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nuevos escenarios educativos-otra gestion para otra enseñanza-Harf-Azzerboni-Sanchez-Zorzoli

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“50 Iniciativas”
Nuevos escenarios
educativos
Otra gestión para otra enseñanza
Nuevos escenarios educativos: otra gestión para otra enseñanza
Nuevos
escenarios
educativos:
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“50 iniciativas”
/ Ruth
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Ciudad
50
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Ciudad Autónoma
de Iniciativas
Buenos Aires:
Centro
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Publicaciones
y Material
de
Buenos 2021.
Aires: Centro de Publicaciones Educativas y Material
Didáctico,
Didáctico,
2021.PDF - (Gestión institucional / 19)
Libro digital,
280 p.; 24 x 17 cm. - (Gestión institucional / 19)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN
ISBN 978-987-538-809-3
978-987-538-810-9
1.
1. Técnicas
Técnicas de
de Gestión.
Gestión. 2.
2. Didáctica.
Didáctica. 3.
3. Pedagogía.
Pedagogía. I.I. Harf,
Harf, Ruth.
Ruth.
CDD
CDD 371.2001
371.2001
Corrección de estilo: Miriam Steinberg
Coordinación pedagógica: Ada Kopitowski
Diseño e ilustración de cubierta: Pablo Gastón Taborda
Diagramación del interior: Patricia Leguizamón
Los editores adhieren al enfoque que sostiene la necesidad de revisar y ajustar el lenguaje para evitar un uso sexista que
invisibiliza tanto a las mujeres como a otros géneros. No obstante, a los fines de hacer más amable la lectura, dejan constancia de que, hasta encontrar una forma más satisfactoria, utilizarán el masculino para los plurales y para generalizar
profesiones y ocupaciones, así como en todo otro caso que el texto lo requiera.
1ª edición, marzo de 2021
Se terminó de producir en el mes de marzo de 2021
en
Centro impresa,
de Publicaciones
y Material Didáctico S.R.L.,
1ª edición
marzo de Educativas
2021
Av.
Corrientes
4345,
Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
1ª edición
digital,
marzo
de 2021
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©
© del
del Centro
Centro de
de Publicaciones
Publicaciones Educativas
Educativas yy Material
Material Didáctico
Didáctico S.R.L.
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Av. Corrientes
Corrientes 4345
4345 (C1195AAC)
(C1195AAC) Buenos
Buenos Aires
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Tel.:
Tel.: (54
(54 11)
11) 5278-2200
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E-mail: [email protected]
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www.noveduc.com
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ISBN
978-987-538-809-3
ISBN 978-987-538-810-9
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723
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Impreso en Argentina - Printed in Argentina
No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este
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libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros
libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros
métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
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Ruth HARF
Delia AZZERBONI
Sandra SÁNCHEZ
Néstor ZORZOLI
“50 Iniciativas”
Nuevos escenarios
educativos
Otra gestión para otra enseñanza
Delia R. Azzerboni. Licenciada en Psicología (UBA). Profesora de jardín de infantes,
egresada del Instituto “Sara C. de Eccleston”. Posee un diploma superior en Ciencias
Sociales con mención en Gestión Educativa y ha cursado la maestría en Psicología
Cognitiva (ambos de FLACSO), además de numerosos cursos de posgrado. Se ha desempeñado como directora del Área de Educación Inicial de la Ciudad de Buenos
Aires; regente, vicerrectora y rectora del Instituto “Sara C. de Eccleston”; profesora de
numerosas cátedras en institutos de formación docente y en la Universidad Nacional
de La Matanza; investigadora en universidades e institutos de formación docente;
jurado para la selección de directivos; consultora para la definición de planes y programas de estudio así como para la elaboración de proyectos de mejora institucional. Fue disertante y capacitadora a nivel nacional e internacional en Perú, México,
Guatemala, Venezuela, Uruguay, Honduras y Colombia.
Ruth Harf. Licenciada en Psicología (UBA). Licenciada y profesora en Ciencias de
la Educación (UBA). Maestra normal nacional. Profesora normal nacional de jardín de infantes, egresada del Instituto “Sara C. de Eccleston”. Profesora de Expresión Corporal. Cuenta con posgrados en teoría y técnica psicopedagógica y el rol
de dirección en las instituciones educativas. Se desempeñó como profesora en la
Universidad de Buenos Aires y en otras universidades y profesorados. Coordinadora del Equipo de Capacitación en Servicio para Directivos de Nivel Inicial (Escuela
de Maestros, ex CePA, Ciudad de Buenos Aires). Es directora del Centro de Formación Constructivista. Forma parte de la comisión que está elaborando la carrera de
Formación Directiva para futuros directivos de todos los niveles en la Escuela de
Maestros (ex CePA). Profesora de diplomaturas organizadas por la Fundación de
Sociedades Complejas y 12ntes.
Sandra Sánchez. Licenciada en Calidad de la Gestión Educativa (USAL). Abogada (Universidad Siglo XXI). Maestranda en Investigación de las Prácticas Docentes (UNIPE).
