Subido por Blanca Hernández

Capital cognitivo. Cap 1. Invertir en calidad docente (P 8 y 9)

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sobre los estándares abren la posibilidad para el desarrollo de entendimientos comunes. Las
comprensiones colectivas nos ayudan a descubrir nuestros puntos ciegos, áreas a las que, por
alguna razón, no hemos prestado atención. En un trabajo en comunidad hallamos la forma de
navegar a través de la maraña de conocimientos y alcanzar comprensiones más profundas, lo
que constituye el valor real del capital cognitivo. La metáfora del capital también nos recuerda
la necesidad de diversificar las inversiones. Un énfasis excesivo en los estándares no nos
incentiva a diversificar nuestras inversiones; por el contrario, genera un portafolio muy
reducido. Es solo a través de las conversaciones con los colegas en la escuela que los docentes
logran ver que en su afán por “abarcar los objetivos de aprendizaje del currículum con los
nuevos textos escolares” están perdiendo de vista los logros pasados y ello hace que se sientan
menos renovados en su docencia. Cuando los docentes entienden que necesitan desacelerar su
ritmo y destinar más tiempo a integrar el nuevo currículo en uno que haya funcionado bien
para ellos en sus años de práctica, se sienten aún más capaces de llegar a todos los estudiantes.
DEFINICIÓN DEL CAPITAL COGNITIVO
Este libro comienza con una descripción de la situación actual, mostrando cómo hemos
ignorado el rico pensamiento interno de nuestra docencia –su capital cognitivo– e introduce al
lector a un conjunto más complejo y poderoso de suposiciones tendientes a promover un
crecimiento y desarrollo juiciosos, con vistas a alcanzar una excelencia personal y colectiva. A lo
largo de nuestro trabajo hemos aprendido a invertir en capital cognitivo y en este volumen
describimos cómo los estados mentales, inicialmente concebidos como un conjunto de
intenciones cognitivas, se transformaron en una invitación poderosa y transformadora a la
reflexión. Los 5 impulsores –eficacia, flexibilidad, conciencia, maestría e interdependencia–
conforman un conjunto de habilidades para los procesos que se aplican en diferentes ámbitos,
y constituyen herramientas profundas y poderosas para toda la vida.
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En un entorno educativo, el capital cognitivo es lo que sucede en la mente de un docente, el
proceso complejo de tomar decisiones. El capital cognitivo se expresa en la forma en que los
docentes comprenden lo que piensan y reflexionan sobre sus actos, antes durante y después de
la docencia. Estos factores se vuelven indicadores importantes de la calidad de la enseñanza. El
conocimiento externo es acompañado de los mapas y modelos internos del docente para
enseñar y aprender. Cuando los docentes combinan su experiencia interna con los criterios
externos en un tejido intrincado de enseñanza y aprendizaje, adquieren confianza en su
capacidad de incidir en todos los estudiantes. Cuando logran resultados y los comparten, abren
este vasto repositorio de recursos a sus colegas y las siguientes generaciones de profesores.
En nuestro trabajo sobre aprendizaje autodirigido, logramos entender que un líder está siempre
avanzando por una línea fina entre decir y facilitar, con el objetivo en mente de que la otra
persona asuma la responsabilidad de su propia reflexión profunda sobre la docencia. En los
capítulos 4 y 6 distinguimos cuatro roles: las respuestas mediadas –el coaching y la facilitación–
y las respuestas informativas –asesorar y presentar. Estos roles, cuando son utilizados de
manera adecuada, contribuyen al crecimiento de capital por cuanto movilizan un conocimiento
colectivo. Las organizaciones generan de manera conjunta condiciones y niveles de confianza
que pueden estimular u obstaculizar el crecimiento. Hargreaves y Fullan (2012), en su libro
Professional Capital, definen el capital como el valor de una persona o de un grupo, en
particular en lo referente a los activos que pueden utilizarse para lograr determinados
objetivos. En este libro hacemos un puente metafórico entre capital financiero y capital
cognitivo cuando discutimos acerca de cómo invertir en intelecto humano y obtener retornos
de esas inversiones.
Cuando hablamos de invertir en capital cognitivo nos referimos a que los líderes pueden operar
como los gestores de una riqueza, estableciendo metas, reuniendo datos, haciendo
seguimiento, monitoreando de manera constante y evaluando, descifrando y respondiendo a
las diferentes condiciones, y agregando o eliminando inversiones, según necesidad.
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