LEER Y LEER CRÍTICAMENTE El único texto que puede criticarse es aquel que se ha entendido. Por eso la lectura crítica está asociada a una comprensión completa de la información, asimismo, cuando se logra dicho grado de comprensión, el lector puede aceptar o rechazar la idea del autor con responsabilidad sobre su decisión. Para fomentar el pensamiento crítico, pues, primero deben brindarse las competencias necesarias en lectura crítica. Lo que habitualmente entendemos por leer es un proceso que implica varios pasos, como la mirada sobre las palabras, la articulación oral, ya sea consciente o inconsciente, la información que pasa al oído y la comprensión, es así, que leer para enterarse de lo que dice un texto puede ser suficiente cuando el objetivo o meta es conocer una información específica o entender las ideas del otro, pero eso no es suficiente si se quiere lograr ser un lector crítico, pues un lector critico tiene la capacidad y la técnica para discernir entre las ideas y la información que subyacen dentro de un texto escrito. Por lo tanto, durante la lectura se hace indispensable evaluar lo que se ha leído e integrar esa comprensión al conocimiento previo que se tiene del mundo, valorar la evidencia sobre la que ésta basada y estimar la validez de los comentarios de un texto, el lector debe salirse de éste y aportar conocimientos y estándares externos que lo soporten. Entonces, siendo la lectura crítica una acción que requiere un correspondiente aprendizaje y que merece la pena dominar, debe convertirse en una herramienta estupenda para hacer resúmenes de textos, así como para la creación de guías o sumarios, puesto que, es el paso previo al desarrollo de un pensamiento crítico. Sólo al comprender un texto en su totalidad, se puede proceder a desarmar el mensaje implícito del contenido más allá de lo literal. El tipo de educación que se les está impartiendo a nuestros escolares es la que se le designan educación pasivo receptiva que provoca la sumisión y el consumo de información, elementos esenciales en la lucha del poder, que utiliza la educación como un aparato ideológico, por consiguiente, en ésta visión pasiva de la educación la crítica no tiene cabida y todo el proceso educativo se centra al profesor, donde se usa al alumno como un simple receptor der conocimiento y los avances individuales son pobres, en aras de una funcionalidad social. Mucho se dice que una buena lectura, que se debe llegar hasta la crítica del contenido. De hecho, uno de los ideales educativos es formar personas críticas, y contribuir en la formación de seres capaces de reflexionar y emitir juicios acerca de la información a que acceden y no sólo recibirla pasivamente, pero la crítica no es una habilidad cognitiva básica, como el análisis, la síntesis, la deducción, la analogía y tantas otras, sino una competencia, es decir, una capacidad que se desarrolla a través del ejercicio aprendido y controlado de dichas habilidades. La comprensión de un texto conlleva, entonces, una necesaria lectura crítica. Marciales (2003) nos dice que actualmente existe la necesidad de formar estudiantes capaces de pensar críticamente no solamente sobre contenidos académicos sino también sobre problemas de la vida diaria y es un objetivo de principal importancia, tanto para el sistema educativo como para la sociedad en general. Suscitar prácticas que inciten el ejercicio del pensamiento crítico es básico en un mundo oscuro como el nuestro donde la adquisición de la información ya no es una dificultad pero sí lo es la evaluación crítica de la misma, además tener la capacidad para evaluar las fuentes y la información en que se basa un autor no es una habilidad, sino el resultado de un largo proceso de ir conociendo poco a poco sobre el tema, es obvio que si concebimos que la lectura es una habilidad que se aprende en forma definitiva en la educación básica, ya no hay nada que hacer. Entonces un texto o una afirmación tienen valor según la competitividad que posee el autor sobre el tema, y se convierte en una necesidad el formar a jóvenes competente y productivos a la sociedad, capaz de discernir entre la validez y veracidad de la información fundamentado la criticidad del contenido evaluado y siendo así, podríamos decir que “critica quien puede, no quien quiere”. Desde esta perspectiva, la lectura crítica debe ser la meta prioritaria del currículo en el contexto estudiantil. La habilidad de ser un lector crítico debe ser inherente a las personas y a las sociedades. Formar personas con una actitud crítica frente a la vida y al mundo es el reto en la sociedad de la información y del conocimiento. La lectura crítica y el pensamiento crítico son construcciones culturales que necesitan educación, esfuerzo y cultivo. Considerando que la lectura crítica no es algo dado, las aulas debieran convertirse en espacios de diálogo y discernimiento más que en espacios de conferencias o monólogos del profesor. Se debe dotar al estudiante de diversas estrategias de lectura crítica que le permitan descubrir el punto de vista que los discursos reflejan de la realidad, porque lo que aprendieron en la educación previa les resulta insuficiente cuando se enfrentan al aprendizaje de las disciplinas especializadas, No podemos dejar de señalar que es frecuente que los profesores expresemos nuestra queja por lo poco que leen y comprenden los estudiantes, pero no solemos ocuparnos de enseñarles a leer los textos científicos y académicos propios de cada profesión. Carlino (2007) afirma que la lectura queda como tarea solo a cargo de los estudiantes y que su comprensión no resulta orientada por nuestra experiencia. Entonces, la lectura crítica tiene que ser guiada y acompañada por el docente. Por último, en toda institución educativa donde se pretende englobar todos los pensamientos, se tiene que tener en cuenta que no solo debe ser una simple transmisora del conocimiento, sino una verdadera formadora del pensamiento crítico, el cual favorecerá la expresión de la pluralidad con libertad. Al respecto, Prieto (2008) sostiene que el pensamiento crítico reivindica al individuo como sujeto pensante, con derecho a expresarse libremente y provisto de valores democráticos. Todo texto no está libre de ideologías o visiones del mundo; todo texto transmite y propone valores, valoraciones de la cultura y de otras culturas, contribuyendo a crear, de esta forma, identidades sociales. Actividad 1: b. ¿Qué estrategias concretas y viables podemos utilizar para estimular la escritura en el aula? . Creación de cuentos a partir de la temática tratada. . Elaboración de informes de laboratorio, y explicación de fenómenos. . Lectura semanal de textos, para posteriormente hacer un relato breve y claro de lo que le gusto y que cambiaría de lo que ha leído. Actividad 2: a. Diseñe una estrategia de promoción de la lectura que involucre a su asignatura. . Desde el área de ciencias naturales para promover la lectura crítica propongo crear un club de revistas, donde semanalmente un grupo de estudiantes investiguen y compartan con el resto de sus compañeros un artículo científico propio del área, donde identifiquen cual fue la intención del autor y en que les sirve para su vida cotidiana, además de plantear nuevas hipótesis a partir de lo leído y que al final la calificación del área sea la presentación de un proyecto de investigación en cualquier tema del área de ciencias naturales que le guste.