manifiestamente contra la legalidad y el interés social protegido por la misma. La sustitución puede producirse entre órganos de una misma Administración [por ej., un alcalde puede adoptar personalmente, y bajo su responsabilidad, las medidas necesarias en caso de catástrofe, de infortunio público o de grave riesgo, asumiendo competencias del Pleno del Ayuntamiento, dando cuenta inmediata, art. 21.1.m) LBRL] o entre órganos pertenecientes a distintas Administraciones [por ej., la AGE y las CCAA pueden sustituir a una Corporación local en el supuesto de que ésta incumpla obligaciones impuestas directamente por la ley y ello afecte al ejercicio de sus respectivas competencias (art. 60 LBRL)]. 57 39. LAS RELACIONES INTERADMINISTRATIVAS. Los principios que rigen las relaciones interadministrativas están recogidos en el art. 140 LRJSP: A. El principio general de supremacía El art. 2 CE consagra el principio de unidad, que orgánicamente se traduce en la supremacía de unos entes sobre otros debido a la jerarquización. Así, el círculo de intereses generales o comunes que corresponden al Estado es más amplio y superior que el de las CCAA, y a su vez, el de estas es superior al de los Entes Locales. Pero esta supremacía está CONDICIONADA por el principio de autonomía reconocido constitucionalmente para entes inferiores. 1. PRINCIPIO DE COOPERACIÓN, La cooperación es una forma de coordinación voluntaria entre diversos entes públicos que gozan de autonomía que actúan desde una posición de igualdad. Las Administraciones cooperarán y podrán acordar de manera voluntaria la forma de ejercer sus respectivas competencias. La formalización de las relaciones de cooperación requiere la aceptación expresa y podrá hacerse en acuerdos o convenios de órganos de cooperación. En éstos se establecerán las condiciones y compromisos que asumen las partes que los suscriben. La LRJSP regula varias TÉCNICAS DE COOPERACION (art. 144) : – La participación en órganos de cooperación – La participación en órganos consultivos de otra AP – La participación de una Administración Pública en organismos públicos o entidades de otra AP – Prestación de medios materiales, económicos o personales – aplicación coordinada de la normativa – emisión de informes no preceptivos – actuaciones de cooperación en materia patrimonial, incluidos los cambios de titularidad y la cesión de bienes 58 La LRJSP regula varias TÉCNICAS ORGÁNICAS DE COOPERACIÓN, es decir, mediante órganos especializados para la cooperación interadministrativa: a. CONFERENCIA DE PRESIDENTES: Es un órgano de cooperación compuesto por el Presidente del Gobierno, Presidentes de las CCAA y ciudades autónomas. (Novedad de la LRJPAC) b. CONFERENCIAS SECTORIALES: Son órganos colegiados compuestos por representantes de la AGE, de las CCAA y ciudades autónomas para la cooperación entre ellas de las materias donde exista interrelación competencial. c. COMISIONES BILATERALES DE COOPERACIÓN: Compuesto por representantes de la AGE o de la CCAA, y ejercen funciones de consulta y adopción de acuerdos con el fin de mejorar la coordinación. d. COMISIONES TERRITORIALES DE COORDINACION: Su regulación en la LRJSP es errónea pues alude a otro principio. Se crean entre Administraciones cuyos territorios sean coincidentes o limítrofes para mejorar la coordinación de la prestación de servicios. Se pueden componer de representantes de la AGE y entidades locales, o Locales y CCAA o las 3 Administraciones. B. El deber de colaboración El deber de colaboración implica ciertos deberes: : respetar el ejercicio legítimo de sus competencias por las otras Administraciones; facilitar a las otras Administraciones la información que precisen sobre la actividad que desarrollan; prestar en el ámbito propio la cooperación y asistencia necesaria y la participación en procedimientos conjuntos. También en este caso hay inalterabilidad de la titularidad de las competencias. La LRJSP establece varias técnicas de colaboración (art. 142): el suministro de información, datos, documentos o medios probatorios; la creación y mantenimiento de sistemas integrados de información administrativa; el deber de asistencia y auxilio; cualquier otra prevista en una Ley 59 C. La coordinación interadministrativa La coordinación no se produce en plano de igualdad, sino que el ente superior hace uso de su supremacía para lograr la coherencia en la actuación de los entes inferiores. Las potestades de coordinación deben estar atribuidas por normas jurídicas. Existen potestades de coordinación del ESTADO Y CCAA SOBRE LOS ENTES LOCALES, regulados en la LRBRH con unos requisitos y unas fórmulas coordinadoras. Cuando las CCAA ejecutan legislación propia. No caben las potestades anteriores, y debe acudirse a las técnicas de cooperación expuestas anteriormente. No obstante, la CE atribuye al Estado poderes específicos de coordinación de carácter sectorial. En fin, hay técnicas de coordinación (esto es, mediante la creación de órganos ad hoc) y técnicas funcionales de coordinación, siendo las más utilizadas los planes y programas. D. Las relaciones electrónicas interadministrativas. Aunque no se trate de relaciones interadministrativas que afectan el ejercicio de competencias, podemos mencionar aquí la obligación del empleo de los medios electrónicos para las relaciones interadministrativas y con entidades vinculadas y dependientes (art. 3.2 LRJSP). A fin de lograr relaciones interadministrativas fehacientes y seguras, se han establecido dos medidas: - El Esquema Nacional de Interoperabilidad. La interoperabilidad es la capacidad de los sistemas de información y de los procedimientos a los que éstos dan soporte, de compartir datos y posibilitar el intercambio de información y conocimiento entre ellos. - El Esquema Nacional de Seguridad. Debe tenerse en consideración el principio de seguridad en la implantación y utilización de los medios electrónicos por las Administraciones Públicas. Para garantizar este principio se estableció el Esquema Nacional de Seguridad, cuya finalidad es la creación de las condiciones necesarias de confianza en el uso de los medios electrónicos, a través de medidas para garantizar la seguridad de los sistemas, los datos, las comunicaciones, y los servicios electrónicos, 60 40. LAS RELACIONES INTERORGÁNICAS. Para lograr la COHERENCIA EN LA ACTUACIÓN dentro de cada ente público se usan las siguientes TÉCNICAS DE UNIDAD DE ACCIÓN: A. LOS PRINCIPIOS DE DIRECCIÓN Y JERARQUÍA No solo mediante la jerarquía se puede lograr la unidad de acción, por eso se utilizan también técnicas de dirección. Esto significa que el órgano superior no puede predeterminar la actuación del inferior, sino que solo lo condiciona su actividad de forma externa. La relación de dirección solo es posible cuando las funciones del inferior son decisorias (ej. expropiar, sancionar…), de asesoramiento o sean tareas materiales. La relación de jerarquía se da cuando la competencia se atribuye a dos órganos de distinto nivel y el superior puede ordenar al inferior. B. ORDENACIÓN Los órganos superiores pueden ordenar la actividad de los inferiores mediante ÓRDENES, que consisten en imponer una conducta al inferior, que en caso de incumplimiento puede dar lugar a responsabilidad disciplinaria. También cabe dar INSTRUCCIONES, son más generales que las órdenes y su alcance es distinto según sean instrucciones normativas, criterios de interpretación, de servicio o señalamiento de objetivos. C. LA COORDINACIÓN INTERORGÁNICA Es un principio organizativo que tiende a unificar las actividades de los órganos de una misma Administración para conseguir un fin, evitando actuaciones divergentes y contradictorias , lo que conlleva una economía de actuaciones. Exige la concurrencia de un título competencial concreto para poder llevarse a cabo. La LRJSP no impone la coordinación. La coordinación es una de las funciones típicas de los órganos superiores de la Administración (por ej., Presidencia del Gobierno). Aunque se puede producir en un plano de igualdad, la coordinación conlleva un cierto poder de dirección, consecuencia de la posición de superioridad en que se encuentra el órgano coordinador respecto al coordinado. 61 D. El CONTROL Las manifestaciones de esta potestad de control son las más abundantes. Puede tratarse de: - controles a priori, simultáneos a la actividad o posteriores; - controles formales o informales - de legalidad u oportunidad - de los actos en sí mismos o de la actividad Los más importantes son los 2 últimos: • El control de los actos puede realizarse mediante la revisión en vía de recurso, la revisión de oficio, la posibilidad de reforma del acto y el control económico financiero • El control sobre la actividad se realiza a través de: - La potestad de inspección La potestad disciplinaria o de sanción La exigencia de memorias o informes para rendir La potestad de sustitución interorgánica, en caso de inactividad o gestión defectuosa del órgano inferior. 41. CONFLICTOS ENTRE ADMINISTRACIONES PÚBLICAS. Conflictos entre administraciones públicas Los conflictos de competencia entre Estado y CCAA, o de éstas entre sí, encuentran su regulación en la Ley Orgánica 1/1978, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional (arts. 60 a 72). Pueden ser de dos TIPOS: • NEGATIVOS, que suceden cuando frente a la petición concreta de un ciudadano ambas administraciones no se consideran competentes o porque requerida una Comunidad Autónoma para el ejercicio de una competencia, esta no la ejerce; • POSITIVOS, cuando una de las citadas Administraciones invada la competencia de otra. Los CONFLICTOS ENTRE ENTIDADES LOCALES Y EL ESTADO O LA COMUNIDAD AUTÓNOMA respectiva son resueltos, previo requerimiento a éstas y si éste no es atendido, por los órganos jurisdiccionales competentes. Los conflictos ENTRE ENTIDADES LOCALES se resuelvan por la Comunidad Autónoma respectiva o por el Estado cuando pertenecen a CCAA distintas. 62 Tanto la CE como la LBRL prevén que la legislación imponga, su sustitución o disolución del ente, en el caso de las CCAA y las entidades locales, respectivamente, se coloquen en supuestos límite: se atente contra el interés general de España o se produzca un incumplimiento de las obligaciones. Conflictos entre órganos de la misma administración pública. En este caso se conocen con el nombre de conflictos de atribución a los que en general se refiere el artículo 14 LRJSP, siendo de destacar que este tipo de conflictos sólo pueden suscitarse entre ÓRGANOS DE LA MISMA ADMINISTRACIÓN que no estén relacionados jerárquicamente. En atención a la naturaleza del conflicto, cabe hablar de conflictos positivos que se dan cuando dos órganos se estiman competentes para conocer del asunto y conflictos negativos, que tienen lugar cuando ninguno se considera competente para conocer del asunto. Los conflictos entre órganos de una misma Administración son resueltos según los cauces diversos que prevé el ordenamiento para cada caso y, a salvo de legislación específica, con carácter general por el órgano superior jerárquico común en el plazo de 10 días sin que queda recurso alguno. 42.CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN. Son los que se producen entre Juzgados o Tribunales y la Administración. De estos conoce el Tribunal de Conflictos de Jurisdicción compuesto por magistrados y miembros del consejo de Estado. Estos conflictos también pueden ser positivos o negativos. En el primer caso, el órgano jurisdiccional que se considera competente requerirá de inhibición al órgano administrativo que esté conociendo, previo informe del Ministerio Fiscal. El órgano requerido se pronunciará acerca de si acepta o no la inhibición. En el caso contrario, el órgano administrativo dirigirá oficio de inhibición al juzgado o tribunal que debe decidir si acepta o no declinar su competencia. En el conflicto negativo no se da comunicación alguna previa entre los órganos en conflicto, sino que cuando se les plantea el conflicto cada uno se declara incompetente. El interesado puede plantearlo mediante escrito dirigido al Tribunal de Conflictos de Jurisdicción, presentándolo ante el órgano jurisdiccional que se hubiera declarado incompetente, el cual elevará las actuaciones al mencionado Tribunal y requerirá al órgano administrativo en cuestión para que proceda de igual forma. 