1. POBLAMIENTO URBANO 1.1. Criterios para la definición de “ciudad” • Criterio numérico: el I.N.E. considera ciudad, a los municipios con más de 10.000 habitantes • Criterio sector de actividad: si la mayoría de los habitantes se dedica al sector secundario y terciario se considera urbano. • Criterio funcional: una zona urbana tiene más de una función (económica, industrial, administrativa, política y comercial). • Criterio morfológico: incide en el aspecto formal de la ciudad. Este viene dado por la alta densidad de edificación y de población y por el tipo de edificaciones. El territorio en el que conviven formas propias de ambos hábitat recibe el nombre de franja periurbana o suburbana. 2. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN Llamamos proceso de urbanización a la progresiva concentración en la ciudad de la población, las actividades económicas y las innovaciones más destacadas, así como la difusión de estos procesos hacia el entorno. En este proceso pueden contemplarse varias etapas: • La urbanización preindustrial: comprende el origen de las ciudades hasta el inicio de la industrialización en el s. XIX. En etapa la urbanización es modesta. La población urbana no supera el 10% del total, y la tasa de urbanización se mantiene estable, al ser el crecimiento de la población urbana paralelo al de la rural. Pueden distinguirse a su vez tres etapas: De las ciudades prerromanas no quedan vestigios en los planos actuales. Las ciudades de fundación romana existentes no manifiestan, generalmente, el urbanismo romano, que consistía en dos calles básicas (cardo y decumano) a partir de las cuales surgían las paralelas, con plano en damero. Tras el período visigodo y alto medieval, escasamente urbanos, la Edad Media es la época de florecimiento de las ciudades, impulsado por el comercio y del artesanado. La ciudad se encorseta en la muralla circular formando un plano radial. Durante la Baja Edad Media surgen ciudades creadas, longitudinalmente y de trazado regular junto al Camino de Santiago. La invasión musulmana de la Península alteró los planos anteriores y dio lugar a la aparición de nuevas ciudades. Las ciudades musulmanas constituyen un laberinto de calles estrechas y sinuosas. En el espacio cristiano, la vida urbana era escasa, pero se expandió a partir del siglo X, con la reconquista y repoblación del territorio. La urbanización en la Edad Moderna experimentó vaivenes en función de la situación demográfica, económica y política de cada momento. En el siglo XVI hubo un crecimiento urbano continuado debido al aumento de la población, la expansión económica basada en el comercio con América, etc. Finalmente, en el siglo XVIII, el proceso de urbanización se reanimó con los Borbones, que crearon las condiciones para una recuperación demográfica y económica. • La urbanización industrial: comprende desde el inicio de la industrialización en el s. XIX a la crisis económica de 1975. La tasa de urbanización experimentó un gran crecimiento por factores administrativos y económico-sociales. Se distinguen 4 etapas: Hasta mediados del s. XIX, la concentración demográfica en las ciudades era todavía pequeña. El crecimiento urbano afectó en un primer momento a las ciudades capitales principalmente. Desde mediados de s. XIX a la Guerra Civil (1936), el crecimiento de las ciudades es manifiesto, de modo que la tasa de urbanización casi se dobla. La industria provoca los mayores incrementos. La Guerra Civil y la Posguerra (1936-1959) ralentizaron el crecimiento. El proceso de urbanización se interrumpió con la guerra y no se reactivó en la posguerra por los problemas de deterioro y de abastecimiento que afectaban a las ciudades. El régimen de Franco no favoreció el crecimiento urbano. La etapa del desarrollo se extiende entre 1960 y 1975. Al finalizar la autarquía (1959), España inició la etapa de mayor crecimiento económico y urbano de su historia debido a la expansión de la industria que provocó un gran movimiento de mano de obra del campo a la ciudad. Las actividades terciarias ayudaron al crecimiento de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades, de los centros turísticos del Mediterráneo, etc. • La urbanización postindustrial: desde 1975, la crisis económica e industrial dieron paso a la sociedad postindustrial. Los cambios que caracterizan esta etapa son el descenso del crecimiento urbano y ralentización del crecimiento de las grandes ciudades a favor de las medianas y pequeñas. 