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Laurajimenezz
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO APLICADA
3º Grado en Educación Infantil
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Granada
Reservados todos los derechos.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
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1. EL CLIMA DE AULA
Hay un interés cada vez mayor por temas relacionados con el manejo, control o clima del aula,
debido al incremento de problemas de comportamientos inadecuados en ella. En el ámbito escolar es
muy importante el aprendizaje académico, el aprendizaje emocional y social del alumnado. Para la
mayoría del profesorado el mantenimiento de la disciplina en la clase es una preocupación diaria.
Según un estudio realizado por Hardman y Smith (2003), sólo el 1% de los artículos revisados por
estos autores en un periodo de 10 años versaban sobre la disciplina del aula. Es necesario que los
profesionales de la educación y los padres trabajemos conjuntamente, en crear un ambiente de
cambio positivo y duradero a nivel académico, social y emocional.
El manejo efectivo del aula aumenta al máximo las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes
(Levin y Nolan, 2000). El manejo efectivo tiene dos metas fundamentales: ayudar a los estudiantes a
pasar más tiempo aprendiendo y menos en actividades sin un objetivo, y prevenir el desarrollo de
problemas académicos, sociales y emocionales. Para conseguirlo es necesario evitar aulas
superpobladas, complejas y caóticas, lograr el inicio correcto en las primeras clases, hacer énfasis en
la instrucción y en un ambiente efectivo de aprendizaje y saber manejar los comportamientos
problemáticos.
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Conducta: debemos preguntarnos qué entendemos por conducta. Caminar, hablar en voz
alta, lanzar una pelota, gritarle a alguien son conductas manifiestas (visibles) que podrían ser
observadas y recordadas por otras personas además de quien las lleva a cabo. El término
hace referencia igualmente a procesos «encubiertos» (privados, internos), que no pueden
observarse directamente. Por ejemplo, justo antes de saltar a la pista de hielo, una
patinadora podría pensar «espero no caerme», a la vez que probablemente se siente
nerviosa (ritmo cardíaco acelerado, etc.). Pensar y sentir son conductas privadas. Tanto las
conductas manifiestas como las encubiertas pueden alterarse mediante las técnicas de
modificación de conducta. Existen distintos elementos más que condicionan y dirigen la
conducta, ellos son: agentes biológicos del pasado, agentes biológicos actuales, historia de
aprendizaje del sujeto y condiciones ambientales actuales.
Aprendizaje: es un cambio relativamente estable en la capacidad del individuo, determinado
por la experiencia. En esta definición es un cambio inferido, no es algo que se observe
directamente, si no que se infiere a partir de la observación de la conducta en dos momentos
dados. Hay corrientes en las que se considera que dicho cambio debe ser observable no
inferido. Desde un punto de vista comportamental, se considera que educar es construir
comportamiento y el aprendizaje es visto como un cambio de conducta que se produce por
interacción con el ambiente. Dentro de esta perspectiva comportamental se encuentra el
condicionamiento clásico y el condicionamiento operante.
El condicionamiento clásico, descrito por Pavlov, es el mecanismo más básico por el que se
produce el aprendizaje. Este proceso de aprendizaje se produce por la asociación de
respuestas automáticas a ciertos estímulos. La base de este tipo de condicionamiento está
en que ciertos estímulos incondicionados (comida/pinchazo) provocan automáticamente
ciertas respuestas incondicionadas (saliva/ dolor). Es un proceso de asociación de estímulos,
incondicionado y neutro, por contigüidad (asociación de dos sucesos por apareamiento
repetido), de manera que el sujeto aprende a dar una respuesta similar ante un estímulo, que
en principio era neutro (campana), convirtiéndose en condicionado (EC-Rs.). Una aplicación
educativa de este condicionamiento es que debemos asociar eventos positivos a tareas de
aprendizaje, el profesorado debe convertirse en estímulo reforzante. Es importante lograr
ambientes atractivos, cálidos y cómodos; organizar actividades divertidas y motivadoras,
entre otros. Es muy recomendable recurrir a la repetición para conexiones entre E-R, sobre
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TEMA 3. PROMOVER UN DESARROLLO DE AULA POSITIVO. INTERVENCIÓN PREVENTIVA DE
LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA
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2. ESTRATEGIAS PARA CREAR UN CLIMA ADECUADO DE APRENDIZAJE
2.1. Estrategias generales
Para crear un clima en el que tanto el profesorado como el alumnado se encuentren cómodos y se
realice un manejo del aula efectivo, es necesario tener en cuenta, además de los aspectos recogidos
en los siguientes apartados, diversos aspectos relacionados con cuestiones antecedentes más
generales, con el objetivo de prevenir los posibles comportamientos problemáticos: la disposición del
ambiente físico, la existencia de una comunicación positiva, el establecer normas y objetivos claros,
la inducción situacional, etc. Siguiendo a Henson y Eller (2000), para crear y mantener un ambiente
de clase productivo, los profesores efectivos suelen:
1. Organizar físicamente la clase de modo que la observe en su totalidad, facilite la interacción
profesorado-alumnado, y mantenga las distracciones al mínimo.
2. Crear un clima de clase efectivo, es decir: comunicando la aceptación y respeto hacia el
alumnado, estableciendo una atmósfera formal sin amenazas, comunicando mensajes sobre
la relevancia de las asignaturas fuera del mundo escolar, dando al alumnado algún sentido
de control respecto a las actividades de clase (favoreciendo así el aprendizaje autorregulado)
y creando un ambiente en el que el alumnado se encuentre motivado y centrado en las
tareas.
3. Poner límites razonables a la conducta del estudiante, deben aprender que ciertos
comportamientos no serán tolerados. Algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de
establecer límites son: establecer pocas normas o reglas al principio del curso y revisar
periódicamente el uso de reglas existentes. Todo lo anterior se realizaría de forma conjunta
entre profesorado y alumnado.
4. Planear actividades que mantengan al alumnado en las tareas, planeándolas antes de
tiempo, con materiales interesantes y variados que faciliten el aprendizaje y motiven al
alumnado a querer aprender. Para asegurar esto deben: comprobar que el alumnado
siempre está ocupado y comprometido, elegir el material con un nivel académico adecuado,
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todo en los niños pequeños para instaurar así rutinas y hábitos escolares. Debemos evitar la
asociación de emociones negativas con experiencias escolares, debemos evitar que el
profesorado puede llegar a convertirse en estímulo aversivo. El condicionamiento clásico o
respondiente describe la forma en que las conductas se aparean a nuevos estímulos pero no
explica cómo se adquieren nuevas conductas operantes.
El condicionamiento operante está referido al aprendizaje y cambios de conductas operantes,
conductas que se emiten libremente, de forma voluntaria. La gente opera, se comporta de
manera activa en su entorno para producir diferentes consecuencias. El hecho de que la
conducta vaya seguida de una serie de consecuencias para la persona que la realiza
–agradables o desagradables–, será determinante para que dicha conducta se vuelva a
repetir, o no, en un futuro. Según Skinner, la mayoría de las conductas son acciones
deliberadas, realizadas por una persona o animal y que están afectadas o modificadas por
las consecuencias que les siguen. El condicionamiento operante es el estudio del efecto que
tienen distintos tipos de consecuencias sobre la conducta antecedente del organismo al que
están referidas. El condicionamiento operante consiste en un cambio en la probabilidad de
aparición de una conducta debido a sus consecuencias. Para este autor podemos pensar en
una conducta como si estuviera entre dos conjuntos de influencias ambientales, las que la
preceden (sus antecedentes) y las que le siguen (sus consecuencias); esta relación podría
representarse de la siguiente manera antecedente-conducta-consecuencia, o A-B-C
(antecedentbehavior-consequence). Al avanzar en la conducta,su consecuencia se convierte
en el antecedente de la siguiente secuencia A-B-C. La teoría del condicionamiento operante
sostiene que la conducta operante puede ser modificada haciendo cambios en los
antecedentes, las consecuencias o ambos.