63 43. LOS ÓRGANOS COLEGIADOS. (terminar) Los órganos colegiados son aquellos en los que la titularidad se confía a un conjunto de personas físicas que concurren a formar la voluntad del órgano. La Administración moderna recurre con mayor frecuencia a los órganos colegiados en la toma de decisiones (por ej., Consejo de Gobierno de una Universidad). El RÉGIMEN JURÍDICO de los órganos colegiados viene regulado en los artículos 15 a 18 LRJSP, de los que extraemos las siguientes notas esenciales: Los órganos colegiados estarán formados por una pluralidad de miembros de número variable, entre los que siempre deberá existir un Presidente y un Secretario. El primero preside las sesiones, dirime con su voto los empates y ejerce funciones inherentes a sus cargo. El Secretario podrá ser un miembro del propio órgano o una persona al servicio de la Administración Pública y le corresponde las funciones recogidas en el artículo 16 LRJSP. En cuanto a las reglas generales de formación de la voluntad de los órganos colegiados hay que tener en cuenta el régimen de constitución para la celebración de sesiones y el de funcionamiento, con especial atención a la adopción de acuerdos, ya que la vulneración de dichas reglas suponen la nulidad de pleno derecho de los acuerdos alcanzados [art. 47.1.e) LPAC]. Algunas de estas normas son las siguientes: − Podrán celebrar sus sesiones de forma presencial o a distancia − Para la valida constitución del órgano se requerirá la presencia de presidente y del secretario, y de la mitad al menos se de sus miembros en primera convocatoria. − Salvo que no sea posible, las convocatorias serán remitidas por medios electrónicos − No podrá ser objeto de debate y decisión ningún asunto que no figure en el orden del día, salvo declaración de urgencia por mayoría de votos. − Los acuerdos serán adoptados por mayoría de votos, salvo previsión de mayorías cualificadas. − Cuando los miembros del órgano voten en contra o se abstenga en un asunto, quedarán exentos de la posible responsabilidad que pudiera derivarse del acuerdo del órgano, pudiendo dejar constancia en el acta de ello. − Cada sesión que se celebre el órgano colegiado se levantará acta por el secretario. 64 − Podrán grabarse las sesiones y junto con el certificado del secretario de su autenticidad acompañar el acta. − Los órganos colegiados podrán establecer el régimen propio de convocatorias, si éste no está previsto por sus normas de funcionamiento. //////////////no es pregunta/////////// Tipos de órganos administrativos Los entes públicos se dividen en una serie de unidades administrativas, los órganos administrativos, integrados por dos elementos fundamentales: por un lado, la persona física titular del órgano (o el conjunto de ellas); por otro, el conjunto de competencias que tienen atribuidas y los medios materiales puestos a su disposición para ejercitarlas. La expresión más clara para delimitar la idea de órgano es la que lo considera como unidad administrativa mínima e indivisible. El órgano administrativo se puede definir como las unidades administrativas a las que se les atribuyan funciones que tengan efectos jurídicos frente a terceros, o cuya actuación tenga carácter preceptivo. Los órganos administrativos no tienen personalidad jurídica, solo tienen competencias asignadas por la normativa. Es la administración la que goza de personalidad jurídica. En cuanto a la relación del órgano con su titular, partimos de la base de la integración de este último en el órgano como una parte inseparable del mismo. En este sentido, cuando el titular toma una decisión, ésta será imputable al órgano mismo y no a su titular. Esto es así por considerar que el funcionario es el órgano mismo y no su representante. El órgano no se confunde con su titular, esto es la persona o personas a las que corresponde desempeñar sus funciones, puesto que actúa a través de las personas físicas. Órgano y titular son conceptos distintos, de hecho puede existir un órgano sin titular cuando está vacante y empleados públicos que carezcan de órgano por estar en situación de expectativa de destino Existen muchas clases de órganos y distintos criterios de clasificación: – Por sus miembros: Unipersonales / Colegiados – Según ámbito territorial: Centrales / Periféricos 65 – Según funciones: ● ACTIVOS: llevan a cabo la gestión y la ejecución de los acuerdos de las administraciones. ● CONSULTIVOS: emiten su parecer asesorando a otros órganos. ● DE CONTROL: supervisan determinados aspectos de la actividad administrativa valorando su adecuación a la legalidad. ///////////////////////////////////////////////////////////////////////// 66 TEMA 4: EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y LAS POTESTADES ADMINISTRATIVAS 44. ANTECEDENTES DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD. A partir del siglo XV, tras el fracaso del sistema feudal , se fueron formando en Europa los Estados modernos o Estados nación. El Estado moderno es una forma de organización política basada en la centralización del poder en el monarca absoluto en detrimento de los poderes territoriales que habían ostentado los señores feudales durante la Edad Media La monarquía absoluta tenía como ideas: ● La supremacía del estado frente a cualquier otro poder (Maquiavelo). ● De la soberanía como poder absoluto y perpetuo (Bodin), ● Del origen divino del poder (Bossuet) En el absolutismo el poder divino del rey se identificaba con el dogma del Estado soberano. Los tres poderes del Estado se encontraban concentrados en el rey: el rey legislaba, administraba e impartía justicia. El rey era la fuente del Derecho, y su voluntad se convertía en ley (quod principi placuit, legis habet vigorem). Además, el rey era el legislador absoluto, porque su poder no estaba limitado por el de otros. La Administración del régimen absolutista era una creación del rey, que estaba a su servicio, y que sólo rendía cuentas ante él. Desde mediados del siglo XVIII, el movimiento de la Ilustración, que propugnaba la razón, la igualdad y la libertad, fue socavando el dogma del derecho divino de los reyes hasta dar al traste con la monarquía absoluta a partir de los acontecimientos que se desencadenaron con la Revolución francesa. En la teoría de división de poderes (Locke y Montesquieu) y las ideas de la garantía de los derechos y de la ley como expresión de la voluntad general (Rousseau) están la base del principio de legalidad como instrumento de sometimiento del poder y garantía de los derechos de los ciudadanos. Según Rousseau, la soberanía es el ejercicio de la voluntad general, y la ley es la forma de su expresión. 67 A finales del siglo XVIII, con motivo de las revoluciones liberales se proclaman las primeras declaraciones de derechos de los ciudadanos: Declaración de Derechos de Virginia; Declaración de Independencia de los Estados Unidos; Declaración de derechos del Hombre y del Ciudadano. Como expresión del liberalismo político al comienzo del siglo XIX surgió en Alemania la idea de Estado de Derecho como un modelo de Estado conducido conforme a normas jurídicas opuesto al estado absolutista. Los profesores Enterría Y Fernández Rodríguez señalan que tras la revolución se entenderá que “la Administración es una creación abstracta del Derecho y no una emanación personal del soberano y actúa sometida necesariamente a la legalidad (legalidad objetiva), que se sobrepone a la Administración y no un mero instrumento ocasional y relativo a la misma, y por ello también tal legalidad puede ser invocada por los particulares mediante un sistema de acciones, expresión del principio de libertad que la Revolución instaura, y que revela como dicha legalidad viene a descomponerse en verdaderos derecho subjetivos”. 45. CONCEPTO, REGULACIÓN E IMPLICACIONES DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD. El principio de legalidad es un principio constitucional que impone la sujeción de los ciudadanos y de los poderes públicos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico (art. 9.1 CE). El principio de legalidad es esencial en el Estado de Derecho, pues permite limitar el poder y garantizar un ámbito de libertad de los ciudadanos. El principio de legalidad tiene origen en la idea de que la ley es la que otorga poderes a las autoridades (lex facit regem), que establece las condiciones de ejercicio de dichos poderes, y la que fija los límites de la autonomía de las personas. Como idea esencial hay que retener que, por virtud del principio de legalidad, toda actuación de los poderes públicos debe estar justificada en una norma previa, y en esa importante idea se encuentra el origen del Derecho administrativo. La CE lo contempla de forma general en su art. 9.3. La legalidad administrativa era una técnica de sometimiento de la AP a la ley. Actualmente debe entenderse que la sujeción administrativa no es solo a la ley en sentido estricto, si no al completo ordenamiento jurídico (art. 9.1 CE) Los Arts. 103 y 106 CE, establecen también el sometimiento de la Administración y de su actuación al OJ. 68 El principio de legalidad administrativa implica que: • Que la AP está vinculada al completo OJ (Tratados Internacionales, Dº de la UE, leyes, reglamentos y demás fuentes del Derecho). • Que la Administración necesita para actuar una norma previa que le habilite o apodere para ello, ya sea ley o reglamento. • Que a través de las normas se atribuyen potestades a la Administración pública para el cumplimiento de sus fines, lo que le otorga una posición de supremacía frente a los ciudadanos. • Que la validez de la actuación de la Administración depende de su adecuación al ordenamiento jurídico, que podrá ser revisada por los Tribunales, que garantizan la sujeción de la AP al Derecho y los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos frente a la Administración 46. LA VINCULACIÓN POSITIVA Y LA VINCULACIÓN NEGATIVA. El alcance de la vinculación de la AP a la ley ha sido polémica tanto en la doctrina como en la jurisprudencia. La CE de 1978 reconoce la libertad como un valor superior del OJ y como fundamento del orden público y la paz social. Por tanto, puede afirmarse que la Constitución reconoce el principio general de libertad de las personas, que les autoriza a realizar cualquier actividad que no esté prohibida o cuyo ejercicio no esté condicionado al cumplimiento de requisitos . Por tanto, puede decirse que la vinculación de las personas al ordenamiento jurídico es negativa (negative Bindung), lo que significa que a las personas les está permitido lo que no está prohibido expresamente por una norma. Este principio ya fue recogido en la Declaración de Derechos del Hombre y del cuidado. Si se aplicara la tesis de la vinculación negativa, la AP podría hacer todo aquello que no estuviera prohibido por la ley, y ello supondría reconocerle plena libertad. No obstante, desde una perspectiva kelseniana no es posible admitir esta doctrina de vinculación porque, según Kelsen El Derecho se identifica con el Estado, por lo que la Administración Pública, como elemento del Estado, deberá encontrar su fundamento en el Derecho. Por ello, se afirma mayoritariamente que la Administración Pública guarda una vinculación positiva con la ley (positive Bindung). La vinculación positiva de la Administración Pública a la ley se representa en la regla según la cual lo que no está permitido está prohibido 69 Ésta es la doctrina clásica de la legalidad según la cual la Administración Pública recibe sus potestades de la ley mediante una habilitación positiva que delimita el ámbito en el que ésta puede operar válidamente. Algunas sentencias del Tribunal Supremo aluden a la doctrina de la vinculación positiva de la Administración Pública. La vinculación positiva de la Administración Pública, obliga a ésta a respetar la Ley. Por tanto, si la Administración sólo puede hacer lo que una norma permite (principio de vinculación positiva), el contenido y fin de sus actos o disposiciones deberá estar sometido al ordenamiento jurídico y conforme a las normas que le sirven de Ahora bien, como se dijo inicialmente, una vez que se reconoce la vinculación positiva de la Administración Pública a la ley queda por determinar cuál es el grado de vinculación. A este respecto hay que tener en cuenta que la Constitución reconoce al Ejecutivo una determinada posición (art. 97.1), y que confía a la Administración unas funciones que debe desarrollar para satisfacer el interés general (art. 103.1). Desde esta perspectiva, se sostiene que la Administración está legitimada democráticamente por la Constitución para desarrollar sus funciones y que puede usar dichos poderes, aunque sean genéricos, cuando la ley no lo impida expresamente. Santamaría Pastor considera que la vinculación positiva de la Administración a la ley afecta a todas las actuaciones desfavorables o restrictivas de derechos (doctrina alemana). En definitiva, el principio de legalidad vincula positivamente a la administración y es una técnica de atribución de poderes. 