6 metodologías de enseñanza que todo profesor innovador debería conocer Estos son algunos de los principales modelos innovadores que han forjado los profesores de este siglo para adaptar la enseñanza a las necesidades de los estudiantes de hoy. El mundo está cambiando y con éste, la forma cómo las personas aprenden. Existe por eso, una necesidad urgente de reinventar la práctica docente y las metodologías de enseñanza, para adaptarlas a los nuevos contextos y garantizar así, aprendizajes significativos. ¿Qué quiere decir esto? Que ahora, los alumnos deben ser los protagonistas de un sistema que poco a poco está superando el tradicional paradigma donde el profesor es el (modelo) centro del conocimiento. El compromiso con la calidad educativa actual implica tener docentes comprometidos y preparados para desvelar las capacidades y potencialidades de cada alumno, estimulando la motivación a través de métodos novedosos y escuelas que abran los espacios necesarios para el desarrollo de esas nuevas prácticas. Las nuevas metodologías de enseñanza son un hecho y están cambiando los entornos educativos en todo el mundo. Han sido creados por los propios docentes y es imperativo considerarlos y seguir formulando nuevas propuestas que apuesten a la renovación y mejora de los procesos educativos actuales. 1. Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) El Aprendizaje Basado en Proyectos permite a los alumnos adquirir conocimientos y competencias a través de la elaboración de proyectos que den respuesta a problemas de la vida real. Al partir de un problema concreto y real, esta metodología garantiza procesos de aprendizaje más didácticos, eficaces y prácticos y permite al estudiante desarrollar competencias complejas como el pensamiento crítico, la comunicación, la colaboración y la resolución de problemas. El ABP es un método pedagógico que involucra a los estudiantes de una manera activa en su aprendizaje al pedirles que investiguen la respuesta a alguna pregunta o problema del mundo real y luego creen una solución concreta. En todo este proceso, la comunidad escolar reflexiona sobre qué, cómo y por qué están aprendiendo. Finalmente, los estudiantes presentan sus proyectos a una audiencia mayor. ¿Cómo funciona? Los estudiantes desarrollan una investigación a partir de un problema o pregunta desafiante que esté relacionada con sus intereses y su mundo real. En esta búsqueda deben generar preguntas y buscar distintas fuentes para encontrar soluciones. En todo este proceso, la comunidad escolar reflexiona sobre qué, cómo y por qué están aprendiendo. Finalmente, los estudiantes presentan sus proyectos a una audiencia real de su comunidad. Esta metodología estimula el aprendizaje colaborativo y le da más significado y conexión con el mundo real a lo que aprenden. La literatura ha destacado como beneficios del ABP que los estudiantes exploran sus propios intereses, comparten sus talentos, construyen habilidades en pensamiento crítico, planificación, comunicación y creatividad e innovación. Implementación En 2017, Educación 2020 y el Ministerio del Medio Ambiente desarrollaron un piloto en la Escuela Ciudad de Lyon, donde todos los estudiantes de pre-kínder a octavo, aprendieron a través de ABP 10 asignaturas, que además fueron vinculadas con proyectos medioambientales. El proceso implicó una intensiva preparación de todo el cuerpo docente y directivo del colegio. Hoy se está implementando en el Liceo Politécnico América de Los Andes, con el objetivo de convertirse en el primer Liceo Experimental del Aprendizaje Basado en Proyecto a nivel nacional. IMPACTO Gracias a esta metodología los estudiantes aprenden a aprender y desarrollan mayor autonomía, confianza, creatividad, pensamiento crítico, entre otras habilidades. Los profesores aumentan la colaboración, se sienten más motivados y recuperan el rol de guía, lo que también tiene un efecto muy positivo en la comunidad educativa. 