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2.2. Estrategias específicas
Normas
Para conseguir un buen clima educativo, este debe ser percibido como estable y seguro. Los niños y
niñas necesitan saber específicamente cómo quiere el profesorado y los padres que se comporten. El
ambiente debe disponer de señales claramente discriminativas que faciliten la elaboración de
expectativas y orienten la ejecución de los sujetos. Necesitamos establecer normas verbales o
escritas que orienten la ejecución del comportamiento. Sin normas claramente definidas los malos
entendidos a veces conducen al caos. Podemos conseguir que el alumnado coopere y respete las
normas desarrollando una relación positiva con ellos, haciendo que compartan y asuman
responsabilidades y recompensando el comportamiento apropiado. Debido a la importancia de las
instrucciones o normas veremos más detenidamente algunos aspectos que debemos tener en cuenta
al utilizarlas.
Las instrucciones o normas son pautas específicas que indican qué comportamiento concreto debe
realizarse, qué resultados producirá y bajo qué circunstancias en particular se dará. Su importancia
radica en que pueden facilitar el cambio de comportamiento, porque aceleran el proceso de
aprendizaje en personas que comprenden dichas instrucciones. Según Martín y Pear (2001), para
que las normas sean eficaces tenemos que tener en cuenta que:
1. sean normas fáciles de comprender;
2. identifiquen claramente el comportamiento específico a realizar, las circunstancias en las que
éste debe ocurrir, una fecha límite para realizarlo, las consecuencias específicas por cumplir
la norma, y/o por no cumplirla;
3. deben describir los resultados probables e importantes;
4. descomponer las normas complejas en pasos fáciles de seguir;
5. comunicarlas de modo cortés y educado;
6. las normas deben desaparecer gradualmente para que el comportamiento se realice sin
necesidad de ninguna instrucción.
Las normas son especialmente útiles en las siguientes situaciones:
a. cuando se desea un cambio rápido de conducta, ya que la simple instrucción o
autoinstrucción puede hacer que cambiemos nuestro comportamiento inmediatamente;
b. cuando la conducta lleva a un castigo severo e inmediato, porque las normas pueden ayudar
a las personas a aprender comportamientos apropiados cuando su aprendizaje es muy
costoso por las consecuencias desagradables que puede ocasionar su no realización;
c. se quiere mantener comportamientos cuyos reforzadores naturales son inmediatos pero
altamente intermitentes, en estos casos la repetición de la norma ayuda a seguir realizando
la conducta aunque sea recompensada muy de vez en cuando;
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estructurar las tareas un mínimo y planear los periodos de transición en el día escolar (las
salidas y entradas a clase, etc.).
5. Controlar continuamente lo que están haciendo los estudiantes, observando su
comportamiento y estando alerta de cualquier cambio. Es necesario contar con habilidades
de observación y registro del comportamiento ya que nos permiten, tanto detectar y resolver
comportamientos inadecuados, como determinar si los objetivos se están alcanzando.
6. Modificar estrategias instruccionales siempre que sea necesario. Es importante al comienzo
del curso evaluar los conocimientos con los que cuenta el alumnado, para saber desde
donde debemos partir y detectar posibles problemas, diseñando actuaciones para evitar que
éstos se mantengan o empeoren. Es importante realizar una evaluación continua para
modificar dichas actuaciones cuando lo consideremos oportuno.
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d. cuando se quiere mantener comportamientos cuyos reforzadores son diferidos, es decir las
consecuencias que podrían proporcionar la conducta se demoran demasiado para reforzar la
conducta directamente (por ejemplo, si repetimos la norma ”si haces los deberes cada día el
viernes puedes ir al cine”, es más probable que se mantenga la conducta de estudio).
Los objetivos son como factores de motivación, el compromiso de una persona con el esfuerzo y la
dedicación necesaria para alcanzar el éxito. Un objetivo describe el nivel de resultados por el que un
sujeto o grupo debe trabajar para alcanzarlo. Los objetivos se pueden considerar como normas, pero
éstos suelen utilizarse para que las personas trabajen durante un tiempo en conseguir algún objetivo.
Para que los objetivos sean eficaces deben ser: específicos (no vagos), realistas y retadores (no del
tipo “haz lo mejor que puedas”), públicos (compartiéndolo con personas que les ayuden y recuerden
amablemente su cumplimiento, no con aquellas que los culpabilice por su no cumplimiento), con
fechas límites para su realización, con retroalimentación sobre el grado en que se progresa
(dibujando una gráfica, descomponiendo los objetivos a largo plazo, etc.), y haciendo que las
personas se comprometan con los objetivos, por ejemplo, haciendo que participen en el
establecimiento de los mismos.
Modelado
El modelado es un procedimiento en que se presenta una muestra de un comportamiento
determinado para facilitar que los observadores lleven a cabo una conducta similar. Existen factores
que influyen en la eficacia del encadenamiento conductual:
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Utilice a los compañeros como modelos. Es más probable la imitación de alguien a quien nos
parecemos en algún aspecto, ya sea edad, poder adquisitivo o apariencia física, que a
alguien con quien no compartimos ningún rasgo.
Muestre la conducta y sus efectos.
Utilice modelos múltiples.
Combinar el modelado con las normas. Cuando las personas poseen capacidades
lingüísticas, el modelado es más eficaz si se combina con la presentación de normas y otras
estrategias comportamentales.
Es fundamental incluir instrucciones en forma de normas que pueden seguirse con facilidad. A veces
es mejor modelar los comportamientos adecuados (mostrar el comportamiento adecuado para que la
persona lo imite), además de decirle lo que se espera de ella. En caso de que el método de “mostrar
y decir” no baste, puede que sea necesario guiar físicamente a la persona durante algunos ensayos
y/o reorganizar el ambiente para incrementar la probabilidad de que ocurra el comportamiento
deseado.
Inducción situacional
Se refiere al modo de influir sobre una conducta, usando situaciones y ocasiones que ya muestran
control sobre ellas (hablar en voz baja en bibliotecas). Se utiliza tanto para ayudar a incrementar o
disminuir comportamientos, como para ponerlos bajo el control de estímulos apropiados. Se
establecen cuatro categorías que, en cierta medida se solapan: la reorganización del ambiente
natural para fomentar unos comportamientos y disminuir otros (cambiar los muebles de sitio puede
fomentar la conducta de estudio); cambiar la actividad a un lugar nuevo (cambiar la conducta de
estudio a un lugar reservado de la biblioteca); reubicar a las personas, puede utilizarse para separar
a personas que no se llevan bien (separar a alumnos que se interrumpen) o para unirlas; y cambiar la
hora de la actividad.
3. ESTRATEGIAS PARA INSTAURAR CONDUCTAS
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Objetivos
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El moldeado se define como el desarrollo de una nueva conducta mediante el refuerzo sucesivo de
aproximaciones a esa conducta y la extinción de esas mismas aproximaciones a medida que se va
configurando el comportamiento final deseado. Muchos progenitores intentan usar el moldeado para
enseñar a hablar a sus hijos. Cuando los bebés empiezan a balbucear, emiten sonidos remotamente
semejantes a algunas palabras propias del idioma y es entonces cuando madres y padres refuerzan
las emisiones con abrazos, caricias, besos y sonrisas. Todos los sonidos que parecen indicar las
palabras «ma-má» y «pa-pá» reciben una dosis excepcional de refuerzo. Estas palabras aparecen y
son extraordinariamente reforzadas, en tanto que los sonidos previos, sólo parecidos a «ma» y «pa»
son sometidos a extinción. Los niños reciben refuerzos al emitir correctamente «mamá» y «papá» y
las aproximaciones previas más titubeantes son extinguidas.