47. CONCEPTO DE POTESTAD ADMINISTRATIVA. La potestad, según Santi Romano, es un poder jurídico otorgado por el ordenamiento que permite la imposición de decisiones para cumplir una función. El ordenamiento atribuye potestades privadas, como la patria potestad de los padres sobre los hijos menores pero también, confiere potestades a los poderes públicos: la potestad legislativa, jurisdiccional o reglamentaria. • La jurisdiccional permite juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. • La legislativa faculta para aprobar, modificar y derogar leyes. • La reglamentaria habilita para adoptar reglamentos. 70 La potestad administrativa es un poder jurídico otorgado por el ordenamiento jurídico a la Administración Pública, que se justifica en la necesidad de satisfacer el interés general con objetividad. La Administración Pública, para vencer las resistencias a su actuación, que puede encontrar en los intereses particulares opuestos al interés general y colectivo que tutela, debe disponer de armas excepcionales que le permitan dominar estos impulsos sociales e individuales, reconduciéndolos al interés común. Esas armas son las potestades administrativas. Para García de Enterría es el mecanismo con el que se expresa el principio de legalidad, porque las actuaciones de la Administración se materializan en el ejercicio de un poder atribuido previamente por la Ley y por ella delimitado y construido. Nuestro ordenamiento jurídico contempla numerosas potestades administrativas, como la reglamentaria, sancionadora, disciplinaria, expropiatoria, , de deslinde y recuperación posesoria, etc. Estas prerrogativas caracterizan a la AP como ponterior persona , o como organización que se encuentra en una situación de supremacía frente a las personas. El ejercicio de las potestades administrativas se exterioriza principalmente a través de actuaciones formales (procedimientos, actos y normas), pero también de actuaciones materiales (el derribo de un edificio construido contrariando el planeamiento urbanístico). El otorgamiento de las potestades a la Administración se equilibra jurídicamente con las garantías que el ordenamiento establece para los ciudadanos. Así, la Administración al imponer una sanción (potestad sancionadora) debe seguir el procedimiento administrativo y respetar los derechos del inculpado; puede expropiar derechos de contenido patrimonial (potestad expropiatoria) pero solo si cumplen los requisitos y paguen el justiprecio. //////////////////// Las potestades administrativas deben atribuirse a la AP de forma expresa mediante una norma. Excepcionalmente, a partir de una potestad administrativa expresamente atribuida puede inferirse la existencia de una potestad implícita. ((Por ejemplo, los tribunales calificadores tienen atribuida expresamente la potestad de calificación en los procedimientos selectivos, pero además tienen la potestad implícita de solventar los problemas que puedan surgir con motivo de la aplicación de las bases que rigen el correspondiente concurso para lo que pueden tener que interpretar las bases y colmar las lagunas que se encuentren.))) 71 Por otro lado, por regla general las potestades administrativas deben ser específicas, es decir, determinadas en cuanto a su contenido. Excepcionalmente pueden existir potestades administrativas genéricas o indeterminadas, o cláusulas generales de apoderamiento. No obstante, como todas las potestades, las genéricas también están limitadas por el ordenamiento jurídico. 48 CARACTERÍSTICAS DE LAS POTESTADES ADMINISTRATIVAS. Las potestades administrativas tienen las siguientes características: a) Tienen origen directo en una norma jurídica. b) Son públicas porque se regulan por el Derecho administrativo. c) Son exorbitantes porque otorgan una posición de supremacía a la Administración. d) Se atribuyen para un fin determinado, y si no se usan para ese fin, sino para otro distinto, se produce el vicio de la desviación de poder. e) Son limitadas por el ordenamiento jurídico. f) Se imponen obligatoriamente. g) Son imprescriptibles porque no se extinguen por el transcurso del tiempo, aunque las acciones en ejercicio de una potestad sí pueden caducar. h) Son irrenunciables porque la Administración Pública no puede renunciar a su ejercicio. i) Son inagotables porque no se extinguen por su ejercicio. j) Son intransmisibles porque no se pueden transmitir a terceros. k) Son erga omnes porque se ejercitan frente a todos. l) Su ejercicio es revisable por los Tribunales. 49. CLASES DE POTESTADES ADMINISTRATIVAS Existen diferentes clases en base a varios criterios doctrinales • Por la forma de atribución de la potestad: la potestad solo existe cuando una norma habilita a la administración para su ejercicio. Será expresa si la norma la atribuye a la Administración de forma clara y terminante, y será implícita si la norma no la atribuye con claridad, pero puede deducirse su existencia de la atribución expresa a la Administración de otra potestad. 72 • Por su grado de especificación: : la potestad es específica si se ha determinado su contenido, es decir, los medios para su ejercicio, el órgano administrativo competente y el procedimiento. En cambio, la potestad es genérica si la norma no realiza esa concreción. • Por su contenido material: en función de la materia sobre la que se despliega la potestad puede ser reglamentaria, expropiatoria, sancionadora, tributaria, etc. • Por el tipo de relación a la que afecta: puede ser de sujeción especial o de supremacía, cuando afecta a relaciones de especial intensidad entre la Administración y las personas (funcionarios, presos, etc.), o puede ser de sujeción general, cuando afecta a todas las personas por igual. Las potestades de sujeción especial pueden imponer mayores limitaciones a sus destinatarios, y refuerzan la posición de supremacía de la Administración sobre los ciudadanos que se han situado en una posición especial respecto a esta. La general conlleva el otorgamiento a la administración de unas mismas potestades frente a todos los ciudadanos. • Por su incidencia en el statu quo (relaciones jurídicas): la potestad es modificativa o innovativa si crea, modifica o extingue relaciones jurídicas (potestad expropiatoria o sancionadora), y es conservativa si protege relaciones ya creadas (potestad de recuperación de oficio). • Por el grado de predeterminación normativa: es reglada si la norma jurídica que la atribuye define con detalle y precisión sin dejar margen de libre apreciación a la Administración. Cuando la potestad es reglada la vinculación de la Administración Pública es muy intensa porque sólo puede comprobar la concurrencia de los requisitos y presupuestos establecidos en la norma (supuesto de hecho) y ejercerla conforme esté previsto (consecuencia jurídica). En cambio, es discrecional si la norma jurídica que la atribuye no predetermina las condiciones y consecuencias de su ejercicio, sino solo algunas y habilita a la Administración Pública para que determine en el caso concreto la concurrencia de las demás, y para que elija una opción entre diversas opciones igualmente válidas. En las potestades discrecionales la circulación de la AP a la ley es más flexible ya que puede optar entre varias soluciones admitidas por el derecho. Ello no quiere decir que la Administración Pública pueda actuar con autonomía o libertad cuando se le otorga una potestad discrecional, pues el ejercicio de esa potestad está constreñido por los límites de la ley, y en ningún caso cabe la arbitrariedad. 73 Los Tribunales, en la práctica, controlan el ejercicio por la Administración Pública de potestades discrecionales (con ciertas limitaciones cuando son precisos juicios técnicos o políticos), y anulan los actos discrecionales inválidos. No obstante, aunque los Tribunales declaran la invalidez de los actos discrecionales, no sustituyen habitualmente la decisión de la Administración (puede indicar que un reglamento es inválido pero no puede determinar cómo debe ser la regulación de esa norma). Las potestades discrecionales no son una alteración de la normalidad jurídica, sino que su existencia es normal y responde a las funciones que la Constitución otorga a la Administración Pública y a la imposibilidad de que el legislador determine mediante leyes el sentido de todas las decisiones que deben adoptar las Administraciones. La discrecionalidad no es arbitrariedad, porque esta prohibido la arbitrariedad de la administración, e incluso cuando ejerce potestades discrecionales, está sometida a límites y controles. 50. LA DISCRECIONALIDAD TÉCNICA Ha sido considerada un supuesto particular o especialidad de la discrecionalidad administrativa, aunque tienen sus diferencias. La discrecionalidad permite a la Administración elegir entre varias opciones validas, en cambio, la discrecionalidad técnica le obliga asumir el juicio técnico realizado por especialistas en la materia conforme a unas reglas, por tanto le obliga a aceptar una única solución válida. Existe discrecionalidad técnica cuando el ordenamiento jurídico impone a la Administración que adopte una decisión sobre la base de una evaluación técnica: la calificación de un examen, la resolución de una oposición, la declaración de ruina de un edificio, etc. Se dice que existe discrecionalidad técnica cuando el ordenamiento confiere a la Administración Pública la potestad de decidir en función de una valoración técnica o científica. Uno de los ámbitos de la discrecionalidad técnica es el de los procedimientos de acceso al empleo público en los que Comisiones de Selección tienen que valorar, conforme a criterios técnicos, el mérito y la capacidad de los candidatos para elegir a uno. Los procedimientos de acceso al empleo público es uno de los ámbitos de la discrecionalidad técnica, en los que las Comisiones de Selección tienen que valorar conforme a criterios técnicos, el merito y la capacidad de los candidatos. 74 Los Tribunales de Justicia pueden revisar el ejercicio de la discrecionalidad técnica, pues de lo contrario se lesionaría el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE) y el principio de legalidad administrativa (arts. 103 y 106.1 CE). En concreto, pueden revisar los elementos que rodean la valoración técnica. Sin embargo, en la práctica la revisión judicial de la discrecionalidad técnica es limitada, ya que los tribunales son reacios a enjuiciar el núcleo de la valoración técnica realizada por el órgano administrativo sobre la base de que ellos realizan juicios jurídicos y no fundados en elementos técnicos. El tribunal Constitucional ha dicho que “las modulaciones que encuentra la plenitud de conocimiento jurisdiccional solo se justifican, en una presunción de certeza o razonabilidad de la actuación administrativa, apoyada en la especialización y la imparcialidad de los órganos establecidos para realizar la calificación; una presunción iuris tantum, de ahí que siempre quepa desvirtuarla si se acredita infracción o el desconocimiento del proceder razonable que se presume en el órgano calificador, bien por desviación de poder, arbitrariedad o ausencia de toda justificación del criterio adoptado” (STC 73/1998, de 16 de marzo). En el mismo sentido se ha pronunciado el TS, en las sts de 27 de octubre 1998 y 18 de julio de 2007. No sucede lo mismo cuando en un recurso contencioso-administrativo resulta determinante para la sentencia, conocer y decidir sobre una cuestión técnica compleja para lo que se acude al dictamen de los peritos (especialistas en materias no jurídicas) y a la regla de la sana critica. 