Profesora de Enseñanza Primaria. Maestra especializada en la enseñanza de adolescentes y adultos. Investigadora y escritora en coautoría de Hacia la configuración de
comunidades de inter-aprendizaje. Coautora de diversas propuestas basadas en investigaciones etnográficas. Se desempeñó como inspectora titular de Educación Primaria de la provincia de Buenos Aires. Es consultora de Gestión Educativa en CIGE.
Néstor Zorzoli. Profesor de Química y farmacéutico (UBA). Profesor en Docencia Superior (UTN) y magíster en Educación en Ciencias (Universidad Nacional del Comahue). Tiene un posgrado en Planificación de Políticas Educativas realizado en el IIPE–
UNESCO. Fue docente en nivel secundario y superior de la provincia de Buenos Aires
y en el ámbito universitario en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de la
Atlántida Argentina. Se desempeñó como inspector titular de educación secundaria de
la provincia de Buenos Aires. Es consultor de gestión educativa y codirector en CIGE.
Índice
■■ A modo de introducción.....................................................................................................9
■■ Primera Parte. Iniciativas para planear posicionamientos iniciales
1. Ideas y pensamientos, en solitud y acompañada.......................................... 15
2. Turbulencias, incertidumbres, caos, disrupciones......................................... 21
3. Más que políticas de acceso...................................................................................... 25
4. Cuando de transiciones se habla............................................................................ 29
5. De las rutinas y lo rutinario (a propósito de la gestión educativa)...... 33
6. Educación inclusiva: desterrando a Procusto.................................................. 37
7. Problematizando desde las preguntas................................................................ 43
8. La democratización como principio...................................................................... 49
■■ Segunda Parte. Iniciativas para reconfigurar actores y roles
9. La escuela encuentra su lugar................................................................................... 55
10. La humildad pedagógica y la solidaridad pedagógica:
condiciones primordiales del enseñante............................................................ 59
11. Mirándonos en el espejo. ¿Cómo volver
a entusiasmarnos como docentes?......................................................................... 63
12. Los educadores como buscadores
de sentido renovado en la educación................................................................... 67
13. Educadores en estado de disponibilidad............................................................ 71
14. Los gestos educativos y los equipos de reflexión........................................... 75
15. Reflexiones sobre la profesión docente............................................................... 79
16. Hacia la resignificación de roles de los jerárquicos en educación...... 83
Harf - Azzerboni - Sánchez - Zorzoli
Oportunidades y clima propicio para ser alumnos, para aprender a ser alumnos
de otro modo fue y es una demanda y una necesidad de estos tiempos que hemos
transcurrido y estamos transcurriendo.
Aprender a ser alumno, tanto en etapa de excepcionalidad como en etapa de
habitualidad implica entonces algo más que la puesta en práctica de un conjunto
de actividades propuesta de un modo más o menos visible, más o menos explicitado
por el sistema escolar.
Aprender a ser alumno, en todos los momentos de la vida escolar (presencial
o virtual) implica adquirir un conjunto de saberes que les permitan desenvolverse
adecuadamente tanto en la vivencia escolar cotidiana, como en la vivencia familiar
cotidiana y, en definitiva, en la vida social cotidiana.
Y estos saberes se van adquiriendo en los encuentros más o menos formales, más
o menos presenciales, más o menos virtuales, entre las personas; estas personas son
tanto docentes como directivos, así como también el grupo de pares y el grupo familia.
Y en esta etapa de excepcionalidad se hizo más visible que nunca la incidencia de
la dinámica familiar en la constitución de este sujeto alumno.
Por ello, vale la pena recuperar algunas ideas de Fenstermacher (1989) cuando
plantea que en la actualidad se trata mucho más de aprender a ser estudiante que
de aprender cómo aprender.
96
Gestión
19. Avanzando hacia la idea
de trayectorias entramadas
Sandra Sánchez y Néstor Zorzoli
“Recuerden: la trama no es sino
las huellas que quedan en la nieve
cuando los personajes ya han partido a rumbos increíbles”.
Zen en el arte de escribir. Ray Bradbury
Desde que en las instituciones educativas (y en el sistema en su conjunto) se pone en
juego y en acto el paradigma de la Educación como derecho, se resignifican conceptos desde esta cosmovisión entre los que cobran especial relevancia los términos de
inclusión y diversidad.
Ambos, se explican y retroalimentan en torno al seguimiento de las trayectorias
educativas. Se ha hablado y escrito mucho de la diferencia entre trayectorias escolares y educativas (reconociendo que los procesos amplios de la educación se dan en
diversos ámbitos sociales, más allá de que la institución heredada de la Modernidad
para la “transmisión de la cultura” sea la escuela) y también, retomando los planteos
realizados por Flavia Terigi, en la necesaria diferenciación entre trayectorias reales
y teóricas (Terigi, 2008).
Ya en producciones anteriores, esbozábamos la necesidad de repensar la idea
de trayectorias, graficado este recorrido cambiando la imagen de una ruta que nos
permite avanzar por un carril, por la imagen de una autopista que tiene diferentes
carriles, que permite el avance a distintas velocidades y que presenta, también, bajadas, subidas, colectoras, puentes que hacen que existan amplias posibilidades para
este tránsito entre distintos puntos (¿de partida/de llegada?).
nuevos escenarios educativos
97
Harf - Azzerboni - Sánchez - Zorzoli
Sin embargo, a todo este necesario análisis que debemos realizar para reconfigurar prácticas docentes centradas y enfocadas en la diversidad de trayectorias, debemos sumarle los otros componentes que las constituyen en el acto social educativo.