2. Flipped Classroom (Aula Invertida) En este modelo pedagógico, los elementos tradicionales de la lección impartida por el profesor se invierten. Los materiales educativos son estudiados por los alumnos en casa y, luego, se trabajan en el aula. El objetivo: optimizar el tiempo en clase para dedicarlo a atender las necesidades especiales de cada alumno y al desarrollo de proyectos cooperativos. En el modelo educativo Flipped Classroom, los profesores ya no son los poseedores únicos de la información, pero siguen siendo los que tienen la experiencia necesaria para potenciar las habilidades de los estudiantes. El aula dejó de ser un espacio donde solo se escuchaba la voz del profesor, para convertirse en un escenario donde todos participan, un lugar para experimentar y reforzar los conocimientos que el alumno adquirió a través de lecturas en casa o en cualquier otro sitio. Si usted ya es parte de este modelos de clase o está próximo a integrarse, este texto le será útil. Estos cambio se derivan de una nueva generación de alumnos empoderados, de un nuevo rol para los profesores y de un concepto totalmente innovador de lo que significa ir a clases. Se trata del modelo de enseñanza conocido como Clase Invertida o Flipped Classroom, donde ahora los responsables del progreso de su aprendizaje son los propios estudiantes y el maestro dejó de ser un transmisor de conocimiento que se valía de un monólogo, para convertirse en un guía y un creador de contenidos que fomentan la imaginación y curiosidad de los asistentes. Este cambio ha sido interpretado por muchos como una pérdida de protagonismo por parte de los profesores, ya que ellos dejan de ser los poseedores únicos de la información. Sin embargo, esto no es del todo cierto, nuestra Directora de las Licenciaturas de Pedagogía y Psicología en UNITEC Campus Sur, Guadalupe Luna asegura que: “El contexto es muy complicado para un profesor, por este perfil de alumno muy estimulado por los medios electrónicos. Porque ahora los maestros competimos con muchos factores: clases extracurriculares, que le quitan protagonismo a la escuela tradicional y además con unos padres que ya cuestionan lo que decimos y hacemos. Entonces, debemos entender que el contexto es otro, el alumno es otro y yo me voy a convertir en el factor que impulse su aprendizaje durante las horas que convivimos”. En el modelo de Flipped Classroom, los profesores siguen siendo fundamentales en el proceso de aprendizaje, pero ahora transmiten sus conocimientos a través de contenidos más atractivos, con técnicas motivadoras y con la garantía de poder ofrecer un nivel mayor de atención a los alumnos ¿En qué consiste la clase invertida? Lo notable de este concepto es que en el salón de clases todos tienen un papel protagónico, cada uno tiene la responsabilidad de aportar a la clase para construir conocimiento colectivo, el elemento más valioso de acuerdo a nuestra experta, la maestra Guadalupe Luna: “El aprendizaje colaborativo es esta dinámica de roles donde ahora el alumno sabe que lo que contribuyó a la clase, después de haber estudiado en casa, va a tener una meta, que no solo le compete a él sino que es grupal. Esta es la clave del aula invertida, que el chico salga, sea curioso, busque, traiga lo prometido y enriquezca su propio ambiente en el salón de clases. Y cuando eso es premiado y hay un producto final, todos estamos satisfechos y queremos más”. En esta dinámica, los alumnos estudian en casa a través de lecturas recomendadas por el profesor, después asisten a clases con un conocimiento previo del tema, convirtiendo al aula en un foro participativo, donde cada uno explica su versión de los conceptos y comienzan a hilarlos, de tal manera que refuerzan la información que obtuvieron previamente y despejan dudas. Mientras que por su cuenta, el profesor está en una constante búsqueda de metodologías y dinámicas que le permitan captar la atención de su alumnado, pero sobre todo que despierten en ellos la curiosidad de investigar y conocer más del tema. Ese es el indicador de éxito de este esquema de enseñanza. "Debemos entender que el contexto es otro, el alumno es otro y yo me voy a convertir en el factor que impulse su aprendizaje durante las horas que convivimos" ¿Cuáles son los beneficios? Te compartimos algunas de las ventajas que obtendrás si decides utilizar la clases invertida: 1. Estudiantes que aprenden a su ritmo Al ser un modelo de enseñanza más personalizado y cercano, el profesor y el alumno pueden regresar y revisar los conceptos de acuerdo a las necesidades individuales y no colectivas, evitando así la frustración de algún integrante. 2. Tiempo extra para el profesor El profesor ya no está obligado a gastar cierto número de horas en la enseñanza de los temas, ahora esa actividad la realizan los alumnos por sí mismos. De esta forma tenemos a un profesor mucho más creativo para reforzar conocimientos en clases. 