De la depresión a la misión. Descubre quién eres, qué quieres y cómo lograrlo. Christopher López Sobre el autor Christopher es originario de Monterrey, México. Egresado del Tec de Monterrey de la carrera de Ingeniero en Mecatrónica. A pesar de haber dedicado su carrera a la industria automotriz, ha descubierto su interés dentro del desarrollo personal y profesional, o como él lo expresaría mejor: pasos para convertirse en una persona extraordinaria. Christopher es innovación, honestidad, justicia, empatía, amor, educación, desarrollo personal, crecimiento profesional, bienestar, salud, prosperidad, motivación, inspiración, comunicación, meditación, multicultural y experiencias de vida. Certificado como Coach de vida por el «Strategic Life Coaching Academy» ha decidido enseñar a las personas a convertirlas en una mejor versión de si mismas. Para conocer más http://chrislogar.blog sobre el autor ingresa a También puedes escribir a [email protected] su blog: En memoria de Sergio Vladimir y Blanca Nelly «Conducirán el mundo por la luz» Agradecimientos Este libro nunca habría sido escrito de no haber conocido a todos los maestros que aportaron un granito de arena en mi camino de autoconocimiento. A mis hermanos, Marianela y Sergio, que también están experimentando su viaje de autoconocimiento, pero desde una perspectiva muy diferente a la expuesta en este libro. A mis papás, Sergio y Nelly, que se adelantaron en el camino, y no cabe duda que nunca me dejaron solo. A todos mis amigos que han estado a mi lado a pesar de las situaciones difíciles y necesitaría hojas enteras para nombrarlos. Los amo. A Elisa Berbel por su fantástica contribución a la creación de este libro. Por último a ti, lector, si ha llegado este libro a tus manos, es porque estás en búsqueda de una vida mejor. Espero poder ayudarte a encontrar las respuestas que estás buscando. indice Sobre el autor Agradecimientos Introducción Programación Mental Capítulo 1 Elefantes rosas bien pedos: ¿Cómo pensamos? Capítulo 2 Cada cabeza es un mundo: los filtros mentales Capítulo 3 Yo me hubiera matado: despegándote del pasado Capítulo 4 Negociando con tus vocecillas internas: el conflicto Capítulo 5 No nací para esto: creencias limitantes Interludio. ¿Por qué eres así? El viaje del autoconocimiento Autoconocimiento Capítulo 6 Juegos mentales pendejos: Patrones negativos Capítulo 7 ¿Cómo estas programado? Metaprogramas Interludio. Rescatando al niño interior La vida balanceada Capítulo 8 ¿Qué vida quieres tener? ViBa: Vida en balance Capítulo 9 ¿Por qué nos deprimimos? Expectativas vs Realidades Interludio. La primera vez que consideré suicidarme La transformación Capítulo 10 ¿Por qué vivir? Misión y sentido de vida Capítulo 11 Tu Funeral Capítulo 12 El destino no existe: planes a largo plazo Capítulo 13 Tú tienes el control de tu vida: toma la decisión de cambiar Interludio. Ámate a ti mismo Conclusión Introducción Recuerdo salir de la escuela e irme directamente a mi casa. Me encerraba en mi cuarto, donde podrías encontrar un fuerte construido con colchones, almohadas y sábanas. Adentro solo podías encontrar una lámpara y un libro. Durante muchos años pensaba que las personas se sentían igual que yo. Honestamente dentro de mi cabeza la tristeza parecía ser un estado normal en las personas. Mis pobres capacidades de empatía distorsionaban el concepto de felicidad. ¡Se los juro! Pensaba que todos sentíamos lo mismo. Mi primer encuentro con la palabra «depresión» fue a los quince años. Aunque realmente no sabía lo que significaba, hasta que una amiga me explicó lo que se sentía. Claro, ella podía saber de qué hablaba porque había intentado suicidarse en una ocasión. «Por supuesto que yo nunca me haría daño» dije en aquél entonces completamente equivocado de lo que significaba. Además no olviden que dentro de mi cabeza todos eran tristes. Como en todas las historias, el personaje principal tiene un antes y un después de un suceso en su vida. El mío fue el día que «por accidente» terminé en el consultorio de una psicóloga. Bueno, yo sabía que mi vida no era lo mas normal por la muerte de mi mamá cuando era pequeño, pero por Dios, todos somos tristes ¿no? Las sesiones con la psicóloga fueron muy dolorosas. Antes de avanzar, permítanme explicarles que muchos años después comprendí que soy una persona muy emocional. Eso quiere decir que me dejo llevar por mis emociones y que cuando toman control me pueden hundir. Eso no lo sabía en aquel entonces, y todo lo relacionado a mostrar sentimientos o afecto era considerado de maricas. Volviendo a las sesiones con la psicóloga; decía que eran muy dolorosas, porque me hacía enfrentar mis situaciones; donde me rompía y lloraba a cántaros. Lloraba hasta el punto de no poder respirar, hasta el punto de tener dolor en el pecho y un vacío en la barriga. Aún era muy joven para entenderlo, pero había comenzado mi camino. Quise huir de casa muchas veces, vivir en otro lugar y comenzar de cero. Pensé incluso en cambiarme el nombre y que todo mi pasado se quedara en Monterrey. Años más tarde, después de la muerte de mi papá, tomé la decisión de hacerlo. Me fui de Monterrey y comencé una vida de cero en Puebla. Empaqué una pequeña maleta, mi coche viejo y, literalmente, cinco mil pesos en mi cuenta de banco. Debo admitir que tuve mucho coraje para hacerlo, porque moría de miedo. Lo desconocido era aterrador. Ahí comenzó la decadencia. Me sentí muy cómodo en la depresión y descubrí que el pasado no puede borrarse y te sigue a todas partes. Tu historia es parte de ti. Aquí fue cuando pensé en suicidarme por primera vez. Anteriormente había pensado en el suicidio. Simplemente era un pensamiento. Ahora era distinto. Realmente quería hacerme daño. Necesitaba horas para encontrar una razón para levantarme de mi cama. Caminando por el centro comercial imaginaba como me lanzaba desde el segundo piso; imaginaba los encabezados en el periódico y las noticias. Estuve al borde, debo admitirlo. Busque ayuda una vez más. No funcionó. Aborrecí la cita con la psicóloga y simplemente quería terminar todo. Me habló fuerte, al punto que una vez más me rompí. Confió en mi, supo que podría salir adelante. Al final de esa plática pude ver un pequeño rayo de luz al final del túnel. Afortunadamente durante todo este tiempo que viví la soledad de una manera excepcional, tuve mucho tiempo para hacerme preguntas sobre mi; me conocí mejor y descubrí que durante todo este tiempo estuve trabajando en conocerme mejor. Me obsesioné con el poder que tiene la mente. ¿Cómo era posible que mi mente me pusiera en ese estado? No dejaba de pensar que, entonces, podría colocarme en un estado positivo y lleno de energía. No sabía cómo, pero encontraría la respuesta. Querido lector, no pretendo redactar un libro que permita eliminar la depresión en una persona. Mi recomendación para una persona con depresión o pensamientos suicidas siempre será recurrir a ayuda profesional. En este libro he puesto solamente aquello que a mí me funcionó. Este libro es precisamente resultado de todo el proceso de autoconocimiento que describo en algunos capítulos. Querido lector, atrévete a cuestionar cada línea que veas en este texto. No asumas como verdad nada de lo que digo. Solamente te invito a probar. Mi única petición es que seas ecléctico con toda la información que llegue a tus manos. Toma lo mejor y sigue adelante en tu camino de autodescubrimiento. Este libro está escrito con todo mi amor, el mismo que me mantiene existiendo en este hermoso planeta. Espero disfrutes la lectura y, especialmente, puedas encontrar paz y respuestas a tu vida. - Christopher López Programación Mental Capítulo 1 Elefantes rosas bien pedos: ¿Cómo pensamos? Una de mis partes favoritas de la película “Dumbo: el elefante volador”, es donde está borracho y se imagina elefantes rosas bailando por el cielo. En ese momento en que comienza a crear todas esas imágenes e ilusiones, él piensa que está sucediendo realmente. Lo que le pasó a Dumbo es la misma forma en que nuestra mente está trabajando para crear los pensamientos que tenemos en ella. Por lo general nos ponemos a pensar en una imagen o en una idea que está rondando en nuestra cabeza. ¿Qué es lo que estás pensando? En la historia, en el momento en que yo dije “Dumbo” o “elefantes rosas” inmediatamente apareció una imagen de “Dumbo” o un elefante rosa. Si yo te preguntara: ¿En qué piensas ahora? Tu respuesta seguramente sería en un elefante rosa o sencillamente en un elefante, pero ¿te has preguntado cómo piensas? Mencionamos hace unos momentos a los elefantes. Tú estás consciente de que estás pensando en un elefante rosa, simplemente la idea está dando vueltas y tú te das cuenta de lo que estás pensando. A este tipo de pensamientos los llamamos: Pensamientos Conscientes Pero hay otros pensamientos que aparecen sin razón aparente; ahí están y no sabes por qué. A los que tienen esta característica los denominamos: Pensamientos Inconscientes ¿Cuáles son los factores que están trabajando en tu mente para formar esas imágenes? ¿Qué cosas están modificando nuestro pensamiento? Las sensaciones se producen gracias a los cinco sentidos: gusto, olfato, oído, vista y tacto. Por otra parte, las emociones se producen gracias a las redes de neuronas dentro de nuestro cerebro. Los pensamientos se derivan de sensaciones y emociones. Cuando tenemos una sensación o una emoción, los pensamientos comienzan a fluir en nuestra cabeza. Cuando trabajan en conjunto, creamos pensamientos más poderosos. Estos pensamientos pueden llegar a ser positivos o negativos. Un pensamiento positivo es placentero, como puede ser un recuerdo de mamá abrazándote. Por otra parte, un pensamiento negativo genera repudio, como pueden ser ideas de autodesprecio. Somos capaces de crear pensamientos por medio de sensaciones o viceversa; sensaciones por medio del pensamiento. Por ejemplo, en alguna ocasión vas caminando por la calle y percibes un olor, en ese momento tienes un leve recuerdo de alguna vivencia pasada. Puede ser un perfume que te recuerde a una persona. En mi caso, el olor a pasto recién cortado me recuerda cuando jugaba fútbol de pequeño. Ese tipo de sensaciones crean el pensamiento. Como te lo dije antes, el pensamiento es capaz de crear sensaciones. Puede generar olores, sabores, texturas, imágenes e incluso experiencias y emociones. Como puedes darte cuenta, el poder de los pensamientos lo puedes utilizar mediante diferentes técnicas que te ayudan a mejorar la vida cotidiana. A continuación, te presento una técnica que te permitirá mejorar tu estado de ánimo de una manera rápida: Bajar al cuerpo Es una técnica que utilizo para controlar mis emociones a placer. ¿Cómo funciona? Piensa en un recuerdo que te haga feliz. Un momento en tu vida que te haya hecho muy feliz. Cuando tengas ese recuerdo trata de identificar las sensaciones involucradas en la imagen mental. Por ejemplo, si estás recordando un momento en el que te encontrabas a campo abierto, trata de sentir los rayos del sol en tu cuerpo, intenta percibir los olores que te rodean. ¿Estás comiendo algo? Siente el sabor en tu paladar. Recuerda todas y cada una de las sensaciones. Una vez que identifiques, y sientas, las sensaciones en tu cuerpo, intenta identificar todas las emociones que sentiste en aquel recuerdo. Siente la sonrisa que se forma en tu rostro, el cosquilleo en el cuerpo y el rubor en tus mejillas. Siente la felicidad, el enamoramiento o la satisfacción del recuerdo. ¿Te das cuenta lo que está pasando mientras haces este ejercicio? Sientes la emoción, esa alegría en tu cuerpo por medio de un recuerdo y una sensación. Ten en cuenta esta fórmula: Recuerdo + Sensación = Emoción. Si un día te encuentras triste o pensando en cosas negativas, lo que puedes hacer es bajar al cuerpo una emoción completamente positiva. La manera más fácil es por medio de esta técnica. Repasamos los pasos para que no los olvides: 1. 2. 3. Trae un recuerdo feliz (o cualquier otra emoción positiva). Percibe todas las sensaciones involucradas en el recuerdo (Hazlo con los 5 sentidos). Identifica la emoción establecida en tu cuerpo. ¿Por qué funciona esta técnica? Porque engañamos a nuestra mente y le indicamos las sensaciones placenteras que deseamos tener. La mente termina por ceder y genera una emoción positiva. Capítulo 2 Cada cabeza es un mundo: los filtros mentales Cuando tenía seis años, recuerdo que peleaba mucho con mis hermanos. Típicas peleas de hermanos, discutíamos y creábamos muchos problemas. Cada uno de mis hermanos tenía su forma de pensar; muy diferente a la mía. Al pelear, llegaba mamá y siempre nos decía: « ¡Ya! Dejen de pelear, cada quien tiene una forma muy diferente de pensar. Cada cabeza es un mundo» Tenía razón. La verdad, nunca lo había pensado así, ni había comprendido lo que quería decir esa frase, hasta ahora. En el capítulo anterior platicamos sobre cómo pensamos. Ahora es momento de identificar las características que nos hacen diferentes unas personas de otras. Para explicar el concepto de «cada cabeza es un mundo» vamos a utilizar como analogía la figura de un mapa. En la actualidad es muy sencillo ubicarte en cualquier punto del planeta, siempre y cuando tengas conexión de internet. Basta con abrir una aplicación en el celular y en automático te indicará las coordenadas exactas de tu ubicación en la tierra. Prácticamente es imposible estar perdido. Los mapas contienen mucha información que te permiten entender al mundo. El mapa es una representación de nuestra mente. En ella podemos ver nuestra mente de una manera sencilla y entender cuáles son los elementos que interactúan en tu cabeza para pensar de la forma en que lo haces. Si cada cabeza es un mundo, quiere decir que cada persona tiene su mapa, una representación mental única. Esto significa que es subjetivo y depende de cada persona. Si todos tenemos un mapa, ¿cómo identificar esas diferencias que nos hacen únicos? Esto sucede por medio de filtros. Los filtros son elementos que otorgan significado a tu mapa. Gracias a la interacción de ellos en tu cerebro, podemos decir que «cada cabeza es un mundo». Por medio de los filtros pensamos lo que pensamos y esto nos hace únicos. ¿Cuáles son estos filtros? • Los sentidos • El lenguaje • Las estrategias Los sentidos Por medio de los sentidos podemos tener información del mundo. Tenemos imágenes, sabores, olores, sonidos y sensaciones. Gracias a todos estos sentidos podemos crear el mundo en el que estamos viviendo. Es muy importante considerar que los sentidos están desarrollados de diferente manera respecto a cada persona. Mi desempeño escolar se vio afectado durante muchos años por mis problemas de miopía y astigmatismo. Aún con mis problemas de la vista, me gustaba sentarme en la última fila del salón de clases. Un día la maestra me recomendó ir a hacerme una prueba de la vista. Ese día cambió mi perspectiva del mundo. Había vivido en un mundo nublado y borroso. Al momento que me puse por primera vez los lentes graduados comprendí que me estaba perdiendo de los colores y las imágenes maravillosas que ofrece el mundo. Durante años pensaba que todas las personas percibían el mundo de la misma manera, pero sentado en el consultorio del oftalmólogo entendí que no era verdad. Si yo tenía problemas con la vista, eso me indicaba que habría personas con los sentidos del oído, gusto o tacto más desarrollados que otros. Si cada persona tiene una percepción del mundo completamente diferente se debe gracias a sus sentidos. La interacción que tenemos con el mundo es única para cada persona. Precisamente mi mundo es diferente al tuyo; el tuyo al de tus amigos y el de tus amigos del resto de las personas. El Lenguaje Por medio del lenguaje somos capaces de expresar lo que está en nuestra cabeza. Le decimos al mundo lo que estamos pensando, es decir en nuestra cabeza aparecen pensamientos y el lenguaje es el encargado de expresarlos. Existen tres modalidades de expresión por medio del lenguaje. Sin embargo, las modalidades que utilizamos para expresarnos son subjetivas en cada persona. A continuación te presento las tres modalidades de expresión del lenguaje: Universalizar En la escuela secundaria teníamos que utilizar el uniforme escolar de manera obligatoria. Debíamos vestir con orgullo los colores de la institución. Por aquel entonces era normal que al salir de clases todos los alumnos se iban caminando a casa por su propia cuenta, porque los padres no recogían a sus hijos. En el camino de regreso solíamos desviarnos para hacer travesuras y en algunas ocasiones hasta llegábamos a pelear a golpes por tonterías. En varias ocasiones terminamos en la oficina del director, incluso después de clases por acciones que hacíamos al salir de la escuela. Nuestra excusa siempre iba dirigida a que éramos libres de hacer lo que quisiéramos una vez fuera de la escuela. Dentro de la escuela seguíamos al pie de la letra las reglas, pero una vez fuera, era nuestra decisión hacer lo que quisiéramos. Me costó mucho entender el punto del regaño. El problema era que mientras hacíamos las travesuras portábamos el uniforme de la escuela. El concepto de la «imagen corporativa» por aquél entonces no me sonaba nada. Las personas hablan y mucho. Si un vecino viera los problemas que estábamos cometiendo, nunca apuntarían de tal vandalismo como responsables a Pedro, Paco y Juan. Las personas generalizarían y dirían que «los alumnos» de esa escuela son vándalos. Si a la escuela la catalogan como una escuela de vándalos, probablemente ningún padre querría que sus hijos estudiaran ahí. Universalizar es crear un escenario donde no hay alternativas; no hay opción para algo más y cuando universalizas cierras la puerta a la posibilidad de investigar o escuchar otras opiniones que indiquen que aquella afirmación es errada. Exclusión La primera vez que me operaron de la rodilla estaba furioso, además de adolorido. Durante ese periodo estuve en cama durante meses. La recuperación fue lenta y dolorosa. No dejaba de pensar en lo terrible de esa situación y me cuestionaba constantemente por qué me había pasado a mí. No encontraba nada que hacer desde la cama. Incluso ir al baño era una hazaña. Mientras más tiempo pasaba en cama, más pensaba en lo miserable de mi situación. Uno de los tantos días que invertí en mirar el techo de la casa con la esperanza de que el tiempo fuera más rápido, llegó un amigo de visita. Traía un libro. Me puse a leer una vez que se fue de casa. ¡Qué estúpido había sido! Los últimos meses me había estado quejando, porque desde que entré a la universidad no tenía tiempo de leer un libro. Dejé de hacer algo que me gustaba debido a mis responsabilidades. En ese momento lo entendí: tenía mucho tiempo. Devoré libros en tiempo record, pasaba más tiempo con mi familia, amigos e incluso tenía tiempo de ligar con la niña que me gustaba. En ocasiones nos encargamos de concentrar nuestra atención en un solo elemento de toda nuestra realidad. Es un mecanismo que se activa inmediatamente cuando nos sobrepasa una situación muy puntual. Nos enfocamos en lo malo, pero no vemos el panorama completo. En las situaciones negativas, siempre existen elementos positivos. Recuerda que siempre hay una manera diferente de ver las