Subido por julio colmenares

Didactica general

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Materia: Didáctica General
Docente: Sergio Espósito
Alumno: Colmenares Julio
Carrera: Profesorado de Educación Secundaria en Geografía
Año: 2023
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Trabajo práctico 1
La enseñanza
Propósitos:
Tomar contacto con un texto fuente dentro del campo pedagógico - didáctico
Modalidad individual
Fecha de entrega: 20 de mayo en soporte papel – abrochado y en un folio
Actividad:
1.- Leer el texto de Freire Paulo (2022) Cartas a quien pretende enseñar. Bs As; Siglo XXI
Realizar un resumen de cada carta y por último escribir para cerrar el texto una carta de
su propia autoría
Primera carta
Enseñar-aprender
Lectura del mundo-lectura de la palabra
Enseñar no existe sin el aprender. Dichos actos se van dando de manera tal que el que
enseña aprender porque reconoce un conocimiento aprendido previamente y el que
aprende lo exige a lo ayude a descubrir dudas, aciertos y errores. Dicho aprendizaje no
se da a razón de la rectificación del error que comete el aprendiz. El aprendizaje del
educador se encuentra en que éste, humilde y abierto, pueda repensar lo pensado y
revisar sus propias convicciones. Se debe aventurar a los caminos del aprendiz que están
hechos con curiosidad casi virgen, que están cargados de preguntas, sugerencias uq erl
educador no había notado antes. El educador no puedo enseñar sin la competencia
necesaria para hacerlo, como así también no puede enseñar lo que no sabe. Por eso
tiene la responsabilidad ética, política y profesional de capacitarse para enseñar.
Estudiar es un quehacer crítico, creacodr, recreador, más allá de que la lectura sea por
propio interés o sea impuesta por la escuela. El acto de estudiar siempre implica leer, no
solo textos, si no tambioen leer el mundo. Leer cmprende en entender. No puedo pasar
de una hoja a otra en un libro si no la entendí. Y hay que entender que estudiar no es
memorizar trozos de textos que fueron leidos mecánicamente. Estudiar es mirar desde
diferentes puntos de vista un objeto para poder entenderlo y poder crear nexos lo
suficientemente fuertes para que se pueda recurrir a ese saber. No se puede, entonces,
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pensar en que un conocimiento se traspasa del educador al aprendiz, si no que el rol del
educador es la de ayudar a CONSTRUIR ese conocimiento para formar un pensamiento
crítico del estudiante y que con esto, tenga una mejor lectura del mundo, del texto, del
contexto. Para lograr una mejor comprensión el docente debe recurrir siempre a los
materiales teóricos, tales como diccionarios, enciclopedias, páginas web que tengan
información fehaciente, etc.
SEGUNDA CARTA
No permita que el miedo a la dificultad lo paralice
El miedo no puedo paralizar. Existe una relación entre miedo-dificultad y la mayoría de
las personas tienen miedo a las dificultades que se le presentan. Es mejor siempre
mantenerse en la “zona de confort”. A este binomio se le agrega la palabra
“inseguiridad”, ya que las personas por su propia inseguridad no se atreven a vencer
esos miedos. El tema que se plantea no es la inseguridad o negar el miedo, si no que, no
dejarse avasallar por este y avanzar hacia los miedos para superarlos. El miedo puede
ser generado por algo real o ficticio, no importa el origen, no hay que dejar que el miedo
nos persuada de seguir adelante.
Intentar leer un texto puede causar de antemano cierto miedo o temor si no se puede
comprender. La falta de comprensión no debe darle vergüenza al lector, ni debe desistir
de su lectura. En este caso, debe hacer uso de las herramientas que puede tener al
alcance: diccionarios, glosarios, etc, y jamás desistir en el primer intento de lectura. Leer
una y otra vez un texto complicado puede resultar cansador, pero hay que perseverar.
