Subido por José Andrés Aduviri Rueda

Las pequeñas empresas y las causas de sus fracasos

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LAS PEQUEÑAS EMPRESAS Y LAS CAUSAS DE SUS FRACASOS
Fuente:
https://degerencia.com/articulo/las_pequenas_empresas_y_las_causas_de_sus_fracasos/
Autor: Mauricio Lefcovich, septiembre 21, 2004
Este trabajo tiene por principal objetivo y pretensión servir como elemento de prevención para
todos aquellos que son o pretendan ser propietarios de pequeñas empresas. Basada en una
profunda investigación queremos servir a todos los individuos que poseyendo un sueño, depositan
su tiempo, trabajo, esfuerzo y capital en la búsqueda de un mejor futuro.
El mundo no es tan estable como era ayer y lo será menos mañana. Operar un negocio pequeño
va a ser más difícil en el futuro, a menos que se tomen los recaudos, planificando, organizando,
dirigiendo y controlando de manera eficaz. Para aquellos que pretenden sobrevivir en un negocio
pequeño, no sólo es necesario el trabajo duro sino también hacerlo de manera inteligente. Para
lograr triunfar deberán continuamente revisar la validez de los objetivos del negocio, sus
estrategias y su modo de operación, tratando siempre de anticiparse a los cambios y adaptando
los planes de acuerdo a dichos cambios.
Quienes crean empresas pequeñas lo hacen desconociendo las escasas probabilidades de
supervivencia o a pesar de ellas. La experiencia demuestra que el 50% de dichas empresas
quiebran durante el primer año de actividad, y no menos del 90% antes de cinco años. Según
revelan los análisis estadísticos, el 95% de estos fracasos son atribuibles a la falta de competencia
y de experiencia en la dirección de empresas dedicadas a la actividad concreta de que se trate.
En los últimos años, incluso a las empresas mejor dirigidas les ha costado trabajo mantener, ya no
elevar, su nivel de beneficios. También han tropezado cada vez con mayores dificultades a la hora
de trasladar los aumentos de coste a sus clientes subiendo el precio de los productos o servicios.
La mejor forma de prevenir el descalabro y apuntalar sobre bases sólidas la continuidad y
crecimiento de la empresa es reconociendo todos aquellos factores pasibles de comprometerla. A
tales efectos en Anexo al presente se da una larga lista de factores a los cuales el o los propietarios
deberán regularmente chequear a los efectos de evitar los dañinos efectos por ellos causados.
A continuación se desarrollarán cada uno de los factores explicando su razón de ser y los riesgos
que los mismos acarrean.
1. Falta de experiencia. La carencia de experiencia tanto en la administración de empresas, como en
la actividad que se ha de desarrollar comporta un elevadísimo riesgo para los pequeños
propietarios. Carecer de experiencia constituye en sí la base fundamental de todas las demás
causas que llevan al fracaso. Es necesario volver a subrayar el hecho de que no basta con contar
con experiencia en materia de negocios, además es necesario contar con experiencia en el ramo
en particular a la cual se dedique.
2. Falta de dinero/capital. Es fundamental contar con la suficiente cantidad de fondos que hagan
innecesario por un lado la solicitud de préstamos, y por otro contar con lo necesario para
desarrollar las operaciones básicas que la actividad en cuestión requiere. Así por ejemplo cierto
tipo de actividades requieren de egresos fijos mensuales, como lo es el caso de la publicidad en
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diarios por parte de los negocios inmobiliarios, no disponer de los suficientes fondos para amparar
dichos egresos hasta tanto las operaciones propias de la empresa permitan abonarlos sin mayores
problemas, es de fundamental importancia para ocupar un lugar en el mercado.
