MONICIÓN DE ENTRADA. Volvemos a retomar nuestros ansiados encuentros de oración. Volvemos a encontrarnos con Jesús en esta capilla, nuestra capilla, volvemos a su olor, a su perfume. Volvemos a contagiarnos de su eterna primavera para tomar la fuerza de Cristo, para llenarnos de su espíritu, para embriagarnos de su fragancia y llevarla a todas partes; para perfumar nuestra familia con Su Perfume. Palabra de Dios Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Allí le prepararon una cena. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó del olor del perfume. REFLEXIÓN Quien se acerca a Cristo queda perfumado. Quien lo toca, recibe su aroma. Quien lo comulga se compenetra de toda su fragancia, para convertirse él mismo en buen olor. Sucede como a los enfermos que acudían a Cristo y se esforzaban por tocar sus vestidos o recibían el toque de sus dedos, y quedaban curados; todo el que se acercaba a él con fe quedaba perfumado. ¡Qué agradecida y valiente la mujer que ungió con perfumes los pies de Jesús! Estaba ungiendo al que era la Unción; a la vez que ungía los pies de Jesús, ella recibía unción en su corazón. ¡Qué enamorada María de Betania que perfumó con nardo puro la cabeza y los pies de Cristo! Perfumaba con nardo al que era Nardo puro. Cuando ella perfumaba su cabeza y sus pies recibía un baño de perfume en toda su alma. ¡Y qué dichosamente piadosas y espontáneas las mujeres que fueron al sepulcro de cristo con aromas para embalsamar su cuerpo! Querían embalsamar al que era puro Bálsamo. Según se iban acercando percibían un intenso perfume que brotaba de todas sus entrañas. Ninguna de estas mujeres se pudo ya desprender de este exquisito aroma. Todas ellas se convirtieron con el buen olor de Cristo. Silencio- Oración. PETICIONES. - Señor Jesús, te pedimos por todos aquellos que han perdido sus sentidos, que no son capaces de percibirte en el mundo. Señor consuélalos con tu presencia, con tu amor. - Señor, nuestras familias te anhelan, haznos capaces de convertirte en el centro de nuestra familia. Nos has ungido para proclamarte, danos la fuerza para cumplir nuestra misión. - Señor has llenado el mundo de tus flores, de tu fragancia y olor. Señor, que seamos capaces de percibirte en la naturaleza, de olerte en las flores del campo, de sentirte en nuestra vida. - Señor por toda la Iglesia, que como gran familia e Hijos de Dios nos unamos en un solo amor, en tu comunión. -… Rezamos el SALMO a dos coros. Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey; mi lengua es ágil pluma de escribano. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente. Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo; cabalga victorioso por la verdad y la justicia, tu diestra te enseñe a realizar proezas. Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden, se acobardan los enemigos del rey. Tu trono, oh Dios, permanece para siempre, cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. A mirra, aloe y acacia huelen tus vestidos, desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. La ciudad de Tiro viene con regalos, los pueblos más ricos buscan tu favor. Ya entra la princesa, bellísima, vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes; la siguen sus compañeras: la traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. «A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra». Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos . ORACIÓN. (Todos unidos) Señor Jesús haz que nuestra vida unida a la tuya, y hecha misericordia, sea bálsamo y perfume para todos los hombres. Señor, que seamos capaces de llenarnos de tu fragancia para llevarla y darla gratuitamente a nuestra familia, a nuestros seres queridos. Amén.