cosas. Alteraciones El amor apendeja. Cuando nos enamoramos dejamos de ver la realidad como es y adoptamos una ceguera mental. Una exnovia me fue infiel y las señales eran muy claras, pero yo no era capaz de verlo. Todas las personas a nuestro alrededor lo sabían, excepto yo. Yo alteré la realidad para convertirla en mi realidad. Solo aceptaba los elementos que quería ver. El problema con esto es que vivía una fantasía. Las situaciones de la vida llevaban un rumbo, pero decidí alterarlas para mi beneficio propio; aunque definitivamente no me hacía ningún bien. Al final me fueron infiel y yo ni enterado que estaba. Me sentía como un imbécil, precisamente porque todo era tan obvio. La alteración de la realidad es un recurso muy frecuente de nuestro ego. En nuestra cabeza somos perfectos y preferimos crear un mundo que no existe. Retomando los puntos anteriores: por medio de las universalizaciones, las exclusiones y las alteraciones; nuestra mente creando nuestra realidad. De esta manera le decimos al mundo como lo percibimos. Estrategias Todas las personas enfrentan las situaciones de la vida de una manera muy peculiar. Por ejemplo, enfrentar el duelo de la pérdida de un ser querido se puede manifestar de diferentes maneras en las personas. Esto sucede así, porque hemos desarrollado estrategias para lidiar con la vida. Mediante las estrategias nos permitimos enfrentar la realidad. Las estrategias que podemos utilizar son: Alternativas La vida está llena de decisiones. Llegó un punto en mi vida que me ofrecieron un buen trabajo en otra ciudad del país. Tenía que decidir por la aventura o lo conocido. Implicaba dejar atrás a mi familia, amigos y en general el mundo con el que crecí. Pedí consejo a todos mis amigos y me encontré con opiniones muy diferentes. Comprendí que la razón de estas respuestas tan variadas tenía su origen en las situaciones en las que creció cada persona. Tenemos varios criterios para la toma de decisiones. Hay gente que les gusta tener todo planeado y bien organizado; cuentan con listas de pros y contras o cualquier otra herramienta que les ayude a tomar una decisión correcta. Existen otro tipo de personas que se dejan llevar por las emociones; lo que sienten que les genere placer es hacia donde se van a inclinar. Otras personas se basan en su experiencia, que les da información adicional permitiéndoles tomar la decisión correcta. Al final tomé la decisión de mudarme basado en las alternativas que existían en mi cabeza. No importó todos los consejos que me dieron, porque quien tenía que decidir era yo, no ellos. Creencias Mamá murió cuando tenía nueve años. A partir de ese momento, toda mi familia quiso intervenir en mi educación. El patrón, que se repetía en todas las personas que intentaban ayudar, era la lástima. ¿Un niño de nueve años huérfano de madre? Desde entonces me trataron con lástima. Escuchaba las conversaciones de adultos en donde explícitamente manifestaban el temor de que mi vida se fuera a la mierda. En la cabeza de mis tíos me iba a convertir en un drogadicto, padre adolescente, mediocre e incluso se llegaron a plantear que me suicidaría. El problema fue cuando me lo creí. Todas esas conversaciones de adultos que tenían entre ellos se convirtieron en mi verdad. Mi creencia era simplemente que mi vida sería un desperdicio, que nunca podría lograr nada. Así esa creencia se convirtió en una norma que utilizaba para actuar. Sin saberlo definí cuáles eran los elementos que activan mi actuar; es decir, las creencias se programan por medio del aprendizaje. Alguien nos dijo como éramos y lo creímos. Las creencias se aprenden de niños. Los adultos nos instruyen, lo creemos y al final definen nuestro actuar. Cuando crecemos, pensamos que somos auténticos, pero la realidad es que actuamos así, porque alguien nos dijo que eso era lo correcto. Los valores Nunca pude entender el significado de los valores durante los primeros años de vida. En la primaria nos pedían poner el valor del mes, pero sinceramente nunca nos explicaban qué significaban. Incluso teníamos una clase que se llamaba «Valores». El día de hoy comprendo que son lo más importante que tengo. Son los que definen realmente quien soy y por medio de ellos hago frente a la vida. Los valores también son creencias, pero con la diferencia de que vienen programados desde el nacimiento. Como son creencias que vienen arraigadas a nuestro ser, es muy complicado deshacernos de ellos. Son nuestra esencia y rigen completamente nuestra existencia. Cuando los ponemos a prueba por medio de una situación de la vida, ahí es donde sale nuestro verdadero «yo» porque tenemos un conflicto más fuerte y existencial. Los valores nos rigen, por esta razón es muy importante saber cuáles son. Descubrí que la «justicia» es un valor que tengo muy arraigado. Desde siempre me he sentido en contra de las injusticias del mundo, donde el pobre siempre pierde ante el rico. La discriminación racial y social es un problema en el que quien tiene menos es quien sufre las consecuencias. Ante tales hechos sentía un repudio, una irritación e incluso mucho enojo. ¿Por qué me alteraba ante situaciones de injusticia? Eso sucede cuando ponen a prueba tus valores. Cuando alguien o algo los reta, te alteras y te pones en acción. ¿Qué situaciones te han alterado en el pasado? ¿Qué valor está en juego? ¿De qué manera te está provocando esa situación? Recuerda que los valores son lo más importante que tienes, porque vienen contigo desde que eres un bebé, incluso antes de entender lo que son. Capítulo 3 Yo me hubiera matado: despegándote del pasado Las personas que me conocen saben bien que mi vida no ha sido sencilla. Ha sido muy complicada. Un amigo me dijo alguna vez: Tu vida es como un camino, pero resultó que tu camino estaba lleno de piedras. Mi papá murió, hace seis años, un treinta y uno de enero. El día después, en el funeral, una amiga se acerca, me abraza, me da el pésame y después me dice algo que nunca se me va a olvidar, porque me marcó en ese momento y me motivó a seguir adelante. «Christopher, no sé cómo le haces para salir adelante. No sé cómo le haces para que estés aquí recibiendo a las personas, saludándolos, platicando con ellos. No sé cómo le haces. Si yo estuviera pasando por la situación por la que tú estás pasando, yo me hubiera matado.» Eso me lo dijo una persona a quien yo quiero mucho, son palabras fuertes que usualmente no le dices a una persona, por eso justamente le contesté lo siguiente: «Una de las cosas más importantes que aprendí es que yo no puedo cambiar el pasado. Si yo dejo que el pasado me acompañe a todas partes, yo no voy a poder avanzar, porque estoy viviendo en el pasado.» Constantemente muchas personas cercanas a mí me preguntan exactamente esto: ¿Cómo le hago para despegarme del pasado? Por regla general, todos sabemos que tenemos que dejar el pasado atrás, pero aun así no podemos. Es más fácil decirlo que hacerlo. Con el siguiente ejercicio podemos lograrlo. Es una técnica sencilla que requiere que le dediques no más de quince minutos y te dará una perspectiva completa de lo que está pasando realmente. 1. Identifica una situación que te está persiguiendo del pasado. Una situación que vienes cargando en tus hombros y que no puedes deshacerte de ella. 2. Responde: ¿Qué puedo aprender de mi pasado (de esa situación)? Puede ser una lección de vida, resiliencia, como transmitir cierta información o cómo manejar mis emociones. De todas las situaciones aprendes algo. Es necesario identificar cuál es ese aprendizaje. Normalmente no les ponemos atención y nos perdemos una buena lección. 3. Responde: ¿Cómo me gustaría estar en mi futuro (respecto a esa situación)? ¿Qué quiero decir, pensar, sentir? ¿Dónde quiero estar? ¿Con quién quiero estar? Si fue un problema con una persona: ¿Cómo quiero estar con esa persona? ¿Quiero seguir viéndola? ¿Quiero pedirle perdón? ¿Quiero decirle como me siento? Es válido decidir que ya no quieres pensar en esa situación o alejarte de las personas. Siempre y cuando sea algo que de verdad quieras hacer. 4. Responde: ¿Qué tengo que hacer hoy para alcanzar la situación de mi futuro? De nada sirve desear y tener un mundo ideal, si el día de hoy no puedo hacer nada para alcanzar ese estado. ¿Qué puedo hacer hoy respecto a esa situación? ¿Qué necesito para cambiar la situación? Puede ser una persona, conocimiento, una herramienta o un recurso económico. Cuando tenemos una situación que nos supera, no sabemos cómo lidiar con ella; nos persigue día y noche, consciente e inconscientemente, podemos deshacernos de ella por medio de esta técnica. ¿Resumimos? Primero, hay que pensar en la situación del pasado desde una perspectiva de aprendizaje. Segundo, definir las acciones que debes tomar para poder llegar al estado final deseado. Recuerda estas fórmulas: Aprender + Hacer = Lograr Pasado + Presente = Futuro De esta manera vas a dejar el pasado atrás. Es una dinámica que puedes hacer con todas las situaciones que te persiguen y te agobian. Capítulo 4 Negociando con tus vocecillas internas: el conflicto La primera vez que me pidieron consejos para resolver un conflicto fue hace cinco años. En ese entonces era estudiante en Alemania, estaba de intercambio. Había llegado el momento de hacer prácticas profesionales. Algunos de mis compañeros no habían encontrado una empresa, otros ya tenían trabajo y otros tenían la posibilidad de elegir. Recuerdo que un amigo me llamó y me contó que tenía dos empresas interesadas en él. No sabía por cuál optar y me llamaba para ayudarlo a elegir. Lo primero que yo le comenté es que estaba genial porque algunas personas ni siquiera tienen una opción para escoger y él, por el contrario, tenía la magnífica oportunidad de elegir entre dos opciones. Él tenía el poder. El problema es que no sabes qué hacer con tanto poder. En ese entonces no le pude dar un consejo muy certero. Mi consejo se basó en la empresa que pagaba más. Realmente no fue la forma correcta de resolver ese conflicto. ¿Qué es un conflicto? Es una lucha que sucede en nuestra mente. A veces, se produce internamente cuando tenemos que tomar decisiones, o tenemos emociones o pensamientos que no nos dejan estar tranquilos. Otras, de manera externa, cuando interviene alguna persona o una situación que no podemos controlar. Como ejemplo de un conflicto externo, una discusión con tu pareja que terminó en una ruptura o una crisis económica que te obliga a cambiar tus lujos. Un conflicto interno lo puedes encontrar cuando haces algo que no quieres. Es decir, por dentro tu mente grita «no lo hagas», pero aun así lo haces. Los conflictos internos son incongruencias emocionales: hacer lo que no siento. Cuando suceden esos conflictos, llega el momento en que tienes que tomar una decisión y no sabes cómo. El conflicto se genera en el momento en el que dos partes se oponen. Las partes son unas vocecillas dentro de nosotros que constantemente nos están diciendo qué hacer. Son como individuos que viven dentro nuestro. En las caricaturas y películas los representan como un angelito y un diablito, que te están susurrando al oído. Cada uno te aconseja de manera distinta, entonces no sabes lo que tienes que hacer. Una parte de ti quiere hacer esto, pero otra parte quiere hacer lo otro. Así es como te das cuenta que tus partes están en conflicto. Los conflictos suceden en el momento en el que tu pensar, tu sentir y tu actuar no están alineados y son incongruentes, es decir, piensas una cosa, sientes otra y haces algo completamente distinto. Antes de poder tomar una decisión, tienes que saber lo que está en juego. Es decir, tienes que saber lo que puedes ganar o perder en caso de elegir una opción en concreto. Cuando las partes aparecen y comienzan a susurrarte cosas, es tu propia mente la que te está cuidando. Te preguntarás por qué hace esto. Porque tiene una intención positiva de protegerte en todo momento, intentando alcanzar un placer o alejarte del dolor o algo que te perjudique. Los comportamientos autodestructivos como el consumo de drogas, cortarse o incluso el suicidio tienen también una intención positiva. Es decir, que de alguna manera tu mente está cuidando de ti. Quizá no es la mejor manera, pero al final tu mente intenta alcanzar placer. Tu mente durante comportamientos autodestructivos está viendo por tu bienestar, definitivamente en una toma de decisiones, cada opción presenta una manera distinta de alcanzar el placer. Entonces… ¿Cómo tomo una decisión correcta? Ante un conflicto tienes que elegir entre la opción A o la opción B. ¿Qué sucede cuando eliges una de las partes? Si eliges la opción A, la opción B va a estar insatisfecha. Al cabo de un tiempo y unos años, vas a comenzar a cuestionarte, qué hubiera pasado, si hubiera elegido la otra opción. ¿Qué hubiera pasado? Cuando utilizas el «Hubiera» significa que una parte de ti está insatisfecha. En ese caso, tu decisión no es correcta. Al final te vas encontrar insatisfecho. Te sentirías igual, si hubieras elegido la otra alternativa. Simplemente porque estás dejando insatisfecha una de las opciones. ¿Y si evito elegir? No tomar una decisión, también es elegir. Evitar decidir y esperar a que las cosas se arreglen no es precisamente la mejor decisión. Hay muchas personas que lo hacen, y es peor que elegir una de las partes en juego. Evitar el conflicto te va a crear problemas a futuro, porque el inconsciente guarda todo. Va registrando lo que haces y lo que no haces. Cuando no haces algo, es porque no estás enfrentando tus problemas. Tu inconsciente lo registra y lo transforma en una emoción negativa que queda dentro de ti. Ahí va a permanecer hasta que en un momento de tu vida, esa emoción va a salir y te darás cuenta que es una emoción que creció y que ahora es un monstruo que no puedes controlar. En ese momento, todo va a ser peor porque podrás entrar en depresión, ansiedad, problemas psicológicos o físicos y no te va a permitir avanzar en tu vida. La tercer parte ¿Cuál sería la solución? Como comentaba al comienzo del capítulo, las dos partes –las dos vocecitas que nos susurran-cuentan con su intención positiva. Para poder resolver el conflicto, tenemos que identificar la intención positiva en cada una de las partes que están en juego. Una vez identificadas, vas a entrar a negociar con cada una de ellas. Cuestiona a cada una: ¿Qué estás tratando de ofrecer? ¿De qué me estás protegiendo? Cuando lo hayas identificado, tienes que crear un vínculo para unirlas y que ya no sean dos partes. Al generar el vínculo estás negociando para obtener lo mejor de las dos opciones. De esta manera vas a satisfacer a las dos partes y en un futuro ya no te vas a recriminar. No vas a poder tomar todo de una y todo de otra, por eso tienes que negociar lo mejor de las dos partes para formar a una tercera. De esta manera vas a llegar a un acuerdo con tus voces en tu interior y te van a acercar al placer. Tu decisión estará bien fundada y te sentirás tranquilo porque sabes que en todo momento, tu mente te está protegiendo. Las partes no tienen control sobre ti. Tienes que funcionar como el mediador y el negociador. Estaba pasando por un momento terrible en mi trabajo. Era infeliz en la empresa que trabajaba. Despertarme por las mañanas era muy complicado y solo pensar en el día que me esperaba, me hacía tener ataques de ansiedad. Comencé a buscar un nuevo trabajo. Después de enfrentar el miedo a la incertidumbre decidí renunciar. El día que presenté mi renuncia me hicieron una oferta para irme a trabajar en el extranjero. Era una opción que había buscado desde hacía tiempo y muchos de los problemas que se podían presentar al trabajar fuera del país, se solucionaban por medio del respaldo de la compañía. Al mismo tiempo me contactaron de otra empresa con la oferta de un cambio de carrera que era lo que había estado buscando desde hacía unos meses. Con respecto al salario no se veía una mejora y aunque perdía muchas de las prestaciones de mi empresa actual, seguía siendo una buena oferta. Ahora me encontraba ante un conflicto. ¿Cómo debía solucionarlo? Identifiqué las cartas que estaban en juego sobre la mesa. Por una parte, tenía la opción «A» de irme al extranjero, con una curva de aprendizaje mínima, pues estaría desempeñando la misma función que en mi actual trabajo. Además del incremento salarial, tendría cuatro veces más vacaciones y la oportunidad de aprender un nuevo idioma. Alejarme de mis seres queridos, la comida y la cultura es algo muy difícil de sustituir en el extranjero. Me gusta México y vivir lejos no es una cuestión sencilla. Por otra parte, tenía la opción «B» de cambiar de carrera. Tenía la oportunidad de una vez por todas de alejarme de un trabajo que realmente no me apasionaba, aventurarme a probar algo nuevo y desarrollar habilidades que van más conmigo. El salario era mucho menor, menos vacaciones y perdía muchas prestaciones en comparación con las actuales. Pero tendría cerca a mis seres queridos y podría viajar de vez en cuando a diferentes estados de la república. Después de identificar los elementos de cada una de las dos opciones me dediqué a entender la intención positiva en cada una de ellas. En la opción «A» pude darme cuenta de mi enorme deseo de salir de ahí. No quería estar más tiempo conviviendo con esas personas o envuelto en el ambiente tóxico que ofrecía la compañía. También identifiqué mi deseo por viajar y conocer nuevos lugares. Para mi sorpresa, descubrí que la cuestión salarial no era algo que me interesaba en ese momento. Las vacaciones, por otra parte, si era algo muy tentador. Si quería podía desaparecer durante un mes completo en una playa asiática y volver al trabajo como si nada hubiera pasado. En la opción «B» pude darme cuenta de que odiaba el trabajo que venía estado desempeñando durante los últimos tres años. Era un trabajo que pagaba bien a expensas de la disponibilidad de todo el tiempo del día, aun contando fines de semana. Una vez más identifiqué mi deseo de viajar. La diferencia eran los destinos, pues mis viajes serían nacionales y por lo general en destinos que no son turísticos. En esta opción la cuestión salarial tuvo más relevancia, porque por todos los aspectos perdía. Sin embargo, vivir en México no es tan caro y realmente se puede vivir con poco. Definitivamente me encontraba ante un conflicto donde quería tomar ambas opciones, pero tenía que tomar una decisión. Llegó el momento de negociar con ambas partes. Cada opción ofrecía algo único y comencé a hacer proyecciones tanto de mi vida profesional como personal en ambos escenarios. Debía entender cuál tenía un mejor escenario. Me senté con una libreta y un bolígrafo frente a mí y literalmente le pregunté a cada una de las vocecillas ¿Cómo quedarías satisfecha? Al final terminé con una lista de extras que no aparecían en las ofertas iniciales. La opción «A» me exigía un cambio en mi carrera profesional. La opción «B» me pedía un incremento salarial y prestaciones equivalentes a las actuales. Si yo daba eso a cada una de las opciones, estarían satisfechas y podría tomar la decisión definitiva. Así que llamé a cada uno de los representantes de las compañías. La compañía de la oferta «A» se negó a hacer cambios a la oferta original y un cambio en mi