Nos referimos no solamente a la idea del estudiante con su contexto, con su cultura,
con sus modos de aprender, con su cronología de aprendizaje, sino también el reconocimiento de la diversidad en el/los otros actores vinculados: la trayectoria del
docente, que también tiene distinta formación, distintas concepciones en torno a la
enseñanza y sus componentes esenciales, que tiene distintos estilos para vincularse
y distintas perspectivas e intereses.
Resulta entonces que no alcanza con que visualicemos/pensemos las trayectorias escolares/educativas de nuestros estudiantes (proceso indispensable pero insuficiente) si no las pensamos vinculadas con las trayectorias de los docentes que
están a cargo de ese estudiante o grupo de estudiantes. Y, por supuesto, también
del directivo/equipo directivo que conduce la institución educativa a la que asiste;
sin dejar de considerar la cultura institucional de ese establecimiento educativo (y
cómo se ha ido configurando y reconfigurando a lo largo del tiempo).
Avanzar en un análisis desde la complejidad, nos lleva entonces a pensar la idea
de trayectorias entramadas, entendiendo como tales a los caminos/recorridos que
definen el tránsito de un actor educativo en el proceso, con sus propios estilos de
conocer (y transmitir ese conocimiento), con sus formas particulares de proponer las
deconstrucciones/reconstrucciones de ese conocimiento, con sus formas de vinculación y comunicación, con sus estilos y miradas.
Pensar en trayectorias entramadas nos lleva a la necesidad –sin que impliquen
juicios de valor personal ni profesional– de garantizar el derecho a la educación
de niños y jóvenes tal como establecen los marcos normativos, pero sobre todo los
principios éticos de todo educador. Ello implica que no puede quedar librado “al
azar o el destino” quién será el actor docente con el que ese estudiante transitará el
proceso educativo.
Muy por el contrario, desafía a quienes tienen la responsabilidad de gestionar las
instituciones a coordinar de manera colectiva y colegiada diversas flexibilizaciones
de agrupamientos, tiempos y espacios, que permitan alcanzar las mejores relaciones
considerando estas trayectorias entramadas que promuevan el desarrollo más efectivo y eficiente de las prácticas docentes. Entonces, por qué no es posible pensar en
un aula no graduada, que asegure avances en ritmos próximos independientemente
de la edad cronológica.
En ese sentido, grupos diversos iniciarían otra experiencia educativa a partir de
los registros que se tienen de sus trayectorias, en donde se intensificaría, profundizaría y/o complejizaría la enseñanza según sus avances. Con esto no queremos
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Gestión
segunda parte
Iniciativas para reconfigurar actores y roles
decir que debería existir una clasificación selectiva según rendimiento al estilo de
épocas pasadas, donde a la sección “A” iban los “más avanzados”. Hablamos de una
experiencia educativa que impulse una planificación situada real reconociendo diversidades, pero asegurando el aprendizaje de los contenidos comunes.
Pensar en “lo común” en términos de diversidad no implica una contradicción. Lo
común son los propósitos educativos a alcanzar, desde una perspectiva de derechos.
Pero garantizar ese acceso a lo común requiere de diversidad de estrategias, recorridos, tiempos y “entramados” teniendo en cuenta la diversidad de los sujetos que
se relacionan en el acto educativo.
Un avance hacia instancias en las que prime más el vínculo indispensable en
los procesos que la rigidez estructural del sistema, perdida (o al menos puesta en
cuestionamiento serio) durante el período de excepcionalidad de la pandemia y
que nos lleva a reflexionar, también en esto, sobre la oportunidad de reconfigurar
nuevas habitualidades.
nuevos escenarios educativos
99
20. Del tiempo cronológico al
tiempo de las oportunidades
Sandra Sánchez y Néstor Zorzoli
“El tiempo es el mejor autor;
siempre encuentra un final perfecto”.
Charles Chaplin
El filósofo Séneca, en el año 55, afirmó: “Nuestro tiempo en parte nos lo roban, en
parte nos lo quitan, y el que nos queda lo perdemos sin darnos cuenta”. Desde épocas inmemoriales, en búsqueda de la optimización de recursos, la humanidad ha
corrido detrás del tiempo, observando con cierto grado de frustración cómo se escabulle entre sus manos.
En el ámbito de la gestión-conducción educativa hay mucho escrito. En esas producciones, se describe permanentemente el necesario posicionamiento proactivo
de quienes tienen la responsabilidad de la gestión de instituciones/sistemas educativos; entendiendo a la proactividad como la capacidad para pensar de forma planificada intervenciones que permitan concretar metas y logros, previendo situaciones
en contraposición a la reactividad que implicaría estar siempre por detrás de los
sucesos a modo de “bombero apagando un incendio”. Y para alcanzar esas competencias proactivas, las prácticas de planificación situada resultan indispensables,
planificación que, entre muchas variables que pueden ser analizadas, incluye la dimensión temporal.