La perseverancia nos va a dar disciplina y vamos a terminar teniendo un hábito gustoso
de estudiar, va a dejar de ser una carga, carga que a la larga siempre termina por
hacernos abandonar.
Los textos en las escuelas, por lo general, no invitan al estudiante a que se apropie del
él, que disfrute de cada letra que lee. Por el contrario, la mayoría de las veces, el
aprendiz debe remitirse a repetir lo mismo que dice el profesor, acto que anula la
capacidad de entender y apreciar los textos.
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TERCERA CARTA
Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad.
Muchas de las personas que participaron de un curso de capacitación del magisterio,
decían que lo que afirma el subtitulo de arriba. Que estudiaron para ser maestros
porque no les quedaba otra o para esperar el casamiento mientras estudiaban.
Educar no es una tarea fácil, que se pueda hacer por descarte. Los maestros participan
en el proceso de formación de sus estudiantes. Por lo tanto, ser educador es una gran
responsabilidad. Más allá de la importancia del rol, los estudiantes también son
responsables de su éxito o fracaso en el estudio, o al revés, aunque el maestro sea muy
eficiente a la hora de enseñar no asegura que todos sus estudiantes tengan éxito, pues
ellos son responsables de su estudio.
Además del gran compromiso de estudiar, estudiar para ser docente tiene un fuerte
vínculo con la cuestión de la lucha social, la protesta y el reclamo. Si no tengo
convicciones fuertes, la mayoría de las veces es posible que no se pueda ver porqué se
lucha y terminan aceptando el vaciamiento de la profesionalidad, con sueldos bajos
comparados con otras profesiones y aceptan tomar el rol de tía o abuelo en lugar de ser
aguerridos docentes que luchan por la dignidad y la educación.
CUARTA CARTA
De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los
maestros progresistas
Los educadores deben tener cualidades necesarias para desempesarse mejor en el rol
de la docencia. Dichas cualidades no son extraordinarias, si no que son más bien del
orden de una persona correcta. La humildad es una de ellas, y no menciona que por ello
el docente se deje apabullar por cualquiera. La humildad que se refiere a la de respetar,
escuchar lo que dice y escuchar al resto.
Otra cualidad es la amorosidad, que además de serlo con los estudiantes, debe hacerlo
con la cuestión de educar y la trayectoria con todo lo que esto implica y significa.
El educador debe ser valiente, como se menciona en las carta 2, no debe tener miedo.
Esta valentía se contrapone con el temor que pueda llegar a tener en su profesión,
aunque, no es de extrañar que muchas veces sea sometido por la autoridad. Sin
embargo, el docente además tiene la difícil tarea de enseñar a sus alumnos la cuestión
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de optar por diferentes caminos para conseguir lo que deseen en la vida, más allá de los
riesgos que estos pueden acarrear. Los docentes muchas veces no pueden explotar al
máximo su capacidad frente a los aprendices porque se nota esta falta de compromiso
con su profesión.
QUINTA CARTA
Primer día de clases
Todos los educadores pasan por la misma situación durante su carrera: pararse por
primera vez frente a los alumnos. Ese día, hay muy pocas probabilidades de que esté
exento de inseguridades, de timidez o inhibiciones, y más aún si este actua de forma
insegura y está inseguro de todo lo que puede dar. En principio, y como se mencionó en
cartas anteriores, hay que reconocer el miedo, pero que este no paralice el andar del
educador. Exteriorizarlo es una forma de aliviar la tensión y demostrarle a los
educadores que se posee sensibilidad y que pese a este temor, se está parado frente a
la clase dando el mejor esfuerzo. Eso es demostrar con acciones lo que se dice con
palabras. Hablar de su miedo, hace que de forma indirecta se haga catarsis y que de a
poco se supere esta situación. De a poco, superado el miedo, el docente va a poder leer
las clases y a sus alumnos. Esto va a hacer que tengo un mejor acercamiento a ellos y va
a llegar a ellos tanto educativamente como afectivamente. Va a terminar descifrando
toda la diversidad cultural que tiene cada aula, elemento que nunca falta en clase.
