E – 27-075-A-05 Pie diabético G. Ha Van, C. Amouyal, A. Perrier, J. Haddad, Y. Bensimon, O. Bourron, A. Hartemann El pie diabético es un importante problema de salud pública. La tasa de amputaciones de miembros inferiores sigue siendo muy elevada, incluso en los países de alto nivel socioeconómico. Las complicaciones podológicas de la diabetes están dominadas por la neuropatía diabética, la arteriopatía diabética y la infección de ulceraciones del pie. El tratamiento del pie diabético necesita un equipo multidisciplinario, agrupado en la unidad de tratamiento del pie diabético en los servicios de diabetología. Se ocupa de los diversos problemas planteados por las heridas: diagnóstico precoz de la gravedad con hospitalización si es necesario, evaluación etiológica, optimización de la descarga, posible revascularización, tratamiento médico o quirúrgico adaptado de la infección de tejidos blandos o huesos, optimización del equilibrio de la diabetes, cuidados locales, prevención de las recidivas, seguimiento a largo plazo. La hipótesis patogénica actual del pie de Charcot es la respuesta inflamatoria a un microtraumatismo local indoloro del pie que se ha vuelto osteopénico. La destrucción osteoarticular mayor clásica del pie de Charcot se puede evitar mediante la descarga precoz en la fase aguda previa a la fractura. La prevención de las heridas multirrecidivantes del pie diabético de riesgo, difícil pero crucial, está dominada por la educación terapéutica de los pacientes, la pedicura, la ortoplastia, el tratamiento con ortesis plantares y los zapatos ortopédicos. Las unidades de referencia multidisciplinarias del pie diabético pueden mejorar la tasa de cicatrización y reducir las recidivas de ulceraciones y la tasa de amputaciones. © 2019 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Pie diabético; Pie de Charcot; Osteítis; Descarga; Angioplastia; Derivación arterial; Amputación Plan ■ Introducción 2 ■ Epidemiología Prevalencia e incidencia de heridas del pie diabético Factores de riesgo de herida del pie Amputaciones Datos económicos 2 2 2 2 2 ■ Arteriopatía obliterante de los miembros inferiores en pacientes diabéticos Papel de la arteriopatía obliterante de miembros inferiores en heridas del pie diabético Presentaciones clínicas de la arteriopatía Signos clínicos Tratamiento de la arteriopatía obliterante de los miembros inferiores sin isquemia crítica ni trastorno trófico 4 Neuropatía diabética Papel de la neuropatía en las heridas del pie diabético Presentaciones clínicas Signos clínicos Caso particular: pie de Charcot 4 4 4 5 5 Aspectos biomecánicos Factores implicados en la génesis de las heridas Factores biomecánicos que contribuyen a la cicatrización Factores que contribuyen a prevenir la recidiva de heridas 6 6 7 7 ■ ■ ■ Infección Papel de la infección en las heridas Clínica Clasificación 8 8 8 8 ■ Evaluación de una herida del pie diabético de riesgo Valoración de la naturaleza de la herida Dimensiones de la herida Grado de la herida Evaluación de una posible infección Clasificaciones Experiencia práctica 8 8 9 9 9 9 9 ■ Tratamiento de las heridas Tratamiento general Revascularización Tratamiento de la infección Descarga de la herida Tratamiento local Tratamiento del pie de Charcot Tratamiento quirúrgico ortopédico del pie diabético Amputaciones 10 10 10 11 12 13 14 14 14 ■ Concepto de tratamiento multidisciplinario 16 2 2 3 3 EMC - Podología Volume 21 > n◦ 1 > febrero 2019 http://dx.doi.org/10.1016/S1762-827X(18)41662-8 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 1 E – 27-075-A-05 Pie diabético ■ Prevención de la recidiva de ulceraciones Detección de pies de riesgo Gradación del riesgo podológico Educación terapéutica podológica Ortesis plantares Pedicura Calzado Zapatos ortopédicos 16 16 16 16 17 17 18 18 de reducción de recidiva: asociación de un pico de presión plantar de menos de 200 kPa con cumplimiento de uso del calzado terapéutico mayor del 80% (OR: 0,43), así como un pico de presión plantar dinámica por tramo de 100 kPa (OR: 1,11), variación diaria en la cantidad de marcha, cada 100 pasos (OR: 1,08) y duración acumulada de las UPD anteriores por mes (OR: 1,03) [4] . ■ Conclusión 18 Amputaciones Introducción El Consenso Internacional sobre el Pie Diabético de 2015 proporciona la siguiente definición de pie diabético: infección, ulceración o destrucción del tejido profundo del pie asociado con neuropatía y/o arteriopatía periférica de los miembros inferiores en el paciente diabético [1] . Epidemiología Prevalencia e incidencia de heridas del pie diabético Un metaanálisis reciente [2] encontró una prevalencia promedio mundial de heridas del pie diabético del 6,3% (intervalo de confianza [IC] del 95%: 5,4-7,3%). En Francia, por ejemplo, es del 5,1% (IC 95%: 4,1-6,0). El riesgo de ulceración del pie diabético (UPD) durante la vida de un diabético es del 15-25% [3] . La incidencia anual de heridas en los pies es del 2-6,3% según los estudios [4] . La recidiva de la UPD se estima en 19 estudios en el 40% en 1 año, casi el 60% en 3 años y el 65% en 5 años [4] . Factores de riesgo de herida del pie Neuropatía El riesgo de ulceración es mayor en caso de neuropatía (riesgo relativo [RR]: 2,03, IC 95%: 1,50-2,76), diagnosticada por la deficiencia de barestesia del pie tras la aplicación de un monofilamento de Semmes-Weinstein 5,07 de 10 g [5] . Un umbral de percepción de vibración superior a 25 V sería un factor de riesgo importante para UPD: cociente de probabilidades (OR) mayor de 12,05 [4] . Arteriopatía obliterante de los miembros inferiores (AOMI) El riesgo asociado con la AOMI es difícil de especificar porque ésta a menudo es asintomática, pero alrededor del 50% de los pacientes diabéticos con una herida tienen signos de AOMI [6] . Otros factores de riesgo Las UPD son más comunes en varones, en diabéticos de tipo 2, con un índice de masa corporal (IMC) más bajo, ancianos, con diabetes de más larga data, retinopatía, hipertensión arterial y tabaquismo, en comparación con el paciente diabético sin úlcera en el pie [2] . Algunos estudios proporcionan una OR para cuantificar el riesgo de una UPD recidivante: presencia de una lesión preulcerativa (OR: 10,95), presencia de AOMI (OR: 10,10), presencia de una herida plantar (OR: 8,62), puntuación en la Geriatric Depression Scale mayor de 10 (OR: 5,00), antecedente de herida plantar del gran artejo (OR: 5,3), existencia de osteítis (OR: 5,17), proteína C reactiva (CRP) superior a 15 mg/l (OR: 4,27), hemoglobina A1c (HbA1c ) superior a 7,5% (OR: 4,07), pérdida de sensibilidad de protección (OR: 3,68). Se describen otros factores Una amputación al nivel de los miembros inferiores (AMI) se realizaría cada 20 segundos en el mundo en un paciente diabético [1] . Una lesión menor en el pie es responsable del 85% de las AMI en diabéticos, y alrededor del 80% de las heridas tienen un origen externo identificable [1] , único y a priori evitable. Para Apelqvist, la prevalencia de AMI en un diabético es del 1,3-7%, y la incidencia anual, del 0,2-1,4% [7] . Datos económicos En 2012, en Francia, el gasto total reembolsado a diabéticos con tratamiento podológico (amputación/herida en el pie, podiatría, lo que representa 148.000 personas) ascendió a 2.281 millones de euros [8] . En Gran Bretaña, el coste del tratamiento del pie diabético en 2010-2011 se estimó en 580 millones de libras esterlinas (M£), casi el 6% del presupuesto del Servicio Nacional de Salud. Más de la mitad de esta cantidad (307 M£) se asignó a las UPD en centros de atención primaria y comunitaria. El tratamiento de las UPD dio lugar a un aumento en la duración de la estancia multiplicado por 2,51 (IC del 95%: 2,43-2,59). El coste de la hospitalización por UPD se estimó en 219 M£ y por AMI en 55 M£ [9] . En Estados Unidos, 176.000 millones de dólares se gastan anualmente en costes directos para el tratamiento de la diabetes, un tercio de los cuales se gasta en tratamientos a nivel de los miembros inferiores [4] . El coste total de una amputación de dedo del pie y transtibial en Estados Unidos sería de 45.513 y 82.657 dólares, respectivamente [10] . Arteriopatía obliterante de los miembros inferiores en pacientes diabéticos Papel de la arteriopatía obliterante de miembros inferiores en heridas del pie diabético Microangiopatía Actualmente se acepta que no es la microangiopatía diabética sino la macroangiopatía la que desempeña un papel esencial en la patogenia de las heridas del pie diabético [6, 11, 12] . Macroangiopatía Es una lesión combinada de la media (mediacalcosis) y la íntima (aterosclerosis). La mediacalcosis, calcificación de la media, más común en los diabéticos, no produce una obstrucción completa ni isquemia, sino que provoca una rigidez de la pared arterial que puede hacer que la medición del índice de presión sistólica (IPS) sea ininterpretable y complique los procedimientos de revascularización [6] . La aterosclerosis en pacientes diabéticos es histológicamente idéntica a la de los pacientes no diabéticos [11] . Es más común, progresa más rápidamente, se complica más fácilmente con gangrena y trastornos tróficos que en los 2 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 no diabéticos, y las lesiones oclusivas arteriales suelen ser largas y ocurren en las arterias tibial anterior y posterior y peroneas, sin afectar a las arterias del pie [6, 11–13] . Las lesiones proximales (juzgadas por la palpación de los pulsos femorales y poplíteos) son menos frecuentes que en la AOMI no diabética. Los diabéticos con una isquemia crítica tendrían un pulso poplíteo palpable en el 40% de los casos. Presentaciones clínicas de la arteriopatía Forma asintomática (grado I de Leriche y Fontaine) La arteriopatía asintomática es frecuente (hasta el 75% de los casos) [14] y por eso es necesaria una detección sistemática [15] . Formas sintomáticas Claudicación intermitente (grado II de Leriche y Fontaine) La claudicación intermitente es difícil de detectar, probablemente debido a una neuropatía asociada [13] . El dolor se localiza con mayor frecuencia en la