3. Resolución de problemas en conjunto Al convertir el salón de clases en un escenario participativo, los alumnos comienzan a construir conocimiento y soluciones con base a la visión de cada uno de los integrantes del grupo. De esta manera, se promueve la interacción social. 4. Mejores resultados Al invertir la clase, usted tendrá mejores resultados y el ambiente de aprendizaje será más productivo, porque los alumnos se interesan en la materia, se motivan y crece su autonomía. Sin embargo, no sólo se mejora la actitud personal sino que el grupo se vuelve más unido, ya que trabaja por objetivos comunes. 5. Evaluación integral Aunque el resultado de las actividades que se desarrollen en clase es importante para el modelo de clase invertida, sin duda el proceso de aprendizaje también es fundamental y esta nueva forma de enseñanza le permitirán evaluarlo y darle un gran peso en la calificación final.* ¿Cómo afrontar este reto? Y es así como llegamos al punto donde los profesores, los alumnos y las propias escuelas se tienen que reinventar, ya que por un lado tenemos estudiantes que cada vez exigen mayor autonomía de estudio, mientras que los maestros están en busca de dinámicas alternativas que logren enganchar a sus estudiantes. Si está a punto de iniciar este viaje por el mundo del Flipped classroom nuestra experta en Pedagogía, la maestra Guadalupe Luna le brinda algunos consejos que le ayudarán durante sus primeros intentos: Alinear objetivos: todo tiene que responder a una meta final, a la meta de la clase. Crear un plan de trabajo donde se determinen los tiempos para utilizar la dinámica de clase invertida. Evaluar el contexto y hacerse algunas preguntas: ¿mis alumnos tienen disciplina?, ¿el tema es lo suficientemente atractivo para utilizar esta técnica de enseñanza? ¿tengo claros los roles de trabajo dentro del salón de clases? ¿tengo claro el objetivo de la sesión? Lograr un resultado final que sea palpable, tener una evidencia fotográfica o en video que sirva como testigo para que los alumnos sepan que consiguieron un producto. Esta nueva forma de enseñanza que cada día está más presente en los salones de clase nos deja no solo estudiantes más capaces, sino más cercanos a sus profesores y una educación más personalizada, porque el modelo así lo permite, ya que libera al maestro de tareas rutinarias para permitirle un mayor análisis y conocimiento de cada uno de los integrantes de su clase. 3. Aprendizaje Cooperativo Una metodología que los maestros usan para agrupar a los estudiantes e impactar de forma positiva. Quienes utilizan este método aseguran que hacerlo permite que los estudiantes mejoren la atención y la adquisición de conocimientos. El objetivo de esta metodología es que cada miembro de un grupo establecido realice con éxito sus tareas apoyándose en el trabajo de los demás. El aprendizaje cooperativo es una metodología activa que tiene como finalidad lograr la autonomía del alumnado, además de profundizar en aspectos tan determinantes como la ayuda mutua, el trabajo en equipo, la responsabilidad individual, el desarrollo de las habilidades sociales y la inclusión de todo el alumnado. Entre sus múltiples ventajas, el aprendizaje cooperativo busca que sea el alumno quien aprenda de sí mismo y de sus compañeros, y siempre guiado por un docente que cede su protagonismo a su alumnado. Todas estas ventajas, junto con los valores que transmite el modelo pedagógico del aprendizaje cooperativo ha hecho que muchos docentes se hayan animado a incorporar dicha metodología con el pleno convencimiento de que otra educación es posible. Pues bien, en este artículo tengo la intención de dar unas pautas que creo que pueden ser muy útiles para todos aquellos que se inician en un modelo pedagógico que, insisto, busca por encima de todo la inclusión de todo su alumnado. Unas recomendaciones que son fruto del estudio, pero también de mi experiencia en el aula. 1. Formación de grupos La elaboración de los denominados equipos de base es uno de los aspectos clave de la metodología cooperativa. Y lo es porque una buena elección de los equipos de base hará posible que los grupos no solo estén compensados y sean heterogéneos, sino que el espíritu de cooperación sea el adecuado. De ahí que sea recomendable empezar a trabajar de manera cooperativa tras haber conocido cómo trabaja individualmente cada alumno. Por eso, es conveniente esperar algunas semanas tras el inicio de curso para empezar a formar los equipos de base. También aconsejaría que la elaboración de los equipos de base fuera una decisión del equipo educativo de un grupo y que todos los docentes que impartieran el cooperativo en dicho grupo trabajaran con los mismos equipos de base, como mínimo, durante un trimestre. 