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La soberania de Dios y la ansiedad en la vida del cristiano

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Facultad de Teología Integral de Buenos Aires
Maestría en Divinidad
La soberanía de Dios y la ansiedad en
la vida del cristiano
.
Materia: HE500 Introducción a la Monografía
Profesor: Martín Eduardo Kim
Estudiante: Juan Carlos Bezeka
Fecha de entrega: 8 de mayo 2024
Introducción
La ansiedad es una experiencia que a todo ser humano le afecta en mayor o menor
medida. En algunos casos se vuelve algo patológico y la vida cotidiana es afectada, por
lo cual, es necesario prestar la debida atención a la problemática y buscar resolverla.
El siguiente trabajo procura dar una respuesta alentadora desde una perspectiva bíblica
a aquellos cristianos que luchan con la ansiedad resultante de vivir en un mundo caído.
Donde el ambiente convulsionado de la época, caracterizado por las guerras, crisis
económicas, el avance avasallador de la tecnología (que promete hacer desaparecer
millones de puestos de trabajo), las ideologías impuestas desde los estados (que
destruyen los valores morales y tienen en crisis la propia identidad del ser humano), los
desastres naturales y el inicio de una era de pandemias a partir del Covid-19, etc.; son
causas externas que se suman a las problemáticas cotidianas como los accidentes,
violencia, conflictos interpersonales, la injusticia, que junto a las problemáticas
orgánicas y patologías psicológicas abren un abanico enorme de fuentes, que pueden ser
las causantes de la ansiedad.
Con la finalidad de dar una aproximación al desafío de enfrentar a la ansiedad, se
utilizará principalmente material seleccionado de Martin Lloyd Jones, el cual dará un
aporte desde la perspectiva bíblica y material seleccionado de Pablo Polischuk el cual
brindará un aporte desde la perspectiva de la psicología y la consejería pastoral. Este
escrito no tiene la intención de ser un estudio exhaustivo del mismo, se procura
clarificar lo que se entiende por ansiedad desde una perspectiva clínica y que dice la
biblia al respecto de la ansiedad en forma general; para de esta manera establecer un
punto de partida con el fin de identificar dicha patología y como enfrentarla.
Capítulo 1
¿De qué hablamos cuando hablamos de ansiedad?
Cuando hablamos de ansiedad surgen preguntas al respecto, tales como: ¿Cuáles son los
estados internos que experimenta la persona? ¿Cómo es afectada la conducta? ¿Hasta
qué punto la salud física y mental de la persona puede deteriorase? Estos y otros
interrogantes necesitan que comencemos con algunas definiciones que permitan
clarificar de que hablamos, cuando hablamos de ansiedad. Para abordar el tema es
pertinente comenzar con algunas definiciones del mismo, que permitan clarificar el
asunto. Pablo Polischuk define la ansiedad de la siguiente manera:
“… debemos considerar la ansiedad como un estado subjetivo del ser, o una sensación experimentada por
la persona cuya fisiología, mente y conducta aparecen como perturbadas, “fuera de serie” o carentes de
poseer una sensación de control o seguridad personal. La ansiedad es considerada como una condición en
la cual la persona puede experimentar, pensar, sentir y conducirse en maneras que, agregadas en conjunto,
son descritas como un desorden (algo descompaginado, fuera del orden común). Tal condición se debe a
muchos factores (biológicos, fisiológicos, bioquímicos, cognitivos, emotivos y conductivos) que entran
en juego cuando la persona enfrenta desafíos percibidos como descomunales y peligrosos a su
seguridad.”1
Es interesante notar que Pablo Polischuk hace referencia a la realidad de que muchos
factores entran en juego, y son múltiples las formas en que se manifiesta la ansiedad,
pero podemos encontrar que la raíz de todas esas manifestaciones, son la perdida de
seguridad y de un sentido de control. Esto permite poner el foco de atención en la raíz
de lo que llamamos ansiedad. Es necesario recalcar dos elementos fundamentales: la
sensación de pérdida de control o seguridad y un estado de perturbación que conlleva
pensamientos, emociones y conductas descompaginadas. Otro aspecto que el autor
resalta es que la fuente de inseguridad y temores pueden encontrarse tanto en el pasado
(un sentido de culpa que lo inmoviliza), en el presente (una problemática a enfrentar) o
Pablo Polischuk, El Consejo Integral: principios bíblicos – teológicos y psicológicos integrados a la
praxis, 2da. Ed., (CABA, FTIBA, 2021), 456.
