UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO U UNIDAD ACADÉMICA PROFESIONAL TEJUPILCO LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA RESILIENCIA EN PADRES DE HIJOS CON DISCAPACIDAD QUE ASISTEN A UN CENTRO DE ATENCIÓN MÚLTIPLE Comentado [H1]: Un título jamás se presenta entre comillas. YA Comentado [AV2R1]: TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGÍA PRESENTA DIANA TERESA VALVERDE ALBITER NO. DE CUENTA: 1528991 DIRECTORA DE TESIS DRA. SHEILA ADRIANA MENDOZA MOJICA ASESOR DE TESIS MTRO. EN EDUC. ERIOBETH VARGAS HERNÁNDEZ TEJUPILCO, MÉXICO NOVIEMBRE, 2020 Índice PRESENTACIÓN RESUMEN INTRODUCCIÓN CAPITULO I. RESILIENCIA ................................................................................. 12 1.1 CONCEPTO DE RESILIENCIA ................................................................... 12 1.2 ANTECEDENTES DE RESILIENCIA .......................................................... 19 1.3 TIPOS DE RESILIENCIA ............................................................................. 24 1.3 PILARES DE LA RESILIENCIA .................................................................. 25 1.5 VALORES DE LA RESILIENCIA ................................................................ 29 1.6 CARACTERISTICAS DE LA PERSONA RESILIENTE .............................. 30 CAPÍTULO II DISCAPACIDAD ............................................................................. 32 2.1 CONCEPTO DE DISCAPACIDAD .............................................................. 32 2.2 ANTECEDENTES DE DISCAPACIDAD ..................................................... 36 2.3 CLASIFICACION DE DISCAPACIDADES .................................................. 40 2.4 PREVALENCIA DE DISCAPACIDAD EN MÉXICO .................................... 42 2.5 IMPACTO EN LOS PADRES ANTE EL DIAGNÓSTICO DE DISCAPACIDAD DE SU HIJO .......................................................................... 45 2.6 LA RESILIENCIA ANTE LA DISCAPACIDAD ........................................... 48 MÉTODO............................................................................................................... 52 Objetivo general .................................................................................................. 52 Objetivos específicos ......................................................................................... 52 Planteamiento del problema............................................................................... 52 Tipo de estudio .................................................................................................... 53 Variable ................................................................................................................ 53 Población ............................................................................................................. 54 Muestra................................................................................................................. 55 Instrumento.......................................................................................................... 55 Diseño de investigación ..................................................................................... 56 Captura de información ...................................................................................... 56 Procesamiento de información .......................................................................... 57 RESULTADOS...................................................................................................... 58 DISCUSIÓN .......................................................................................................... 64 CONCLUSIONES ................................................................................................. 70 SUGERENCIAS .................................................................................................... 71 REFERENCIAS..................................................................................................... 73 ANEXOS ............................................................................................................... 82 PRESENTACIÓN La presente investigación es producto del interés por identificar el nivel de resiliencia que presentan los padres que tienen un hijo con alguna discapacidad y que se encuentran inscritos en un Centro de Atención Múltiple. La realización de este estudio se basa en el hecho de la gran duda que surge: porque los padres sobrellevan la situación que están presentando con sus hijos y que tan capaces son de enfrentar, sobreponerse y fortalecerse de lo que están viviendo con su hijo. El tema elegido se debe a que existen padres de familia que les resulta difícil el aceptar que tienen un hijo con alguna discapacidad, que no es como idealizaron durante el embarazo a su hijo y resultó un gran impacto a la hora de saber la noticia de la discapacidad. Por otra parte, existen padres que desde un principio aceptan la realidad de lo que están viviendo mientras que otros les resulta más difícil adaptarse y entender que su hijo tiene una discapacidad. Dicho proyecto de investigación está estructurado de diferentes apartados. El primero es la introducción del trabajo de investigación en el cual se incluyen los antecedentes sobre el estudio de la resiliencia y la discapacidad. También se puede encontrar el marco teórico, el cual consiste en la unión de toda la información teórica que sustenta las variables de investigación, por un lado, la resiliencia, los diversos conceptos existentes que definen la resiliencia, sus antecedentes, como es que ha ido evolucionando, los pilares de la resiliencia, cuáles han sido los diferentes métodos para medir la resiliencia, y las características de una persona resiliente. Por otro lado, se describe lo que es la discapacidad, los principales conceptos que la definen, sus antecedentes y como ha ido cambiando su concepto de acuerdo con diferentes autores, la clasificación de las diferentes discapacidades, la prevalencia de discapacidad que existe en México, así como también incluyendo el impacto de los padres al recibir el diagnóstico de la discapacidad de su hijo. En otro apartado también se presenta el método, en el cual se puede encontrar el objetivo general y los objetivos específicos que guía la investigación, el tipo de estudio, planteamiento del problema y la pregunta de investigación, de igual forma se definen las variables de resiliencia y discapacidad a nivel conceptual y operacional; además se encuentra la población y la muestra que se empleó para la realización del proyecto, así como el instrumento empleado para la obtención de datos, que en este caso fue la Escala de Resiliencia Mexicana desarrollada en 2010 por Palomar Lever y Gómez Valdez. Asimismo, dentro de este apartado se ubica el diseño de investigación, la captura de información, es decir, cómo los datos fueron codificados, además del procesamiento de la información, que consiste en el análisis estadístico. También se puede observar los resultados obtenidos; presentados a través de distintas tablas, las cuales presentan los puntajes de acuerdo con lo respondido por los padres, clasificándolos por sexo, estado civil y resaltando los factores de resiliencia más predominantes. Dentro de este apartado se presenta en cada gráfica una explicación breve de lo descubierto en los resultados. Se contrastan las conclusiones últimas de la investigación, relacionándolos con los objetivos del proyecto, encontrándose que los padres de familia cuentan con una alta capacidad resiliente y el factor más predominante en ellos es el de apoyo social y fortaleza y confianza en sí mismo. Al final se aprecia una serie de sugerencias a partir de los resultados obtenidos y por último apartado se encuentran las referencias conformada por las diferentes fuentes que sirvieron de apoyo teórico para la realización del proyecto de investigación. RESUMEN La resiliencia es un tema que apenas se ha aplicado en el ámbito de la discapacidad. Sin embargo, en los últimos años, es un término saliente para dar respuesta a la capacidad de la persona de surgir y crecer con motivo de la significación de situaciones adversas. La discapacidad de un hijo es una condición de vida que produce estrés emocional constante, influye en la interacción familiar, y genera cambios y crisis en las funciones y roles familiares. Un padre de familia idealiza a su hijo como algo perfecto, pero que pasa cuando todas sus expectativas se derrumban, que tan fácil es para la familia la aceptación de que su hijo nazca con alguna deficiencia y como es que sobrelleva la situación que está viviendo. Cada padre de familia vive de forma diferente el impacto ante el diagnostico de su hijo, existen algunos que se adaptan fácilmente y logran entender la situación que están viviendo mientras que otros presentan negación al aceptar que su hijo tiene una discapacidad. Es por ello por lo que la investigación tuvo como objetivo identificar el nivel de resiliencia que manifiestan los padres de hijos con discapacidad, asimismo se tomó en cuenta los factores resilientes más predominantes según el sexo y estado civil. La población total planeada era de 35 padres de familia y la muestra se conformó por 20 de ellos de ambos sexos con un rango de edad de entre 25 y 60 años. Para el proceso de recopilación de información se aplicó la Escala de Resiliencia Mexicana, la cual se basa en cinco factores: Fortaleza y Confianza en sí mismo, Competencia Social, Apoyo Familiar, Apoyo Social y Estructura. Los resultados obtenidos arrojaron que los padres de familia cuentan con un nivel de resiliencia moderado, el cual les ayuda a sobrellevar la situación que están viviendo en cuanto a la discapacidad que presentan sus hijos, ya que en algunos casos suele tener un gran impacto emocional. Cabe señalar que los factores resilientes más predominantes en los padres de familia son el de Apoyo social y Fortaleza y confianza en sí mismo. De acuerdo a los resultados que se obtuvieron en la aplicación; se puede decir que el nacimiento de un/a niño/a con discapacidad resulta difícil para los padres pero es una situación que al cambio del tiempo podría resultar fácil de aceptar y sobrellevar, debido a que en los resultados obtenidos logramos identificar que la mayoría de los padres con hijos que tienen una discapacidad cuentan con un nivel de resiliencia moderado, esto quiere decir que aceptan el hecho de tener un hijo con discapacidad aun sabiendo de los retos a los que deberán de enfrentarse ante la sociedad, no impidiendo la integración del hijo y de los mismos padres a llevar una vida común como las de los demás . INTRODUCCIÓN En el ámbito de las enfermedades y discapacidades, la resiliencia familiar puede entenderse como proceso de adaptación y ajuste de la familia a las exigencias de la discapacidad. La discapacidad es un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación. Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la participación son problemas para participar en situaciones vitales. Esto suele ser un fenómeno complejo que refleja una interacción (OMS, 2001). Esta se caracteriza por la dificultad, afección o problemas físico/mentales que sufre la persona la cual puede ser en diferentes áreas como: física – psicomotora, psíquica – cognitiva y sensorial que puede durar por un tiempo o a lo largo de toda la vida de la persona. La discapacidad como tal no es algo nuevo, ya que es una antigua realidad que ha acompañado al hombre desde el inicio de la misma historia humana. Es sabido que, en la prehistoria, a medida que las distintas tribus y agrupaciones humanas se movilizaban por motivos de caza o mejores tierras para cultivar, decidían abandonar a su suerte a las personas con discapacidad para no entorpecer los desplazamientos del resto de la tribu. El hombre a lo largo de la historia les ha dado diferente trato a las personas con algún tipo de discapacidad. La discapacidad ha sido abordada desde distintos puntos de vista con el correr de los años. Ha sido objeto de estudio de la medicina, de la educación y en los últimos años se empezó a conceptualizar y ver a ese niño, adolescente o adulto como sujeto pensante que forma parte de una familia, de una escuela y una sociedad (Schorn, 1999, p.10). En 1980 se publica la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM), la cual concebía a la discapacidad como una “restricción o ausencia por una deficiencia de la capacidad de realizar una actividad dentro del margen que se considera normal para un ser humano” (Sarabia, 2001). En la actualidad, el fenómeno de la discapacidad ha cobrado importancia por múltiples factores; entre ellos destacan, reconocer que la población que vive con esta condición también goza de los mismos derechos que el resto, evitar la discriminación y por la tendencia mundial al envejecimiento, en que puede ocurrir la disminución o pérdida de la capacidad visual, auditiva, motriz, entre otras (Verdugo, 2003). Según la Organización Mundial de la Salud (2016) más de mil millones de personas viven en todo el mundo con algún tipo de discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades en su funcionamiento”. Tal situación indica que la prevalencia de la discapacidad va en aumento; por lo tanto, deberán existir acciones encaminadas a contrarrestar los efectos negativos que de ello se deriven. El modelo médico-biológico interpreta la discapacidad como una desviación de la normalidad a nivel de estructura o función corporal. Se considera un problema personal de salud, que requiere cuidados médicos prestados en forma de tratamiento individual por profesionales. El tratamiento, de carácter terapéutico o compensatorio, está encaminado a conseguir el mejor manejo posible del sujeto ante las exigencias y demandas de la sociedad. El modelo social, por su parte, sostiene que la discapacidad se explica fundamentalmente por las desventajas que un individuo con un déficit experimenta a la hora de participar en igualdad de condiciones al resto de sus conciudadanos. Estas desventajas no son imputables sólo a los déficits existentes en la persona, sino muy principalmente a los factores del entorno que actúan de obstáculos contra la igualdad de oportunidades. Pacay (2004), en prensa libre, menciona en su artículo “La discapacidad es asunto de todos” que muchas veces no se toma en cuenta que existen personas con discapacidades a las que se les puede ayudar con simples acciones como quitar obstáculos, respetar su espacio, entre otras. La discapacidad según la Convención Interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad es conocida como una deficiencia física, mental o sensorial de naturaleza permanente o temporal que limita a la persona a realizar actividades esenciales de la vida las cuales se pueden ver perjudicadas por el entorno social y económico que se vive. El 3 de diciembre es decretado el día de las personas con discapacidad por la asamblea general de las Naciones Unidas, dicho día las organizaciones, dedicadas a ayudar a dichas personas, pueden promover actividades de acuerdo con los intereses de esta población. Las personas con discapacidad, según la Clasificación Internacional del Funcionamiento (CIF) son aquellas que tienen una o más deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales y que al interactuar con distintos ambientes del entorno social pueden impedir su participación, plena y efectiva, en igualdad de condiciones a las demás (INEGI, 2010). La discapacidad comúnmente se puede dar en niños, adolescentes y adultos. “Los niños con discapacidad” se refiere a niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años que tienen “deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”. (Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 2012). Sin duda, uno de los grupos más vulnerables y expuestos a la discriminación, a la exclusión y que en algunos de los casos puedan ser violentados son los niños con discapacidad, esto se da por falta de conocimiento por parte de la sociedad y por este tipo de situaciones a estos niños se les ha impedido gozar de sus derechos. Muñoz (2006) cita a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la cual indica que la discapacidad es un comportamiento inadecuado de la persona que da el indicio de una alteración. El término discapacidad se subdivide en: -Deficiencia Anormalidad en el funcionamiento anatómico, fisiológico o psicológico. -Discapacidad Ausencia en la capacidad de realizar las actividades que realiza todo ser humano; ésta es debida a la deficiencia. - Minusvalía Desventaja en el individuo para desempeñar el rol que le corresponde dentro de la sociedad; esta es marcada por la forma en que la sociedad ha dejado o le ha impedido ser. A la vez la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la discapacidad y la salud (CIF) citado por Muñoz (2006), define la discapacidad como la disfunción del componente y la condición de la salud de cada persona que involucra el cuerpo, las actividades y la participación del afectado. La discriminación surge no solo de la naturaleza intrínseca de la discapacidad del niño, sino también de la falta de comprensión y conocimiento sobre sus causas y consecuencias, del miedo a lo diferente, del temor al contagio o la contaminación y de visiones religiosas o culturales negativas sobre la discapacidad. Se agrava con la pobreza, el aislamiento social, las emergencias humanitarias, la falta de servicios y apoyo, y un ambiente hostil e inaccesible. Con demasiada frecuencia, los niños con discapacidad son definidos y juzgados por lo que les falta, y no por lo que tienen. Su exclusión e invisibilidad los hace especialmente vulnerables y les niega el respeto a su dignidad e individualidad, e incluso el derecho a la vida misma (Unicef, 2013). La discriminación hacia los niños con discapacidad no solo se ven afectados en quienes la padecen sino también en la familia, pues es un proceso duro para ellos en donde deben lidiar con problemas que no esperaban y enfrentarse día a día de la mejor manera posible. La familia es el centro de encuentros entre personas, donde el ser humano es acogido en su seno de modo incondicional, debido a que está constituida por una serie de aspectos biológicos, psicológicos, sociales y trascendentales. Se sabe que toda familia es un sistema vivo en continua