51. LOS CONCPETOS JURÍDICOS INDETERMINADOS Y LAS LAGUNAS DE LA LEGISLACIÓN ADMINISTRATIVA. Las normas emplean conceptos jurídicos que no precisan de una labor interpretativa o de concreción porque su significado está incluido en su texto. La «mayoría de edad» es un concepto jurídico determinado, porque el artículo 315 CC concreta su significado para todos los casos igualmente (18 años). Pero las normas también incluyen conceptos jurídicos indeterminados (buena fe, interés general, etc.). El significado de esos conceptos no se precisa en el texto normativo, por lo que solo pueden conocerse tras una operación intelectual de concreción o determinación. El TS ha dicho que los conceptos jurídicos indeterminados son conceptos de valor que, contenidos en las normas, dan a los órganos de la Administración la posibilidad de actuación ante una concreta realidad (STS de 22 de julio de 1993). 75 Para concretar los conceptos jurídicos indeterminados se aplica la experiencia y los juicios de valor. Los primeros, como el justiprecio, recaen sobre hechos y pueden ser más fácilmente controlados por los tribunales, mientras que los segundos como el interés general se basan en razones políticas o técnicas donde la Administración tiene más margen de apreciación y el control judicial es limitado. Estos últimos se acercan a la discrecionalidad y realmente no parece posible su distinción, pues se trata en ambos casos de que la Administración dentro de un margen de decisión concrete normas. Para concretar el concepto jurídico indeterminado la doctrina alemana distinguió tres zonas en función de la mayor o menor certeza de determinación de los mismos: • El Núcleo de los conceptos: que es un ámbito de certeza positiva o de claridad sobre el significado del concepto. • El Halo: que es una zona de incertidumbre. • La Zona de certeza negativa: que ámbito de certeza sobre lo que no significa el concepto. Lo esencial del concepto jurídico indeterminado, señala GARCÍA DE ENTERRÍA, es que «la indeterminación del enunciado no se traduce en una indeterminación de las aplicaciones del mismo, las cuales sólo permiten una unidad de solución justa en cada caso, a la que se llega mediante una actividad de cognición, objetivable, por tanto, y no de volición» La jurisprudencia reconoce a la Administración un margen de apreciación de los conceptos jurídicos indeterminados que se desarrolla en la zona de incertidumbre y que precisan de una actuación racional y ponderada. Pero en la aplicación de los conceptos jurídicos indeterminados los jueces pueden revisar la realidad de los hechos, la razonabilidad del criterio de la Administración y la debida ponderación. La casuística puede ser compleja porque algunas normas pueden otorgar a la Administración potestades regladas con elementos discrecionales y conceptos jurídicos indeterminados. [[La diferencia entre discrecionalidad y conceptos jurídicos indeterminados, en la discrecionalidad, la Administración tiene la libertad de elección que le otorga la norma de atribución de la potestad, mientras que en los segundos, la Administración ha de realizar un proceso de cognición que le debe conducir a una única solución. En conclusión, en los conceptos jurídicos indeterminados no caben alternativas, como con la discrecionalidad, sino una sola opción justa.]] 76 52. EL CONTROL DEL EJERCICIO DE LAS POTESTADES ADMINISTRATIVAS. Cualquier actuación administrativa (actos administrativos, reglamentos o contratos), realizada en ejercicio de una potestad reglada o discrecional, está sometida al ordenamiento jurídico y al control judicial (arts. 103 y 106.1 CE). Por consiguiente, tanto el ejercicio de las potestades regladas como de las discrecionales debe realizarse dentro de los límites del ordenamiento jurídico conforme al principio de legalidad administrativa. El control de la validez del ejercicio de potestades regladas se realiza comparando las previsiones generales de las normas con la actuación singular de la Administración para verificar si ésta, en el caso concreto, ha cumplido el ordenamiento jurídico. El control del ejercicio de potestades discrecionales requiere de otras operaciones intelectuales porque como las normas no predeterminan completamente la actuación de la Administración, no pueden ser el referente único de control, ni son suficientes para enjuiciar la actuación administrativa que se ha desarrollado en el ejercicio de dicha potestad. Para el control del ejercicio de las potestades administrativas existen diferentes técnicas: A. El control de elementos reglados: En el ejercicio de cualquier potestad, hay elementos que son reglados y que por tanto están determinados por las normas: • La existencia de la potestad: si la potestad no ha sido atribuida por una norma a la Administración, ya sea de forma expresa o implícita, no existe y no puede ejercerse válidamente. • La competencia del órgano administrativo: si el órgano administrativo que actúa en ejercicio de la potestad es incompetente por razón del territorio o de la materia, el resultado jurídico de su actuación será nulo de pleno derecho. Igualmente, debe abstenerse en la toma de decisión si incurre en causa de abstención así como, en el caso de órganos colegiados, cumplir las reglas establecidas para la formación de su voluntad. • El procedimiento administrativo: el acto será nulo de pleno derecho si la Administración prescinde total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido (art. 27.1. e) LPAC), o de un trámite esencial. • El fin de la potestad y la desviación de poder: el ejercicio de las potestades debe ajustarse a su fin. Si la actuación de la Administración persigue un fin distinto al previsto por la norma que atribuye la potestad que se ejercita, se producirá un vicio en la decisión administrativa denominado desviación de poder, y el acto será anulable. 77 • La motivación: no todos los actos deben ser motivados (art. 35 LPAC) solo en los casos previstos expresamente en la ley. Los actos dictados en el ejercicio de una potestad discrecional deben ser motivados. B. El control de los hechos determinantes: toda actuación administrativa incluso la discrecional, se basa en unos hechos (supuestos de hecho) que deben ser reales. Por ello, los Tribunales pueden verificar si han existido o no los hechos determinantes de la actuación de la Administración. Hay que distinguir el control de la realidad de hechos y la valoración jurídica de los mismos. La valoración jurídica de los hechos, dependiendo de los casos, puede responder a criterios de oportunidad o a criterios técnicos. Si la valoración requiere de criterios técnicos, los hechos determinantes deberán ser valorados por especialistas en la materia en aplicación de dichos criterios conforme a la disciplina que los rija (discrecionalidad técnica). C. El control mediante los principios generales del Derecho: los pp generales del derecho forman parte del OJ y, por tanto conforme al pp de legalidad, vinculan a la Administración tanto como las normas (art 103.1 CE). Los principios de proporcionalidad, buena fe, confianza legítima, etc. Sirven de parámetro de control de las actuaciones administrativas, y especialmente, del ejercicio de potestades discrecionales. Una decisión administrativa puede ser anulada por la infracción de un pp general del derecho, por ejemplo, si es desproporcionada. La igualdad (art. 14 CE) y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos (art. 9.3 CE) son frecuentemente invocadas como parámetros de control de las potestades. 53. AUTOTUTELA DECLARATIVA Y LA EJECUTIVIDAD. Mediante la potestad de autotutela declarativa, o autotutela en primera potencia, la Administración unilateralmente declara derechos y obligaciones: la Administración dicta actos que son ejecutivos, es decir, decisiones unilaterales vinculantes, con un contenido determinado, que deben ser acatadas. En virtud de la autotutela declarativa la Administración crea, modifica o extingue situaciones jurídicas sin la intervención de los tribunales. Las declaraciones de la Administración son inmediatamente eficaces, y crean una obligación de cumplimiento. Se trata de una técnica que impone el inmediato cumplimiento de las decisiones administrativas, y es el particular afectado por aquellas el que ha de destruir la presunción de legalidad de los actos administrativos mediante la interposición del correspondiente recurso. 78 La Administración Pública declara crea su propio título jurídico por ejemplo, cuando dicta un acto administrativo e impone una sanción al infractor de la Ley de Aguas. Además, ese acto se presume válido, aunque los Tribunales podrán revisarlo. La presunción de validez del acto administrativo, que es una ficción jurídica, es iuris tantum, por lo que puede desvirtuarse si se acredita la invalidez del mismo en un procedimiento de impugnación o de revisión. Pues bien, si no se ha declarado la invalidez del acto en vía administrativa o judicial, una vez concurran los requisitos para que el acto sea eficaz, desplegará sus efectos, salvo que se acuerde la suspensión.. Asimismo, conforme al art. 39.1 “Los actos de las Administraciones sujetos al Derecho administrativo se presumirán validos y producirán efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en ellos se disponga otra cosa” La autotutela declarativa conlleva que los actos administrativos son ejecutivos, es decir, obligatorios y, por tanto, que deben ser cumplidos aun cuando sus destinatarios puedan considerar fundadamente que son inválidos, y consiguientemente supone que el destinatario del acto tiene la carga de impugnarlo.. El artículo 38 LPAC establece que: «Los actos de las Administraciones Públicas sujetas al Derecho administrativo serán ejecutivos con arreglo a lo dispuesto en esta Ley». También se refiere a la ejecutividad de los actos administrativos el artículo 98.1 LPACAP que dispone: «1. Los actos de las Administraciones Públicas sujetos al Derecho Administrativo serán inmediatamente ejecutivos, salvo que: a) Se produzca la suspensión de la ejecución del acto. b) Se trate de una resolución de un procedimiento de naturaleza sancionadora contra la que quepa algún recurso en vía administrativa, incluido el potestativo de reposición. c) Una disposición establezca lo contrario. d) Se necesite aprobación o autorización superior». El privilegio de la ejecutividad tiene fundamento en la autotutela declarativa, el principio de eficacia de la Administración Pública y en la presunción de validez de los actos administrativos. 79 54. LA AUTOTUTELA EJECUTIVA Y LA EJECUTORIEDAD. Mediante la potestad de autotutela ejecutiva, o autotutela en segunda potencia la administración puede ejecutar forzosamente sus actos administrativos. La administración no solo dicta sus propio actos, también cuanta con el privilegio de la autotutela ejecutiva por el cual puede imponer forzosamente el cumplimiento de los mismos a sus destinatarios. Pero la Administración no debe iniciar ninguna actuación material de ejecución de resoluciones que limite derechos de los particulares si antes no ha adoptado la resolución correspondiente que le sirva de fundamento, de lo contrario incurriría en vía de hecho (art. 97 LPAC). Por lo tanto, la ejecutividad del acto es un requisito para la ejecutoriedad o ejecución forzosa. Además, el órgano que ordene la ejecución material de resoluciones está obligado a notificar al particular interesado la resolución que autorice la actuación administrativa (art. 97.2 LPAC). La ejecutoriedad o, significa que la Administración puede disponer por si misma de la ejecución forzosa de sus actos en caso de incumplimiento voluntario de su destinatario, y previo apercibimiento (art. 99 LPAC). Para ello el OJ le otorga una serie de medios de ejecución forzosa (art. 100 ss. LPAC), como el apremio sobre el patrimonio (art. 101), la ejecución subsidiaria (art. 102), la multa coercitiva (art. 103) y la compulsión sobre las personas (art. 104). La autotutela administrativa no es ilimitada, pues la Administración está vinculada en todas sus actuaciones por el principio de legalidad. Las prerrogativas de la Administración solo existen en la medida en que son reconocidas por el ordenamiento jurídico y para fines de interés general. Los derechos fundamentales delimitan el ejercicio de dichas prerrogativas. Así, por ejemplo, el derecho a la inviolabilidad del domicilio (art. 18 CE) limita la autotutela ejecutiva, puesto que los empleados de la Administración no pueden entrar en un domicilio sin autorización judicial previa. 