Factores que influyen en la eficacia del moldeado:
1. Especificar la conducta final deseada.
2. Elegir un comportamiento como punto de partida. Puesto que el objetivo, la conducta final
deseada no se produce inicialmente, y puesto que hay que reforzar algún comportamiento
que se le vaya aproximando, es necesario establecer un punto de partida.
3. Elegir los pasos a seguir en el moldeado. Antes de empezar cualquier programa de
moldeado, es conveniente especificar las aproximaciones sucesivas que tendrá que realizar
la persona que intenta acercarse al comportamiento final. Supongamos que el objetivo
deseado en un programa de moldeado para una niña es que diga, «papá» y que ya hemos
determinado que logra decir «pa», por lo que hemos adoptado esta verbalización como punto
de partida. Imaginemos que los pasos a seguir a partir de la verbalización inicial «pa» van a
ser los siguientes: «pa-pa», «pap», «pap-aa» y «papá». Se refuerza varias veces la
verbalización inicial («pa»); cuando ésta ya se produce repetidamente, se pasa a la segunda
fase («pa-pa») y se refuerza esta aproximación durante varios ensayos. El mismo
procedimiento se sigue paso a paso hasta que la niña finalmente dice «papá».
4. Progresar a un ritmo adecuado. Existen varias pautas a seguir:
a. Hay que reforzar una aproximación varias veces antes de pasar a la siguiente fase.
b. Hay que evitar reforzar demasiadas veces cualquiera de las fases del modelado.
c. Si pierde una conducta por haber avanzado demasiado deprisa o haber establecido un
cambio demasiado grande, vuelva a una fase anterior en que pueda retomar la conducta
mediante una aproximación previa.
Peligros del moldeamiento:
1. Moldear comportamiento inadecuados
2. No aplicarlo en el momento adecuado: no se refuerza lo suficiente o se refuerza demasiado.
3.2. Encadenamiento
Una cadena comportamental es una secuencia de estímulos discriminativos (ED) y respuestas (R) en
que cada respuesta excepto la última produce un ED para la siguiente respuesta, y en que la última
respuesta es seguida por un reforzador. Para funcionar como clave para la respuesta siguiente, cada
ED de la cadena (después del primero) es un reforzador condicionado de la respuesta previa.
Factores que influyen en la eficacia del encadenamiento conductual:
1. Hacer un análisis de la tarea: identificar los componentes de la secuencia: Este paso consiste
en fragmentar la tarea en pasos o elementos de respuesta más pequeños para facilitar el
entrenamiento.
2. Considerar estrategias para el uso independiente de señales por parte de los aprendices.
3. Considerar llevar a cabo un ensayo previo de modelado.
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3.1. Moldeamiento o aproximaciones sucesivas
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4. Empezar el entrenamiento de la cadena conductual. Los aprendices reciben un requisito
inicial para empezar a trabajar y para completar los pasos de la tarea.
5. Considerar un uso amplio de reforzadores sociales y otros reforzadores
6. Reducir lo antes posible la ayuda adicional en los pasos individuales
Posibles obstáculos del encadenamiento conductual
4. ESTRATEGIAS PARA INCREMENTAR CONDUCTAS ADECUADAS
El profesorado, alumnado, padres y en general la mayoría de las personas tendemos a fijarnos más
en los comportamientos inadecuados, según las normas establecidas por nuestra sociedad, que en
aquellos que son apropiados al contexto. Estamos convencidas de que muchos de los
comportamientos problemáticos que cada día tienen lugar en las aulas se pueden prevenir si
dedicamos el tiempo, en vez de a observar y criticar los malos comportamientos, a prestar atención
cuando realizan los comportamientos adecuados, haciéndolos explícitos y dando retroalimentación
positiva.
4.1. Reforzamiento positivo
Es la técnica ideal para incrementar o mantener comportamientos. Consiste en la presentación de un
estímulo reforzador después de una conducta. Si en una situación una persona realiza un
comportamiento y éste es seguido de una consecuencia agradable (reforzador) es probable que
vuelva a darla en una situación similar. El término reforzador positivo es a grandes rasgos, sinónimo
de premio o recompensa. Siempre que sea posible debemos utilizar recompensas que den
información sobre el dominio de las personas en ciertas destrezas o habilidades; por ejemplo, el
escogerlo como el estudiante de la semana por comprometerse y realizar bien diversas actividades
productivas, es mejor que recompensarlo por quedarse quieto.
La mayoría de los reforzadores pueden clasificarse en distintas categorías, en general podemos
establecer las siguientes: reforzadores materiales, donde podemos incluir los reforzadores
comestibles o de consumo, tangibles o de manipulación; y reforzadores naturales, como los sociales
y los de actividad. Este último es el utilizado en el llamado principio de Premack (o ley de la abuela)
que consiste en utilizar una actividad de alta frecuencia (que es preferida por el sujeto) como refuerzo
de una actividad de baja frecuencia (que no es tan gratificante para el sujeto). Ej. Haz cuatro
ejercicios de lengua y después haces el puzzle.
Algunos factores muy importantes para incrementar la eficacia de esta técnica son: seleccionar los
reforzadores apropiados para la/s persona/s eligiendo reforzadores naturales desde el principio
siempre que sea posible, y especificando las condiciones bajo las que se entregarán; aplicar de
forma contingente (después de realizado el comportamiento), utilizando una variedad de refuerzos y
entregando cantidad suficiente para no saciar; al comienzo reforzar cada respuesta, pasando
gradualmente a un plan de intermitencia (reforzando cada vez menos, cada dos respuestas, después
cada tres, etc.) y generalización (cambiando el lugar y la persona que da el refuerzo) cuando exista
un incremento suficiente. Es importante (como en la aplicación de cualquier técnica) utilizar
instrucciones, ya que puede influir para que la persona trabaje en la obtención de reforzadores
diferidos (demorados en el tiempo), y pueden ayudar a enseñar a ciertas personas (con deficiencias
evolutivas o de corta edad) a seguir instrucciones.
Esta técnica se aplica constantemente en todos los ámbitos, pero menos de lo que deberíamos. Hay
que tener cuidado, como con todas las técnicas aquí mencionadas, porque podemos utilizarlas
inconscientemente de forma inadecuada. El principal peligro es reforzar conductas inadecuadas, algo
muy común en clase y en casa cuando llamamos la atención sobre comportamientos disruptivos con
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Siempre conviene estar alerta para evitar que se produzcan encadenamientos fortuitos no deseables.
Debemos asegurarnos de que el aprendiz está atento o selección errónea de reforzadores
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el propósito de eliminarlos y es precisamente esa atención la que los mantiene. En el contexto
educativo debería ser una constante reconocer de forma explícita cualquier esfuerzo y avance de la
persona, una simple sonrisa, palmada en la espalda, gesto de aprobación, etc. es suficiente para que
el alumnado trabaje más y mejor; es muy importante estar atento a todo aquello que hacen bien y dar
retroalimentación positiva, esto es algo que incrementa la autoestima fundamental para un buen
desarrollo socioemocial. Otro posible escollo es la tendencia de los modificadores de conducta
noveles a suponer que la presentación no contingente de reforzadores fortalecerá una conducta.
