Describir las bases bioquímicas de los métodos para la determinación de hormonas tiroideas (TSH, T3 y T4). La hormona estimulante de la tiroides (TSH) es una hormona producida por la hipófisis cuya función es la de estimular a la glándula tiroides para la regulación de la producción de las hormonas tiroideas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Fuente: A.D.A.M. “enciclopedia médica”. 2009. Para la síntesis de T3 y T4 es necesario que el organismo cuente con los siguientes componentes: Yodo: El yodo, es absorbido a nivel del intestino delgado proximal, de forma orgánica e inorgánica. El yoduro pasa por el torrente sanguíneo y se une a la albúmina (proteínas séricas) mayormente, es captado posteriormente por el riñón, la tiroides, las células gástricas, glándulas salivales y glándula mamaria lactantes. El 66% del yoduro circulante es excretado por el riñón, y un 33% restante es captado por la tiroides en forma inorgánica. Tiroglobulina (TG): es una glicoproteína. Posee 134 residuos de Tirosina, de los cuales 18 son utilizados en la biosíntesis hormonal. La concentración normal de esta glicoproteína es de 6 ng/mL. La TG sufre una etapa de yodación, a cual es fundamental para la síntesis hormonal. De esta manera conocemos que la TG yodada, contiene radicales, como la monoyodotirosina (MIT), diyodotirinosina(DIT), tetrayodotironina o tiroxina (T4) y triyodotironina (T3) incorporados por enlaces peptídico; son almacenados como reserva hormonal , permitiendo que en condiciones normales de ingesta de yodo, la TG es almacenada para garantizar que se obtengan cantidades adecuadas de hormonas tiroideas hasta aproximadamente 100 días. Tiroperoxidasa (TPO): es una hemoproteina glicosilada. Esta es una proteína encargada de catalizar dos tipos de reacciones: la incorporación del yodo a los grupos tirosilos de la TG, y así obtener monoyodotirosina (MIT) y diyodotirosina (DIT). También se encarga de acoplar de un MIT y un DIT para originar T3, o el acoplar dos DIT para obtener T4. La TPO utiliza peróxido de hidrogeno (H2O2) para oxidar el yoduro captado por la glándula tiroides, para ser transformado en un agente yodante en la síntesis hormonal. Peróxido de hidrogeno (H2O2): Estas glicoproteínas son generadas por las enzimas oxidasas Tiroideas 1 y 2. La oxidación del yoduro es facilitada por el H2O2 (aceptor de electrones) para ser unido a la tirosina en forma de yodonio (I+) y el acoplamiento de los aminoácidos yodados merced a la acción de la TPO. Métodos de determinación de las hormonas tiroideas. La determinación de las hormonas tiroideas se realiza tomando una muestra sanguínea del paciente, y posteriormente con los debidos métodos de medición, se procede a estudiar la muestra. Así se realizo en el caso de nuestra paciente la Sra. Angustias Delgado, la cual mediante una muestra sanguínea, analizamos sus niveles séricos de hormonas tiroideas. Al valorar analíticamente los niveles sanguíneos de hormonas tiroideas, podemos obtener una prueba directa de la actividad funcional de la glándula. El mecanismo de regulación que ejerce la hipófisis en la función tiroidea es de tal precisión, que modificaciones mínimas en su situación podemos encontrarlas reflejadas en la concentración de TSH en sangre. El comprender la relación normal existente entre los niveles séricos de T4 libre (T4L) y TSH es fundamental para la interpretación de los ensayos tiroideos. Poseer un eje hipotálamo- hipofisario intacto es un requisito necesario si se desea utilizar las determinaciones de TSH para hacer un diagnostico de disfunción tiroidea primaria. Fuente: “El médico interactivo”. Aula Acreditada. 