La comunidad humana CC No. 1877 a 1948 La persona y la sociedad. El carácter comunitario de la vocación humana. Existe una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la fraternidad de los hombres debe instaurar entre sí. La persona humana necesita de la vida social. Ciertas sociedades como la familia y la ciudad, corresponden más inmediatamente de la naturaleza del hombre. La participación en la vida social “No hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas” Rom 13,1 Toda comunidad humana necesita una autoridad para mantenerse y desarrollarse. La autoridad es legítima cuando busca el bien común. La responsabilidad y la participación en la vida social es un compromiso voluntario y generoso de la persona, cada uno según el lugar que ocupa y el papel que desempeña. Participación de la vida pública. Justicia social La sociedad asegura la justicia al procurar las condiciones que permitan a las personas y asociaciones obtener lo que le es debido. El respeto por la persona humana considera al prójimo como ”otro yo”. Supone el respeto de los derechos fundamentales que se derivan de la naturaleza intrínseca de la persona. Esto conlleva a la igualdad. La diferencia entre las personas obedece al plan de Dios que quiere que nos necesitemos los unos a los otros, esa diferencia debe alentar a la caridad, a la solidaridad. La solidaridad es una virtud eminentemente cristiana. Es ejercicio de comunicación cristiana de bienes espirituales aún más que comunicación de bienes materiales. La igualdad de la dignidad de las personas humanas exige el esfuerzo para reducir las excesivas desigualdades sociales y económicas. Impulsa a la desaparición de las desigualdades inicuas.