CAPÍTULO 10. VECINDARIOS, SABERES Y ESCUELAS. PROCESOS EDUCATIVOS EN EL MEDIO RURAL. APUNTES SOBRE Y DESDE EL MEDIO RURAL: IMAGINARIOS POSIBLES EN UN FUTURO INCIERTO. En la actualidad sufrimos una crisis ecosocial que sin duda alguna se verá reflejada en los próximos años, por lo que debemos tratar de crear nuevos modos de vida que nos sean útiles para afrontar las consecuencias de esta crisis mencionada. Este tema, se ha convertido en algo inalterable, sin remedio, por lo que hemos de construir una nueva ruralidad, ya que, es altamente probable que los ecosistemas sean alterados por la fractura entre los factores económicos y sociales y lo relativo a la naturaleza se avecina con el paso de los años. Es importante que se otorgue protagonismo a los espacios en los que se produce cultura, de forma que la sociedad general sea quien participe en la creación de esas alternativas políticas culturales y educativas en aras de un futuro culturalmente más sanos. Se trata de manera resumida de crear proyectos de gestión cultural que se adapten a los criterios de sostenibilidad y en la distribución de recursos de forma igualitaria. Una de las disciplinas que se centran principalmente en esto es el ecofeminismo, ya que, hace tiempo que busca difundir valores de respeto a la naturaleza, los cuerpos y las críticas hacia el patriarcado, a partir de proyectos de carácter cultural y de prácticas legitimas sobre todo lo relacionado con el ecofeminismo. Es importante plantear estas iniciativas desde un nivel micro, desde el punto más individual, que se pueda abordar, teniendo en cuenta todo tipo de diversidad cultural existente, sin caer en colonialismos ni en etnocentrismos de ningún tipo. Se han de tener en cuenta las raíces, sin olvidar los fallos del pasado, en el que la cultura hegemónica destruyó culturas que se habían forjado a fuego lento durante siglos de experiencias de los habitantes autóctonos de cada lugar. HIBRIDACIÓN DE SABERES: LA EDUCACIÓN COMO PROCESO EN CONTEXTO Históricamente y por ello en la actualidad, los contenidos culturales, científicos y tradicionales que se construyen en las zonas rurales, han sido relegados a un plano antagonista, debido a que siempre se ha impuesto una mayor transcendencia a lo referido a zonas geográficas entendidas como más interesantes. Por ello, han caído en la trivialidad o incluso, en el olvido, muchos de esos conocimientos que se han derivado a museos de etnografía o semejantes, siendo estos realmente una forma de vivir o de comprender la vida. Por tanto, la gestión cultural, ha de hacer hincapié en esto, ya que es algo que se viene construyendo desde tiempos remotos, a base de prueba y error, para logras la subsistencia, y transmitido de generación en generación hasta avecinarse a nuestros días. Se ha de luchar contra la denominada “cultura del silencio”, es decir, esa omisión de atención hacia modos de vida que la mantienen y la alteran adecuándose a las diferentes situaciones y contextos por parte de las culturas hegemónicas. Para ello, se propone una práctica de gestión bautizada como “ecología de los saberes” que consiste en tener en cuenta, de manera simultánea, lo que se aprende y lo que se deja de aprender o cae en el olvido en detrimento del conocimiento que se está adquiriendo. En resumidas cuentas, reside en adquirir nuevos conocimientos sin olvidar las raíces de uno mismo, para evitar que queden en el olvido. De esta forma, todo lo que erróneamente se ha ido extraviando volverá a resurgir paulatinamente, teniendo siempre en cuenta que el mayor factor para que esto suceda radicará en la comunicación entre todos los participantes, independientemente de su situación geográfica o de cualquier otro tipo, ya que, dependiendo del contexto, las metodologías serán notablemente diferentes, pero no por ello, más o menos válidas. Así, quien viaje a territorios rurales a ejercer cualquier tipo de investigación, deberá ser lo más objetivo posible, favoreciendo la convivencia y combinando conocimientos para desarrollar una “ecología de los saberes” lo más útil y afable que le sea factible. DE LA IDEA DE PÚBLICO A LA CONDICIÓN DE VECINOS Para aplicar los programas de mediación educativa, es necesario que se adapte al contexto, a la temporalidad, y que se haga con paciencia, con un ritmo relajado, para que se asiente una estrategia cultural y social basada en las conexiones interpersonales, de la mano de la construcción de vínculos socioemocionales que se apoyen en la confianza y en el sentimiento de pertenencia a la comunidad. Cabe insistir en que es el propio sujeto rural quien ha de sentirse protagonista, productor de cultura y educación, no un mero receptor de estos conocimientos. Para