2001-2002. Al estar la función hipotálamo-hipofisaria normal, se produce una relación logarítmica lineal inversa entre la concentración sérica de TSH y T4L por retroalimentación negativa, ejercida por las hormonas tiroideas inhibiendo la secreción de TSH en la hipófisis. Es por esto que la función tiroidea puede ser determinada directamente, mediante la medición del producto primario de la glándula tiroides, T4 (preferiblemente en su forma libre) o indirectamente, midiendo los niveles de TSH, que nos refleja (de manera inversa) la concentración de la hormona tiroidea detectada por la hipófisis. De esto podemos concluir que una TSH elevada y una T4L baja son características del hipotiroidismo, mientras que una TSH baja y una T4L elevada son características de hipertiroidismo. La valoración analítica de la T3 no es mucho más compleja que la de la T4L y se realiza por los mismos métodos. La cuantía de esta hormona en sangre es mucho más baja que la de T4 y las técnicas analíticas son algo más imprecisas que las e valoración de T4 o T4L. La valoración de T3 en sangre puede no ser imprescindible y muchas veces no se solicita, pero es la única forma de descubrir lo que se denomina "Hipertiroidismo-T3" que es una forma muy poco frecuente de Hipertiroidismo en el que sólo hay elevación de esta hormona. Si la TSH persiste en 0.1 uU/ml o por debajo de esto, el bloqueo de la producción hormonal tiroidea es insuficiente. Al elevarse la TSH por encima de 2.0-3.0 uU/ml indica que el bloqueo puede ser excesivo. Nunca se debe de prescindir de la valoración de la TSH en el control del Hipertiroidismo. T3 y T4 circulan en sangre mayormente unidas a tres principales proteínas séricas que son: la Albúmina, la Globulina de unión a la tiroxina (TBG) y la Tramstiretina (TTR o TBPA). Estas uniones permiten aumentar las reservas hormonales circulantes y retrasar la depuración hormonal. Estas proteínas transportadoras son producidas en el hígado. “La T4 se une a TBG en un 70%, a la albúmina en un 20% y a TTR en un 10%. La T3 se une principalmente a TBG (80%), y el resto a albumina y TTR.” (Brandan, N. Llanos, I. Rodriguez, A. Ruiz, D. 2010) “Puesto que la T4 se une a las proteínas plasmáticas con una afinidad 10 veces mayor que la T3 su tasa de aclaramiento metabólico es más lento, por lo tanto la vida media de T4 es mayor (7 días) que la vida media de T3 (menos de 24 hs).” (Brandan, N. Llanos, I. Rodriguez, A. Ruiz, D. 2010) Una T4L alta es signo de hiperfunción tiroidea y una T4L baja de hipofunción tiroidea. Pero, cuidado, una T4L normal no significa que todo vaya del todo bien. Hay que afinar más y hay forma de hacerlo, sabiendo que los receptores hipotálamo-hipofisários son de una sensibilidad extraordinaria y podemos encontrar una elevación de la TSH, moderada pero significativa, con niveles normales de hormonas tiroideas en sangre. Esto ocurre en lo que ahora denominamos Hipotiroidismo Subclínico. La Sra. Angustias Delgado presenta un nivel elevado de las hormonas T3 (415ng/dL) y T4 (19.8 μg/dL) , la hormona TSH en baja proporción (<0,05 mU/L). En la muestra de laboratorio también se determina que el anticuerpo antperoxidasa (TPO) se encuentra elevado (>400 Ul/mL) y el antirreceptor de TSH (Anti-TSHR) se encuentre en niveles bajos (56 Eq/L). Conociendo que los valores normales son: TSH 0,5 ‐ 5,0 mU/L T3 95 ‐ 190 ng/dL T4 5 ‐ 11 µg/dL Gracias a estos datos podemos inferir que la producción baja de TSH puede estar representada por un defecto en la captación de la misma a nivel de las células de la glándula tiroides. Debido a los signos que presenta la paciente y los niveles sanguíneos de hormonas tiroideas podemos decir que nos encontramos en presencia de la enfermedad de Graves. Esto lo podemos determinar debido que al encontrarse disminuidos los niveles de TSH y aumentados los niveles de T3 y T4, indica que existe una deficiente o nula captación del TSH por parte de los receptores de TSH presentes en las células tiroideas. Esto puede estar dado por la estimulación inadecuada de este receptor en la tiroides que puede conducir a una hiperfunción (hipertiroidismo) de la glándula. Es por esto que las hormonas T3 y T4 siguen produciéndose a pesar de que la hormona TSH este en niveles bajos. Bibliografía Brandan, Nora C. Llanos, Isabel C. Rodriguez, Andrea N. Ruiz, Daniel A. “Hormonas Tiroideas”. Universidad Nacional del Nordeste. Año 2010. Bergoglio, Liliana M. Mestman, Jorge H. “Guía de consenso para el diagnóstico y seguimiento de la enfermedad tiroidea”. Acta bioquímica clínica latinoamericana. V.40 n.3 La Plata jul/sep.2006. Ricciardi, Maria P. “Enfermedad de Graves”. Revista de la sociedad de medicina interna de Buenos Aires. 2010 Videos: http://www.youtube.com/watch?v=2XeS9n4QsPM