Mala ubicación. La ubicación suele ser un factor no tenido debidamente en cuenta a la hora de
comenzar determinadas actividades. Ella tiene suma importancia en cuanto a la facilidad de
estacionamiento para los clientes, las características del entorno, las especialidades propias de la
zona, los niveles de seguridad del lugar, la cantidad de personas que pasan por el lugar, los niveles
de accesibilidad entre otros. Ubicarse en el lugar incorrecto en función de la actividad constituye
desde un principio un problema. Ubicarse en el mejor lugar comporta mayores gastos en concepto
de alquiler y menores niveles de gastos en publicidad; razones éstas, como las anteriormente
mencionadas que deben evaluarse convenientemente a la hora de evitar inconvenientes para el
desarrollo de las futuras operaciones de la empresa.
Falta de enfoque. La ausencia o escaso nivel de enfoque constituye uno de las principales causas
de fracasos. Querer serlo todo para todos es algo insostenible en el tiempo. Ello está motivado en
la incapacidad de atender eficaz y eficientemente todos los rubros y clientes, debido a no contar ni
con los recursos humanos, ni materiales, ni dirigenciales para atenderlos de manera óptima.
Generalmente ésta falta de enfoque lleva entre otras cosas a un mal manejo de inventarios, donde
se acumulan artículos de baja rotación que aparte de reducir los niveles de rentabilidad, quitan
liquidez a la empresa.
Mal manejo de inventarios. Relacionado al punto anterior, como así también a la carencia de
información relevante y oportuna, lleva a la empresa a acumular insumos y productos finales, o
artículos de reventa en una cantidad y proporción superior a la necesaria. Este punto se relaciona
también muy directamente con los altos niveles de desperdicios y despilfarros.
Excesivas inversiones en activos fijos. Querer hacer efectos demostrativos mediante costosos
gastos en remodelaciones, y máquinas por encima de las necesidades y capacidades inmediatas de
la empresa. Estos gastos en activos fijos quitan capacidad de liquidez. Muchas veces lo que
pretende el empresario es tener lo último en materia tecnológica sin saber bien porqué. Sólo
contando con importantes fondos propios, y estando motivados ellos en un efecto directo sobre
los niveles de ingresos, estará justificados tales tipos y niveles de gastos.
Falencias en materia de créditos y cobranzas. No basta con diseñar buenos productos y servicios,
tener buena atención a los clientes y consumidores, producir de manera excelentes los productos
o servicios, y venderlos en buen numero y buen margen de rentabilidad, es fundamental en caso
de vender a crédito seleccionar convenientemente los clientes, sus límites crediticios, los plazos de
pago y gestionar correctamente las cobranzas. No hacer correctamente éstos últimos pasos llevará
a la empresa a una situación de peligrosa iliquidez. Estos aspectos están directamente vinculadas
con otras falencias de la empresa como son la falta de sistemas confiables de información interna
y la falta de adaptación al entorno.
No contar con buenos sistemas de información. La información inexacta, poco confiable y fuera
de tiempo, llevará a no adoptar las medidas precautorias a tiempo, además de dar lugar a pésimas
tomas de decisiones. Este es un aspecto fundamental a la hora tanto de evaluar el control interno,
como el control de gestión y presupuestario. Ejemplo: en una empresa de con máquinas o rodados
es de fundamental importancia un sistema de información que permita realizar el mantenimiento
preventivo de forma tal de evitar daños en dichos activos. Las empresas que carezcan o posean
información poco precisa y / o fuera de tiempo, o que contando con ella, la misma se limite a
datos patrimoniales y financieros, dejando de lado datos de carácter operativo, vinculados a los
procesos y niveles de satisfacción de los clientes, tendrá graves inconvenientes a la hora de
adoptar decisiones efectivas, dejando a la competencia mejor informada la capacidad de quitarle
participación en el mercado. El éxito en los negocios depende, entre otras cosas, de una buena
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gestión de su dinero, su tiempo y el activo físico de la empresa. Además, como empresario, deben
elaborarse planes, trazarse estrategias y motivar al personal. Para todo ello es fundamental contar
con información. Es importante que el empresario comprenda cómo la información, tanto
financiera como de otra índole, es recopilada, analizada, almacenada y entregada a los efectos de
tomar decisiones que garanticen la buena marcha de la firma.