pantorrilla, pero puede ser crural o glúteo. Dolor en reposo (grado III) En general, el dolor en reposo se alivia en posición declive y debe distinguirse del dolor neuropático. Trastornos tróficos (grado IV) En el contexto del pie diabético, el pronóstico de la gravedad de un trastorno trófico de grado IV está esencialmente relacionado con la existencia de isquemia y/o infección. Isquemia crítica Para superar las deficiencias de la clasificación de Leriche y Fontaine, se han establecido otras definiciones de AOMI [15, 16] : • AOMI en la etapa isquémica durante el ejercicio o inducida por la marcha (claudicación intermitente); • etapa de isquemia permanente: isquemia crítica crónica; • formas agudas: isquemia aguda de la pierna. La isquemia crítica [16] se define en pacientes diabéticos y no diabéticos por uno de dos criterios: • dolores isquémicos en reposo, persistentes y recurrentes, que requieren analgesia regular y adecuada durante más de 2 semanas con una presión sistólica del tobillo menor o igual a 50 mmHg y/o una presión del dedo del pie de 30 mmHg o menos; • ulceración o necrosis del pie o de los dedos con una presión sistólica del tobillo menor o igual a 50 mmHg y/o una presión del dedo del pie menor o igual a 30 mmHg. Un estudio de larga data señala una tasa de rescate de la extremidad de sólo el 43% al año para pacientes diabéticos con isquemia crítica no revascularizable [17] . Signos clínicos La determinación de los pulsos es muy dependiente del operador. La ausencia de los pulsos del pie aumenta la probabilidad de una AOMI [18] . La determinación de un IPS < 0,9 es indicio de una AOMI [15] con una sensibilidad del 90% y una especificidad del 98% para detectar una estenosis arterial superior al 50% en la arteriografía, pero en caso de neuropatía asociada la sensibilidad cae al 53% [19] . En los pacientes con UPD, la sensibilidad del índice de presión tobillo-brazo es del 61% en 12 estudios, mientras que la del índice hallux-brazo (IHB), la de la presión de perfusión cutánea (PPC) y la de la presión transcutánea Figura 1. Necrosis con dermohipodermitis en pie isquémico. de oxígeno (TcPO2 ) son del 81,7-84%. La PPC y el IHB tienen una especificidad del 79,3 y 77,8%, mientras que la de la TcPO2 es del 62,8% [20] . Pie isquémico Los signos clínicos habituales de AOMI son: pies fríos, ausencia de pulsos del pie, decoloración de la extremidad al elevarla, con retraso (> 3 s) del tiempo de recoloración, eritrosis de declive, retraso del llenado venoso después de la elevación del miembro, dedos de los pies cianóticos, atrofia del tejido adiposo subcutáneo, atrofia de los pulpejos de los dedos de los pies, aspecto brillante de la piel, depilación de los miembros inferiores, engrosamiento de las uñas con onicomicosis [13] . Los dolores nocturnos de los dedos de los pies o del antepié, ya sea inmediatamente después de acostarse o en la segunda parte de la noche, se alivian con el declive. Más raramente se puede producir una embolia arterial con isquemia aguda o embolias de colesterol con dedos azules. Herida isquémica El cuadro típico es el de una úlcera traumática externa, más bien en la parte dorsal de los dedos de los pies o lateral del pie, que se agrava debido al contexto isquémico, dolorosa, excepto en caso de neuropatía asociada. Necrosis La necrosis inaugura la AOMI en el 50% de los casos. El mecanismo está relacionado con una herida del pie isquémico, incluso mínima (cortarse las uñas, roce del calzado, fisura del talón, micosis interdigital, etc.) y tratada de forma tardía (debido a la ausencia de dolor relacionada con la neuropatía), que en ocasiones se infecta y necrosa debido al contexto isquémico. La necrosis seca (con una herida que progresa hacia la momificación) se distingue de la necrosis húmeda porque la zona necrótica está rodeada por un halo inflamatorio que indica una infección subyacente no controlada (Fig. 1). Puede propagarse a los tegumentos adyacentes, causando abscesos de tejidos blandos e hipodermitis infecciosa, y a los tendones extensores, con riesgo de paroniquia y flemón de las vainas que ponen en peligro la vitalidad del miembro. EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 3 E – 27-075-A-05 Pie diabético A B C Figura 2. Fisiopatología del mal perforante plantar neuropático con evolución hacia una infección. A. Hiperpresión y fuerzas de cizallamiento con hiperqueratosis. B. Formación de una bolsa de despegamiento bajo la hiperqueratosis. C. Abertura y formación del mal perforante plantar. D. Infección de los tejidos blandos y luego ósea. D Tratamiento de la arteriopatía obliterante de los miembros inferiores sin isquemia crítica ni trastorno trófico No se ha demostrado formalmente que los tratamientos con vasodilatadores y el iloprost sean útiles, ni que tampoco lo sea la simpatectomía lumbar. La marcha controlada supervisada por un centro especializado aumenta el perímetro de marcha de los pacientes arteriópatas con claudicación intermitente, siempre que el calzado sea adecuado para prevenir la ulceración durante la marcha prolongada [15, 16] . Neuropatía diabética El Toronto Diabetic Neuropathy Expert Group lo define como una polineuropatía crónica sensitivomotora, simétrica, de longitud dependiente de las fibras, atribuible a alteraciones metabólicas y microvasculares, y secundaria a hiperglucemia crónica y factores de riesgo cardiovascular [21] . Papel de la neuropatía en las heridas del pie diabético La neuropatía es el principal factor de riesgo para la herida crónica del pie diabético. La prevalencia se estima en más del 20% para todos los tipos de diabéticos [22] , pero podría llegar hasta el 50% de las personas con diabetes. Los factores de riesgo para la neuropatía son, aparte de la hiperglucemia crónica: edad, antigüedad de la diabetes, gran volumen corporal, hipertensión arterial, concentración de colesterol, tabaquismo, consumo de alcohol [22] . Polineuropatías distales simétricas Neuropatía sensitivomotora Es la más común y afecta a las fibras de calibres grandes y pequeños, y más a las sensitivas que a las motoras. Se expresa mediante arreflexia aquiliana, trastornos de las sensibilidades táctil, posicional, termoalgésica distal y simétrica, y progresa en sentido ascendente (en «calcetín»). Asocia un déficit discreto de los músculos intrínsecos de los pies, responsable de deformaciones como los dedos en garra o la prominencia de las cabezas metatarsianas, factores de zonas de hiperpresión que son fuente de hiperqueratosis y mal perforante plantar (Fig. 2). Cuadro 1. Prueba de monofilamento 5,07 de nylon de 10 g. • Ambiente tranquilo y relajado • Mostrar al paciente el monofilamento y aplicarlo en su mano doblándolo • Ojos cerrados del paciente • Tres sitios de prueba: 1.a y 5.a cabezas metatarsianas, pulpejo del hallux • Aplicar el monofilamento en sentido perpendicular a las áreas de prueba doblándolo • Duración: aproximación + contacto monofilamento + retirada = 2 segundos • Preguntar si siente la presión (sí/no) y sobre qué pie (derecho/izquierdo) • Intercalar una prueba ficticia en los tres ensayos por sitio: tres respuestas por sitio • No deslizar el monofilamento ni hacer aplicaciones repetidas; no realizar la prueba en un área hiperqueratósica o una herida Si hay dos errores cada tres aplicaciones en un sitio, el paciente corre el riesgo de ulceración asintomática por pérdida de sensibilidad de protección La hipoestesia eliminará el síntoma de alerta de dolor que garantiza que el individuo sano tenga una sensibilidad de protección frente a las agresiones. Neuropatía sensitiva por lesión de grandes fibras mielínicas Afecta a la sensibilidad propioceptiva posicional y vibratoria y puede producir como máximo un cuadro de ataxia propioceptiva. Neuropatía sensitiva por lesión de fibras mielínicas de pequeño calibre Se manifiesta por dolor, disestesia y parestesia distales. Neuropatía vegetativa por lesión de fibras amielínicas de pequeño calibre En los pies, es responsable de trastornos sudorales con sequedad cutánea anormal. La abertura de derivaciones arteriovenosas puede enmascarar una posible AOMI. Presentaciones clínicas Formas asintomáticas Para la detección de la neuropatía es necesario hacer una evaluación anual. La prueba de monofilamento de Semmes-Weinstein de 10 g es una prueba de detección del riesgo podológico de herida asintomática [23] , relacionada con la neuropatía, muy práctica porque es fácil de realizar (Cuadro 1). Para la detección de neuropatía se pueden 4 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 Epidemiología La prevalencia de esta neuroartropatía en la diabetes es relativamente baja: 0,08-7,5% [26] . Algunos autores señalan que la edad promedio de diagnóstico de neuroartropatía diabética es de 57 años, con una duración promedio de la diabetes de 15 años (el 80% más de 10 años y el 60% más de 15 años) [27] . Las lesiones bilaterales se producen en el 5,9-39,3% de los casos [26] . Fisiopatología Figura 3. Mal perforante plantar neuropático. usar distintas pruebas (reflejos aquilianos, diapasón graduado, neuroestesiómetro). Una biopsia de nervio y un electromiograma suelen ser inútiles para el diagnóstico. Forma dolorosa Entre el 3-25% de los diabéticos tienen neuropatía dolorosa [21] . El cuestionario DN4, que no ha sido validado en diabéticos, sería útil para identificar los dolores de tipo neuropático [24] . El dolor neuropático, aunque suele presentar una regresión espontánea, puede volverse muy incapacitante y depresógeno si persiste. Signos clínicos Pie neuropático Se caracteriza por temperatura cutánea normal, pulsos bien percibidos, a veces saltones, piel gruesa y seca, e hiperqueratosis en las zonas de hiperpresión, en particular plantar. La sensibilidad vibratoria, termoalgésica y dolorosa está alterada y los reflejos aquilianos están abolidos. Lesión neuropática Es el clásico mal perforante plantar: úlcera indolora, atónica, sin depósito fibrinoso ni necrosis, rodeada de hiperqueratosis (Fig. 2), no infectada, localizada en una zona de hiperpresión plantar debajo de las cabezas