2. Ambiente de aula Un factor determinante a la hora de crear conciencia de grupo radica en el ambiente que seamos capaces de crear en el aula. Y cuando me refiero al ambiente, no solo estoy hablando de la decoración del aula, a la que personalmente doy mucho valor, sino a un ambiente que tenga que ver con aspectos que sirvan para reafirmar la conciencia individual y de grupo. Es por ello que resulta muy útil trabajar aspectos de motivación personal como las autoafirmaciones positivas o las celebraciones de manera grupal ante un logro, por pequeño que sea. Ejemplos de autoafirmaciones positivas: Me merezco tener amigos, soy capaz de ayudar a mis compañeros. Ejemplos de celebraciones grupales: ¡Somos un equipo!, ¡Hemos trabajado de manera genial! ¡Juntos podemos lograr lo que nos propongamos! 3. Dinámicas de grupo Otra de las recomendaciones que quiero compartir con vosotros tiene que ver con el hecho de que hay que enseñar a cooperar. ¿Qué significa esto? Pues que en muchas ocasiones, los equipos de base no funcionan porque no se ha trabajado previamente la conciencia de grupo. De ahí que sea tan importante, antes de empezar a trabajar de manera cooperativa, que los alumnos realicen dinámicas de grupo que vayan encaminadas a la cohesión y a la cooperación. En este sentido puede ser muy útil que los centros elaboren una planificación de dinámicas de grupo a través del PAT (Plan de Acción Tutorial) y que sean los tutores en sus sesiones de tutoría quienes trabajen dichas dinámicas. 4. Estructuras cooperativas Una vez hemos conseguido generar conciencia de grupo y elaborar los equipos de base que funcionen de manera cooperativa en el aula, el siguiente paso es empezar a trabajar de manera curricular a través de las denominadas estructuras cooperativas. Entre los muchos tipos de estructuras cooperativas que existen, me parece realmente interesante empezar por las denominadas Estructuras Kagan. ¿Y en qué consisten las Estructuras Kagan? Las Estructuras Kagan parten de un principio muy claro: conseguir que todos los alumnos estén involucrados en una tarea y que así la enseñanza se convierta en algo más fácil y divertido. Así, estas estructuras parten de cuatro principios básicos: Interdependencia positiva Responsabilidad individual Participación equitativa Interacción simultánea Entre las Estructuras Kagan más conocidas estarían: RALLYROBIN, ROUNDROBIN, RALLYTABLE, RALLYCOACH y RALLYQUIZZ. 4. Gamificación Se trata de la integración de mecánicas y dinámicas de juego y videojuegos en entornos no lúdicos, con el fin de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo, la fidelización y otros valores positivos comunes a todos los juegos. La integración de dinámicas de juego en dichos entornos no es un fenómeno nuevo, pero el crecimiento exponencial del uso de videojuegos en los últimos años ha despertado el interés de muchos expertos del ámbito educativo. Una de las claves principales al aplicarla es que los alumnos tengan perfectamente asimiladas las dinámicas de juego que se llevarán a cabo. Todas ellas tienen por objeto implicar al alumno a jugar y seguir adelante en la consecución de sus objetivos mientras se realiza la actividad. En función de la dinámica que se persiga, el profesor deberá explotar más unas u otras. Por ejemplo, si el maestro busca despertar el interés por el juego en el alumno deberá aplicar la dinámica de la recompensa. Si, por otra parte, busca atraer el interés sobre la actividad, el maestro puede aplicar la dinámica de la competición que, aunque no es vista como una cualidad positiva, es un buen instrumento en el ámbito educativo. Esta última, tiene la ventaja de poder realizarse de forma individual, por parejas o en grupo y en ella se basa Ismael Gómez Gutiérrez, docente de Primaria del CEIP Ciudad de Badajoz, durante su actividad ‘Charlie y la fábrica de chocolate’. También utiliza el cooperativismo, que no es más que otra forma de competir pero, en este caso, en