En este apartado se abordarán los programas de reforzamiento, es decir, un sistema que especifica
qué indecencias de la conducta serán reforzadas. El objetivo de este tipo de programas es fortalecer
o aumentar el aprendizaje de una conducta determinada. Dentro de los programas de reforzamiento
tenemos dos tipos: los programas de reforzamiento continuo, en los que siempre se presenta un
reforzador después de cada respuesta apropiada, es decir, se recibe reforzamiento por cada
conducta correcta; y los programas de reforzamiento intermitente que hacen referencia al
mantenimiento de un comportamiento mediante su refuerzo ocasional (es decir, de manera
intermitente), en vez de hacerlo siempre que se produce. Dentro de los programas de reforzamiento
intermitente pueden darse los siguientes casos:
* Programas de intervalo: se basan en el tiempo que transcurre entre refuerzos. Se refuerza la
conducta después de un periodo de tiempo, ya sea fijo o variable.
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Fijo (predecible): el reforzamiento se aplica después de un periodo establecido (Ej. Pruebas
semanales).
Variable (impredecible): el reforzamiento se entrega después de periodos de tiempo
variables, el tiempo que pasa de un refuerzo a otro cambia de manera impredecible (Ej.
Revisar el correo electrónico).
* Programas de razón: se basan en el número de respuestas que se producen entre los refuerzos.
Se refuerza tras un número de conductas el cual puede ser fijo o variable.
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Fijo (predecible): se refuerza después de un número establecido de una clase determinada
de respuestas (Ej. Pagar a un trabajador por un número determinado de piezas)
Variable (impredecible): el número de respuestas requeridas para provocar la aparición del
refuerzo cambia de un refuerzo a otro de forma no predecible (Ej. Máquina tragaperras)
El programa de reforzamiento continuo es útil ponerlo en práctica para las conductas nuevas que se
han de aprender. El programa de reforzamiento intermitente es recomendable cuando se quiere
incrementar y mantener una conducta que ya se ha aprendido. Los programas variables llevan a una
persistencia de respuestas, después de haber desaparecido el reforzador. Los programas fijos
conducen a una tasa constante y baja de respuestas durante la adquisición, que se hace muy escasa
o desaparece rápidamente en la fase en que se dejan de dar los reforzadores.
Es importante tener en cuenta errores comunes que se suelen cometer en la aplicación del refuerzo
intermitente: el riesgo más habitual al aplicar el refuerzo intermitente acecha tanto a los no iniciados
en la materia como a quienes poseen ciertos conocimientos de modificación de conducta, y podría
calificarse como uso irregular de la extinción. Los cuidadores suelen tratar de ignorar inicialmente los
berrinches infantiles, pero como estos persisten, al final, desesperados «se rinden» a las demandas
perniciosas de atención, caramelos o realmente de lo que sea. Los niños obtienen refuerzo mediante
programas de razón variable o de duración variable, lo cual conduce a pataletas más persistentes en
el futuro. Padres, madres y docentes argumentan que ceden a las presiones infantiles porque «la
extinción no estaba funcionando», es probable que el refuerzo intermitente resultante genere el
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Programas de reforzamiento
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comportamiento con más frecuencia y con mayor resistencia a la extinción que si se hubiera
reforzado continuamente.
1. Elegir un programa que sea apropiado para la conducta que se desea fortalecer y mantener.
2. Elegir un programa cuya administración resulte sencilla.
3. Utilizar los instrumentos y materiales adecuados para determinar con comodidad y precisión
cuándo hay que reforzar una conducta. Si se emplea un programa de razón, hay que
disponer de algún tipo de marcador, ya sea el contador de golpes a modo de pulsera que se
emplea en golf, una calculadora, una sarta de cuentas o simplemente lápiz y papel. Si
emplea un programa variable, tendrá que disponer de una secuencia de números aleatorios
que varíen alrededor del promedio elegido.
4. Inicialmente, la frecuencia del refuerzo ha de ser suficientemente alta como para mantener la
conducta deseada; posteriormente se irá reduciendo hasta que cada refuerzo logre mantener
la tasa de conducta deseada. Si los requisitos se incrementan a una velocidad excesiva, el
comportamiento se deteriorará y habrá que retornar a una fase previa, posiblemente con
refuerzo continuo, para recuperarla.
5. Hay que informar a las personas afectadas de los programas de refuerzo que se están
aplicando en términos claros que comprendan plenamente. Son varios los estudios que han
indicado que el rendimiento de los participantes es más eficaz si conocen las reglas
específicas que han de seguir para ajustarse al programa vigente.
4.2. Reforzamiento negativo
Es el fortalecimiento de una conducta por la evitación de un estímulo aversivo (desagradable). Lo que
fortalece la conducta es la desaparición de un estímulo aversivo (Ej. Alumno que aumenta sus horas
de estudio para evitar suspender un examen). El sentido negativo de este tipo de reforzamiento se
debe a la evitación de un estímulo desagradable, no implica que la conducta reforzada sea negativa
o desagradable. Existen dos tipos de reforzamientos negativos:
-
El condicionamiento de escape, donde la respuesta elimina un estímulo desagradable
presente
El condicionamiento de evitación, donde la respuesta impide la aparición de dicho estímulo.
Es importante conocer los posibles obstáculos en el condicionamiento de escape y de evitación:
-
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-
Existen muchas ocasiones en que las personas aplican por desconocimiento
condicionamiento de escape y de evitación, con el resultado de que conductas que no son
agradables se fortalecen. Muchos estudios han demostrado que profesores de alumnos con
trastornos del desarrollo suelen mantener sin saberlo los problemas conductuales de estos
escolares mediante condicionamiento de escape.
Un segundo riesgo del escape y la evitación es el condicionamiento fortuito de estímulos
como si fueran aversivos, a los que una persona responderá por tanto posteriormente
huyendo o evitándolos. Los profesores que debido a su uso excesivo del castigo trasforman
la clase, los materiales de aprendizaje y a sí mismos en estímulos aversivos condicionados.
Si la frecuencia punitiva es muy elevada, esta situación conduce a que las personas se
alejen de los docentes, el colegio y los libros, y por tanto no progresen académicamente.
Esta es la consecuencia más lamentable del condicionamiento de escape y de evitación.
Un último riesgo del condicionamiento de escape es que en muchas situaciones mantiene
conductas inadecuadas de los profesores y de otros cuidadores.
A pesar de que estos condicionamientos no son muy útiles en educación, es importante su
conocimiento porque explica muchos comportamientos inadecuados realizados con el objetivo de
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Pautas para la aplicación efectiva del refuerzo intermitente:
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5. ESTRATEGIAS PARA ELIMINAR CONDUCTAS INADECUADAS
5.1. Estrategias para eliminar o disminuir conductas negativas
La educación y la mayoría de las técnicas aquí recogidas se dirigen a la construcción de repertorios
comportamentales (al aprendizaje de nuevos comportamientos) no a su destrucción. Los enfoques no
constructivos pueden justificarse sólo en ciertas situaciones cuando la conducta interfiere
persistentemente en otras actividades o si representa un peligro para sí misma o para otras
personas. En el caso de que esto ocurra presentamos a continuación una serie de técnicas, algunas
de ellas conllevan una serie de efectos secundarios por lo que no deben utilizarse, aún así nos ha
parecido conveniente incluirlas por su alta y mala utilización.