Fallas en los controles internos. Las falencias en los controles internos es fundamental tanto a la
hora de evitar los fraudes internos, como externos. Una importante cantidad de empresas
quiebran todos los años producto de los fraudes. Este es un punto vinculado directamente con las
falencias en materia de seguridad. Cabe acotar además que al hablar de controles internos no sólo
estamos haciendo referencia a evitar fraudes, también se trata de evitar la comisión de errores o
falencias que lleven a importantes pérdidas para la empresa, como podría ser los errores en
materia fiscal.
Mala selección de personal. No elegir al personal apropiado para el desarrollo de las diversas
tareas que se ejecutan en la empresa, ya sea por carencia de experiencia, aptitudes, actitudes o
carencias de orden moral pueden acarrear pérdidas por defraudaciones, pérdidas de clientes por
mala atención, e incrementos en los costos por improductividades, aparte de poder llegar a
generar problemas internos con el resto del personal o directivos por motivos disciplinarios.
Falencias en política de personal. Las fallas en materia de selección, dirección, capacitación,
planificación de necesidades, motivación, salarios, premios y castigos lleva con el transcurso del
tiempo a disminuir tanto la productividad del personal, como la lealtad de estos para con la
empresa, lo cual es motivo de aumento en la rotación de personal con sus efectos en los costos de
selección y capacitación, niveles de productividad y satisfacción del cliente, y como resultante de
todo ello caída en la rentabilidad.
Fallas en la planeación. Producto tanto de la falta de experiencia y / o de la ausencia de
capacidades técnicas puede llevar al empresario o directivo a no fijar correctamente los objetivos,
no prever efectivamente las capacidades que posee la empresa y aquellas otras que debe
conseguir, desconocer las realidades del entorno y las posibilidades reales de la empresa dentro
de su ámbito de acción. Debe recordarse una famosa frase que al respecto dice “Quien no
planifica, planifica para el desastre“. Es de importancia fundamental conocer cuales son las
demandas o necesidades de los consumidores, y nuestra capacidad para cubrirlas, o dicho de otra
forma, debemos conocer la real potencialidad de nuestros productos o servicios.
Graves errores en la fijación de estrategias. Vinculadas directamente al punto anterior implica la
comisión de graves falencias a la hora de fijar y / o modificar la misión de la empresa, su visión, los
valores y metas, como así también reconocer sus fortalezas y debilidades, y las oportunidades y
amenazas cambiantes en el entorno. De igual modo implica no evaluar los cambios en las
capacidades y potencialidades de sus clientes, proveedores, competidores actuales, posibles
nuevos competidores y proveedores de bienes y servicios sustitutos. No cambiar las estrategias
del negocio en función a los cambios producidos en el entorno pueden llevar a la empresa a su
ruina. Ello implica la necesidad de monitorear de manera continua los cambios a nivel económico,
social, cultural, tecnológico, político, y legal.
Falta o ausencia de planes alternativos. Limitarse a un solo plan, no tomando la precaución de
analizar y redactar planes alternativos o de contingencia ante posibles cambios favorables o
desfavorables en el entorno, llevarán a la empresa a no aprovechar las circunstancias y tardar en
reaccionar ante los sucesos.
Falta o falencias en el control presupuestario y de gestión. La nueva realidad hacen necesario
más que nunca hacer un seguimiento constante de la actuación de la empresa mediante un
efectivo control de gestión, además de presupuestar convenientemente de manera tal de
mantener en todo momento la situación bajo control. Dentro de éste factor de riesgo debemos
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mencionar claramente los errores de previsión. Este puede dar lugar a un exceso de inversión o
gastos previendo ingresos o ventas que luego al no tener lugar ocasionan graves desequilibrios
patrimoniales y financieros para la empresa.
Graves fallas en los procesos internos. Altos niveles de deficiencia en materia de calidad y
productividad, sobre todo si no están acordes con los niveles del mercado y de la competencia,
llevará a elevados costos y perdida de clientes.