transformación, así como de movimiento, que a través del tiempo es sometido a una serie de eventualidades y demandas tanto en su interior como en el exterior (Eguiluz, 2003). Durante el transitar del ciclo familiar los procesos evolutivos van detonando transiciones que implican cambios y presencia de crisis distintas. Para las familias donde se vive la experiencia de contar con un hijo con discapacidad, el concepto de vida familiar lleva implícito una serie de altibajos que resultan en tribulaciones, que de fondo traen consigo una serie de sensaciones de distintas. Cuando la discapacidad se manifiesta dentro del regazo familiar, detona una serie de condiciones particulares de carácter emocional tales como la incertidumbre y desconocimiento, o bien un desajuste psicológico, con cierto aturdimiento, entre el rechazo y la sobreprotección (Calero, 2012, p. 41-56). Este conjunto de emociones, sentimientos y acciones son suscitadas debido a la experiencia del enfrenamiento frontal con la realidad (en este caso la llegada de la discapacidad a un miembro de la familia), la cual no se esperaba. Por lo tanto, es importante considerar que el tener un hijo con discapacidad es una situación difícil de aceptar y por lo tanto se debe de dar un proceso de adaptación y que en cada familia es diverso. De modo que, si se parte de esta realidad, se establecen espacios y tiempos para el andamiaje de la adaptación, en donde se construyen estrategias en las familias, las cuales generan formas de afrontar dicha situación, todo este proceso tiene de fondo la construcción de un proceso resiliente. Para comprender este proceso es importante clarificar cómo se comprende la resiliencia, en este marco Kotliarenco, Cáceres y Fontecilla (1997), retoman el concepto desde su naturaleza, la cual proviene del latín resilio, el cual tiene significado volver atrás, rebotar, volver de un salto. Así las ciencias sociales lo asumen surgiendo con ello una serie de concepciones e interés por su estudio. Grotberg (2006) dice que “es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, aprender de ellas, superarlas e inclusive, ser transformados por estas” (pág.18). De manera que es parte de un proceso evolutivo que permite gestarla de manera personal y grupal. Por lo tanto, si se comprende de esta manera la resiliencia en cada individuo, se puede entender a nivel familiar como la capacidad del sistema (familia) para repararse, favoreciendo el reconocimiento y la promoción de proceso y acciones que generan en la familia formas de hacer frente a las crisis con resultados positivos, para así surgir fortalecidos (Villalba, 2003). De modo que es posible observar la relación que existe entre la resiliencia personal y familiar, la cual en el caso de la discapacidad es factible vincular con la sociedad también y de cómo influye dicha sociedad en la edificación de una buena resiliencia. Parte de este trabajo tiene como propósito encontrar esa interacción entre las tres dimensiones, para ello se analiza la información de las familias desde su propia experiencia en la construcción de la resiliencia con la presencia de la discapacidad en un hijo. Al tomar la resiliencia como un proceso es necesario tomar en cuenta ciertos aspectos: busca promover factores resilientes que permitan un desarrollo humano, que incluyen las diferencias de edad y género. Enfatiza el compromiso con el comportamiento resiliente determinado por la interacción de factores como el yo tengo, yo soy, yo estoy y yo puedo y por medio de ellos identificar la adversidad, elegir la clase de respuestas adecuadas, y valorar los resultados de resiliencia a través del aprendizaje de la experiencia, la estimación del impacto sobre otros y el reconocimiento del sentido de bienestar y mejoramiento de la calidad de vida (Melillo y Suárez, 2002) Grau (2013) afirman que la resiliencia familiar está centrada en las fortalezas de la familia, las cuales han sido edificadas por la personalidad de cada miembro del grupo, los padres, hermanos y familia extensa juegan un papel determinante en su fortalecimiento; en la medida que todos se involucren y se comprometan. Paralelamente a los aspectos anteriores, Grau afirma que la comunidad es un elemento que permite a las familias generar recursos para el afrontamiento (p. 195-212) Esto último es reforzado por Villalba (2003), cuando sostiene que si existen apoyos comunitarios para la familia resulta positivo hacer uso de ellos, los cuales pueden ser desde el apoyo social de la comunidad cercana (familia extensa, amigos, escuela, centros comunitarios) hasta instituciones de asistencia y apoyo social. Walsh (2004), afirma que la familia detecta el potencial y fortalezas del grupo. Donde la familia es una unidad funcional, a partir de la cual la resiliencia dirige su atención a reconocer los riesgos, comprendiendo que los procesos de carácter familiar claves incuban una recuperación en cada uno de los miembros y el grupo. De manera que Walsh sostiene que la familia rescata lo que es valioso además de significativo, así como los fortalece en la manutención del equilibrio, llevando consigo un sistema de creencias, patrones de organización y procesos de comunicación dentro de la familia. Por último, se tiene el modelo de resiliencia comunitaria, este implica comprenderla desde la capacidad de las personas para dirigir los medios psicológicos, sociales, culturales y físicos, que les permitan conformar un propio bienestar, la facultad colectiva de pactar recursos que favorezcan la vida en común de forma significativa. Algunos de los atributos de la resiliencia comunitaria (Puig y Rubio, 2011) que producen un impacto en la realidad de las familias con discapacidad son las prácticas solidarias, el sentido de pertenencia y la autoestima social. Las cuales son promotoras de la resiliencia mediante el apoyo social a las familias, sea ofrecido por medio de la familia extensa, las amistades o la comunidad cercana. Por lo tanto, si se observa la realidad que viven las familias con un hijo o con discapacidad, es posible distinguir que estos tres modelos en algún momento tienen vinculación e interacción lo cual puede verse plasmado en el sentido personal que cada ser humano hace de su experiencia, fortaleciendo la confianza en sí mismo (Puig y Rubio, 2011). Posteriormente el reconocimiento de sentirse parte de un grupo, el cual es la familia, donde se generan recursos que promueven el sentido a la adversidad, paralelamente a un conjunto de valores y creencias. Finalmente, el apoyo social que es ofrecido por alguien del exterior a la familia, sabiendo que dichas prácticas de solidaridad, ayuda, apoyo y aceptación permiten un andamiaje de la resiliencia en estas familias. Aunque parezca raro el apoyo de la sociedad, como amigos, vecinos entre otros también es un factor influyente para construir una buena resiliencia a tu persona y salir fortalecido de aquella situación atormentante. MARCO TEÓRICO CAPÍTULO I. RESILIENCIA 1.1 CONCEPTO DE RESILIENCIA El término resiliencia procede del latín, de resilio (re salio), que significa volver a saltar, rebotar, reanimarse. Se utiliza en la ingeniería civil y en la metalurgia para calcular la capacidad de ciertos materiales para recuperarse o volver a su posición original cuando han soportado ciertas cargas o impactos. Por extensión, la resiliencia podría representarse como la deformación que sufre una pelota lanzada contra una pared y la capacidad para salir rebotada (Ramírez, 1995). Rousseau (2012), refiere que la resiliencia proviene de las ciencias físicas y la define como la capacidad de los materiales para resistir los choques; este término se ha extendido hasta la rama de la psicología en donde los individuos aparte de tener la capacidad de resistencia cuentan con la capacidad de sobresalir y sobrellevar cualquier tipo de adversidad y acontecimientos traumáticos. Mientras que en la física se habla de la capacidad de volver hacia un estado anterior a los cambios soportados por fuerzas externas, y en psicología el concepto de la resiliencia se amplía considerando que, en realidad, no se vuelve a un estado anterior sino que el aparato psíquico se rearma bajo una organización más eficiente para afrontar el futuro, luego del impacto del trauma que provoco el dolor emocional (Lorenzo, 2010). La resiliencia es la capacidad que posee cada persona para enfrentar y sobreponerse a los diversos obstáculos que se presentan a lo largo de la vida; esta empieza a desarrollarse desde que la persona se encuentra en el vientre de la madre, así mismo se ve influenciada por el apoyo familiar, social, cultural y todos los ambientes en los que la persona se desenvuelve en el diario vivir. La persona resiliente, posee como características una autoestima alta, buenas y significativas relaciones interpersonales, es proactiva, tiene confianza en las capacidades que posee y en la de los demás, es consciente de los errores y acciones, (Cyrulnick, 2001). 12 Cyrulnik (2001), afirma que la resiliencia es una capacidad que permite a las personas resistir una herida psicológica consistente en una fuerza de reparación psíquica que posee el individuo. Todo cambio experimentado por el ser humano a través de pérdidas o muertes permite un renacimiento personal el cual brinda la oportunidad de aprender a vivir de nuevo tras haber superado una herida. Sin embargo este período de paso entre la obscuridad a la luz, son situaciones que requieren aprender a vivir forjando una vida nueva, aprender a caminar de nuevo, a respirar, a vivir en sociedad. Para Masten y Powell (2007) la resiliencia se refiere a patrones de adaptación positiva en contextos de riesgo significativo o de adversidad. La resiliencia es una inferencia acerca de la vida de una persona que requiere de dos juicios fundamentales: (1) que una persona lo está haciendo bien y (2) que el riesgo o adversidad significativa ha sido superado (p. 1-25). Para Rutter (2007) es el punto de partida, es un reconocimiento de que para todo tipo de experiencias adversas existe una inmensa variabilidad en la forma en que las personas responden. Algunas personas parecen sucumbir a las más pequeñas tensiones, mientras que otras parecen hacer frente con éxito a las más terribles experiencias. Este último fenómeno es lo que generalmente se considera como resiliencia. Silas (2008) considera que es la capacidad personal de superar adversidades o riesgos. Se da a través de un proceso dinámico en el que se emplean con libertad factores internos y externos al individuo. Esto implica un manejo efectivo de la voluntad y el empleo de competencias afectivas, sociales y de comunicación, que permiten reconocer, enfrentar y modificar la circunstancia ante una adversidad. Como lo mencionan Obando, Villalobos y Arango (2010), La resiliencia se asume como la capacidad que tiene cada sujeto de reorganizar su vida desde sí mismo, teniendo como recurso indispensable la construcción de una ética vital, que se teje desde la consciencia y que orienta los procesos de identidad a lo largo del camino la cual distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción; es decir, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión; por otra parte, más allá de la resistencia, es la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a circunstancias difíciles (Vanistendael, 1994). 13 Grotberg (1995), define la resiliencia como la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superándolas o incluso ser transformado y transformada por ellas. Es parte del proceso evolutivo y debe ser promovida desde la niñez. Se puede aceptar que la resiliencia forma parte del proceso evolutivo de los individuos, pero no está claro que sea una cualidad innata ni tampoco estrictamente adquirida. La resiliencia es un proceso dinámico, que tiene lugar a lo largo del tiempo y se sustenta en la interacción existente entre la persona y el entorno, entre la familia y el medio social. Es el resultado de un equilibrio entre factores de riesgo, factores protectores y personalidad de cada individuo, funcionalidad y estructura familiar. En otros términos, la resiliencia significa una combinación de factores que permiten a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y construir sobre ellos (Suárez-Ojeda, 1995). El individuo debe superar la situación de adversidad dentro de las normas culturales en las que él se desenvuelve. No cabe duda de que, como agentes de salud y/o educadores, debemos discutir sobre lo socialmente aceptable y ser claros acerca de quiénes son aquellos que definen las normas. Cada situación depende de las circunstancias que se presentan y cada persona tiene diferente idea u opinión acerca de este tema, todos nos referimos o comentamos sobre aquello que es aconsejable y respetable de acuerdo con los patrones que se nos han inculcado a lo largo de nuestro crecimiento. La resiliencia se sustenta en la interacción existente entre la persona y el entorno. Por lo tanto, no procede exclusivamente del entorno ni es algo exclusivamente innato. La separación que hay entre cualidades innatas e influencia del entorno es muy ilusoria, ya que ambos niveles necesitan crecer juntos, en interacción. Dado ese proceso continuo que se desarrolla entre persona y entorno, es muy fácil entender que la resiliencia nunca es absoluta ni terminantemente estable. Ningún individuo nace siendo absolutamente resiliente, incluso hasta la persona más resistente puede tener días o momentos difíciles en algún momento de su vida incluso hasta padecer depresión dependiendo de la situación en la que se encuentre. Cada uno de nosotros nos encontramos con altas y bajas, pero todo 14 depende de la persona, de cómo toma la situación y que tanto permite que afecte su vida. La resiliencia es un concepto genérico que se refiere a una amplia gama de factores de riesgo y su relación con los resultados de la competencia. Puede ser producto de una conjunción entre los factores ambientales y el temperamento, y un tipo de habilidad cognitiva que tienen algunos niños aun cuando sean muy pequeños (Osborn, 1996). Teniendo en consideración que la resiliencia psíquica es el resultado de múltiples procesos que contrarrestan las situaciones nocivas, se trata de una dinámica en la cual se podrían señalar las siguientes etapas: 1. El equilibrio que enfrenta a la tensión. 2. El compromiso y el desafío. 3. La superación. 4. La significación y valoración. 5. La positividad de sí mismo. 6. La responsabilidad. 7. La creatividad. La resiliencia puede presentarse en diferentes grados de intensidad y en diferentes sucesos de la vida como desastres naturales, accidentes, enfermedades, acoso, muerte, ruptura amorosa, entre otros que causan en la persona un desequilibrio psíquico y un estrés emocional, los cuales pueden provocar daños en el plano emocional, cognitivo y sensorial. Vanistendael (2002) apoyándose en Werner y otras investigaciones, conceptualiza resiliencia como “la capacidad de una persona o de un sistema social para vivir bien y desarrollarse positivamente a pesar de las condiciones de vida difíciles y esto de manera socialmente aceptable.” Gamboa cita a Rendo y Vega (2008), quienes explican la Resiliencia como la capacidad o habilidad que poseen las personas para enfrentar, superar las 15 adversidades físicas, psicológicas y sociales a través de resistir a las circunstancias, proteger la integridad personal, y construir nuevamente la vida pese a lo vivido. La resiliencia, permite a las personas adaptarse al entorno y a los cambios suscitados de manera favorable y exitosa al tomar en cuenta las características propias de cada uno para enfrentar en un futuro nuevas adversidades. Las personas resilientes experimentan un positivismo propio ante las adversidades el cual es retroalimentado por aspectos personales y apoyo social recibido. El hecho que las personas se sobrepongan a una herida no soluciona totalmente lo ocurrido, ya que esta ha quedado marcada en el historial de vida, grabada en la mente por ello es necesario tomar en cuenta dos aspectos: el primero es el dolor que la herida provoca en la persona o el desgarre de la carencia, el segundo es la representación real que se le da, lo que da paso al sufrimiento psicológico. Siguiendo el modelo ecológico y el proyecto Caminos para la Resiliencia ésta es conceptualizada como: Capacidad de la persona para navegar hacia recursos saludables y una condición por medio de la cual la familia del individuo, su comunidad y cultura tienen a disposición tales recursos de una forma que tenga sentido en la cultura” (Guedeney, 2009). Como se puede observar, teóricamente cada autor le da una definición distinta al concepto de resiliencia, pero cada uno de ellos tienen relación en la misma idea del significado de este término que de forma general es aquella capacidad que tiene el ser humano para superar alguna situación adversa o traumante. Riso (2009) define la Resiliencia como la capacidad que poseen las personas para enfrentar las adversidades, superarlas y darles una transformación positiva y pese a lo experimentado aprender de ellas. La persona resiliente a pesar de estar afectada en el estado emocional ve positivamente los problemas lo que contribuye a mantener una buena calidad de vida. Desde el punto de vista resiliente una crisis es vista como una manera para aprender, mejorar la personalidad, adaptarse a cambios, superar temores, darle positivismo a los acontecimientos que se enfrentan y de esa manera salir fortalecidos y a través de ello adquirir valores como: empatía, comprensión, 16 altruismo y compasión. Es necesario diferenciar resistencia y resiliencia pues la resistencia únicamente consiste en resistir un acontecimiento sin salir fortalecido de él. La resiliencia comprende al menos dos niveles. En primer lugar, está la resistencia o la capacidad de permanecer integro frente al “golpe”; además, la resiliencia comprende la capacidad de construir o de realizarse positivamente pese a las dificultades (Vanistendael, 1995). Según este autor, el concepto incluye necesariamente la capacidad de la persona o grupo de enfrentar adecuadamente las dificultades de una forma socialmente aceptable y correcta. Este último aspecto difiere de otras concepciones del comportamiento resiliente según las cuales la persona resiliente se reserva la posibilidad de comportarse de forma “excepcional” cuando las circunstancias son excepcionales. Una persona resiliente es aquella que recupera el control de su vida, busca la manera de salir reforzada y seguir adelante ante la situación tan difícil que presenta dejando de victimizarse y lamentarse por la atrocidad vivida, que lo ha marcado por mucho tiempo; con esto logra poner en función las partes del cuerpo que aún se encuentran en buen estado y que en algún momento la persona cree no tenerlas o no poder hacer uso de ellas otorgándole así acceso a recursos que hasta ese momento permanecían ocultos en el interior. Rodríguez (2009) expone que todos los días rodean a todos los ciudadanos noticias como el alza de la gasolina, canasta básica, la economía del país, muertes, enfermedades, criminalidad, entre otros; esta inestabilidad perturba, a todos por igual; y surge la pregunta ¿cómo han logrado salir adelante a pesar de todas estas situaciones que se viven día a día? Entonces se resume que toda persona al atravesar un trauma, es capaz de desarrollar la misma capacidad que se tenía antes del suceso. Cada persona tiene o busca distintas maneras de poder levantarse y salir de estas realidades atormentosas, pero existen algunas caracteristicas que pueden ayudar a que la persona supere mejor las cosas y algunos ejemplos son: el temperamento y las posibilidades afectivas, tener una relación firme con los dos o uno de los progenitores (p. 291-302). 