EL VALOR DE LA VIDA EL VALOR DE LA VIDA Nada debe valorarse más que la vida humana, de la misma manera que no hay justificación para que un ser humano se considere superior a otro. Sin embargo, nos encontramos inmersos en un sistema deshumanizante que otorga valor a las personas por el dinero, posesiones o logros. Esto nos crea la necesidad de redescubrir el valor del ser humano. Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles. EL VALOR DE LA VIDA ESPIRITUAL Espiritualidad es relación de amor constante con Dios; para los místicos Dios es el Amado. Espiritualidad es vibrar en el amor sincero a sí mismo, a Dios, a los otros y al universo entero. Es conciencia despierta para amar en el aquí y el ahora de un modo incondicional sin los delirios del Ego. Espiritualidad es derribar todos los muros y sentirse uno con todo y con todos los seres. Espiritualidad es trascender, conectarse con el infinito y no perderse en lo aparente, es vivir libre de apegos. Hay espiritualidad donde brillan la compasión, la entrega generosa, la tolerancia y la paz interior. Una persona espiritual se abstiene de juzgar, discriminar, manipular, odiar o maltratar. Espiritualidad es la conciencia de Dios en ti, es amor puro, es el Reino de Dios en tu alma y en tu vida. EL VALOR DE LA VIDA LEGAL Como en el poema inmortal del colombiano Eduardo Zalamea Borda, en "El Sueño de las Escalinatas", inspirado en las riberas del anciano Ganges, "crece y crece la audiencia", en este caso de miles de colombianos, probablemente más de los 360.000 que se dice viven en España en situación irregular, ante los anuncios oficiales de una legalización para su estadía en este país. El de Colombia es solo una parte del conglomerado extranjero residente en la península proveniente de los cuatro puntos cardinales. Los inmigrantes han llegado de naciones como Cuba, Santo Domingo, Panamá, Perú, Ecuador y otros de Centro y Suramérica, Ghana, Kenia, Congo, Marruecos o Camerún en África y los lejanos de la antigua Unión Soviética y Asia como China, Corea y Mongolia. Este fenómeno es más evidente en ciudades costeras del mediterráneo, a donde llegan casos dramáticos y tristes, como los cientos de pateras, barquitos rudimentarios construidos en la penumbra de las noches africanas, con sobre cupo de angustiados seres, muchos de los cuales terminarán en el fondo del mar.