grupo. Esta misma actividad cuenta también con la dinámica de la solidaridad al fomentar la ayuda mutua entre compañeros de una manera altruista. Objetivos de la gamificación Intentamos potenciar al máximo las habilidades de los niños a través de la experimentación y el juego, puesto que mediante la experiencia y la diversión creemos que es más fácil alcanzar aprendizajes más significativos y funcionales”, explica Bernardo Jareño Manclús, maestro del Colegio Alberto Sols, en Sax (Alicante), refiriéndose a su experiencia con la gamificación en el aula con herramientas como Classdojo y Symbaloo. Pero, ¿cuál es la finalidad de utilizar esta técnica? Cualquier actividad realizada en contexto de la gamificación busca lograr tres claros objetivos: por un lado la fidelización con el alumno, al crear un vínculo con el contenido que se está trabajando. Por otro lado, busca ser una herramienta contra el aburrimiento y motivarles. Finalmente, quiere optimizar y recompensar al alumno en aquellas tareas en las que no hay ningún incentivo más que el propio aprendizaje. Aquellos que usan la gamificación afirman que aporta ingredientes muy atractivos para sus alumnos y que, gracias a su uso, obtienen mejores resultados en algunas actividades. “Con esta metodología hemos conseguido seguir trabajando en el aprendizaje cooperativo inmerso en el resto de áreas y necesario para potenciar estos aprendizajes”, relata Silvia Valenciaga Sánchez, docente de 3º de Primaria en el CEIP La Arboleda de Numancia (Soria). Pero Silvia no es la única que opina así. Muchos docentes relatan que su carácter lúdico facilita la interiorización de conocimientos de sus alumnos de una forma más divertida, generando una experiencia positiva en ellos. Además, consideran que es una gran oportunidad para trabajar aspectos como la motivación, el esfuerzo, la fidelización o la cooperación dentro del ámbito escolar. Aplicar la gamificación en el ámbito de la educación consiste en utilizar una actividad lúdica para aprender o llevar al aula la organización y las reglas de un juego, con el objetivo de implicar a los alumnos y ofrecerles una forma diferente de aprendizaje. Para ello, se recompensa la realización de ciertas tareas establecidas con puntos, niveles o rankings, fomentando el esfuerzo, la autoafirmación y la colaboración. Te explicamos las ventajas de esta estrategia didáctica y te damos algunos recursos e ideas para que te animes a aplicarla el próximo año. VENTAJAS DE UN APRENDIZAJE ACTIVO Las ventajas de aprender de manera práctica, compartida y lúdica son múltiples, tanto desde el punto de vista educativo como personal y social. El juego educativo: Trabaja la toma decisiones, la habilidad para solucionar problemas y la creatividad. Mejora la capacidad de cooperar y el respeto a los demás. Fomenta la motivación y despierta el interés por el estudio y el aprendizaje. Afianza conocimientos. Puede proponer roles o situaciones reales por lo que prepara para la vida. IDEAS PARA GAMIFICAR LA CLASE Puedes gamificar tu aula de maneras muy diferentes, con videojuegos, webs o apps, y aplicando la gamificación al proceso completo de aprendizaje o solo como modo de evaluación. 1. Usa juegos de entretenimiento para aprender. Puedes utilizar juegos o videojuegos que en principio solo están pensados para divertirse, y convertirlos en fuente de aprendizaje con un poco de imaginación: – Angry Birds para explicar Física – Minecraft para casi todas las asignaturas; por ejemplo, para aprender fracciones. Incluso se ha creado un mod del juego específico para educación. – SimCity para trabajar Conocimiento del medio o Ciencias sociales. Sus creadores han desarrollado una versión especialmente pensada para profesores que utilizan el juego en clase. – Lure of the Labyrinth para pensar con lógica y practicar Matemáticas. 2. Utiliza aplicaciones o juegos educativos. Están especialmente diseñados para aprender una o más asignaturas o temas y ofrecen recompensas cuando se consiguen avances. Algunos ejemplos son: – Duolingo o Busuu para practicar idiomas. – Sistemas de tareas y puntuaciones o premios como ClassCraft, Class Dojo y OpenBadges, que pueden valorar tanto el aprendizaje como el buen comportamiento. – Kahoot, para hacer preguntas e interactuar con los alumnos. – Juegos como los de Vedoque, Toporopa o Cyberkidz. También puedes crear tus propios juegos con aplicaciones como Cerebriti, Sploder o Zondle. – Testeando, para evaluar lo aprendido a través de tests tipo ¿Quién quiere ser millonario? 