UNIVERSIDAD DE COLIMA FACULTAD DE ECONOMIA CUENTAS NACIONALES CONTROL DE LECTURA LITERARIA “EL PERFUME” Patrick Suskind Elaborado por: Cynthia Jarelly Flores Fajardo Valoración de la Fuente: Patrick Süskind realizó estudios de Historia medieval y Moderna en la Universidad de Múnich y en Aix-en-Provence entre 1968-1974. En la década de 1980 trabajó como un guionista televisivo, para Kir Royal y Monaco Franze entre otros. Su padre, Wilhelm Emanuel Süskind, fue escritor y traductor, trabajó durante largo tiempo en el periódico alemán Süddeutsche Zeitung. Su hermano mayor, Martin E. Süskind, es periodista. Su éxito llegó con su novela El perfume (1985), traducida a 46 lenguas, entre ellas el latín, rápidamente convertida en un bestseller con aproximadamente 15 millones de ejemplares vendidos y convertida en éxito cinematográfico del año 2006 por el director Tom Tykwer, después de que, tras 15 años de arduas negociaciones, Constantin Film asumiera los derechos y costes de desarrollo (aproximadamente unos 10 millones de euros). Otras obras suyas son: La Paloma (1988), La historia del señor Sommer (1991), Un Combate y otros relatos (1996). Süskind concede rara vez entrevistas, no aparece en público y ha rechazado varios reconocimientos, como los premios de literatura Gutenberg, Tukan y FAZ. Tampoco acudió al estreno internacional de la versión cinematográfica de El Perfume en Munich. Existen muy pocas fotografías suyas, aunque en la película para televisión Monaco Franze hace un pequeño cameo en el noveno episodio. Manera de presentar la Información Historia literaria basado en un drama de terror. Objetivo Del Autor El tema El perfume Historia de un asesino Desarrollo La novela remota en el siglo XVII, en Francia en donde existió un hombre llamado Jean-Baptiste Grenouille un hombre celebre y tenebrosos en altanería, despreciado por sus semejantes, inmoralidad, su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huella en la historia: al efímero mundo de los olores. El hombre nació en un lugar en donde reinaba la variedad de olores, las calles apestaban a estiercos, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecidos; los dormitorios, a sabanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orines. Fue el 17 de julio de 1738, cuando nació Jean-Baptiste G. la madre se encontraba en un puesto de pescado de Rue aux fers escamando albures que había destripado previamente. Los pescados, seguramente sacados de Sena aquella misma mañana apestaban ya hasta el punto de superar el hedor de los cadáveres. Sin embargo, la madre, no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver podrido porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado, y además le dolía todo el cuerpo y el dolor disminuía su sensibilidad. Solo quería que los dolores desaparecieran, acabar lo más pronto posible con el parto, cuando empezaron los dolores del parto, se acorruco bajo el mostrador y pario allí como hiciera ya cinco veces, y corto con el cuchillo el cordón umbilical del recién nacido, la mujer callo desmayada y todas las personas poco a poco la radiaban al volver en sí, le empezaron a preguntar qué es lo había sucedido, ella decía que nada, ella se levanto dejo el cuchillo y se lavo la sangre que todavía le escurría, pero todos descubren al niño entre enjambres de moscas, tripas y cabeza de pescado y lo levantan. Las autoridades lo entregan a una nodriza de oficio y apresan a la madre. Y como esta confiesa sin ambages que lo habría dejado morir, como por otra parte ya hiciera con otros cuatro, la procesan, la condenan por infanticidio múltiple y dos semanas más tarde la decapitan en la Place de Gréve. En aquellos momentos el niño ya había cambiado tres veces de nodriza. Ninguna quería consérvalo más de dos días. Según decían, era demasiado voraz, mamaba por dos, robando así la leche a otros lactantes y el sustento a las nodrizas alimentar a un lactante único no era rentable. Viendo la situación el oficial de policía decide enviarlo con los huérfanos de la lejana Rue Saint-Antoine, desde donde el transporte era efectuado por mozos mediante canastas de rafia en las que por motivos racionales hacinaban hasta cuatro lactantes y como la tasa de mortalidad en el camino era extraordinariamente elevada, por lo que se ordeno a los mozos que solo se llevarían a los lactantes bautizados. Una serie de de dificultades de índole burocrático y administrativo que parecían concurrir en el caso de aquel niño determinado y porque, por otra parte, el tiempo apremiaba, el oficial de policía. En fin el niño fue entregado a una institución religiosa, previa exigencia de un recibo, para que allí lo bautizaran y decidieran sobre su destino ulterior. El niño en el padre Terrier que era un hombre comodón, el padre no se explicaba porque el niño tenía que oler a algo, llegando a la conclusión que los niños no olían a nada. Al tener al niño bajo sus brazos se percato que el niño veía por la nariz de un modo más agudo, inquisidor y penetrante de lo que se puede ver por los ojos, como si a través de su nariz absorbiera algo que emanaba de él, algo que no podía detener ni ocultar. Se padre se sintió aterrorizado a tal manera a algo que no entendía, y quería deshacerle del niño lo antes posible dejando al niño lo mas lejos posible de él, a cargo de Madame Gaillard que aceptaba a niños de cualquier edad siempre y cuando se le adelantara el hospedaje y el padre pago por adelantado. El padre se sintió sucio y regresando al convento se despojo de su vestimenta y orando preguntándose lo que le había pasado. Madame a falta del sentido de la emoción y de olfato poseía un frio sentido del orden y de la justicia. Para el niño el establecimiento de Madame fue una bendición porque seguramente no había podido sobrevivir en otro lado. En su adolescencia el niño fue descubriendo olores que lo cautivaban. En su vida adulta descubrió una fragancia con una sutileza y figura tan excepcional que no podía entenderlas, ocultándose bajo la humedad y la pólvora de esa noche, tuve el extraño presentimiento de que aquella fragancia era la clave del ordenamiento de todas las demás fragancias y no podía entender nada si no entendía esta. El sentía que si no poseía esta fragancia abría desperdiciado su vida. Fue siguiendo el rastro de esa fragancia entre la multitud abriéndose pasa hacia el puente, con el objetivo de olfatear enzima de las cabezas la fragancia cautivadora, y se dio cuenta que ese olor desprendía de una muchacha, y la mato para impregnarse de su olor Al cabo del tiempo el hombre fue matando a todas las mujeres bonitas para poder extraer su perfume. Lo raro que tenía es que no desprendía ningún olor, no olía como el resto de los niños y todos lo veían como un ser de otro mundo hasta decían que era hijo del diablo que estaba maldito, a el niño se le había desarrollado muy bien el sentido del olfato. Jean B. Grenouille al pasar el tiempo empezó a amó el olor de las cosas y aprendió a crear fragancias para influir en el hombre. Sin embargo, fue la perfección de su trabajo lo que lo llevó a la muerte, ya que produjo un perfume que despertó un amor desenfrenado en quienes estaban cerca de él que quisieron poseerlo y lo destrozaron.