Leer la clase va a llevar a que el docente explote toda su creatividad, para que los
estudiantes puedan utilizar su imaginación y habilidades según cada uno. Salir de lo
convencional hace que los estudiantes se dejen llevar y puedan soñar libremente con
cosas que la tradición quizás pueda opacar o reprimir. La mayoría de los aprendices
necesitan este tipo de estimulos, que provienen de maestros y maestras dedicados,
profesionalmente compententes y amorosos, y no simples tíos y tías. Dejar volar la
imaginación tanto del maestro/a como de los estudiantes desde el primer día de clase
va a demostrar la importancia de ser creativos en todas las etapas de la vida, para
cultivar en ellos la curiosidad, la inventiva del mismo modo que impulsa a la aventura de
ser creadores.
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SEXTA CARTA
De las relaciones entre la educadora y los educandos
Todas las cuestiones que están intrínsecas en la relación entren el maestro o maestra y
los estudiantes va un poco más allá de la mera cuestión de la enseñanza: se trata del
proceso de enseñar y aprender, de la autoridad, de la libertad, de la lectura, de la
escritura , lo que que puede hacer el educador frente a los alumnos y las limitaciones
que debe superar, de la identidad cultural de los educandos, el reconocimento y el
respeto hacia ella. Todo esto parte de algo fundamental que debe haber: comunicación
entre el educador y el educando. Además debe haber una coherencia en el accionar del
docente, ya que debe ser fiel a lo que dice. Los estudiantes son expertos en poner a
prueba esta cuestión. Si esto entra en crisis y no hay fidelidad, los estudiantes copiarán
el ejemplo y harán lo mismo.
El educador debe saber llevar adelante su clase, esto es tener el control de la misma,
conducirla por el camino que él crea conveniente para los alumnos y para su clase. Sin
embargo, no debe abusar de su autoridad y terminar convirtiéndose en un dictador.
Tambien existe un punto fundamental en la relación educador-educando y que refiere a
la cuestión de empatía. Esto significa que, respetando la cuestión de la identidad
cultural de cada estudiante, el contexto social y la realidad que viven, el maestro debe
poder ponerse en los zapatos de ellos, para poder descifrar como piensan y qué es lo
que piensan. Sin embargo, la cuestión de sensibilidad no debería invitar al maltrato del
docente por sus aprendices. Cuando este no puede imponer respeto ante la clase y se
deja “vencer” por el menosprecio del resto, su profesionalismo se desvanece y no va a
cumplir con su rol de forma profesional y correcta.
SÉPTIMA CARTA
De hablarle al educando a hablarle a él y con él; de oír al educando a ser oído por él
Indefectiblemente la educación es un acto totalmente político. Esto quiere decir que el
educador debe tomar una postura política siempre frente a cualquier situación que
tenga en el contexto de la educación. Esta postura es enteder la diferencia en hablarle al
educando con autoridad, le dice lo que debe hacer, establece límites que van a moldear
la forma de su clase, y otras veces va a hablar con el de forma donde exista un feetback,
es diferenciar una charla normal y otra con tintes imperativos. Como mencionamos
anteriormente, el rol del educador es un acto político. La cuestión es que, genera una
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controversia entre el pensamiento sobre la democracia, la libertad u otras cuestiones
que el educador muchas veces va a contrariar debido a las reglas que tiene que seguir
propias de su trabajo, lo que conlleva nuevamente a la cuestión de decir una cosa y
hacer otra. Es por eso que los educadores deben tomar una postura política desde el
principio y plasmarla ante todos.