Con mayor o menor frecuencia el profesorado y la familia han de afrontar comportamientos
inadecuados que suelen ser insoslayables, exigiendo el compromiso de la intervención. Si partimos
del supuesto de que estos comportamientos han sido aprendidos podemos por tanto modificarlos con
las técnicas adecuadas. Cuando nuestro objetivo sea reducir un comportamiento, debemos
considerar en primer lugar los procedimientos menos intrusivos y más positivos o benignos, como la
retención de reforzadores (extinción) o la aplicación de reforzadores para la conducta adecuada y la
retención de estos para la conducta inadecuada (procedimientos de reforzamiento diferencial). Sólo
si estos procedimientos no arrojan resultados satisfactorios o no sea posible su aplicación, se
utilizarán métodos más negativos o intrusivos, como la eliminación de reforzadores (costo de
respuesta), la eliminación de la oportunidad para ganar reforzadores (tiempo fuera), el requisito de
que la conducta se corrija (sobreprotección), y los últimos a elegir serían la práctica negativa o
saciedad y la presentación de estímulos aversivos (castigo).
Extinción
Es la técnica más simple para disminuir o eliminar comportamientos inadecuados. El principio de
extinción establece que:
A. si, en una situación concreta, una persona emite una respuesta previamente reforzada y
ahora no va seguida por una consecuencia reforzante,
B. esa persona es menos proclive a repetir la misma conducta cuando se vuelva a encontrar en
una situación similar. Si una respuesta se ha incrementado en frecuencia mediante
reforzamiento positivo, el cese completo del reforzamiento causará una disminución en la
frecuencia de la misma.
Factores que influyen en la eficacia de la extinción:
1. El control de los reforzadores de la conducta que se quiere reducir. Los reforzadores
presentados por otros o por el entorno físico pueden menoscabar los esfuerzos aplicados en
la extinción. Por ejemplo, si varias cuidadoras de la guardería ignoran las pataletas de los
niños y otras entran y dicen: «Oh, yo puedo hacer que este niño deje de llorar, toma Tommy,
ten un caramelo», probablemente Tommy dejará de llorar en ese momento. Pero a largo
plazo, las pataletas incrementarán su frecuencia como consecuencia de haber reforzado esa
ocasión.
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No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
evitar o escapar de situaciones que resultan aversivas para el alumnado. Un ejemplo es la típica
respuesta de huida o evitación del alumnado ante una situación que les produce malestar y/o
ansiedad (un profesor que le ridiculiza, un alumno que le amenaza, etc.); es más, a veces el
alumnado generaliza su aversión no sólo ante la presencia del estímulo (profesor, padre, alumno,
material, etc.) que sea desagradable para él, sino ante un contexto más amplio llegando incluso a
que la persona no quiera ni asistir al centro educativo. Es muy importante que consigamos un
ambiente escolar y familiar positivo, donde los niños y niñas se sientan seguros y queridos.
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Posibles obstáculos en la extinción:
1. Que alguna vez cedamos, lo que hacemos, es mantener el comportamiento mediante
refuerzo intermitente. Podemos ceder nosotros u otras personas, por eso es muy importante
que todas las personas que rodean al niño/a tengan los mismos criterios.
2. Que eliminemos las conductas adecuadas ya que lo que solemos hacer es ignorar los
comportamientos adecuados mientras que los inadecuados los reforzamos prestando
atención.
3. Aun cuando algunas personas apliquen conscientemente la modificación de conducta en un
esfuerzo por ayudar a personas con deficiencias conductuales, su buen hacer puede verse
perjudicado por quienes no conozcan este principio.
Programas de reforzamiento diferencial
Estas técnicas consisten en fortalecer la respuesta deseada con un programa de reforzamiento y al
mismo tiempo reducir la problemática mediante la extinción. Los procedimientos que comentaremos
a continuación tienen la ventaja de que todos utilizan el reforzamiento. Para obtener resultados
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2. Extinción de una conducta combinada con el reforzamiento positivo de una conducta
alternativa. La extinción es más efectiva cuando se combina con reforzamiento positivo de
alguna conducta alternativa. Por ejemplo, un niño que esté gritando se ignora hasta que deje
de gritar 10 segundos y seguidamente se le refuerza con elogios. Durante la aplicación de la
extinción, también es importante asegurarse de que los refuerzos que se retiran son los que
realmente estaban manteniendo el comportamiento inadecuado. Equivocarse al hacer esto,
no satisfaría técnicamente la definición de extinción, y la conducta no deseada no
desaparecería.
3. El ámbito en que se lleva a cabo la extinción. Es importante considerar el ámbito en que se
va a llevar a cabo la extinción para: (a) minimizar la influencia de reforzadores alternativos de
la conducta no deseada que se quiere extinguir y (b) maximizar las opciones de que los
modificadores de conducta persistan en el programa.
4. Instrucciones: el uso de reglas. Ayuda a acelerar la disminución de la conducta si se le ha
explicado desde el principio que: «cada vez que hagas X, Y [el reforzador] no va a ocurrir
más»
5. La extinción puede ser más rápida tras un reforzamiento continuo. Cuando un
comportamiento se ha reforzado siempre y luego deja de recibir refuerzo (como el bolígrafo
que deja de escribir de repente), la conducta se extingue con bastante rapidez. Cuando un
refuerzo intermitente ha mantenido una conducta (como el bolígrafo que escribe después de
ser sacudido), es probable que esta se extinga más lentamente. Se describe como resistente
a la extinción al comportamiento que se extingue lentamente.
6. Una conducta que se intenta extinguir puede ponerse peor antes de desaparecer: Hay
conductas que durante la extinción se incrementan llamativamente antes de empezar a
desaparecer. Las cosas se ponen peor antes de mejorar. Se denomina pico o explosión de la
extinción al incremento en la respuesta que a veces se produce durante la extinción.
7. La extinción puede producir agresiones que interfieran con el programa. Si un procedimiento
de extinción da lugar a una agresión moderada, abandonar la extinción en ese momento, no
sólo reforzará la conducta no deseada a través de un programa intermitente, sino que
reforzará también la agresión moderada adicional que puede darse y que no deseamos.
8. Una conducta extinguida podría reaparecer tras una demora. Otra dificultad es que una
conducta que ha desaparecido completamente durante la extinción puede reaparecer si
surge la ocasión transcurrido el tiempo. Esta reaparición de una conducta extinguida tras un
descanso se denomina recuperación espontánea. Si tuviera lugar una recuperación
espontánea, es recomendable estar preparados para continuar con el programa de extinción.
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satisfactorios es necesario tener en cuenta los aspectos comentados anteriormente sobre la correcta
aplicación de los reforzadores para que sean efectivos y la adecuada aplicación de las técnicas.
El reforzamiento diferencial de tasas bajas consiste en reforzar por tasas bajas de respuestas, es
decir solo se da el refuerzo cuando la respuesta aparece con una frecuencia baja, la respuesta,
tenderá consiguientemente, a aparecer pocas veces. Por ejemplo cuando un niño participa
constantemente en clase y lo reforzamos por participar menos veces. Debemos determinar un
número de respuestas (siempre inferior a las que actualmente realice el sujeto) a realizar en un
intervalo de tiempo, si no se supera este número al final del intervalo se administra el reforzador. Es
un procedimiento adecuado cuando lo que se pretende es reducir o moderar pero no eliminar un
comportamiento. Esta técnica puede programarse de dos maneras para facilitar la reducción
progresiva en la tasa de respuesta:
1. RDTB de respuesta limitada: Se mantiene estable el intervalo y se reduce el criterio de
respuesta. Se refuerza cuando la conducta se da un máximo de “n” veces en un tiempo
establecido.
