Subido por tatari_21

La culpa y la preocupación para Ainhoa

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Ainhoa, recuerda que la culpa y la preocupación, son dos emociones o sentimientos
negativos y son de los más inútiles que existen en nuestra vida personal, afectiva y de
relación social.
La culpa se refiere al pasado y la preocupación al futuro, es decir, dos momentos que no
podemos cambiar.
Lo único que nos ocurre con ellos es que desperdiciamos el presente, que es el único
momento que tenemos en la realidad. Me culpo por lo que pasó hace antes, hace años y
le doy mil vueltas, y cuantas más vueltas le doy más me lleno de ansiedad y más tiempo
pierdo de mi vida presente.
Lo mismo ocurre con mi preocupación por muchas cosas que pueden sobrevenir en el
futuro, cuando el futuro no existe; y perdemos energía y salud —con la preocupación—
para vivir un presente en el que estamos y con el que debemos disfrutar.
Disfrutar del ahora hace que olvidemos las preocupaciones que muchas veces en la
realidad ni siquiera llegan y, si lo hacen, siempre son menores de lo que habíamos
pensado. ¡No pierdas el tiempo con esas dos palabras: culpa y preocupación!
Vive el presente que es lo único que tenemos entre manos. Lo peor de estos
sentimientos es que nos inmovilizan en el presente por actos del pasado —que ya no se
pueden cambiar— o por preocupaciones por hechos que todavía no han llegado. Por
supuesto, que todo esto no significa que no debamos pensaren nuestro pasado ni en
nuestro futuro.
El pasado nos ayuda a tener una experiencia y no cometer los mismos errores, y el futuro
nos ayuda a luchar por conseguir los objetivos que nos hemos planteado.
Pero no podemos perder el tiempo en ello si nos impide disfrutar nuestro presente, que es
lo que realmente tenemos.
Seamos realistas con nuestro presente y no idealicemos el futuro, pues nuestro futuro
depende siempre de nuestro presente. Podemos distinguir dos tipos de culpabilidad,
aquella que llaman los técnicos culpabilidad residual, que arrastramos desde niño cuando
los adultos, tanto nuestros padres, tutores, profesores, personas mayores, nos manipulan
con la culpa por no hacer “lo correcto”.
La otra culpabilidad es autoimpuesta ya que no aceptamos nuestros hechos y
comportamientos que no son adecuados y no sabemos perdonarnos, como si no nos
diéramos permiso para equivocarnos, para ser humanos. Es el perfeccionismo que nos
hace una rémora tóxica.
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