3. MORFOLOGÍA URBANA Se llama morfología urbana al aspecto externo que presenta la ciudad. -El emplazamiento: es el marco topográfico sobre el que la ciudad se asienta desde su origen. Depende de las características del medio físico y de la función de la ciudad. Las ciudades fundadas con fines defensivos tienen lugar sobre colinas; la función comercial, en una zona de vías de comunicación, etc. -La situación: es la posición relativa de la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio. La morfología de la ciudad es el resultado de la combinación del plano, de la construcción y de los usos del suelo. -El plano es la representación a escala de las superficies construidas y libres de la ciudad. Pueden distinguirse tres tipos de planos: Plano desordenado o irregular: se caracteriza por tener calles estrechas y tortuosas y plazas sin formas definidas. Plano radiocéntrico: tiene un centro del que parten calles radiales, cortadas por otras que forman anillos en torno a él. Plano ortogonal, en cuadrícula o damero: está formado por calles que se cortan en ángulo recto. -La construcción incluye la trama urbana y la edificación: La trama es la disposición de los edificios. Puede ser compacta o abierta. La edificación puede ser colectiva o individual. -Los usos del suelo son la diversa utilización que se hace del espacio urbano y de negocios, residenciales, industrial, de equipamiento, etc. 4. LA ESTRUCTURA URBANA Se llama estructura urbana a la división de la ciudad en áreas con morfología y funciones características. En las ciudades convencionales estas zonas son el casco antiguo, el ensanche y la periferia. 4.1. Casco antiguo Ocupa una pequeña superficie de la ciudad actual, pero tiene un importante valor, pues suele poseer destacados conjuntos históricos y artísticos. Por su larga historia, en el casco antiguo se acumulan elementos de diversas etapas, desde el nacimiento de la ciudad hasta hoy. • La herencia de la época preindustrial se concentra en el casco antiguo. Casi todas las ciudades de esta época están rodeadas de murallas con finalidad defensiva. El plano solía ser irregular con calles estrechas y tortuosas, pero también hay ejemplos de planos radiocéntricos, lineales y en cuadrícula. El centro era el lugar más destacado, donde se localizaban los principales edificios públicos y vivía la elite de la ciudad. La ciudad romana suele presentar plano regular, con las calles en damero y dos vías principales de norte a sur (cardus) y de este a oeste (decumanus). En el cruce de ambas se encontraba el foro, que albergaba los edificios principales. En la Edad Media, las dos culturas peninsulares realizaron sus aportaciones a la morfología urbana. La ciudad musulmana tenía un núcleo principal amurallado, la medina, donde se situaban los edificios más destacados. La ciudad cristiana también estaba rodeada de murallas, los planos son variados, irregulares, radiocéntricos, lineales; y los edificios más destacados son iglesias y palacios nobiliarios. En el Renacimiento se crearon nuevos barrios de plano regular más allá de las antiguas puertas. También plazas mayores, donde se instalaron primero el mercado y luego el ayuntamiento. En el Barroco y la Ilustración se embelleció la ciudad con calles amplias y rectas, trazadas en perspectiva, grandes plazas, jardines y paseos arbolados. También se construyeron edificios monumentales, religiosos y civiles. • La herencia de la primera etapa industrial: en la primera mitad del s. XIX, el casco absorbió el crecimiento de la población sin necesidad de extender el plano en superficie. El crecimiento era todavía poco intenso, y la desamortización liberal puso en circulación gran cantidad de inmuebles eclesiásticos que ocupaban mucho espacio. Todo ello permitió la apertura o ensanchamiento de calles y plazas. Desde mediados del s. XIX al primer tercio del XX, el inicio de