metatarsianas (Fig. 3) o del pulpejo de los dedos, o en un punto de fricción crónica (exostosis de hallux valgus, en un callo dorsal o interdigital, dureza dorsal en relación con la plegaria mahometana). La evolución en ausencia de tratamiento es la agravación de origen mecánico con excavación de la herida, cronificación y luego infección, que puede extenderse a los tejidos blandos (dermohipodermitis o flemón de las vainas tendinosas) y luego de forma secundaria al hueso o la articulación subyacente. Caso particular: pie de Charcot El pie de Charcot se define por una artropatía progresiva indolora de una o más articulaciones, debida a una lesión neurológica suprayacente, descrita por Charcot en tres pacientes tabéticos [25] . La patogenia del pie de Charcot agudo aún no tiene una explicación definitiva y sigue dando lugar a hipótesis [26, 27] . En un pie neuropático inicialmente indoloro, los microtraumatismos crónicos (¿en relación con los trastornos propioceptivos?) repercuten de manera significativa en el sistema osteoarticular. Esto conduciría a microfracturas con distensiones ligamentosas y, por último, luxaciones. De forma paralela, se ha propuesto la intervención de fenómenos vasculares para explicar la intensidad y la gran magnitud de la destrucción ósea, satélite del daño articular. Se ha informado de un aumento significativo y temprano en el flujo sanguíneo como resultado de la lesión del sistema nervioso autónomo (con desarrollo de derivaciones arteriovenosas), semejante a lo que se observa después de la simpatectomía o en la algodistrofia. La hiperemia causa osteopenia, aumento de la reabsorción ósea y fragilización ósea. Los datos experimentales han demostrado que el aumento del flujo sanguíneo en los huesos desencadena o intensifica la activación de los osteoclastos. Este fenómeno de hipervascularización causa una afluencia de células (macrófagos) y citocinas (factor de necrosis tumoral alfa [TNF-␣] e interleucina [IL]-1) proinflamatorias, lo que explicaría el aspecto edematoso e inflamatorio de la fase inicial del pie de Charcot [27] . Estas teorías no explican la unilateralidad del fenómeno y su relativa infrecuencia, mientras que la neuropatía es bastante común. Una teoría reciente introduce el concepto de respuesta inflamatoria exagerada y secundaria (como en las fracturas óseas) a un posible traumatismo mínimo inadvertido por el paciente [27] . La inflamación está relacionada con la liberación de citocinas proinflamatorias (IL-1 y TNF-␣) que median la hiperactividad de los osteoclastos. En personas sanas, en caso de fractura, el dolor usual conduce a inmovilizar el miembro y la liberación de citocinas proinflamatorias suele ser de corta duración. En el caso del pie de Charcot neuropático, la ausencia de dolor llevaría a un apoyo continuo y perpetuaría la liberación de citocinas proinflamatorias con osteólisis secundaria. Historia natural Fase aguda o activa Ésta es la fase en la que el diagnóstico debe hacerse con urgencia, en la etapa previa a la fractura, para evitar complicaciones osteoarticulares y ligamentosas irreversibles. A veces comienza por un traumatismo menor referido por el paciente. También puede ser consecutiva a inmovilización con yeso, cirugía o revascularización [27] . Se caracteriza por la aparición de dolor en un pie, hasta entonces insensible por la neuropatía asociada con aumento de volumen, calor local y enrojecimiento. La temperatura cutánea del pie estaría aumentada en unos 5 ◦ C de promedio. Los signos sistémicos están ausentes (sin fiebre) y no hay marcadores de infección (la velocidad de sedimentación globular promedio es de 32 mm) [26] . El aspecto clínico es difícil de distinguir de otros diagnósticos: • ataque de gota; EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 5 E – 27-075-A-05 Pie diabético Pruebas complementarias Radiografías Eichenholtz describió tres etapas radiológicas distintas: desarrollo, coalescencia y reconstrucción [26] : • etapa 0: período prodrómico: sin signos radiológicos o mínimos; • etapa 1: la fase de «desarrollo» correspondiente a la fase aguda produce edema tisular, subluxaciones articulares, osteonecrosis con partículas óseas y cartilaginosas, fracturas articulares y óseas; • etapa 2: la fase de «coalescencia» está marcada por la reabsorción del edema, la reabsorción de las partículas óseas y la curación de las fracturas; • etapa 3: la fase de reconstrucción es de reparación y remodelación ósea, y deformaciones óseas. Es probable que esta clasificación deba actualizarse, en particular con las imágenes de RM en la fase aguda, con radiografías normales en la fase aguda [28] . Figura 4. Pie de Charcot con luxación del hueso navicular y mal perforante plantar. • artritis infecciosa, aunque en ausencia de herida, una infección es poco probable en un pie diabético. Cuando hay una ulceración cutánea asociada con este cuadro inflamatorio del pie, el diagnóstico es más difícil si el pie de Charcot ya presenta una destrucción osteoarticular en la radiografía. En estos casos, la osteítis afecta al hueso expuesto subyacente a la herida (cuidado con el diagnóstico por imagen erróneo de osteítis fuera del área subyacente a la herida); • hipodermitis, pero sin puerta de entrada; • algodistrofia, con radiografía normal y a menudo signos sugestivos en la resonancia magnética (RM); • fracturas por esfuerzo, con radiografía normal y signos sugestivos en resonancia magnética; • flebotrombosis (eco-Doppler venosa normal); • acceso congestivo de artrosis (pero unilateral con inflamación local demasiado aparatosa). Fase destructiva crónica El retraso diagnóstico, frecuente, es grave porque el apoyo persistente sobre un pie cuya estructura ósea debilitada conduce a lesiones osteoarticulares y ligamentosas graves, con aparición secundaria de grandes deformaciones definitivas en pocas semanas si no se mantiene el pie en reposo. Por ejemplo, el hueso navicular y el primer cuneiforme se luxan si están afectados, formando una protuberancia en el borde interno del pie (Fig. 4). El cuello del pie se ensancha. Se observa un colapso de la bóveda plantar (pie en mecedora). Clasificación anatomoclínica La destrucción osteoarticular puede afectar a diversos sitios anatómicos del pie, lo que ha llevado a la clasificación de Sanders y Frykberg [26] : • tipo I: afecta principalmente al antepié con cabezas metatarsianas de típico aspecto aguzado (26-67% de los casos); • tipo II: fracturas y subluxaciones en las articulaciones tarsometatarsianas de Lisfranc (15-48%); • tipo III: dislocación y fractura de las articulaciones entre el astrágalo, el hueso navicular y el primer cuneiforme (32%); • tipo IV: afectación de la articulación del tobillo y la articulación subastragalina (3-10%); • tipo V: fractura del calcáneo (2%). Resonancia magnética En la fase aguda, es la exploración clave del diagnóstico. Cualquier aumento en el volumen de un pie neuropático con calor, enrojecimiento, dolor, sin herida y con radiografías normales debe hacer prescribir una RM [28–30] . La RM muestra un edema del tejido blando yuxtaarticular. La cápsula articular y los tejidos blandos están realzados por el contraste debido a la lesión aguda y la inestabilidad. Pueden visualizarse áreas de erosiones y realce articular. El edema de la médula ósea, el edema de los tejidos blandos, las fisuras óseas y las geodas subcondrales deben sugerir el diagnóstico de microfracturas (Fig. 5A). A menudo se sospecha de forma errónea una algodistrofia [29] . En la fase crónica, la RM muestra menos edema y confirma la luxación observada en la radiografía [28, 29] . Chantelau propone una clasificación (adaptada de Kiuru et al) basada en la RM, más moderna porque describe las fases de inicio con radiografía normal no diagnosticadas por los clínicos [28] : • grado I: edema medular intraóseo con radiografía negativa; • grado II: edema perióstico e intraóseo con radiografía negativa; • grado III: edema muscular perióstico e intramedular con radiografía negativa; • grado IV: línea de fractura con radiografía positiva; • grado V: callo del hueso cortical con radiografía positiva. Gammagrafía No es muy contributiva en la práctica clínica. En caso de duda sobre la osteítis, la gammagrafía es muy sensible pero no muy específica. Pruebas de imagen en la fase destructiva irreversible La radiografía estándar suele ser suficiente para establecer un diagnóstico que muestre una destrucción osteoarticular significativa de las áreas afectadas. La tomografía computarizada (TC), la RM, la gammagrafía con leucocitos marcados con tecnecio o indio y, más recientemente, la tomografía por emisión de positrones (PET) confirmarán o refutarán el diagnóstico de osteítis. Estos métodos onerosos no son una práctica común. La ausencia de una herida asociada a la fase aguda debe eliminar a priori la presencia de osteítis. La osteítis puede confirmarse mediante una biopsia ósea en el caso de una herida asociada porque la imagen es poco fiable [31] . Aspectos biomecánicos Factores implicados en la génesis de las heridas Los factores biomecánicos desempeñan un papel considerable en la etiología de las úlceras neuropáticas del 6 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 P P 3 cm 3 cm A B Figura 5. A. Resonancia magnética (RM) de pie de Charcot agudo con edema intraóseo y fisuras calcáneas. B. Mejora de las imágenes de la RM después de 3 meses de descarga con bota de marcha. C. Bota de marcha. C pie diabético [32] . La neuropatía suprime la adaptación a un riesgo de lesión cutánea que suele señalarse a través de las sensibilidades dolorosa, superficial y propioceptiva. En trabajos recientes se han resaltado los vínculos entre la compresión de los tejidos blandos y el riesgo de heridas [33] . Al entrar en contacto con el soporte, una fuerza de reacción sobre el pie genera una presión que induce la deformación de los tejidos blandos. Por lo tanto, todo lo que influye en la compresión es un factor de riesgo biomecánico: la superficie de contacto, el grosor del tejido blando, sus propiedades mecánicas y el relieve