carrera era prácticamente imposible, incluso a largo plazo. La compañía «B» accedió a igualar mi salario actual, pero en prestaciones no podían ofrecer lo mismo; como alternativa me incluyeron una certificación con un alto valor en el mercado. Encontré mi tercera parte donde satisfacía a ambas opciones. Cambio de carrera, salario satisfactorio, prestaciones que compensaban las anteriores y viajes. Al final decidí la opción «B». Verás, no siempre tendrás exactamente lo que quieres, pero puedes aproximar por mucho tus deseos cuando descubres que tus decisiones siempre tienen una intención positiva que está dispuesta a negociar. Así nunca tendrás que arrepentirte de tus decisiones pasadas. Capítulo 5 No nací para esto: creencias limitantes Un amigo mío ha estado platicando últimamente de las dificultades que ha tenido para encontrar trabajo. Me cuenta cómo se siente y de sus emociones. Los comentarios que me hace sobre sí mismo son muy tristes y lamentables. La razón por la que no ha podido encontrar trabajo son las creencias que tiene de él mismo. En el primer capítulo hablábamos sobre los filtros en nuestro mapa, tenemos las estrategias que utilizamos para actuar, dentro de ellas encontramos las creencias. Son aquellas normas que rigen nuestro actuar. Cuando no eres capaz de lograr algo, inmediatamente podemos identificar una creencia limitante. Las creencias limitantes son todas esas normas que nos impiden avanzar y trascender. Son unos obstáculos gigantes que se encuentran en nuestra cabeza. ¿Qué pasa cuando no te das cuenta de ellas? No avanzas. A pesar de que hayas intentado muchas cosas, sigues sin avanzar. Esto es porque no lo haces bajo una estrategia correcta y tu creencia sigue normando tu actuar. En uno de los mensajes que me escribía mi amigo mencionaba una frase muy repetitiva: «Yo no nací para esto». Mi respuesta se convirtió en una serie de cuestionamientos: ¿No naciste para buscar trabajo? ¿No naciste para ejercer tu carrera? ¿No naciste para hacer eso que a ti te motiva? «No naciste para esto» es una frase que utilizó su mamá y que él asumió como verdad. ¿Por qué no puede encontrar trabajo? Porque su madre se lo dijo y él lo creyó. Esas creencias, por lo general son pura basura, las aprendemos de nuestros papás, hermanos, tíos, primos, profesores, amigos, vecinos, entrenador del gimnasio y en general, de todas las personas. La sociedad tiene una opinión para ti. Ellos te dirán cómo debes comportarte; cómo deben de ser las cosas. El problema aparece cuando una persona te regala una opinión sobre ti y te crees esa idea. En el momento que te crees esa idea, has perdido la batalla, porque arraigas esa verdad en ti. Si alguien te dice que eres un estúpido, a partir de ahí eres un estúpido. Si te dicen que no naciste para eso, a partir de ahí no naciste para eso. Cuando era pequeño, mamá me decía que era el más inteligente de mis hermanos. En los primeros años de escuela tenía muy buen desempeño y calificaciones. Cuando mamá murió, mi familia se encargó de recordarme que era un inútil y que probablemente no terminaría la preparatoria. Les creí. Seis años después notificaban a mi papá que estaba expulsado de la escuela por mal comportamiento y mis calificaciones no eran precisamente las mejores. Nunca lo había visto tan enojado. En ese momento recordé como mamá decía, e incluso presumía, a sus amigas lo inteligente que era. ¿Dónde estaban esas calificaciones? ¿Cómo me convertí en el peor estudiante? ¿Qué pensaría mi mamá de la expulsión? En ese momento todo cambió. Rompí la creencia que plantaron en mí cuando era pequeño. Tres años después pude conseguir una beca que me permitió estudiar en la mejor escuela de México y cinco años después concluirla con un excelente promedio. Vivimos limitados por las cosas que las personas nos dicen y programamos nuestro cerebro de esa forma. Una vez que nuestro cerebro se programa se vuelve muy complicado poder cambiarlo. La buena noticia es que así como aprendemos esas cosas, es posible reprogramar el cerebro para cambiar esas creencias limitantes. Si no avanzas es por tus creencias limitantes. Por ende vivimos limitados de nuestro verdadero potencial. Aunque es muy común aprender las creencias de las opiniones de los demás, también podemos programar nuestro cerebro como resultado de alguna experiencia crítica que hayamos vivido. Algún momento difícil de tu vida. Son situaciones en las cuales tú no tienes un control y suceden sin previo aviso. Es ahí cuando adoptas una forma de actuar o cambias la perspectiva con la que ves a la vida. Puede ser incluso que comiences a catalogarte bajo un concepto negativo. Las improntas son esas situaciones en las que no tienes control, pero que terminan por cambiarte la vida. Dejan un rastro. Sucede un acontecimiento, después actúas de una manera y absorbes esa experiencia de manera positiva o negativa. Los acontecimientos importantes en nuestra vida han sido un parteaguas en nuestra personalidad. Hay muchos casos de personas que pudieron escapar de la muerte y desde entonces su forma de actuar es muy diferente. Las improntas vienen a cambiarnos la vida cuando más lo necesitamos. Es muy importante eliminar las creencias limitantes para lograr nuestros objetivos. Para ello es fundamental identificarlas primeramente. Tanto para identificarlas como para eliminarlas, la herramienta perfecta son los cuestionamientos. Debes aprender a cuestionarte todo. Si haces la pregunta correcta, puede llegar a ti una iluminación sorprendente. Identifica esas frases juiciosas que te aparecen de la nada en la mente. La autocrítica que aparece en tu cabeza es una creencia que te limita. Vives para complacer a esa persona interna, mejor conocida como ego. Observa cuando te criticas o te juzgas fuertemente. ¿Tiene validez este comentario? Te darás cuenta que eres muy exigente contigo mismo y todo puede ser logrado mediante la estrategia correcta. Identificar tus debilidades y fortalezas, te permiten conocerte mejor. Entre mayor sea el autoconocimiento, podrás ir eliminando esas creencias que solamente ocupan energía en tu cabeza. Cuestiónalas. Acábalas. Algunas preguntas que puedes utilizar para identificar y eliminar creencias limitantes son las siguientes: ¿Cuál es la limitación que te ha mantenido estancado? ¿Qué quisieras tener o hacer, pero hay «algo» que te detiene para hacerlo? ¿Qué es ese «algo» que te está deteniendo? ¿Por qué es un problema? ¿Qué significa para ti? ¿Qué crees respecto a ti mismo que ha creado este problema? ¿Qué refleja este problema? ¿Cuándo decidiste que tu problema era un problema? ¿Cuándo comenzaste a creerlo? ¿Qué significa este problema para ti? ¿Qué reglas has creado en tu vida que te ayudaron a limitar tu habilidad para afrontar el problema? ¿Qué pensamientos negativos vienen a tu mente cada vez que piensas en lograr lo que deseas? ¿Qué suposiciones haces para no ir por lo que deseas? ¿Cuáles son las creencias culturales que te tienen atado? ¿Cómo sería tu vida, si no tuvieras ese problema? Interludio ¿Por qué eres así? El viaje del autoconocimiento Equivocadamente pensé que escapar del lugar donde nací me traería paz mental. Me tomó veintitrés años tomar la decisión de irme de casa, a un estado de la república completamente opuesto a lo que estaba acostumbrado. Hasta ese momento, no había experimentado lo que era salir de la zona de confort. La peor etapa de la depresión fue justamente cuando me encontraba solo en mi departamento retirado de la ciudad. Vivía en un pueblo sin conexión a internet y donde los servicios públicos escaseaban. Obviamente no duré mucho tiempo viviendo ahí, fue un pequeño desliz que me enseñó mucho. Sin embargo, el tiempo que estuve ahí, pude analizarme por primera vez. El principal alimento de la depresión era la soledad. De un día para otro no tenía a mi familia o a mis amigos. En una ciudad donde mi acento al hablar generaba desconfianza y hasta repudio; el mismo rechazo que sentía en el trabajo por ser joven y tener las expectativas muy bajas. Llegó un punto donde realmente mi autoestima se vio afectada, porque no creía que podía lograrlo en mi trabajo o en la sociedad. Muy pocas personas me hablaban y mis fines de semana eran horribles, simplemente me la pasaba acostado viendo televisión durante dos días ininterrumpidos. Con lágrimas en los ojos negaba la idea de regresar a casa, pues siempre quise irme de ahí, y ahora al regresar sería como dar un paso atrás. Definitivamente mi orgullo no me dejaba volver. Con todo el dolor que se acumulaba en mi pecho, me cuestioné ciertas situaciones de mi vida, así como a quienes me rodeaban. Desarrollé teorías e hipótesis de por qué pasaba lo que pasaba, e incluso con detalle, pude identificar los elementos que me hacían sentir mal. Sin saberlo, eran mis primeros pasos en el viaje del autoconocimiento. Nunca había hecho una pausa para preguntarme acerca de mi sufrimiento. En esas cuestiones salieron cosas del pasado que no había cerrado. Pude ponerle nombre a mi sentir: depresión, ansiedad, tristeza, impotencia y muchos otros. Crecí bajo una cultura de hacer las cosas en grupo. Las personas que van a comer solas a un restaurante siempre han sido vistas como ermitaños e inadaptados sociales. Se les asocia con tristeza y, en algunos casos, con lástima. Allá no tenía alternativa ¿Quedarme en casa o salir a explorar el mundo? Me daba terror; a la fecha aún me aterra. Quise entender la soledad. ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Qué puedo obtener de ella? ¿Por qué tenemos tanto miedo de pasar el tiempo con nosotros mismos? Durante muchos años pensaba que el mejor amigo sería alguien como yo. Estaba muy equivocado. La realidad es que nunca había pasado tiempo conmigo. No sabía cómo tratar a una persona como yo. Así entendí que la soledad funciona como una herramienta para el conocimiento propio. Si siempre estás rodeado de personas, nunca tendrás la oportunidad de conocerte. No hay tiempo para hacerse preguntas estúpidas como ¿Qué estilo de películas me gustan? ¿De verdad me gusta el chocolate? ¿Es la música banda el peor género musical de la existencia? ¿Por qué me dan miedo los reptiles? ¿Vivimos en la matrix? Imagina que te acuestas con un tipo en ropa interior, mientras bebe cerveza y se chupa de los dedos el exceso de cheetos, al tiempo que mira el último episodio de America’s got talent. Esa era la razón por la que lloraba en las noches, compartía mi tiempo y espacio con una persona que no conocía. Lo peor, es que esa persona vivía dentro de mí. El viaje de autoconocimiento no tiene fin. Una vez que comienzas, te sumergirás en tus deseos, anhelos, habilidades, motivaciones y locuras. Con cada investigación extra que realices, descubrirás cuanto te apasiona el tema e irás más a fondo, directo hacia algo que parece que no tiene fin. Independientemente de la situación en la que te encuentres en el día de hoy, imagina que hipotéticamente pierdes todo lo que tienes; tus posesiones materiales, familiares y amigos. Lo único que queda y quedará eres tú. ¿Por qué no hacer las paces con nuestro «yo» incondicional? Conócete y explota todo lo bueno que hay en ti. Autoconocimiento Capítulo 6 Juegos mentales pendejos: Patrones negativos En el camino del autoconocimiento te empiezas a enfrentar a temas que te permiten conocerte a ti mismo. ¿Qué cosas te hacen quien tú eres? ¿De qué forma actúas? Este tema me gusta porque la primera vez que trabajé estos conceptos, iba viendo cada uno de los patrones y me identificaba con cada uno de ellos. Al finalizar la lista, terminé identificándome con todos. Te preguntarás: ¿qué son los patrones? No es de sorprender que constantemente te descubras pensando de manera negativa. En la mayoría de los casos, los pensamientos vienen de manera involuntaria. Simplemente están ahí, y aunque no quieres tenerlos, aparecen una y otra vez más. Esto surge por la manera en que nuestra mente fue a programada cuando éramos niños y sin saberlo, repetimos una y otra vez modelos de pensamientos negativos. Los patrones identifican eso: los pensamientos negativos repetitivos. ¿Cuál es la intención de este capítulo? Que te des cuenta que estos patrones son inútiles, pensamientos que no sirven para nada, pero que es importante que nos demos cuenta de su existencia, para poder trabajar con ellos. Además si eres consciente de que los tienes, vas a poder trabajar para quitarlos de tu mente. Aquí te los presento a cada uno. Comprueba si te identificas con ellos. 1. Clarividencia. Nos encanta vivir en el futuro y pensar sobre lo que va pasar. Estamos preocupados por lo que viene. ¿Qué va a pasar? ¿Qué va a suceder? Cuando estamos preocupados por ese escenario en el futuro, entonces creamos ansiedad. La ansiedad trae millones de problemas y empieza a cobrar factura súper rápido. Estás muy preocupado por lo que va a pasar, te vuelves ansioso, te deprimes, lloras, te enojas porque algo malo va a pasar. Empiezas a generar un mundo, que a lo mejor no va a pasar. De hecho en la mayoría de los casos cuando predecimos el futuro, este escenario nunca sucede. 2. Telepatía. Disfrutamos pensar en lo que las demás personas están pensando. ¿Qué estará diciendo de mí? ¿Qué opinión tiene de mí? Asumes que ellos tienen un concepto sobre ti. Si actúas de alguna manera, comienzas a imaginar lo que las personas están pensando de ti. Es el miedo al qué dirán. Otro ejemplo es cuando interactúas con una persona y comienza a comportarse de una manera inusual. Tratas de leer su mente, suponiendo las razones por las cuales se comporta de esa manera. ¿Le habré hecho algo? ¿Estará enojado conmigo? ¿Habré dicho algo inapropiado? ¿Qué fue lo que pasó? Al final, no estás haciendo nada al respecto. No sabes si esa persona está teniendo simplemente un mal día o si tiene un problema en casa. Lo único que haces es suponer. Y esto, no te ayuda en nada. 3. Exageración. Exageramos un problema. Nos sucede algo en nuestras vidas y lo hacemos más grande de lo que es. Un problema que es pequeño lo escalas a un tamaño mayor, y de igual manera te preocupas en grande. Gracias a eso generas ansiedad, depresión, enojo y otras emociones negativas. Al final de todo, nos sentimos peor. 4. Pesimismo. Agregamos muchos filtros a esa situación y nos enfocamos solamente en lo que es malo. De esta manera nos volvemos incapaces de ser optimistas. Tanto filtro que incluimos nos hace imposible ver todas los elementos que interactúan en esa situación y nos enfocamos en lo negativo. Es una forma de afrontar la situación, de minimizarla, pero realmente no te ayuda para nada. Cuando a lo mejor esa situación tiene otras tantas partes positivas, te vas al enfoque negativo. 5. Universalizar. La situación que te pasó una vez, nos sirve para generalizar a las próximas que te sucederán. Es muy fácil apreciarlo en el mundo de las inversiones financieras. Cuando decides invertir tu dinero a un instrumento financiero, lo que haces es «prestar» tu dinero para que al cabo de cierto tiempo lo recibas de vuelta con una ganancia. A esto se le conoce como rendimientos. Por lo general, las instituciones financieras te presentan las opciones de inversión con porcentajes de rendimientos variables. Es decir, no te pueden aseguran cuál va a ser la ganancia que recibirás después de que pase el tiempo pactado de «préstamo» se haya cumplido. Para cuestiones de publicidad utilizan los rendimientos de inversiones pasadas para demostrar cuánto podrías estar ganando. Sin embargo, suelen utilizar una frase para deslindar responsabilidades que es: «Los rendimientos pasados no garantizan los rendimientos futuros.». Igual que en las inversiones, lo que sucedió en el pasado no es prueba suficiente para asumir que sucederá en tu futuro. Cuando utilizas palabras como «TODO» o «SIEMPRE» es cuando el pensamiento se vuelve inútil. 6. El peor escenario posible. La ley de Murphy dice que si algo malo puede pasar, va a pasar. Estamos pensando en lo peor que pudiese pasar en esa situación. Cuando lo piensas generas ansiedad y depresión, y posteriormente creas problemas psicológicos y físicos. Al final, una vez más, no te trae nada bueno pensar de esta manera. 7. Clasificación. ¿Qué sucede cuando etiquetas a una persona? Creas una creencia y esa persona corre el peligro de creerse lo que le estas diciendo. Y del mismo modo, si tú te auto-etiquetas, corres el riesgo de crear creencias limitantes autogeneradas. Cuando te etiquetas eres incapaz de ver habilidades que están dentro de ti. Es muy delicado utilizar etiquetas tanto para ti como para las otras personas. Como verás son varios los patrones de pensamiento que pueden estar condicionando nuestra vida, por eso es tan importante que logres analizar con cuál de ellos te identificas y aceptar los que forman parte de ti. Una vez que identifiquemos y aceptemos esos patrones, no significa que nos quedemos resignados con los brazos cruzados, podemos tomar acción para modificarlos con estos pasos sencillos: 1. Ser consciente de que piensas de esa manera. Nos definimos negativamente y somos incapaces de ver nuestras habilidades. No avanzas a consecuencia de este tipo de pensamientos. Creamos creencias que nos rigen, o aún peor, le creamos creencias a otras personas. 2. Ponerlos a prueba por medio de cuestionamientos. Al ponerlos a prueba, cuando haces las preguntas correctas, te das cuenta que mucho de lo que piensas está mal. Recuerda que no controlas esos pensamientos, vienen del inconsciente. Si tienes bien desarrollados estos patrones, los pensamientos llegan sin que tú lo desees. No te hace una mala persona tener este tipo de pensamientos, simplemente te hace ser humano. Puedes utilizar las siguientes preguntas como base: ¿Por qué estoy pensando eso? ¿Es el inconsciente o el consciente quien está pensando eso? ¿Me describe ese pensamiento como persona? ¿Es eso lo que quiero estar pensando? ¿Cómo me hace sentir ese pensamiento? 