Y en el contexto educativo, también han aparecido y atravesado la dimensión
temporal las conceptualizaciones de eficacia y eficiencia, entendiendo a la primera,
tal como lo sostiene Murdochowicz (2006), como la capacidad para alcanzar deter-
nuevos escenarios educativos
103
Harf - Azzerboni - Sánchez - Zorzoli
minados resultados/propósitos; mientras que vincula a la segunda con el alcance de
los propósitos con la máxima optimización (mínima pérdida) de recursos (entre los
cuales encontramos el tiempo) y, por ende, costos.
Estas concepciones heredadas de la gestión empresarial aparecen con distintas
máscaras en la gestión educativa, reformuladas o, si se permite el término, “suavizadas” por algunos posicionamientos político-educativos que reconocen la importancia de las prácticas sociales, las subjetividades y diversidades de los actores que
intervienen. En contraposición otros, las retoman con más fuerza analizando el sistema desde datos duros, sin mayores consideraciones de contextos ni subjetividades.
Y en medio, los docentes, los directivos, los supervisores; pero por sobre todo: los
niños, las familias. Corridas para enviar relevamientos, corridas para preparar planificaciones que luego descansan en un cajón o correo jamás leído. Apuros porque “no
llego a la reunión”, a la “convocatoria”, ¿y entonces?, ¿para qué hacemos y repensamos la agenda si siempre avanzan sobre nuestras planificaciones? Ni hablar de “los
ladrones del tiempo”, ese es un capítulo aparte, puesto que interrumpen justo en el
momento menos propicio.
No debemos olvidar las urgencias de las familias por ser atendidas, las desmedidas tareas que suelen enviarse a los alumnos como si su tiempo de infancias, adolescencias no existiera más que para dar respuestas a los requerimientos escolares.
Y finalmente, no por menos importante, por el contrario, está el que podría llamarse
el real tiempo pedagógico: el de los estudiantes por ser escuchados, ya que sus voces
guían las propuestas.
Pero… “no puedo con todo”, “no soy un robot”, voces que circulan con distintos
matices pero que, en definitiva, se traducen en una simple frase: “el tiempo siempre
me gestiona a mí cuando debería yo poder gestionarlo a él”.
Para intentar aportar (insistimos en la idea de “intentar”) alguna luz desde la reflexión colectiva a este “caos” recurrimos una vez a la mirada y los planteos de los
pensadores griegos, no en este caso para entrar en sus disquisiciones con relación al
caos-cosmos/desorden-universo, sino con relación al tiempo y la complejidad de su
interpretación, ya en la mitología.
El dios del Tiempo para los griegos era Cronos, rey de los Titanes y padre de
Zeus. Cronos era hijo de Gea y de Urano y nació justo en el momento en que la
Tierra y el Cielo se separaron. Condujo a sus hermanos los Titanes en una revuelta
contra su padre, consagrándose Rey de los dioses. Para evitar que sus hijos hicieran
lo mismo contra él, los comía recién nacidos. Zeus, que posteriormente lo destituye,
había logrado sobrevivir mediante un engaño de Rea, quien le hizo comerse una
piedra a Cronos convencido que se trataba de un niño. Este dios griego representa
104
Gestión
tercera parte
Iniciativas para revisar tiempos, espacios y agrupamientos
el tiempo lineal, el tiempo que avanza y en su avance inevitable, todo lo consume,
todo lo “devora”.
Esta es la concepción de tiempo con la que seguramente, estamos más familiarizados. El tiempo de los relojes, del transitar, de lo finito y, en definitiva, de la muerte.
Pero en las interpretaciones complejas, hay otra deidad griega para representar el tiempo: Eón. Eón era un ser incorpóreo representado como anciano y como
niño, que dio origen al universo, al que rodea permanentemente. Este dios no nace,
siempre existe y no devora nada. Es el tiempo circular, cíclico. Una de las imágenes
más características de esta divinidad son las estaciones, que se repiten regularmente
cada año. Es el tiempo de la vida, de lo eterno.
Y situado entre el tiempo de la vida y el tiempo de la muerte, los griegos tenían
otra representación: Kairós, uno de los hijos de Zeus con la diosa de la fortuna, Tijé.
Kairós es un dios considerado menor, que representa el tiempo de las oportunidades,
del momento adecuado. Está representado por un joven con los pies alados y con un
solo mechón de pelo que tiene en sus manos una balanza desequilibrada. Lo interesante, es que el tiempo para Kairós no es medible, define sus propias mediciones.
¿Y entonces? ¿Cuál de ellos deberíamos considerar en la gestión para la planificación de la diversidad de tiempos que edifica nuestra tarea? Seguramente reconocemos claras situaciones lineales (y algunas circulares). Pero sin lugar a dudas,
debemos incluir en nuestros planes, la posibilidad de generar y aprovechar las oportunidades. Cada momento pedagógico ofrece experiencias únicas para analizar lo
que damos, lo que entregamos como docentes, sea en el rol/cargo en que nos encontremos. Por ello, el tiempo no puede ser la excusa para la inactividad, sino el aliado
para aquello que fue posible, para aquello que vamos a sostener porque comprobamos que es necesario y que ahí se erige una oportunidad.
