UNIVERSIDAD CATÓLICA “NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN” FACULTAD ECLESIÁSTICA DE SAGRADA TEOLOGÍA LA ESPIRITUALIDAD DEL CATEQUISTA Estudiante: Guido Enrique Ayala Delgado -Sergio Toledo Ávalos Catedrática: Dra. Angélica Otazú ASUNCIÓN –PARAGUAY AÑO, 2021 INTRODUCCIÓN Para la elaboración de este pequeño trabajo de investigación, hemos seleccionado el tema denominado La Espiritualidad del Catequista, concerniente a la materia de Catequética a cargo de la catedrática Dra. Angélica Otazu. En la actualidad la humanidad está atravesando por momentos muy difíciles y desoladoras. Un mundo donde reina el indiferentismo, el secularismo y el ateísmo respectivamente. Cuando se habla de espiritualidad se tiende matizarla como algo desfazado e inactual, que ya no corresponde a la mentalidad y avances del mundo de hoy. Es preciso recordar que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, la Verdad eterna que se manifestó en la plenitud de los tiempos. Él sale al encuentro de la humanidad que camina. La espiritualidad es la actuación normal del Paráclito Divino sobre la vida de los cristianos. En palabras sencillas podemos decir que una espiritualidad propia y profunda, es una forma de vivir en el Espíritu y es la espiritualidad lo que ayuda al catequista a renovarse continuamente para hacer más dinámico y eficaz su ministerio. Las exigencias propias de la vocación del catequista hacen que la espiritualidad se convierta en una necesidad. En el presente trabajo queremos enfatizar la espiritualidad del Catequista a partir de un diálogo con textos bíblicos, teológicos y magisteriales respectivamente. El objetivo del trabajo es acrecentar y ahondar nuestros conocimientos referentes a este tema tan importante e interesante para poder tener la información necesaria y así compartir con las personas que desconocen sobre esta cuestión. En la elaboración del trabajo hemos utilizado fuentes como libros, documentos eclesiales, textos bíblicos, reflexiones e informaciones en su mayoría de la web, pues, la situación de pandemia impide el acceso a los libros físicos con facilidad. Manifestamos nuestro agradecimiento a la Santísima Trinidad por esta oportunidad de formación intelectual que nos otorga y a la Facultad en la persona de la docente 2 responsable de esta asignatura tan importante para vivir mejor la espiritualidad cristiana del catequista. En las subsiguientes páginas el interesado podrá deleitarse con un pequeño pero suculento trabajo de investigación con alusión al tema mencionado en el génesis del material. 3 La espiritualidad del Catequista 1. ¿Quién es el catequista? De manera escueta podríamos decir que el Catequista es un discípulo convencido de Jesús, que quiere hacer llegar su mensaje a todos los que encuentra en su camino, de modo especial a aquellos con quienes establece un compromiso de amor, esperanza y de fe. Es aquel que vive intensamente su fe, que ha descubierto el amor de Dios, encarna en su cotidianeidad de la existencia el mensaje de Cristo. Reconoce, sabe que es miembro de una comunidad de fe (la Iglesia), se siente portador del amor de Dios; sabe vivir la esperanza como un camino hacia el encuentro con Dios y su alma se siente feliz por formar parte de este llamado de Dios1. Desde el Concilio Vaticano II se ha tomado conciencia de que la tarea del catequista es de suma importancia, además de necesaria para el desarrollo de la comunidad cristiana. Todavía hoy muchos catequistas capaces y tenaces desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe, mientras que una larga familia de beatos, santos y mártires catequistas han marcado la misión de la Iglesia, constituyendo una fuente fecunda para toda la historia de la espiritualidad cristiana2. Recientemente en el Motu proprio, Antiquum Ministerium, el Papa Francisco establece el ministerio laical de catequista: una necesidad urgente para la evangelización en el mundo contemporáneo, que debe realizarse de forma secular, sin caer en la clericalización. 2. ¿La espiritualidad del catequista es distinta a la espiritualidad clerical? Para responder esta cuestión podríamos afirmar que la espiritualidad cristiana es única en el sentido de que hay una sola fe, un solo bautismo, un solo Cristo, un solo Espíritu, y la meta es siempre la misma: la santidad (Efesios 4, 4-5). Todos hemos recibido esta invitación del Creador. Es menester que todo esto se encarne en la vida cotidiana, en los actos más simples. 