Lo rápido que aprenden los chicos (algunas cosas) A nadie escapa que, a partir del desarrollo de la informática, los conocimientos están al alcance de la mano. Hoy más que nunca, el alumno tiene la posibilidad de realizar su propia interpretación sobre la información a la que accede. Esto hace que se facilite el proceso de construcción del conocimiento con mayor protagonismo en quien aprende; ya que se reduce la cantidad de interpretes mediadores que “mastican” la información previamente y la transmitan a terceros (alumnos), proceso éste que limitaba la creatividad a una sola persona (el docente). Al poder cada uno comprender la información, construir el conocimiento en relación a otros datos existentes en su haber y a su propia capacidad de reflexión; la tarea del docente cambia radicalmente. Ya no es su función brindar respuestas (aunque nunca debió serla) y se centra aún más en las preguntas y en la colaboración para la reflexión del aprendiz. Esto, que muchas veces es resistido; quizá porque se ha exigido históricamente a los maestros y a la escuela tener todas las respuestas, y tanto los primeros como la segunda se hicieron cargo de ese deber; demanda una apertura de los educadores hacia la capacidad de adaptación sobre las nuevas situaciones que surgen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde los alumnos vuelcan sus opiniones y construcciones en la clase. Leído ligeramente, esto parece una tarea sencilla. Pero si damos una mirada con mayor nivel de profundidad, vemos que no es para nada fácil una práctica educativa como la que se mencionó párrafos antes; debido a que el educador debe atender, analizar, comprender y articular la construcción e interpretación sobre la información de no menos de 30 personas, en pequeños períodos de tiempo. Por otra parte, si el alumno se encuentra en la escuela con una gran cantidad de temas en el período de tiempo destinado para la enseñanza, no llega a concentrarse demasiado en ninguno; llevando a que el interés de los niños sobre alguno no se desarrolle. Ya lo decía Pablo Pizzurno por el año 1923: “(…) la multiplicidad de las materias que hay que estudiar y la escasez de tiempo de que se dispone para ello, comportan de consumo el error grave y ya invertebrado de creer que el niño puede asimilar con ventaja para sí y los suyos nociones que apenas si interesan a su oído por un instante (…)”. Por lo tanto, para quien escribe, se presenta muy importante: - Lograr una buena relación con los alumnos. Si no me aceptan, no me escucharán. Vincular los intereses de los alumnos con los conocimientos que se les quieren presentar. Lograrán encontrarle el sentido útil y se esforzarán por comprenderlo. Permitir al aprendiz que explore el saber (utilizar el criterio logrado en la experiencia como educador para lograr un uso eficiente del tiempo. Mucho cansa, poco no alcanza) Ser sincero cuando no se conoce algo que el alumno pregunte (luego se averigua y se comparte o se invita a investigar) Favorecer la conexión entre conocimientos, relacionando lo ya aprendido con los nuevos conocimientos. De esta manera se ayuda a construir sobre bases sólidas. Propiciar la participación en clase de los alumnos. La verbalización consolida la comprensión consciente de los conceptos. Todo este proceso es realmente complejo de llevar a cabo. Demanda mucho tiempo antes y después de cada encuentro con los niños, ajustar las presentaciones para que sean las adecuadas. La tarea educativa, para que logre un final feliz, exige mucha reflexión. Prof. Jorge Diez Grupo La Palestra [email protected]