2. RDTB de respuesta espaciada: Se incrementa el intervalo temporal entre respuestas y se
mantiene estable el número de respuestas.
Las ventajas de este procedimiento son que es un enfoque positivo ya que las personas no dejan de
recibir reforzamiento y no se introduce ningún aspecto aversivo, es tolerante (promueve la
moderación) y es efectivo. Los inconvenientes son que requiere tiempo para su aplicación y que
centra la atención en la conducta indeseable por lo que puede pasarse por alto la emisión de
conductas deseables. Para contrarrestar este último riesgo podemos realizar comentarios positivos
para las conductas deseables durante un tiempo determinado.
Reforzamiento diferencial de otras conductas (RDO)
El reforzamiento diferencial de respuesta cero o entrenamiento en omisión, consiste en presentar el
reforzador cada cierto tiempo excepto cuando se realiza el comportamiento inadecuado. Cuando la
conducta no se da en un intervalo establecido, se refuerza cualquier otro comportamiento. Su
objetivo es la eliminación de comportamientos disruptivos, como por ejemplo las rabietas.
En el procedimiento anterior se observa la conducta durante un intervalo de tiempo, en el RDO se
observa en un instante específico (ej. cada 5 minutos). Si el comportamiento inadecuado no se da en
ese momento se presenta el reforzador; si la conducta se produce no se presenta. Para una mayor
efectividad es necesario realizar una programación cuidadosa del reforzamiento, al comienzo el
intervalo temporal debe ser breve y poco a poco ir incrementándose. Podemos requerir la omisión de
la conducta en todo el intervalo, lo que implica que los intervalos deben ser muy cortos al comienzo y
se necesita una mayor vigilancia, ya que tenemos que observar durante todo el intervalo.
Las ventajas de esta técnica son que además de ser un enfoque positivo, reduce la respuesta
inadecuada con bastante rapidez y es muy poderosa ya que permite reforzar una amplia variedad de
comportamientos. Esta última puede llegar a convertirse en una desventaja ya que podemos reforzar
conductas inadecuadas. Esta técnica no es indicada para personas que presenten muchos
comportamientos inadecuados.
Reforzamiento diferencial de respuestas alternativas (RDA) o incompatibles (RDI).
Consiste en reforzar uno o varios comportamientos que son alternativos o incompatibles con el
comportamiento inadecuado. Esta selección debemos hacerla de manera cuidadosa después de
considerar las distintas conductas que pueden ser alternativas o incompatibles con el
comportamiento problema. La diferencia entre ambas es que la conducta alternativa (conducta de
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Reforzamiento diferencial de tasas bajas (RTB)
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Posibles obstáculos de los programas para disminuir conductas: Los peligros del refuerzo diferencial
de respuesta cero y del reforzamiento diferencial de respuesta incompatible son parecidos a los
riesgos discutidos para el reforzamiento y la extinción. Un riesgo interesante, que es exclusivo del
refuerzo diferencial de tasa baja, debe ser mencionado aquí, ya que podría ayudar a comprender por
qué en nuestra sociedad hay personas que rinden por debajo de sus posibilidades.
Que ocurre cuando un chico empieza rindiendo bien en el colegio y dando las respuestas correctas.
Supongamos que al principio, la profesora estaba bastante impresionada y reforzaba entusiasta esta
conducta. A medida que la conducta aumentaba, la profesora se impresionaba menos porque se
trata «obviamente de un chico brillante» y así, se espera de él que lo haga siempre bien. El refuerzo
decreció gradualmente, quizá hasta cero, a medida que su comporta- miento aumentaba. El chico
aprendió que obtenía más refuerzo si rendía a una tasa más baja, porque la profesora se
impresionaba más frente a la respuesta infrecuente llamativa, que si ocurría siempre. Para muchos
chicos, el colegio es «pan comido» y pasan esta etapa exhibiendo «destellos de brillantez»
esporádicos, en lugar de desarrollar su potencial completo. Para evitar este tipo de programa de
refuerzo diferencial de tasa baja involuntario, los profesores tendrían que definir con precisión la
conducta que quieren que se mantenga con frecuencia alta. Después deberían asegurarse de que
refuerzan esta conducta con el programa adecuado, estén impresionados o no en una situación
concreta.
Castigo Negativo
Otra forma de reducir o eliminar un comportamiento es mediante las técnicas de castigo negativo
donde para conseguir dicho objetivo se eliminan o reducen ciertos eventos agradables para la
persona después de un comportamiento inadecuado. Estrategias a elegir si las anteriores no dan
resultado o es necesario eliminar el comportamiento disruptivo rápidamente.
Costo de respuesta
El procedimiento de coste de la respuesta implica la retirada de una cantidad predeterminada de
reforzador inmediatamente después de que se haya producido un comportamiento específico.
Consiste en privar de un privilegio o retirar algo agradable a la persona en el momento en que se
presente la conducta inadaptada. Cualquier multa o sanción es un ejemplo de costo de respuesta.
Esta técnica debe utilizarse en combinación con el reforzamiento de respuestas alternativas y suele
ser parte del sistema de economía de fichas (descrito más adelante).
Para que esta técnica sea efectiva es necesario comunicar a la persona de antemano las
consecuencias que tendrá su mal comportamiento y darle la oportunidad de que acumule
reforzadores por otras conductas antes de retirar cualquiera de ellos, esto suele ocurrir cuando se
introduce un sistema de fichas. Es igualmente importante seleccionar empíricamente la magnitud del
costo más adecuada, para ello no hay regla fija, depende de cada persona y del tipo de reforzadores
que posea. Debemos ensayar varias cantidades con la precaución de no incrementarla gradualmente
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estudio) puede darse a la vez que el comportamiento inadecuado (conducta de molestar en clase);
mientras que la conductas incompatibles no puede darse nunca al mismo tiempo (por ejemplo, el
estar sentada para el comportamiento de estar de pie), esto es especialmente útil para eliminar
conductas problema que es probable que se den a la vez que las inadecuadas. Aunque son
procedimientos relativamente lentos es una de las mejores opciones cuando nuestro objetivo es
reducir o eliminar una conducta. Este enfoque positivo produce una reducción duradera, siempre que
la conducta alternativa o incompatible se mantenga a una tasa alta y constante. Otra ventaja no
menos importante es que es constructivo, desarrolla conductas beneficiosas, así al mismo tiempo
que eliminamos un comportamiento inadecuado incrementamos el aprendizaje de otros más
deseados.
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Al igual que otros tipos de procedimientos aversivos puede generar conductas de escape y de
agresión (ej. rabietas). Una forma de subsanar este problema es establecer costes o multas
moderadas, aplicándose sin comentarios negativos. A veces se devuelve parte de lo retirado si la
persona repara rápidamente el daño o actúa a continuación de forma adecuada. Si por el contrario se
producen otras respuestas inadaptadas se ignoran y si son de alta intensidad se sancionan.
Podemos comenzar con una cantidad de reforzadores y cuando se porte mal ir retirándolos, si no
aparece la conducta inapropiada se le da la cantidad estipulada al final de la jornada.
Es una técnica sencilla y fácil de utilizar, que elimina de forma poderosa, rápida y duradera el
comportamiento perturbador, quizás por ello se utiliza con demasiada frecuencia. No se recomienda
utilizarla con personas que han sufrido fuertes penalizaciones de manera frecuente.