1 Cf. El Catequista en: http://pedrochico.sallep.net/08%20Escuela%20de%20Catequistas/P%C3%A1ginas%20Web/03%20Identi dad%20del%20Catequista.htm#:~:text=El%20Catequista%20es%20un%20disc%C3%ADpulo,fe%20con %20obras%20y%20palabras. 2 Cf. MOTU PROPRIO, Antiquum Ministerium, en: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-05/elpapa-establece-el-ministerio-de-catequista.html. 4 Una misma es la santidad que cultivan, en los múltiples géneros de vida y ocupaciones, todos aquellos que se dejan conducir por el Espíritu de Dios, y obedientes a la voz del Padre, adorándole en espíritu y verdad, siguen a Cristo pobre, humilde y cargado con la cruz, a fin de merecer ser hechos partícipes de su gloria3. Solo a partir de un encuentro de tú a tú con el maestro se puede interiorizar y encarnar una espiritualidad autentica en medio de la familia, la sociedad, en el ámbito laboral… En la actualidad nos encontramos ante una espiritualidad conceptuada con matiz inactual y alienante; sería como considerar detener el tiempo y colocarse en contra de la mentalidad de hoy, caracterizada por la técnica, la autonomía de lo temporal, la secularización y la opción sociopolítica; ahistórica y atemporal4 3. La importancia de un acompañamiento El catequista debe vivir su espiritualidad reflejada en acciones concretas de caridad conducidos por la acción santificadora del Espíritu Santo. Es necesario que los ministros consagrados acompañen al pueblo santo de Dios en este caminar. Se insiste en que ello sólo será posible mediante una “sólida formación doctrinal, pastoral, espiritual y un adecuado acompañamiento”. Esto posibilitará en la Iglesia, la existencia de cristianos laicos adultos, conscientes de su dignidad de bautizados y de las exigencias que comporta su corresponsabilidad en la misión de la comunidad de los discípulos5. Los sagrados pastores deben reconocer y promover la dignidad y la responsabilidad de los laicos en la Iglesia6 La formación espiritual se desarrolla en un proceso de fidelidad hacia Aquel que es el principio inspirador de toda la obra catequética y de los que realizan: el Espíritu del Padre y del Hijo: el Espíritu Santo. La espiritualidad es el aspecto más valioso de la personalidad del Catequista y por consiguiente la dimensión más importante de su formación7. 3 Cf. VATICANO II, Lumen Gentium, Paulinas, Lima 2016, 43. GAMARRA, S., Teología Espiritual, BAC, Madrid 1994, 29. 5 Cf. CELAM, Aparecida, (2007) https://www.celam.org/aparecida/Espanol.pdf. 6 GOZÁLEZ DORADO, A., Testigos de la nueva Evangelización, Don Bosco, Colombia 1988, 235. 7 Cf. https://institutocatequistico.com/i/index.php/dec/63-6-1-espiritualidad-del-catequista-con-unespiritu-nuevo. 4 5 El catequista ha recibido el llamado de Dios a la santidad, esta santidad es una actitud de vida cotidiana y se realiza las veinticuatro horas del día, ahí donde Él lo ha puesto. 4. La espiritualidad del Catequista a partir de un diálogo con textos bíblicos, teológicos y magisteriales La espiritualidad del catequista está ligada estrechamente a su condición de “cristiano”, de “laico”. La condición propia del laico es secular, es decir, su llamada a la santidad la debe vivir en su propia condición, animando y perfeccionando el orden temporal, dando testimonio de Cristo, especialmente en las situaciones y ambientes donde vive y trabaja. La espiritualidad del catequista, también está vinculada a su vocación apostólica, que se expresa en actitudes determinantes, como: la fe, la esperanza, la caridad; en el amor a la Eucaristía, en la conciencia de servir al Reino, en la vida de oración, en una palabra, en la vida de santidad. No debemos olvidar que el Bautismo y la Confirmación forman a todos los fieles en el apostolado; los laicos, por el carácter secular que les caracteriza, tienen que anunciar al Señor en el mundo8. El catequista debe poseer una sensibilidad para reconocer a Dios en la historia de su vida y de su comunidad y, desde ella, lograr una renovada síntesis entre fe, vida y cultura. La espiritualidad cristiana en general y la espiritualidad del catequista en particular no