1
en el futuro (se imagina un escenario problemático sin posibilidad de resolver).2 Es muy
importante identificar la fuente de perturbación para poder aplicar el correcto
tratamiento al mismo, porque no es lo mismo un estado de ansiedad producto de la
proyección en el futuro de desafíos que se perciben como aplastantes a la perturbación
que experimenta el sobreviviente de una tragedia. Los dos tienen en común la perdida
de sentido de seguridad y control, junto a un estado de perturbación, pero uno parte de
la proyección de su imaginación y el otro de una experiencia traumática real.
Otro elemento a tener en cuenta, son las nociones generales de los síntomas que puede
experimentar una persona que sufre de ansiedad. Polischuk dice lo siguiente al respecto:
“ Tal condición se diagnostica cuando la persona experimenta la presencia de tres o más factores tales
como:
-Tensión emocional, como estando al borde de un abismo;
- Falta de aliento, respirar rápido, hiperventilación;
- Mareos, sensación de desmayo;
- Tensión muscular;
- Estremecimiento involuntario;
- Sueño perturbado (dificultades en conciliar el sueño, dormir insatisfecho);
- Apetito variable, desgano en el comer, o usando el comer como un aliciente;
- Fatiga debida al desgaste de energía empleada en sus luchas mentales;
- Dificultades en concentración, o reporta que su procesando mental experimenta lagunas que
interrumpen su campo cognitivo, o como que su pantalla está en blanco;
- Expectativas anticipadas, aprehensivas, vigilantes, a veces catastróficas;
- Fe disminuida o afectada por dudas, embates o desafíos a sus convicciones y creencias;
- Pensamientos negativos relacionados con el futuro incierto.”3
Estos son los factores generales que según los especialistas necesitan estar presentes,
pero no en forma aislada. Se considera que a partir de la presencia de tres o más factores
de los descriptos es que podemos hablar de que estamos ante a un diagnóstico de
ansiedad. Además, hay que tener presente que hay factores biológicos, fisiológicos y
bioquímicos que son causa del padecimiento de ansiedad y en la actualidad estos
desordenes son tratados muy eficazmente con fármacos que regulan las funciones,
eliminando los síntomas perturbadores.
2
3
Ídem, 456.
Ídem, 458.
Capítulo 2
El Dios soberano y el corazón ansioso
La vida aquí, debajo del sol, conlleva un sinnúmero de desafíos ontológicos, lograr
definir: ¿quién soy? ¿Para qué existo? ¿En que consiste la vida? ¿Cuál es la manera de
vivir plenamente?; son algunas de las cuestiones inherentes a todo ser humano. A lo
largo de la historia, las civilizaciones humanas han intentado dar respuestas a esta
búsqueda del ser, a través de la construcción de una cosmovisión social que estandariza
en forma abierta o subyacente un modelo a alcanzar, que da respuesta a dichos
necesidades ontológicas; por el cual el individuo que es parte de esa construcción social
encuentra una orientación a sus inquietudes. Su sentido de éxito o fracaso, aceptación o
rechazo, felicidad o frustración están condicionados a dichos parámetros establecidos.
Por ejemplo, en la actualidad es de público conocimiento que en Japón hay altos índices
de suicidios en los jóvenes en edad de ingresar a la universidad, a causa de la necesidad
de tener altos promedios del nivel secundario para poder ingresar a las carreras
universitarias de más alto prestigio. La vergüenza social de no alcanzar esos altos
promedios, es un factor de presión, que muchos jóvenes no logran sobrellevar y tomar
la trágica decisión de suicidarse.
Dicho esto, pasemos a las consideraciones escriturales, teniendo en cuenta los dos
aspectos fundamentales presentes en la ansiedad: la sensación de pérdida de control o
seguridad y un estado de perturbación que conlleva pensamientos, emociones y
conductas descompaginadas. El cristiano que vive en este mundo, no se encuentra
aislado de la cosmovisión dominante, y experimenta en carne propia las presiones
propias del sistema social e ideológico, la inestabilidad y las crisis del mismo; aunado a
las tenciones internas del conflicto entre su naturaleza nueva en Cristo y el pecado
remanente. Dar una respuesta bíblica a estas tenciones, implica por parte del cristiano,
abrazar la cosmovisión que encontramos en las escrituras, la cual nos pone frente a la
realidad de una existencia creada y gobernada por él Dios soberano, que ha manifestado
su amor incuestionable en la obra de redención, por el sacrificio sustitutivo de
Jesucristo. Que define claramente la existencia y propósito del hombre, y demarca el
cómo tenemos que vivir, para alcanzar la plenitud diseñada para el hombre en la
creación. Presenta un fundamento sólido y contundente para enfrentar las circunstancias
de la vida con un sentido de certidumbre. Pero lamentablemente en la experiencia de
muchos cristianos, dicha certidumbre no se encuentra presente; Martin Lloyd Jones
acredita a esta falta de certidumbre: “… el fracaso de entender la visión bíblica del
hombre y de la vida como hay que vivirla en este mundo”.4 Lamentablemente es posible
tener una mirada deficiente de la providencia divina, atribuyéndole su actuación solo en
aquellas situaciones que consideramos buenas y provechosas y negándonos a atribuir a
Dios su participación en aquellas cosas que consideramos malas. Por otro lado, el
pensar que Dios solo está presente en situaciones específicas, y el resto del tiempo solo
está presente en nuestras vidas como un espectador, es otra de las percepciones
consientes o inconscientes que están presentes en la forma de distorsionada de
interpretar la realidad. 5 Dios es el autor de la vida, quien la ha diseñado y quien la
sustenta; él cual tiene todo minuciosamente planificado, nada se encuentra al azar, ni
nada que ha comenzado lo deja inconcluso. El cristiano debe interiorizar esta verdad y
percibir que su vida está contenida en este plan, Dios tiene el control, él es quien le da
sentido, dirección y propósito a su vida. Si esta verdad es interiorizada, la angustia
propia de encontrarse en situaciones de peligro, las tragedias, conflictos o las
Martyn Lloyd Jones, El sermón del monte, Tomo 2, 2da. Ed. (Barcelona, estandarte de la verdad, 1978)
76.