óseo subyacente. Se ha demostrado [33, 34] que cuando los tejidos blandos experimentan una compresión del 2050%, 2 horas pueden ser suficientes para inducir lesiones tisulares relacionadas con la isquemia local. Cuando la compresión excede el 50%, unos 10 minutos pueden ser suficientes, ya que a la isquemia se agregará la destrucción mecánica de las células por compresión. La ausencia de sensibilidad relacionada con la neuropatía suprime el mensaje de peligro y el reflejo de alivio o de modificación del apoyo. Para tener en cuenta los factores biomecánicos de la úlcera por presión, es necesario considerar [35] : • los relieves óseos y segmentarios (exostosis, espículas, garras, deformaciones, etc.); • el grosor y la compresibilidad de los tejidos blandos (de menos de 1 mm sobre los dedos de los pies a más de 1 cm debajo del talón, la dureza de una antigua cicatriz, etc.); • la variación de los relieves durante el paso (despliegue metatarsiano, deformación digital en garra dinámica, aumento de los apoyos plantares debido a un volumen dorsal muy bajo, etc.); • la duración del apoyo sobre la zona. Las fuerzas de cizallamiento también parecen estar involucradas. La asociación de una neuropatía con altas presiones plantares, por lo tanto, participa de forma directa en el mal perforante plantar. Factores biomecánicos que contribuyen a la cicatrización Varios estudios muestran la eficacia de la descarga mecánica con yesos de contacto total en el tratamiento del mal perforante plantar neuropático en 4-8 semanas [36] . El apoyo con yeso limita todos los factores biomecánicos de la herida al restringir la movilidad del pie y la compresión del área de la herida por la exclusión local. Así, el yeso responde al componente espaciotemporal de la herida por presión. Factores que contribuyen a prevenir la recidiva de heridas La recidiva del mal perforante plantar es común. La compresión de los tejidos es difícil de cuantificar en la práctica actual, y el uso de la medición de la presión plantar es actualmente la herramienta de referencia. Es posible cuantificar estos apoyos con los pies descalzos o calzados mediante baropodometría con plataformas o plantillas. Uno de los objetivos es medir la eficacia del calzado terapéutico ortopédico o las ortesis plantares correctivas destinadas a reducir las presiones plantares localizadas [35] . La baropodometría no permite definir un umbral a partir del cual se producirá una herida, aunque algunos estudios proponen un umbral de 700 kPa por debajo del cual EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 7 E – 27-075-A-05 Pie diabético el riesgo es limitado. Esta exploración tiene una sensibilidad del 70% y una especificidad del 60% [35] , dependiendo de la tecnología de sensor utilizada. Infección Cuadro 2. Clasificación de la infección de la herida del pie diabético [39] . Grado 1 Sin síntoma ni signo de infección Grado 2 Sólo daño en la piel (sin afectación del tejido subcutáneo, ni sistémica) con al menos dos de los siguientes signos: – eritema perilesional de 0,5-2 cm – calor local – sensibilidad local o dolor – tumefacción local o induración – secreción purulenta (secreción espesa, de opaca a blanquecina o sanguinolenta) Se deben eliminar otras causas de reacción inflamatoria de la piel (traumatismo, gota, pie de Charcot agudo, fractura, trombosis, estasis venosa) Grado 3 Eritema > 2 cm y uno de los elementos constatados anteriormente o Infección que llega a estructuras más allá de la piel y del tejido subcutáneo (absceso profundo, linfangitis, osteítis, artritis séptica o fascitis) Sin signo sistémico Grado 4 Independientemente de la infección local, si hay signos sistémicos con al menos dos de las siguientes características: – temperatura > 38 ◦ C o < 36 ◦ C – frecuencia cardíaca > 90/min – ritmo respiratorio > 20/min – PaCO2 < 32 mmHg – leucocitos > 12.000 o < 4.000/mm3 – 10% de formas leucocíticas inmaduras Papel de la infección en las heridas La infección del pie en diabéticos suele ser el resultado de una herida crónica [1] . Como a menudo ésta es indolora, no suele recibir un tratamiento médico óptimo (en particular la descarga total de urgencia), que transforma un fenómeno agudo en una herida crónica que presenta un alto riesgo de infección de los tejidos blandos. Clínica El diagnóstico positivo de la infección es clínico y no bacteriológico [37, 38] . Se debe realizar una exploración con la medición de la profundidad de todas las heridas en busca de contacto óseo, tunelización, derrame purulento o colección. Hay dos tipos de infección de tejidos blandos que complican el pie diabético: dermohipodermitis bacteriana y necrosis secundaria en medio isquémico. La osteítis ocurre sólo en un segundo tiempo en la infección de los tejidos blandos. El calor local, el enrojecimiento, el edema, el dolor y la secreción purulenta son los signos usuales de infección [38] . La fiebre no siempre está presente y rara vez es alta. La fluctuación indica la presencia de una colección purulenta, y la crepitación, la presencia de gas y de una gangrena infecciosa. La necrosis es indicio de una herida isquémica infectada, con la excepción de la dermohipodermitis bacteriana necrosante o la fascitis necrosante, que a menudo se presenta en un pie no isquémico. Como la proporción de infección e isquemia es muy difícil de evaluar, es necesaria una evaluación vascular precisa para evitar indicaciones de amputación demasiado precipitadas, frente a cualquier dermohipodermitis bacteriana necrosante o fascitis necrosante. Clasificación El consenso internacional ha adoptado una clasificación de la infección en cuatro etapas, la primera de las cuales es la ausencia de infección (Cuadro 2). Evaluación de una herida del pie diabético de riesgo Valoración de la naturaleza de la herida La hiperglucemia no es un factor demostrado de retraso de cicatrización. La infección se debe a la ausencia de un tratamiento óptimo de la herida, y la hiperglucemia sólo la agrava. Herida neuropática Una herida neuropática ocurre en un pie bien vascularizado con pulsos presentes. Éste es el clásico mal perforante plantar ya descrito. Herida isquémica y neuroisquémica La herida isquémica descrita anteriormente es dolorosa debido a la infección asociada con la isquemia. Las heridas neuroisquémicas tienen las características de las heridas isquémicas y neuropáticas con dolor asociado menos intenso. El 50% de las UPD tienen signos de isquemia [6] . PaCO2 : presión parcial arterial de dióxido de carbono. Medición de la presión sistólica del tobillo La medida del IPS [13] permite afirmar la AOMI, evaluar hasta cierto punto su gravedad y seguir la evolución. La AOMI se confirma por un IPS inferior a 0,9. El IPS no es confiable si es mayor que 1,3, debido a la incompresibilidad de las arterias en relación con la mediacalcosis (en el 30% de los casos) [13] . Esto puede ser una trampa para la mediacalcosis menos grave que conduce a un IPS normal con una AOMI significativa [6] . Medición de la presión sistólica del hallux (PSH) Una PSH de menos de 55 mmHg y un índice dedo del pie-brazo de menos de 0,7 indicarían una AOMI [6] . La medición de la PSH aumentaría el valor predictivo de la presión en el tobillo en relación con la cicatrización de un trastorno trófico que sería incompatible con un valor de 20-30 mmHg de PSH [6, 40] . Eco-Doppler arterial de los miembros inferiores En presencia de una herida en el pie, una eco-Doppler arterial, que describe todo el árbol arterial desde la aorta abdominal hasta las arterias de los pies, es el examen no invasivo necesario. La AOMI diabética afecta sobre todo a las arterias debajo de la rodilla, que deben describirse con precisión porque son accesibles a las angioplastias: lesión de las arterias peroneas, tibiales anterior y posterior, mientras que la arteria dorsal del pie y las arterias plantares interna y externa a menudo están indemnes. Medición de la TcPO2 [40] La TcPO2 se mide en el dorso del pie, pero el electrodo puede colocarse cerca de un trastorno trófico en el que se desea especificar la capacidad de cicatrización o en el lugar de una amputación planificada. El edema local y la infección disminuyen los valores de TcPO2 [6] . El valor normal promedio es de alrededor de 60 mmHg. El valor límite de la TcPO2 por encima del cual parece posible esperar la cicatrización de un trastorno trófico sería del orden de 30 mmHg en decúbito supino y 40 mmHg en posición sentada, para algunos autores [40] . Después de la revascularización, permite medir la ganancia hemodinámica. 8 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 Arteriografía En presencia de gangrena húmeda extensa o de signos de isquemia crítica, se justifica el uso directo de la arteriografía con la intención de realizar la revascularización. Debe preceder a cualquier decisión de amputación, incluso limitada a un dedo del pie. La arteriografía sigue siendo la prueba de elección para evaluar con precisión las lesiones arteriales del paciente diabético [6, 13] . Proporciona una clara indicación del tipo de revascularización. Un protocolo de hidratación puede prevenir el deterioro de la función renal si es necesario. La angiografía por resonancia magnética o la angiografía por TC brindan imágenes menos precisas de las arterias distales, cuya visualización hasta las extremidades de los pies es, sin embargo, esencial. Dimensiones de la herida La gravedad de la herida depende en gran medida de su profundidad [41] . La medición precisa de la herida (largo, ancho, profundidad) permite controlar la evolución de la cicatrización. Las fotografías digitales complementan a la perfección las mediciones. Grado de la herida El médico debe evaluar el aspecto de la herida en porcentaje de proliferación de la cicatriz, fibrina y necrosis e infección. Evaluación de una posible infección Evaluación clínica El diagnóstico de infección es clínico (Cuadro 2) con signos locales y locorregionales o sistémicos. Es esencial tener en cuenta el dolor local como indicio de inflamación, que es un signo de una infección profunda con