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Rosa dijo no
General
Rosa dijo no
Por
9.09.2013 - 12:00
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Nombre de la columna:
Opiniones
Columnista:
Blanca Esthela Treviño de Jáuregui
Categoria:
General
Han pasado 50 años desde que Martin Luther King Jr. en la Marcha a Washington de
1963 pronunció sus fascinantes palabras ‘Tengo un Sueño’ (I have a dream) en las
escalinatas del Monumento a Lincoln. Muchos reportajes se han escrito sobre el
motivo de esa histórica marcha refiriéndose a MLK como una figura inspiracional que
actuaba como la conciencia de la nación estadounidense: exigía el fin de la
discriminación contra la población afroamericana. MLK veía esta discriminación como
resultado de unas relaciones de poder basadas en la explotación, no solo de raza, sino
también de clase social. Se oponía contundentemente a los tres pecados del
capitalismo: el racismo, la explotación económica y el militarismo.
Muchos han olvidado el inicio de esta lucha contra la injusticia social: todo comenzó
con un no.
¿Cómo se atrevió a decir no una joven afroamericana de tan pequeña y frágil
constitución? Lo cierto es que dijo no, y al hacerlo, desencadenó un movimiento que
cimbraría hasta las raíces a la nación más poderosa del mundo.
Sucedió en 1956 en un autobús urbano de la ciudad de Montgomery, Alabama. Rosa
Parks rehusó ceder su asiento a un hombre blanco. Desafió la ley de aquella época: la
gente de color debía sentarse en la parte posterior del autobús y, cuando fuera
menester, ceder el asiento a los blancos que estuvieran de pie. Era el tiempo en que
el Ku Klux Klan atropellaba sin piedad a la gente de color y el racismo era tan
virulento que conducía a numerosos linchamientos. Pero Rosa Parks, con palabras
suaves y argumentos duros dijo: “No cederé mi lugar. Deseo ser tratada como ser
humano.”
La primera vez fue en la época de Navidad: los autobuses, llenos a reventar, llevaban
mucha gente de pie. En los 50’as la gente de color debía abordar el autobús por la
puerta delantera, pagar el boleto, luego bajarse y volver a subir por la puerta
posterior. Hacía tanto frío y el autobús tan lleno que Rosa decidió escurrirse por el
pasillo para colocarse atrás. El chofer, sacudiéndola fuertemente de la manga, la
expulsó de autobús por su atrevimiento. Antes de bajar, ignorando la ira del chofer,
Rosa, con gran dignidad, recogió la provisión esparcida por el suelo.
La segunda vez, doce años más tarde, el mismo chofer le ordenó que le diera su lugar
en la parte posterior a un hombre blanco que estaba de pie, y Rosa dijo no. Muchos
hombres y mujeres de color, alarmados, bajaron apresuradamente del autobús: no
querían problemas. Llegaron dos agentes de policía. “¿Qué sucede?” El chofer
contestó: “Esa no quiso ceder el asiento”. Rosa preguntó: “¿Por qué nos tratan así?”
Uno de los agentes dijo: “No sé. La ley es la ley”.
Rosa Parks fue encarcelada y multada. Su arresto y el juicio subsecuente dieron lugar
a un boicot a la línea de autobuses que duró todo un año, por parte de los ciudadanos
negros (70% de los usuarios). Ningún afroamericano subía al autobús. El boicot,
encabezado por Martin Luther King Jr. –entonces desconocido– le dio proyección
nacional e internacional.
¿Quién era Rosa Parks? El abogado que la representó en el juicio la describe como una
joven de inmaculado porte, muy femenina, dulce, de carácter encantador que,
aunque aparentemente tímida, poseía una gran fuerza interior. Hablaba tan suave y
tan quedo que para él siempre fue un enigma el que haya tenido el valor de desafiar
al sistema. Sin embargo, se atrevió a hacerlo con palabras delicadas, y ese hecho
marcó el inicio del Movimiento Pro Derechos Civiles. Nadie creería al ver su
fotografía: una joven de apacible presencia y conmovedoramente espiritual, que
tuviera esas agallas.
Rosa Parks trabajó hasta su muerte en la institución que hoy lleva su nombre, cuyo
objetivo ha sido promover el desarrollo humano de las minorías. A través de
interesantes programas, cursos, becas y viajes ha pretendido cicatrizar las heridas del
racismo. En 1999 recibió la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos de
Norteamérica. Rosa siempre fue tan modesta que, a pesar de las muchas
condecoraciones y reconocimientos de que fue objeto, jamás admitió ser la madre del
Movimiento Pro Derechos Civiles.
Pero es un hecho histórico: Rosa Parks se atrevió a decir no a una sociedad que no era
capaz de ver más allá del color de la piel.
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