3. Saca partido a aulaPlaneta. Con aulaPlaneta puedes incluir todos estos recursos y otros que te interesen en el Cuaderno de estudio o el Cuaderno del profesor y compartirlos con tus alumnos. Además, en la plataforma aulaPlaneta y en el Banco de contenidos encontrarás otras muchas opciones interactivas para dar un componente lúdico añadido a tus clases, como simulaciones y juegos para practicar todas las asignaturas, y actividades autocorregibles para evaluarlas. 5. Design Thinking (Pensamiento de Diseño) El Pensamiento de Diseño nace de la práctica de los diseñadores y su método para resolver problemas y satisfacer a sus clientes. Aplicado a la educación, este modelo permite identificar con mayor exactitud los problemas individuales de cada alumno, generar ideas, resolver problemas creativamente y ampliar el horizonte en términos de soluciones. Literalmente se puede traducir como pensar con la mentalidad de un diseñador: un profesional que ha sido formado para diseñar soluciones a problemas gráficos, industriales, de procesos, cotidianos o complejos. En suma, un personaje activo ante las demandas de su entorno y a las múltiples oportunidades de crear alternativas para apoyar a las personas a abordar estas demandas. Y esta mentalidad es la que necesitamos para enfrentar también los desafíos de nuestro entorno educativo. Este pensamiento de diseño o manera de pensar tiene la capacidad de combinar tres habilidades clave: la empatía para comprender el contexto o encuadre del problema, la creatividad en la generación de ideas y soluciones y el razonamiento para analizar y ajustar las soluciones a un contexto particular. En el mundo educativo, el pensamiento de diseño también ha tomado la forma de un concurso internacional conocido como “Diseña el Cambio” (Design for Change). En otro momento abordaremos esta metodología. A continuación conozcamos el Pensamiento de Diseño de la mano de uno de los equipos que han hecho la bajada al mundo educativo: Ideo. PASO A PASO Paso 1 – Descubrimiento En esta etapa se realiza una investigación sobre las necesidades del entorno o principales problemas. La metodología tienen distintas herramientas que apoyan el proceso, como el mapa de empatía. Paso 2 - Interpretación Una vez identificadas las necesidades se identifican criterios comunes entre ellas, para poder reconocer aspectos no identificables a simple vista. Este momento es conocido como “insight” o el sentido emergente más profundo de lo que hemos podido rescatar como necesidades. Paso 3 - Ideación Con el replantamiento del problema o desafío se inicia uno de los momentos divergentes del proceso a través de la generación de ideas. Hay muchas formas de hacer, desde la lluvia de ideas a viva voz, como a través de post-its o en procesos de lluvia de ideas en silencio. Todos estos métodos tienen en común las reglas de lluvia de ideas. Paso 4 – Experimentación Cuando ya se ha identificado qué ideas se quieren llevar a la práctica, el pensamiento de diseño propone la creación de prototipos, es decir, modelos baratos de la idea que permiten ”concretizarla” en formas en tres dimensiones. El prototipado permite ir más allá de la idea inicial y, al mismo tiempo, recibir el feedback de los demás que identifica áreas menos exploradas o que llevaban a algún error o una solución ya existente. Paso 5 – Evolución El proceso de feedback de los demás o testeos con usuarios permite ir afinando la solución de la idea incorporando la voz de otros interesados. Este ajuste también permite ver si nuestra idea ha permitido o no solucionar el problema identificado y así poder mejorarla. No hay una sola versión de la idea. La solución puede vivir un proceso de mejora continua, conocido como producto siempre en Beta. 6. Aprendizaje Basado en el Pensamiento (Thinking Based Learning) Enseñarles a contextualizar, analizar, relacionar, argumentar, convertir información en conocimiento y desarrollar destrezas del pensamiento más allá de la memorización. Ese es el objetivo del thinking-based learning o aprendizaje basado en el pensamiento (TBL). Para que la metodología Thinking-Based Learning (Aprendizaje Basado en el Pensamiento) sea efectiva, los estudiantes deben afinar al máximo habilidades como el pensamiento independiente, la capacidad