o sin isquemia. La búsqueda de un contacto óseo rugoso en la exploración física, con un estilete abotonado metálico estéril, debe ser sistemática. La presencia de la herida de un dedo del pie edematoso muy rojo (dedo en «salchicha») indica clínicamente la presencia de osteoartritis [39] . Bacteriología Después del desbridamiento y la desinfección de los bordes de la herida, la toma de muestras locales para estudio bacteriológico con hisopo o aspiración con catéter flexible o, mejor, retirando tejido infectado mediante raspado en un intento de aislar gérmenes profundos, se realiza únicamente en caso de heridas clínicamente infectadas (Cuadro 2). Pruebas de laboratorio El hemograma completo, la velocidad de sedimentación globular y la CRP no son muy específicos y sirven sobre todo para seguir la evolución. La procalcitonina es un marcador de infección que aún falta validar para osteítis. El desequilibrio glucémico es a menudo la consecuencia de la infección que ayuda a mantener y agravar. Osteítis La osteítis del pie diabético tiene particularidades: siempre está subyacente a una herida (la transmisión hematógena es excepcional), a menudo con una osteoartritis. En los diabéticos, el riesgo de tener osteítis se multiplica por 4 [42] , el 12% de las heridas tienen una osteítis subyacente y el 20% de las infecciones del pie diabético están asociadas con una osteítis [43] . Dos tercios de las heridas con histología de osteítis no presentan signos clínicos inflamatorios [42] . La osteítis con frecuencia da como resultado la formación de secuestros óseos, a veces extraíbles a través de la herida, y esta evolución a menudo es sinónimo de curación de la osteítis. El diagnóstico de osteítis es difícil y se basa en un conjunto de argumentos en lugar de en un solo examen. La presencia de un contacto óseo rugoso debe hacer sospechar una lesión ósea [44–46] . El contacto óseo tendría una sensibilidad del 87% (IC 95%: 0,75-0,93) y una especificidad del 83% (IC 95%: 0,65-0,93) según siete estudios [46] . La conclusión es que en pacientes con alto riesgo de infección, el contacto óseo positivo es confiable, mientras que la ausencia de contacto óseo excluye el diagnóstico de osteítis en pacientes con bajo riesgo de infección [39, 46] . La radiografía no es sensible ni muy específica, aunque a menudo basta para formular el diagnóstico [1] . Una simple erosión o desmineralización cortical al lado de una herida crónica y, a fortiori, una osteólisis deben despertar una fuerte sospecha de osteítis. En caso de duda, es prudente repetir las radiografías cada 3 semanas. Si la duda persiste, la gammagrafía ósea y la RM pueden completar la evaluación. Para las exploraciones que aún no son de práctica corriente, un metaanálisis reciente atribuye a la PET/TC con fluorodesoxiglucosa una sensibilidad del 89% y una especificidad del 92%, con un cociente de probabilidades diagnóstico (ORD) de 95 y una razón de verosimilitud (RV) positiva de 11 y negativa de 0,11. Para la RM, los valores fueron: sensibilidad 93%, especificidad 75%, ORD 37, RV positiva 3,66 y RV negativa 0,10. Para la gammagrafía con leucocitos marcados con 99m Tc-HMPAO (hexametil propilen-amino-oxima): sensibilidad del 91%, especificidad del 92%, ORD 118, RV positiva 12 y RV negativa 0,1. Para la gammagrafía con leucocitos marcados con indio 111: sensibilidad del 92%; especificidad del 75%, ORD 34, RV positiva 3,6 y RV negativa 0,1 [47] . También está disponible la tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) acoplada a la gammagrafía. La biopsia ósea en piel sana se describe como el método de referencia para detectar el germen responsable de la osteítis ya diagnosticada [48, 49] . Para evitar algunas desviaciones diagnósticas, la clínica tiene prioridad para el diagnóstico de osteítis: se puede considerar que no hay osteítis del pie sin herida, independientemente del resultado de la TC, la gammagrafía o la RM. Asimismo, una osteítis radiológica o en la TC y la RM sin contacto óseo clínico es altamente improbable. Clasificaciones Varias clasificaciones ayudan a aclarar el contexto de la herida e identifican la gravedad de una herida del pie diabético: • la clasificación de la Universidad de Texas [50] es muy práctica, muy simple, basada en la profundidad de la herida y su asociación con la infección y/o la isquemia (Cuadro 3); • la clasificación PEDIS (Cuadro 4) permite una clasificación común en estudios clínicos sobre heridas del pie diabético [51] ; • el International Working Group on the Diabetic Foot (IWGDF) [39] también ha adoptado una clasificación de la infección (Cuadro 2). Experiencia práctica En la práctica diaria, las tres causas principales de la cronicidad de una nueva lesión en el pie diabético que deben buscarse primero son: el incumplimiento de la descarga de la herida, la existencia de una osteítis subyacente a la herida que ha pasado inadvertida y una isquemia mal evaluada. La gravedad de una herida depende de su superficie, profundidad y tiempo de evolución [41, 52] . EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 9 E – 27-075-A-05 Pie diabético Cuadro 3. Clasificación de la Universidad de Texas de úlceras del pie diabético. 0 1 2 3 Lesión epitelializada Lesión superficial Exposición de la cápsula del tendón Exposición osteoarticular A 0A (0) 1A (0) 2A (0) 3A (0) B 0B (12,5) 1B (8,5) 2B (28,6) 3B (92) C 0C (25) 1C (20) 2C (25) 3C (100) D 0D (50) 1D (50) 2D (100) 3D (100) A: infección = 0, isquemia = 0; B: infección+, isquemia = 0; C: infección = 0, isquemia+; D: infección+, isquemia+. (%): porcentaje de amputación por grado de clasificación en el estudio original que resultó en esta clasificación. Cuadro 4. Clasificación PEDIS. recomendar hasta la cicatrización en caso de heridas infectadas. Perfusión P1: no hay síntomas de arteriopatía periférica de los miembros inferiores asociados con: – pulso pedio y pulso tibial posterior palpables o – índice de presión sistólica tobillo-brazo de 0,9-1,1 o – índice de presión sistólica gran artejo-brazo > 0,6 o Tratamiento analgésico Varias soluciones son útiles: analgésicos de tipo paracetamol o de clase II, como tramadol, morfínicos de acción rápida, inhalación de mezcla equimolar de oxígeno y óxido de nitrógeno durante las curaciones, y lidocaína tópica 1 hora antes de las curaciones. – presión transcutánea de oxígeno (TcPO2 ) > 60 mmHg P2: síntomas o signos de arteriopatía de los miembros inferiores, pero sin isquemia crítica del miembro inferior: Revascularización – claudicación intermitente o Cualquier situación de isquemia autentificada por una evaluación vascular no invasiva precisa y, sobre todo, por una evolución clínica desfavorable [1, 6] con infección y amenaza de pérdida del miembro debe hacer considerar con urgencia una exploración vascular más invasiva dirigida a revascularizar el miembro mediante angioplastia o derivación arterial, que se discutirá de acuerdo con el contexto general del paciente [53, 54] (Fig. 6). Las indicaciones para la revascularización son [55] : claudicación intermitente incapacitante, isquemia crítica, amenaza de pérdida del miembro (ulceración, gangrena). La ulceración o la gangrena localizada sin signos de extensión pueden no amenazar de forma urgente la vida del pie. – índice de presión sistólica tobillo-brazo < 0,9 pero con presión de tobillo > 50 mmHg o – TcPO2 entre 30-60 mmHg o – índice gran artejo-brazo < 0,6 pero presión sistólica del gran artejo > 30 mmHg u – otras anomalías por examen no invasivo que muestran arteriopatía de los miembros inferiores (pero sin isquemia crítica del miembro) P3: isquemia crítica definida por: – presión sistólica de tobillo < 50 mmHg o – presión sistólica de gran artejo < 30 mmHg o – TcPO2 < 30 mmHg Extensión después del desbridamiento 2 2 2 E1: < 1 cm , E2: 1-3 cm , E3: > 3 cm Profundidad D1: herida superficial que no penetra más allá de la dermis D2: herida que penetra más allá de la dermis en el tejido subcutáneo y alcanza fascia, músculo o tendón D3: herida que penetra hasta el hueso o la articulación (contacto óseo positivo) Infección (cf Cuadro 2) Sensibilidad de protección S1: sin pérdida de la sensibilidad de protección del pie del estudio definida por trastornos sensoriales que se describen a continuación S2: pérdida de sensibilidad de protección del pie del estudio definida por la ausencia de percepción de una de las siguientes pruebas: – ausencia de sensibilidad al monofilamento de 10 g en dos de los tres sitios plantares del pie o – ausencia de sensibilidad vibratoria probada en el hallux: determinada con un diapasón de 128 Hz o umbral de sensibilidad vibratoria > 25 V estimado por métodos semicuantitativos TcPO2 : presión transcutánea de oxígeno. Tratamiento de las heridas Tratamiento general Equilibrio glucémico El equilibrio glucémico es un factor favorable a la lucha contra la infección. La insulinoterapia optimizada se suele Angioplastia endoluminal Se ha convertido en una práctica común en el tratamiento de heridas del pie diabético con AOMI, a menudo debajo de la rodilla [53, 55, 56] . Es un tratamiento más seguro que la derivación arterial periférica, que permite indicaciones más amplias. Las complicaciones poco frecuentes son básicamente el hematoma local o el falso aneurisma. El riesgo y el plazo de la reestenosis aún no se han evaluado, pero el objetivo principal de la angioplastia es la cicatrización del trastorno trófico que amenaza el miembro. Derivación arterial periférica La cirugía de derivación arterial, a menudo distal con vena safena autógena, tiene una mejor tasa de permeabilidad a largo plazo que las prótesis de material sintético. El estudio BASIL (derivación frente a angioplastia) parece sugerir que ambas estrategias de revascularización serían igualmente eficaces [57] . La mayoría de los equipos actualmente tienden a intentar una angioplastia en primera línea (aparentemente menos arriesgada que la cirugía de derivación) y, sólo si fracasa, consideran en segunda instancia una cirugía de derivación arterial. La teoría de los angiosomas, revascularización selectiva