Algún sabio físico habló de la relatividad del tiempo. Hoy podemos pensar en
esta coyuntura en lo relativo del contexto, que nos impulsa éticamente a construir
oportunidades para todos. Llegó Kairós.
nuevos escenarios educativos
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21. Tiempos eran los de antes. Los tiempos
que pensamos, los tiempos que vivimos
y los tiempos que actuamos
Ruth Harf
Podemos encontrar referencias al tiempo en el sentido de: duración, momento, secuencia, intervalo. Al entrar en juego la subjetividad podemos referirnos al tiempo
personal. En la regulación de su alimentación que observamos en el bebé aparece
un tiempo biológico. Cuando nos referimos al año gregoriano, al cristiano, al judío,
estamos hablando de un tiempo cultural.
El diccionario habla de la duración de los fenómenos. Duración limitada. Época.
Siglo. Ocasión de hacer algo. Momento. Estación del año. Edad de una persona. Temporal o tempestad marítima de alguna duración. Cualquiera de las partes iguales en
que se divide el compás. El tiempo medido por el movimiento aparente del sol.
Pero también podemos compartir una serie de reflexiones: el hombre no solo vive
el tiempo, sino que además actúa sobre él. Todos registramos cómo las experiencias
que recién hemos vivido, que hemos tenido, inmediatamente ya comienzan a formar
parte del pasado y en ese continente en el cual residen ya no se pueden modificar
(por supuesto, lo que sí se puede modificar es el significado que les otorgamos, pero
no lo sucedido en sí mismo). Lo que tenemos es el recuerdo de esas experiencias, y
ese recuerdo está siempre a punto de ser atacado por su enemigo natural: el olvido.
El tiempo es inasible, y por lo tanto los humanos sabemos que nunca podremos
dominarlo y sujetarlo a nuestra voluntad. La idea de tiempo, de temporalidad como
un “transcurrir y permanecer”, es muy atractiva. En general, sentimos cómo el tiempo
nos atraviesa y nos constituye.
nuevos escenarios educativos
107
Harf - Azzerboni - Sánchez - Zorzoli
ne que ser percibida como una tarea por parte de cada uno de los miembros, si no
es una tarea individual, de cada uno de los chicos, que da la casualidad que tiene a
alguien al lado (presencial o virtualmente), pero no es una tarea común porque no
se necesitan mutuamente para llevarla a cabo. No se llega a formar grupo a menos
que se necesite del otro y de los otros para realizar la tarea.
El gran desafío para los docentes en el tiempo de excepcionalidad fue lograr que
sus alumnos percibiesen y sintiesen que necesitaban hacer algo y que solos no podían.
Un grupo a la vez que tiene la tarea común del grupo escolar de realizar actividades,
tiene como tarea, al mismo tiempo, hacerse grupo: o sea: hacer la tarea y hacerse a
sí mismos al mismo tiempo. Formar el grupo es tarea desde un comienzo. Si no hay
una tarea que los cohesione, no va a haber razón para que se conformen como grupo.
Es constituirse como grupo para lograr realizar las tareas, pero no se puede esperar
hasta constituirse como grupo para comenzar la tarea, sino que se va constituyendo
como grupo a medida que va trabajando. Es decir, tiene una doble tarea: hacer las
cosas para las cuales se reunieron y armar la unión y reunión de personas.
Cuando hablamos de equipo ya aparecen otras características: se reúnen en
función de propósitos previamente establecidos. En las instituciones educativas podemos encontrar formaciones que responden a las características de grupo y otras
formaciones que responden más a las características de equipo.
No siempre fue fácil entender las características que diferencian a los grupos de
los equipos, sin con ello emitir juicios de valor.
El pasaje del grupo al equipo en una institución toma en cuenta estos aspectos:
la existencia de un propósito compartido y significativo para los actores institucionales y para la organización; la existencia de objetivos y metas relacionadas con
ese propósito de base; la elaboración de planeamientos para lograr llevarlo a cabo,
criterios e indicadores para ir evaluando los desarrollos.
En un equipo de trabajo también se toma en consideración a las personas en
función de los roles que desempeñan, de modo de estimular la complementariedad
en cuanto a sus conocimientos y habilidades.
En un equipo también se consideran las modalidades de trabajo más pertinentes
para llevar a cabo las actividades, con la mirada puesta en las metas establecidas
previamente.
Y uno de los ingredientes esenciales en el equipo es el desarrollo de una actitud
de cooperación entre los miembros. Esta cooperación, colaboración y solidaridad
se basa en el convencimiento de que no hay meta que pueda ser alcanzada sin el
esfuerzo conjunto y el compromiso compartido.
142
Gestión
tercera parte
Iniciativas para revisar tiempos, espacios y agrupamientos
Podemos considerar, siguiendo con el hilo propuesto al principio de este texto,
que grupo y equipo son como dos momentos de un proceso dialéctico referido a
un mismo conjunto de personas, por lo tanto, el pasaje del grupo al equipo no es
en sí mismo un “éxito”, así como tampoco el pasaje del equipo al grupo significa
una “regresión”.
Es interesante ver que cuando se considera el pasaje de grupo a equipo aparece
una cierta ganancia en eficiencia, productividad y cohesión respecto de las finalidades de la institución. Pero también podemos ver que a menudo dentro de un equipo
de trabajo se conforman grupos, en los cuales se afianzan procesos de mayor espontaneidad y autonomía.