3. Validar tus pensamientos. Utilizando las preguntas correctas puedes decidir si un pensamiento es positivo o negativo. Cuando venga un patrón negativo, cuestiónate lo siguiente: ¿Hay evidencias que sustenten el pensamiento? ¿Tiene validez este pensamiento? ¿Cómo luciría si fuese positivo? ¿Qué valor tiene ese pensamiento para mí? Si pudiera verlo de otra manera ¿Qué aspecto tendría ese pensamiento? ¿Tendrá sentido en cinco años? Si utilizas este tipo de preguntas te darás cuenta que ese pensamiento no tiene validez y a pesar de que llegue a tu mente de manera inconsciente, va a estar ahí pero tú no le vas a dar importancia. De esta manera estarás entrenando a tu mente a programarse, para que estos pensamientos en automático pierdan su valor. Es muy importante darse cuenta que los tienes, que están ahí, y que tienes que cuestionarlos. Recuerda que, si no los cuestionas, nunca van a desaparecer. Los primeros pasos que pude dar después de la primera cirugía de mi rodilla fueron con ayuda de muletas. El dolor era insoportable y los movimientos eran muy lentos. Mis pensamientos se convirtieron en mi propio martirio, pues en mi cabeza me veía como una persona con discapacidad. Llegó un momento en el que el dolor era tan fuerte que incluso pensé en la posibilidad de amputarme la pierna. No me veía caminando normalmente una vez más. Sin darme cuenta, mis pensamientos eran exagerados y pesimistas. Esas ideas estuvieron dando vueltas en mi cabeza durante meses. De un momento a otro estaba sumergido en un enorme charco de lágrimas. Estaba llorando mi desgracia de no poder caminar otra vez. Un día decidí que no quería encontrarme en esa situación otra vez. Puse un alto a mi vida y comencé a cuestionarme lo siguiente: ¿Qué estoy pensando? – Que no voy a volver a caminar ¿Por qué estoy pensando esto? – Porque me duele mucho al caminar después de la cirugía ¿Está pensando el inconsciente o el consciente? – El inconsciente ¿Qué opina el consciente? – Que es una tontería Capítulo 7 ¿Cómo estas programado? Metaprogramas Cuando me estaba formando como coach, leí este nuevo concepto de Metaprogramas y fue un shock filosófico para mí, porque yo no sabía que la forma en como actúo puede describirse mediante rasgos de mi personalidad. Los Metaprogramas son las guías de nuestros pensamientos. Gracias a su intervención podemos determinar la personalidad de una persona por medio de sus emociones y conductas. Recordarán que hablamos en otro capítulo sobre los mapas mentales, que son una representación mental de cómo pensamos. Esos mapas son los que dirigen nuestro comportamiento, cada persona tiene un mapa diferente, porque todos pensamos de una manera única. Los Metaprogramas tratan de explicar cómo está programado nuestro cerebro. Dentro de ese mapa tienes los Metaprogramas, los cuales vamos a mencionar para conocerlos mejor: 1. Alejarse del dolor vs Acercarse al placer Esto lo puedes ver en ti o en otras personas. Si es una persona que constantemente evade los problemas, estamos hablando de una persona que se aleja del dolor. Esta programación explica que puedes estar en búsqueda de situaciones que te hagan sentir mejor o estar constantemente alejándote de las circunstancias que causan dolor. Esto no quiere decir que uno es bueno y el otro es malo, sino que te permite saber cómo funcionas y te ubicará de un lado u otro de la balanza. Recordarás que en el tema de resolución de conflictos, discutimos el concepto de la intención positiva, donde tu mente siempre está tratando de protegerte. Te aleja del dolor o te acerca al placer, esa es la intención. Comencé a meditar, porque sentía que mis emociones tenían un control muy fuerte sobre mí. Eso me estaba causando sufrimiento. Descubrí que mi perspectiva de la vida era: estar preparado para lo peor. Yo sabía que en cualquier momento se podría venir la vida abajo y emocionalmente no estaba preparado para otro golpe de la vida. Me alejaba constantemente del dolor. La meditación me ayudó a calmar la ansiedad, controlar mis emociones y ver mis acontecimientos desde otra perspectiva. En cuestión de semanas encontré una paz interior que se sentía muy bien. De pronto me encontraba acercándome al placer. 2. Referencia externa vs interna. Si eres una persona que busca regularmente la opinión de tus compañeros o de tu jefe, significa que tu referencia es externa. Estás buscando el reconocimiento fuera de ti. El otro grupo cae en las personas que no necesitan ese reconocimiento, no necesitan comentarios del tipo «buen trabajo». No necesitan saber si algo estuvo bien o estuvo mal. Esas personas están enfocada hacia lo que es interno. Esto indicará la mejor manera en la que tú trabajas. Cuando inicié en el mundo laboral no tenía muy claro de si el trabajo que estaba haciendo estaba bien a los ojos del jefe. Entonces todas mis acciones fueron dirigidas a que el jefe pudiera notar que soy un buen elemento. Tras determinado tiempo no pude lograr que mi jefe me dijera un simple «buen trabajo» y eso me tenía fastidiado. No quería saber nada de él o del trabajo. Eso me trajo incomodidad en mi área laboral y mucha insatisfacción. Estaba buscando externamente la aprobación. Yo estaba seguro de que en todo momento ponía lo mejor de mí y los resultados que entregaba eran méritos de mi esfuerzo y dedicación. Yo sabía que el trabajo estaba bien hecho, no necesitaba a nadie que me lo dijera. Aprendí a encontrar la aprobación en mi interior. 3. Creado para uno mismo vs. para otros Hay personas que intentan sacar provecho de las habilidades o beneficios de los demás. Esa es su forma de trabajar. ¿Estoy buscando ayudar a los demás o estoy esperando que los demás me ayuden a mí? Aquí es muy importante no ponerse de un lado de la balanza. Debemos encontrar un punto medio. ¿Qué pasa si nos inclinamos a un lado donde obtengo todo de las personas? Eso se convierte en un acto egoísta. Se convierte en algo donde necesito a las personas con un propósito. Sin embargo, si nos ponemos del otro lado de la balanza, donde mis acciones se enfocan a ayudar al prójimo, mi razón de existir es por y para las personas, entonces te conviertes en un mártir. Para esta programación, tienes que identificar en qué lado de la balanza te encuentras, después tienes que encontrar de traerlo más hacia el centro. Porque como ves, las cosas no son buenas en ninguno de los dos extremos. El Networking es una de las mejores herramientas con las que puede contar el ser humano tanto en la vida personal como en la profesional. Conocer a la persona indicada te puede facilitar muchas cosas cuando lo necesites. Sin embargo, no hay que quitar el foco de que muchas veces tú puedes ser esa persona que puede facilitar la vida de otros. En mi vida profesional he hecho lo que yo llamo «intercambios comerciales» que es una manera de pedir ayuda a cierto experto en un tema a cambio de ofrecer mi ayuda desde lo que yo soy experto. Hasta ahora me ha servido para abrir puertas a nuevos negocios e incluso incrementar mi red de amistades y profesionales de la industria. 4. Incompatibilidad vs Compatibilidad Al interactuar con el mundo las personas manifestarán por medio de su lenguaje todo aquello que es semejante a sí mismos, incluido el pensamiento. Cuando platicas con una persona utilizan frases como: «A mí también...», «Yo también...». Este tipo de oraciones indican que la persona busca la compatibilidad, está constantemente pensando las similitudes de su entorno para con él mismo. Por otra parte, existen personas que siempre se refieren a las cosas con las que ellos no son compatibles. Utilizan frases como «A mí tampoco...», «No me gusta...», «Yo no...». Por medio de estas frases somos capaces de identificar que la persona está en busca de la incompatibilidad, piensan en todo aquello que no esté en sintonía con ellos. No existe un lado «bueno» o «malo» de la balanza. Simplemente necesitas identificar la manera en que piensas. Es una cuestión de autoconocimiento. A mí me han tachado de «negativo» durante toda mi vida. No fue hasta que conocí este concepto que comprendí por qué me expreso del mundo de la manera en que lo hago. Tengo el superpoder de encontrar una crítica a todo. Digo que es un superpoder, porque eso me abre la puerta a poder mejorar algo que considero no es correcto. Como a todo le veo lo malo, me tachan de negativo, pero la realidad es que veo el mundo desde la incompatibilidad. 5. La estrategia del vendedor Todas las personas pueden ser convencidas. Tienes que identificar «eso» que le mueve. Tienes que identificar qué elementos estimulan a una persona. También definir el tiempo en el que tienes que estimular para que pueda ser convencido. Para poder convencer a una persona tienes que identificar si es alguien visual, auditiva o kinestésica, es decir, qué necesita probar antes de decidir. ¿Has comprado algo que no querías comprar solamente porque el vendedor hizo su trabajo correctamente? Los vendedores saben que todas las personas pueden ser convencidas si estimulas sus características principales durante el tiempo necesario. Buscan la forma correcta de empatizar contigo, colocándose en la misma versión del mundo que tú tienes. Hablamos anteriormente de filtros que modificaban la realidad del mundo de una manera subjetiva para cada individuo. Esos filtros determinan la manera en que la persona es capaz de interactuar con los elementos de su realidad. Cada persona tiene desarrollados sus sentidos en diferente magnitud. Por eso las percepciones de la realidad cambian de persona a persona. Las personas auditivas tienen más desarrollado el sentido del oído. Gracias a ello, es normal que su interacción con el mundo suceda en este plano, donde los sonidos entregan más información de lo que está experimentando. Son personas que pueden aprender simplemente escuchando o que prefieren hablar en vez de escribir un mensaje. Las personas visuales tienen más desarrollado el sentido de la vista. Los ojos funcionan como receptores de luz con información suficiente de su alrededor. Los colores, las imágenes e incluso los gestos pueden decir mucho de su realidad. Son personas que aprenden viendo o que responderán fácilmente a gestos o movimientos corporales. Las personas kinestésicas tienen desarrollados la mezcla de los sentidos del tacto, gusto y olfato. Por medio de esta excepcional mezcla, pueden experimentar la vida misma. Es decir, aprenden por medio de la experiencia. Las personas dentro de esta categoría suelen aprender fácilmente haciendo la actividad o prefieren vivir la experiencia antes de leerlo en algún libro. Los vendedores son capaces de identificar cómo percibes el mundo. Precisamente es una estrategia de ventas que utilizan para convencer de comprar un producto. Son los maestros para identificar «lo que te mueve». Yo soy un kinestésico profesional. Por esa razón, las bonitas campañas de productos no tienen un efecto muy fuerte en mí. Pero la situación cambia cuando pongo las manos en el producto. Si vivo la experiencia es mucho más factible que esté interesado en el producto. Cabe destacar también, que la forma en que yo estudio es por medio de la escritura. Algo que quiero aprender, deberá estar apuntado en mi libreta. Es una forma de experimentar el aprendizaje que me funcionó durante todos los años de mi carrera universitaria. 6. Posibilidades vs. Necesidades Las personas programadas por necesidades van a tomar decisiones y van a actuar mediante los acontecimientos que sucedan en ese momento. Supongamos que quieres un trabajo nuevo, pero no comienzas a buscar un trabajo que a ti te gustaría. Lo único que haces es postularte a diferentes posiciones en diferentes compañías, llenas la información en las bolsas de trabajo y tiempo después llegan diferentes opciones. De esas opciones simplemente eliges la mejor opción. Tomaste lo que había. De igual manera podemos interpolar a situaciones de pareja, casa o relaciones: simplemente tomas lo que hay. En cambio, quienes están programados por medio de posibilidades están buscando las oportunidades que les acercarán a lo que ellos quieren. Tienen bien definidos sus objetivos y están en búsqueda de alcanzarlos. Si quieren un trabajo, saben cuál es. Si quieren una casa, saben cuál es. Si quieren una relación, saben con quién. Estas personas saben lo que quieren y hacen todo por tenerlo. Muchos de mis trabajos fueron resultado de mis necesidades. Hubo un tiempo que necesitaba dinero para poder pagar los libros de mi escuela. Así que salí a buscar trabajo y acepté el primero que quiso contratarme. Ganaba muy poco, pero lo peor es que terminé haciendo algo que no me gustaba. Así estuve por el mundo, lo que necesitaba en el momento era en lo que me ponía a trabajar. Mis carencias movían mis acciones. Poco después de terminar la certificación como coach, entendí que el mundo estaba ahí para ser devorado. No veía las posibilidades porque no sabía lo que quería. En el momento que hice mi reflexión y decidí que quería escribir un libro, no hubo nada que me detuviera. Y aquí estoy, escribiendo este libro, viviendo desde las posibilidades. ¿Qué te mueve? ¿La posibilidad o la necesidad? 7. Independiente vs cooperativo Esta programación habla sobre el trabajo en equipo o el individualismo. Las personas que trabajan en equipo tienen funciones y llegan a una meta en común. Si sientes mayor comodidad al trabajar siguiendo a un líder, puedes identificarte con facilidad como cooperativo. Si no requieres que una persona te esté diciendo que hacer, tienes muy claros cuáles son tus objetivos y tus alcances, y además te sientes muy cómodo trabajando de esta manera, entonces puedes identificarte como independiente. En el punto medio de la balanza, existe una combinación de ellos, donde perteneces a un equipo, pero con actividades muy bien definidas y un avance autónomo, sin depender de otras personas. A mí me funciona trabajar desde procesos bien definidos y estructurados. La planeación es importante para que un equipo pueda funcionar. Es por eso que, durante las etapas de planificación, tengo un mejor desempeño trabajando solo, concentrándome en las estrategias que deberá seguir un equipo para completar un objetivo. Una vez definida la estrategia me dedico a ejecutar el plan con el equipo de trabajo. Les explico cómo debemos hacer el trabajo y los resultados que deberíamos esperar de él. En mi caso me desempeño mejor con la combinación de ambas. 8. Detallado vs Global Las personas detallistas se enfocan en cosas muy específicas, en estos casos el panorama general pierde el enfoque. Es decir, cuando te involucras sólo en los detalles, el resto de las cosas pasan desapercibidas. Las personas globales tienen una perspectiva general, pero en ese momento pierdes el control porque no te enfocas en los detalles. Cuando una persona global trabaja con alguien detallista, el resultado es muy positivo, porque los globales están cuidando en todo momento el panorama, mientras los detallistas se enfocan en lo que realmente importa para avanzar. No tengo la capacidad de analizar las situaciones a detalle. Yo me he identificado como alguien global. Me gusta ver las perspectivas de una manera general, pues de esta manera puedo dirigir más eficientemente a mis equipos de trabajo. Los integrantes del equipo pueden enfocarse en los detalles, pero necesitan que el barco tenga un capitán, y para ello descubrí que puedo comandar el barco. Sé adónde voy, sé por dónde llegar y desde ahí podré dar información al equipo para que puedan ejecutar de una mejor manera su trabajo. 9. Proactivos vs. Reactivos Las personas proactivas tienden a tomar acciones sin importar si tienen instrucciones para realizar o no dicha actividad. Siempre se encuentran en control de las situaciones, porque siempre toman acción. No necesitan de una persona que les digan qué hacer, porque el proactivo ya reaccionó antes. Las personas reactivas tienden a esperar el momento exacto para poder actuar. Normalmente se paralizan por analizar las cosas, a este síntoma se lo llama «parálisis por análisis». Invierten más tiempo analizando que actuando, y no es hasta que la situación se vuelve insostenible que comienzan actuar. Debo admitir que yo sufro de «parálisis por análisis». Soy un pensador nato. Analizo cada escenario y le doy vueltas y vueltas al asunto hasta que mi mente se agota por completo. En algunas ocasiones, cuando me siento muy abrumado, mi vida fluye mejor cuando me dedico a reaccionar. Hasta que no sucede cierto acontecimiento, no lo enfrento. Realmente en muy pocas ocasiones me he sentido proactivo. Me pongo en modo proactivo cuando existe alguna motivación para hacer las cosas. Si me propongo una meta, seguramente lo haré, por el simple hecho de habérmelo propuesto. Digamos que, si está en mi libreta de apuntes, será realizado por mi yo proactivo. En cambio, si no está en mi libreta, esperaré el golpe de la vida para reaccionar. Estas fueron las meta programaciones. ¿Fuiste capaz de identificarte con alguna de ellas? Es probable que te hayas identificado con muchas de ellas. En la mayoría de los Metaprogramas existen diferentes polos. Puede ser que te hayas identificado más con un concepto que con otro. Lo importante aquí es que logres descubrir quién eres, cómo piensas y cómo interactúas con el mundo. Es importante que te veas identificado con ellas, porque será esencial en lo que vamos a trabajar más adelante. No trates de luchar con quién tú eres; acepta como estás programado y recuerda que serás capaz de re-programarte más adelante. Interludio Rescatando al niño interior Las tardes de diversión con mis primos cuando era pequeño se basaban básicamente en disfrutar la vida. Me caía, me raspaba las rodillas y simplemente me levantaba a seguir jugando. Mis responsabilidades de la escuela pareciera que nunca me estresaron, porque al final de ellas sabía que podía disfrutar mi día jugando un poco más. En aquel entonces, no existía estrés y me sorprendía de todo lo que acontecía en el mundo. Es como si al crecer fuese perdiendo mi habilidad para ser feliz fácilmente; que mis preocupaciones decidieron acampar en mi ser. Mi peor equivocación de niño fue desear ser adulto. ¿Dónde quedó aquel niño que se reponía de todo? Entonces sabía fluir fácilmente con la vida. Los años escolares parecían eternos y los veranos se disfrutaban con alegría. Sin pensar en el año venidero o los retos que traería la escuela. Simplemente existía yo con el mundo sin pensar en lo demás. Al convertirme en adulto parece que todos los problemas me pueden derribar fácilmente. Quizá por tener un cerebro más desarrollado con ganas de analizar todo lo que me sucede. Probablemente esa sea la clave: no dejarme fluir. Sin embargo, no es así de simple. Nada me emociona, ni disfruto de mis días continuamente como lo hacía de niño. Dejé a «mini yo» olvidado en alguna banca fría durante un invierno eterno. Ahí mirando hacia el suelo se encuentra esperando que recuerde regresar por él. Traer de vuelta a ese niño parece una tarea complicada, pero necesaria. A veces lo que necesitas es un «Chingue su madre» y lanzarte al vacío con la intención de dejarte sorprender por las novedades de la vida; tal como él lo haría. ¿Cuándo fue la última vez que trepaste un árbol? ¿Cuándo fue la última vez que corriste bajo la lluvia? ¿Cuándo fue la última vez que te subiste a un columpio? ¿Cuándo fue la última vez que te asombraste al entrar a un acuario? ¿Cuándo fue la última vez que jugaste a las escondidas? La simpleza infantil permite que puedas ver el mundo con otros ojos. Los ojos de la fascinación instantánea. Esos mismos ojos que alguna vez se llenaron de lágrimas al ver un cachorro correr a tus brazos. Cuando eras niño veías desde los ojos del amor y la inocencia. ¿Cuándo decidiste perderlos? ¿Quién te obligó a hacerlo? Dirígete a esa banca donde abandonaste a tu niño interior. Haz un pacto con él e involúcralo más en tu vida. El niño, sin pensarlo, vive en el «Chingue su madre», dejando los detalles atrás y actuando activamente. Pídele perdón e invítalo a vivir contigo, pídele consejos, agradece su presencia, asómbrate de cada nueva aventura, pero lo más importante: cuando caigas, levántate y sigue jugando. La vida balanceada Capítulo 8 ¿Qué vida quieres tener? ViBa: Vida en balance Nuestra vida está compuesta de diferentes áreas que deben de estar en un equilibrio perfecto. En el momento que perdemos equilibrio en esas áreas, comenzamos a tener diferentes síntomas emocionales. Nos sentimos incompletos, incapaces, desmotivados; con una sensación de estar estancados. La razón es que nos estamos olvidando