5
Jerry Bridges, Confiando en Dios aunque la vida duela, Trad. Juan Melgarejo, (Colombia, CLCC,
1998), 6.
4
proyecciones del entorno que muestras un futuro incierto y desfavorable se desvanecen
ante el cuidado amoroso del Dios soberano.6
En el libro de Hechos en el capítulo 12 encontramos el relato del encarcelamiento de
Pedro en un contexto de violencia hacia la iglesia y después de haber sido asesinado el
apóstol Santiago por la espada romana. Herodes manda a poner en prisión a Pedro,
encadenado y custodiado por cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, en la espera de
que, finalizada la pascua, su ejecución fuera utilizada como un espectáculo. La noche
anterior a este evento, Pedro es visitado por un ángel que en forma milagrosa lo libera
de sus cadenas y de la cárcel, llevándolo hasta la puerta de la ciudad. Lo interesante a
resaltar en relación al tema, es que el ángel encuentra a Pedro durmiendo. Al día
siguiente sería ejecutado y Pedro se encuentra durmiendo. Lo común en esta
circunstancia es que el terror a la muerte y los sufrimientos impuestos en el proceso, son
causas suficientes para impedir un sueño profundo. Sin embargo, Pedro está dormido, y
tan profundamente dormido, que percibe la visitación del ángel y su liberación como si
fuera una visión y no algo real. El que se encuentre dormido, pone de manifiesto un
estado emocional y mental serenos, aunque estaba en medio de circunstancias
angustiosas, se puede apreciar que su corazón reposaba en que su vida estaba en las
manos de Dios.
Todo lo que ofrece esta vida como marco de seguridad es inestable e inseguro, solo la
compresión del cuidado amoroso del Dios soberano en nuestras vidas es un fundamento
firme que otorga, paz y seguridad. Y en la medida que el cristiano internaliza estas
verdades por medio de la fe, experimenta la libertad de la ansiedad.
Martyn Lloyd Jones, El sermón del monte, Tomo 2, 2da. Ed. (Barcelona, estandarte de la verdad, 1978)
76.
6
Conclusión
La iglesia actual ha sido permeada por la filosofía occidental que ha puesto la razón por
encima de la revelación de la biblia. Esto ha llevado con el tiempo a segregar la vida
espiritual al ámbito de lo personal y privado del individuo. Separando la espiritualidad
de la materialidad de la vida, dando como resultado una percepción de dos sistemas que
funcionan en paralelo y que demandan al individuo alternarse con uno y con el otro a la
vez. Esta visión fragmentada de la vida es causa del desequilibrio e incapacidad de
muchos cristianos de establecer una base firme para sus vidas. Es menester volver a
subordinar la razón a la autoridad de las escrituras para construir una cosmovisión
bíblica sólida y estable. Los afanes de esta vida están ligados a la valía que domina
nuestro sistema de valores. En la medida que el cristiano subordina su corazón a la
autoridad de Dios quien determina cual es el valor y el propósito de todas las cosas en
esta vida, experimenta el desarraigo de los afanes de este siglo que dominan al hombre
mundano.
El cristiano que vive su tiempo presente a la luz de la eternidad, consciente de que
Dios es soberano, el cual es su Padre amoroso, que tiene cuidado de él; encuentra en
dichas verdades una sólida base para dar respuesta a las tenciones que surgen de las
problemáticas propias de vivir en un mundo caído, estableciendo una plataforma que lo
eleva a vivir por encima de las circunstancias, encontrando consuelo, paz y quietud en
su interior.
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