la industrialización dio lugar a un notable crecimiento urbano, que obligó a ensanchar la ciudad fuera de las murallas y produjo transformaciones en el casco antiguo. En el plano se experimentaron reformas, como la apertura de grandes vías. En unos casos, las grandes vías rompen la trama del casco histórico. La trama se densificó a causa del crecimiento urbano para aprovechar más el espacio. Se sustituyó la vivienda unifamiliar por la vivienda localizada en edificios de tres a cinco alturas. La burguesía se apropió de las zonas del casco antiguo más valoradas por su centralidad, que fueron elegidas como su lugar de residencia y empezaron a recibir actividades terciarias. • El auge industrial trajo consigo el deterioro y la renovación del casco antiguo. Desde finales del s. XIX, con la construcción de ensanches, una parte de la burguesía abandonó el centro. Ello favoreció un proceso de deterioro morfológico y social. En el plano, con el pretexto de sanear el centro, se destruyó parte de la trama urbana antigua, ocasionando daños al patrimonio. En la edificación, se sustituyeron edificios antiguos por otros cuya morfología no guarda relación con la tradicional de la zona. Estas zonas del casco antiguo se consolidan como centro comercial y de negocios, con el consiguiente desplazamiento de los usos residenciales. En las grandes ciudades, el centro de negocios se ha ido desplazando hacia el ensanche o hacia las grandes avenidas externas del casco histórico, dejando éste convertido en un subcentro funcional. En otras ciudades se mantiene la identificación entre casco antiguo y centro comercial, lo que conlleva problemas medioambientales y sociales. • En la época postindustrial (a partir de 1975) se inician las políticas de rehabilitación integrada en los cascos antiguos. Su objetivo es la conservación, recuperación y revitalización de la morfología tradicional. En el plano, se peatonalizan las calles de los espacios más congestionados, recuperándolas como espacio público, las plazas se ensanchan y ajardinan para devolverles su uso tradicional. En la edificación, se conceden ayudas para la rehabilitación de viviendas privadas y se rehabilitan edificios históricos, para usos distintos del que tenían anteriormente. En los usos del suelo, se combina la defensa de los usos tradicionales con la implantación de actividades innovadoras. 4.2. El ensanche Desde mediados del s. XIX, la creación de la industria moderna atrajo a la población del campo a las principales ciudades industriales, ocasionando la expansión urbana más allá de las murallas preindustriales. En las ciudades que rebasaron el casco antiguo se crearon ensanches para los burgueses, y en la periferia áreas industriales, barrios obreros y barrios ajardinados. • El ensanche burgués intentó dar respuesta al crecimiento de las ciudades de acuerdo con los intereses de la burguesía. Para realizarlo, en la mayoría de los casos se derribaron las murallas, cuya función defensiva ya había quedado anulada. En el espacio antes ocupado por la muralla se construyeron paseos de ronda o bulevares que diferencian el casco antiguo de la nueva ciudad. En el momento de su creación, el ensanche adoptó el plano regular en cuadrícula, con calles rectilíneas y más anchas que las del casco antiguo. La trama fue de baja densidad, además quedaban extensos espacios sin edificar ocupados por jardines. El uso del suelo predominante fue residencial, los altos precios de los solares e inmuebles hicieron que fuera ocupado principalmente por la burguesía. Los grupos sociales de menor nivel ocuparon las áreas más distantes y peor comunicadas en viviendas de inferior calidad y tamaño. Los primeros ensanches se hicieron en las ciudades más dinámicas, luego se difundieron en otras ciudades. Con el paso del tiempo, el ensanche experimentó modificaciones. La trama se densificó, las manzanas se edificaron por los cuatro lados y con más profundidad de la prevista, al reducirse la superficie del patio interior. La edificación se verticalizó; se levantaron áticos y sobre áticos y en la década de 1960, bloques de pisos. En los usos del suelo, el ensanche comenzó a recibir funciones terciarias, de