17 Henderson y Milstein (1998) describen 4 ámbitos de aplicación de la resiliencia: ➢ Ámbito biológico: Cuando a pesar de las desventajas somáticas congénitas o adquiridas como consecuencia de accidentes o enfermedades, los sujetos han sido capaces de llevar una vida digna y creativa. ➢ Ámbito familiar: Desarrollo exitoso de niños procedentes de familias desestructuradas, conflictivas, víctimas de abandonos, maltratos y abusos. ➢ Ámbito Microsocial: Cuando los supervivientes se desenvuelven en barrios o pueblos determinados por la miseria, el paro, el chabolismo, la ausencia de servicios, la peligrosidad social y todas aquellas carencias y circunstancias que obligan a los individuos a vivir en estado “agresión social” ➢ Ámbito Macrosocial: Histórico o público que hace referencia a la supervivencia a situaciones de catástrofes naturales, guerras, terrorismo, deportaciones, etc. La resiliencia es un enfoque positivo y lleno de esperanza para llevar una vida normal en un medio desfavorecido, en donde se incluye esa capacidad de superar, afrontar y recuperarte de una forma positiva y enriquecerte como ser humano. Desde mi punto de vista el ser resiliente se trata de ser una persona normal, capaz de tener metas de realización personal y social y poseer una buena salud mental, todo ello a pesar de los inevitables problemas y dificultades pasados o futuros. La UNAM (2011), en el video del VII Congreso Resiliencia, define que la resiliencia se da cuando un ser vivo, animal, planta o ser humano recibe una presión fuerte, ofensas, golpes o maltratos y a pesar de esto se recupera; la persona resiliente no se deja derrotar por lo difícil que vive día a día y a pesar que se cae y se ensucia, lucha por sacar lo sucio y lo malo de su vida con buen sentido del humor, aguanta serios problemas y los enfrenta utilizando todas sus habilidades, aprende y absorbe de todo lo que vive, todo lo toma con serenidad, es como una escultura que con cada golpe mejora su forma para luego dar su mejor cara al mundo. 18 Las conductas resilientes enfatizan una interacción dinámica de los factores, los cuales varían de acuerdo con las etapas de desarrollo; pues, las situaciones de adversidad no son estables, sino que varía lo cual obliga a un cambio de conductas resilientes. Una intervención resiliente requiere preparación, vivencia y aprendizaje de experiencias de adversidad (Peralta, 2005). 1.2 ANTECEDENTES DE RESILIENCIA En la actualidad, el término resiliencia se utiliza en una amplia variedad de contextos, incluyendo: el organizacional, el educativo, el comunitario, el deportivo, el militar y el clínico. Pero fue el trabajo de (Werner y Smith, 1982) el que sembró las semillas del concepto en humanos, pues hasta entonces sólo se empleaba en el campo de la física para definir las propiedades de objetos elásticos como un muelle o una pelota de goma que absorben el impacto de una fuerza exterior o de un golpe, cambian de forma sin romperse y cuando cesa la presión recuperan su forma original. El concepto de resiliencia se introduce en la psicología en la década de los ochenta a partir de los estudios de E.E. Werner y R.S. Smith (1982). Aunque para los científicos es un tema de las últimas décadas, la resiliencia es una cualidad universal que ha existido desde siempre. Los historiadores la han reflejado al describir las maneras en que las personas y los pueblos afrontan las adversidades y progresan culturalmente. Sin embargo, es en la Psicología donde más ha sido estudiada la resiliencia, cambiando radicalmente la focalización en conductas de riesgo, desventajas, carencias y déficits, por una óptica de recursos, fortalezas, potencialidades para enfrentar la adversidad y construir a partir de ella una postura positiva frente al dolor y al sufrimiento. Es interesante retroceder en la historia de las ciencias para descubrir la aparición del término y describir su evolución a partir de algunos términos que colaboraron con su aparición. Kaplan (citado por García y Domínguez, 2013, p. 63-77)) y (Rodríguez, 2009) mencionaron que distintos investigadores realizaron el estudio 19 de la resiliencia, lo que llega a tener dos generaciones de estudio a través de la evolución del tiempo. A partir de la década del año 1970, comienza el estudio de la primera generación en el que la resiliencia es adoptada en las ciencias donde ciertos investigadores presentaron interés por descubrir los factores que ayudaban a un grupo de niños que se adaptaban de manera positiva cuando se encontraban en condiciones de adversidad. El estudio de la segunda generación de la resiliencia comienza en el año 1990 por varios investigadores, siendo el pionero Michael Rutter, quien promueve el interés a enfocarse en las cualidades personales del individuo y la dinámica del ambiente, es decir, la interacción de estas permite que la persona pueda salir fortalecido ante una adversidad (García y Domínguez, 2013; Rutter, 1985). En la actualidad, la deducción más importante que se desprende de las investigaciones sobre resiliencia es la formación de personas socialmente competentes que tengan conciencia de su identidad, que puedan tomar decisiones, establecer metas y creer en un futuro mejor, satisfacer sus necesidades básicas de afecto, relación, respeto, metas, poder y significado, constituyéndose en personas productivas, felices y saludables. Rutter (1990) en sus hallazgos descubrió el desarrollo y funcionamiento del cerebro a partir de las bases biológicas del fenómeno de la resiliencia, así como su contribución con los procesos de desarrollo psicofisiológico. Además de la posición teórica de Grotberg (1995), acerca de la resiliencia de corte cognitivo conductual que se enfoca en la teoría personalista del concepto, existe una segunda teoría (Siebert, 2007) que combina perspectivas de sistemas, interaccionismo y otras corrientes teóricas y sostiene que la resiliencia sería una cualidad potencial de los seres humanos, que se desarrolla a medida que el individuo se enfrenta a situaciones de riesgo o traumáticas que suceden en su entorno, sumado a la presencia de ciertos factores resilientes que promueven su desarrollo desde la infancia. 20 En las últimas décadas, la resiliencia está causando un gran interés en profesionales de distintos ámbitos de la salud y la educación. Posiblemente más que un nuevo concepto se trata de un dominio del conocimiento en el que confluyen observaciones, investigaciones y prácticas psicosociales, las cuales evidencian la capacidad del ser humano para resistir y superar las adversidades y para construirse con integridad, a pesar de haber sufrido experiencias traumáticas. Debe tenerse por entendido que la resiliencia no es algo que se adquiera o no se adquiera, sino que conlleva a conductas que cualquier persona puede desarrollar y aprender. El concepto de resiliencia comenzó a usarse especialmente en el campo de la psicología evolutiva, como un intento de explicar por qué algunos niños y niñas frente a una vida de estrés, eran capaces de sobrepasar las adversidades y transformarse en individuos saludables (Menvielle, 1994) La resiliencia como concepto, es un término que proviene de la física y se refiere a la capacidad de un material para recobrar su forma después de haber estado sometido a altas presiones (López, 1996). Por lo tanto, en las ciencias sociales podemos deducir que una persona es resiliente cuando logra sobresalir de presiones y dificultades que en su lugar otra persona no podría desarrollar. A mediados del siglo pasado, las ciencias humanas comenzaron a utilizar el término para referirse a las pautas que permiten a las personas sobreponerse a las situaciones adversas y sacar provecho de ellas (Sánchez, 2003). El término fue incorporado en las ciencias sociales a partir de los años 60 y caracteriza la capacidad que tienen las personas para desarrollarse psicológicamente sanos y exitosos a pesar de vivir en contextos de alto riesgo, como entornos de pobreza y familias multiproblemáticas, situaciones de estrés prolongado, centros de internamiento, etc. Se refiere tanto a los individuos en particular como a los grupos familiares o colectivos que son capaces de minimizar y sobreponerse a los efectos nocivos de las adversidades y los contextos desfavorecidos y derivados socioculturalmente, de recuperarse tras haber sufrido experiencias notablemente traumáticas, en especial guerras civiles, campos de concentración (Rutter, 1993, Werner, 2003). 21 La introducción al concepto de resiliencia en las ciencias sociales nos ha abierto nuevos caminos para poder afrontar los problemas más comunes como los que nos proporcionan el aprendizaje y el desarrollo infantil. El psiquiatra francés (Cyrulnick, 2001) uno de los autores más conocidos en el movimiento teórico de la resiliencia, cuenta su proceso personal de resiliencia. Se escapó de los campos de exterminio alemán mientras que su familia murió en la cámara de gas. Posteriormente necesitó refugiarse en la imaginación y trasformar su rabia en ayuda a los demás. Innumerables casos como éste son los antecedentes de la resiliencia. Uno de los primeros teóricos que usó en sentido figurado el término procedente de la física de los materiales fue Bowbly. Insistiendo en el papel del apego en la génesis de la resiliencia la definió así: “resorte moral, cualidad de una persona que no se desanima, que no se deja abatir” (Manxiaus, Michel, Vanistendael, Leconte, Cyrulnik, 2003). La resiliencia en el ámbito de las enfermedades y discapacidades se puede tomar en cuenta la resiliencia familiar que tiende a identificarse como un proceso de adaptación y ajuste de la familia a las exigencias de la discapacidad ya que en este ámbito no solo se toma en cuenta a la persona que padece dicha discapacidad, sino también al núcleo familiar y el cómo afecta a cada integrante. González (2005) menciona que la resiliencia nos indica, la necesidad de focalizar nuestra búsqueda en los recursos personales y ambientales de que disponen los individuos, sus familias y la comunidad. Y se cambia, desde una intervención en el beneficiario directo a una intervención que incorpora a la familia y a la comunidad durante todo el proceso de cambio. Se incorporan actividades educativas que abordan las distintas dimensiones de la resiliencia. Según Rutter (1993) el interés por estudiar la resiliencia procedía de tres áreas de investigación. En primer lugar, los estudios iniciados por Koupernick y Anthony sobre los factores de riesgo en la década de 1970 evidenciaron las diferencias individuales en cuanto a la vulnerabilidad. Posteriormente empezaron a ser evidentes casos de sujetos invulnerables a pesar de vivir en entornos de riesgo 22 psicosocial. Estos hechos llevaron a los investigadores a establecer categorías en las personas dentro de la dimensión vulnerable-invulnerable en relación con los factores de riesgo y los mecanismos de protección. La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida “sana” en un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo, dando afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. Así la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen o que los niños adquieren durante su desarrollo, sino que se trata de un proceso que caracteriza un complejo sistema social, en un momento determinado del tiempo (Rutter, 1992). En segundo lugar, la consideración de los mecanismos innatos y adquiridos en los procesos de vulnerabilidad e invulnerabilidad pusieron a los estudios sobre el temperamento en el centro de interés (Thomas y Chess, 1970). El temperamento está presente en los tipos de apego, y no sólo en relación con la madre sino también con otros familiares y personas significativas. La personalidad resiliente está asociada a perfiles de temperamento y rasgos de carácter como la autonomía, la actitud social positiva y el propio control emocional. En tercer lugar, las diferencias individuales en la manera de evolucionar y enfrentarse a situaciones difíciles. La autoestima y el sentimiento de autoeficacia son alguna de las características personales más relacionada con la forma de afrontar el estrés y de perseverar en el logro de metas personales. Son cualidades protectoras ante las adversidades y a su vez favorecedoras del equilibrio psicológico. Los estudios sobre el llamado locus de control (Rutter, 1975) concluyeron que el sentimiento de control sobre los acontecimientos vitales puede favorecer conductas de evitación o de afrontamiento eficaz ante situaciones adversas. Existen diversas definiciones del término resiliencia, estas dependen de cada autor y su enfoque teórico, la resiliencia sería una capacidad global de la persona 23 para mantener un funcionamiento efectivo frente a las adversidades del entorno o para recuperarlo en otras condiciones (Aracena, Castillo y Román, 2005). Un análisis detallado de lo anteriormente citado permite entender que la resiliencia hace referencia a patrones individuales, aunque no de modo exclusivo, dado que también intervienen contextos familiares, escolares y sociales y que suele presentarse en diferentes niveles 1.3 TIPOS DE RESILIENCIA Lorenzo (2010), dice que como capacidad de sobreponerse ante situaciones adversas, la resiliencia puede formularse en diferentes niveles que son individual, grupal y social. El primero es el nivel individual, en el que se hallan las situaciones personales que afectan de manera directa a cada persona sin influir al grupo o sociedad que se despliega. El nivel grupal hace referencia a situaciones que afectan a la totalidad del grupo, puede ser la familia, un grupo de amigos, compañeros de trabajo u otros grupos de pertenencia. El último es el nivel social, incluye los hechos que involucran a todos los miembros de la sociedad. Este autor afirma que cada sujeto desarrolla y maneja su capacidad para superar los conflictos de forma individual, pero cuando un suceso afecta al grupo o a la sociedad en el cual vive, la reacción se produce en bloque. El grupo o la sociedad reacciona como una totalidad estructurada con las resiliencias individuales, como una unidad en el que cada una de las respuestas individuales ejerce influencia sobre los demás y sobre de todo. Es importante que no se entienda como una sumatoria o un agregado de individualidades, sino que lo que hace que este fenómeno funcione es la cohesión pensada como la unión de las partes de un todo cuya relación produce un efecto. Existen ocasiones en las que ciertas personas se muestran resilientes, pero no consiguen desarrollar esta capacidad a nivel grupal o social o viceversa. Cuando el grupo o sociedad brinda la atención que el sujeto necesita, este se encuentra en mejores condiciones. 24 1.3 PILARES DE LA RESILIENCIA En sus estudios Wolin y Wolin (1993) utilizan el concepto de “mandala de la Resiliencia”, para desarrollar la noción de los 7 pilares de la Resiliencia, que designan aquellos atributos que aparecen con frecuencia en personas consideradas resilientes. Estos son: ➢ Introspección: capacidad que tiene la persona para interrogarse a sí mismo y brindar una respuesta honesta. Se manifiesta como la sabiduría, comprensión de sí mismo y de otras personas, con aceptación de las dificultades, sin culpar a los demás. ➢ Independencia: se refiere a la capacidad de fijar límites entre la persona y el medio problemático, así mismo de mantener distancia emocional y física sin caer en aislamiento. Esta capacidad se manifiesta en la actitud de vivir de manera autónoma y la capacidad de tomar decisiones por sí mismo. ➢ Capacidad de relacionarse: establecer relaciones íntimas con otros, para equilibrar la necesidad de recibir y brindar afecto a los demás. Capacidad de valorar las relaciones interpersonales, intimas y los rituales. ➢ Iniciativa: capacidad de la persona para hacerse cargo de los problemas y así mismo controlarlos. Participar en proyectos comunitarios, sentimientos de autorrealización, capacidad de liderazgo y enfrentar desafíos. ➢ Humor: tener una perspectiva agradable, positiva y cómica de las adversidades; para así encontrar lo cómico ante la tragedia. ➢ Creatividad: capacidad de inventar y reinventar con orden y belleza a partir de lo ocurrido. Capacidad de reconstruir y componer. ➢ Moralidad: comprometerse con valores, y consigo mismo para alcanzar el bien personal y social. Compromiso y entrega hacia los demás. ➢ Autoestima consistente: es el aspecto primordial para alcanzar la resiliencia 25 Los pilares de la Resiliencia se han categorizado y agrupado en cuatro componentes, que permiten diseñar y ensayar perfiles relacionados con la Resiliencia (Suarez Ojeda, 1997). 1. Competencia social: El individuo resiliente muestra capacidad para establecer relaciones positivas con otros seres humanos. 2. Resolución de problemas: Ya en la adolescencia se evidencia la capacidad de juzgar ideas y sistemas filosóficos. 3. Autonomía: Consiste en la habilidad para poder actuar independientemente, y en el control de algunos elementos del propio ambiente. 