de atender las áreas involucradas en nuestra vida. En ese momento nos sentimos incompletos y separados de la realidad. Ahí comienzan los problemas de ansiedad. Nos la pasamos pensando en el pasado y en el futuro. Olvidamos el “ahora” y es ahora cuando necesitamos poner orden. Son siete áreas las que están en juego. Vamos a revisar cada una de ellas. ¿Qué significan? ¿Qué tenemos que tratar? Es muy importante preguntarnos ¿Dónde estamos parados en este momento? ¿Dónde queremos estar? ¿A dónde queremos llegar? Las respuestas nos servirán para hacer planes que nos lleven a ese punto preciso en el que queremos estar. El concepto es muy sencillo: tengo 7 áreas que debo tener en balance. En el momento que descuido esas áreas, me alejo de mi misión de vida. Sin embargo, las áreas no son iguales para todos. La importancia que tú le das a esas áreas, no es la misma que la que le da tu hermano, amigos o padres, porque estamos en situaciones completamente diferentes. Además nuestra educación, conocimientos, deseos y valores van a cambiar la importancia que le damos a esas áreas. Relaciones Esta área es la primera y son las relaciones sociales, es decir, la interacción que tenemos con otras personas. Elegimos a las personas con las que queremos pasar la mayor parte nuestro tiempo. Entre más tiempo pases con una persona, vas a ser capaz de adoptar los conocimientos, habilidades y formas de actuar de esa persona. Esto quiere decir que si dedicas mucho tiempo a una “buena” persona, eventualmente te vas a convertir en una “buena” persona. En cambio, si te pasas el tiempo con una “mala” persona, en poco tiempo te convertirás en una “mala” persona. Vas a comenzar a adoptar ideas que pueden o no estar alineados con tus deseos. Tenemos que separarnos de esas personas que nos están alejando de nuestro propósito de vida. Los familiares en ocasiones tampoco están alineados con nuestros objetivos. Hay familiares que creen tener la razón, y que por el simple hecho de ser familia, tú deberías aceptar las propuestas que te están ofreciendo. No debería ser así, al menos no siempre. Las personas siempre tienen algo que contarte, algo que recomendarte, una propuesta para que tú hagas. Muchas veces ni siquiera tiene sentido hacerlo. Por lo general son cosas que nosotros nunca habíamos pensado en hacer. Hay que tener mucho cuidado con las personas que estamos. Pregúntate: ¿Quiénes son las personas con las que queremos estar? De esta manera vamos a comenzar a trabajar nuestras relaciones. Invertir y cuidarlas. Ya que hemos identificado quienes son las personas con las que queremos pasar la mayor parte de nuestro tiempo, es importante invertir el tiempo en ellas. Después hay que diferenciar entre las personas con las que queremos estar, pero no les vamos a dedicar tanto tiempo, porque a pesar de que las amamos, su forma de pensar no está alineada a tu forma de ser o tus valores. El tiempo que le vamos a dedicar a ellos, no será el mismo que le vamos a dedicar a nuestra pareja o nuestros hijos. Simplemente porque en una escala de prioridades, no están en el primer lugar. De igual manera con nuestras amistades. ¿Quiénes son los amigos que quieres tener cerca en todo momento? ¿Cuáles son esas amistades que tienen un valor afectivo pero que no aportan nada o muy poco a tu propósito de vida? Podríamos considerar como tercera categoría las personas con una alta negatividad que definitivamente no aportan nada a nuestra vida y de las que tenemos que alejarnos. Si eres una persona negativa, los demás no querrán estar contigo, y sabrás que las personas a tu alrededor también son negativos. Para separarnos de esas personas, siempre tenemos que hacerlo de una forma educada sin lastimar sus sentimientos. Habrá quienes lo entiendan, habrá quienes no, pero siempre con mucho respeto. Las personas que comparten contigo los mismos deseos y valores, van a influir en ti para que logres alcanzar tus objetivos. De esta manera vamos a construir una relación más fuerte, valiosa y con mayor significado para ambos. En resumen, tienes que definir tres grupos de personas: Primer grupo: personas con las cuales quieres estar siempre, porque aportan mucho a tu propósito de vida y le invertirás el mayor tiempo posible. Segundo grupo: personas por las que tienes un afecto hacia ellos, pero que no nos acercan tanto a nuestro propósito de vida, pero queremos tenerlas ahí porque nos aportan algo emocionalmente. Tercer grupo: alejarnos de todas las personas que no aportan nada a nuestro propósito de vida, a nuestros intereses y que no están alineadas con nuestros valores. Finanzas Una de las cosas que me molesta no haber aprendido cuando era niño es el tema relacionado al dinero. Es un tema tabú en nuestra sociedad. No podemos hablar del dinero, a veces, ni siquiera con nuestra propia familia. Según las estadísticas es una de las razones principales de los divorcios. Es un tema complicado porque nadie nos ha enseñado a manejar nuestro dinero, tampoco es un motivo habitual sobre el que hablamos. Hay conceptos equivocados que afirman que el dinero sólo lo tienen las personas corruptas, narcotraficantes, criminales o personas que lo obtienen de una manera ilícita. Por eso pensamos que el dinero es malo. En nuestra casa, o en la sociedad en general, confundimos la humildad con la pobreza. Pensamos: «prefiero ser pobre, pero feliz» o «pobre, pero honrado». Como diciendo que el dinero no te trae felicidad. ¡Claro que el dinero te trae felicidad! Sin embargo, la felicidad no está en el dinero. Es un concepto diferente a lo que la sociedad nos ha educado. Nosotros queremos ser felices, pero no por eso vamos a tener problemas de dinero. Al día de hoy, prefiero muchas veces tener el dinero para evitarme los problemas que podrían surgir. El dinero no es malo. No está mal ser millonario. No está mal cuidarlo. Es tuyo, te lo has ganado con tu trabajo. Lo importante es que tenemos que aprender a manejarlo y administrarlo. No es posible que vivamos al día. En el momento que una emergencia real nos aborde, y no estemos preparados, vamos a comenzar a tener complicaciones. Porque no estamos preparados para una crisis económica. La vida no te avisa cuando un problema va a llegar. Los problemas llegan y punto. Muchas veces esos problemas son imprevistos, y muchas veces necesitas dinero para salir de ese inconveniente. Si no prevés ese tipo de emergencias, nos vamos a poner en una situación complicada y tendrás que recurrir a dinero prestado que tendrás que devolver con intereses y que eventualmente se convertirá en una bola de nieve. Tu quincena no se tiene que acabar en quince días. Debes tener un plan, un presupuesto. No puedes tener una vida de rico, cuando no eres rico. Existen libros enteros del tema, así que la recomendación es que revises información relacionada a presupuestos, inversiones, libertad financiera e ingresos pasivos. Como primer acercamiento, te recomiendo ampliamente leer el libro «Pequeño cerdo capitalista» de Sofía Macías, especialmente si eres de México, en el que enfoca sus temas a instituciones y regulaciones mexicanas. Si tienes más tiempo y te gusta más la onda de los blogs, mi favorito es www.blogylana.com de Sonia Sánchez Escuer. Vas a encontrar la misma información que el libro de Sofía, pero necesitarás dedicarle un poco de tiempo para ubicar la información en el blog. En resumen, tener dinero no es malo y no hemos recibido educación financiera. Lo que nos corresponde ahora es cambiar esos papeles. Capacitarnos para obtener una estabilidad económica y enfocar nuestros esfuerzos a la libertad financiera. Una vez que tengamos el conocimiento y lo ejecutemos, podemos pasar a enseñar a nuestras futuras generaciones. Salud mental Constantemente estamos expuestos a situaciones que nos generan mucho estrés que es el causante de muchos de nuestros problemas físicos y mentales. Todo está relacionado. Estamos conectados con la mente, si no estamos en un perfecto balance, vamos a notar problemas físicos. El estrés es la causa de muchos de nuestros dolores crónicos. Por eso cuando vas al doctor, su diagnóstico de la causa principal de tus dolencias es el estrés. Tienes que aprender a controlarlo para erradicar este tipo de dolencias. En el trabajo es muy complicado, porque hay muchas situaciones que lo generan. De igual manera, en nuestra vida cotidiana existen muchas cosas que nos abruman y generan una ansiedad que nos dejan anclados al pasado y no te dejan avanzar. La ansiedad nos ataca desde el futuro, porque estamos constantemente preocupados por lo que pueda pasar. A pesar de que las probabilidades de que ese escenario suceda son muy bajas, aun así te preocupas por lo que pudiera pasar y generamos estrés. Encontrarnos saludables mentalmente es muy importante, porque nos permite pensar claramente. Eres capaz de pensar como deberías: sin preocupaciones y sin estrés autogenerado. Eres capaz de controlar tus emociones y puedes interactuar mejor con las personas. Para poder llegar a esa inteligencia emocional tienes que aprender a conocer lo que está adentro de ti. Por esta razón, muchas personas practican y recomiendan la meditación. La meditación es una práctica complicada para los principiantes. Sin embargo, basta con unos minutos al día para despejar nuestras preocupaciones, salir despejados de nuestra casa y con una mayor claridad mental. Cuando empiezas a adoptar la meditación como una práctica extendida, vas a descubrir que te sientes más tranquilo y aunque a lo largo del día vas absorbiendo situaciones que te generan estrés, te verás menos afectado por ellas. Si es la primera vez que meditas, comienza por la mañana cuatro o cinco minutos, si te distraes mucho, prueba con menos tiempo, un minuto o medio minuto para entrenar a tu mente a practicar la meditación. A mí me ha servido la práctica del Mindfulness, funciona muy bien para personas que no han practicado anteriormente un estado de relajación como el que te ofrece la meditación. Además ha sido más sencillo adaptarme y da resultados prácticos. He sentido muchos beneficios y el esfuerzo ha sido menor. Es simple porque no tienes que tener la mente en blanco. Cuando llegue un pensamiento involuntario a tu mente, simplemente hazte consciente de que está ahí. ¿De qué manera? Observa de qué se trata. No lo analices, no reacciones; solamente observa. En el momento que le prestas atención al pensamiento involuntario, eres consciente de su presencia. No intentes reprimirlo o cambiarlo. Para la salud mental tienes que saber reconocer tus emociones y tus pensamientos. La mejor forma es «calmarla» mediante la meditación. Todas las personas que te traen pensamientos negativos, tenemos que alejarlos. Son quienes te están inyectando el veneno que no necesitas. Aleja a todas las personas que no aportan nada a tu tranquilidad. Cuando no puedas escapar de situaciones que te generen estrés, entonces tienes que aprender a controlarlo o reducirlo. La meditación puede ser frustrante o muy complicada al principio, si tienes problemas para meditar durante un tiempo extendido, recuerda que a veces lo único que necesitas es solo un respiro profundo. Meditar es, prácticamente, concentrarte en tu respiración; un solo respiro puede hacer la diferencia. Desarrollo profesional Por lo general es el área donde las personas se concentran. Fuimos educados durante toda nuestra vida para ser trabajadores. México es un país manufacturero y por ende, la educación está enfocada principalmente a la industria. Cuando elegimos nuestra carrera no tenemos muy claro lo que queremos estudiar, tenía diecisiete años cuando decidí mi carrera, realmente no estaba preparado para una decisión así. Por diferentes razones terminamos estudiando cosas que no queríamos y recién cuando comenzamos a trabajar te das cuenta que no era lo que querías. Ahí descubres que siempre existieron muchas opciones para poder estudiar y trabajar. Lo que no nos gusta es la estructura industrializada en la que trabajamos. Los horarios fijos, el ambiente laboral y el trato de las empresas hacia los empleados. Aun así: tenemos que vivir de algo. Aunque el trabajo no nos guste, tenemos que cambiar el enfoque. Gracias al trabajo somos capaces de sustentarnos, de mantener a nuestra familia, comprar nuestras cosas, estabilidad económica que nos quita preocupaciones. El trabajo no es malo, el problema es que le das un enfoque negativo. Si no estás satisfecho en el lugar donde estás trabajando, lo ideal es que busques nuevas posibilidades. Lo importante de esta área es quitarle la importancia que le damos. Tiene esa prioridad porque es el área que nos sustenta a nosotros y a nuestra familia. Sin embargo, le dedicamos demasiado tiempo. Por esta razón es que descuidas muchas de las áreas que hemos hablado. No haces ejercicio, porque no tienes tiempo. No ves a tu familia, porque no tienes tiempo. No has emprendido ese negocio, porque no tienes tiempo. No tienes control en tus finanzas porque no tienes tiempo. Incluso, en la mayoría de los casos, tu jefe no es el que te pide que te quedes tiempo extra. Lo que sucede es que eres pésimo organizando tu agenda. Además no respetas tus horarios de trabajo. Nadie te va a agradecer por trabajar horas extra o fines de semana. Entiéndelo bien: nadie. Es necesario ponerle el extra a nuestro trabajo, pero ¿A qué costo? Honestamente, tú para la empresa eres un número más. El día que decidas renunciar o que te despiden, simplemente buscarán a una persona nueva y te van a reemplazar. No deberías ponerle mayor interés del que la empresa te pone a ti. Es muy importante cuidar tu trabajo, pero no significa que tengas que trabajar horas extras, que no te pagan, y que no podrás recuperar nunca. Tienes que encontrar el equilibrio dentro de tu trabajo que te permita dar buenos resultados dentro de tu horario laboral. Si trabajas por proyectos o por horas, entonces acaba el proyecto lo más rápido posible para que puedas invertir más tiempo en otra de tus áreas. Si tienes un horario fijo, que demandan cierto tiempo al día, cumple con ellas, pero aprovecha los tiempos muertos dentro del horario. ¿Qué vas a hacer durante esos tiempos muertos para balancear el resto de las áreas? ¿Cuáles voy a atender sin bajar el rendimiento de mi trabajo? Ponte a pensar cómo está formada tu agenda del día. Te darás cuenta que pierdes mucho tiempo platicando con personas, en el cafecito, en el cigarrito, en el Facebook, WhatsApp, etc. ¿De qué forma vas a aprovechar ese tiempo? Recuerda que tiene que encontrar la forma para que no baje tu productividad ni la calidad de tu trabajo. Considera que habrá ciertas cosas que no podrás hacer en ese horario. Se puede prestar a que piensen tus compañeros que no estás trabajando. En los trabajos nos piden que estemos bien capacitados. Para algunas posiciones, las empresas ya exigen que cuentes con una maestría. Al final te siguen pagando lo mismo. La inversión no es válida. Tienes que preguntare ¿Qué cosas quieres aprender? Hay que estudiar por gusto y no por necesidad. La capacitación debe ser continua. Lo que yo hago es tomar cursos cada mes aproximadamente. Esto para adquirir conocimiento. No tomar cualquier curso, debe ser algo que esté dentro de tu interés y que te permita desarrollarte. Debes utilizar esta educación para acercarte a tus objetivos. Recuerda que el tiempo debe ser una inversión y no una pérdida. Desarrolla esas habilidades que te permitirán estar en donde tú deseas. Por medio de los libros puedes capacitarte también. Tú eres lo que lees. Varía el contenido literario que consumes. Logré avanzar más rápido el día que cambié las novelas por libros de no ficción y desarrollo personal. La curva de aprendizaje fue rápida y las perspectivas con las cuales veía la vida cambiaron completamente. Existen muchas opciones, pero mi recomendación es ir por los libros de no ficción, porque reúne la experiencia de personas en un área y es equivalente a tomar un café con ellos y discutir un tema en específico. Si a ti no te funcionan las ventas, lee sobre ventas. Si pasas la mayor parte del tiempo deprimido, lee sobre felicidad, motivación o aprende más de ella. Si crees que no eres buen líder, lee sobre liderazgo. Todo depende de lo que deseas alcanzar y por esa razón tienes que tener bien definido lo que quieres alcanzar. Las novelas las utilizo para despejar la mente. Funciona muy bien antes de dormir, porque te aleja por unos momentos de todos esos eventos que absorbiste durante el día. Las historias nos ayudan a olvidar lo que está bien incrustado en nuestra mente. En resumen, aprovecha las cualidades que tu trabajo te ofrece. Hazte más productivo para que puedas maximizar el tiempo en la oficina y ataques otras áreas de tu vida con el tiempo de sobra. Si no estás satisfecho en el lugar que te encuentras trabajando, cambia de trabajo, sin miedo ni preocupaciones; busca un ambiente cómodo que te aporte valor a tu vida. Mantente aprendiendo constantemente sobre temas que te generen interés y que al mismo tiempo te desarrollen como persona y profesional. Contribución social La comunidad judía es un ejemplo para la sociedad. Tenemos mucho que aprender de ellos. Los judíos tienen un mayor sentido de pertenencia hacia su comunidad ya que se ayudan los unos a los otros. Es común encontrar apoyos, descuentos, ofertas en negocios judíos. La idea es devolver a su comunidad todo lo que se les ha dado. Es decir, cuando estás en una posición arriba del promedio, lo que profesan es devolver, pues ellos se encuentran en esa posición gracias al apoyo de su comunidad. Usualmente estos negocios son fructíferos por el hecho de ayudarse entre ellos. Me encanta esta ideología, podríamos aprender mucho de ellos. En la sociedad actual, no nos ayudamos los unos a los otros y en algunos casos pasamos por encima de los demás para alcanzar el éxito. Es muy importante contribuir a la sociedad, se ha comprobado que lo que te brinda satisfacción inmediata es el ayudar a los demás. En esta área no se trata de irnos a una playa a limpiar piedras llenas de petróleo o ir al África a salvar a niños. Ese no es el significado, es válido, pero muchas personas no están hechas para ese tipo de altruismo. Por lo general, eso es lo que nos desmotiva, porque creemos que esa es la única forma de contribuir a las personas. No todos tenemos esa vocación. La manera que he encontrado que me brinda mayor satisfacción es compartiendo mi conocimiento. Me gusta mucho aprender, leer y cuestionarme todo. Por eso decidí que mi forma de contribución es transmitir mi conocimiento. Me entusiasma mucho, lo disfruto y lo encuentro necesario, porque no existen muchas personas que estén dispuestas a hacerlo. Normalmente se guardan su conocimiento con la intención de ser ellos mejores y destacar sobre los demás. Para que una persona pueda alcanzar el conocimiento total, tiene que compartirlo. Dejar de ser egoístas y esta es una forma que aporta mucho a la sociedad. Encuentra una forma de hacer más sencilla la vida de las personas. No todas las personas quieren hacer daño y son más amables de lo que parecen. Habrá personas que no tienen una mentalidad así, pero eso no importa, tiene más valor tu interior. Busca dentro de tus habilidades, pasiones y valores las que puedan