Problemas de comercialización. Los mismos tienden a dificultar y hacer poco rentables inclusive a
los mejores productos y servicios que se tenga en oferta. Planificar debidamente los sistemas de
comercialización y distribución, gestionando debidamente los precios, publicidad y canales de
distribución es de importancia fundamental.
Problemas de materias primas. La dependencia de determinadas materias primas o productos, los
cuales por diversas razones puedan ser difíciles o costosas de adquirir, pueden impedir el normal
desenvolvimiento de las actividades de la empresa.
Ausencia de políticas de mejora continua. Creer que con los éxitos y logros del pasado puede
seguir obteniéndose resultados positivos en el presente y en el futuro es uno de los más graves
errores. Tanto los productos y servicios, como los procesos para su generación deben ser
mejorados de manera continua, sobre todo en éste momento de mercados globalizados donde se
ven expuestos a la competición con empresas de otras naciones, las cuales tienen una clara
estrategia de mejora continua sacando el máximo provecho de la curva de experiencia.
Falta de capacitación del empresario y directivo. Lleva a desconectarse del entorno, en cuanto a
lo cambios de gustos, servicios y requerimientos del entorno, aparte de los cambios tecnológicos.
Es una forma de adormecimiento intelectual.
Altos niveles de desperdicios y despilfarros. Ellos llevan por un lado a mayores costes con la
consecuente pérdida de competitividad. Por otro lado éstas falencias redundan en una reducción
del flujo de fondos, e inclusive llegar a pasar a un flujo de fondos negativos. El no detectar las
falencias propias de los procesos y actividades, que generando costes no agregan valor para el
cliente son factores que condicionan la marcha de la empresa. Entre los principales desperdicios
tenemos: sobreproducción, exceso de inventarios (de insumos y productos en proceso), falencias
de procesamiento, excesos de transportes internos y movimientos, fallas y errores en materia de
calidad, scrap, actividades de corrección, actividades de inspección, tiempos de espera excesivos,
roturas y reparaciones de maquinarias, tiempos de preparación, errores de diseño.
Graves errores en materia de seguridad. Con ello hacemos referencia a la gestión del riesgo por
un lado, o sea todo lo atinente a la contratación de seguros, tanto por incendios, como por riesgos
ante terceros, o por falta de lealtad de empleados y directivos. No menos importante son los
seguros por riesgos climatológicos (granizo) o aquellos que tiene relación con el tipo de cambio
(ello resulta fundamental sobre todo cuando se poseen deudas en moneda extranjera). Por otro
lado es de suma importancia prevenir tanto los robos y fraudes de carácter interno, como externo.
Cuando de proteger bienes se trata es también trascendental la protección de marcas y fórmulas.
Graves falencias a la hora de resolver problemas y tomar decisiones. La falta de definición del
problema, o lo que es más grave aún su no detección, el no detectar las causas del mismo, la
incapacidad para generar soluciones factibles, y la falta de capacidad para su puesta en ejecución,
lleva en primer lugar a no solucionar los problemas, o a solventar momentáneamente sólo los
síntomas, o bien a que al no dar solución a los mismos estos persistan en el tiempo y se agraven.
Una gran mayoría de los empresarios actúan por impulso, intuición o experiencia, careciendo de
un método sistemático para dar solución a los problemas y adoptar decisiones de manera eficaz y
eficiente. Ello es algo que también debe ampliarse a una gran mayoría de los profesionales que los
asesoran.
24. La resistencia al cambio. Aplicable ello tanto a empleados y directivos, pero sobre todo al
propietario, quién subido al podio por sus anteriores triunfos cree que los logros del pasado
servirán eternamente para conservar su cuota de mercado y satisfacer plenamente a clientes y
consumidores de manera eficaz.
25. Incapacidad para consultar. Vinculado al punto anterior, es la posición del propietario o directivo
quien creyendo saberlo todo no consulta o lo hace a quién no corresponde. Así tenemos al
propietario consultando de todo y para todo a su contador, se trate de política de precios,
procesos internos, logística o marketing.