4. Sentido de propósito y de futuro. Este componente se relaciona con el sentido de la autonomía y de la propia eficacia. Este parece ser uno de los más poderosos predictores de resultados positivos en cuanto a Resiliencia. De las cualidades que lo integran las que se han asociado con más fuerza a la presencia de adultos resilientes han sido las aspiraciones educacionales y el sentimiento de un futuro mejor. Se ha establecido que estos pilares conforman al operar integradamente un sistema de protección que fortalece el análisis y la toma de decisiones en el sentir, pensar y actuar, pero sobre todo crea una plataforma para enfrentar la crisis que enriquece permanentemente. La resiliencia es la capacidad para enfrentar las adversidades y se compone en el sistema que se desarrolla por parte de un individuo o un grupo. Gruhl (2009), menciona siete factores que influyen mutuamente, las personas resilientes combinan los atributos y se apoyan en tres actitudes fundamentales: optimismo, aceptación, y orientación a la búsqueda de soluciones. • Optimismo: Los optimistas resilientes se hacen una imagen muy clara de su situación vital: se centran en lo positivo sin perder de vista las dificultades, ignora los hechos embarazosos y reprime lo desagradable, brota de una actitud positiva de la visión que tiene del mundo y sobre todo de sí mismo, comparado con el 26 pesimismo, se centran en la desolación y en las dificultades que les espera. Imagen positiva de sí mismo, es tener la confianza de poder enfrentar las adversidades, se activa la potencialidad de estrategias en momentos de crisis. Mientras los pesimistas se centran en los aspectos de desolación y la suma de dificultades que les espera. El optimista tiene una visión del mundo en forma positiva, descubre en situaciones difíciles aspectos positivos, ante este reto le permite crecer porque libera energías mentales y lo convierte como parte de una creación. Las personas resilientes cuando ocurre algo negativo, se ponen en alerta, trabajan con tenacidad para salir adelante. • Aceptación: La aceptación unida al optimismo, incluye la paciencia como arte del corazón, su fruto es la esperanza de encontrar algo escondido. Las personas resilientes aceptan con sabiduría que las contrariedades, decepciones y desgracias existen y forman parte de la vida, aceptar es un proceso de toda la vida, por lo tanto es confiar en el inventario de virtudes, debilidades, objetivos y modos de conducta. Aceptación también significa abrir toda una realidad con el objetivo de comprender, juega un papel importante la reflexión, es una pausa para tomar un camino y resolver. Algunas personas tienen problema para aceptar las contrariedades, porque les causa inseguridad. La aceptación no es solo un lapso de tiempo, es un proceso y requiere paciencia, que no es más que una fuerza de espera, una decisión activa para un cambio. Tomar conciencia que donde termina el control y la influencia allí termina la responsabilidad. La aceptación de sí mismo, es aceptar limitaciones, virtudes y se concilia con la parte débil del ser, sin avergonzarse de límites, siempre con una disposición de abrirse a la realidad. Las experiencias negativas que causan vergüenza, aleja a la persona de las oportunidades y retos para evitar nuevas humillaciones por el contrario de personas resilientes ven los errores como aprendizajes y evolución, 27 no permiten caer en desanimo por críticas o comentarios negativos buscan salidas inteligentes, reafirman una postura en que están. • Orientación a la búsqueda de soluciones: Existen personas que pierden el tiempo en describir, lamentar y analizar los detalles de problemas reales o posibles, de esta manera se orientan a los problemas, las personas resilientes piensan y buscan soluciones, relacionan todas las energías, ponen en acción los recursos y acceden a nuevas perspectivas y convierten los problemas en reto y tarea. La orientación a la búsqueda de soluciones transforma sistemáticamente los problemas en posibilidades, ofertas y oportunidades. Es posible resolver problemas sin necesidad de analizar en detalle sus causas, toda situación esconde soluciones, en el sentido de cambios positivos que se encuentran y se implementan al margen de una conciencia centrada en los problemas. La creatividad como una alternativa de solución presupone la disposición a desprenderse de hábitos, adoptar diversos puntos de vista y abrirse a experiencias nuevas. Las personas resilientes piensan de manera creativa, original y flexible. Juega un papel importante la inteligencia por la capacidad de entender, de crear y cambiar las circunstancias vitales, esta necesidad de cambio es porque se quiere liberar de una situación problemática y como una búsqueda de solución la creatividad es una forma de elaborar nuevas ideas y la innovación es la realización exitosa de ideas originales. De las fuerzas creativas se alimenta el pensamiento productivo, se conciben nuevos caminos y desconocidos hasta alcanzar la meta. Para dirigirla por sendas fructíferas se debe combinar dos formas distintas de pensamiento. Estas formas son generadas por regiones diferentes del cerebro. El hemisferio izquierdo trabaja la forma lógica, lineal y racional, almacena y procesa detalles, trata de dar una solución correcta para un determinado problema. El hemisferio derecho es intuitivo e ingenioso, establece asociaciones en direcciones completamente diversas, se orienta al todo no a detalles concretos, 28 trata de encontrar respuestas insólitas, no se trata de buscar solución correcta sino el mayor número de soluciones distintas. La creatividad es una obra completa del cerebro y para comprobar que las ideas y ocurrencias del hemisferio derecho son útiles y realizables se requiere del pensamiento lógico y analítico del hemisferio izquierdo el cual desempeña un papel en proceso creador, pues las ocurrencias geniales surgen por regla general sobre la base de la sólida pericia. 1.5 VALORES DE LA RESILIENCIA Kateb (2011), menciona dos clases de valores, seis factores que son propios de cada individuo, los primeros, serían las conexiones afectivas, como control emocional, control interno, autoestima, pensamiento positivo y motivación para vivir y seis mecanismos protectores la mente abierta, intuición y análisis, altruismo, sentidos de humor, solidaridad y perdón. Los pilares de la resiliencia individual, son: confianza, autoestima consistente (base de los demás), introspección entendida como el diálogo consigo mismo, independencia, capacidad de relación, iniciativa, sentido de humor, creatividad, moralidad, y pensamiento crítico. Los valores de la resiliencia comienzan con la persona, la visión y afirmación que tiene de sí mismo. • Creer en uno mismo. • Recuperar la vida interior. • Sonreír a la vida, a los demás. • Ser siempre optimista. • Controlar la existencia. • Abrir el corazón a los demás. 29 1.6 CARACTERISTICAS DE LA PERSONA RESILIENTE La resiliencia, es el convencimiento que tiene un individuo o equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en la derrota a pesar de que los resultados estén en contra, al final surge un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de incertidumbre con resultados altamente positivos. Poletti y Dobbs (2002), citan a Segal quien establece cinco características resilientes en la persona adulta. ➢ Comunicación: Se determina por la capacidad de establecer vínculos e intercambios con los demás, a través de ella se puede brindar y recibir soporte emocional, se puede expresar los pensamientos más difíciles de sobrellevar. Ante una situación difícil la persona puede sentirse aislada, incomprendida, cree que nadie es capaz de imaginar la intensidad del sufrimiento que está viviendo, algunas personas poseen poca empatía que pueden llegar a experimentar resentimientos hacia los demás. La comunicación en una persona resiliente es la habilidad de poder expresar con palabras lo que se siente tiene un efecto sanador, y posibilita a la persona a establecer contacto con el mundo y con los otros. ➢ Capacidad de asumir la responsabilidad de la propia vida: Consiste en buscar el control sobre la situación vivida, ser proactivos, hacer nacer el orden personal a partir del caos y modificar lo que esté al alcance. ➢ Tener una conciencia libre de culpabilidad: Es mantener la capacidad de no acceder ante la culpa, mantener una conciencia limpia y clara, aceptar las propias responsabilidades, analizar los errores, repararlos si es necesario, los reproches obstaculizan la esperanza, se emplea inútilmente energía vital y de ello se originan una deficiencia en el organismo que conlleva a padecimientos. Rechazar la culpabilidad contribuye a experimentar resiliencia. ➢ Convicción: Se refiere a la seguridad que tiene la persona sobre lo que cree o siente. La persona resiliente cree que el sufrimiento tiene una razón o un 30 sentido, ver un objetivo en el sufrimiento; las convicciones difieren de una persona a otra; sin embargo, son como el motor que permite avanzar un poco más, la práctica de la fe ante los desastres y encontrar el por qué el dolor hace a la persona vivir la resiliencia. ➢ Compasión: Consiste en involucrarse con los demás, sentir junto a ellos el dolor y las desgracias, manifestar interés por quienes se encuentran en una situación difícil, ya que el compadecerse de otros permite a la persona sentirse bien consigo misma. Los resilientes adultos viven mejor cuando durante la vida han tenido alguna habilidad artística y han practicado la espiritualidad. La persona puede convertirse en resilientes a cualquier edad a través de la mejora de aptitudes para comunicarse, ser responsable de la vida, eliminar sentimientos de culpa, confirmar las convicciones, buscar el sentido a la vida y acrecentar la compasión. Gamboa (2008) cita a Henderson y Milstein, quienes argumentan que la persona resiliente, es reconocida por manifestar actitudes tales como: sentirse preparado para enfrentar nuevos retos o adversidades, brindar ayuda hacia las personas que lo necesitan a través de un servicio cooperativo y comunitario, poseer un gran sentido de convicción en los objetivos que se plantea, manifestar confianza en sí mismo y en la relación que tiene con los demás. Dan lo mejor de sí cuando desean alcanzar metas e incentiva a los demás a lograr los objetivos, demuestra un gran interés en la adquisición de experiencias nuevas y el establecimiento de relaciones con personas que le brinden conocimientos, participa en diferentes actividades, mantiene constantemente un espíritu de aprendizaje, comprende y promueve el complimiento de las reglas morales en los diferentes contextos en que se desenvuelve, se instruye en cuanto a la adquisición de habilidades acordes a su etapa de desarrollo, posee capacidades como: asertividad, resolución sana de conflictos, adopción de buenas decisiones, y manejo adecuado del estrés. La resiliencia es una capacidad que todas las personas pueden adquirir, las características resilientes pueden observarse en diferentes contextos, en un padre de familia la resiliencia es fundamental y suele manifestarse con actitudes como: 31 la persona valora el sentido de responsabilidad, dedica y adquiere las habilidades necesarias para actuar con eficacia, se actualiza en los ámbitos en los que se desenvuelve, se interesa en socializar con los demás, busca la cooperación dentro del grupo, manifiesta confianza en sí mismo y en los demás, se siente satisfecho con el rol que desempeña, tiene sentido de pertenencia a través de las manifestaciones de apoyo brindadas y recibidas, se interesa por participar en actividades que sean ejes de desarrollo y tiene una autoestima elevada. CAPÍTULO II. DISCAPACIDAD 2.1 CONCEPTO DE DISCAPACIDAD La discapacidad es una situación heterogénea que envuelve la interacción de una persona en sus dimensiones física o psíquica y los componentes de la sociedad en la que se desarrolla y vive; Incluye un sin número de dificultades, desde problemas en la función o estructura del cuerpo. Discapacidad es lo que ocurre cuando las necesidades funcionales de una persona no son tenidas en cuenta por el entorno físico y social en el que vive, poniéndolas en una injusta situación de desventaja e inequidad, que se convierte en una responsabilidad social, en la que todos estamos involucrados (Amate y Vázquez, 2006) A lo largo de la historia el concepto de discapacidad ha sufrido varios cambios, así mismo es diferente su evolución de acuerdo con el tipo de discapacidad y posiblemente de acuerdo con la posición y aceptación de la sociedad respecto a cada una de ellas. Durante los últimos años, hemos visto como se ha ido abandonando una perspectiva paternalista y asistencial de la discapacidad, que miraba a la persona como un ser “dependiente y necesitado”, hacia un nuevo enfoque, que contempla a la persona con discapacidad como un individuo con habilidades, recursos y potencialidades. De acuerdo a esta situación se ha procurado dar una definición de discapacidad que permita comunicarnos de una manera uniforme. Para ello en 1980 se publica la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías 32 (CIDDM), la cual concebía a la discapacidad como una “restricción o ausencia por una deficiencia de la capacidad de realizar una actividad dentro del margen que se considera normal para un ser humano” (Egea y Sarabia, 2001:16). A partir de la definición se puede observar que esta clasificación aún concebía como elementos importantes: la deficiencia, la discapacidad y la minusvalía, términos que hacían referencia a la enfermedad y discapacidad de una persona y no al funcionamiento de la misma. ➢ Deficiencia: es la pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. ➢ Discapacidad: alude a la restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano. ➢ Minusvalía: es una situación desventajosa para un individuo determinado, consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el 21 desempeño de un rol que es normal en su caso (en función de su edad, sexo y factores sociales y culturales). La discapacidad es un fenómeno bastante complejo porque inciden en él múltiples actores concomitantes, es decir, se trata de una problemática multidimensional. El concepto de discapacidad ha sido tratado desde el punto de vista de la sociedad y de la legislación de diferentes formas y su mayor desarrollo se encuentra en diversos modelos conceptuales (Ripollés, 2008). De esta forma realizar su estudio dentro del sistema de fuentes del derecho, permite analizar su evolución desde diferentes enfoques conceptuales. El nuevo concepto a partir del enfoque de derechos, determina que la discapacidad resulta de la relación de un individuo con su entorno, en donde su funcionalidad está directamente relacionada con los ajustes aplicados al medio en donde se desenvuelve. Esto significa que la discapacidad no está en la persona que tiene alguna limitación, sino en la relación de esta persona con un medio que puede ponerle barreras y excluirla o, por el contrario, aceptarla y brindarle los 33 ajustes para que pueda desenvolverse funcionalmente dentro de su medio físico y social (Merchán, 2013). La discapacidad es un concepto global genérico y no debe entenderse como la consecuencia de la enfermedad, sino que en ella se recogen las deficiencias en las funciones y estructuras corporales, las limitaciones en la capacidad de llevar a cabo actividades y las restricciones en la participación social del ser humano. (Ripollés, 2008, p. 86). No existe una noción única sobre discapacidad, y esto ha quedado demostrado con la evolución terminológica, conceptual y normativa que ha demostrado la historia (Seoane, 2011, p. 151). Sin embargo, las Naciones Unidas a través de los órganos especializados se han preocupado por brindar un lenguaje unificado sobre el concepto de discapacidad. La CIF aprobada en 2001 deja de lado el enfoque utilizado por la CIDDM de consecuencias de la enfermedad, deficiencias, discapacidad y minusvalía. Además, reconoce que los términos que se utilizaron en dicha clasificación, aun con todos los esfuerzos realizados, pueden estigmatizar o etiquetar a las personas (OMS y MSPS, 2001). Por tal situación, en las respectivas revisiones se decidió abandonar el término de “minusvalía” ya que las interpretaciones no eran las más adecuadas. Y se planteó no utilizar el término de “discapacidad” como el nombre de un componente de la CIF, más bien lo utiliza de una manera más global y lo define como “… término genérico que incluye déficits, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación. Indica los aspectos negativos de la interacción entre un individuo (con una “condición de salud”) y sus factores contextuales (factores ambientales y personales)” (OMS y MSPS, 2001: 231). Aramayo (2001), señala que una definición como la anterior se desprende de un modelo médico que la sustenta. Para este modelo la discapacidad es un problema personal causado por una enfermedad, trauma o estado de salud que demanda cuidados médicos, y requiere un tratamiento encausado a la curación, una mejor adaptación al ambiente y a cambios conductuales. En México, siguiendo el modelo propuesto por el (CIF, 2006) la Ley para Personas con Discapacidad y se define a la persona con discapacidad como todas aquellas 34 personas que por causas congénitas o adquiridas presenten alguna disfunción o ausencia de sus capacidades de orden físico, mental, intelectual, sensorial o combinaciones de ellas ; de carácter temporal, permanente o intermitente, que al interactuar con diversas barreras impliquen desventajas que dificultan o impidan su participación, inclusión e integración a la vida familiar y social, así como el ejercicio pleno de sus derechos humanos en igualdad de condiciones con los demás. Tal como se contempla en la definición la discapacidad es una condición compleja del ser humano constituida por factores biopsicosociales, que evidencia una disminución o supresión temporal o permanente, de alguna de sus capacidades sensoriales, motrices o intelectuales que puede manifestarse en ausencias, anomalías, defectos, pérdidas o dificultades para percibir, desplazarse sin apoyo, ver u oír, comunicarse con otros, o integrarse a las actividades de educación o trabajo, en la familia con la comunidad, que limitan el ejercicio de derechos, la participación social y el disfrute de una buena calidad de vida, o impiden la participación activa de las personas en las actividades de la vida familiar y social, sin que ello implique necesariamente incapacidad o inhabilidad para insertarse socialmente (Asamblea Nacional, 2006). El dinamismo del concepto de discapacidad se ha reflejado en la forma de concebir el fenómeno; la nueva perspectiva que propone la clasificación busca identificar la dificultad que tiene una persona para realizar una o un determinado conjunto de actividades. Entre sus múltiples finalidades está homologar la metodología para medir esta condición al tomar en cuenta el vínculo entre discapacidad y funcionamiento. Es por ello que existen normas nacionales que lo avalan, la NOM 035 En materia de Información en Salud sostiene, entre otros objetivos, contribuir al proceso de recolección de datos de manera uniforme dentro del sector salud (Diario Oficial de la Federación, 2012). 