Hablarle al educando va a tener, según la forma que tenga el educador, dos posturas: la
forma autoritaria y la forma democrática. Dirigirse al aprendiz de forma autoritaria va a
mantener una distancia y se marcará imperiosamente quien es el que ejerce el poder,
en cambio, la forma democrática va a tener la preocupación de hablarle al estudiante
(marcar límites si fuera necesario) y también hablar con el estudiante. Y esta vinculación
de hablar conlleva a saber escuchar, esto es estar atento a qué es lo que quiere decir el
estudiante, que tiene para decir y alimentar la comunicación mediante la escucha
atenta. Por el contrario, el autoritario no escucha, no le importa saber que es lo que
tienen para decir sus estudiantes.
OCTAVA CARTA
Identidad cultural y educación
La identidad cultural ya sea del educador o del educando, parte de la identidad
individual. Esto es que somos la mezcla de lo que heredamos y de lo que adquirimos.
Esto nos otorga nuestra identidad individual y a partir de esta nuestra identidad cultural.
Superar la identidad cultural que heredamos y luchar por la libertad de crear nuestra
propia identidad no sugiere que se deba faltar el respeto a las identidades culturales
preexistentes, si no que, se busca tener la propia perspectiva de esta.
La cuestión de que la “sangre tira” es darle cabida a toda la herencia cultural que cada
persona trae implícita en su ADN, esta tiene que ver con la clase social del individuo,
pero respetar nuestra propia identidad va a hacer que podemos avanzar y salir de ese
molde que esta conforma. Un desafío que tienen por delante muchos educadores es no
dejarse imponer por los estudiantes de colegios privados que, al ser hijos de la clase
dominante, imponen en ellos la “cultura” de someter al de menor recurso tal como lo
hacen sus tutores en la fábrica. Y a la inversa en las escuelas de escasos recursos, donde
los estudiantes no deben sentir que el educador es superior a ellos respecto a su
arrogancia solo porque son de una clase socioeconómica baja.
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NOVENA CARTA
Contexto concreto – contexto teórico
Lo concreto y lo teórico se refiere a que dos marcos de acción, uno es lo práctico y el
otro es el teórico. Dicha diferenciación no hace que las mismas se contrapongan, si no
que, al contrario, se complementan.
El contexto concreto es el que se hacen las cosas por inercia después de haberlas
aprendido, se hacen porque si y no hay una búsqueda o un cuestionamiento de lo que
estamos haciendo. En este sentido, la acción pierde totalmente la cuestión de la
curiosidad por el acto que se está haciendo.
Sin embargo, el contexto teórico es donde se da el aprendizaje, es cuando se da la
reflexión para aprender y entender el nuevo saber que luego llevaremos a la práctica.
Por medio de la práctica se pueden explicar hechos científicos, que una mirada
inexperta no podría percatarse, como el caso del joven indígena, el arpón y el pez.
Posiblemente este individuo desconozca la teoría de la refracción de los objetos, sin
embargo, con su ciencia, pudo explicarlo de modo que el oyente pudo entender de que
se trataba. Quizás faltaría desarrollar muchas aristas de esta teoría, sin embargo, lo que
para la práctica era necesaría, el aborigen lo sabía.
En esta carta se menciona además que, los educadores tienen que, en primera instancia,
conocer la realidad en la que sus estudiantes viven, no hacer foto en lo que se dice de
tal lugar y empaparse de realidad, para luego enseñar los contenidos que sean
necesarios. No se puede hacer nada sin antes conocer la realidad del otro.
DECIMA CARTA
Una vez más la cuestión de la disciplina
La disciplina que el educando debe desarrollar para ser un estudiante exitoso lo debe
plasmar en todos los ámbitos de la vida, no solo en el académico. En este sentido, se
debe auyentar la diferenciación entre las disciplinas intelectuiales y las del cuerpo. La
idea es pensar que para cada objetivo se exijan caminos disciplinares diferentes. La
disciplina no debe ser por ningún método, castradora. Está debe ir de la mano de la
libertad, de la democracia, siempre debe ser visible la existencia de la humanidad y
nunca por un trato (o destrato) inhumano.