Tiempo fuera
El tiempo fuera implica trasladar a una persona desde una situación reforzante a otra que lo es
menos, inmediatamente después de que ha llevado a cabo una conducta específica, por lo que
puede interpretarse como una reducción en las oportunidades para obtener refuerzos. El tiempo
fuera (receso de refuerzo) consiste en retirar el acceso a los reforzadores de manera inmediata a la
emisión de la conducta inadecuada, durante un determinado periodo de tiempo. El intervalo no debe
ser muy prolongado, se aconseja de 2 a 10 minutos o un minuto por año del sujeto, no debe exceder
de 20 minutos. El lugar elegido para el tiempo fuera debe ser un espacio neutro de la clase, del
colegio o de la casa, que no sea muy atractivo pero donde no sientan temor, simplemente debe ser
aburrido estar en él. Es una técnica muy efectiva, si se realiza bien, y muy utilizada en el contexto
educativo, ya que interrumpe el comportamiento inadecuado inmediatamente sin necesidad de
presentar estimulación aversiva.
Para que sea efectiva, En primer lugar, cuando se inicia el comportamiento inadecuado debemos
advertir de su aplicación, para que aprenda a discriminar las conductas aceptables de las
inaceptables; en el momento de su aplicación no debemos extendernos sino comunicarlo de forma
breve y ejecutarlo con rapidez, si se resiste (de forma moderada) se incrementan en uno o dos
minutos más su estancia en tiempo fuera. Debemos aplicar esta técnica cuando la situación en la que
se da el comportamiento inadecuado sea agradable para que exista un contraste entre ésta y la
situación de tiempo fuera, evitando de esta forma que su aplicación suponga la posibilidad de
escapar o evitar situaciones que le sean desagradables (de lo contrario estaríamos manteniendo la
conducta inapropiada mediante la técnica de reforzamiento negativo). Es fundamental asegurarnos
que en el periodo de tiempo fuera no es posible recibir consecuencias agradables de ningún tipo, ni
una oportunidad para la realización de comportamientos autoestimulados (porque de ser así
estaríamos manteniendo la conducta inadecuada mediante reforzamiento positivo). Si se da alguno
de estos dos casos el efecto sería el contrario, el incremento del comportamiento inadecuado.
Antes de dar por terminado este periodo debemos cerciorarnos de que no se está produciendo
ningún comportamiento inadecuado y se debe sacar de él sin recriminarle ni hacer comentarios sobre
el comportamiento problemático. Es muy importante en este tipo de técnicas reforzar los
comportamientos adecuados y dar la posibilidad de realizar comportamientos alternativos adecuados.
Este procedimiento es recomendable cuando no sea posible aplicar la extinción, es muy útil tanto
para comportamientos moderadamente disruptivos (molestar, hacer payasadas, etc.) como para
conductas más graves (agresiones, destrucción de materiales, etc.). No resulta adecuado cuando la
persona se resista tanto, que resulte imposible colocarla y mantenerla en el lugar de tiempo fuera.
Como con todas las técnicas de castigo (negativo o positivo), debemos utilizarla siempre junto con el
reforzamiento positivo de comportamientos adecuados.
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pues pueden ir adaptándose; es preferible dejar pasar un tiempo antes de probar con otra cantidad o
retirar una cantidad mucho más fuerte de repente y durante varios días.
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Castigo positivo
Si ninguna de las técnicas anteriores da los resultados esperados, aplicándolas de forma adecuada,
existen otras técnicas a las que podemos recurrir. Son las técnicas de castigo positivo:
sobrecorrección, saciedad y práctica negativa, y como último recurso la presentación de estimulación
aversiva.
La sobrecorrección es un procedimiento de castigo que contiene un elemento educativo. Puede ser
útil cuando los procedimientos anteriores no han dado resultados. Es un tipo de castigo benigno
diseñado para reducir al mínimo las reacciones negativas del castigo intenso. Tiene dos
componentes:
-
La sobrecorrección restitutiva, que consiste en corregir los efectos ambientales producidos
por la conducta inadaptada a un estado mucho mejor que el anterior al acto. Por ejemplo, si
se escribe sobre una pared tiene que limpiar toda la pared, si se tira una silla recogerla y
limpiarla, etc. Si no hay alboroto ambiental no es necesario utilizar este componente, tal es el
caso de las conductas autoestimuladas. Durante el periodo restitutivo se elimina el acceso al
reforzamiento (condición de tiempo fuera) hasta un tiempo después del necesario para
restaurar el ambiente. A veces se niegan y es necesario ayudarles físicamente en la
restauración del comportamiento.
-
La sobrecorrección de práctica positiva, que consiste en la práctica repetida de una conducta
deseable relacionada con la anterior, lo que conlleva un aspecto de reeducación. En los
ejemplos anteriores, pedir que copie un conjunto de normas en un papel, ordenar todas las
sillas de la clase, etc.
Para un uso efectivo de este procedimiento debemos asegurar, que el comportamiento que se realice
en la restitución y la práctica positiva esté relacionado con la conducta inadecuada, que (al igual que
todas las técnicas) se aplique de modo consistente e inmediato, que la extensión de la duración sin
reforzamiento no sea excesivamente larga (de 2 a 15 minutos por encima del tiempo necesario para
su restauración), que la persona ejecute la tarea sin pausas y con energía, constituyendo un trabajo
extra (pero evitando la fuerza excesiva), y que siempre que se pueda se combine esta técnica con el
reforzamiento de las conductas alternativas (siempre que no sea durante el periodo de corrección).
Con esta técnica se reduce al máximo las desventajas del castigo; conlleva una reducción más
rápida, completa y de mayor duración que la que se logra con otros procedimientos aplicados
separadamente (tiempo fuera, castigo, reforzamiento de conducta incompatible) cuando se usa con
conductas agresivas, alborotadoras y autoestimuladas; y una última ventaja es que tiene una función
educativa ya que enseña conductas apropiadas. La identificación de una actividad relevante
apropiada, cuando se requiere una acción inmediata, puede constituir un gran problema; además,
para su realización es necesaria la atención completa de una persona; y su mayor desventaja es que
sigue siendo un procedimiento aversivo que, aunque en menor grado, padece de casi las mismas
desventajas que el castigo. Es mejor reservar la sobrecorrección para las conductas muy resistentes
(alborotadoras o peligrosas) o en situaciones en las que se disponga de pocas conductas
alternativas.
Saciedad y práctica negativa
Este procedimiento consiste en la realización reiterada y sin descanso del comportamiento
inadecuado hasta que el sujeto de muestras de saturación, convirtiéndose en una estimulación
aversiva. Si un/a niño/a suele levantarse mucho de su asiento, podemos pedirle que siga realizando
el comportamiento hasta que notemos que está cansado/a. Sólo debe utilizarse después de que
otros procedimientos hayan fracasado y si no existe riesgo para el sujeto.
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Sobrecorrección
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Estimulación aversiva
Para que sea efectivo en el objetivo de reducir o eliminar una conducta problemática: debe
comunicarse con claridad las condiciones bajo las que se suministrará el castigo, no pueden existir
oportunidades de escape de la situación aversiva, debe aplicarse inmediatamente y cada vez que
ocurra, debe ser breve (para que no se acostumbren) y de fuerte intensidad (si se incrementa de
manera gradual podemos llegar a intensidades muy altas), debe combinarse con la extinción
(eliminando todas las fuentes de reforzamiento para la conducta castigada) y con el reforzamiento de
conductas alternativas deseables, en este último caso es posible usar el castigo más suave para
obtener una reducción más duradera.