35 2.2 ANTECEDENTES DE DISCAPACIDAD El concepto de discapacidad como tal, ha tenido en su definición un proceso de evolución. Históricamente han ocurrido hitos que marcaron dicha construcción, esto ha traído como consecuencia en las representaciones que se tiene frente a las personas con discapacidad caracterizada por imágenes mentales de limitación y poco desarrollo humano. Este concepto se reconoce a partir de cuatro hitos históricos fundamentales, en primer lugar el advenimiento del capitalismo y el comienzo de la era industrial. En segundo lugar, el cambio producido desde la pastoral cristiana por el concilio de Trento. En tercer lugar, la consolidación de la psiquiatría como disciplina de poder y por último, el apoyo que recibe el orden legal con respecto a definir la normalidad (Casarella, 2005, p. 19) . Esto no quiere decir que la discapacidad como problema social no haya existido, sino que era más bien ocultado, de las maneras más radicales posibles. Por lo que la historia desde la antigüedad nos relata las actitudes que se tenían en ese entonces en torno al problema, que sin lugar a dudas significaba abandono, expulsión, encierro, y muerte entre otras. En la prehistoria, la persona con discapacidad era abandonada a su propia suerte. En la antigua Grecia los espartanos tenían por costumbre tirar a los niños deformes a los acantilados. En roma la famosa piedra Tarpeya, fue instrumento para sacrificar a los niños con discapacidad. La creencia Judeo Cristiana nos dan la imagines de compasión que debe de tener cualquier cristiano hacia la persona con una discapacidad y, asimismo, la idea de que la discapacidad era vista como castigo de Dios. (Jiménez, 1992, p. 47). El tema de la discapacidad ha ido cobrando fuerza a nivel mundial por la lucha del pleno reconocimiento de los derechos de esta población y su reconocimiento como tal. En México también se han realizado esfuerzos por captar a las personas que viven con esta condición en algunos proyectos, que van desde la perspectiva de la CIDDM (la cual identificaba la población con discapacidad, a partir de las enfermedades o deficiencias de las personas) hasta la identificación por medio de la ausencia o presencia de dificultades INEGI. 36 En épocas históricas la discapacidad fue objeto de regulación por los romanos cuando establecieron los efectos civiles de las personas con discapacidades mentales o cognitivas creando la cúratela, una institución para administrar los bienes de un sujeto denominado incapaz por no tener capacidad de ejercer por si solo sus derechos. Durante aquel tiempo, las personas con discapacidad mental (esto es, los privados de razón) se llamaban “furiosos”, y aquellos con limitaciones o pobre en el desarrollo de sus facultades intelectuales se denominaban “mente captus.” (Muñoz, 2010). En la antigüedad se habla de un modelo de prescindencia en el que la causa de la discapacidad tenia origen religioso, se consideraba que las personas con discapacidad eran una carga para la sociedad, sin nada que aportar a la comunidad, se suponía inconveniente el crecimiento y desarrollo de niños y niñas con discapacidad; “concebir una persona con discapacidad era el resultado de un pecado cometido por los padres por lo tanto era una vida que no merecía ser vivida” y eran sometidos a prácticas eugenésicas como los infanticidios. Durante la edad media se pasó a una etapa de marginación en la que se apelaba a la caridad y la mendicidad (Ripollés, 2008, p.66 - 67). A finales del XVIII y comienzos del XIX surge el segundo modelo denominado rehabilitador o modelo médico, y el tercer modelo se remonta a los años sesenta y setentas del siglo XX. En la antigüedad, la persona con discapacidad era tratada como un animal salvaje, pero en la Edad Media disminuyen las medidas más drásticas aumentando la exposición y el abandono de niños, así como los asilos, reformatorios y manicomios. Esta primitiva institucionalización, acompañada del auge de la medicalización, será característica de una segunda fase, que comienza a finales del siglo XIX, y es la fase de reclusión, o de la persona con discapacidad como animal doméstico; “esta persona deja de ser excluida del mundo humano y adquiere la categoría de ser humano, pero enfermo” (Seoane, 2011, p. 145). En los años sesenta del siglo pasado se alcanza la tercera y última fase de integración y normalización, en la que la persona con discapacidad se considera, al fin, un ser humano. La gran conquista de esta época es que la sociedad acepta la diferencia y respeta la persona con discapacidad como persona humana. A 37 partir de esta tercera fase se empieza a elaborar la reflexión contemporánea sobre la discapacidad (Seoane, 2011, p. 145). Hacia finales de 1960, las organizaciones de personas con discapacidad, empezaron a formular un nuevo concepto, en él se reflejaba la relación existente entre las limitaciones que experimentaban esas personas, el diseño y la estructura de su entorno y la actitud de la población en general (Naciones Unidas, 2001). La persona que hoy llamamos discapacitada comienza a ser nominada de esa forma a partir del siglo XVII, serán los psiquiatras en su afán de clasificar, los llamarán sucesivamente Monstruo Humano, anormales, luego minusválido, hasta llegar al término que usamos en la actualidad: discapacitados (Casarella, 2005, p. 18). Aunque hasta hoy, está cambiando por el concepto de personas con capacidades diferentes o personas con discapacidad, no quiere decir que anterior a estos momentos históricos la discapacidad no existía, sino que estas personas no estaban catalogadas como tal Esta clasificación será necesaria para apoyar también aquellas políticas públicas que determinaran en su momento las diferentes formas de abordar la discapacidad por parte del Estado y aquellos actores relevantes. La designación de un concepto pretende dar una mejor identificación, positiva o negativa de la persona que posee el déficit. Por lo tanto, la concepción que hoy se tiene de discapacidad. Se ha ido configurando a través de la historia a partir de las actitudes, rituales, diferentes formas de concebir a la persona que lo sufre, entremezclándose con fantasías construidas desde lo mitológico, las culturas, los miedos, las creencias, la ignorancia, etc. (Ledesma, 2008). La discapacidad se ha presentado y concebido de formas diversas a lo largo de la historia, siendo tal vez la actitud de la sociedad y la posición de las personas con discapacidad en el contexto social, el criterio más apropiado para diferenciarlas. Sin embargo la historia reciente ha girado en torno a la dialéctica entre el modelo médico y el modelo social, considerados como los principales referentes conceptuales de la discapacidad. (Seoane, 2011). Aramayo (2001) explica que un grupo de personas con discapacidad se organizan en Inglaterra en el año 1976, para formar un movimiento que pretende definir la 38 discapacidad desde la perspectiva de sus protagonistas y luchar por sus derechos. Ellos platean un modelo social que define la discapacidad como “una desventaja experimentada por las personas que tienen impedimentos físicos, cuyas necesidades no son tomadas en cuenta por la sociedad, y por lo tanto, son excluidas de una participación total de ellas” El autor afirma que para el modelo social la discapacidad es un problema creado socialmente y está relacionado con la integración de las personas en la sociedad. Por esta razón, se requiere incidir sobre la actuación, las modificaciones ambientales, las actitudes e ideologías, así como luchar por los derechos de este grupo de personas. Desde esta visión, lo central no es el impedimento de la persona, sino la respuesta de la sociedad ante ese hecho que imposibilita la integración de estas personas. La discapacidad es un problema social, que demanda una reorientación hacia los derechos y la identidad colectiva de este grupo de personas. La lucha de las personas con discapacidad y el debate creciente sobre su papel dentro de la sociedad, junto al cuestionamiento del efecto de las inversiones en políticas de salud pública a nivel mundial obligó a la Organización Mundial de la Salud a plantear cambios en la definición de discapacidad. Estos cambios son recogidos en la Clasificación Internacional de Funcionamiento, Discapacidad y Salud (CIF,) construida a partir del ideal de salud y estados relacionados. El cambio se expresa claramente en las palabras utilizadas para nombrarla, ya no se habla de discapacitado sino de persona con discapacidad. Es importante destacar que en 2011 se publica la versión para la infancia y la adolescencia (CIFIA), la cual adiciona los dominios que identifican aspectos específicos y detallados relacionados con los infantes y los adolescentes por “las manifestaciones de discapacidad y las condiciones de salud en niños son diferentes en cuanto a su naturaleza, intensidad e impacto que la de los adultos” (OMS y MSPSE, 2011). A la clasificación para la infancia y la adolescencia se le puede denominar clasificación derivada, ya que se deprende y es compatible con la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud del 2001. Los nuevos códigos de la CIF-IA se elaboraron principalmente para niños y jóvenes, 39 pero también se pueden aplicar a la CIF; por lo tanto, se han incorporado en el proceso de actualización (OMS y MSPSE, 2011). Es importante destacar que tanto la definición de 2001 de discapacidad y el esquema de las interacciones entre los componentes de la CIF, no sufren modificación alguna en 2011, y a la fecha se siguen usando de la misma manera. Las clasificaciones resultan un referente aceptado a nivel internacional para medir discapacidad, y se han convertido en una herramienta que se puede utilizar en diversos ámbitos, como el clínico, de investigación, política social, administrativo y en el ámbito estadístico 2.3 CLASIFICACION DE DISCAPACIDADES Fernández y Rodríguez (2009), indican que las discapacidades se dividen en referencia al grado de lesión que pude ir de ligero a grave y al área afectada: ➢ Discapacidades sensoriales: Es aquella que comprende cualquier tipo de deficiencia visual, auditiva, o ambas, así como de cualquier otro sentido, y que ocasiona algún problema en la comunicación o el lenguaje (como la ceguera y la sordera), ya sea por disminución grave o pérdida total en uno o más sentidos. No es una enfermedad hereditaria; el indicio de esta es la falta de coordinación en una parte o en todo el cuerpo en las lesiones más leves el niño goza de una inteligencia normal ➢ Discapacidades motrices: es una condición de vida que afecta el control y movimiento del cuerpo, generando alteraciones en el desplazamiento, equilibrio, manipulación, habla y respiración de las personas que la padecen, limitando su desarrollo personal y social. Esta discapacidad se presenta cuando existen alteraciones en los músculos, huesos, articulaciones o medula espinal, así como por alguna afectación del cerebro en el área motriz impactando en la movilidad de la persona. Es importante mencionar que la DM no implica afectación en el 40 funcionamiento cerebral de la persona, ni afecte el rendimiento intelectual. ➢ Discapacidades cognitivas: es una alteración en el desarrollo del ser humano caracterizada por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual como en las conductas adaptativas y que se evidencia antes de los 18 años de edad. Afecta alrededor del 2% de la población general. Este tipo de discapacidad genera anomalías en el proceso de aprendizaje entendidas como la adquisición lenta e incompleta de las habilidades cognitivas durante el desarrollo humano que conduce finalmente a limitaciones sustanciales en el desarrollo corriente. Se caracteriza por un funcionamiento intelectual muy variable que tiene lugar junto a circunstancias asociadas en dos o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación, cuidado personal, vida en el hogar; habilidades sociales: utilización de la comunidad, autogobierno, salud y seguridad y habilidades académicas funcionales: ocio y trabajo. Un ejemplo de una discapacidad cognitiva es el espectro autista que es aquella alteración en la cual se ven afectadas las áreas físicas y del comportamiento; las áreas del cerebro que son implicadas son las del lenguaje, socialización y pensamiento abstracto. Estos niños suelen tener algún tipo de talento tanto matemático como musical; los síntomas suelen aparecer en los primeros 2 o 3 años de vida y se encuentra un mayor predominio en el sexo masculino. Otro ejemplo de este tipo de discapacidad es el del Síndrome de Down el cual es un trastorno en el que se presentan defectos congénitos, entre los que se pueden mencionar: retraso mental, malformaciones intestinales, deficiencia visual o auditiva, problemas respiratorios y problemas cardiacos que pueden ser tratados fácilmente y otros que requieren incluso una cirugía; este trastorno es ocasionado por la presencia de un cromosoma más en nuestra información genética. El retraso mental es una afección que se diagnostica antes de los 18 años de edad, esta incluye un funcionamiento intelectual por debajo del promedio y 41 carencia de destrezas importantes para el desempeño correcto de la persona. Se han establecido tres tipos de retraso mental: ➢ Retraso mental leve: suele pasar desapercibido en los primeros años de vida, son considerados como educables pues tienen la capacidad de desarrollar hábitos básicos, pueden comunicarse de una manera adecuada tanto escrita como verbalmente, aunque también en algunas áreas necesitara refuerzos. ➢ -Retraso mental moderado: presentan déficit somático y neurológico. Puede ser originado por anomalías genéticas y cromosómicas, encefalopatías, epilepsia y trastornos generalizados del desarrollo. Logran adquirir hábitos elementales que les permiten cierto grado de independencia, aunque muchas veces deben ser guiados en otras facetas. ➢ -Retraso mental grave: de etiología orgánica, con afectación en todas las áreas tanto somática, neurológica o sensorial, esto se da de manifiesto en los primeros años de vida. Necesitan de constante ayuda y supervisión para realizar las diferentes actividades, la comunicación es mínima y con defectos de pronunciación. De otro tipo entre otras discapacidades se pueden mencionar: Trastornos del aprendizaje, espectro autista, amputaciones, discapacidades físicas (sordera, mutismo). 2.4 PREVALENCIA DE DISCAPACIDAD EN MÉXICO Los cambios o transformaciones demográficas y epidemiológicas que vive gran parte de la población mundial, así como la promoción de una perspectiva de la discapacidad basada en los derechos humanos, han incrementado la necesidad de contar con información sobre las características y condiciones de vida de las personas con discapacidad. En nuestro país, la producción de estadísticas sobre discapacidad es una obligación de acuerdo con el Artículo 22 de la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad y el Artículo 31 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (INEGI, 2014). 