realizar una mediación educativa desde la gestión cultural en el mundo rural, es esencial encontrar el punto de partida adecuado, arrancar desde la base para escalar de la mano con la vecindad en vista de un objetivo común. Se han de valorar las diferentes personalidades, quienes vienen de un contexto o de otro, o quienes han salido y han vuelto. Para ello es necesario crear una “vecindad”, ejercer una implicación máxima en el colectivo, comprendiendo los modos de vida, de socialización, de organización, para así avanzar en una única dirección de forma integral, y no como “forasteros”. Es de carácter fundamental participar en todo lo referido a la vida en el entorno, ocupar un lugar, como uno más, en todas las actividades culturales, políticas, educativas… UNA CARTOGRAFÍA QUE SUENA: LA ESCUELA RURAL COMO ESPACIO DE POTENCIALIDAD La educación en entornos rurales suele producirse en escuelas completamente diferentes a las que se encuentran en zonas de un nivel de habitación más elevada. Por ello, cuentan con unas características, que, desde un punto de vista social y autónomo, se pueden considerar ventajosas. Como primer punto a destacar, estas escuelas rurales conforman un núcleo social para los entornos, ya que, se constituyen como un punto de reunión, como un foco de cultura y sociedad para casi todos los sectores de población, los niños como alumnos, los padres como asociación y los propios profesores, además de las instituciones del lugar. Como he comentado antes, hay una serie de preminencias en la escuela rural y en la urbana, que paso a enumerar: las aulas comprenden un menor número de alumnos, por lo que la enseñanza es mucho más individualizada y es más viable el hecho de realizar actividades grupales; lo usual es que solamente haya dos clases, una para los estudiantes de infantil y otra para los de primaria, lo que favorece la convivencia entre niños de diferentes edades y madureces, que auspicia el entendimiento, la empatía y el compartimento de conocimientos; también, se hace posible la participación en clases fuera de las aulas, paseos, excursiones recurrentes, que no precisan de presupuestos apenas y ayudan a la familiarización con el entorno y las raíces; se permite a los docentes esquivar un poco el currículo oficial, para desarrollar actividades más satisfactorias para los alumnos; por último, la escuela rural permite la integración de agentes ajenos al ámbito del propio colegio o la inclusión de disciplinas diversas, y eso nutre a los estudiantes de muchos tipos de conocimientos. ARTE Y EDUCACIÓN: EL ARTE COMO FORMA DE HACER En ciertas ocasiones, surgen polémicas en las formas de hacer y de entender las actividades artísticas. Por un lado, se encuentran quienes valoran el producto final, ya sea una película, un recital, un teatro, un concierto, etc. Y por el otro quienes valoran un proceso largo y paciente, dando más protagonismo al aprendizaje del camino. LA ESCUELA DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS El hecho de participar en escuela situadas en el medio rural, es decir, a menor dimensión que las escuelas que pueden situarse en espacios más amplios, como pueden ser ciudades o pueblos más grandes, puede otorgar una capacidad crítica en los propios alumnos y demás agentes. De hecho, como se comenta en el capítulo, el no tener unas estancias donde dar clases de características óptimas, puede dar con la idea realista de cómo realmente los agentes del entorno rural entenderían por una escuela idílica. En resumidas cuentas, todos estos contextos auspician un espíritu crítico y de participación en la vida política a nivel público y social. PROYECTOS ARTÍSTICOS Y POLÍTICA PÚBLICA A modo de síntesis sobre este capítulo basado en los procesos educativos en los entornos rurales, cabe realizar una reflexión que radica en la reiteración del valor principal, tomar como punto de interés ese proceso lento y a largo plazo, para interiorizar lo que se considera más importante y que no quede como algo meramente trivial. También es importante entender los pasos para la trascendencia a otros contextos de los proyectos artísticos encarnados en el medio rural, no como una urgencia ineludible, sino como una consecuencia favorable y que ayuda a dar a conocer otras realidades. Los principios que secundan a los proyectos artísticos de los que hablamos, no son otros que, la diversidad de agentes, la visión expandida del arte, espacios de reflexión colectiva y autodeterminación del contexto. Para finalizar, hemos de enfatizar en la noción de que no existen recetas absolutas, es decir, todo se ha de basar en los procesos y en las ambiciones realistas a las que se puede acceder dependiendo del contexto.