del territorio arterial de la herida, sigue siendo controvertida [53] . Un paciente con una herida con isquemia no revascularizable tiene una tasa de rescate de la extremidad del 43% a 1 año [6, 17] . Después de una revascularización por derivación, la mediana de la tasa de rescate de la extremidad a 1 año es del 85% (desviación intercuartílica [IQR] del 8090%), y después de una revascularización endovascular, esta tasa es del 78% (70-89%) [53] . Al año, el 60% o más 10 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 Evaluación vascular : - clínica - TcPO2 - Doppler arterial pierna pie Dolor decúbito y/o necrosis y/o claudicación incapacitante Derivación y angioplastias imposibles Sin necrosis Sin dolor TcPO2 ≤ 30 mmHg y/o Doppler arterial distal con mal pronóstico Sin necrosis Sin dolor TcPO2 ≥ 30 mmHg ≥ 1 eje de pierna en Doppler arterial Tratamiento médico Evitar el tratamiento ortopédico Tratamiento médico En caso de osteítis, posible cirugía conservadora Derivación distal ± angioplastia + continuación de tratamiento médico Secado de lesiones Amputación limitada a áreas necróticas o autoamputación En caso de osteítis,posible cirugía conservadora Figura 6. Árbol de decisiones. Algoritmo quirúrgico frente a una úlcera arterítica o neuroisquémica del pie diabético. TcPO2 : presión transcutánea de oxígeno. A B Figura 7. Dermohipodermitis necrosante en pie neuroisquémico tratado por desbridamiento quirúrgico y angioplastia (A-C). C de las UPD están cicatrizadas después de la revascularización (quirúrgica o endovascular). Diez estudios de calidad media concluyen después de una derivación distal en el 86% de rescate de la extremidad a 1 año (IQR 85-98%), el 88,5% (IQR 81,3-82,3%) a 3 años y el 78% (IQR 78-82,3%) a 5 años [53] . Tratamiento de la infección Cualquier herida infectada del pie diabético es una urgencia médica. Las urgencias quirúrgicas son: gangrena gaseosa, necrosis isquémica con celulitis extensa, colecciones abscedadas, flemones, dermohipodermitis bacteriana necrosante (Fig. 7) o fascitis necrosantes que necesitan un desbridamiento amplio [38] . Las amputaciones son urgencias quirúrgicas de forma excepcional. Para ser eficaz, el tratamiento de la infección debe ser multidimensional (Fig. 8). Antibioticoterapia Debe reservarse para las úlceras clínicamente infectadas, y su único propósito es eliminar los signos clínicos de infección sin esterilizar forzosamente la muestra bacteriológica [37–39] . Tratamiento de la osteítis [45, 48, 49] Dos tipos de tratamientos son posibles. Uno propone un tratamiento médico con antibióticos específicos para los gérmenes detectados [58, 59] , en el mejor de los casos en una biopsia ósea durante 6-12 semanas [60] , asociados con descarga. EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 11 E – 27-075-A-05 Pie diabético Herida del pie diabético infectado Descarga Figura 8. Equilibrio de la diabetes ± Revascularización Antibioticoterapia adaptada Desbridamiento médico o quirúrgico Árbol de decisiones. Tratamiento concomitante y multidimensional del pie diabético infectado. A Figura 9. B Cirugía conservadora: artrectomía metatarsofalángica en pie neuropático (A, B). Esta estrategia se reserva más bien para las osteítis poco destructivas. Los antibióticos con buena difusión ósea que se deben usar son: fluoroquinolonas, rifampicina, fosfomicina, ácido fusídico. Estos antibióticos no deben utilizarse como monoterapia durante al menos los primeros 15 días y pueden combinarse entre sí [48, 61] . Otro método combina la cirugía conservadora con una antibioticoterapia durante 4 semanas. La combinación de la cirugía «conservadora» con el tratamiento médico podría acortar el plazo de cicatrización de la osteítis [45, 62, 63] . La resección quirúrgica se realiza después del «enfriamiento» de la infección de los tejidos blandos y se limita lo más posible a la parte infectada del hueso. Esto puede implicar una falange o una cabeza metatarsiana sin extensión a las partes óseas sanas (Fig. 9). Un estudio aleatorizado no muestra diferencias en cuanto a la cicatrización y las complicaciones entre el tratamiento médico y quirúrgico [62] . En caso de isquemia asociada con osteítis, una evaluación vascular para una posible revascularización siempre precede a la exéresis ósea y, al acelerar la cicatrización, permite disminuir la extensión de la resección ósea a largo plazo. En todos los casos debe asociarse la descarga estricta de la herida [38] . Estado nutricional El estado de desnutrición contribuye al retraso de la cicatrización. La determinación de la albúmina y la prealbúmina permite evaluar y posiblemente corregir la desnutrición. Vacunación antitetánica Una actualización de la vacunación antitetánica es sistemática frente a una úlcera del pie diabético. Descarga de la herida La descarga de la herida es una condición esencial de la cicatrización y permite detener la agravación de la Figura 10. Zapato de descarga del antepié. úlcera [64] . Es válida para todo tipo de heridas y en todo tipo de pies en riesgo. Se debe instaurar con urgencia desde que aparece la herida y hasta la cicatrización total, con explicaciones detalladas sobre su importancia capital, ya que a menudo está expuesta a un cumplimiento muy deficiente, cuyas causas deben estudiarse con el paciente para resolverlas [65] . Medios removibles Dependiendo de la ubicación de la UPD, la descarga se puede hacer con un zapato de descarga del antepié (Fig. 10), del talón (Fig. 11) o un zapato abierto en la parte delantera (Fig. 12) para una herida de la cara dorsal de los dedos [66] . La almohadilla (un cilindro de compresa o un pequeño rollo de cinta encajado justo detrás de la herida) (Fig. 13) es una forma simple y excelente de descarga de las heridas de los pulpejos de los dedos asociado con un zapato abierto por delante. Todas las «pequeñas astucias», como hacer un corte en el cuello del zapato sobre la herida, el reposo en cama, los bastones/muletas y la silla de ruedas deben considerarse si el cumplimiento es deficiente, lo cual es frecuente. Otra alternativa es la bota a medida removible, fenestrada y de resina de Ransart (Fig. 14) realizada en la consulta [67] , y otras botas ajustadas [68] o personalizadas (Fig. 15A-C). 12 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 Figura 11. Zapato de descarga del talón. Figura 14. Bota Ransart de descarga. dedor del 90% de los casos de mal perforante plantar en 4-6 semanas [64, 73, 74] . Un estudio muestra el efecto significativamente beneficioso de la descarga estricta con YCT desde el punto histológico [75] . Tratamiento local Limpieza Figura 12. Zapato de descarga de la cara dorsal de los dedos. El desbridamiento y la limpieza mecánica, bien conducidos, confiados a terapeutas capacitados (médico o cirujano, personal de enfermería) son, sobre todo en la fase aguda de las heridas, los factores antiinfecciosos principales según todos los expertos [76] , por desgracia sin un nivel significativo de evidencia [77] . La larvoterapia [78] aún está por evaluarse, pero parece permitir una limpieza eficaz, en particular si es demasiado hemorrágica con los métodos mecánicos. En caso de pie isquémico, la limpieza debe ser mucho más cuidadosa, o incluso debe contraindicarse en presencia de necrosis no inflamatoria. Si la necrosis es inflamatoria en su base, es lícito desbridar la herida, incluso en presencia de isquemia, porque el gesto es antiinfeccioso y analgésico. Momificación El proceso de la momificación del dedo del pie se logra secando la necrosis con una descarga estricta, antibioticoterapia por vía sistémica de 3 semanas y un antiséptico secante como povidona yodada o fluoresceína acuosa al 1%. Corresponde al control simultáneo del proceso infeccioso por el tratamiento y de la isquemia (probablemente utilizando una red vascular colateral). La momificación permite una clara delimitación de la necrosis y una amputación secundaria mínima limitada al área momificada (Fig. 17). Curaciones Figura 13. Almohadilla de descarga del pulpejo. Medios inamovibles El IWGDF recomienda la descarga estricta de la herida neuropática plantar del pie diabético no isquémico por un medio inamovible o vuelto inamovible extendiéndolo hasta la rodilla [64] , como el yeso de descarga de contacto total (YCT) con un nivel de evidencia alto [64, 69–74] . Una variante de la bota de resina no removible con una ventana sobre la herida (Fig. 16A-C) es posible incluso con UPD de larga data [71, 72] . El YCT asociado con el desbridamiento agresivo y las curaciones locales a través de una interfaz permiten la cicatrización en alre- Los antisépticos siempre se enjuagan porque sólo destruyen las bacterias de la superficie y son citotóxicos para el tejido de granulación. Deben reservarse para casos de infección clínica local evidente. Los apósitos oclusivos deben evitarse en heridas isquémicas y/o infectadas. El octasulfato de sacarosa, un inhibidor de las metaloproteasas, ha demostrado su superioridad frente a una interfase en la cicatrización de las heridas neuroisquémicas del pie diabético [79] . Otros tratamientos Tratamiento de presión negativa (TPN) Es un excelente tratamiento para las heridas neuropáticas, pero con una indicación bastante rara que es la gran pérdida de sustancia, no infectada, muy proliferativa y no isquémica. El TPN no es un método de limpieza ni antiinfeccioso. La relación coste-eficacia parece buena en un metaanálisis reciente [80] . EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 13 E – 27-075-A-05 Pie diabético A C B Figura 15. Tratamiento de un mal perforante plantar por descarga con ortesis de pierna a medida y removible. A. Mal perforante. B. Ortesis de pierna. C. Cicatrización en evolución. Oxigenoterapia hiperbárica La terapia con oxígeno hiperbárico tiene un nivel de evidencia que sigue siendo controvertido [79, 81] . Tratamiento del pie de Charcot Inmovilización El tratamiento de la fase aguda del pie de Charcot es una urgencia terapéutica: descarga con férula ortopédica o bota de resina inamovible con almohadilla para el talón