26. Excesiva centralización en la toma de decisiones. En este caso el directivo o propietario se
convierte por falta de delegación y ante los tiempos que tarda en adoptar decisiones críticas en un
verdadero “cuello de botella“ para la organización. Esta conducta además desmotiva al personal,
alejando a este del compromiso. Cabe recordar al respecto que “no hay compromiso sin
participación“.
27. Mala administración del tiempo. Los empresarios que triunfan de la mejor manera, saben muy
bien que el tiempo que pasa no retorna jamás. Alguien que no quiere correr el riesgo de fracasar
en sus negocios debe proceder de manera tal de no desperdiciar ninguno de los sesenta minutos
de cada hora. La organización, la planificación y el respeto de los plazos fijados son las claves de
una buena administración del tiempo.
28. Mala gestión financiera en materia de endeudamiento y liquidez. Contraer deudas de corto plazo
para inversiones de largo plazo, o la adquisición de mercaderías, o bien depender de líneas
crediticias no adecuadas para financiar la cartera crediticia suele terminar de manera nefasta para
la marcha de la empresa. Debe tenerse muy en cuenta la real capacidad de venta sin caer en
excesos de optimismo, de igual forma no deberán realizarse grandes inversiones sobre la base de
financiación bancaria, siendo lo correcto ampliar las capacidades sobre la base de la reinversión de
las ganancias generadas o bien mediante la participación de nuevos socios. Debe tenerse muy en
cuenta que cambios en los ciclos económicos con la aparición de prolongadas etapas recesivas
harán caer las ventas de manera que la situación de liquidez pasará por graves zozobras en caso
de poseer deudas con entes financieros. También es común el caso de aquellos empresarios que
viendo la posibilidad de concretar grandes negocios aprovechando bajos precios de productos de
reventa o insumos, adquieren grandes cantidades con financiación bancaria. En el mercado de
insumos y productos terminados suele ocurrir algo muy parecido a lo que acontece en el mercado
bursátil, los operadores que ven a tiempo la llegada de la recesión o caída de la demanda liquidan
de la manera mas rápida posible sus stock y cancelan sus deudas, quedándose los menos
informados con stock y deudas. De igual forma deberá controlarse de manera estricta los flujos de
fondos, verificando que la velocidad de ingresos de fondos sea siempre superior como promedio a
la velocidad de egresos de los mismos. Establecer un presupuesto en base a los ingresos y egresos,
y adoptando los ajustes periódicamente es fundamental, no hacer ello implica hacer caer a la
empresa en un estado de incapacidad para continuar operando. Debe siempre guardarse una
correcta relación entre la financiación de los activos con capital propio y con créditos comerciales
y financieros.
29. Mala gestión de los fondos. En este particular punto hacemos mención a la utilización de fondos
ajenos cuyos costos son superiores a la rentabilidad conseguida con su inversión, o bien a la
utilización de fondos propios en proyectos con niveles de rentabilidad inferiores a sus costes de
oportunidad.
30. Error en el cálculo del punto de equilibrio, o operar en una actividad con elevado punto de
equilibrio. Escasos márgenes de contribución marginal o la existencia de elevados costos fijos
llevará a la empresa a tener que realizar elevados montos de transacciones para llegar al punto
muerto y a partir de allí obtener beneficios. Si las cuotas de mercado a las cuales puede acceder
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dificultan o hacen difícil llegar al punto muerto con comodidad, la empresa tendrá una mayor
inclinación o tendencia a generar pérdidas que ganancias.
Tener expectativas poco realistas. Vinculado al punto anterior, y a la planificación y
presupuestación / previsiones de ventas, está la generación de expectativas poco realistas, lo cual
lleva a un exceso de gastos e inversiones, como así también de deudas, pensando en la posibilidad
de ingresos superiores a los que realmente luego se dan. Ello no sólo trae aparejado problemas
financieros, sino también lleva a estados depresivos y profundas caídas en los niveles de
optimismo.