comunicativa, la escucha activa, la empatía, la metacognición y la recopilación de datos a través de los sentidos. El Thinking-based Learning (TBL) o Aprendizaje Basado en el Pensamiento es una de las metodologías activas más populares en el entorno educativo gracias a su utilidad para incentivar en el alumnado la capacidad para efectuar un aprendizaje más consciente y profundo que cambia la manera en la que aborda la información recibida. Uno de sus mayores exponentes, Robert Swartz, la define como una metodología de enseñanza en la que la instrucción en destrezas de pensamiento se infusiona en el contenido del curriculum. De ahí que, para implantarla en el aula, los profesores deban animar a sus alumnos a utilizar sus habilidades del pensamiento, los nuevos hábitos mentales y la metacognición; todas ellas adecuadas para explorar en profundidad lo que están estudiando. Así, y gracias a la interiorización de estos procesos, los estudiantes pueden transformar su experiencia de aprendizaje, pasando de la mera memorización a la comprensión profunda de los conceptos, lo que les permite poner relacionar las ideas con mayor facilidad. Y esto no solo tiene importantes beneficios a nivel educativo: dominar las destrezas de pensamiento proporciona una serie de habilidades que los estudiantes podrán aplicar a todos los ámbitos de su vida. El hábito de pensar Por ejemplo, los hábitos de pensamiento o hábitos de la mente (HOM) que desarrolla esta metodología proporcionan aptitudes que colocan al estudiante en una posición de control sobre sus acciones y decisiones. Tal y como apuntan diferentes expertos, el Aprendizaje Basado en el Pensamiento coloca al alumnado en el centro de su propio aprendizaje, por lo que pasa a tener un papel activo en la adquisición de nuevos conocimientos. Y esto consigue aumentar su interés y motivación. Para conseguirlo, los alumnos deben transformar la manera de procesar la información del mundo que les rodea.Así, tienen que trabajar en los 16 hábitos destacados por los expertos Arthur Costa y Bena Kallick: persistir; manejar la impulsividad; escuchar con comprensión y empatía; empatizar; crear, imaginar, innovar; responder con asombro y sorpresa; tomar riesgos responsables; desarrollar el sentido del humor; pensar de manera interdependiente; permanecer abierto al aprendizaje continuo; pensar sobre el pensamiento (metacognición); ser precisos; cuestionar y plantear problemas; aplicar el conocimiento del pasado a una nueva situación; pensar y comunicarse con claridad y precisión; y recopilar datos a través de todo sentido. Por el camino, no solo desarrollarán estas aptitudes de manera individual, sino también de forma global: en su conjunto, les permitirán mejorar su capacidad analítica, su pensamiento crítico y creativo e incluso su inteligencia emocional cuando aprenden a escuchar de manera activa, a empatizar y a dominar sus propias emociones. Cómo desarrollar el Aprendizaje Basado en el Pensamiento Cuando se trabaja esta metodología, se desarrollan de manera más profunda las principales habilidades del pensamiento de alto orden (HOT). En el libro ‘A taxonomy for learning, teaching and assessing: A revision of Bloom’s taxonomy of educational objectives’, Lorin W. Anderson y David R. Krathwohl definen las HOT como el uso extendido de la mente para enfrentar nuevos desafíos a través del pensamiento crítico y el pensamiento creativo. El investigador Robert Marzano identifica ocho variables que componen estas habilidades: comparando, clasificando, induciendo, deduciendo, analizando, construyendo, analizando perspectivas y resumiendo explícitamente. Como recomiendan los expertos, la mejor manera de infusionar estas aptitudes con el currículo escolar con la intención de potenciar las capacidades del alumnado es mediante organizadores gráficos del pensamiento. Cada uno de ellos permite desgranar una idea en diferentes partes. De esta manera, se puede reflexionar sobre todo lo que rodea a un hecho histórico, una teoría filosófica o un ejercicio matemático de manera visual. El aprendizaje basado en el pensamiento, Thinking-Based Learning (TBL), es una metodología activa que enseña a los alumnos a pensar, razonar, tomar decisiones y construir su propio aprendizaje a través del trabajo de los temas del currículo. El objetivo, por lo tanto, no es solo que los estudiantes adquieran los conocimientos del