Colegio Nacional “Rafael Hernández” Filosofía y Unidad de la

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Colegio Nacional “Rafael Hernández”
Filosofía y Unidad de la Ciencia
Actividad 4
1. Lea atentamente los siguientes párrafos:
A) La “falacia fenomenológica” es el error de suponer que cuando el sujeto describe su
experiencia, cuando describe cómo se ven, cómo suenan, huelen, saben o cómo se sienten
las cosas, está describiendo literalmente propiedades de objetos y eventos de una clase
peculiar que ocurren en una suerte de pantalla de cine o de televisión interna, usualmente
llamada “campo fenoménico”. Si suponemos, por ejemplo, que cuando un sujeto nos
informa de una postimagen verde [si miramos por un momento el sol, y luego cerramos los
ojos, vemos una mancha de color. Eso es una postimagen] está aseverando la ocurrencia
en su interior de un objeto que es literalmente verde, es claro que tenenemos en nuestras
manos una entidad para la que no hay lugar en el mundo físico. En el caso de la
postimagen verde, no hay ningún objeto verde en el entorno que corresponda a la
descripción que el sujeto ofrece. Ni tampoco hay nada verde en su cerebro; es más, ni
siquiera hay nada que pueda haber surgido cuando nos informó de la aparición de la
postimagen verde. Los procesos cerebrales no son la clase de cosas a las cuales se pueda
aplicar propiamente conceptos de color. La falacia fenomenológica sobre la que se basa
este argumento depende de la siguiente equivocada suposición: como nuestra capacidad
para describir cosas de nuestro entorno depende de nuestra conciencia de ellas, entonces,
nuestras descripciones de cosas son primariamente descripciones de nuestra experiencia
consciente y sólo secundariamente, indirectamente e inferencialmente, descripciones de
los objetos y eventos que ocurren en nuestro entorno. ... [Sin embargo] no describimos
nuestra experiencia consciente en términos de mitológicas “propiedades fenoménicas”
que se supone que se adhieren a mitológicos “objetos” pertenecientes al mitológico
“campo fenoménico”, sino por referencia a propiedades físicas reales de objetos, eventos
y procesos concretos que dan origen a la clase de experiencia consciente que tratamos de
describir. En otras palabras, cuando describimos a la postimagen como verde, no estamos
diciendo que existe algo, la postimagen, que es verde; estamos diciendo que tenemos la
clase de experiencia que normalmente tenemos cuando vemos una mancha de luz verde.
(U. T. Place, “The Identity Theory”, British Journal of Psychology (1956), pp. 44-50.)
B) Ejemplo: zorrinos y vegemita. He olido zorrinos, de manera que sé cómo es oler
zorrinos. Pero los zorrinos viven sólo en algunas partes del mundo, de modo que es
posible que Ud. nunca haya olido zorrinos. Si Ud. nunca olió un zorrino entonces Ud. no
sabe cómo es el olor del zorrino. Nunca lo sabrá, a menos que un día huela un zorrino.
Por otro lado, es posible que haya probado la vegemita, esa famosa sustancia
australiana; yo nunca la he probado. Así, es posible que Ud. sepa cómo sabe la vegemita.
Yo no lo sé, y a menos que la pruebe, nunca lo sabré. De nada servirá tomar lecciones
acerca de la composición química del aroma del zorrino ni de la vegemita, ni sobre la
fisiología de las fosas nasales o las papilas gustativas, ni de neurofisiología de los nervios
sensoriales ni del cerebro. Ninguna cantidad de información física que podamos reunir
sobre los zorrinos o la vegemita nos servirá para saber cómo huelen o cómo saben. Existe
una explicación natural y tentadora de por qué la información física no es de ayuda. Es la
hipótesis de que, además de la información física existe una clase irreduciblemente
diferente de información que podemos adquirir: información fenoménica. Las dos clases
de información son independientes. Dos posibles casos pueden ser exactamente iguales
físicamente pero diferentes fenoménicamente. (David Lewis, “What Experience Teaches”,
Procceedings of the Russellian Society, University of Sydney, 1988.)
a) Explique con sus palabras la posición de cada autor.
b) Entre los siglos XVII y XVIII, España financió varios viajes con el fin de descubrir la Ciudad de
los Césares. Por supuesto, no pudieron descubrir lo que no existía. Decimos que la Ciudad de los
Césares es un objeto intencional que no existe en el mundo físico, pero sí en el mundo mental o,
como dice Place, en el campo fenoménico. Place opina que no existe tal campo fenoménico.
Lewis sostiene que es indispensable. Y usted, ¿qué opina?
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