55. LOS PRIVILEGIOS DE LA ADMINISTRACIÓN EN RELACIÓN CON SUS BIENES. • Potestad de investigación, deslinde y recuperación posesoria de oficio: la Administración puede investigar la situación de los bienes y derechos que presumiblemente formen parte de su patrimonio, para determinar la titularidad de estos cuando no le conste de modo cieerto (art. 45 ss. LPAP). También tiene la facultad de decidir unilateralmente sobre el deslinde respecto de los bienes de terceros cuando sus límites sean imprecisos o existan indicios de usurpación (art. 50 ss. LPAP), y la Administración puede recuperar por sí misma la posesión indebidamente perdida de los bienes y derechos de su patrimonio (arts. 55 ss. LPAP). 80 • Potestad de desahucio administrativo: las Administraciones pueden recuperar en vía administrativa la posesión de sus bienes demaniales cuando decaigan el título, las condiciones o circunstancias que legitimaban su ocupación por terceros (arts. 58 ss. LPAP). • Inembargabilidad, inalienabilidad e imprescriptibilidad de los bienes de dominio público: los bienes públicos no se pueden embargar, enajenar ni adquirir por prescripción adquisitiva. 56. LOS PRIVILEGIOS PROCESALES DE LA ADMINISTRACIÓN. • Carácter preceptivo de algunos recursos administrativos: contra los actos que no agotan la vía administrativa debe interponerse recurso de alzada (art. 121 y 122 LPAC) previo al recurso contencioso-administrativo. Si se interpone recurso contencioso administrativo contra un acto que no ha puesto fin a la vía administrativa, deberá ser inadmitido por el Juzgado o Tribunal competente (arts. 25 y 51.1 LJCA). • Las reclamaciones previas a la vía judicial civil y laboral: para el ejercicio de acciones contra la Administración ante la jurisdicción ordinaria o social era requisito la presentación de una reclamación previa ante la propia Administración, salvo en los supuestos en que dicho requisito esté exceptuado por una disposición con rango de Ley (arts. 120 y ss. LRJPAC). Esto se ha suprimido con la LPAC. • Interrogatorio por escrito: cuando en un proceso es parte el Estado, las CCAA, Entidad local u otros organismos públicos, y el Tribunal admita su declaración como prueba, el interrogatorio será por escrito. Sin espera al juicio o a la vista se le tendrá que remitir una lista con las preguntas, que serán respondidas por escrito y entregadas al Tribunal (art. 315 LEC). • No proceden los interdictos (hoy llamados acciones posesorias) contra las actuaciones de la Administración realizadas en materia de su competencia y según el procedimiento legalmente establecido (art. 105 LPAC). Este privilegio pretende evitar que a través de un interdicto se impida la ejecución forzosa de un acto, ya que el interdicto es una acción posesoria que tiene la finalidad de retener o recobrar la posesión. Sin embargo, si lo que se produce es una actuación material de la Administración sin título jurídico (vía de hecho) si cabría el control de la actuación tanto por la jurisdicción ordinaria como por la contencioso-administrativa mediante el recurso contra la actuación material en 81 vía de hecho. • Ejecución de sentencias y demás resoluciones judiciales por la Administración: la Administración tiene el deber de cumplir las resoluciones judiciales, pero será ella quien las ejecute. La potestad para hacer ejecutar las sentencias corresponde a los juzgados y tribunales, pero si la Administración no cumple el fallo, la autoridad judicial podrá ejecutarlo. No obstante, corresponde a la Administración adoptar las decisiones necesarias para la ejecución del fallo. La Administración no puede dictar actos ni adoptar disposiciones que sean contrarios a las sentencias pues serían nulos de pleno derecho (art. 103.4 LJCA), ni puede suspender el cumplimiento de la sentencia, ni declarar la inejecutabilidad total o parcial del fallo (art. 105.1 LJCA). Si concurren causas de imposibilidad material o legal para ejecutar la sentencia, la Administración debe comunicarlo a la autoridad judicial que tendrá la facultad de valorar la concurrencia de dichas causas y adoptará las medidas necesarias, entra las que puede estar la indemnización si no pudiera ser objeto de cumplimiento pleno (art. 105.2 LJCA). • Exención de tasas por el ejercicio de la potestad jurisdiccional: las personas jurídicas que promueven este ejercicio, por ejemplo, mediante la interposición de un recurso contenciosoadministrativo, tienen la obligación de presentar la correspondiente autoliquidación fiscal y de pagar la tasa por el ejercicio de la potestad jurisdiccional, salvo que les sea aplicable una exención. Están exentos del pago de dicha tasa, entre otros, la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas, las entidades locales y los organismos públicos dependientes de todas ellas (art. 4 de la Ley 10/2012) y las personas físicas. 82 57. LOS PRIVILEGIOS ECONÓMICOS DE LA ADMINISTRACIÓN. • Solve et repete: este antiguo principio obligaba a los recurrentes a pagar las deudas contraídas con la Administración antes de interponer recurso. Cuando entró en vigor la Constitución se entendió que este privilegio lesionaba el derecho a la tutela judicial efectiva. También puede considerarse como un privilegio procesal ya que suponía una particularidad en la impugnación de actos administrativos de contenido económico. • Limitaciones en la compensación de créditos: La compensación opera automáticamente en el ámbito civil si se cumplen los requisitos exigidos legalmente. Sin embargo, la compensación sobre derechos de naturaleza pública requiere de un procedimiento de compensación, que se inicia a solicitud del interesado o de oficio, en el que se debe dictar una resolución o acuerdo de compensación. El acuerdo de compensación declarará la extinción de la deuda (LGT). • Derecho de prelación: Hacienda tiene prelación para el cobro de los créditos tributarios vencidos y no satisfechos cuando concurra con otros acreedores. Como excepción están los acreedores de dominio, prenda, hipoteca u otro derecho real inscrito en el registro con anterioridad a la fecha en que se haga constar en el mismo el derecho de la Hacienda Pública. No obstante, en los tributos que graven periódicamente bienes o derechos inscribibles, la Administración tiene preferencia sobre cualquier acreedor o adquirente, aunque estos hayan inscrito sus derechos, para el cobro de las deudas devengadas y no satisfechas correspondientes al año en el que se exija el pago y al inmediato anterior. Esto se llama hipoteca legal tácita (LGT). • Afección de bienes: los adquirentes de bienes afectos por ley al pago de una deuda tributaria responden subsidiariamente con ellos si la deuda no se paga. Los bienes y derechos transmitidos quedan afectos a la responsabilidad del pago de las cantidades correspondientes a los tributos que graven estas operaciones, cualquiera que sea su poseedor, salvo que sea un tercero protegido por la fe pública registral o se justifique la adquisición de los bienes con buena fe y justo título, en establecimiento mercantil o industrial, en el caso de bienes muebles no inscribibles (LGT). 83 58. LA OBJETIVIDAD Y LOS INTERÉS GENERALES EN LA ACTUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN. El art. 103 CE dice que “la Administración sirve con objetividad los intereses generales…”. La objetividad exige reflexionar sobre las alternativas si existen, y actuar sin un interés propio. Weber señalaba que cuando se adopta una decisión sin la existencia de un razonamiento previo falta la objetividad, aunque la reflexión no garantiza la objetividad si la decisión se toma por interés particular. Como la Administración actúa por medio de personas y para personas, la existencia de razones que amparen sus decisiones es esencial para que sea legítima su actuación. En una democracia, la razón fundamental para aceptar la legitimidad de las decisiones administrativas es que se puedan explicar las razones por las que se han adoptado dichas decisiones en interés general (Mashaw). Además, es preciso que la Administración respete la legalidad en su actuación. Se actúa con falta de objetividad, por ejemplo, cando un funcionario que tiene que evaluar unas pruebas en un procedimiento selectivo, llevado por su animadversión hacia el interesado, lo califica indebidamente como no apto, y dicta un acto administrativo de exclusión de ese candidato. Ese acto debería ser anulado por carecer de toda justificación, si pudiera acreditarse la incorrección de la evaluación, ya que es una decisión arbitraria (STS de 13 de julio de 2011). El interés general viene definido por el contenido de las normas jurídicas y por las decisiones de las Administraciones que las aplican, cuando estas se ajustan al ordenamiento jurídico (Sánchez Morón). En cada actuación de la Administración debe satisfacer el interés general, lo que presupone una determinación previa de dicho interés. La concreción del interés general debería estar siempre dirigida al cumplimiento del Derecho, y a preservar la dignidad de la persona y los derechos fundamentales. El interés general es un principio general del Derecho que esta constitucionalizado y que informa todo el ordenamiento jurídico (Según considera el TS y el TC) . 84 TEMA 5: EL CIUDADANO Y SU CONSIDERACIÓN EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO. Definimos a las APS como personas jurídicas reconociéndoles así una condición indispensable para poder operar en el mundo jurídico y relacionarse con otros sujetos de derecho. Dentro del marco que constituye la actividad relacional de las Administraciones con estos sujetos, cobrará una especia transcendencia aquella que afecta a los ciudadanos, tanto en virtud de su volumen como de su propia naturaleza. Resultará inevitable que el Derecho administrativo incida también sobre la figura del ciudadano que hará considerándolo necesariamente no sólo como mero destinatario pasivo sino también como un sujeto activo. 59. LOS CONCEPTOS DE CIUDADANO Y ADMINISTRADO El tratamiento dado por el Derecho público a los particulares ha variado mucho en función del momento histórico y por la forma de entender el Estado, lo que provoca que se les otorgue a dichos particulares un concepto jurídico distinto: o En primer lugar, en este sentido se ha avanzado mucho y ha quedado superada la concepción de SÚBDITO, propia del Antiguo Régimen y que representaba a unos sujetos puramente pasivos frente a los poderes públicos. o En el marco del DERECHO VIGENTE, las normas utilizan distintas denominaciones para los sujetos que entablan relaciones con las AAPP. Las más utilizadas son las denominaciones de ADMINISTRADO, CIUDADANO E INTERESADO. ADMINISTRADO era el término utilizado tradicionalmente por la legislación española del siglo XX, dado que el término CIUDADANO se consideraba demasiado restringido para identificar a los sujetos que podían entablar una relación con la Administración, porque no solo las personas físicas (también jurídicas) y no solo los que son ciudadanos (también los extranjeros) pueden entablar relaciones jurídicas con la Administración. Pero aunque siga apareciendo el término administrado aparezca en las normas, no deja de ofrecer una concepción esencialmente pasiva del sujeto. Es probable que por todo lo anterior, la denominación principal de la LPAC sea de la CIUDADANO, que es más expresiva de la condición de titular de derechos y libertades constitucionales. Sin embargo y con carácter general, dicho concepto no debe entenderse en sentido restringido, teniendo en cuenta los matices antes explicados. Por último, el término INTERESADO es la denominación empleada por el legislador para referirse a aquel sujeto que puede iniciar una relación jurídica con la AP en un caso concreto, o que ya la está manteniendo. Se trata de un concepto íntimamente ligado a la legitimación activa en el desarrollo de los procedimientos administrativos. 