42 En México, según los datos de la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (ENADID) del 2014, la prevalencia de la discapacidad en México es del 6%, es decir, 7.1 millones de habitantes del país tienen alguna dificultad para ver, escuchar, moverse, hablar, recordar, comunicarse, entre otras. Cabe señalar que el estado de Michoacán (4.4%) es una de las 7 entidades federativas donde se concentra prácticamente la mitad de la población con discapacidad en México (49.6%); las otras entidades son: Estado de México (14.6%), Jalisco (8.1%), Veracruz (7.5%), Ciudad de México (5.8%), Guanajuato (4.6%), y Puebla (4.5%) (INEGI, 2016). Los motivos que producen discapacidad en las personas pueden ser variados, pero el INEGI los clasifica en cuatro grupos de causas principales: nacimiento, enfermedad, accidente y edad avanzada. El 16% de la población que tiene discapacidad la adquirieron por herencia, durante el embarazo o al momento de nacer. En la actualidad el fenómeno de la discapacidad ha cobrado importancia por múltiples factores; entre ellos destacan, reconocer que la población que vive con esta condición también goza de los mismos derechos que el resto, evitar la discriminación y por la tendencia mundial al envejecimiento, en que puede ocurrir la disminución o perdida de la capacidad visual, auditiva, motriz, entre otras. Para entender la magnitud de la problemática de la discapacidad habría que revisar algunas cifras: Según la Organización Mundial de la Salud (2011) “más de mil millones de personas viven en todo el mundo con algún tipo de discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades en su funcionamiento”. Ese año, la discapacidad motriz fue el principal tipo de discapacidad reportado, la cual abarcó 2.6 millones de personas, esto es 37.32% de las PCD. Además, padecer una enfermedad fue la principal causa de las discapacidades, que alcanzó un promedio de 38.5% del total de discapacidades. Adicionalmente, también en 2014 se estimó que 19.1 de cada cien hogares del país, que representan a 6.14 millones de hogares, vivía al menos una persona con 43 discapacidad. Asimismo, había mayor presencia de hogares con PCD en los que tuvieron déciles de ingreso más bajos. Tal situación indica que la prevalencia de la discapacidad va en aumento; por lo tanto, deberán existir acciones encaminadas a contrarrestar los efectos negativos que de ello se deriven. Uno de los documentos mundiales que concibe el enfoque de derechos humanos es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD), en el cual México ha tenido una participación relevante, ya que la propuso, y en el 2007 la firmó y ratificó. Sin embargo, entró en vigor en 2008 a nivel mundial (OMS, 2011). Esta Convención se ha convertido en el máximo documento dirigido a este grupo poblacional, en el cual uno de sus principales objetivos es proteger y garantizar el disfrute de los derechos humanos y libertades fundamentales de quienes viven con esta condición (OMS, 2016). Además de que se puede considerar como la culminación de décadas de lucha de las personas con discapacidad y algunas organizaciones interesadas en promover que la discapacidad es inherente a los derechos humanos (ONU, s.f.). En el transcurso del tiempo, este grupo de población ha enfrentado múltiples problemas. Uno de ellos es su identificación para ser reconocido como tal, por la diversidad de criterios que se han establecido para determinarlo y por las transformaciones conceptuales que ha sufrido el término de discapacidad. Sin embargo, existen referentes internacionales que buscan estandarizar la medición del fenómeno, entre ellos destaca la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF, 2001) y en el año 2011 se editó una versión, la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud, versión para la Infancia y la Adolescencia (CIF-IA), que ofrece contenido específico y detalles adicionales para cubrir plenamente las estructuras y funciones corporales, actividades y participación, y entornos de especial importancia para los bebés, niños pequeños, niños mayores y adolescentes” (OMS y MSPSE, 2011). El marco conceptual para medir a la población con discapacidad que utiliza el Grupo de Washington es la CIF, referente más actual que se ha desarrollado y que sirve para distintos propósitos. Esto la convierte en el 44 marco de referencia mundial del actual paradigma del funcionamiento y la discapacidad. En esta clasificación se hace evidente el efecto positivo o negativo de diferentes elementos que repercuten en el funcionamiento de las personas: que van desde la estructura y funcionamiento corporal, la capacidad de realizar actividades, los productos y tecnologías, las características del entorno natural, el apoyo y las relaciones sociales, hasta las actitudes de la sociedad, servicios, sistemas y políticas (OMS y MSPSE, 2011), de manera que supera el alcance del modelo médico. Los trabajos del WG buscan cuantificar a la población con discapacidad a partir de identificar las dificultades que tiene la población en determinadas actividades. A nivel mundial se han desarrollado distintos instrumentos para captar a este grupo de población. Cada uno de ellos responde a objetivos específicos, pero todos basados en el enfoque de la CIF. 2.5 IMPACTO EN LOS PADRES ANTE EL DIAGNÓSTICO DE DISCAPACIDAD DE SU HIJO La adaptación de una persona con discapacidad a su familia y a su comunidad exige un esfuerzo de ambas partes por superar la situación desventajosa que, en ciertas áreas, impide la integración del individuo para llevar una vida social normal (Campadabal, 2001). Esta misma autora apunta que “la persona con algún tipo de discapacidad tiene una limitación funcional y una situación de desventaja en el ámbito social que se da cuando debe desempeñar los distintos papeles que la sociedad espera de los individuos” (Campadabal, 2001). Ahora bien, cuando la familia posee algún miembro con discapacidad, todos los demás integrantes de la misma sufren, en mayor o menor grado, una afectación. “Estas familias, además de enfrentarse con las mismas presiones sociales y demandas que las familias “normales”, se encuentran con unas demandas y necesidades específicas de educar a un niño con limitaciones” (Vega, 2003) 45 En realidad, ninguna familia se encuentra preparada para afrontar una situación de discapacidad, es decir, no tiene los suficientes conocimientos sobre la discapacidad que tiene que enfrentar, esta información la va a ir adquiriendo cada integrante de la familia, según la situación y el rol que a cada uno le toca vivir (pág. 155) Cada padre al momento de recibir la noticia del embarazo, idealizan a su hijo sano y sin ningún problema pero que pasa cuando se enteran de que no es lo que ellos esperaban, que tanto les afecta emocionalmente y que tan fácil les resultará aceptar el tener un hijo con discapacidad ya que esto no resulta fácil porque después de ello vienen cambios radicales en su vida cotidiana. En un estudio realizado por (Ortega, Torres, Reyes y Garrido, 2012), se indica que algunos de los cambios más comunes al tener un hijo/a con discapacidad son: la mayor demanda de atención, la generación de nuevos y elevados gastos económicos, la necesidad de ayuda profesional, el afrontamiento social, el aislamiento y los cambios de creencias. Dichos cambios surgen desde el momento de la noticia y perduran hasta que el niño o niña es adulto. En cuanto a los cambios en las relaciones familiares, los padres y hermanos reaccionan generalmente con decepción, enojo, culpa y depresión. Se afectan los roles y las actividades cotidianas, se le da más atención al niño/a con discapacidad y algunas veces se descuida a los demás integrantes de la familia. Los padres que forman parte de una familia en donde alguno de sus integrantes padece alguna discapacidad, son más vulnerables a situaciones de estrés, a cambios continuos en los roles dentro y fuera de la familia y a una mayor exigencia de tiempo. Las familias con hijos con necesidades especiales pueden experimentar, tanto efectos positivos, por ejemplo, reforzamiento de los lazos entre la pareja, revalorización del matrimonio, aumento de la autoestima, etc., como negativos, por ejemplo, crisis en la pareja, ruptura de lazos matrimoniales, agresiones físicas y psicológicas en el matrimonio. Los padres que tiene un hijo con discapacidad afrontan una crisis a partir del momento de la sospecha, misma que se acentúa con la confirmación del diagnóstico. Aquí podemos diferenciar entre dos tipos de crisis familiares, las crisis 46 accidentales y las crisis del desarrollo. Estas últimas son las involucradas en el tránsito de una etapa de crecimiento a otra por algún miembro de la familia, por ejemplo la que se da en la adolescencia. Por otro lado, las crisis accidentales se caracterizan porque tienen un carácter inesperado o imprevisto, por ejemplo los accidentes, las enfermedades, la muerte de un familiar, etc (Ortega, Torres, Reyes y Garrido, 2012) La confirmación del diagnóstico de la discapacidad de un hijo se enmarcaría dentro de una crisis accidental. Enfrentar esta crisis significa, para los padres, tanto la oportunidad de crecimiento y fortalecimiento como el peligro de padecer trastornos en algún de ellos o en sus relaciones. Ya que en cada familia el impacto es diferente, por lo que la capacidad de superarla variará de una a otra. La Federación de Asociaciones de Minusválidos Físicos y Orgánicos de la comunidad de Madrid (2008) señala que desde el momento en que una persona es diagnosticada con alguna discapacidad, los padres atraviesan distintos estados emocionales entre los cuales cabe señalar: ➢ Primera reacción (Shock): Este estadio produce un fuerte impacto que puede durar entre unos minutos hasta varios días. Por el contrario si los padres ya imaginaban o esperaban dicho diagnostico este estadio puede ser más leve. ➢ Negación: Estadio caracterizado por la no aceptación de la realidad que vive la persona misma o el familiar, aun después de haber recibido toda la información pertinente a la discapacidad. ➢ Reacción: Como se puede observar en las dos primeras fases la familia tiende a negar y explicar que es algo temporal o que simplemente no está ocurriendo; pero este estadio se da cuando ellos empiezan a aceptar la situación que viven, dándolo a conocer muchas veces con: enojo, culpa, depresión, reproche hacia los profesionales, entre otros. ➢ Adaptación y orientación: En este estadio, los padres toman conciencia de la realidad que se vive, optan por una postura más realista y abierta para 47 ofrecer y recibir sugerencias para sobrellevar de mejor manera la discapacidad. Luego de estas etapas regularmente las familias siguen un proceso de aceptación y conformidad; el tiempo de los estadios varía mucho pues depende mucho de la persona y la capacidad que esta tenga pues muchas veces se puede llevar ya un estadio tres o cuatro y volver a regresar al primero. En relación al impacto que están viviendo los padres la orientación familiar es fundamental porque sensibiliza a todos los integrantes sobre la nueva situación, explicando los por qué de ella y los cómo afrontarla, ya que es una situación inesperada. El tener un hijo con alguna discapacidad puede ser percibido como una fractura en el desarrollo “normal” de la relación familiar (FAMMA, 2008) 2.6 LA RESILIENCIA ANTE LA DISCAPACIDAD La resiliencia es la capacidad de adaptación, para encajar y resistir a los golpes sin rompernos, y así volver al estado inicial. Es rebotar y volver al centro de la esencia. Es la capacidad humana de superar la adversidad y al mismo tiempo la capacidad de reaccionar de una manera positiva (Kolb, 1973) El propio término de resiliencia adquiere una significación de mejora y crecimiento tras la vivencia del hecho en principio traumático o violento. Se entenderá la resiliencia por la cualidad humana de aceptar, y convertir una adversidad transformándola en mayor crecimiento interior y madurez (Calhoun y Tedeschi, 2001). De esta breve reseña descriptiva del concepto de resiliencia, podemos inferir la relación íntima entre este proceso y el ciclo vital de la persona con discapacidad. Nos referiremos, por otra parte, a cualquier discapacidad, ya sea intelectual, sensorial o motora, por estar la resiliencia presente en cualquiera de ellas debido a múltiples factores como la incomprensión social, la discriminación, o la comunicación (Palacios y Romañach, 2008). El primer contratiempo que recibe la familia es la comunicación de la condición de discapacidad de la criatura que, o bien ya ha nacido, o todavía está en período de gestación. Como afirman (Helff y Glidden, 1998) en una revisión extensa de las 48 investigaciones realizadas sobre las reacciones de la familia ante el nacimiento de un hijo o hija con discapacidad desde la década de los 70 del pasado siglo hasta la década de los 90 del mismo, la mayoría de los estudios se han centrado en conocer los aspectos negativos y el estrés causado por la experiencia. Cuando la discapacidad se manifiesta dentro del regazo familiar, detona una serie de condiciones particulares de carácter emocional tales como la incertidumbre y desconocimiento, o bien un desajuste psicológico, con cierto aturdimiento, entre el rechazo y la sobreprotección (Calero, 2012) por mencionar algunas. Este conjunto de emociones, sentimientos y acciones son suscitadas debido a la experiencia del enfrenamiento frontal con la realidad (en este caso la llegada de la discapacidad a un miembro de la familia), la cual no se esperaba. Pocas investigaciones, sin embargo, se han centrado en la posibilidad de respuestas positivas, quizás resilientes, ante lo que en principio supone una adversidad. Pues a pesar de encontrarse involucradas en una situación adversa y con un ambiente poco favorable generado por la discapacidad, los miembros que integran su grupo familiar logran no solo alivianar las dificultades que se presentan con el ser querido, sino que logran superarlas y que les ayudaran a encontrar aquellas herramientas que les ayudarán a hacer frente a las dificultades presentes Pocas investigaciones, sin embargo, se han centrado en la posibilidad de respuestas positivas, quizás resilientes, ante lo que en principio supone una adversidad (Calero, 2012). El concepto de resiliencia visto desde el plano de la discapacidad indica que las personas pueden mostrar comportamientos resilientes si cuentan con un solo punto de apoyo o una fortaleza, tal como señala Cyrulnik (2001) lo que se es en un momento dado. Basta que uno de estos medios falle para que todo se hunda, también es suficiente que haya un solo punto de apoyo para que la edificación pueda continuar. En este sentido la resiliencia no compete únicamente al niño con discapacidad si no también debe vincular a los diferentes miembros de la familia pues es necesario que ellos establezcan los recursos que les permitan sobrellevar de una manera más adecuada la situación para que se mantenga la armonía del grupo primario y así poder evitar la ruptura del núcleo familiar (Usme, s.f.). 49 La gran mayoría explican los rasgos, características y condiciones de las familias, muestran la dificultad que surgen de las demandas cotidianas, de ser padres, la soledad social, la depresión, los conflictos interpersonales, además de hacer una diferencia en la experiencia del diagnóstico que posea el hijo o hermano. Pero también muestran los valores, el optimismo, los recursos, la comunicación, la búsqueda de sentido a su experiencia y las fortalezas que desarrollan para enfrentar esta situación. Siendo esta última parte el foco de interés para la construcción de la resiliencia, debido a que este es un proceso que cuenta con aristas que van desde la vivencia de emociones y sensaciones negativas hasta las más positivas y significativas (Cyrulnik, 2001). 50 MÉTODO 51 MÉTODO Objetivo general - Identificar el nivel de resiliencia que presentan los padres de hijos con discapacidad que asisten al Centro de Atención Múltiple No. 56 Objetivos específicos - Detectar los principales factores de resiliencia que manifiestan los padres de hijos con discapacidad que asisten a un Centro de Atención Múltiple No. 56 - Describir los factores de resiliencia que manifiestan los padres de hijos con discapacidad, según el sexo. - Identificar los factores de resiliencia que manifiestan los padres de hijos con discapacidad de acuerdo con su estado civil. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Cuando a un hijo se le diagnostica una deficiencia, el entorno familiar sufre un fuerte golpe, y los padres experimentan diferentes fases psicológicas y emocionales que pueden variar según cada caso. En el momento en que se diagnostica una discapacidad a un niño, además de la propia realidad de la enfermedad, se debe tener en cuenta la fuerte repercusión que acomete en el entorno familiar, sobre todo en los padres del pequeño, que ven cómo todos los ámbitos de su vida cambian para siempre. Lo cual se debe a que las ilusiones y fantasías de los padres respecto a su hijo son muchas y el anuncio de la discapacidad supone el derrumbe de todas estas expectativas (Nuñez, 2003). En ocasiones al presentar circunstancias adversas, existen algunas que sobrepasan los límites cognitivos y emocionales dependiendo de la persona, y esta puede tener dos causas; ya sea positivo, cuando de dicho problema el individuo aprende y aprovecha para crecer más como persona, y la negativa cuando la persona afectada no le encuentra ninguna salida o solución al problema (Badilla, 1999). 52 Muchas familias en ocasiones no saben cómo reaccionar cuando se enfrentan a una situación difícil, ya que la discapacidad de una persona es un problema que afecta a todo el núcleo familiar porque son personas que reciben discriminación y esto lastima a la familia. Esto puede conllevar a crear respuestas negativas ante las circunstancias y disminuyendo los niveles de resiliencia que cada uno debería manejar. Garmezy (1991), menciona que el hablar sobre el término resiliencia suele ser de gran importancia y más cuando hacemos referencia hacia los padres de niños con discapacidades, ya que la resiliencia determina la capacidad que las personas tienen para superar situaciones adversas e incluso salir reforzadas de ellas. El ser resiliente es un fenómeno común en todas las personas, pero más aún en aquellos padres que presentan realidades poco favorables, ya que esto los obliga a encontrar la manera de poder superar la adversidad a la que se están enfrentando. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN ¿Cuál es el nivel de resiliencia que presentan los padres de hijos con discapacidad que asisten al Centro de Atención Múltiple No. 56? TIPO DE ESTUDIO La presente investigación es de tipo descriptivo ya que busca evaluar datos diversos sobre lo que se está investigando y solo son estudios observacionales en los cuales no se interviene o manipula el factor de estudio, (Hernández, Fernández y Baptista, 2003). Identificando el nivel de resiliencia de los padres que tienen un hijo con alguna discapacidad VARIABLE V1: Discapacidad Definición conceptual Es un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación. Las deficiencias son 53 problemas que afectan a una estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la participación son problemas para participar en situaciones vitales (Organización Mundial de la Salud, 2001) Definición Operacional Se tomó en cuenta aquellos padres con hijos que fueron diagnosticados con algún tipo de discapacidad y que se encuentran inscritos en el Centro de Atención Múltiple No. 56 V2: Resiliencia Definición conceptual Grotberg (1995) define la resiliencia como la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superándolas o incluso ser transformado y transformada por ellas. Es parte del proceso evolutivo y debe ser promovida desde la niñez. Definición Operacional La variable fue medida con la aplicación de la Escala de Resiliencia Mexicana (RE SI -M) (Palomar y Gómez, 2010), la cual consiste en un cuestionario de 43 ítems, formado por cinco factores: fortaleza y confianza en sí mismo, competencia social, apoyo familiar, apoyo social y estructura. POBLACIÓN Para realizar esta investigación se tomó en cuenta a padres y madres que tienen hijos con alguna discapacidad la cual se considera como una “restricción o falta (resultante de un impedimento) de la capacidad de realizar una actividad dentro del rango normal considerado normal para un ser humano (OMS, 2016) y que se encuentran inscritos en el Centro de Atención Múltiple No. 56 “Lic. Benito Juárez García” de Tejupilco Estado de México, en el ciclo escolar 2019-2020. 