responden a una huida del mundo, sino que significan asumir “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo” 9. El catequista tiene una particular vocación de acompañar los procesos de crecimiento y de fe de los niños, los jóvenes y los adultos, lo cual exige que demuestre con su vida y ministerio catequético la presencia del Dios Uno y Trino; ello, movido por la acción del Espíritu Santo, Maestro del interior10. El Maestro interior tiene la función de dinamizar el conocimiento del Misterio, podríamos decir, que Él es el modelo del catequista. Nosotros y nuestra espiritualidad VATICANO II, Lumen Gentium…o.c., 31. VATICANO II, Gaudium et Spes, Paulinas, Lima 2016, 165. 10 Cf. Exhortación apostólica, Caatechesi tradendae, en: http://w2.vatican.va/content/john-paulii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_16101979_catechesi-tradendae.html. 8 9 6 de seguimiento de Jesús Maestro debe transformarse también en una pedagogía de la fe de carácter dinámica, que responda a un proceso de crecimiento en la fe y maduración de la vida cristiana hacia la plenitud11. La Trinidad está relacionada íntimamente con la enseñanza de aquello que constituye la palabra de Jesús. Particularmente es el Evangelio de Mateo el que enfatiza en esta relación: “Vayan y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he enseñado” (Mt 28, 19-20). En la tradición de Marcos, el mensaje del que Asciende, llevándose a toda la humanidad con él, es en lo nuclear el mismo, salvo por la mención a la Trinidad. Antes de la Ascensión, Jesús encomienda a la Iglesia la evangelización, que es el corazón y la razón de ser de la comunidad, y será justamente el Espíritu el que apoyará misteriosamente la propagación del Evangelio. Algunos elementos de Evangelii Gaudium del Papa Francisco en torno al sentido de la espiritualidad involucra a todo el Pueblo de Dios, del cual son miembros los catequistas, educadores de la fe y testigos de la Vida Nueva que brota de la Muerte y Resurrección de Jesús12. La experiencia de la resurrección es algo profundamente dinámico. A partir de esto, reconocemos una consideración para la espiritualidad del catequista: es el hombre y la mujer que van de camino, que se mueven, y lo hacen porque el Dios de Jesús es ante todo un Dios en salida. El catequista debe ser el testigo de la acción de Dios en la historia, debe ser el creyente dispuesto a escuchar, auscultar los signos de la presencia de Dios en la historia de sus catequizandos. Debe existir en la espiritualidad del catequista una práctica constante del discernimiento de la historia, de lo que Paulo Freire denomina una lectura comunitaria del mundo. Cf. Exhortación apostólica, Caatechesi tradendae, en: http://w2.vatican.va/content/john-paulii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_16101979_catechesi-tradendae.html. 12 Cf. Exhortación apostólica Evangelii Gaudium en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/ papa-francesco_esortazioneap_20131124_evangelii-gaudium.html. 11 7 El catequista debe animar el caminar en los creyentes que se inician a la vida de la fe (bautismo), a la iniciación cristiana y a los que celebrarán su sacramento matrimonial. El Papa Francisco afirma que para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta descubrir que eso es fuente de un gozo superior” (EG 268). Uno de los desafíos de la espiritualidad cristiana es la de constituirse como narración y como relato creado y creativo de las experiencias de fe del mismo pueblo. Por eso, debemos lograr que los catequizandos vayan formando una identidad eclesial, específicamente con las comunidades eclesiales de base y las parroquias13. Una auténtica espiritualidad que se comprenda como una manera precisa de vivir ante el Señor en solidaridad con todos los seres humanos, con el Señor y ante ellos, debe responder a las exigencias de la cultura actual. Solo así seremos fieles al modelo de opción evangelizadora de Jesús de Nazaret. El Papa Francisco sostiene: Queda claro que Jesucristo no nos quiere príncipes que miran despectivamente, sino hombres y mujeres de pueblo (EG 271). Con esto se pretende afirmar que la exaltación del individualismo posmoderno no tiene cabida en la espiritualidad cristiana, que debe ser una que asuma la fraternidad y la solidaridad