85 60. LA CAPACIDAD DEL ADMINISTRATO Y SUS MODIFICACIONES EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO Mientras que la capacidad de la Administración le viene dada por el Derecho administrativo, la capacidad de la persona viene dada, con carácter general, por el Derecho civil. Sin embargo, esto no impide que el Derecho administrativo introduzca ciertas modulaciones que determinan que la capacidad jurídica de los ciudadanos en el marco de sus relaciones con la Administración sea considerada de forma diferente (+ amplia o + restringida) a la que ostentan con carácter general cuando se relacionan con otros sujetos en la esfera privada. De partida, se tiende a concebir la capacidad de obrar de los ciudadanos de una forma más flexible, a fin de garantizar que los ciudadanos encuentren los mínimos obstáculos posibles para interactuar con la Administración y viceversa, a la vez que facilita a ésta su labor de servir a los intereses generales. Esta tendencia de concebir de forma amplia la capacidad de obrar en el Derecho administrativo puede apreciarse en la redacción del artículo 30, proyectándose, en primer lugar, sobre los menores de edad: a los que les posibilita para el ejercicio y defensa de aquellos de sus derechos e intereses cuya actuación este permitida por el ordenamiento jurídico-administrativo, sin la asistencia de la persona que ejerza la patria potestad, tutela o curatela. Esta actitud general a favor de un reconocimiento amplio de la capacidad de obrar ante las Administraciones Públicas no impide que, en otras ocasiones, la Ley administrativa pueda valorar otros criterios que, en virtud del interés general, pueden llegar a limitar parcial o totalmente la capacidad de obrar en algunos ámbitos. Entre otros ejemplos de dichos criterios podemos citar la nacionalidad (criterio considerado para el ejercicio del derecho a voto o en el acceso a la función pública). 61. LAS RELACIONES GENERALES Y ESPECIALES DE SUJECIÓN La existencia de la potestad administrativa determina que los ciudadanos, a la hora de entablar una relación jurídica con la Administración, no se encuentren en un plano de igualdad, denominando esta circunstancia como “situación de sujeción”, dada la supremacía de la que goza la administración. Esta situación de sujeción, aplicable al ciudadano común, es la que configura el denominado status civitatis o estatus general y común de todo ciudadano, que designa su posición jurídica en las relaciones generales con la administración. Sin embargo, esta sujeción puede plantearse de una manera más intensa en el caso de algunos colectivos de ciudadanos, cuya vinculación con la Administración es más directa y estrecha. Se trata de ciudadanos que, ya sea por su propia voluntad (funcionarios) o por diversas circunstancias (los enfermos o presos), han entablado una relación especial con una concreta Administración que les comporta un compromiso o dependencia igualmente especial para con ésta. 86 Ello se traduce en una intensificación de la supremacía que tiene la Administración sobre ellos y en la limitación o reducción de algunos de los derechos propios del estatus general de ciudadano, lo que conlleva que estos ciudadanos cuenten con un estatus de libertad mas restringido. Este concepto de relaciones especiales de sujeción ha sido muy criticado en la actualidad, dado que, en el marco del Estado de Derecho en que nos encontramos, deben garantizarse las libertades y derechos fundamentales, siendo necesaria la excepcionalidad de su limitación 62. SITUACIONES JURÍDICAS ACTIVAS DE LOS CIUDADANOS En el marco de las relaciones que entable un individuo con la Administración, el mismo, a la luz de su concreta situación jurídica como ciudadano, puede presentarse ante la Administración en diversas actitudes que no siempre tienen que conllevar el mero acatamiento de deberes y obligaciones o tolerancia y sumisión ante la intervención administrativa, sino que pueden implicar también la iniciativa del propio ciudadano, elevando sus peticiones o quejas frente a la Administración. A) Situaciones jurídicas activas Los derechos subjetivos: Son aquellos que garantizan situaciones de utilidad para el ciudadano titular, gozando, en consecuencia, de protección en el ordenamiento jurídico. Pueden ser derivados por una norma, un contrato, o, en un supuesto específico, por un acto administrativo concreto. Su privación viene acompañada de un expropiación e impondrá a la Administración la obligación de restituirlo o, en su defecto, proceder al pago de su equivalente económico más una indemnización. Podemos destacar las siguientes categorías: - Libertades públicas: Son aquellos derechos fundamentales de libertad que se encuentran en el Capítulo II del Título I CE, resultando oponibles ante otras personas e incluso ante la Administración. Ésta, además, no debe limitarse a respetarlas, sino que queda obligada a intervenir activamente en su desarrollo. - Derechos reales: El derecho de propiedad reconocido en la CE también resulta oponible a la Administración, aunque no se trata de un derecho absoluto, ya que existen límites derivados de la función social que pueda presentar la propiedad privada en un momento dado. - Derechos de naturaleza obligacional: Los adquiridos por el ciudadano frente a la Administración por vías similares a las que determinan su adquisición en el mundo jurídico privado (a través de contratos o acuerdos). Debe tenerse en cuenta que esta contratación con la Administración cuenta con una regulación propia en el Derecho administrativo. 87 - Derechos de prestación: Aquellos que permiten al ciudadano acceder a un servicio público (asistencia sanitaria) u obtener algún tipo de ayuda (alquiler de una vivienda). Para su disfrute suele ser necesario reunir una serie de requisitos contemplados en la norma que los regula. - Derechos instrumentales: Reconocidos al ciudadano en el marco de sus relaciones generales con las AAPP. - Derechos reaccionales: Derechos reaccionales: los cuales presentan un carácter accesorio al resto de derechos subjetivos (extensibles también a aquellas situaciones en las que se goza de un interés legítimo) y que permiten a sus titulares reaccionar ante una actuación de la Administración que consideran lesiva con respecto a la situación jurídica que se les reconoce en función de dichos derechos (o intereses legítimos). Se comprende aquí el derecho a los recurso y reclamaciones en vía administrativa. Los intereses legítimos: Su contenido para el interesado adquiere un carácter esencialmente procedimental o procesal: permiten al ciudadano que se encuentra en determinadas circunstancias intervenir en el procedimiento administrativo de adopción de actos administrativos que le afectan, pudiendo llegar a recurrirlos ante los Tribunales, si fuese necesario, al igual que ocurre con los derechos subjetivos. Las especiales circunstancias en las que se encuentran los ciudadanos en este tipo de situaciones jurídicas determinan que, aun no gozando de un derecho subjetivo directamente afectado por la concreta actuación de la Administración de que se trate, los mismos cuentan con un interés especial en controlar la legalidad de la acción administrativa en el referido caso, dado que, a resultas de dicha acción, los mismos podrían sufrir determinados perjuicios. Este factor hace que su posición jurídica en el caso resulte bien diferente de la de cualquier otro ciudadano (no titular de derechos o intereses legítimos), lo que justifica un tratamiento diferenciado. De las aportaciones de la jurisprudencia y doctrina podemos identificar algunos criterios para definir e identificar situaciones que pueden dar lugar a la existencia de un interés legítimo: a) Constituye una categoría inferior a la de derecho subjetivo. b) Presenta un carácter instrumental, vinculado al procedimiento o actuación administrativa con el objeto de poder intervenir en la misma y controlar su legalidad. c) Ha de ser un interés compatible con la legalidad y ha de responder a una pretensión real y presente. d) Cuando el interés resulta del expediente administrativo, a diferencia del derecho subjetivo, es siempre necesaria una personación de su titular. 88 e) En el marco de un eventual proceso contencioso-administrativo, el titular del interés legítimo sólo podrá solicitar del Juez o Tribunal la anulación del acto pero no el restablecimiento de la situación jurídica individualizada (beneficio que asiste únicamente al titular de un derecho subjetivo). f) Su contenido no tiene que ser necesariamente patrimonial (STC 101/1996, de 11 de junio), sino que puede ser moral, profesional, social, cultural, etc. g) Su interpretación se realiza de forma extensiva (STS de 16 de febrero de 1993). h) Se identifica en situaciones en las que la actuación administrativa causa un perjuicio o beneficio (STS de 15 de noviembre de 1978) o cuando se ostenta la titularidad potencial de una posición de ventaja o de una utilidad jurídica (STC 60/1982, de 11 de octubre). i) Tiene que contar siempre con un objeto definido y más o menos concreto, aunque no es preciso que sea directo y personal (STC 160/1985, de 28 de noviembre), resultando más discutible la admisibilidad de intereses difusos (intereses colectivos), más propios de los supuestos de ejercicio de la acción pública (STS de 22 de enero de 1998) Simples intereses: Son las situaciones que se presumen en todo interesado en el funcionamiento de la AP. Estos intereses, a priori, no le legitiman para intervenir en el procedimiento ni para interponer recursos encaminados a controlar la legalidad del acto, pues no se ve afectado en sus derechos o intereses legítimos. En ocasiones este principio cae cuando se prevén trámites de información pública o cuando se reconoce la acción popular, caso en los que los ciudadanos podrán incidir en la actuación administrativa en función de un interés simple. . 63. LOS DERCHOS SUBJETIVOS COMO SITUACIÓN JURÍDICA ACTIVA DE LOS CIUDADANOS. (REMISIÓN) 64. EL INTERÉS LEGÍTIMO COMO SITUACIÓN JURÍDICA ACTIVA DE LOS CIUDADANOS (REMISIÓN) 89 65. SITUACIÓN JURÍDICAS PASIVAS DEL CIUDADANO Los deberes (contrapunto de los derechos subjetivos) Los deberes imputables a los ciudadanos resultan también muy variados en cuanto a la naturaleza de la actuación requerida a sus destinatarios (pueden consistir en una prestación social pero también en una mera tolerancia de una actuación administrativa). Su origen se puede encontrar en una norma o ser resultado del ejercicio de potestades públicas por parte de la Administración (siendo manifestación de la situación de sujeción del ciudadano respecto a ésta). Obligaciones: Al igual que los deberes, constituyen un ocntrapunto de los derechos subjetivos; pero, A diferencia de los deberes, las obligaciones surgen de una concreta relación jurídica entre el ciudadano y la Administración (relaciones contractuales, por ejemplo), y pueden surgir tanto para uno como para la otra. Por norma general, suelen presentar una configuración más concreta y definida que los deberes. Cargas: Las cargas constituyen la imposición al ciudadano de una actividad o acción a los efectos de hacer eficaz un derecho que le asiste (ej. La carga de prueba de los hechos en los que dicho derecho se fundamenta). 66.LA CONDICIÓN DE INTERESADO Y SU ALCANCE El concepto de interesado se proyecta sobre el ámbito de la legitimación activa en el desarrollo de los procedimientos administrativos, aludiéndose con el mismo a los sujetos que pueden iniciar una relación jurídica con la Administración en un concreto caso o que, de hecho, ya la están manteniendo (hayan sido o no quienes dieran comienzo a la misma). El interesado sería pues un administrado cualificado en el marco de un procedimiento administrativo concreto, en cuanto afectado por la actuación administrativa que resultará del mismo. El artículo 4 LPAC identifica a los sujetos de derecho que pueden ostentar la condición de interesado en el procedimiento administrativo, comprendiendo los siguientes casos: - Los titulares de derecho o intereses legítimos individuales o colectivos que han promovido dicho procedimiento administrativo. - Los que, sin haber iniciado el procedimiento, tengan derechos que puedan resultar afectados por la decisión que en el mismo se adopte. - Aquellos cuyos intereses legítimos, individuales o colectivos, puedan resultar afectados por la resolución y se personen en el procedimiento en tanto no haya recaído la resolución definitiva. 