antes de descartar otros diagnósticos diferenciales (Fig. 5B, C). En caso de ausencia de fractura en la RM, se puede autorizar un apoyo protegido por estos medios de descarga. Esto parece permitir una reducción de las tensiones en el pie suficiente para permitir la consolidación [27] y detener la evolución hacia las fases siguientes de destrucción osteoarticular masiva. El período de inmovilización no está validado por ningún estudio. Es de tres meses como mínimo, pero puede prolongarse en caso de ausencia de enfriamiento cutáneo del pie, en particular debido al cumplimiento insuficiente (que debe detenerse cuando la diferencia de temperatura entre los dos pies, medida clínicamente con un termómetro, es menor de 2 ◦ C) [27] . Tratamiento medico Se han realizado algunos ensayos con bifosfonatos o calcitonina en la fase aguda [28, 82] , que no son concluyentes, y sólo la descarga de apoyo (sobre todo inamovible) [82] evita la luxación secundaria. Tratamiento quirúrgico del pie de Charcot El tratamiento quirúrgico debe prohibirse en la fase aguda [30] . La indicación quirúrgica más simple es la exostosectomía, que evita la recidiva de la úlcera plantar sobre la protrusión del hueso navicular o el cuboides en la superficie plantar del mediopié. Este tratamiento quirúrgico sólo debe proponerse si fracasa el tratamiento con calzado ortopédico a medida, realizado por un equipo especializado, con heridas iterativas. Una inestabilidad marcada durante la marcha por afectación talocrural es también una indicación quirúrgica frecuente. La corrección de las deformaciones con fijación mediante artrodesis se puede efectuar, según el caso, en las regiones del tobillo, subastragalina, mediotarsiana) [83] . Son de temer las complicaciones postoperatorias: consolidación tardía, inmovilización con yeso, que puede ser muy prolongada, o incluso ausencia de consolidación en pacientes con insensibilidad plantar y que no respetan estrictamente las instrucciones de descarga, con desmontaje de la osteosíntesis, sepsis, amputaciones secundarias. Esta cirugía sólo debe ser realizada por equipos quirúrgicos experimentados y que trabajan con un equipo multidisciplinar de referencia en el tratamiento del pie diabético, que estará a cargo del tratamiento secundario con ortesis plantares y/o zapatos ortopédicos [84] . Tratamiento quirúrgico ortopédico del pie diabético Cirugía preventiva En pies no isquémicos bien evaluados, el tratamiento quirúrgico de dedos «en garras», hallux valgus, uñas encarnadas, alargamiento percutáneo del tendón de Aquiles (que reduciría la hiperpresión plantar del antepié) podría prevenir ulceraciones futuras [1] . Amputaciones Cualquier amputación, incluso de dedo del pie, debe ir precedida de una evaluación vascular en busca de una posibilidad de revascularización. Para amputaciones mayores (transtibiales o transfemorales), el mejor resultado funcional después de los dispositivos ortopédicos se obtiene gracias a la preservación de una gran longitud de brazo de palanca óseo. La decisión se toma idealmente en un equipo multidisciplinar con un especialista en dispositivos ortopédicos [84] . 14 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 B A Figura 16. Botas de descarga de resina fenestrada. A. Herida del antepié. B. Herida del talón. C. Herida del mediopié. C A Figura 17. B Tratamiento de necrosis de hallux por momificación (A-C). EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 15 E – 27-075-A-05 Pie diabético Cuadro 5. Gradación del riesgo podológico del paciente diabético: clasificación de consenso internacional. Grado de riesgo Complicaciones 0 Sin neuropatía 1 Neuropatía sensitiva 2 Neuropatía sensitiva y deformaciones de los pies o arteriopatía 3 Antecedente de herida crónica (> 4-6 semanas) Detección de pies de riesgo Figura 18. Prueba de monofilamento. Concepto de tratamiento multidisciplinario El tratamiento de las heridas del pie diabético es óptimo en un equipo multidisciplinario [85, 86] . El tratamiento médico es difícil de realizar debido a sus particularidades: necesidad de un desbridamiento quirúrgico adecuado (¿herida predominantemente infecciosa o isquémica?), un estricto cumplimiento de la descarga, indicaciones de antibioticoterapia bien adaptada con tomas de muestras muy profundas para estudio bacteriológico, tipo de curaciones locales, optimización del equilibrio glucémico, posible revascularización según una evaluación vascular precisa (Fig. 8). En caso de tratamiento óptimo y precoz de las heridas del pie diabético, incluso infectadas e isquémicas, las amputaciones mayores e incluso las transmetatarsianas pueden evitarse la mayoría de las veces. La tasa de cicatrización en los centros de referencia multidisciplinarios es más bien buena (alrededor del 70-80%), aun cuando los pacientes a menudo acuden demasiado tarde a la consulta [87–93] . Ésta es la razón por la que, en Francia, en el caso de una lesión del pie diabético de riesgo, la Haute Autorité de Santé recomienda consultar dentro de las 48 horas en un centro de referencia del pie diabético [94] . Un estudio multicéntrico con 14 centros de referencia europeos informa el resultado del tratamiento a 1 año de 1.088 nuevas heridas de un pie diabético [93] . A 1 año, el 77% de los pacientes presentaba cicatrización, el 12% todavía estaba en proceso de cicatrización, el 5% tenía una amputación por encima del tobillo y el 6% había fallecido. La tasa de cicatrización fue del 69% en pacientes con AOMI, frente al 84% en pacientes sin AOMI. Los índices de amputación mayor (el 8% frente al 2%) y mortalidad (el 9% frente al 3%) fueron más altos en caso de AOMI (p < 0,001) [93] . Prevención de la recidiva de ulceraciones La prevención de la recidiva de las ulceraciones se ve dificultada por su carácter multidimensional. Se necesita un equipo con un médico prescriptor competente en tratamiento ortopédico preventivo, pedicuro-podólogo, podoortesista y personal de enfermería entrenado en el riesgo particular de estos pacientes y educación terapéutica. Los principales factores de riesgo podológico son: • existencia de neuropatía (riesgo principal): una prueba anual con monofilamento de 10 g es el método más simple para detectar el riesgo podológico neuropático (Fig. 18); • la arteriopatía es el segundo riesgo: la palpación de los pulsos, el IPS (normal > 0,9) o la PSH son los métodos de detección de la AOMI; • deformaciones de los pies: las más frecuentes son una exostosis de hallux valgus, quinto varo, dedos en garra, dedos de los pies supra o infraductus, pies cavos, pies planos, pies de Charcot en forma de «piolet»; • otros riesgos más secundarios son: edad avanzada, limitación articular, insuficiencia renal, mala visión. Gradación del riesgo podológico El IWGDF [95] recomienda adoptar una gradación del riesgo podológico (Cuadro 5). Educación terapéutica podológica La educación terapéutica de los pacientes diabéticos con riesgo podológico es descrita como esencial por todos los expertos [95] , aunque en estudios controlados no parece poder reducir la recidiva de las heridas del pie [96, 97] . Está dirigida a pacientes con riesgo de grados 1, 2, 3 que tienen un riesgo real (a diferencia de los pacientes con grado 0, que no tienen ningún riesgo de herida crónica y amputación). Debe ser práctica, accesible para los pacientes, personalizada, interactiva y practicada por profesionales capacitados. Hay que evitar agobiar al paciente con demasiados consejos y apuntar a las grandes causas reales de la herida. Hacer comprender la neuropatía con su ausencia total de síntomas es lo más difícil de integrar en la vida cotidiana. Las causas habituales de traumatismo son: calzado inadecuado, cuerpos extraños en el zapato, hiperqueratosis, uñas, la «pedicura del cuarto de baño», micosis, quemaduras, traumatismo, edema. Las recomendaciones fundamentales son [84, 95] : • dejar de fumar; • revisar los pies diariamente, de ser necesario con un espejo o con ayuda de otra persona; • lavarse los pies diariamente secándose entre los dedos con una toalla seca para prevenir las micosis; • evitar temperaturas extremas (bolsa de agua caliente, radiadores, frío intenso, etc.); • no caminar descalzo, sino con calzado cómodo, en particular en casa; • no usar callicida antes de consultar al pedicuropodólogo; • no aplicar ninguna cinta adhesiva sobre la piel; • evitar baños de pies prolongados; • aplicar una crema hidratante todos los días en las zonas secas e hiperqueratósicas de los pies y los dedos para disminuir la producción de queratosis y fisuras; • usar calzado sin costuras que lesionen la piel y medias de contención al revés para que las costuras queden por fuera de los dedos; 16 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. EMC - Podología Pie diabético E – 27-075-A-05 Figura 19. riesgo. Ortesis plantar multicapa para pie diabético en • antes de calzarse, revisar el calzado por dentro en busca de algún cuerpo extraño; • no intentar lo que podría denominarse una «cirugía de cuarto de baño» ni usar objetos metálicos cortantes, sino una lima de cartón para las uñas; no cortar las uñas demasiado cortas y mantener las esquinas no redondeadas ligeramente limadas; recurrir a un pedicuro-podólogo es lo más prudente y eficaz. Ulceraciones del pie diabético La prevención consiste en: • consultar ante la lesión más leve de los pies (la ausencia de dolor no debe tranquilizar), entender que la descarga de la herida es la medida esencial que se debe tomar de urgencia; • conocer las frecuentes zonas de UPD: fricciones sobre las deformaciones, alrededor o en el pie (con un calzado demasiado estrecho que es la norma con los zapatos estándar habituales), dentro de las zonas de callosidad (talón, antepié, debajo del hallux, pulpejo de los dedos de los pies o entre los dedos de los pies por maceración). Ortesis plantares Su principio común es la distribución de las presiones plantares, que tiene el efecto de reducir las áreas de hiperpresión [98] porque el riesgo suele ser la aparición de una «úlcera por presión» totalmente indolora. Los otros