modo que acabó produciéndose una división entre un área claramente residencial y cara para la burguesía y un sector terciarizado donde se sustituyeron las viviendas por comercios y oficinas. • En claro contraste con el ensanche burgués, se crearon en el s. XIX zonas industriales y barrios marginales para el proletariado. Las instalaciones industriales se establecieron en la periferia urbana, junto a las estaciones de ferrocarril. Las estaciones atrajeron a las industrias, sobre todo a las que necesitaban transportar materias primas o productos, contribuyendo todo a una escasa valoración de suelo. Los trabajadores que emigraron a las ciudades industriales, solo encontraron acogida en la periferia, estos barrios tenían casi siempre un plano irregular, debido al mal mecanismo utilizado para su creación. En la edificación predominaron las viviendas de escasa dimensión y calidad. Las infraestructuras y servicios eran escasos. Las instalaciones industriales han quedado plenamente incorporadas a la ciudad, lo que revaloriza el suelo que ocupan. En las áreas más apreciadas, cuando existe la posibilidad de recalificar el suelo, se ha producido la sustitución del suelo industrial por otros usos, principalmente terciarios. Los antiguos barrios proletarios han quedado plenamente incorporados a la ciudad, los más próximos y mejor conectados se han revalorizado por su relativa centralidad y se han remodelado en población residente. • A lo largo del siglo XIX, se difundieron en España ideas naturalistas e higienistas. Esto llevó al deseo de acercar el campo a la ciudad. A finales del s. XIX llegó a España la influencia de la ciudad-jardín y se hicieron barrios ajardinados de viviendas unifamiliares. La ciudad lineal de Arturo Soria se concibió como una gran calle bordeada de casas con huerto y jardín, por la cual discurrían los servicios básicos y el transporte, en cuyas estaciones estaban previstos centros comunitarios, comercios y servicios públicos; se pretendía superar la segregación social incluyendo viviendas de distinto nivel y precio, aunque apenas se instalaron obreros en ella. 4.3. Periferia urbana actual En la década de 1960 las principales ciudades españolas experimentaron un enorme crecimiento debido al incremento de la población, al desarrollo industrial y al progresivo desarrollo de los servicios, en lo que tuvo un papel destacado el impulso del turismo. De esta manera se amplió el área edificada de las ciudades, dando lugar a la creación de grandes periferias. Apareció la llamada franja periurbana o suburbana, en la que se mezclan usos del suelo y formas de vida propias del campo y de las ciudades. Las periferias se estructuran en diversas áreas: • Los barrios residenciales de la periferia son: Los barrios marginales de infravivienda o chabolas surgen en suelo ilegal y sin organización urbanística. Estos barrios alcanzaron su máxima dimensión con el éxodo rural masivo. Los barrios de viviendas de promoción oficial surgieron entre 1940 y 1960, periodo en que se crearon más de 400.000 viviendas de promoción oficial para intentar atajar el problema del alojamiento. Los polígonos de viviendas de promoción privada surgieron a partir de 1960, se crearon de forma aislada y mal conectados entre sí. En la trama se adoptó el planeamiento abierto, en bloques o torres de vivienda colectiva. Así surgieron amplios espacios libres que posibilitaron mayor ventilación y soleamiento de las viviendas. La función de estos polígonos era residencial. Las áreas de vivienda unifamiliar y de segunda residencia proliferan a partir de los años 80 en relación con el uso del automóvil, la trama que presentan es abierta. • Las áreas industriales de la periferia surgen en las décadas de 1950 y 1960 con la creación de polígonos industriales junto a las principales vías de acceso a la ciudad. En la actualidad se están creando en la periferia nuevos espacios industriales relacionados con las exigencias de la sociedad postindustrial, áreas de gran calidad ambiental, dotadas de espacios libres y equipamientos, para instalar parques empresariales. • Las áreas de equipamiento en la periferia son fruto de la descentralización actual de las actividades económicas hacia la periferia de las grandes ciudades. Buscan en estos nuevos emplazamientos grandes espacios y precios del suelo más baratos que no encuentran en otras áreas urbanas. 