90 - Las asociaciones y organizaciones representativas de intereses económicos y sociales que la ley reconozca como titulares de intereses legítimos colectivos. - Quien suceda a quien ostentaba en el pasado dicha condición (siempre que derivara de una alguna relación jurídica transmisible), cualquiera que sea el estado del procedimiento en el momento en el que se produzca la subrogación (ej. en los procedimientos que afectan a un bien, el heredero adquiere dicha condición). También se prevé la posibilidad de que concurra una pluralidad de interesados en un mismo procedimiento. Cuando en una solicitud figuren varios interesados, las actuaciones a que den lugar se dirigirán a la persona que expresamente hayan señalado los interesados o, en su defecto, a la que figure en primer lugar en dichos escritos. También se deberá informar a los titulares de derechos o de un interés legítimo, cuya identificación resulte del expediente, la tramitación del procedimiento cuya resolución pueda afectarles. En aras de garantizar la defensa de los derechos o intereses legítimos por parte de los interesados, las Administraciones Públicas también adquieren un deber de comunicación a favor de aquéllos (art. 8 LPAC), en los casos en que las mismas identifican, a la luz del expediente correspondiente al concreto procedimiento administrativo en curso, la existencia de posibles interesados que podrían resultar afectados por la resolución que se dicte cuando dicho procedimiento no ha contado con una publicidad suficiente (así podría ocurrir, por ejemplo, en el seno de un procedimiento en materia tributaria a raíz de una inspección practicada a una empresa, donde se identifiquen otros potenciales interesados tales como cotitulares de la misma o acreedores). 67.IDENTIFICACIÓN DE LAS PARTES Y AUTENTIFICACIÓN DE LAS ACTUACIONES: EL IMPACTO DE LA ADMINISTRACIÓN ELECTRÓNICA La progresiva consolidación de la Administración electrónica ha conllevado la implantación de sistemas de identificación de sujetos y de autenticación de sus actuaciones que, siendo diferentes a los tradicionales, han merecido una regulación atenta en el marco ofrecido por la LPAC y la LRJSP para la interactuación entre Administración y ciudadano. De arranque, la propia LRJSP obliga a que, en el marco de las relaciones electrónicas entre Administración e interesados, las partes queden debidamente identificadas. Por un lado, la Administración debe identificar la sede electrónica, el órgano competente y el personal a través del que actúe y la denominada «actuación administrativa automatizada», entendida ésta como «cualquier acto o actuación realizada íntegramente a través de medios electrónicos por una Administración Pública en el marco de un procedimiento administrativo y en la que no haya intervenido de 91 forma directa un empleado público» (art. 41.1 LRJSP). Por otro, la identificación de los ciudadanos o interesados (a través de la verificación de su identidad, mediante la comprobación de su nombre y apellidos o denominación o razón social, según corresponda, que consten en el DNI o documento equivalente), queda establecida también como una obligación genérica imputada a la Administración (art. 9.1 LPAC). La normativa no establece un listado cerrado de medios o sistemas para llevar a cabo la identificación de las partes, pero si especifica los más relevantes. Para la identificación de los ciudadanos o interesados se mencionan expresamente en el ar. 10.2 LPAC los siguientes sistemas: 1.La firma electrónica. Ésta se define como el «conjunto de datos en forma electrónica, consignados junto a otros o asociados con ellos, que pueden ser utilizados como medio de identificación del firmante». Sin embargo, no cualquier sistema de firma electrónica resulta válido en el marco de las actuaciones administrativas: debe tratarse de sistemas de firma electrónica «reconocida» o «cualificada» y «avanzada». Siguiendo la normativa europea la firma electrónica «avanzada» es aquella que (1) está vinculada al firmante de forma única, (2) permite su identificación, (3) ha sido creada utilizando datos que el firmante puede utilizar, bajo su control exclusivo y con un alto nivel de confianza, y (4) está vinculada con los datos firmados, de forma que permite la detección de cualquier modificación posterior de los datos. La firma electrónica «cualificada» o «reconocida» se identifica como una firma electrónica avanzada, basada en un certificado cualificado y que se crea mediante un dispositivo seguro de creación de firmas electrónicas. 2.El sello electrónico, modalidad de firma electrónica del documento utilizada por las personas jurídicas o entidades sin personalidad. Los sellos electrónicos admitidos también se basarán en certificados electrónicos reconocidos o cualificados expedidos por prestadores incluidos en la «Lista de confianza de prestadores de servicios de certificación». Para la identificación de las Administraciones la LRJSP menciona los siguientes sistemas: 1. Identificación mediante la firma electrónica del titular del órgano o empleado público (el sistema concreto lo determinará cada Administración, según dispone el art. 43). 2. El sello electrónico (art. 40.1). 3. La identificación a través de la información publicada en el Portal de Internet (art. 40.2). 92 4. Identificación mediante el intercambio electrónico de datos en entornos cerrados de comunicación (art. 44). Por su parte, la actuación administrativa automatizada se identifica mediante el sello electrónico de la Administración, órgano o entidad, o mediante el denominado Código Seguro de Verificación 68. LA REPRESENTACIÓN EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO La representación se presenta como una posibilidad y no como una obligación, salvando, claro está, algunas excepciones referidas a personas concretas (como son aquellas que se han declarado incapacitadas por una sentencia judicial) o a acciones específicas (como es el caso del acceso a la jurisdicción contencioso-administrativa, que requiere obligatoriamente la asistencia de un representante cualificado: el abogado). Podrán actuar como representantes ante la Administración tanto personas físicas como jurídicas. En el primer caso, la ley se limita a exigir que se cuente con capacidad de obrar y, en el segundo, que los Estatutos por los que se rigen hayan contemplado expresamente dicha posibilidad (art. 5.2 LPAC). En ambos supuestos, para poder ejercer la misma será necesario, como regla general, acreditar el concreto poder de representación, aunque para dicha acreditación basta cualquier medio válido en derecho que deje constancia fidedigna. No obstante, la existencia de una representación, no queda afectada en ningún caso la posibilidad de comparecencia personal del interesado en el procedimiento. La LPAC no establece a priori ninguna limitación material al alcance de la representación. En términos generales, y salvo que medien manifestaciones expresas y puntuales del representado en sentido contrario, la totalidad de la actuación administrativa será dirigida sobre aquél, quien se hará cargo de responder a la misma. Además, se presume la validez de la representación para los actos y gestiones de mero trámite o la posibilidad de subsanar la falta de acreditación ante el órgano administrativo con el objeto de que no se vea afectada la validez del acto realizado. Los poderes otorgados podrán ser revocados por el representado en cualquier momento de su vigencia. 69. CONCEPTO E IDENTIFICACIÓN DE LAS NORMAS REGULADORAS DEL ESTATUTO DEL CIUDADANO La expresión “estatuto del ciudadano” puede entenderse como el conjunto de derechos y deberes que definen su posición jurídica en el marco de las relaciones con las Administraciones Publicas. 93 Junto a los Derechos Fundamentales reconocidos en la Constitución, las leyes administrativas reconocen otra serie de derechos de los ciudadanos que se refieren de manera más directa a las relaciones jurídico-públicas que se entablan entre éstos y la Administración Pública. En este concreto ámbito, el artículo 13 LPAC representa un punto de partida básico. En este ámbito, hay que prestar atención a dos preceptos de referencia en la LPAC: • El art.13 que regula los derechos de las personas y sus relaciones con las Administraciones Publicas. • Art. 53 que regula los derechos del interesado en el procedimiento administrativo. De este modo la LPAC proporciona un doble abordaje para la cuestión de los derechos en la que intenta superar al anterior diseño del art. 35 de la ya derogada LRJAP. El derogado precepto se concentraba principalmente en la regulación de derechos instrumentales (tal y como los calificábamos más arriba, dentro de la clasificación de derechos subjetivos que determinaban una posición jurídica activa en sus titulares) que asisten a los ciudadanos en el marco de una relación concreta con la Administración (lo que implica que, en esencia, se trate de derechos reconocidos a aquellos sujetos que adquieren la condición de interesado en relación con un concreto procedimiento administrativo). Hay que tener presente que de los últimos apartados de los arts. 13 y 53 LPAC se desprende que los derechos que allí se contemplan no tienen un carácter agotador. La LPAC recoge otros derechos cruciales en el marco de las relaciones con la AP, alguno de los cuales se encuentran previamente proclamados por el texto constitucional (el derecho de audiencia que asiste a los interesados, o el derecho a la revisión de los actos administrativos). Por otra, la legislación sectorial (con especial fuerza en algunos ámbitos, como es el caso de la normativa tributaria u otras como la sanitaria o la ambiental) regulan también derechos específicos que asisten a los ciudadanos en el seno de los concretos procedimientos que se desarrollan ante las respectivas Administraciones. Asimismo, la reforma que ha dado la LPAC ha procedido a integrar al en la norma reguladora del procedimiento común derechos que con anterioridad se hallaban regulados en otras normas hoy derogadas. Por cuanto afecta a sus contenidos, buena parte de los derechos contemplados en la LPAC (en especial los del art. 53) son una consecuencia lógica de algunos de los principios esenciales que rigen el procedimiento administrativo, como los de publicidad (al que queda ligado el derecho a conocer el estado de tramitación del procedimiento y a obtener copias de los documentos), transparencia (derecho de acceso a la información pública , archivos y registros), economía procesal (derecho a no presentar documentos que estén en manos de la AP) del propio carácter contradictorio del procedimiento (derecho a formular alegaciones y a aportar documentos en cualquier fase del procedimiento anterior al trámite de audiencia). 94 En este sentido el conjunto de derechos reconocidos tienden también a garantizar una correcta tramitación de los procedimientos administrativos. Dentro de los derechos instrumentales que cobran especial trascendencia determinados derechos procedimentales en la medida en que los mismos desarrollan previsiones contempladas en la CE. Como es el caso del derecho al uso de las lenguas oficiales en el territorio de su comunidad; el derecho al acceso a los registros y archivos de la Administración; o el derecho a exigir responsabilidad de la AP o de su personal cuando proceda. La LPAC no dedica un precepto correlativo a los previstos en sus ARTS. 12 y 53 para la definición de los deberes que se imputan a los interesados en el marco de sus relaciones con la Administración, pero pueden citarse preceptos puntuales como el ART. 18 LPAC, que impone dos deberes de carácter general: - Facilitar a la AP informes, inspecciones y otros actos de investigación. Proporcionar a la Administración, cuando obren en poder de aquellos, los datos que permitan la identificación de otros posibles interesados en un concreto procedimiento administrativo. Aunque comprobaremos que la posibilidad de optar por la vía electrónica para relacionarse con una Administración que se constituye con carácter general como un derecho del ciudadano (art. 14.1 LPAC), se convertirá, por el contrario, en un verdadero deber para colectivos de personas o entidades, que no podrán optar por una vía alternativa. Conviene tener presente que otros deberes más específicos pueden deducirse para los interesados del régimen general dispuesto por la LPAC para el procedimiento administrativo, así como los que resulten de las especialidades dispuestas en la legislación sectorial en los procedimientos específicos. 