objetivos son: una mejora en la distribución del peso corporal en una superficie de apoyo más grande gracias al termoformado envolvente, una disminución en los movimientos de pronosupinación y fuerzas de cizallamiento [99] . Los principios generales de las ortesis plantares de pies diabéticos en riesgo deben ser los siguientes [84] : • no usar ortesis plantares de dos tercios sino enteras; • el calzado desempeña un papel importante en el uso y la eficacia del tratamiento de la ortesis plantar. El zapato no sólo debe cumplir los criterios de no agresión del pie, sino que también debe aceptar el volumen de la plantilla ortopédica, que deberá adaptarse perfectamente. El empleo de zapatos para uso terapéutico temporal o permanente puede ser una solución interesante: • no usar recubrimiento de cuero directamente en contacto con el pie, sino sintético; • los bordes laterales de la ortesis plantar no deben ser cortantes y deben desbordar ligeramente para evitar pellizcar el borde del pie; • los materiales elegidos deben tener un desgaste lento; • los materiales utilizados, cuya rigidez se mide en unidad Shore, son flexibles cuando están en contacto con el pie y más rígidos en contacto con el suelo, para garantizar tanto la descarga de las zonas de riesgo como la estabilidad (esto a menudo necesita varias capas) (Fig. 19). • podógrafo: permite obtener los apoyos estáticos o semidinámicos en papel y localizar puntos de referencia para la realización de la ortesis plantar. Es un soporte para realizar la ortesis plantar; • exploración dinámica durante la marcha (anterior y lateral); se analizan las diferentes fases de la marcha: contacto inicial, carga, apoyo simple, doble apoyo, fase de preoscilación, fase de oscilación; • exploración estática baropodométrica: en una plataforma o mediante un dispositivo de medición embarcado. Permite identificar áreas en riesgo, cuantificar las presiones plantares (con variaciones según el tipo de sensores, una presión promedio normal en un punto de apoyo es de 2 kg/cm2 , y una zona entra en riesgo a partir de 3 kg/cm2 en estática); • exploración dinámica baropodométrica: en plataforma o por dispositivo embarcado. Puede identificar áreas de riesgo, cuantificar presiones plantares y tiempos de apoyo. En la práctica, se estima según los sensores que una presión promedio normal en un punto de apoyo es de 2 kg/cm2 . El área entra en riesgo a partir de 4,5 kg/cm2 en dinámica. Confección de plantillas ortopédicas y precauciones Después de tomar una impresión en podógrafo o TC, o de hacer un negativo en caja de impresión, se pueden confeccionar ortesis plantares utilizando varios métodos. • Ortesis plantar por elemento: incluye una base rígida, elementos de corrección y descarga (barra retrocapital, elemento subdiafisario), luego por encima una capa flexible y luego una cubierta antideslizante. Esta técnica está reservada para los pies levemente deformados, no voluminosos y con pocos trastornos estaticodinámicos. Esta ortesis plantar se usa en zapatos estándar. • Termoformado mediante moldeado simple: permite una buena distribución de las cargas y obtener una mayor superficie de apoyo. Una base rígida termoformada de 6-10 mm sirve de soporte con: ◦ encima, una tela de cubierta antideslizante para reducir las fuerzas de cizallamiento y una capa amortiguadora protegen de la base termoformada y del relieve de los elementos correctores (barra retrocapital, cuñas internas y/o externas del pie mediante una banda pronadora externa, apoyo retro o subescafoideo), ◦ debajo, un elemento de cuña rígido que reduce los movimientos de pronosupinación (Figs. 19, 20). • Termoformado por moldeo doble o triple: el moldeo doble o triple permite no sólo una buena envoltura del pie, sino obtener una mayor profundidad de descarga en comparación con el moldeado simple. Así, esta técnica permite una descarga eficaz en un área de riesgo de alta presión plantar con pie muy deformado (por ejemplo, pie de Charcot). Para el termoformado al vacío es necesario hacer un positivo del pie en resina. Las plantillas ortopédicas deben usarse de acuerdo con un protocolo progresivo: de 15-30 minutos el primer día y luego de 15-30 minutos adicionales cada día que sigue durante 1-2 semanas. Después de cada uso de cualquier dispositivo nuevo, los pies se vuelven a examinar en su totalidad con el fin de descartar la existencia de cualquier manifestación inusual. Es importante que el podólogo realice controles periódicos de las ortesis (15, 30, 90 días, 6 meses y 1 año). Exploración podológica Es la siguiente. En descarga, se observan el aspecto cutáneo y morfológico y las áreas con riesgo de herida. Hay varios métodos disponibles para el estudio con apoyo: • podoscopio: permite el análisis de los apoyos en estática por vitropresión; Pedicura [84, 100] El acceso al pedicuro-podólogo [100] es esencial para permitir que los pacientes en riesgo se beneficien, además del suministro de ortesis plantares: • del cuidado de las uñas; EMC - Podología Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en abril 16, 2021. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. 17 E – 27-075-A-05 Pie diabético Figura 20. Las distintas capas de la ortesis plantar multicapa. Pie Revestimiento antifricción Capa blanda Elementos correctores (barra retrocapital, etc.) Base rígida termoformada Elementos rígidos de calce o de descarga Suelo • del tratamiento de la hiperqueratosis: ablación de la queratosis, aplicación de crema local para reducir el riesgo de agrietamiento y la velocidad de formación de la hiperqueratosis; • de la fabricación de ortoplastias protectoras, poco evaluadas en diabéticos [100–102] : se trata de punteras a medida fabricadas con pasta de silicona de distinta dureza Shore, que desempeñan un papel en la protección de los dedos y permiten evitar un conflicto dedo/calzado, dedo/dedo, uña/dedo en las deformaciones irreducibles del antepié, actuando como separador, protector de las superficies dorsales o pulpares de los dedos de los pies. Una de las principales indicaciones es el dedo en garra irreducible. Las siguientes precauciones deben tomarse de manera sistemática: anclaje no agresivo, permitiendo que la ortesis permanezca en buena posición, adecuación del volumen al calzado, seguimiento regular durante las primeras semanas, aptitud del paciente para posicionar bien su ortoplastia; • de la educación terapéutica podológica. Calzado El calzado adaptado reduce el riesgo de recidiva de úlceras en el pie [103–106] , a menos que no se use [107] . Es aconsejable llevar zapatos cómodos de cuero flexible, forrados con cuero suave, estilo Derby con cordones, con suficiente volumen en altura y anchura para los dedos, sin costuras agresivas al tacto. La compra debe hacerse al final del día, cuando los pies son más voluminosos. La prescripción de calzado adaptado en forma de zapato para uso diario, con la aprobación del paciente, es la mejor solución porque medir objetivamente el riesgo de un zapato estándar es muy difícil. Zapatos ortopédicos Los zapatos ortopédicos del pie diabético de riesgo están dirigidos a pacientes diabéticos que tienen un riesgo de grado 2 o 3, con trastornos morfostáticos que hacen que los pies no sean aptos para usar zapatos estándar [84] . Se deben hacer con especificaciones estrictas porque pueden ser iatrogénicos respecto a las deformaciones y debido a la neuropatía y/o la arteriopatía. Deben tener las características siguientes [100] (Fig. 21): • modelo personalizado, teniendo en cuenta el volumen del pie y la ortesis plantar; • modelo Derby alto o bajo, con cierre de cordones (o sistema velcro en caso de dificultad para alcanzar los pies); • punta muy flexible o, si es necesario, suprimida: • piel suave de la parte superior y su forro: ternera, cordero; • sin costuras ni puntadas agresivas; • acolchado en caso de gran fragilidad cutánea; • ballenado posible de la pala para mejorar la estabilidad en el plano frontal; • no usar corcho revestido con cuero para las ortesis plantares; Figura 21. Calzado ortopédico. • ortesis plantar de goma espuma, por lo general termoformada con correcciones agregadas si es necesario, material de revestimiento no agresivo, con ajuste considerable, sin cuero; • una suela exterior rígida con una barra de desplazamiento que comienza detrás de las cabezas metatarsianas (en dos tercios de la longitud total del zapato: «en mecedora») produce una reducción de las presiones plantares del antepié durante la marcha, disminuyendo el tiempo de despliegue del paso [104–106] ; • puede ser necesario un desplazamiento interno o externo del tacón (antivalgo o antivaro). Conclusión El tratamiento del pie diabético es complejo y necesariamente multidisciplinario. El tratamiento óptimo de una UPD debe ser idealmente precoz y completo: descarga inmediata, evaluación infecciosa, vascular precisa, ósea y metabólica, y tratamiento de las urgencias quirúrgicas de la infección de los tejidos blandos. Las derivaciones arteriales periféricas y las angioplastias han mejorado el pronóstico de preservación del miembro inferior. La prevención es esencial, en particular gracias al calzado a medida y las ortesis plantares. Las perspectivas futuras pueden residir en el uso de plantillas conectadas en la detección de hiperpresiones plantares [108] , así como en la evaluación de la eficacia de las ortesis plantares. Bibliografía [1] [2] [3] [4] International Working Group on the Diabetic Foot. Guidance on the management and prevention of foot problems in diabetes; 2015. Zhang P, Lu J, Jing Y, Tang S, Zhu D, Bi Y. Global epidemiology of diabetic foot ulceration: a systematic review and meta-analysis. Ann Med 2017;49:106–16. Singh N, Armstrong DG, Lipsky BA. Preventing foot ulcers in patients with diabetes. JAMA 2005;293:217–28. Armstrong DG, Boulton AJ, Bus S. Diabetic foot ulcers and their recurrence. 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No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2021. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Autoevaluación Caso clinico 21