El castigo presenta una serie de desventajas entre las que podríamos mencionar las que siguen. La
presentación de estimulación aversiva, puede provocar ciertos efectos dañinos o repercusiones
negativas como el provocar comportamientos agresivos en el sujeto después de ser castigado y otros
efectos emocionales secundarios como el llanto y el miedo en general. Los comportamientos
agresivos pueden ser también aprendidos por modelado o imitación. El castigo no enseña al sujeto
una conducta nueva, qué hacer, sólo enseña, en el mejor de los casos, qué no hacer. La situación (ej.
situación de aprendizaje en el aula o la casa) y las personas asociadas con el estímulo aversivo
(profesorado, padres, etc.) pueden convertirse en estímulos aversivos condicionados lo que puede
provocar en el sujeto castigado conductas de huida y evitación de esas situaciones y/o a esas
personas. Debido a que esta técnica produce la supresión rápida del comportamiento inadecuado
podemos utilizarlo como sistema olvidando reforzar comportamientos adecuados, y creando un
círculo vicioso con interacciones cada vez más coercitivas (interacciones alumnado-profesorado,
padres-hijos, etc.) y efectos secundarios a corto y largo plazo desastrosos.
El castigo para ser eficaz requiere condiciones tan costosas y genera tantos inconvenientes, además
de las consideraciones éticas, que su utilidad en el contexto escolar y familiar debe ser nula. Este es
el último procedimiento a elegir, sólo debe aplicarse junto al refuerzo positivo de conductas
adecuadas y únicamente en los casos en que los procedimientos anteriores no hayan dado
resultados para reducir comportamientos agresivos y perjudiciales. Lo adecuado es que en caso
necesario su aplicación se programase por un profesional.
6. ESTRATEGIAS PARA ELIMINAR CONDUCTAS NEGATIVAS E INCREMENTAR CONDUCTAS
POSITIVAS
6.1. Economía de fichas
Consiste en establecer un sistema de refuerzo utilizando fichas o tarjetas que se entregan por emitir
diversas conductas deseables, así como la retirada de éstas por la realización de comportamientos
inadecuados. Estas fichas pueden ser canjeables por diversos reforzadores (materiales, sociales,
etc.), denominadoS reforzadores de apoyo. La economía de fichas es una técnica que tiene como
objetivo tanto el incremento y desarrollo de conductas incipientes (ganando fichas), como la
disminución de conductas problemáticas (retirando fichas). Aspectos más importantes a tener en
cuenta a la hora de diseñar un sistema de economía de fichas:
-
Identificar las conductas meta: hacer una lista de los objetivos a corto y largo plazo, organizar
los objetivos en orden de prioridad, seleccionar los más importantes para los destinatarios y
que sean requisitos para otros objetivos ulteriores, identificar varios para comenzar sobre
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El castigo es una técnica en la que la presentación de un evento desagradable para el sujeto
(estímulo aversivo) inmediatamente después de un comportamiento problemático reduce o elimina la
emisión de esté en el futuro. Por ejemplo, el castigo físico, las reprimendas verbales, etc. Al igual que
con el reforzador debemos asegurarnos de que el estímulo sea realmente aversivo para la persona a
la que se presenta.
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-
Registrar las líneas base de las conductas meta, como en cualquier otra técnica, para
comprobar la necesidad de llevar a cabo el programa y si se realiza comprobar su eficacia.
-
Estandarizar las normas sobre qué respuestas reforzar y con qué cantidad de fichas, para
ello los grupos deben ser lo más homogéneos posible; casi siempre será necesario
establecer pautas de refuerzo específicas para algunos sujetos.
-
No utilizar muchos y muy diferentes programas a la vez, ya que a la necesidad de
individualizar los programas se añade la complejidad de administrarlos.
Otro aspecto necesario es seleccionar los reforzadores por los que podemos canjear las fichas, del
mismo modo que en la técnica de reforzamiento positivo, en este caso se incrementa su variedad.
Una vez establecido los reforzadores a utilizar y cómo los vamos a obtener, debemos diseñar el
método de administración. Es necesario un almacén o centro de distribución (una caja, una
habitación, etc.), y un método que especifique cómo llevar la contabilidad del canjeo de fichas. Es
necesario seleccionar el tipo de fichas, pueden adoptar cualquier forma (tarjetas, estrellas, etc.) pero
deberían ser ligeras, fáciles de llevar, perdurables, manejables y difíciles de falsificar. Es necesario
asegurar que se tienen suficientes fichas para cada persona, se recomienda preparar unas 100
fichas por persona, y se deben adquirir los complementos necesarios para manejar y almacenar las
fichas (bolsas, monederos, etc.). Hay que decidir también aspectos como: identificar las personas
disponibles que pueden ayudar y elegir el lugar más adecuado para llevar a cabo el programa.
Uno de los aspectos más importantes es decidir los procedimientos específicos de aplicación: diseñar
hojas de registro apropiadas y determinar quién, cómo y cuándo registrará los datos; decidir quién y
cómo se administrará el refuerzo, y para qué conductas; decidir cuantas fichas puede ganar al día
cada persona; establecer los procedimientos de la tienda y determinar el valor en fichas de los
reforzadores de apoyo; utilizar con precaución las contingencias de castigo (costo de respuesta:
retirada de fichas), usarlas poco, sólo para comportamientos específicos y cuando sea justificable a
nivel ético, asegurar que los deberes de las personas que lo aplican son especificados y que se
aplica un programa apropiado de supervisión y refuerzo, y anticipar los problemas potenciales. Ya
sólo nos quedaría aplicar la economía de fichas y un último paso, como en cualquier otra técnica, que
es programar el mantenimiento y la generalización al ambiente natural.
6.2. El contrato de contingencia
Es un acuerdo escrito entre dos o más partes en el que se especifican los derechos y deberes de
cada uno. Para realizar el contrato correctamente es necesario tener en cuenta que la base del
contrato no es la obediencia sino la satisfacción personal de que el esfuerzo y responsabilidad son
recompensados; además, el contrato debe ser justo, honesto, claro, formularse en términos positivos
(sobre todo en cursos superiores) y tener en cuenta todos los requisitos comentados para la correcta
administración del refuerzo. El contrato se ha utilizado en muchos contextos; en el clínico, para
acuerdos entre cliente y terapeuta (contrato terapéutico), entre parejas, etc.; en el educativo, para
acuerdos entre profesorado, entre profesorado y centro, entre escuela y familia, entre alumnado y
familia, entre alumnado y profesorado, etc.
En el ámbito educativo se ha utilizado principalmente como una estrategia para intercambiar
reforzadores entre el profesorado y el alumnado. Proporcionan una definición clara sobre qué
conductas, de qué individuos, qué tipo de reforzadores producirán y quienes administrarán esos
reforzadores. Esta es una modalidad muy adecuada para el alumnado de cursos superiores (a partir
de 13 o 14 años), en este caso se determina conjuntamente la magnitud del refuerzo y la tarea, y el
reforzador suele ser la propia conducta del profesor (hacer o dejar de hacer algo). Podemos usarlo
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todo los que puedan ser logrados con rapidez, y establecer un número de conductas meta
para cada uno de los objetivos iniciales.
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tanto para incrementar comportamientos adecuados como para disminuir o eliminar comportamientos
molestos, especificando qué comportamientos no están permitidos y las consecuencias por su
realización. Esta modalidad es más utilizada para el alumnado de etapas inferiores, es un contrato
más unilateral ya que el profesorado es el que guía la elección de la tarea, el refuerzo y el que facilita
los objetos o actividades reforzantes. Son muy útiles en los casos en que se ha llegado a una
relación profesorado-alumnado o padres-hijos de mutua desconfianza, así como, cuando los
comportamientos sean realmente problemáticos y no podamos resolverlos con procedimientos más
simples.
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