Como se mencionó en las cartas anteriores, el rol del educador es la de ayudar a lograr
esta disciplina, y en torno a esto, a construir conocimiento. Existe retroalimentación en
esta acción ya que el termina por reaprender lo que ya había aprendido anteriormente,
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esto hace que se refuerce o modifique el conociento previo, enriquesiendo su
conocimiento. Esto es un movimiento dialectico, donde enseñar y aprender se
transforman en conocer y reconocer, donde el estudiante va conociendo lo que no
conoce aún y el educador reconociendo lo antes sabido.
CARTA 11
El docente debe ayornarse constantemente
Vivimos en una era digital en constante evolución, donde la tecnología ha permeado
todos los aspectos de nuestras vidas, incluida la educación. En este sentido, es crucial
que los educadores se mantengan actualizados y se adapten a las nuevas herramientas
tecnológicas para enriquecer la experiencia de aprendizaje en el aula.
No es de extrañarse que la mayoría de las veces, los estudiantes estando en clase, se
encuentra inmersos en sus celulares y no prestan atención a lo que el educador está
diciendo. En lugar de desencadenar la lucha de que dejen de usarlo, que quitárselos o
de recurrir a amonestaciones, el maestro deberá buscar la forma de incorporar esa
nueva tecnología en sus clases. La intromisión de algo nuevo puede causar temor en los
docentes con más experiencia, ya que están acostumbrados a la educación más
tradicional (por más progresista que sean los docentes) ya que el celular, internet y las
redes sociales son elementos nuevos. Como se mencionó en cartas anteriores, hay que
evitar que el miedo nos paralice, que no nos permita ayornarse con las nuevas
tecnología y seguir luchando contra el sistema.
La integración de la tecnología en el aula puede ofrecer una variedad de beneficios. En
primer lugar, puede aumentar el nivel de participación y compromiso de los estudiantes.
Las herramientas digitales, como aplicaciones interactivas, plataformas de aprendizaje
en línea y dispositivos móviles, brindan oportunidades emocionantes para que los
estudiantes se involucren activamente en su propio aprendizaje. Al utilizar contenido
multimedia, juegos educativos y simulaciones virtuales, los educadores pueden
estimular el interés y la curiosidad de los estudiantes, facilitando así una comprensión
más profunda y significativa de los conceptos.
La tecnología también puede fomentar la colaboración y la comunicación en el aula. Las
herramientas de colaboración en línea, como plataformas de trabajo en equipo y
espacios virtuales de intercambio de ideas, permiten a los estudiantes trabajar juntos,
compartir conocimientos y aprender unos de otros, independientemente de su
ubicación geográfica. Además, los educadores pueden utilizar plataformas de
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aprendizaje en línea para proporcionar retroalimentación inmediata a los estudiantes,
facilitando así un proceso de aprendizaje continuo y personalizado.
Sin embargo, para aprovechar al máximo la tecnología en el aula, es necesario que los
educadores se mantengan actualizados y desarrollen sus habilidades digitales. La
formación profesional y el aprendizaje continuo son fundamentales para estar al tanto
de las últimas tendencias y herramientas tecnológicas educativas. Los educadores
deben explorar nuevas aplicaciones, asistir a talleres, participar en comunidades en
línea y colaborar con colegas para intercambiar ideas y mejores prácticas sobre el uso
efectivo de la tecnología en el aula.
Además, es importante tener en cuenta que la tecnología no es un sustituto de la
pedagogía sólida. Aunque las herramientas tecnológicas pueden ser valiosas para el
proceso de enseñanza y aprendizaje, los educadores deben seguir centrándose en los
objetivos educativos, las necesidades de los estudiantes y las mejores prácticas
pedagógicas. La tecnología debe ser utilizada como una herramienta complementaria
que enriquece y potencia la experiencia educativa, pero no debe convertirse en el
centro de atención.
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Bibliografía
Freire, Paulo. Cartas a quién pretende enseñar. (Biblioteca clásica de Siglo veintiuno
editores).
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