generar ese extra en tu comunidad. Pensar en consultorías, cursos, conferencias, productos o servicios. Puedes ofrecerlos gratis o cobrar por ellos a un costo accesible. Tu inversión ya está hecha en forma de tiempo. Ese es tu recurso más valioso. Si ofreces tu tiempo, será la mejor contribución que puedes hacer. Para esto tienes que invertir tiempo, habilidades, conocimiento, valores y experiencia. De esta manera serás más feliz y la sociedad podrá desarrollarse y crecer. Nosotros somos responsables de este mundo que estamos dejando a nuestros hijos. Considera que podemos hacer un cambio en este mundo, pero tiene que comenzar por nosotros mismos. Eso es lo que necesitas: un sentido de pertenencia. ¿Cómo puedes pertenecer a una comunidad si solo buscas beneficio propio? Es importante desarrollarlo para crecer en esta área. En resumen, todos somos buenos para algo. Son nuestras habilidades las que nos hacen únicos y deberíamos utilizarlas en beneficio de la sociedad. No todos tenemos la misma vocación para ir al África a resolver los problemas que ahí acontecen. Si tienes esa vocación, hazlo. En caso contrario, identifica dentro de tus habilidades y deseos como puedes ayudar. Recuerda que no eres un salvador, ni un mártir. Recreación y esparcimiento Muy importante para la vida es poder tomarse el tiempo para uno mismo, para hacer lo que queramos. Mejor conocidos como Hobbies. Si no te das el tiempo para despejarte, hacer las cosas que te gustan, para poner en acción esos proyectos y metas que te permiten ser libre; no vas o poder avanzar. Cada persona tiene intereses muy diferentes y quizá harás actividades que no necesariamente te generen dinero, pero que te dan la libertad de que tu alter ego salga a flote y pueda demostrar que eres capaz de hacer otras cosas aparte de tu trabajo. ¿Cómo puedes disfrutar de hacer las actividades en tu tiempo libre? Tienes que hacer actividades que disfrutes, que te liberen del estrés y te despejen la mente. Desde tocar un instrumento musical, leer una novela, platicar con amigos, ir al cine, ver una serie o jugar video juegos. Tienes que dedicarle tiempo a esas cosas que nos permiten disfrutar de nuestra vida. No todo es trabajo, no todo es salud, no todo es dinero. Tienes que regalarte momentos para ti. ¿Qué gustos tienes que te permiten desenfocarte de la vida real? ¿Qué te gustaría hacer? Puedes tener algún gusto por alguna actividad, pero al no darte el tiempo, nunca lo hacemos. ¿Cuál es esa actividad que has postergado mucho y que te gustaría hacer? La excusa número uno es: no tengo tiempo para hacerlo. De cualquier forma el hecho de ponerte a hacer estas actividades no quiere decir que estés desperdiciando tu tiempo. Lo que no puedes permitirte es dedicarle más del que necesitas. No puedes superar el horario establecido para esta área. De la misma manera tienes que balancear entre otras actividades. Encuentra esa actividad que te ofrezca libertad y diversión que te obliga a salir de la rutina. Una buena idea es encontrar una actividad que impacte las demás áreas. Puedes encontrar un deporte que se convierta en tu hobby. Por ejemplo, yo practico natación y tengo tiempo de esparcimiento, porque me gusta, disfruto de nadar y al mismo tiempo hago ejercicio, despejo mi mente, como si estuviera meditando. De esta manera impacto varias áreas importantes: esparcimiento, salud física y salud mental. Tomando en cuenta la posibilidad anterior, sería una estupenda idea que tu hobby se convirtiera en un ingreso económico extra. En resumen, debes encontrar actividades que te permitan relajarte y desconectarte de vez en cuando de la vida ajetreada. No importa qué, pero algo que disfrutes. Si no tienes una actividad actualmente, puedes probar una y otra vez hasta que encuentres algo que te guste. Muchas veces no es a la primera, pero te aseguro que si buscas, en algún momento la vas a encontrar. Responsabilidades Las responsabilidades llegan a nuestra vida y, sin embargo no es algo que deseamos. Simplemente llegan y se instalan en tu vida. Podemos evitarlas, pero no desaparecerán. Siempre están presentes. Si empiezas a evadir las cosas que tienes que hacer y decides no enfrentarlas, te van a saturar la mente inconsciente. Esas responsabilidades se graban en tu interior y si no las atiendes, van a acumularse y en el momento que salgan a la luz será muy difícil controlarlas. No enfrentas el problema y te come por dentro. Entonces las responsabilidades son todas esas situaciones que no podemos evitar. Tienes que agarrarlas y hacerles frente para ponerle una solución. Son cosas que probablemente no quisimos en un principio y ahora nos tenemos que hacer cargo. Pueden ser: Un familiar enfermo que necesita tu atención. Un hijo del que te tienes que hacer cargo. Un abuelo o un papá de la tercera edad. Una enfermedad que tienes que atender y tomar medidas al respecto. Algún problema legal en que te has metido. Problemas personales que han llegado relacionado a otras personas. Te metiste en un lío, ahora resuélvelo. Si le das vuelta, la vida te va alcanzar tarde o temprano. Tienes que poner orden en tu vida. Si comienzas a evadirlos no estarás cómodo contigo mismo. Esas responsabilidades pueden caer en diferentes áreas de nuestra vida y están esperando ser atendidas. Puede ser que tengas una deuda grande que espera ser liquidada. Hiciste un comentario fuera de lugar y una persona cercana a nosotros se ofendió y no lo has arreglado. No sabemos controlar el estrés y comenzamos a tener dolencias en nuestro cuerpo pero no le ponemos la atención necesaria y simplemente nos medicamos para ocultar el dolor, pero no resolvemos el problema de raíz. Bajaste la calidad de tu trabajo. Estas siendo menos productivo y te han llamado la atención varias veces, y tú simplemente no haces nada al respecto. No ayudas a las personas, eres egoísta y te guardas todo para ti. No dejas que las personas aprendan de ti y comienzas a sentirte inútil para la sociedad. Abusas del tiempo que pasas en la televisión, en el Facebook y te sientes mal por todo lo que publican tus amigos respecto a que su vida es mejor que la tuya. No haces nada al respecto para que tu vida sea mejor y sea como tú quieres que sea. Las responsabilidades llegan e impactan a nuestras áreas y tenemos que enfrentarlas porque son situaciones que nos ponen a prueba y lo único que tienes que hacer es aprender de ellas. Un paso simple, pero no sencillo. Toma su tiempo y requiere de una estrategia para poner en acción nuestros actos de balance de la vida. Recuerda hacer frente a todo aquello que no deseaste en tu vida, pero lo tienes. No debemos buscarle una explicación. Las cosas son y necesitan de tu atención para que el proceso de aprendizaje y desarrollo se cumpla. Balanceando la vida Las áreas mencionadas anteriormente no son independientes. Cuando hablo de un balance, significa que entre ellas existe una interacción. Cualquier abandono o falta de interés hacia una de ellas producirá un desequilibrio emocional que puede tener repercusiones en nuestra salud física y mental. Balancear la vida es todo un arte. La mala noticia es que nunca lograremos tener el control perfecto de nuestra vida. La buena noticia es que podemos diseñar la vida que queremos, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar el precio en cada una de nuestras áreas. Al final, tenemos la vida que nos merecemos, porque así lo hemos deseado. Que mejor darse cuenta del gran poder que tenemos ¿no? En fin, lo importante en este capítulo es entender de qué manera podemos balancear. Es decir, que todas nuestras áreas reciban el cuidado y atención que definimos en un principio. Define tus prioridades Como lo he venido comentando; no todas las áreas tienen el mismo valor para mí que para cualquier otra persona. Es por esta razón que tenemos que hacer una evaluación interna de nuestra situación actual en cada una de ellas. Para saber tus prioridades responde las siguientes preguntas para cada una de las áreas: ¿Cómo me encuentro hoy en esa área? ¿Cómo me gustaría estar? ¿Cuál es el primer paso que debería hacer para llegar adonde me gustaría estar? Las respuestas te llevarán indudablemente a definir cuáles son tus prioridades. Aquellas áreas que representen para ti un problema o sientas que necesitan más atención, deberán aparecer en lo más alto de tu lista de prioridades. Define el tiempo Quizá te habrás preguntado: « ¿Qué estamos balanceando?» La respuesta sería: el tiempo. Todos los objetivos que hayas establecido en cada una de tus áreas necesitan de tu atención para ser realizados. La atención se transforma en tiempo y es a lo largo de esa línea que tienes que establecer tus esfuerzos para completar los objetivos. Las áreas en lo más alto de tu lista de prioridades deberán de recibir más tiempo de tu parte, precisamente porque las has identificado con una urgencia mayor. El lado positivo es que tan pronto comiences a trabajar esas áreas te sentirás inmediatamente mejor. Los resultados son prácticamente inmediatos y a la larga es una satisfacción increíble. Recuerda pensar en el tiempo a gran escala. Es decir, establece los tiempos en escalas de meses y años para aquellas áreas que no requieren tanta atención en ese momento. Naturalmente las prioritarias querrás dedicarles tiempo diario, y eso está muy bien. Para sacar la mayor de las ventajas y que sea más fácil avanzar, la recomendación será desarrollar rutinas. En nuestra sociedad la rutina ha tomado una connotación negativa, donde lo rutinario es aburrido y te introduce más en la zona de confort. Durante mucho tiempo yo fui parte del grupo anti-rutinas. El día de hoy te pido que le des una oportunidad. Especialmente si no has podido salir del hoyo en el que te encuentras; olvídate de lo que has escuchado de las rutinas, porque es un excelente paso para salir adelante. No quiero que pienses con detalle en la estructura de tu tiempo diario. Tampoco que te sientas comprometido a seguirla al pie de la letra. Todo lo que escribas en una agenda puedes o no cumplirlo. Nadie te está evaluando realmente. Lo que tienes que saber es que el tiempo que le dediques es lo que te ayudará a salir adelante, cada vez que postergas o procrastinas, simplemente no estás acercándote a tus objetivos. Genera una rutina y define los tiempos aproximados para cada actividad. Recuerda que la excusa «No tengo tiempo» no existe. Quienes usan esa frase sólo demuestran su incapacidad de planificar el tiempo. Consejo profesional: Comienza definiendo la hora a la que te quieres levantarte por las mañanas. De ahí cuenta ocho horas hacia atrás y esa será tu hora de dormir. No importa que sea muy temprano. Trata de acabar el máximo de actividades destinadas al balance por la mañana. Así sentirás que el día te rinde más. ¡Mezcla! Considera esta sección como el consejo más profesional que puedas recibir. Quizá ya se te habrá ocurrido hacer varias actividades al mismo tiempo que puedan ayudarte a balancear tu vida. Quise decir, que hay algunas actividades que impactan varias áreas. No necesariamente tienes que ser multitasking, es decir, realizar múltiples tareas al mismo tiempo. Tienes que ser inteligente. Si puedes aprovechar tu tiempo al máximo, te darás cuenta que tendrás más tiempo libre y podrás hacer más cosas. Imagina que tienes que limpiar toda la casa. Una idea sería poner música a todo volumen; bailas y cantas mientras limpias. Aquí atacas las «responsabilidades», «esparcimiento y recreación» y en algunas personas «Salud mental» mediante el Mindfulness o simplemente porque tu espacio está limpio y te genera tranquilidad. Imagina que te inscribes a un taller de finanzas personales. Invitas a tu familia para que aprendan contigo. Al mismo tiempo estás reforzando tus relaciones con cada uno de los miembros y desarrollas tu conocimiento en finanzas, que de alguna manera también alimentan al crecimiento de tu desarrollo profesional. ¿Ves cómo es muy fácil mezclar y balancear? Repite Con el paso de los días, te darás cuenta que retomaste el control de tu vida. Poco a poco. Paso a paso. Cuando te hablé de las rutinas, mencioné que deberías crearlas de una manera flexible. Esto sencillamente porque no quiero que te sientas un prisionero de la planeación o un adicto al control de tu vida. La idea es que sigas teniendo la libertad de elegir, pero sabiendo enfocar tus decisiones a lo que de verdad importa. Notarás que tu lista de prioridades ha cambiado, porque hubo un enfoque en áreas en específico. Algunas recibieron más atención que otras y ahora es necesario volver a balancearlas. Cuando te encuentres en esta situación, ya sabrás el camino. Vuelve a definir tus prioridades, diseña una rutina que ataque tus prioridades y comienza a mezclarlas como un profesional. Esto, señores, es el balance de tu vida y te acompañará por el resto de tus días. Capítulo 9 ¿Por qué nos deprimimos? Expectativas vs Realidades Constantemente nos encontramos ante situaciones de mucha ansiedad en el que estamos muy preocupados por el futuro y por el pasado. Pensamos en lo que fue y lo que será, nos olvidamos de pensar en el presente. ¿Qué voy a hacer el día de hoy para llegar a donde quiero estar el día de mañana? Cuando no nos planteamos correctamente esta situación, muchas veces vamos a caer en un estado de tristeza, de depresión y poca motivación. Comenzamos a culpar al mundo, las circunstancias, a Dios, al destino. ¿Por qué nos dio esta vida? Nos quejamos y nos preguntamos ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo? ¿Por qué Dios me está mandando estas adversidades? Una de las razones que nos afectan constantemente a la hora de vivir son nuestras falsas expectativas. Son deseos poco realistas o esperanzadores que reúnen elementos que las hacen prácticamente imposibles de ser alcanzados. Si yo quiero lograr algo específico y no sucede así, nos vamos a poner tristes porque las cosas no están pasando como nosotros lo esperábamos. El problema no es que el mundo no quiera darte las cosas que tú deseas, o que tú piensas que deberías tener. El mundo no funciona así, no te lo da por arte de magia o suerte. Lo que sí existe es lo que tú te vas a poner a hacer para lograr lo que quieres. Tienes que plantearte metas y conceptos reales y alcanzables, porque en el momento que te planteas cosas que son imposibles, nos vamos a poner tristes, no avanzamos y culparemos a todo mundo. La clave está en tener expectativas reales, alcanzables e inteligentes. He pensado que la diferencia entre la expectativa y la realidad es lo que nos pone tristes. Es la fórmula para estar deprimidos constantemente. Peor aún, si no tienes expectativas, sueños, metas objetivos, entonces ¿Por qué estas vivo? Precisamente te levantas sin motivación por las mañanas, triste, enojado y no tienes una razón para vivir. Eres un zombi. Andas por la vida sin una razón, sin un motivo. ¿Para qué estás vivo? ¿Para qué estas triste? Ahí se produce el conflicto con tu parte que te dice que estás hecho para algo más. Que tienes un propósito en la vida. Pero si ni siquiera estas en búsqueda del propósito te vas a quedar atorado en la depresión. Plantéate expectativas coherentes alineadas a nuestros deseos. Para eso, tenemos que saber qué queremos. Dejando de lado, por un momento, el propósito de vida, tenemos que ver primeramente nuestras realidades y descubrir cuáles son las expectativas que tengo de la vida. Para tener una expectativa correcta, nos vamos a plantear objetivos muy claros y específicos, medibles para saber si vamos avanzando o no. Si nos ponemos metas a largo plazo y no las dividimos en sub-partes va ser muy difícil que podamos tener una motivación constante. Hay que dividir nuestros objetivos. Las metas tienen que seguir el modelo SMART de Paul Meyer: Específicas: una meta clara permite concentrarse correctamente. Responde a las preguntas ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Cuándo? Medibles: permite poder dar seguimiento a tu progreso y mantenerte motivado. Responde a las preguntas ¿Cuánto? Alcanzable: para tener éxito, debemos plantearnos metas reales. Debemos ponernos retos que nos exijan un gran esfuerzo, pero que seamos capaces de lograr. No fijar metas que dependan de otras personas. Responde a la pregunta ¿Qué? Relevantes: tus objetivos deben tener un significado para ti. Siempre debe ir alineada con tus valores y deseos. Responde a las preguntas ¿Qué? ¿Cómo? Temporales: plantear una fecha límite nos permite concentrar nuestros esfuerzos en las tareas necesarias para lograr el objetivo. Responde a la pregunta ¿Cuándo? Definir las metas es el paso más importante, porque tienen un efecto motivante. La recomendación es escribirlos en una libreta que tenga esta intención en específica. Es tu “libreta de objetivos”. En ella, siguiendo el método SMART antes mencionado, escribirás todo lo que quieres lograr. Ayudará mucho una vez que hayas estado balanceando tu vida, porque sabrás realmente que áreas necesitan trabajarse y habrás identificado la situación en la que te gustaría estar. Para cada objetivo tienes que identificar los elementos o los recursos necesarios para comenzar. Cada recurso significará una tarea extra que tienes que cumplir para lograr un objetivo. Por otra parte, te ayuda a conocer en profundidad tus objetivos. Comienzas a hacerlos parte de ti y se manifestarán en todo lugar al que vayas. A mis alumnos siempre les hago la misma pregunta: «¿Cuál es el primer paso para comenzar?» Por lo general, es una pregunta que contestan equivocadamente. Al definir los objetivos, puedes sentirte abrumado por la cantidad de actividades que tienes que hacer. Imagina que cumplir tus objetivos funciona como una receta de cocina. Hay pasos que tienes que seguir en orden para poder cocinar un platillo. No puedes comenzar por el quinto paso. Con los objetivos es igual; se necesita muy poco para comenzar. Para no perder el enfoque sólo tienes que hacer el primer paso, y estarás más cerca de lograr el objetivo. De ahí sucede un efecto dominó, pero todo ocurre después de haber tomado el primer paso de una acción. Un atajo que puedes tomar es mediante mentores. Identificar quién ya hizo lo que tú quieres lograr es la manera más rápida de hacerlo, porque esa persona puede orientarte a evitar los errores que él pudo haber cometido. Supón que tienes la oportunidad de tomar un café con una persona exitosa que admiras. Los libros te permiten tener acceso a la misma información que tendrías si coincidieras con ese autor famoso. Son una apertura al conocimiento y generalmente la información viene todavía más comprimida para el máximo aprovechamiento. Existe un libro para cualquier tema o inquietud que puedas tener. Sin embargo, sé ecléctico, pues estarás frente a mucha información que en muchas ocasiones no es la mejor. Interludio La primera vez que consideré suicidarme Tengo un dolor creciente en mi pecho. Mi cuerpo duele tanto que mi mente crea escenarios donde sería feliz. No soy feliz. Las personas en la televisión o en internet te dicen que debes buscar la felicidad. Algunos están de acuerdo que no está relacionada con el dinero. Otros dicen que debes dejar todo atrás e irte con una mochila a recorrer el mundo. Otros creen que la meditación es un camino para el