54 MUESTRA La muestra que se utilizó es no probabilística de tipo intencional ya que solo se aplicó a 20 padres de familia los cuales 7 fueron hombres y 13 mujeres con un rango de edad de 25 a 60 años, 15 de esos padres de familia con un estado civil casados y los otros 5 separados. Todos aceptaron participar de forma voluntaria, con el objetivo de conocer el nivel de resiliencia que cada uno de ellos presenta en sus cinco principales factores. INSTRUMENTO Para la presente investigación se utilizó la Escala de Resiliencia Mexicana (RESIM) desarrollada en 2010 por Palomar Lever y Gómez Valdez, forjado a partir de dos escalas de resiliencia americanas para población urbana, dicho instrumento desarrolla una adecuación de esas escalas para población mexicana y busca medir de manera multidimensional algunos de los factores que permiten a la persona afrontar y superar los problemas que se presentan diariamente, es lo que Suárez (2010) define como resiliencia. La escala contiene 43 preguntas, 4 opciones de respuesta en escala Likert (totalmente en desacuerdo, en desacuerdo, de acuerdo y totalmente de acuerdo) y evalúa la resiliencia partiendo de cinco dimensiones y una puntuación alta refleja fortaleza en cada una de ellas: • 1.- Fortaleza y confianza en sí mismo (preguntas 1 al 19). Este factor hace referencia a la claridad que tienen los individuos sobre sus objetivos, al esfuerzo que hacen para alcanzar sus metas, a la confianza que tienen en sí mismos de que van a tener éxito, optimismo, y tenacidad con la que enfrentan sus retos. • 2.- Competencia social (preguntas 20 al 27). Se refiere a la competencia de los individuos para relacionarse con los demás, facilidad para hacer amigos, hacer reír a las personas y disfrutar de una conversación. 55 • 3.- Apoyo familiar (preguntas 28 al 33). Está referido a las relaciones familiares, al apoyo que brinda la familia al individuo, también a la lealtad entre los miembros de la familia y la existencia de visiones similares de la vida, así como la existencia de tiempo compartido. • 4.- Apoyo social (preguntas 34 al 38). Referido a los vínculos existentes entre el sujeto y un conjunto definido de personas con las cuales es factible el intercambio de comunicación, confianza, tal como el apoyo de amigos en momentos difíciles, personas dispuestas a ayudar, dar aliento y se preocupen por el individuo. • 5.- Estructura (preguntas 39 al 43). Relacionado con la capacidad de las personas para organizarse, planificar actividades y el tiempo, así como tener reglas y actividades aún en momentos difíciles. La escala presenta una consistencia total α de Cronbach de 0.93, que explica 43.60% de la varianza. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN La presente investigación se realizó de tipo no experimental ya que no se está interviniendo para modificar la variable, sino que se generaron observaciones para analizarlas, y posteriormente se utilizó una medición transversal porque los datos fueron obtenidos de solamente una única aplicación de un cuestionario de resiliencia que mide 5 factores, para identificar la capacidad de superación por parte de los padres de familia ante el impacto de tener un hijo con discapacidad CAPTURA DE INFORMACIÓN Para la realización de esta investigación, en primer lugar, se recopiló la información teórica de lo que es resiliencia y discapacidad, investigando los conceptos básicos de estos términos, y posteriormente se presentó en el Centro de Atención Múltiple no. 56 de donde se tomó en cuenta la población, obteniendo los datos más relevantes mediante la aplicación de la Escala de Resiliencia Mexicana identificando los factores de resiliencia que presentan los padres de hijos con discapacidad los cuales se concentraron en una base de datos. 56 Aplicándolo de manera individual y siguiendo los lineamientos de la escala, dando a conocer que la información brindada sería utilizada solamente para fines académicos y que los resultados obtenidos serían de completa confidencialidad. PROCESAMIENTO DE INFORMACIÓN Una vez aplicada la Escala de Resiliencia Mexicana, la información que se recolectó fue capturada mediante el Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) en su versión 23.0 utilizando la estadística descriptiva mediante la obtención de la media por género y estado civil para finalmente representar los resultados obtenidos mediante gráficas. 57 RESULTADOS De acuerdo con lo acontecido durante la investigación y con el estudio a los 20 padres de familia de hijos con discapacidad, y con el apoyo del instrumento de escala de resiliencia mexicana se pudo obtener las características de los niveles de resiliencia. La tabla 1 presenta las características del grupo que se investigó el cual en su mayoría: Tabla 1. Características de la muestra Características Sexo Estado Civil Edad Frecuencia Hombres 7 Mujeres 13 Casados 15 Separados 5 25-40 11 41-60 9 Fuente: Elaboración propia. En la tabla anterior se muestra las características de la población que se tomó en cuenta en la investigación, donde 7 de las personas estudiadas fueron hombres, 13 mujeres, dando un total de 20 personas investigadas. Podemos observar que 15 personas del total tienen de estado civil casado y 5 separados; las edades en las que oscilan las personas investigadas, 11 que es su mayoría van de entre 25 a 40 años, y el restante que corresponde a 9 personas, tienen una edad de entre 41 y 60 años de edad. 58 60 50 40 30 20 10 0 Nivel de Resiliencia en Mujeres Nivel de resiliencia en hombres Alto Moderado Bajo 30.8 53.8 15.4 14.3 42.9 42.9 Figura 1. Nivel de resiliencia en padres de familia de acuerdo al sexo De acuerdo con la figura 1 se observa que el 53.8% de mujeres madres de familia que tienen un hijo con discapacidad presentan un nivel de resiliencia moderado y el 15.4% presentan un nivel de resiliencia bajo. Por otro lado, el 42.9% de los padres de familia presentan un nivel de resiliencia moderado y el 14.3% un nivel de resiliencia alto. 59 70 60 46.7 50 40 30 26.7 26.7 20 10 0 Alto Moderado Bajo Nivel de Resiliencia en Padres Casados 26.7 46.7 26.7 Nivel de Resiliencia en padres separados 20 60 20 Figura 2. Nivel de resiliencia en padres de familia de acuerdo con su estado civil En la figura 2 se presenta el nivel de resiliencia de acuerdo con su estado civil, en base a los resultados se muestra que el 46% de los padres de familia que son casados tienen un nivel de resiliencia moderado, mientras que un 26.7% tienen un nivel de resiliencia bajo. Por otra parte se muestra que el 60% de los padres de familia que están separados cuentan con un nivel de resiliencia moderado y un 20% con un nivel bajo. 60 3.3 3.2 3.1 3 2.9 2.8 2.7 Fortaleza y Confianza en si mismo Media 3.11 Competencia Social Apoyo Familiar Apoyo Social Estructura 2.98 3 3.26 2.9 Figura 3. Factores de Resiliencia que predominan en los padres de hijos con discapacidad que asisten a un Centro de Atención Múltiple. En la figura 3 se observa que el factor predominante en los padres de familia es el de Apoyo Social con una media de 3.26 y el factor que menos predomina es el de Estructura, con una media de 2.90. 61 3.2 3.1 3 2.9 2.8 2.7 2.6 2.5 2.4 Fortaleza y Confianza en si mismo Hombres 3 Mujeres 3.1 Competenci a Social Apoyo Familiar Apoyo Social Estructura 2.8 3.1 3.2 2.7 3 2.9 3.2 2.9 Figura 4. Factores de resiliencia que predominan en padres de familia de acuerdo con el sexo. En la figura 4 se muestra que el factor predominante tanto en padres como madres de familia de un hijo con discapacidad es el de Apoyo Social con una media de 3.20, por otro lado, el factor de resiliencia menos predominante en hombres fue el de Estructura con una media de 2.74 en cambio en las menos el factor con menos puntaje fue el de Apoyo Familiar, con una media de 2.93. 62 3.5 3 2.5 2 1.5 1 0.5 0 Fortaleza y Confianza en si mismo Casados 3.2 Separados 2.8 Competenc ia Social Apoyo Familiar Apoyo Social Estructura 3 2.9 3 2.9 3.3 3.1 2.9 2.7 Figura 5. Factores de resiliencia que predominan en padres de familia de acuerdo con su estado civil De acuerdo con su estado civil, en esta gráfica se presenta cual es el factor que más predomina entre los padres de familia que están casados y los que son separados, mostrándose que el factor de Apoyo Social es el más relevante en ambos, con un resultado de 3.3 en padres de familia casados y 3.1 en padres separados. Mientras que el factor con una media más baja es el de Estructura con una media de 2.9 en los padres casados y 2.7 en aquellos padres que se encuentran separados. 63 DISCUSIÓN Nadie está preparado para recibir la noticia del nacimiento de un hijo con discapacidad, lo que implica un impacto profundo en los padres después de idealizar un hijo perfecto. Suele presentarse una serie de sentimientos en el momento lo que impide que se pueda entender la situación que se está viviendo y que en ocasiones los paraliza. En las familias, además de luchar por el desarrollo de todas las capacidades del hijo con discapacidad, debemos continuar con nuestra independencia habitual (Córdoba y Soto, 2007). Sarto (2001), menciona que el nacimiento de un hijo con discapacidad supone un shock a nivel familiar ya que se percibe como algo inesperado. La pérdida de expectativas ante la evidencia de la discapacidad produce un gran impacto en todo el núcleo familiar, en los dos progenitores, hermanos, abuelos, tíos, donde la reacción de los mismos acentuará o atenuará la vivencia. Por lo tanto, Schorn (2008), alude al tema de la discapacidad y las repercusiones que acarrea en la familia, afirmando que la discapacidad no es una enfermedad, aunque sí puede ser una secuela de la misma. Tampoco es un síntoma que desaparecerá con el tiempo, sino que la define como una marca. Marca real que acompañará a ese niño, adolescente y luego adulto por el resto de la vida. Cuando se conoce el diagnóstico del médico de que su hijo padece una discapacidad motriz, sensorial o mental afecta psicológicamente a los padres de manera inesperada, del cual muchas veces se recuperan después de un largo tiempo, pues a muchos padres les resulta fácil sobrellevar esta noticia, mientras que a otros se les dificulta el aceptar que su hijo tiene una discapacidad. Esto se debe a que ningún padre está preparado para recibir tal noticia, no es una realidad esperada, y por tanto repercute de diversas maneras a lo largo del desarrollo del niño, pues se resisten a que su hijo reciba una atención especial, en ámbitos educativos, sociales y de salud. Las personas que viven situaciones muy adversas pueden sufrir consecuencias muy serias en su desarrollo psicológico, sin embargo, se ha podido constatar que 64 algunos individuos logran no solo superar la adversidad, sino incluso salir fortalecidos de ella. A estas personas se les llama resilientes. De acuerdo a Reivich y Shatté (2002), la resiliencia no es unidimensional o un atributo dicotómico que las personas tienen o no tienen; implica la posesión de múltiples habilidades en varios grados que ayudan a los individuos a afrontar. El punto central de la investigación estuvo enfocado en conocer el nivel de resiliencia que presentan los padres de hijos con discapacidad. Para obtener dichos resultados se tomó en cuenta la Escala de Resiliencia Mexicana (RESI-M). El instrumento cuenta con 5 factores predominantes para conocer la resiliencia de la persona, entre ellos son: Fortaleza y Confianza en sí mismo, Competencia Social, Apoyo Familiar, Apoyo Social y Estructura. A partir de los datos encontrados, se puede observar que los padres de familia participantes en la investigación poseen un nivel de resiliencia moderado, esto puede indicar que muestran características favorables que les permiten dotar de sentido su vida y que los posibilita a enfrentar los desafíos que se les impone (González, Nieto y Valdez, 2011). Implica que han logrado adaptarse, equilibrar las competencias particulares y afrontar de forma positiva desde sus propias y singulares realidades, compaginando también aspectos internos y externos, mediante un proceso donde le otorgan significado y sentido a la vivencia de la discapacidad en la familia; haciendo de esto una plataforma para la cimentación de la resiliencia. El hecho de que los padres presentaran un nivel de resiliencia moderado, posiblemente se debe a que cuentan con mayor seguridad, confianza, apoyo familiar y autoestima. A su vez reportaron que los adultos presentan un nivel de resiliencia moderado a alto. Esto puede deberse a que la resiliencia es una capacidad que se desarrolla a través de procesos dinámicos durante los ciclos de vida (Manciaux, 2003). Con base a lo anterior y tomando en cuenta los objetivos planteados tal como identificar el nivel de resiliencia que presentan los padres de hijos con discapacidad se encontró en esta investigación que más de la mitad de las 65 mujeres madres de familia participantes, poseen un nivel de resiliencia moderado, al igual que los padres quienes poseen una moderada capacidad de resiliencia, pero el porcentaje de ellos es menor que el de las madres. Según (Groterberg, 2001) la resiliencia está relacionada al desarrollo y crecimiento humano incluyendo diferentes etarias y el género y que incluso el nivel de resiliencia puede cambiar en cuanto al sexo. Por otra parte, en una investigación hecha por Prado Álvarez y Águila Chávez (2003) se encontró que no existen diferencias significativas entre ambos sexos, en las puntuaciones totales de resiliencia, pero se determinó que en el grupo no resiliente la mayoría eran mujeres. Además, que las mujeres presentaron en mayor medida un factor protector por encima de los restantes El tener una buena capacidad de resiliencia se debe a que ellas cuentan con mayor seguridad, autoestima, filiación, altruismo y a su vez consideran a la familia como un apoyo en una situación como lo es tener un hijo con discapacidad y/o condición especial (Walsh, 2004). Cada persona posee un distinto nivel de resiliencia, puede depender del sexo, estado civil, edad, entre otras. Consistentemente que el hecho de ser mujer es considerado como una variable protectora, mientras que el ser hombre representa una mayor vulnerabilidad al riesgo (Klotiarenco, Cáceres y Fontencilla, 1996; Prado y Del Águila, 2003 Vera, 2004). Respecto a lo anterior, se tiene que ellas reflejan la dimensión seguridad personal de resiliencia, lo que indica que poseen una adecuada confianza y sentido de competencia para la solución de problemas (González-Arratia, y Valdez, 2008). De acuerdo con los resultados, dentro de los factores de resiliencia que presentan los padres de familia de hijos con discapacidad, se observó que tanto hombres y mujeres recurren a los 5 factores de resiliencia pero se destacaron puntuaciones altas en el factor de apoyo social, que se refiere, a la interacción social que establece el adulto con sus amistades y conforma un nuevo factor protector externo destacado, en tanto provee un soporte afectivo adicional y aún más, en algunos casos, suple las falencias del grupo familiar disfuncional, el grupo actúa 66 como un agente de socialización, en el cual el adulto pone en práctica conductas, destrezas y roles que contribuyen a la formación de su propia identidad (Florenzano y Valdés, 2005; Melillo, 2007). Lorenzo (2010) afirma que es importante destacar y aclarar que el equilibro entre los factores o apoyos de resiliencia nunca es total, siempre hay uno de ellos que tiene mayor fuerza que otro. Pero en la medida en que todos o (una buena cantidad de ellos) tengan su protagonismo, la resiliencia alcanzará su cometido. Esto quiere decir que los sujetos suelen apelar siempre a este factor para enfrentar y superar las diversas situaciones adversas que les toca vivir. La influencia de la sociedad puede ser positivamente determinante en el desarrollo de la autoestima y habilidades en la resolución de problemas, lo que facilita el desarrollo de la resiliencia (Florenzano y Valdés, 2005; Krauskopf, 2007; Melillo, 2007). Por su parte (Vesga y de la Ossa, 2013) han referido que para comprender la resiliencia hay que analizarla desde la relación con la adaptabilidad, posteriormente con la idea de capacidad, luego con el énfasis en la combinación de factores internos y externos, para que finalmente se denomine adaptación y proceso. De igual forma en este grupo se encontró que uno de los factores protectores que contribuyen a la resiliencia es la familia, que se constituye de vínculos afectivos que le ofrecen seguridad, estabilidad y apoyo proporcionado por al menos un adulto, (González-Arratia, y Valdez, 2008). Apoyando esto (Munist Santos, Kotliarenco y Cols, 1998), consideran que la familia es un factor protector externo o ambiental que promueve la resiliencia. De acuerdo con los resultados obtenidos se refleja que el factor de apoyo familiar es más predominante en los hombres y en las mujeres es el factor de fortaleza y confianza en sí mismo. Por su parte, Liello (2009), afirma que en el caso de las familias que experimentan la discapacidad en un hijo, en su propio proceso de la construcción de la resiliencia, es determinante organizarse en torno a las circunstancias que viven, de modo particular la discapacidad. Esto genera en los integrantes y la familia en sí misma una mayor adaptación al hijo, con lo cual como grupo se permiten crear 67 una visión donde puede avanzar y vencer la adversidad, la cual les permite desarrollar una interrelación única como familia, donde los vínculos de carácter social propician un clima favorecedor (Muñoz y De Pedro, 2005). De modo que la manera de afrontar la adversidad es el primer escalón en la construcción de la resiliencia. Los padres de familia que obtuvieron Apoyo Social reflejaron que se sienten apoyados por los demás, tanto en el núcleo familiar, por amigos entre otros. Esto se debe a la que la sociedad actual ya no sigue discriminando a las personas con discapacidad como solía verse años atrás. De modo que hay evidencia de la importancia en la construcción de lazos con otros seres humanos, en un primer momento con la familia y posteriormente las personas importantes de la comunidad a la que pertenecen. Esto genera vínculos que les dan robustez a los padres de familia, así como les fortalece empoderándolos en su experiencia. Por otra parte en relación a los objetivos específicos planteados, en cuanto al nivel de resiliencia de acuerdo al estado civil se encontró en los resultados que el 27 % de padres de familia casados presentan un nivel de resiliencia alto, el 46 % presentan un nivel de resiliencia moderado y el otro 27 % un nivel bajo, observándose que la gran mayoría de padres de familia presentan un nivel de resiliencia moderado lo cual puede indicar que cuentan con mayor seguridad, poseen la capacidad de reaccionar y luchar contra las adversidades así como también reponerse juntos antes las situaciones difíciles Por otro lado en cuanto a los padres de familia separados se encontró que el 20 % presenta un nivel de resiliencia alto, el 60 % un nivel de resiliencia moderado y el 20 % restante presentan un nivel de resiliencia bajo. Observándose que son más los padres separados quienes presentan un nivel de resiliencia moderado. Por lo tanto podemos decir que no es fácil el aceptar que un hijo tiene una discapacidad, sin embargo existe la forma de ir sobrellevando la situación, es cuestión de analizar el contexto y la sociedad, pues para muchos se piensa que por el hecho de estar en un vínculo familiar como es el matrimonio se puede facilitar el aprender a vivir con un hijo discapacitado, sin embargo observamos en los 68 resultados que en muchas ocasiones son las mujeres separadas quienes aprenden a vivir con el hecho de tener un hijo con discapacidad, pues son ellas quienes más atención, y cuidados dan a su hijo. Pues como se observó, el factor predominante para la aceptación fue el apoyo social pues en ocasiones te sientes más con el apoyo de amigos que con los de la familia. Aunque tampoco se deja de lado el apoyo familiar, pues es parte fundamental del proceso de aceptación y adaptación. 