5. LAS AGLOMERACIONES URBANAS Algunas ciudades han crecido hasta conectar con otros núcleos de población, se crean así aglomeraciones urbanas, que pueden ser de diferentes tipos. • El área metropolitana es una gran extensión urbana que rodea a una ciudad importante y comprende, desde un punto de vista administrativo, varios municipios. En los años sesenta llegó la metropolización plena a las grandes ciudades españolas. Se caracteriza por los siguientes rasgos: Existe una jerarquía urbana presidida por una ciudad importante (ciudad central), cuya actividad económica se proyecta al exterior y es origen del área metropolitana. Entre la ciudad central y los núcleos del área se establecen relaciones económicas y sociales. El área alberga a trabajadores de la ciudad principal, en unos casos, en las zonas de vivienda unifamiliar permanente o secundaria, y en otros, en suburbios o agrupaciones extensas de casas y población. Desde el punto de vista social, el área metropolitana se caracteriza por un estilo de vida urbano (población joven, variedad de culturas, etc.) • La conurbación es un área urbana continua formada por el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse, pero manteniendo su independencia. El factor de fusión suele ser un eje de tráfico. • La región urbana es un área urbana discontinua, integrada por ciudades dispersas, pero lo suficientemente densa como para que todo el territorio posea características urbanas. Suele crearse también por el crecimiento paralelo de varias ciudades. • La megalópolis se crea cuando la urbanización alcanza escala supraregional, está constituida por diversos elementos urbanos con funciones distintas, que crecen y forman una red urbana discontinua, pero sin fracturas importantes. En España podría considerarse como tal el eje mediterráneo, desde la frontera francesa a Cartagena. 6. LA PRODUCCIÓN DEL ESPACIO URBANO Y EL URBANISMO 6.1. La producción del espacio urbano En la creación del espacio urbano intervienen diversos agentes sociales, cada uno de los cuales defiende sus propios intereses: • Los propietarios del suelo pretenden que el crecimiento urbano se dirija hacia sus terrenos para beneficiarse de la revalorización que supone la conversión del suelo rural en suelo urbano. • Los promotores e inmobiliarias buscan el crecimiento del suelo urbano y la consecución de la mayor edificación posible. • Los empresarios industriales entran en conflicto con los propietarios del suelo, que prefieren dedicarlo a usos residenciales y con los ciudadanos, que sufren los inconvenientes que a menudo se derivan de la proximidad de la industria. • Los ciudadanos se organizan en asociaciones para defender sus intereses. • El poder político interviene a través de la planificación urbana y la resolución de los conflictos entre los agentes sociales. 6.2. La planificación urbanística: el urbanismo Planificar es prever el futuro a partir del análisis de la realidad actual. En el planeamiento de ciudades en España podemos distinguir tres etapas: • Los inicios de la planificación en la segunda mitad del s. XIX, cuando el crecimiento urbano rebasó las murallas de la ciudad preindustrial. Las principales actuaciones planificadoras fueron las siguientes: Planos geométricos para la expansión urbana. Planes de alineación de calles, el trazado debe ser recto y tener una determinada anchura para el tráfico. Planes de saneamiento e higiene de la ciudad. Mejora de los servicios y equipamientos urbanos. • El urbanismo en el siglo XX hasta 1975: durante el primer tercio del s. XX continuaron las actuaciones anteriores; después se diferencian dos etapas: En la época de la autarquía (1939-1959); la planificación se centró en tres objetivos: la reconstrucción de las destrucciones de la Guerra Civil, se reguló la organización del crecimiento urbano; los que tuvieron mayor aplicación fueron los planes generales de ordenación urbana. Además, la ley clasificaba el suelo en tres categorías: urbano, de reserva urbana y rustico. En la época del desarrollo (1960-1975) se mantuvo la Ley del Suelo y la tendencia zonificadora del periodo anterior, pero no se logró evitar que surgieran toda una serie de problemas en las ciudades. Se plantearon problemas de vivienda, porque las empresas privadas consiguieron autorización para aumentar la altura permitida y la edificabilidad a costa de no dejar apenas espacios para equipamientos o zonas verdes. Se eliminaron elementos valiosos del patrimonio para implantar actividades productivas, surgieron problemas de contaminación atmosférica y de aguas, y se incrementó la congestión urbana. • El urbanismo en la época postindustrial se caracteriza por tres rasgos básicos: La planificación del desarrollo urbano a través del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que proyecta el desarrollo de la ciudad para cierto número de años. Desde la Ley del Suelo de 1992; los ayuntamientos tienen el control de la creación de suelo urbanizable. El interés por la calidad de vida en las ciudades; diversas organizaciones reclaman mayor participación del ciudadano en la planificación urbana, especialmente en los barrios obreros, donde las carencias son más acusadas. 7. PROBLEMAS DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS A pesar de la intensificación de las políticas urbanísticas en los últimos años, todavía persisten graves problemas de distinta índole en las ciudades españolas: • Problemas de vivienda: la adquisición o alquiler de una vivienda resulta caro debido a los altos precios del suelo. La solución a estos problemas debe venir de la capacidad reguladora de las políticas de urbanismo y planificación. • Problemas de abastecimiento de agua y de energía: el consumo de agua y energía de las ciudades se ha incrementado notablemente en los últimos años y exige inversiones e instalaciones costosas que hacen necesario promover el ahorro. • Problemas de equipamiento: ciertas zonas urbanas demandan una mejora de sus equipamientos recreativos, culturales, sanitarios, etc., • Problemas de tráfico: están causados por la necesidad de abastecimientos diversos y por los desplazamientos pendulares residencia-trabajo, que ocasionan atascos en las horas punta y problemas de aparcamiento. • Problemas ambientales: La creación de un microclima urbano, la ciudad es una “isla de calor” ocasionada por el tráfico, las calefacciones y la industria. La contaminación atmosférica; el tráfico y las calefacciones crean nieblas artificiales formadas por partículas de polvo y humo. El ruido: acarrea trastornos como insomnio, cefaleas y sordera. La producción de residuos urbanos y su eliminación: las aguas residuales requieren ser depuradas antes de ser vertidas a los ríos o al mar. • Problemas de delincuencia y marginación social: la ciudad favorece los comportamientos sociales marginales, debido a que los individuos están más expuestos a la publicidad, el estrés, el aislamiento, el hacinamiento, etc. 8. EL SISTEMA URBANO ESPAÑOL Las ciudades constituyen un sistema, la red urbana, que cumple un destacado papel en la organización del espacio. Las ciudades tienen unas características a partir de las cuales ejercen su influencia sobre un área más o menos amplia (local, regional, nacional o mundial) y ocupan una posición jerárquica dentro del sistema urbano. El tamaño demográfico de las ciudades es una de las bases de la jerarquía urbana. En España, el mayor tamaño demográfico corresponde a siete áreas metropolitanas que superan el medio millón de habitantes (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza). La distribución espacial de las aglomeraciones urbanas por su tamaño demográfico se caracteriza por dos rasgos principales: • En la Península, las grandes ciudades se disponen de forma semianular en la periferia, rodeando un espacio interior poco urbanizado en cuyo centro está la mayor aglomeración urbana del país, Madrid. • Las grandes metrópolis se concentran en el nordeste, donde se localizan cinco de las siete ciudades con más de 500.000 habitantes, los cuatro grandes polos de actividad económica (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia) y Zaragoza, que ocupa una posición estratégica como lugar de encrucijada. 