temario, sino que también desarrollen destrezas y habilidades relacionadas con el pensamiento y puedan ponerlas en práctica en el futuro de forma autónoma, para cualquier otro tema, concepto o reto. Te explicamos las claves de este enfoque metodológico y las ventajas que supone su utilización en el aula. LAS CLAVES DEL APRENDIZAJE BASADO EN EL PENSAMIENTO La principal figura del aprendizaje basado en el pensamiento es Robert Swartz, filósofo, profesor e investigador, responsable de la organización Center for Teaching Thinking. Swartz defiende que se debe ejercitar y trabajar el pensamiento crítico y creativo en el marco de los contenidos curriculares y este es precisamente el objetivo del Thinking-Based Learning. Se trata, por lo tanto, de una metodología que cambia el enfoque con el que se afrontan los contenidos: no se trata de memorizar o aprender nociones básicas sobre un tema o concepto, sino de poner en práctica y asimilar los procedimientos necesarios para generar y desarrollar el conocimiento. El TBL requiere, en consecuencia, que el profesor oriente e instruya a los alumnos en los procedimientos necesarios para realizar razonamientos de orden superior y en las rutinas de pensamiento que después los estudiantes ponen en práctica para afrontar de forma reflexiva y profunda los contenidos que están aprendiendo. Para ello utilizan distintas herramientas y estrategias, como preguntas específicas y organizadores gráficos, y trabajan juntos en grupos cooperativos. Aprenden a pensar y tomar decisiones con destreza, teniendo en cuenta las opciones disponibles, las consecuencias positivas y negativas y su importancia, y seleccionando la mejor opción según ello. De este modo el pensamiento crítico y creativo queda integrado en la enseñanza-aprendizaje de los contenidos y, en cualquier otro momento en el que los alumnos quieran comprender o asimilar un concepto, pueden poner en práctica las herramientas de pensamiento que han adquirido aplicándolas a la nueva información. 1. 2. 3. 4. CINCO VENTAJAS DEL TBL Promueve el aprendizaje activo. Frente a métodos de enseñanza tradicionales en los que el docente transmite la información a los estudiantes, que solo deben memorizarla, el TBL sitúa al alumno en el centro de su aprendizaje. Es el estudiante quien debe construir el conocimiento, lo que resulta mucho más motivador y eficaz. Logra un conocimiento más profundo y significativo. Al construir su propio aprendizaje y desarrollarlo mediante diversas técnicas y herramientas, el alumno asimila mejor los conocimientos, los analiza, relaciona y alcanza una comprensión más profunda. Es muy versátil. Se trata de un método de enseñanza que puede aplicarse a cualquier materia, tema o concepto incluido en el currículo y, además, puede combinarse con otras muchas metodologías activas, como el aprendizaje por proyectos, el trabajo colaborativo o la pedagogía inversa o flipped classroom. Se ajusta, por lo tanto, a distintas formas de enseñaraprender y de organizar el aula. Permite una evaluación más eficaz. Con el TBL el resultado es solo una parte del aprendizaje: lo esencial es el procedimiento realizado para alcanzar el conocimiento. Esto afecta también al proceso de evaluación y, al afrontar un examen o una prueba, los alumnos no se limitan a recordar lo aprendido, sino que reproducen el proceso, relacionan la información adquirida y demuestran una verdadera comprensión de los conceptos o temas evaluados. Este método promueve que utilices diversos instrumentos de evaluación, como estos. 5. Trabaja destrezas y habilidades para toda la vida. Este método no solo facilita que los alumnos comprendan y asimilen los contenidos curriculares, sino que además les enseña a pensar, les mueve a la reflexión y les anima a dialogar, expresar sus puntos de vista y colaborar. En el proceso ponen en práctica distintas estrategias y adquieren multitud de destrezas y habilidades del pensamiento que les resultarán útiles a lo largo de toda su trayectoria estudiantil, laboral y personal, como: Búsqueda, procesamiento, análisis, clasificación y evaluación de la información Creatividad, curiosidad e innovación Planteamiento y resolución de problemas Toma de decisiones Esfuerzo, perseverancia y superación de errores o retos Búsqueda de exactitud, veracidad y precisión Autonomía y capacidad de colaboración Escucha, comprensión y empatía Expresión oral y escrita