70. DERECHOS GENERALES DEL CIUDADANO EN SUS RELACIONES CON LA ADMINISTRACIONES PÚBLICAS El conjunto de derechos recogidos en el art.13 LPAC, presentan un alcance más general. En un primer grupo pueden identificarse algunos derechos que ya encontraban recogidos en el derogado art. 35 LRJAP: • c) derecho A utilizar las lenguas oficiales en el territorio de su Comunidad Autónoma, de acuerdo con lo previsto en esta Ley y en el resto del ordenamiento jurídico. • d) derecho Al acceso a la información pública, archivos y registros. • e) derecho A ser tratados con respeto y deferencia por las autoridades y empleados públicos, que habrán de facilitarles el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. • f) A exigir las responsabilidades de las Administraciones Públicas y autoridades, cuando así corresponda legalmente. 95 A ellos se añade la mención expresa a los derechos a la protección de datos de carácter personal, en particular a la seguridad y confidencialidad de los datos que figuren en los ficheros y sistemas de las Administraciones ((art. 13 h), y que comporta el correspondiente reenvío a lo dispuesto en la LOPD) y a un conjunto de derechos referidos de forma más especifica al ámbito de las relaciones entabladas con las AP a través de medios electrónicos. El nuevo texto de la LPAC incorpora una serie de derechos recogidos en los apartados a, b y G: • El derecho a comunicarse con las AP a través de un punto de Acceso General Electrónico de la Administración. Este derecho tendrá efectos pasados 2 años de la entrada en vigor de la LPAC. Debe entenderse de la siguiente manera: “Las personas físicas podrán elegir en todo momento si se comunican con las Administraciones Públicas para el ejercicio de sus derechos y obligaciones a través de medios electrónicos o no, salvo que estén obligadas a relacionarse a través de medios electrónicos con las Administraciones Públicas”. En este último, supuesto dicho derecho se transforma en deber. • El derecho a ser asistidos en el uso de medios electrónicos en sus relaciones con las Administraciones Públicas. El alcance de este derecho concreta su contenido en el art. 12 LPAC, donde se establece la obligación de la Administración de facilitar los canales, sistemas y aplicaciones necesarias para garantizar dicha asistencia. • El derecho a la obtención y utilización de los medios de identificación y firma electrónica contemplados en esta Ley (los medios están regulados en los arts. 9-11 LPAC). El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha impulsado recientemente la formulación de la Carta de Derechos Digitales, un documento que, aun naciendo carente de carácter normativo, pretende asentar unos principios rectores básicos llamados a presidir las futuras reformas legislativas que incidan en este concreto ámbito. El carácter no cerrado del elenco de derechos de los ciudadanos recogidos en el art. 13 queda patente en la parte final de su redacción, donde incorpora el reenvío genérico a “Cualesquiera otros que les reconozcan la Constitución y las leyes”. 96 71. DERECHOS DEL INTERESADOEN EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO Concretamente, el art. 53 LPAP incluye un catálogo, no cerrado, de los principales derechos que asisten a todo interesado en el marco de un concreto procedimiento administrativo: • El derecho a obtener información de la Administración ante la que se tramita el procedimiento. • Derecho a identificar a las autoridades y al personal al servicio de las Administraciones Públicas bajo cuya responsabilidad se tramiten los procedimientos. • Derecho a no presentar documentos originales, que puede excepcionarse cuando la normativa así lo prevea, teniendo, en dicho caso, derecho a obtener una copia autenticada de dicho documento original (Art. 28.3 y 28.5LPAC lo desarrolla). • Derecho a no presentar datos y documentos no exigidos por las normas aplicables al procedimiento de que se trate, que ya se encuentren en poder de las Administraciones Públicas o que hayan sido elaborados por éstas. • Derecho a formular alegaciones, utilizar los medios de defensa admitidos por el Ordenamiento Jurídico, y a aportar documentos en cualquier fase del procedimiento anterior al trámite de audiencia, que deberán ser tenidos en cuenta por el órgano competente al redactar la propuesta de resolución. • Derecho a obtener información y orientación acerca de los requisitos jurídicos o técnicos que las disposiciones vigentes impongan a los proyectos, actuaciones o solicitudes que el interesado se propongan realizar. • Derecho a actuar asistidos de asesor cuando lo consideren conveniente (asistencia letrada no es obligatoria en el marco de las relaciones jurídicas con la Administración). • Derecho a cumplir las obligaciones de pago a través de los medios electrónicos previstos en el art. 98.2 (tarjeta de crédito, de debito, la transferencia y domiciliación bancaria, así como los demás medios autorizados por Hacienda) Asimismo, dada la especialidad que presentan los procedimientos administrativos sancionadores, el apartado 2 del artículo 53 LCAP contempla de forma expresa dos derechos específicamente referidos a quienes, en virtud de la presunta comisión de una infracción, ostenten la condición de interesado en dicho tipo de procedimientos: ● El derecho a ser notificado de los hechos que se le imputen, de las infracciones que tales hechos puedan constituir y de las sanciones que, en su caso, se les pudieran imponer. El precepto también se refiere al derecho a conocer la identidad del instructor, de la autoridad competente para imponer la sanción, así como y la norma que atribuya tal competencia a la misma. ● El derecho a la presunción de no existencia de responsabilidad administrativa mientras no se demuestre lo contrario. 97 72.EL DERECHO A UTILIZAR LAS LENGUAS OFICIALES EN EL TERRITORIO DE LA COMUNIDAD DEL ADMINISTRADO Este derecho es causa directa del reconocimiento que hace el art. 3 CE con la cooficialidad de las lenguas habladas en el territorio nacional, y que pasa a regularse en el art. 15 LPAC. Según el art. 15 LPAC el castellano queda definido, con carácter general, como la lengua oficial para los procedimientos tramitados ante la AGE, estableciendo las siguientes precisiones, cuyo trasfondo se halla presidido no sólo con el fin de garantizar las preferencias lingüísticas de los interesados, sino también por el de evitar posibles situaciones de indefensión (derivadas de la falta de comprensión de una de las lenguas por alguna de las partes) y garantizar que la publicidad del procedimiento no se vea afectada por la cuestión de la diversidad lingüística. En los PROCEDIMIENTOS ANTE ÓRGANOS DE LA AGE que tengan sede en una CCAA donde se adopte una lengua cooficial distinta del castellano, el interesado tendrá derecho a utilizar la misma para dirigirse al órgano, con las siguientes salvedades: – Si en un procedimiento concurren varios interesados y no hay acuerdo unánime en la lengua, se usará el castellano – Lo anterior no es un obstáculo para que los interesados exijan que los documentos o testimonios solicitados sean expedidos en la lengua que ellos elijan. – Si los documentos y expedientes deben tener efecto fuera del territorio de la CCAA, la AGE deberá traducirlos – La obligación de traducción también puede exigirse por los interesados en relación a documentos de dentro de un procedimiento dirigido hacia su persona. En los PROCEDIMIENTOS ANTE AAPP DE COMUNIDADES AUTÓNOMAS Y ENTIDADES LOCALES, la LPAC remite a lo que disponga la legislación de cada Comunidad autónoma (art. 15.2), así el régimen del uso de la lengua puede cambiar de una Comunidad a otra (siempre respetando el derecho general del art. 15.1). 73.EL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA, ARCHIVOS Y REGISTROS. El artículo 13 LPAC proclama el derecho de acceso a la información pública, archivos y registros. Este derecho tiene también una previsión constitucional en el art. 105 b) CE donde se dispone que la ley regulará “El acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, salvo en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de los delitos y la intimidad de las personas”. 98 El contenido de este derecho también se proyecta sobre la esfera del derecho a la información aunque tiene una configuración, alcance y sentido muy distinto a los del derecho de información. A. CONTENIDO DEL DERECHO El art. 13 d) dispone que quienes tienen capacidad de obrar ante las AAPP son titulares de un derecho “al acceso a la información pública, archivos y registros con lo previsto en la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno y el resto del Ordenamiento Jurídico”. (Esta disposición reenvía a otra ley distinta) Según la configuración dada al derecho, este no se limita a documentos contenidos en procedimientos administrativos ya terminados, no impone acreditar la condición de interesado para su ejercicio. Pueden destacarse algunos factores concretos que van a contribuir a implementar este derecho de acceso a la información: - Una configuración amplia del ámbito subjetivo de aplicación de la ley (ARTS. 2 a 4 LTBG) que engloba a entidades de derecho público y otras instrumentalizadas por las mismas, o que tienen en ayudas o subvenciones públicas su principal fuente de financiación. - Una configuración amplia del ámbito objetivo: según el ART. 13 LTBG se entenderá por información pública los contenidos o documentos que obren en poder de alguno de los sujetos incluidos en el ámbito de aplicación de este título y que hayan sido elaborados o adquiridos por el ejercicio de sus funciones - La imposición de nuevos empleos deberes de publicidad activa a las instituciones que determinan la obligación de hacer pública determinada información sobre su actividad. B.EL PROCEDIMIENTO PARA EL EJERCICIO DEL DERECHO Una de las principales innovaciones introducidas por la LTBG ha sido la de regular un procedimiento básico para el ejercicio del derecho de acceso a la información. La solicitud de iniciación debe dirigirse al titular del órgano administrativo o entidad que posee la información requerida y no exigirá acreditar la condición de interesado. El régimen de la tramitación (ART. 19 LTBG) presenta garantías que buscan una mayor agilidad, por eso los breves plazos de resolución con que contará el órgano competente. Con el fin de facilitar al ciudadano la identificación de los órganos competentes para la presentación y tramitación de las solicitudes, la Ley prevé la creación de unidades de información (ART. 21 LTBG) como referentes de un nuevo sistema para la integración de la gestión de las solicitudes de información de los ciudadanos. 99 El ART. 22 LTBG expone los rasgos de la formalización del acceso: • La vía electrónica será la habitual para materializar el acceso a la información. • Si la información solicitada no se facilita en el momento de la notificación de la resolución, el acceso efectivo de la misma no podrá dilatarse más allá de un plazo de 10 días. • Se declara la gratuidad del acceso a la información. La regulación referida al régimen de los recursos contra las resoluciones dictadas en materia de acceso a la información pública determina que pueden ser directamente recurribles ante la Jurisdicción Contencioso-administrativa. El plazo para la interposición de la reclamación será de un mes desde la notificación de la resolución, contando con tres meses para resolver y notificar. C. EXCEPCIONES AL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA, ARCHIVOS Y REGISTRO. Este derecho podrá limitarse en una serie de supuestos previstos en el art. 41.1 LRBG, tanto en función de la naturaleza sensible de la información como por los conflictos que pueda generar su difusión: a) La seguridad nacional. b) La defensa. c) Las relaciones exteriores. d) La seguridad pública. e) La prevención, investigación y sanción de los ilícitos penales, administrativos o disciplinarios. f) La igualdad de las partes en los procesos judiciales y la tutela judicial efectiva. g) Las funciones administrativas de vigilancia, inspección y control. h) Los intereses económicos y comerciales. i) La política económica y monetaria. 100