La trama vincular en un equipo requiere respeto y confianza; desde el perfil de
los integrantes, hay bases en ese sentido (si es directivo/a, por algo será).
Es importante tener en cuenta el concepto de distancia óptima, y discriminar entre espacios comunes que se comparten, y espacios individuales que se invaden.
Si hubiese que elegir una palabra que designe lo sustancial de un equipo, ya sea
en lo socioafectivo como en lo funcional, esa palabra sería complementariedad (tanto humana como interprofesional o interdisciplinar).
Se forma parte de equipos en las instituciones al registrarse que el esfuerzo solitario no permite llegar a la meta.
En el equipo, se renuncia a la individualidad; no, a la identidad. El “nosotros” no
implica renunciar al “yo” (como identidad) para pasar al “ustedes” (de la yoidad a la
nostridad).
El trabajo en equipo no es una sumatoria de los aportes individuales; no obstante,
sin ellos no podemos hablar de trabajo en equipo. Si bien el trabajo en equipo no es
la suma de los trabajos individuales de cada miembro, sin una preparación previa e
individual del proyecto común no es posible llegar a resultados colectivos.
En equipo, los aportes se potencian, y unos disparan a otros. No es necesario que,
en el equipo, todos sean productores de ideas; sí, que todos sepan que esa producción, sin los otros, no es posible. El trabajo en equipo produce aprendizajes individuales y conocimientos colectivos.
En este tiempo de excepcionalidad he ido elaborando una serie de consideraciones, especialmente acerca del tema de los equipos, que son eso: opiniones y suposiciones que deseo compartir con ustedes.
Cuando pensaba en los equipos en las instituciones educativas (con presencialidad o sin ella), noté un cierto carácter que no había detectado previamente, o no lo
había considerado de especial importancia.
nuevos escenarios educativos
143
Harf - Azzerboni - Sánchez - Zorzoli
Los equipos, en este caso me refiero a las instituciones educativas, tienen un cierto carácter de universalización, es decir, pertenecer a universos diferenciados. Equipos conformados por personas que pertenecen a la misma institución, que desempeñan roles semejantes: equipo directivo, equipo docente, equipo psicopedagógico,
etc., que enseñan la misma disciplina o área curricular, que tienen el mismo grupo
de alumnos, etcétera.
Y me he dado cuenta de la aparición de una tercera forma de agrupamientos de docentes, futuros docentes, directivos y supervisores/inspectores, y futuros supervisores/
inspectores. Hablo de lo que prefiero denominar “comunidades de práctica y reflexión”.
Se trata de una estrategia de aprendizaje entre y con educadores, una modalidad
de desarrollo profesional. Implica un conjunto sumamente variado de personas que
comparte metas comunes: la educación como bien público.
Estas comunidades están constituidas por profesionales de numerosas ramas,
áreas, niveles, modalidades que van incrementando sus potencialidades teóricas y
prácticas al construir conocimientos colectivos compartiendo solidariamente experiencias prácticas.
Se destacan dos aspectos:
„„Los objetivos de estas comunidades son establecidas por los mismos miembros
(miembros muy variados en cuanto a intereses, conocimientos y habilidades).
„„El conocimiento es considerado como una construcción colectiva, alimentada no
simplemente por la necesidad de acordar, sino a menudo por valorar el disenso y
la divergencia. Es así que se transforman en productores y trasmisores de saberes
profesionales.
La dinámica y el subsecuente y probable aprendizaje que se puede dar al interior de
estas comunidades de práctica y reflexión tienen una serie de características:
„„Se le da tanta importancia al intercambio de experiencias concretas como al intercambio de concepciones, opiniones, posturas y fundamentos teóricos.
„„La misma comunidad de práctica y reflexión va estableciendo sus normas de regulación en los intercambios.
„„Acuden prioritariamente a la mediación tecnológica para el encuentro e intercambio (diversidad de redes, plataformas y programas).
„„La participación tiene dos aspectos esenciales: es abierta y no responde a esquemas jerárquicos.
„„Se proponen profundizar conocimientos, propios y ajenos.
„„Consideran que sus experiencias e ideas tienen valor.
144
Gestión
tercera parte
Iniciativas para revisar tiempos, espacios y agrupamientos
Deseo profundizar en este último punto. En la época de excepcionalidad se dio un
fenómeno muy particular: los docentes grababan sus clases y luego las subían a las
redes para compartirlas, no por considerarlas “las mejores”, sino por estar convencidos de que podían servirles a otros colegas.
Y a ello podríamos agregar que numerosos educadores planteaban un problema
o una necesidad sobre su práctica e inmediatamente recibían comentarios, propuestas, sugerencias.
Otro fenómeno muy particular: quien solicitaba apoyo no consideraba necesario
explicitar nivel, institución, región o país al cual pertenecía y quienes respondían
tampoco consideraban imprescindible aclarar en qué nivel, modalidad, cargo, país o
región desarrollaban su actividad profesional.