bienestar. ¿Qué sucede si ninguna de estas cosas funciona para mí? En los últimos años he odiado viajar, la meditación no funciona como se supone que debería y al final no tengo suficiente dinero para saber si genera felicidad. Comencé a preguntarme: ¿Qué me falta? Leí en algún lado que debería construir mi propia vida. Llenar mi vida de cosas que a mí me gustan. ¿Qué demonios me gusta? Llegué a una triste lista donde destacaba Netflix, comer, cerveza y el rock. ¿Por qué no puedo tener una lista de cosas increíbles como deportes, viajes, escalada, canto, baile o cualquier cosa que pueda consumir mi tiempo y mi mente? En otro lugar, leí un artículo sobre cómo me veía dentro de cinco, diez y quince años. Mi lista: esposa e hijos. Nada más. ¿Nada más? ¿Qué tal tener un trabajo de ensueño? No. ¿Crear tu propia empresa? No. ¿Comprar el auto más lujoso? No. ¿Viajar por el mundo? No. ¿Tener tanto dinero para donarlo a caridad? No. Nada más. Entre más pensaba en ello, mis deseos de formar una familia se desmoronaban. ¿Qué tal si nunca encuentro el amor verdadero? ¿Qué tal si mis hijos nacen con enfermedades? Unas semanas después enfermé. Mi temperatura corporal aumentó y comencé a delirar. La depresión se convirtió en mi refugio. Ahí llegó por primera vez el pensamiento: Si estuviera muerto, no estaría sufriendo así. Ni siquiera estaba enfermo de algo complicado, simplemente tenía una gripa terrible, pero en depresión todo era peor. Quería terminar con mi vida porque no tenía una razón para existir. Nunca me consideré una persona suicida. De hecho, nunca pensé en hacerme daño; nunca podría lastimar a nadie, yo incluido. Había leído que algunas personas con depresión terminaban en suicidio. Supongo que, en un comienzo, eran como yo. Ellos no se harían daño, pero la depresión es cosa seria. Si yo con una gripa quería terminar mi vida, ¿Cómo sobrellevan la situación las personas con enfermedades terminales? ¿Acaso soy muy débil? o ¿Soy muy fuerte como para escribir al respecto? Así que no me haré daño… al menos no ahora. Digo, fue un pensamiento de un día y ya, ¿no? Debo encontrar mi camino para la felicidad y todo lo que conlleva, porque si no lo hago; no será un pensamiento negativo de una sola vez, será un suicidio real. Este soy yo reportando desde el interior de mi depresión. Una negra nube me detiene a levantarme por las mañanas. Estoy perdido y necesito ayuda profesional. ¿Es esto el primer paso? El texto anterior lo escribí hace cinco años, durante el pleno clímax de la depresión que me acechaba desde niño. Hay varios elementos en el texto que me ayudaron a entender lo que estaba sucediendo y no fue hasta años después, tras releerlo, que pude darme cuenta del dolor por el cual pasaba, y que de alguna manera pude direccionar mi vida por el camino de la felicidad del cual hablo. En la primera parte escribía sobre lo que la sociedad te dice qué es la felicidad. Puedes probar por tu propia cuenta, encontrarás diferentes definiciones y maneras en que las personas la han encontrado. En mi caso, intentaba de mil maneras ser «normal» y encajar en la descripción de felicidad que me brindaba la sociedad. Sin embargo, ese fue mi primer error: asumir que algo estaba mal conmigo. Después lo entendí; a ellos les había funcionado probar esas cosas para ser feliz. Para mí eso no significaba felicidad, ni siquiera me provocaba interés alguno. No había nada mal conmigo, simplemente no me conocía lo suficiente para definir mi propio camino de felicidad. Incluso después descubrí que no se puede ser feliz todo el tiempo, igual que con todas las emociones. Incluso la tristeza no es eterna. Son intervalos de emociones. En la segunda parte, cuando describía el momento donde me enfermé, me di cuenta de algo muy importante: no tenía una motivación. Por esa razón, al despertarme no sentía ningunas ganas de levantarme de mi cama. Es obvio que una persona que no encuentra sentido a su propia vida, en algún momento considere el suicidio. Sin embargo, el suicidio mismo no es una solución al absurdo de vivir. Estaba muy equivocado cuando escribí que sería la única vez que pensaría en el suicidio, pero cuando me di cuenta que no es una solución, la pude descartar rápidamente. Cambiar la perspectiva funciona en muchas situaciones y esta no fue la excepción. Si el suicidio no me soluciona el sufrimiento en vida, ¿Cuáles son mis alternativas? Primeramente identificar que eres único. Lo que a unos les funcionó, no deberá funcionar contigo como regla general. El autoconocimiento es el primer paso para dirigir el camino de la felicidad. Después deberás crear tus metas y objetivos basados en tu visión de la vida, que es única y debe satisfacer tus deseos más profundos. Y sí, definitivamente no está en duda que debes recurrir a ayuda profesional para lograr salir de este bache tan profundo. No estás solo y nadie debería estarlo, pero la decisión de cambiar está en ti; en nadie más. La transformación Capítulo 10 ¿Por qué vivir? Misión y sentido de vida Cuando decidí que iba a escribir este libro me acerqué a uno de mis amigos para preguntarle cuáles eran los temas que le interesaban. Le platiqué sobre lo que iba a desarrollar en el libro y me dijo que le gustaría leer sobre eso, pero una de las cosas por las cuales dudaría en comprar el libro sería que no había garantía de que pudiera aplicar los conceptos que iba a aprender. Yo le pregunté: «¿Cuál es la motivación que tienes de aprender sobre estos temas?» Me explicó que quería aprender sobre sí mismo. Es decir, poder responder a las preguntas ¿Quién soy? ¿A dónde voy? Además mencionaba que por las mañanas tenía la sensación de no tener una razón por la que debería levantarse de la cama. Cuando comenzó a explicarme esto descubrí que ese era el problema que, al igual que yo, estaba pasando mi amigo. No tenía claro cuál era su misión en la vida. Mientras no tenga claro cuál es esa misión, no entenderá la razón por la cual está en este mundo, y, obviamente, no va a contar con una motivación por hacer nada. Esto se resume a cualquier actividad que hagas. Si no tienes una razón para hacer las cosas, nunca las vas a hacer. Te planteas retos y metas que no son relevantes para ti. En la medida en que no sean relevantes, jamás vas a llegar a ningún lado. Esa es la importancia que debemos darle a la misión de nuestra vida. Erróneamente pensamos que un día vendrá un ángel y nos revelará qué es lo que tenemos que hacer. Estamos en espera de una revelación divina que nos diga el sentido de nuestra existencia; cuando la razón real de nuestra existencia en el mundo es: vivir. Suena muy sencillo, pero no es fácil. Tú vienes a esta vida a vivir de la manera que tú decides vivir. Vendrán muchas cosas, pero no tenemos un control sobre ellas. No podemos ir más allá, porque van a pasar cosas y si no sabemos manejarlas nos vamos a hundir en nuestras emociones. Yo estuve mucho tiempo ahí, en el fondo. Pensaba que esta era la vida que me tocaba y se acabó. Si tenemos este pensamiento, entenderemos en parte a las personas que se suicidan, porque «No quiero vivir la vida que me tocó» y al no tener una razón para vivir, toman la decisión de terminar con su vida. Fueron pensamientos que vinieron a mí durante mucho tiempo, cuando yo estaba en una depresión profunda. ¿Qué sentido tiene vivir? No tengo metas, no tengo deseos; no quiero hacer nada. Esto se producía porque no tenía una misión. La misión de vida la defines tú. Sea un proyecto pequeño o grande, es tú decisión. Nadie tiene que criticar tus deseos, tus metas o tus objetivos. Todos tendrán una opinión acerca de tu vida; pero es tuya, no de ellos. Como tú definas tu vida, serán los proyectos que vas a tener y las habilidades que tendrás que desarrollar. La vida es un proceso. Dicen que la felicidad no es el objetivo, sino el viaje. ¿Qué tienes que hacer? Diseñar tu vida y vivirla de la manera que tú quieres vivir. Tú defines lo que quieres lograr. ¿Cuál es mi misión? Durante el período en que vivía con depresión era imposible que yo pudiera pensar en esta pregunta. Comencé a leer y escuchar historias de personas que se habían encontrado en mi situación y ahora eran unas personas renovadas. Podían hablar de esos temas porque lo vivieron en carne propia. Me identificaba con esas personas. Ahí fue cuando me di cuenta que quería hacer eso: quiero compartir con todos mis experiencias. Demostrarle al mundo que las cosas malas que nos pasan son lecciones y por medio de esos aprendizajes, poder compartirlos a los demás. La primera vez que comencé a compartir mis experiencias fue por medio de la escritura. Abrí un blog. Escribía sobre las cosas que me molestaban, lo que me dolía, la forma en que yo veía el mundo. Aunque no eran los artículos más positivos y optimistas del mundo me daban mucha serenidad. Sabía que existía por lo menos una persona que pasaba por la misma situación que yo. Muchas personas comenzaron a acercarse a mí. En privado, recibía mensajes de gente que compartían los mismos miedos, sentimientos y emociones. Decidí que iba a contar todo aquello que siempre temí por ser juzgado. Comprendí que como yo, había miles de personas intentando sentirse parte del mundo, pero no sabían cómo. Querían dejar de sentirse tristes y patear la depresión a un lado, pero no sabían el modo de hacerlo. Yo estuve ahí y toqué muchas puertas, intentando comprenderlo todo. Un camino largo, que al final comenzó a darle sentido a todo. Si te encuentras leyendo este texto, seguramente es porque en algunas cosas te sientes identificado. Por eso te presento las cosas que a mí me funcionaron para encontrarle un sentido a mi vida. Ahora te invito a que tomes el control y puedas crear tu misión. Tu misión no tiene que ser una frase; puede ser un concepto. Existen coaches que te invitan a escribir una frase que describa perfectamente tu misión. Por ejemplo, yo no dejé plasmada una frase motivadora que resume en unas cuantas palabras mi misión. Al contrario, traté de explicar un concepto: la idea de enseñar por medio de experiencias. Me imagino en cuarenta años, lleno de experiencia, enseñando a jóvenes a salir del sufrimiento por el que yo pasé. Yo quiero que definas tu misión. Cuando lo hagas, vas a encontrar tu camino. Cuando la tengas, no habrá nada que te detenga, porque tienes muy claro a dónde quieres llegar. Si el día de mañana te mueres, vas a estar seguro que hiciste lo que tú querías, y que no viviste la vida que la sociedad te prometió. Diséñala, planéala. Crea estrategias, pero siempre ten en claro tu misión. Sin la misión, mientras no tengas claro a dónde vas, no podremos crear objetivos, estrategias, planes o metas; Como lo mencioné anteriormente, la misión la defines tú. Seguramente te sigues preguntando ¿Cómo demonios defino la misión? Si un ángel no vendrá del cielo a decirme lo que debo hacer para vivir, entonces ¿Cómo lo encuentro? Para que puedas definir tu misión debes comprender el sentido de la vida. La vida por si misma tiene un sentido y te corresponde entenderlo para decidir de qué manera vas a vivir. La vida está dividida en tres etapas: trascender, legado y plenitud. Trascendencia En algún punto de tu vida sentirás que algo falta o que algo no anda bien. Ese es el primer síntoma de estar viviendo la etapa de la trascendencia. Durante esta etapa comenzarás una búsqueda de ti. Aquello que tienes oculto en tu interior como deseos, sueños, gustos, habilidades y un extenso etcétera por delante, necesita ser descubierto. En este punto podrás sentir que realmente no te conoces. Es normal, y la buena noticia es que toda la información que necesitas está en tu interior. Lo que hace falta es poner acción para hacerlas emerger y que te hagas consciente de quién eres. Primeramente buscarás en tu pasado. Quiero que recuerdes quién eras cuando niño. ¿Qué actividades te gustaba hacer? ¿cuáles eran tus sueños? ¿qué lugares querías conocer? ¿qué cosas te robaban una sonrisa? ¿qué deportes practicabas? ¿en qué materias eras bueno? Recordar quién eras te va a permitir descubrir que tenías sueños que se fueron a la basura por alguna razón, que en este momento podría parecer una razón estúpida. Sin embargo, dejaste aquellos deseos atrás y te dejaste influir por las circunstancias de la vida. Cuando hayas buscado en tu pasado, en segundo lugar deberás mirar tu vida actual. ¿Qué te gusta de tu vida en este momento? ¿qué actividades haces con mucha energía? ¿cuáles son tus sueños el día de hoy? ¿qué disfrutas hacer en tus tiempos libres? ¿te gusta dónde vives? ¿qué es lo que más aprecias? Sigue haciendo preguntas que te permitan identificar los elementos más bonitos de tu vida en este momento. Cualquier pregunta es buena, si te permite conocerte un poco mejor. Saber quién eres en este momento es importante para saber las herramientas y habilidades con las que cuentas. Quizá muchas actividades de tu pasado ya no las realizas actualmente. Aun así, debe haber algunas que disfrutes hacer y que la misma vida te ha acercado a ellas. Por último imaginaremos a tu «yo» del futuro. ¿Cómo te visualizas en diez años? ¿qué actividades te gustaría estar realizando? ¿dónde te gustaría vivir? ¿quién te acompaña en ese viaje? ¿cuánto dinero tienes? ¿cómo luce un día normal en el futuro? Si tienes claro en quién te quieres convertir, podrás ponerlo en un plan y al ejecutarlo llegarás a él. Por el momento, lo que tienes que definir es en quién te quieres convertir. Quizá es momento de convertirte en esa imagen tuya dentro de tu cabeza, la cual anhelas constantemente. La búsqueda termina en el momento que comprendas y realices las actividades que encontraste en tu pasado, presente y futuro. Deja de hacer eso que no te gusta, ten cerca a las personas que te hacen avanzar, quítate el miedo de lo que vayan a decir de ti y muy importante: ¡hazlo! Legado Cuando te hayas encontrado y reconozcas tus habilidades, pasiones y sueños viene el momento de encontrar el legado que quieres dejar en este mundo. Cuestiónate ¿de qué manera puedo retribuir al mundo siendo quién soy? La respuesta tiene que incluir de alguna manera los resultados de tu búsqueda. Si sabes en qué eres bueno, ¿por qué no aplicarlo a nuestra sociedad? El legado es algo que permanece y perdura para la eternidad. En algunas culturas se cree que la forma correcta para dejar un legado es por medio de escribir libros, tener hijos y plantar árboles, pero ¿es por esto por lo que quieres ser recordado? Mi propuesta, y considéralo sólo un ejemplo, es que ofrezcas quién tu eres por medio de tus experiencias, conocimientos y habilidades. Conviértete en un maestro; tus enseñanzas se implantarán como ideas y se esparcirán como un virus. Tu esencia, por medio de tu conocimiento, estará presente en las futuras generaciones. Haz un mundo mejor desde tus habilidades. Piensa en este momento en eso que amas hacer. ¿Qué aspecto tendría el mundo si escalaras el impacto de tu trabajo a un nivel global? Enamórate y obsesiónate con esa idea, porque ese es el legado por el que vas a trabajar. Plenitud Esta es la última etapa por la cual vas a pasar por tu vida. Erróneamente nos han dicho que queremos ser felices en nuestra vida. Sin embargo, es imposible estar feliz todo el tiempo. La felicidad es una emoción con duración. Por diferentes circunstancias, nuestras emociones están en constante cambio. Mi humor por la mañana es diferente de mi humor por las noches. Eso es, porque somos seres emocionales. Si la felicidad es inalcanzable, entonces ¿cuál es la finalidad del ser humano? Lo que realmente estás haciendo constantemente es brincar de una zona de confort a otra. Imagina que son como islas y cuando se agotan los recursos, vas y te buscas una isla más grande y más cómoda. ¿Por qué hacemos esto constantemente? La razón es que quieres lograr la plenitud en tu vida. La plenitud la puedo definir como cuando todas las áreas están en orden en tu vida. Como lo discutimos en el capítulo de la vida en balance, lo que haces es lograr tus objetivos en cada una de tus áreas. Cuando logras el éxito en cada uno de los objetivos de las áreas de tu vida, habrás logrado la plenitud. El éxito lo puedo definir cómo lograr las metas que te propones sin importar la dimensión de ellas. Éxito es lograr lo que te propones. ¿Recuerdas tu legado? Imagina que lograste dejar ese cambio permanente en el mundo. A partir de ese momento sentirás que tu vida tuvo sentido. Lo que venga después ya no te preocupa, porque hiciste lo que tenías que hacer y lo lograste. Qué bonito sentir que la vida tuvo sentido, ¿no? Las etapas anteriores no están relacionadas a la edad. Pueden suceder en cualquier momento, pero definitivamente siguen el orden anterior. Incluso es posible lograr la plenitud cuando se es joven. Imagina poder vivir plenamente a los treinta años: saber quién eres, cómo retribuir al mundo y haberlo logrado; el resto de tus días venideros estarán llenos de regocijo, tranquilidad y no habrá temor a la muerte. Eso suena a una vida plena. Cuando decía que tu misión es vivir la vida, me refería a que tu misión es vivirla por medio de las tres etapas anteriores. Tu misión es retribuir al mundo desde quién tú eres para poder vivir en plenitud. ¿Qué sentido tiene la vida? ¡Mucho! Capítulo 11 Tu Funeral Este ejercicio nos permite encontrar sentido a nuestra vida. Por medio de él, serás capaz de definir tu misión. Tendrás más claridad y servirá para plantearte tus objetivos y metas. Toma una libreta y un bolígrafo. Siéntate en un espacio sin interrupciones, prepara un bebida caliente, ambienta el lugar con música relajante para que puedas concentrarte. Estás a punto de tener un encuentro contigo mismo. Mientras avanzamos toma nota de las preguntas, sentimientos, imágenes y todo aquello que consideres de gran información Cuando estés listo, imagina que te encuentras en tu funeral. No importa la forma en la que has muerto. Imagina que es tu funeral. ¿A quién ves? ¿Hay personas en el funeral? ¿Quiénes están reunidos en el lugar? ¿Están tus amigos? ¿Tu familia? Imagina la decoración. ¿Hay flores? ¿Adornos? ¿Qué objetos personales están ahí? ¿Quién envía las flores? ¿A qué huele? ¿Quiénes lloran? ¿Hay música? ¿Cómo es tu funeral? Imagina que una persona se pone de pie y se prepara para dar un discurso sobre ti. ¿Quién es la persona que se pone de pie? ¿Tiene derecho esa persona a ponerse de pie y hablar sobre ti? ¿Qué dice en su discurso? ¿Cosas buenas? ¿Cosas malas? ¿Qué aspectos positivos dice de ti? ¿Qué aspectos negativos dice de ti? ¿Está contando una historia graciosa o dice tonterías? ¿Habla de religión? ¿Habla de tus gustos? ¿Cuáles? ¿Qué mensaje trata de transmitir a las personas? Después de terminar su discurso, procede a sentarse. Acto seguido, otro de los asistentes se pone de pie. ¿Quién es? ¿Por qué se levantó esa persona y no otra? ¿Cuenta alguna historia? ¿Te robó una sonrisa o te puso triste? Después de terminar su discurso, regresa a su lugar. En seguida, hacen los preparativos para llevarse el cuerpo para ser enterrado. ¿Cómo te sentiste? ¿Te gustó tu funeral? ¿Estaban las personas que querías en él? ¿Las historias que contaron aciertan en quién eras? ¿Pudieron transmitir tu esencia en sus discursos? ¿Las personas que se pusieron de pie significan algo importante