EL FORMALISMO RUSO A principios del siglo XX, el panorama literario en Rusia estaba caracterizado por una historia académica que se aferraba a un enfoque positivista arraigado en la erudición histórica, con un marcado desdén por los aspectos estéticos de la literatura. Paralelamente, la crítica impresionista, aunque ferviente en sus opiniones, carecía de la profundidad y la rigurosidad necesarias para un análisis literario exhaustivo. Sin embargo, este contexto comenzó a cambiar con la aparición del Círculo Lingüístico de Moscú en 1914-1915, seguido por la fundación de Opojaz en 1916. Estos grupos, influenciados por las corrientes vanguardistas del momento y nutridos por el interés en la lingüística y la poética, sentaron las bases para lo que llegaría a ser conocido como el Formalismo Ruso. La Revolución Comunista trajo consigo una era de avance y reconocimiento para el Formalismo. No obstante, este reconocimiento fue de corta duración, ya que entre 1924 y 1925, el movimiento se enfrentó a una oposición significativa que desencadenó una serie de polémicas. Además, la imposición de una disciplina más estricta por parte del partido comunista contribuyó al declive gradual del formalismo ruso en el panorama intelectual. Los formalistas rusos destacaron por su firme defensa de la literariedad, rechazando vehementemente la crítica impresionista y biográfica, y centrando su atención en una meticulosa comparación entre el lenguaje poético y el lenguaje común. Para ellos, la poesía se percibía como un fenómeno trans-racional, donde los significantes se desprendían del contenido significativo, lo que implicaba una distinción fundamental entre el lenguaje poético y el lenguaje cotidiano. En términos metodológicos, los formalistas adoptaron un enfoque descriptivo y morfológico, con un énfasis particular en la novela, la novela corta y el cuento. Estos géneros literarios permitieron una distinción clara entre el argumento y la trama, y sirvieron como punto de partida para explorar la dicotomía entre fondo y forma. Sin embargo, los formalistas rusos fueron más allá al proponer un concepto dinámico que integraba la forma dentro de la propia obra artística, en lugar de considerarla como un elemento independiente. Figuras destacadas como Tyjanov y Jakobson contribuyeron con ideas innovadoras, como la sustitución de sistemas y la relación entre la sincronía y la diacronía en la evolución literaria. El impacto del Formalismo Ruso se extendió más allá de su época, influyendo en movimientos posteriores como la estilística, la escuela de Praga y el estructuralismo, que continuaron analizando los textos literarios desde una perspectiva objetiva. A pesar de su influencia perdurable, el Formalismo Ruso comenzó a ser objeto de críticas a partir de los años 70, lo que dio lugar al surgimiento de nuevos enfoques como la pragmática, la estética de la recepción y la deconstrucción. Estos enfoques no solo influyeron en los estudios literarios, sino que también contribuyeron al desarrollo de los estudios culturales, dando lugar a corrientes como el poscolonialismo y el feminismo. El Formalismo Ruso dejó un legado significativo en la teoría literaria, aunque algunas de sus ideas más audaces aún no han sido completamente exploradas y continúan siendo objeto de estudio y debate en la actualidad. Su influencia ha perdurado a lo largo del tiempo, moldeando la forma en que se comprende y se analiza la literatura en la era moderna. Bernardo González Furtado. 2º Cine y Cultura.