Sacar del negocio mucho dinero para gastos personales. Gastando a cuenta, o bien sobre
utilizando los ingresos generados en momentos de bonanza, la falta de ahorro, y la fijación de un
costo de oportunidad para si mismo superior a lo realmente factible lleva ineludiblemente a la
empresa a su destrucción.
Mala selección de socios. No encontrar socios con iguales intereses y objetivos, hasta en
oportunidades carentes de ética o moral, y no dispuestos a trabajar duro, sumados a una
auténtica química de grupo, genera más temprano que tarde dificultades para la continuidad de la
empresa.
No conocerse a sí mismo. Es fundamental que el empresario reconozca sus propias limitaciones,
capacidades, y sus comportamientos habituales ante determinadas circunstancias. Reconocer ello
a tiempo permitirá no sólo evitar errores a la hora de tomar decisiones, sino además actuar de
manera tal de poder sobrellevar los momentos difíciles que todo negocio tiene.
Dejarse absorber por las actividades agradables. Ello lleva al empresario a dar preferencias a los
factores técnicos o comerciales en desmedro de los administrativos y financieros, con las
consecuencias que ello acarrea. Es el claro ejemplo del mecánico, odontólogo, o dueño de un
restaurante que privilegian su actividad, pero descuidan los aspectos de la cobranza como así
también los impositivos.
No conocer los ciclos de vida de cada tipo de actividad. Llevará a adquirir negocios que están en
el techo de su ciclo, o bien a no introducir las mejoras e innovaciones que todo negocio necesita
para evitar caer en sus niveles de ingresos y beneficios.
Tener una mala actitud. No poseer una actitud de lucha y sacrificio, sumados a una clara disciplina
y ética de trabajo impedirá el crecimiento y sostenimiento de la empresa.
Nepotismo. Dar preferencia o colocar en puestos claves a familiares por el sólo hecho de ser tales,
dejando de lado sus auténticas capacidades y niveles de idoneidad llevan a la desmotivación al
resto del personal, como así también a una caída en los niveles de rendimientos.
Mala gestión del riesgo. Gestionar correctamente el riesgo implica analizar: a) los atractivos de
cada alternativa; b) su mayor o menor disposición a aceptar la posible pérdida; c) las posibilidades
de éxito o fracaso de cada alternativa, y d) el grado en que juzgue factible en cada caso aumentar
las probabilidades de éxito y disminuir las probabilidades de fracaso gracias a sus propios
esfuerzos. De tal forma en la medida en que evalúe los riesgos debidamente en función a los
anteriores puntos evitará caer en una mala gestión del riesgo, lo cual ampliará significativamente
sus probabilidades de fracaso.
No contar con aptitudes o sistemas que le permitan descubrir y aprovechar las oportunidades
que ofrece el mercado. Las empresas que tienen buenos productos o servicios son muchas, pero
pocas pueden venderlos si no descubren y aprovechan las oportunidades del mercado. Para ello
hay que efectuar estudios de mercado, recopilar información de diversas fuentes y, en el caso de
ciertos negocios, elegir su ubicación con mucho cuidado. “Un empresario necesita estar informado
sobre su mercado en todo momento“.
El incumplimiento liso y llano de obligaciones impositivas y laborales. La falta de controles
internos, de planificación, el descuido o improvisación, sumados a la falta de una correcta
organización, como así también el pensar que sólo evadiendo impuestos y trabajando de manera
irregular con los empleados, puede generar mayores ingresos en el corto plazo, pero pone en
riesgo la capacidad de generación de beneficios sustentables en el largo plazo.
Hacer posible y factible la continuidad de la empresa implica verificar sinceramente cada uno de
los puntos anteriores por parte del empresario, adoptando las medidas correctivas necesarias.
Bibliografía:


Inicie su propio negocio “ Charles L. Martín “ Editorial Iberoamericana “ 1994
Las causas del fracaso de las empresas “ Enrique Zamorano “ Grijalbo “ 1997
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