para ti? ¿Hubieras deseado que otra persona se pusiese de pie? ¿Qué historias platicaban los invitados entre ellos? ¿Lloraban? ¿Reían? Si el funeral que imaginaste, no es el que tú esperarías, no fueron las historias que te hubiera gustado escuchar, si no se pusieron de pie las personas que te hubiera gustado, entonces ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿A quién estás impactando para que se pongan de pie y den un discurso? ¿Cuáles son esas historias que estas creando para que sean contadas en tu funeral? ¿Quieres que sean historias tristes? Deja de vivir una vida triste. ¿Quieres que sean cosas positivas? Comienza a hacer cosas positivas. ¿Cuál es el mensaje? ¿Cuál es el legado que quieres dejar a las personas? Si no te gustó tu funeral, estás haciendo las cosas mal. A partir de hoy tienes que hacer las cosas que quieres que se discutan en el funeral, que vayan las personas que tú quieres ahí, que se pongan de pie las personas que tú has impactado. Tú creas el funeral en la medida en cómo vives tu vida. Será un reflejo de tu vida. El día de hoy vas a vivir tu vida pensando en cómo quieres ser recordado el día de tu muerte. Define tu legado. ¿Cómo harás para trascender? Si aún no sabes cuál es tu misión, el sentido de la vida, créalo. Capítulo 12 El destino no existe: planes a largo plazo El día en que me gradué de la carrera, el rector nos advirtió a todos que sería la última vez que veríamos al resto de nuestros compañeros. No tuvo que pasar mucho tiempo para darnos cuenta que tenía razón. Cada alumno tomó su camino como profesionales para hacerse cargo de su propia vida. En el tiempo que ha pasado desde entonces, y gracias a las redes sociales, he podido seguir el rastro a algunos de mis excompañeros. Los caminos que eligieron han sido variados. Algunos son muy exitosos en su ámbito profesional, otros no tanto. Algunos han podido crear sus empresas, otros han fracasado en el intento. Algunos decidieron estudiar un posgrado, otros se dedicaron a la industria. Independientemente de dónde se encuentren el día de hoy, ha sido un resultado de sus decisiones, deseos y esfuerzos. Es normal llegar a compararse con los demás. Especialmente cuando la mayoría compartimos un perfil muy similar en cuanto edad, estudios y escuela. Sin embargo, al hacer dicha comparación podemos identificar a perdedores o exitosos; incluso somos capaces de etiquetarnos nosotros mismos en esas categorías. El resultado varía dependiendo de con quién te compares. Es difícil descifrar las circunstancias que colocaron a esas personas en el lugar que se encuentran. Puedes tener el mismo sentimiento: ¿Cómo llegué aquí?, independientemente de si te encuentras en una posición positiva o negativa. Por esta razón, es importante tomar el tiempo de hacer una retrospectiva de tu vida de vez en cuando. Los resultados son consecuencia de acciones. Las cosas no suceden de la nada y aunque no somos capaces de verlo en ese momento, cuando tomas el tiempo de analizarlo puedes descubrir la serie de factores que influyeron en tu vida actual. El poder de la retrospectiva, en el pasado, no cuenta con el factor de incertidumbre que podría tener pensar en el futuro. Gracias a que no existe dicho factor, puedes hacer un análisis más sencillo en un panorama más general. Yo lo veo como una línea de tiempo donde mi presente lo sitúo justo en medio. Hacia mi lado izquierdo se encuentra mi pasado, donde puedo apreciar todos los acontecimientos. Puedo ver momentos específicos, que pudieron haberme marcado de alguna manera. Del lado izquierdo no puedo cambiar nada, porque ya fue. Lo único que me resta es el análisis. ¿Qué hice? ¿Por qué lo hice? y ¿Dónde me dejaron esas acciones? Hacia mi lado derecho se encuentra mi futuro, donde puedo apreciar la incertidumbre. Es un espacio en blanco dispuesto a ser llenado por nuestros deseos y acciones. No sabes dónde te encontrarás a ciencia cierta. Sin embargo, puedes dirigir tu camino para que sucedan cosas, que en consecuencia, te colocarán en el lugar en que te gustaría estar. Analizar el lado izquierdo de tu línea de tiempo es importante, porque durante ese análisis surgirán muchos “Si hubiera…”. Esto es una buena señal, porque descubres que tus acciones tuvieron un impacto en tu situación actual. En tu lado derecho puedes eliminar todos esos “hubiera” porque te encuentras en un momento adecuado para tomar acción en la vida que deseas tener. Claro, estarás pensando que la incertidumbre sigue jugando un papel muy importante en tu futuro, y tienes razón. No podrás eliminar la incertidumbre, porque como hemos visto en capítulos anteriores, las cosas pasan contra todo pronóstico. Los imprevistos duelen porque no estás preparado para enfrentarlos. La mejor forma que he encontrado para reducir la incertidumbre, y al mismo tiempo los imprevistos, es la planeación. Planear te permite ver el panorama general de las situaciones en tu vida. Cuando tengas definida tu misión de vida, planear los próximos pasos te parecerá lo más sensato. No se trata de escribir detalladamente que harás cada hora del día, como lo discutimos en capítulos anteriores, sino que partes de tu misión de vida y divides en proyectos cada vez más pequeños y cortos en una escala de tiempo que representa tu vida. Puede ser complicado iniciar con planes si nunca le has dedicado quince minutos a planear aspectos importantes de tu vida. Imagina que tienes una reunión con tus compañeros de la carrera. ¿Qué te gustaría platicarles sobre lo que has logrado en los últimos años? La propuesta que te hago es que comiences a planear proyectos a largo plazo que vayan de la mano con tu misión de vida. Puedes hacerlos en cualquiera de las áreas que se encuentran en balance en tu vida. Algunas ideas de proyectos que puedes emprender son los siguientes: Proyecto familiar. Identifica problemas que existan dentro de tu familia y enfoca el proyecto al beneficio de todos. Pueden ser desde pasar más tiempo juntos por medio de actividades, unas vacaciones o la construcción de una casa de árbol. Proyecto de negocios. Lo sabes muy bien, sigues pensando y dando vueltas a ese negocio que te brindará libertad financiera. Por miles de razones y excusas no has comenzado, pero este es el momento. Proyecto social. Identifica de qué manera puedes tener un impacto positivo en las personas. Debe ser algo que te apasione y explote al máximo tus habilidades. Proyecto aterrador. Haz eso que siempre has querido hacer, pero que no te has atrevido debido al miedo. Es normal tener miedo y la única manera de vencerlo es enfrentándolo. Para cada proyecto que comiences, considera tener claro las siguientes cuestiones: ¿Qué habilidades tengo? ¿Para que soy bueno? ¿Cuáles son mis intereses? ¿Qué necesito aprender? ¿Quién me puede ayudar? ¿Qué puedo ofrecer que otras personas necesitan? ¿Cuál es el primer paso? Si tienes claridad en los puntos anteriores, podrás avanzar más rápido. Capítulo 13 Tú tienes el control de tu vida: toma la decisión de cambiar En el capítulo anterior explicaba que somos consecuencia de nuestras acciones. Todo lo que hacemos tiene un impacto en nuestras vidas y debemos hacernos conscientes de eso. Si no estás feliz el día de hoy en tu vida, lo que necesitas hacer es cambiar. El primer paso para tener la vida que quieres es tomar la decisión de cambiar. Descubre que las decisiones que tomas tienen un gran poder. Comprender y aplicar todo lo que hemos descrito a lo largo del libro nos van a permitir reducir la incertidumbre del futuro hasta el punto de poder predecirlo. Discutimos que una buena idea es comenzar a planear tu vida. Por otra parte, tienes que ser muy cuidadoso para no caer en la parálisis por análisis. Básicamente si piensas mucho las cosas, nunca vas a tomar acción. Si eres como yo, te encontrarás dando vuelta una y otra vez a tus decisiones; principalmente porque quieres tomar una decisión acertada y minimizar el riesgo de fracaso. No olvides que cuentas con un sexto sentido que algunos conocen como “corazonada”. Seguir a tu corazón es lo que muchos bohemios hacen para sentirse en armonía con el mundo. Recuerda que nuestros ancestros utilizaban sus instintos para sobrevivir. Cuando la tribu se veía amenazada no tenían tiempo de analizar la mejor decisión, simplemente seguían lo que su corazón les decía. Recuérdalo: siempre tendrás una “corazonada”; no la calles con tu cerebro. Lo más importante viene cuando por fin decidiste cambiar. Ahora lo que debes hacer es comprometerte a ello. ¿Tu meta es bajar de peso? Bájalo. ¿Tú meta es correr un maratón? Córrelo. ¿Tú meta es obtener una beca? Obtenla. ¿Tú meta es convertirte en un buen padre? Conviértete. Lo que trato de decirte es que vuelvas tus metas reales. Cualquier cosa que sueñes, con la estrategia correcta, puede ser lograda. Todo se resume a una sola palabra: compromiso. Comprometerse te prepara para todos los posibles resultados que puedan surgir como consecuencia de nuestras decisiones. Debes estar preparado para las consecuencias de nuestros actos. Contar con planes alternos podrá parecer trabajo extra, pero siempre brindarán más seguridad a tus decisiones. El pasado es nuestro mejor maestro. Mi papá decía que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. No cometas el error una y otra vez. Aprende, toma lo mejor y deja ir. Agrega a tus hábitos el cuestionarte constantemente todo. Haz las preguntas adecuadas como: ¿Qué fue lo positivo de esta decisión? ¿Qué fue lo negativo? ¿Qué puedo aprender de este resultado? Te prometo que puede parecer muy absurdo, pero cuando te cuestiones, harás clic en muchas situaciones que están frente a tus ojos, pero eres ciego para poder verlo. Aprende a manejar el estrés que conlleva la toma de decisiones. Puedes llegar a sentirte abrumado por las cuestiones en juego, aunque sean las más simples. Es normal. Cuando eres capaz de manejar las emociones envueltas en el proceso, te encontrarás disfrutando cada parte de él. Emociónate, porque estas tomando los primeros pasos para llegar a donde quieres estar; en ser la persona que quieres ser. El resultado de tu vida depende enteramente de ti. De nadie más. Recuerda que es tu responsabilidad los resultados que logres. Cuando quieras renunciar, recuerda por qué iniciaste este camino. Interludio Ámate a ti mismo La palabra «amor» ha recibido a lo largo de los años una connotación equivocada, al menos en nuestra cultura, por esto de alguna manera no hemos estado familiarizados con el concepto del amor. Está tan arraigado este significado que durante nuestra infancia hemos sido víctimas de carencia de amor personal. Desde pequeños, en el mejor de los casos, hemos recibido amor desde una perspectiva externa. De mamá, papá y familiares en general. Cuando crecemos vamos buscando ese amor precisamente afuera. Nos encontramos en una búsqueda interminable de amor en los demás. Deseas fuertemente que te amen y el no tenerlo genera sufrimiento. El fuerte apego nos mantiene cegados del sentimiento auténtico. ¿Por qué tenemos que buscar el amor en otras personas? Porque nadie nos ha enseñado a amarnos a nosotros mismos. La autoestima es, en muchos casos, nuestro referente hacia el amor propio. Sin embargo, trabaja desde una perspectiva superficial, pues la autoestima de alguna manera te dice que tienes que aceptarte tal y como eres. El proceso de aceptación es, en ocasiones, exactamente lo que no necesitas. El amor propio va más profundo todavía que la autoestima. La muestra más grande de amor propio es cuidarte a ti mismo. Imagina que eres un bebé de nuevo. Dentro de tus berrinches y rabietas estás pidiendo a gritos la atención de tus padres. Mamá y papá estuvieron durante toda esta etapa satisfaciendo tus necesidades y cuidándote para que pudieras crecer sano y fuerte. La muestra más grande de amor que mencionamos anteriormente. En tu edad actual puede ser un poco molesto que mamá y papá estuvieran entrometiéndose en tu vida en cada momento. Especialmente para decirte día a día lo bonito que te ves. No funciona, además de que estarías reforzando la búsqueda en el exterior. El intercambio constante de parejas íntimas indica que no estás cómodo con tu soledad. La búsqueda constante de aceptación y amor deberá ser llenada de una pareja a otra; por muchos años incluso sin saberlo. Seguirás en ese sendero hasta que no caigas en cuenta que a la única persona que tendrás incondicionalmente eres y serás tú mismo. Tú, sólo tú. No importa la situación en la que estés enfrentándote, no importa las personas que estén o no cerca de ti; siempre te tendrás a ti. Tiene sentido cuidar a la única persona que nunca te va a fallar ¿no? Exactamente por eso es importante estar en paz y tener una buena relación con tu «yo» interno. Para amarte a ti mismo necesitas darte cuenta que te divides internamente en tres personas al mismo tiempo: el bebé, la mamá y el papá – que no son tus padres biológicos- . Son roles que debes tomar para comenzar el amor propio. El bebé es el «yo» interno. Es quien necesita tu atención y por medio de rabietas te avisará cuando necesita de atención. Lo puedes notar fácilmente por cambios de humor, enojos, tristezas, depresión, enfermedades, etc. Cuando detectes que te estás comportando como un bebé en esos aspectos, es necesario tomar el rol de mamá o papá. Toma el rol de mamá cuando necesites protección, cariño, alimentación y aliento. Cuando te preparas la comida, lavas tu ropa, limpias tu casa, te vas a la cama temprano e incluso cuando te llevas un suéter antes de salir de casa, estás tomando el papel de mamá. Toma el rol de papá cuando necesites una estrategia, planeación, sustentabilidad, solvencia económica y fuerza. Cuando sales a trabajar, planeas tus vacaciones, te preparas para el futuro y desarrollas tus habilidades, estás tomando el rol de papá. Date cuenta que esta no es una cuestión machista o de identificación de género, de cualquier manera puedes reajustar las responsabilidades de cada rol. Lo importante es identificar que en todo momento te estás cuidando. Por lo general he recibido críticas de mis amigos porque cuando salimos de fiesta, en ocasiones no tengo ganas de tomar alcohol, algunos días quiero dormir temprano y a veces prefiero comer algo saludable. Como rompe con el esquema de lo común, las personas creen que deben ayudarte a retomar el camino. Si les hago caso, estoy perdiendo el amor por mí. Me dejo de cuidar, me dejo de querer. Te invito a practicar el amor propio día a día mediante el cambio de rol. El bebé nunca dejará de llorar, pero eres un adulto que puede hacerse cargo de él. Conclusión Hemos llegado al final, querido lector. En este momento deberías haber comprendido que en gran medida, tú eres el responsable del curso de tu vida. El gran enemigo a vencer se encuentra dentro de ti, en tu mente. Algunos lo llaman «el ego». La forma en la que hemos sido programados desde pequeños nos afecta actualmente en nuestra vida. El proceso de romper esas creencias es muy largo y, en algunas ocasiones, doloroso. Conocerte es la mejor herramienta que puedes poseer. Por medio del autoconocimiento identificas las situaciones que activan tus emociones. Saber controlarlas o simplemente comprender el origen de ellas, es una habilidad que muy pocas personas pueden hacer, pero te permiten destruir tus barreras mentales, avanzar y alcanzar la vida que deseas. La mente es un recurso muy poderoso, pero también un arma de doble filo. Te puede hacer sentir bien, y al mismo tiempo, mal. Saber controlar los pensamientos y entender cómo funcionan es el primer paso para dar vuelta a tu vida. Tomar el control y la responsabilidad de las situaciones que te acontecen te permitirán experimentar la vida dejando el papel de víctima. Recuerda que tu vida se coloca en una balanza. Mientras exista una desproporción entre todas las áreas que involucran tu vida, te sentirás mal, triste, deprimido, ansioso, irritable y miles de sensaciones más. Lejos de repudiar esas sensaciones, necesitas reconocerlas como un alerta. El cuerpo es reactivo a cualquier estímulo por minúsculo que sea. Atiende esos dolores, emociones o síntomas en el cuerpo, son la clave para identificar que algo anda mal. Todo aquello que te preocupa debería convertirse en una ocupación. Puede ser que en algún momento no puedas controlar una situación. No tienes que controlar todo en tu vida. A veces necesitas solo respirar para dejar que la situación fluya. Involúcrate hasta donde tus habilidades te lo permitan. No pretendas ser un superhéroe. El mundo puede venirse encima todos los días justo al despertar. Es muy difícil salir de la nube gris de la depresión. Yo lo sé. Sin embargo, mientras descubras un leve deseo por sentirte bien, deberás aferrarte a él y recordar que eres el responsable de tu situación. Cuando no tengas los recursos suficientes para salir del fondo, no dudes en pedir ayuda. No somos eruditos que todo lo sabemos. A veces el ego te impide pedir ayuda, porque para él eres mejor que nadie y no necesitas ayuda. Rompe ese esquema. Deja de ser un falso creyente y recurre a la ayuda que está disponible allá afuera. Admite que no puedes solo en muchas situaciones. Admite que con un poco de ayuda puedes avanzar más rápido. La soledad es un sentimiento que lo único que produce es sufrimiento y desprecio. Cuando comienzas a desplegarte, a crecer como ser humano, te darás cuenta que muchas personas se alejan poco a poco. En un principio lo sentirás terrible, pero a medida que vayas avanzando en tu desarrollo, entenderás que es parte del proceso. Algunos locos, explican que esto sucede debido a que la frecuencia de tu vibración se eleva y comienzas a repelar a todos aquellos con baja frecuencia. Yo soy de esos locos que lo creen, porque lo he experimentado. Por otra parte, al mismo tiempo que algunas personas se alejan, comienzas a encontrar esos grupos en los cuales encajas mejor, y realmente te sientes parte. Yo los llamo astronautas, porque imagino que una persona en el espacio debe sentir la soledad de una manera excepcional, donde hasta las condiciones físicas son diferentes y la comunicación, como el tiempo, fluyen de una manera más lenta. Me imagino a los astronautas con un hambre de contacto humano; enviando señales de auxilio hacia el vacío del espacio, esperando que cualquier tipo de vida los contacte y puedan interactuar con ellos. Este libro es ese mensaje desesperado de encontrarlos. Yo sé que están allá afuera y estaré más que deseoso de compartir mis experiencias con ustedes. Habrá quien se identifique y habrá otros que precisamente repudie todo lo detallado aquí. No importa el lado en que te encuentres, lo único que quiero que sepas es que todo lo expuesto aquí fue escrito desde el corazón, desde mi experiencia y que todas las buenas energías se transmiten en cada una de las palabras que estás leyendo. Aprende a tomar lo bueno, lo que sirve. El resto deséchalo, el espacio para el conocimiento debe estar reservado para aquello que sientes que vale la pena, y este texto está sujeto a esa interpretación tuya. El día que logres posicionarte en un estado de plenitud y felicidad, te invito a que compartas tus experiencias. No existe una mejor forma de trascender que transmitir tus conocimientos a los demás.