Es en este punto donde pongo especial énfasis, y es justamente el que me sirve
de referencia para reivindicar una de las experiencias potentes y potenciadoras que
nos ha dejado la etapa de excepcionalidad y que espero quede instalada como modalidad de intercambio y encuentro: somos profesionales dedicados a la educación y
el intercambio nos permite potenciar el aprender y enseñar entre colegas, independientemente del nivel, modalidad, especialidad, área curricular, institución o región.
nuevos escenarios educativos
145
40. La compleja y difícil tarea de enseñar
Delia Azzerboni
La escuela del siglo XX amplió el acceso a la educación. Pero naturalizó la segmentación y, muchas veces, la exclusión. En los últimos años, distintas voces han expresado claramente la necesidad de resignificar perspectivas, planteos y prácticas de
la escuela. Nadie duda ya, de la necesidad de conformar una escuela democrática,
inclusora y respetuosa de la singularidad de los estudiantes.
En contextos de incertezas, que también alcanzan a las prácticas escolares, en la
organización institucional y el funcionamiento cotidiano se reconoce que la escuela
tiene que ofrecer herramientas para saber cómo actuar en un mundo más que complejo; tiene que formar para la vida.
La reflexión sobre la práctica, ¿podrá dar lugar a la construcción de un saber pedagógico pertinente a los requerimientos de nuestros días?
La experiencia de la comunidad educativa durante la pandemia abrió alternativas para que se advirtiera que el cambio es posible, que la reflexión permite rediseñar la escuela, que es posible cambiar las estructuras consolidadas durante siglos; es
posible configurar escuelas más ágiles, participativas, provocadoras, basadas en el
conocimiento abierto y verdaderamente centrado en los alumnos.
¿Será posible repensar las rutinas, las obligaciones, los estilos de intervención
docente, los controles, las formas de gestionar las escuelas, los estilos de liderazgo,
los estilos de trabajo de supervisores/inspectores?
¿Será posible repensar el tiempo escolar? ¿Cómo se puede vitalizar el uso del
espacio escolar? ¿Cómo se pueden alentar interacciones y colaboraciones en el enseñar y aprender? ¿Cómo se puede territorializar y vitalizar el diseño curricular?
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¿Cómo dar sentido a la evaluación auténtica? ¿Qué tipo de agrupamientos se realiza? ¿Se favorecen interacciones para aprender en colaboración?
Veamos otras preguntas que pueden ayudar en el proceso reflexivo. Seguramente las respuestas serán diferentes, de acuerdo a las características de cada institución, la experiencia situada de los educadores, directivos, colaboradores y supervisores/inspectores, quienes “perciben” y “registran” respuestas que pueden conducir
a diseñar la enseñanza de manera diferente.
„„¿Cómo se vive el tiempo en la escuela? ¿A qué le dedica el tiempo cada uno en
la escuela? ¿Se pueden compartir tiempos para enseñar y aprender? ¿Cómo se
priorizan los tiempos? ¿Se han rutinizado o estereotipado? ¿Se revisa la manera
de organizar los tiempos? ¿Se flexibilizan las tareas en su distribución temporal?
¿Quiénes organizan los tiempos de los educadores, y de los estudiantes, y de los
encuentros entre directivos y educadores y/o estudiantes? ¿Y el tiempo de encuentro entre directivos y supervisores/inspectores? ¿Y con los colaboradores/
profesionales/coordinadores?
„„¿Cómo se organizan y distribuyen los espacios? ¿Qué uso hacen los educadores
de los diversos escenarios? ¿Hay espacios variados para la diversidad de actores,
propuestas y experiencias para trabajar tanto individualmente como de manera colectiva? ¿Quién distribuye el uso de los espacios, y bajo qué criterios? ¿Da
cuenta de la autonomía y libertad necesaria para su mejor aprovechamiento? ¿Se
evalúa periódicamente su distribución? ¿Se piensa acerca de él o “ya está dado
y así se deja”?
„„¿Qué lugar ocupa el diseño curricular en la planificación, implementación y evaluación de las prácticas? ¿Se sacraliza, es un “convidado de piedra” o se contextualiza? El directivo, ¿alienta su relectura y uso permanente? ¿Es utilizado
con flexibilidad para posibilitar la continuidad y el desarrollo de capacidades
pensando en un estudiante con historicidad? ¿Es lo suficientemente actual como
para propiciar la formación de estudiantes que se incluyan en el mundo real de
este siglo? ¿Otorga márgenes de libertad para decidir qué, cuándo, cómo enseñar? ¿Da oportunidad a que los educadores planifiquen experiencias provocadoras y enriquecedoras para despertar el deseo de aprender en los estudiantes?
¿Favorece la creación de una comunidad de aprendizaje? ¿Cómo alienta y apoya
la creatividad e innovación el supervisor/inspector?
„„¿Cómo es vivida y “sentida” la evaluación por educadores y estudiantes? (más
allá del nivel al que nos refiramos) ¿Se revisa su concepción? ¿Se sostiene desde una ideología coherente con las prácticas? ¿Se revisan los instrumentos con
los cuales se evalúa? ¿Se entiende que hoy evaluar significa apelar a prácticas
de enseñanza diferenciadas en un determinado momento y que guarda en esa
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Gestión
QUINTA parte
Finalmente, continuamos hablando de iniciativas para enseñar y aprender
circunstancia la intencionalidad específica de evaluar pero que se apela a una
evaluación auténtica, es decir, a lo largo de la enseñanza y el aprendizaje? ¿Se
comparten con los estudiantes los objetivos de la propuesta y los criterios de
evaluación para que ellos puedan darse cuenta de sus progresos y los obstáculos
a superar? (también insistimos acá en que esta perspectiva involucra a todos los
niveles). Los supervisores/inspectores, ¿aprecian y reconocen que en las escuelas
se valora la evaluación auténtica, y valoran que esto suceda?