69 CONCLUSIONES Con base a los resultados obtenidos en la presente investigación se concluye lo siguiente: ➢ Se cumplieron con los objetivos de la investigación. ➢ De acuerdo con el objetivo general de la presente investigación se encontró que tanto como padres y madres poseen un nivel de resiliencia moderado. ➢ En relación con los factores de resiliencia que manifiestan los padres de familia se destacaron más el de Apoyo Social, Fortaleza y Confianza en sí mismo y Apoyo Familiar. ➢ El factor más predominante a nivel general entre los padres de familia fue el de Apoyo Social. ➢ En cuanto al sexo se encontró que las mujeres poseen mayor nivel de resiliencia, principalmente en los factores de Apoyo Social y Fortaleza y Confianza en sí mismo. ➢ Referente al estado civil, menos del 50% de padres de familia casados poseen un nivel de resiliencia moderado, obteniendo mayores resultados en los factores de resiliencia de Apoyo Social y Fortaleza y Confianza en sí mismos. ➢ Más del 50% de los padres de familia separados presentan un nivel de resiliencia moderado y obtuvieron mayor puntaje en los factores de resiliencia de Apoyo Social y Apoyo Familiar. 70 SUGERENCIAS La resiliencia es la habilidad emocional, cognitiva y sociocultural para reconocer, enfrentar y transformar constructivamente situaciones que causan daño o sufrimiento, o amenazan el desarrollo personal. Por lo que brindar y recibir afecto, fortalecer los vínculos con los otros e identificar qué elementos nos ayudan a superar los problemas y situaciones adversas nos convierte en personas resilientes, es decir, seres humanos con capacidad para actuar de manera positiva ante las adversidades. ➢ Proponer a la institución un programa de intervención para la fomentación de resiliencia como parte de su diseño curricular. ➢ Implementar talleres o conferencias en el CAM no. 56 en donde se brinde información o atención a los padres de familia cuya resiliencia fue baja, para que acepten la situación de tener un hijo con discapacidad y generen una buena resiliencia. ➢ Impartir talleres y conferencias en donde se refuercen los cinco factores de la resiliencia para que los padres tengan un mejor afrontamiento ante las adversidades. ➢ Desarrollar otro tipo de investigación, pero con padres que sus hijos no pertenezcan a alguna institución como el CAM ya que en muchos casos no aceptan la situación que están viviendo con sus hijos, y es por ello que no los inscriben a este tipo de instituciones. ➢ Realizar un proyecto de investigación de este tipo, pero en donde se incluya a todo el núcleo familiar. ➢ Fomentar la creación de una institución privada que pudiera atender este tipo de situaciones con los padres de familia que les resulta difícil construir una buena resiliencia. ➢ Ofrecer a los padres de niños con discapacidades un espacio de expresión para poder despejar dudas, comentarios, sugerencias y aprender herramientas para enfrentar de mejor manera la discapacidad que viven 71 como familia y así mantenerse más tranquilos para evitar tensiones que contribuyan a su inestabilidad emocional. ➢ Impulsar a los padres para que, así como los niños asisten a terapia, ellos también puedan asistir a consulta psicológica para que el proceso de negación se lleve en menor tiempo y así puedan ser un mejor apoyo para sus hijos. ➢ Entrega de material como trípticos y folletos en donde se hable acerca de cómo fomentar una buena resiliencia. ➢ Taller de acompañamiento familiar no solamente a los padres sino en donde se incluyan a todos los miembros de la familia con apoyo psicológico. ➢ Implementar mesas redondas en donde puedan compartir experiencias, sugerencias y comentarios con otros padres y así generar una buena resiliencia grupal. 72 REFERENCIAS Amate, A. y Vázquez, A. . (2006). Discapacidad en América Latina. Washington : Organización panamericana de salud . Aracena, M, Castillo, R y Róman, F. (09 de 10 de 2005). Resiliencia al maltrato fisico . Obtenido de ehue.csociales.uchile.cl/psicologia/publica/resiliencia_maltrato.pdf Aramayo, M. (2001). La persona con discapacidades y su familia. Una evaluación cualitativa . Caracas : Humanidades y Educación . Asamblea nacional . (Marzo de 2006). Ley para las personas con discapacidad . Obtenido de web http://www.cultura-sorda.eu Badilla, H. (1999). Las experiencias de resiliencia como eje para un trabajo social alternativo . Costa Rica : Escuela de trabajo social . Calero, J. (2012). "La primera noticia" en familias que reciben un hijo con discapacidad o problemas en el desarrollo . EDETANIA , 41,45-56. Calero, J. (2012). La "primera noticia" en familias que reciben un hijo con discapacidad o problemas en el desarrollo. Algunas estrategias de afrontamiento . EDETANIA, 41, 45- 56. Calhoun, G y Tedeschi, G. (2001). Crecimiento postraumatico: las lecciones positivas de la pérdida. En Reconstrucción del significado y la experiencia de la pérdida (págs. 157-172). Asociación americana de psicología. Campabadal, M. (2001). El niño con discapacidad y su entorno . Costa Rica : EUNED. Casarella, J. (2005). Sexualidad y Discapacidad. Buenos Aires : Miño y Davila . Clasificación internacional del funcionamiento de la discapacidad y de la salud . (2016). Personas con discapacidad . México : CIF. 73 Cyrulnik, B. (2001). La maravilla del dolor: El sentido de la resiliencia. España: Granica. Diario Oficial de la Federación . (2012). Situación de las personas con discapacidad en México . México : DOF. Eguiluz, L. . (2003). Dinámica de la familia. Un enfoque psicológico sistemico . México : Pax . Egea, G. y Sarabia, S. (2001). Visión y modelos conceptuales de la discapacidad. Discapacidad e iniciativas sociales , 1-20. Federación de asociaciones de minusvalidos físicos y orgánicos de la comunidad de Madrid. (2008). Derechos de los niños con discapacidad. Madrid: Edita. Fernandez, A y Rodriguez, C. (2009). Quiero adoptar: todo sobre adopción internacional . Barcelona: Edita. Florenzano, R. y Valdés, M. (2005). El adolescente y sus conductas de riesgo . Santiago : Ediciones Universidad Católica de Chile . Gamboa, S. (2008). Resiliencia: juego . Buenos Aires : Edita . García, M. y Domínguez, E. . (2013). Desarrollo teórico de la resiliencia y su aplicación en situaciones adversas. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 63-77. Garmezy, N. (1991). Resiliencia y vulnerabilidad a resultados de desarollo adversos . Mcgraw. Gónzalez, I, Nieto, D y Valdez, L. (2011). Resiliencia en madres e hijos con cáncer. Psicooncología, 113-123. Gónzalez, I. (2005). Resiliencia y factores protectores en menores infractores en situacion de calle. Psicología y Salud , 49-62. Gónzalez, N, Nieto, D y Valdez, L. (2008). Resiliencia en adolescentes mexicanos. Enseñanza e Investigación en Psicología, 41-52. 74 Grau, C. . (2013). Fomentar la resiliencia en familias con enfermedades crónicas pediatricas . Revista Española de Discapacidad , 195-212. Grotberg, E. . (2006). La resiliencia en el mundo de hoy . Obtenido de http://cuspide.com/9788497841382/La resiliencia en el mundo de hoy Grotberg, E. (1995). La resiliencia en el mundo de hoy. España: Gedisa. Grotberg, E. (2001). Nuevas Tendencias en Resiliencia. En A. M. Ojeda, Resiliencia: Descubriendo las propias fortalezas (págs. 19-30). Buenos Aires: Paidós. Gruhl, M. (1993). El arte de rehacerse la resiliencia. Barcelona E: Sal terrae . Guedeney, A. (2009). Los primeros determinantes de la resiliencia. México . Helff, M y Glidden, M. (1998). más positivo o menos negativo? tendencias en la investigación sobre la adaptación de familias que crían niños con discapacidades del desarrollo. En Retraso mental (págs. 457-464). Hendersson, N. y Milstein, M. (1998). Ambitos de resiliencia . Buenos Aires: Paidos. Hernández, R., Fernández C. y Baptista, P. (2003). Metodologia de la investigación . Colombia: Mcgraw Hill. INEGI. (2014). Convencion Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Instituto Nacional de Estadistica y Geografia . (2010). En Informacion de México para niños . Obtenido de ttp://cuentame. inegi.org.mx/población/discapacidad.aspx Instituto Nacional de Estadistica y Geografia. (2016). Conteo de población y vivienda de personas con discapacidad. México: INEGI Jiménez, L. (1992). La discriminación por motivos de discapacidad. Discapacidad, sociedad e inclusión , 47. 75 Kateb, E. (2011). Como vencer la adversidad . España : Robinbook. Kolb, L. (1973). Resiliencia: siquiatría Clínica Moderna. México : La Prensa Médica Mexicana. Kotliarenco, M. Cáceres, I. y Fontencilla, M. (1997). Estado del Arte en Resiliencia . Washington : Organizacion Paramericana de la Salud . Kotliarenco, M., Cáceres, I, y Fontencilla, M. (1996). Estado de Arte en Resiliencia . Obtenido de http://www.resiliencia.cl/starte.pdf Ledesma, A. (2008). La imagen social de las personas con discapacidad. Madrid: Cinca. Liello, J. (2009). El concepto de resiliencia aplicado en niños con algun tipo de discapacidad. Obtenido de Tesis en línea: http://www. psicoadolescencia. com. ar/docs/final7. pdf). López, M. (1996). La resiliencia y su relación con la educación. Obtenido de http://es.scribd.com/doc/36370583/aproximacion-alconcepto-de-resilienciay-su-relacion-con-la-educación. Lorenzo, R. . (2010). Resiliencia. Nuestra capacidad de recuperación ante los obstáculos. Buenos Aires : Editorial Andromeda. Manciaux, M. . (2003). La resiliencia: resistir y rehacerse . Barcelona : Gedisa . Manciaux, M., Vanistendael, S., Lecomte, J. y Cyrulnik, B. (2003). La resiliencia: estado de la cuestión. En La resiliencia resistir y rehacerse . Barcelona: Gedisa. Masten, A y Powell, J. (2007). Un marco de resiliencia para investigacion, politica y practica. En Resiliencia y Vulnerabilidad (págs. 1-25). EE.UU: En S. Luthar. Melillo, A. y Suarez, O. (2002). Resiliencia y Aprendizaje. Buenos Aires: Reddel . 76 Menvielle, E. . (1994). Resiliencia y familias centroamericanas en los Estados Unidos. EE.UU. Merchan, B. (2013). Barreras a personas con discapacidad . Colombia : Hikma. Munist, M., Santos, H. y Kotliarenco, M. (1998). Manual de identificación y promoción de la resiliencia . Organización panamericana de la salud. Muñoz, P. (2006). Construccion de sentidos del mundo de la discapacidad y personas con discapacidad. Colombia: 1 edición. Muñoz, P. (2010). Discapacidad: contexto, concepto y modelos. Colombiana de derecho internacional, 381-414. Múñoz, V. y De Pedro, F. (2005). Educar para la resiliencia. Un cambio de mirada en la prevención de situaciones de riesgo Social. Complutence de educación , 107-124. Nuñez, B. (2003). La familia con uno hijo con discapacidad: los conflictos familiares . Obando, O., Villalobos, M. y Arango S. (2010). Resiliencia en niños . Colombia: Repositorio institucional. Organizacion Mundial de la Salud . (2001 ). Informe Mundial de la Discapacidad . México : Informe . Organizacion Mundial de la Salud [OMS]. (2011). Discapacidad y Rehabilitacion. Obtenido de Informe Mundial sobre la Discapacidad: http://www.who.int/disabilities/world_report/2011/ report.pdf?ua=1 Organización Mundial de la Salud [OMS]. (2016). Medición de la Salud y la Discapacidad. Obtenido de int/iris/bitstream/10665/170500/1/9874573309_spa.pdf 77 http://apps.who. Organización Mundial de la Salud [OMS] y Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. (2001). Clasificacion internacional del funcionamiento, de la discapacidad y de la salud. Madrid, España. Ortega, M, Torres, V, Reyes, L y Garrido, G. (2012). Actitudes de los padres en la sociedad actual con hijos e hijas con necesidades especiales . Psicología y Ciencia Social , 21-32. Osborn, A. . (1996). ¿Cuál es el valor del concepto de resiliencia para la política y la intervención? Londres: Oficina Católica Internacional del Niño. Ovando, L, Villalobos, E y Arango, L. (2010). Resiliencia en niños con experiencias de abandono. Acta Colombiana de Psicología, (págs. 149-159). Colombia . Pacay, M. (2004). La discapacidad es asunto de todos. Guatemala: Prensa libre 35. Palacios, A y Romanach, J. (2008). El modelo de la diversidad: una nueva visión de la bioética desde la perspectiva de las personas con diversidad funcional (discapacidad). Sociologíca de pensamiento crítico , 37. Palomar, J. y Gómez, N. . (2010). Desarrollo de una escala de medición de la resiliencia con Mexicanos . interdisciplinaria . Peralta, S. . (2005). Conductas resilientes. ilustrados . Poletti, R y Dobbs, E. (2002). La resiliencia: el arte de resurgir a la vida . Prado, R y Águila, M. . (2003). Diferencia en la resiliencia según género y nivel socioeconomico en adolescentes . Persona , 179-196. Puig, G. y Rubio, J. . (2011). Manual de resiliencia aplicada . España: Gedisa . Ramirez H. (1995). LA RESILIENCIA. Obtenido de www.geocities.com/centrotecnicas/ Reivick, K y Shatte, A. . (2002). El factor resiliencia: 7 habilidades imprescindibles para superar los obstaculos inevitables de la vida . Libros de Broadway . 78 Rendo, A. y Vega, V. (2008). Convivencia y diversidad . Buenos Aires : UCS. Ripollés, T. (2008). La discapacidad dentro del enfoque de capacidad y funcionamientos . Revista de iberoamericana de filosofia, politica y humanidades , 64-90. Riso, W. . (2009). Terapia cognitiva, creencias, memoria, percepción. Barcelona: 1era edición. Rodríguez, B. . (2009). La resiliencia. Revista Faceta Humana, 291-302. Rousseau, S. . (2012). La resiliencia: vivir feliz a pesar de. Barcelona: Edita. Rutter, M. (1985). Resiliencia ante la adversidad: Factores protectores y resistencia a los trastornos psiquiatricos. Revista de psiquiatria, 598-611. Rutter, M. (1992). Mentes en desarrollo: desafío y continuidad en todo. Gran Bretaña: Penguin Books. Rutter, M. (1993). Resiliencia: algunas consideraciones conceptuales . Revista de salud del adolescente , 626-631. Sánchez, S. (2003). Resiliencia. . Obtenido de Como generar un escudo contra la adversidad: www.resiliencia.cl/investig/ Sarabia, E. y. (2001). clasificacion internacional de deficiencias . Sarabia,Egea. (2001). Clasificacion Internacional de Deficiencias. Discapacidades y Minusvalias. Sarto, M. (2001). "Familia y Discapacidad" . III congreso la atención a la diversidad en el sistema educativo. Salamanca: INICO. Schorn, M. (1999). Discapacidad: Una mirada distinta, una escucha diferente. Buenos Aires. Schorn, M. (2008). Discapacidad: una mirada distinta, una escucha diferente. Buenos Aires. 79 Seoane, A. (2011). ¿Qué es una persona con discapacidad? . Agora , 143-161. Siebert, A. (2007). La resiliencia: construir en la adversidad: cómo dominar el cambio, sobrevivir a la presión y recuperarse de los contratiempos. Barcelona: Alienta. Silas, C. (2008). Resiliencia en la educacion básica mexicana. Revista mexicana de investigación educativa, 1255-1279. Suarez, E. . (1997). Perfil del niño resiliente . Resiliencia en niños . Suarez, E. (1995). Resiliencia o capacidad de sobreponerse a la adversidad. Medicina y Sociedad. Thomas, A. y Chess, S. (1970). Bondad de ajuste . Washington : sciliterature. UNAM. (2011). Productores y directores. VII congreso Resiliencia . México : Video en línea . Vanistendael, S. (2002). Resiliencia: capitalizar las fuerzas del individuo. Ginebra. Vanistendael, S. . (1994). Resiliencia: algunas cuestiones clave. Malta . Vanistendael, S. . (1995). Cómo crecer superando los percances: resiliencia capacitar las fuerzas del individuo. Suiza : Ginebra. Vega, B. (2003). Resistir y rehacer . Obtenido de Una conceptualización de la experiencia traumatica desde la psicología: www.psicologíapositiva.com Verdugo, M. A. . (2003). Personas con Discapacidad . México : Perspectivas psicopedagogicas y rehabilitadoras . Vesga, C. y De la Ossa, E. . (2013). Desarollo teórico de la resiliencia. La resiliencia. Madrid: Gedisa Villalba, C. (2003). El concepto de resiliencia individual y familiar. Obtenido de Aplicaciones en la intervención http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=179818049003 80 social: Walsh, F. (2004). Resiliencia Familiar: Estrategias para su fortalecimiento. Madrid : Amorrortu. Werner, E. y Smith, S. (1982). Vulnerable pero invencible. Un estudio longitudinal de niños y jóvenes resilientes. Nueva York: McGrawHill. Wolin, S y Wolin, S . (1993). El yo resistente: como los sobrevivientes de familias con problemas superan la adversidad . Washington : Villard Books . 81 ANEXOS ESCALA DE RESILIENCIA MEXICANA (RESI-M) Instrucciones: A continuación, encontrará una serie de afirmaciones. Por favor indique con una X en el recuadro de la derecha, la respuesta que elija para cada una de las afirmaciones que se le presentan. No deje de contestar ninguna de ellas. Sus respuestas son confidenciales. Muchas gracias por su colaboración Sexo: Edad: 82 Estado Civil: 83