efectiva, especialmente con los pobres. El desafío de vivir una espiritualidad comunitaria y popular La actitud profética del anuncio de la Palabra de Dios y de la denuncia de lo que va contra esa palabra se patentiza en el proyecto de la espiritualidad comunitaria y popular. Expresamos con esto un deseo de revitalización del Pueblo de Dios, que posee una sensibilidad especial para reconocer al Señor que habla en el tiempo y en la historia14. Creer en Jesucristo y seguirlo en comunión con todo el Pueblo responde a un desafío que nos urge. El testimonio de Francisco, que nos llama a tener un gusto espiritual de vivir cerca de las comunidades, expresa la esencia misma del movimiento cristiano que se caracterizó por la fraternidad con la que vivía en lo cotidiano. 13 14 Cf. https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=2180&context=ruls Cf. https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=2180&context=ruls 8 Únicamente en el seguimiento comunitario y popular que nace como movimiento del Espíritu de Dios vendrá a ofrecer a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo la oportunidad de hacer experiencia gratuita y salvadora del Dios, que, moviéndose en medio del pueblo, llama constantemente a los creyentes a ser misioneros en medio de la gente, de los rostros y de sus relatos. Según el Santo Padre, Francisco, para trasmitir fielmente el mensaje de Dios, el Catequista debe llenarse de Dios: El mejor catequista no es el que enseña lo que sabe, sino el que enseña lo que vive... Si se vive a Dios y se vive con Dios esa experiencia necesariamente debe aparecer en sus palabras y en sus actitudes 15. Que sean testigos de la fe, esperanza y de la caridad. 15 Cf. https://catequesis.diocesisdecartagena.org/wp-content/uploads/2019/05/Espiritualidad-delcatequista.pdf. 9 CONCLUSIÓN Posterior a un arduo trabajo de investigación dual, hemos podido llegar a conocer más a fondo la espiritualidad del catequista en el mundo, siendo sal, luz y levadura, testigos del Evangelio encarnado en medio de la sociedad que le toque vivir. El pueblo santo de Dios en su mayoría desconoce la importancia e implicancia de la espiritualidad de los catequistas, bautizados y confirmados, su misión y vocación en el mundo como parte de una Iglesia comunión, sacramento de salvación. Con el trabajo realizado podremos compartir con nuestros hermanos el significado y valor de la espiritualidad laical cimentada sobre fe en la Santísima Trinidad. Como laicos configurados a Jesucristo, estamos llamados a evangelizar con nuestras propias vidas y a exteriorizar nuestra espiritualidad de laicos en obras concretas de caridad con relación a Dios, al mundo y los hombres. Estos tipos de trabajos son muy interesantes para poder ayudar y tener bien claro la vocación y espiritualidad de un auténtico catequista que se debe llevar a cabo a partir del encuentro personal con Jesucristo en medio de su Iglesia, guiado por la asistencia del Espíritu Santo. 10 BIBLIOGRAFÍA CELAM, Aparecida, (2007) https://www.celam.org/aparecida/Espanol.pdf. El Catequista en: http://pedrochico.sallep.net/08%20Escuela%20de%20Catequistas/P%C3%A1gi nas%20Web/03%20Identidad%20del%20Catequista.htm#:~:text=El%20Catequi sta%20es%20un%20disc%C3%ADpulo,fe%20con%20obras%20y%20palabras. Exhortación apostólica, Caatechesi tradendae, en: http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jpii_exh_16101979_catechesi-tradendae.html. GAMARRA, S., Teología Espiritual, BAC, Madrid 1994, 29. GOZÁLEZ DORADO, A., Testigos de la nueva Evangelización, Don Bosco, Colombia 1988. Exhortación apostólica Evangelii Gaudium en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/ papafrancesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html. Motu proprio, Antiquum Ministerium, en: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-05/el-papa-establece-elministerio-de-catequista.html. VATICANO II, Lumen Gentium, Paulinas, Lima 2016. VATICANO II, Gaudium et Spes, Paulinas, Lima 2016. https://institutocatequistico.com/i/index.php/dec/63-6-1-espiritualidad-delcatequista-con-un-espiritu-nuevo. https://ciencia.lasalle.edu.co/cgi/viewcontent.cgi?article=2180&context=ruls. https://catequesis.diocesisdecartagena.org/wpcontent/uploads/2019/05/Espiritualidad-del-catequista.pdf. 11