„„¿Cómo se configuran las interacciones entre todos los actores institucionales?
¿Se actúa en función de una perspectiva democrática desde la cual se respetan
las jerarquías pero se horizontalizan las relaciones? ¿Se alienta el empoderamiento? ¿Existe la escucha atenta y el diálogo entre, desde y hacia directivos,
supervisores/inspectores, educadores, estudiantes, familias, colaboradores, etcétera? ¿Se dan relaciones interpersonales respetuosas y fluidas? ¿Se visualiza la
autoridad pedagógica? ¿Existe una dinámica fluida de relación entre el “adentro”
y el “afuera”?
„„¿Acuerdan con las rutinas, las normas y pautas organizativas vigentes? ¿Propician un encuadre dinámico, abierto, en función del cual los estudiantes puedan
aprender activamente? Las autoridades regionales, locales, ¿asumen actitudes
flexibles ante las escuelas para que los marcos normativos no limiten la continuidad pedagógica en cada escuela?
La reflexión en torno de estos aspectos –y muchos otros que acá no mencionamos
pero que hacen a la identidad de cada escuela– puede conducir a una transformación que movilice y flexibilice las prácticas conformando un modelo superador.
Cada nivel educativo responde a las necesidades y singularidad de sus estudiantes; cada nivel educativo tiene su identidad y sus culturas; cada nivel educativo ha
ido cambiando, siempre desde la identidad que lo caracteriza; pero es imprescindible seguir pensando, siempre, en los cambios necesarios y posibles.
La escuela tiene que enseñar incorporando lenguajes, culturas, estilos, formas de
acercarse al conocimiento, maneras de interpretar la realidad, formas de incluir en
la escuela los saberes que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes construyen fuera
de ella. Y esto deberá hacerlo, básicamente, teniendo en cuenta la rápida, imparable y explosiva transformación del conocimiento que conlleva a realizar un análisis
detenido y constante sobre qué enseñar en la escuela.
Responder a esta necesidad provoca profundos y múltiples desafíos, razón por la
cual los educadores deben actualizarse y revisar sus representaciones, concepciones, creencias y paradigmas.
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Pensar, conocer, razonar, discernir, confrontar, plantear, emitir opinión, son derechos que implican la libertad de que dispone todo sujeto para afrontar su vida personal y profesional. La escuela tiene que provocar experiencias y realizar propuestas
a través de las cuales se desarrollen esas capacidades.
La capacidad de preguntar y preguntarse, la capacidad de asombro, de duda, es
condición para que las personas podamos aprender a lo largo de toda la vida. Ese es
el camino más potente para que cada uno haga suyo el deseo de seguir aprendiendo.
Los educadores tienen que pensar qué saberes, capacidades, habilidades, competencias tendrán que desarrollar los estudiantes, de manera que se relacionen con
las necesidades de los modelos emergentes de desarrollo social y no con aquellas
que fueron adecuadas en el siglo pasado, dado que respondían a otro modelo social.
Se espera que la escuela posibilite a cada uno desarrollar sus potencialidades en
un espacio de libertad y respeto.
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Gestión
41. ¿Tiene sentido pensar en “actualizar” modos
de enseñar, “modificar” modos de enseñar
o “innovar y crear” modos de enseñar?
Ruth Harf
Antes de comenzar, es importante aclarar que no se hace referencia aquí a pensar
en “nuevos modos de enseñar”, sino también a “actualizar estos modos de enseñar”,
y a “poner en tela de juicio” los modos de enseñar habituales.
Esto es para evitar una confusión entre “actualización de recursos” y “actualización de enfoques”. No es lo mismo que se dé un cambio en los recursos concretos
disponibles (donde se suelen ver con mayor claridad algunas de estas actualizaciones) que cambiar las concepciones pedagógicas y didácticas acerca del enseñar. Por
ejemplo, haber reemplazado un pizarrón pintado de verde o negro por una pizarra
digital no necesariamente nos habla de modificaciones en los modos de enseñar. Por
supuesto que, con un ejemplo tan sencillo, me refiero también a la incorporación de
todo tipo de mediación tecnológica.
Estamos así entrando en el terreno de lo que habitualmente denominamos Didáctica general, al pensar sobre la enseñanza, las prácticas, sin incursionar en las
características propias de cada didáctica especial o disciplinar.
Del mismo modo he optado por utilizar la idea de “modos de enseñar” en lugar de
“estrategias metodológicas”. Ello se debe a que deseaba particularizar y contextualizar el acto de enseñanza y referirme no tanto a cuáles son, sino a qué variables intervienen en las decisiones que los educadores toman para llevar a cabo el acto educativo. Del mismo modo también decidí no utilizar la expresión “intervención docente”.
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