9. LAS FUNCIONES DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS Las funciones que realizan son otro de los factores que determina la posición de las ciudades en el sistema urbano. Dependiendo de su función, las ciudades pueden clasificarse en diversos tipos: • Las ciudades primarias tienen una especialización en actividades del sector primario, destacan por su importancia las agrociudades andaluzas y manchegas, y las ciudades mineras, por ejemplo asturianas. • Las ciudades secundarias en unos casos están especializadas en la industria, como las primeras ciudades que se incorporaron a la revolución industrial, o muchas de las que forman parte de las áreas metropolitanas. Algunas veces las ciudades secundarias están especializadas en la construcción, como es el caso de las ciudades de gran dinamismo económico y demográfico o muy afectadas por el turismo. • Las ciudades terciarias están especializadas en servicios, que son las actividades que mejor definen el rango de una ciudad y su papel organizador del espacio, como las grandes metrópolis nacionales. 10. EL ÁREA DE INFLUENCIA URBANA Por las funciones que desempeñan hacia el exterior se consideran las ciudades como lugares centrales que abastecen de bienes y servicios a un área más o menos extensa, denominada área de influencia. Walter Christaller clasificó los lugares centrales de acuerdo con la variedad y calidad de las funciones que desempeñan y les adjudicó un área de influencia hexagonal. El resultado es un territorio organizado como una malla hexagonal formada por las áreas de influencia de cada uno de los lugares centrales. Si se compara el caso español con el modelo teórico de Christaller, resulta una distribución relativamente aceptable: • Madrid es un lugar central principal y su influencia se extiende por toda España. • En la periferia se sitúan los núcleos que le siguen en influencia. • A una distancia media se encuentran las ciudades de rango medio y después los núcleos de influencia menor. 11. LA JERARQUÍA URBANA ESPAÑOLA El tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área de influencia dan lugar a una organización jerárquica del sistema de ciudades: • Metrópolis: son las ciudades que se encuentran en la cima de la jerarquía del sistema urbano. Su población supera los 200.000 habitantes y desempeñan funciones más especializadas y diversificadas que las restantes ciudades. Las metrópolis nacionales son Madrid y Barcelona. Su población supera los 3 millones de habitantes y cuentan con las funciones más diversificadas. Su área de influencia se extiende por todo el territorio nacional y se encuentran también estrechamente relacionadas con otras metrópolis mundiales. Las metrópolis regionales son Valencia, Bilbao, Sevilla y Zaragoza, tienen una población entre 1.5 millones y 500.000 habitantes y cuentan con servicios de alto rango. Las metrópolis subregionales o regionales de segundo orden son ciudades como Oviedo, Murcia, Alicante, etc., tienen una población entre 500.000 y 200.000 habitantes y cuentan con funciones y algunos servicios altamente especializados. • Ciudades medias: su población está en torno a los 200.000 y 50.000 habitantes y sus funciones son principalmente terciarias, pero menos especializadas. • Ciudades pequeñas o villas: tienen una población de menos de 50.000 habitantes, como Alcantarilla, Cieza, etc., y sus funciones son mucho menos especializadas. 12. LAS RELACIONES URBANAS EN EL SISTEMA ESPAÑOL DE CIUDADES Las relaciones entre las ciudades de un sistema pueden ser unidireccionales o recíprocas. Ambas pueden ser directas entre un núcleo u otro o indirectas, a través de centros intermedios. • Madrid mantiene relaciones intensas con las demás metrópolis, Barcelona tiene una influencia general más débil, aunque intensa en el sector oriental. El mayor grado de integración se da en el cuadrante nordeste, cuyas cinco metrópolis principales mantienen intensas relaciones, especialmente Barcelona. En el resto del sistema, el grado de integración es más reducido e incompleto. El área con mayor desconexión es la que rodea Portugal, salvo Galicia.