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1AA.VV.,Micropolíticas

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Director del Espei d'Art CoRtenIponIni
de Caste"ó
Progreme educativo y bibliolace
Textus
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Micropoliticu. Arte y cndi ...ida"
Fina Ventura. Maricruz Morales
Es un proyecto de Juan Vicente Aliaga.
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María de Corral. José Miguel G. Cortés
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(21101-'.1
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Juan Francisco Fandos
José Miguel G. Cortés
Juan Vicente Aliaga. Maria de Corr al.
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PRÓLOGOS I FOREWORDS:
INTRODUCCiÓN: Micropolíticas, la culminación de un proyecto
INTRODUCTlON; Micropolitics, the Conclusion ot a PíO(ect
José Miguel G. Cortés
La reinvención de la experiencia. ¿Hay espacio para lo pequeño en un
mundo global?
The Reinvenlion ot Experience. Is there Space tor the Small in a Global
World?
Juan Vicente Aliaga, María de Corral, José Miguel G. Cortés
Topología del Arte
Topology of Arl
Boris Groys
Este cadáver es por el funeral equivocado
This Corpse is tor the Wrong Funeral
Hal Foster
De la joven democracia (en España) a la ciudadanía internacional
From Fledgling Democracy (in Spain) lo International Citizenry
Mar Villa espesa
Tiempos de receso. Algunas notas sobre la problemática de los géneros y el
arte en 2003
Times of Recess. A Few Notes on the Issue of Gender and Art in 2003
Juan Vicente Aliaga
-P.
Conversación con I Conversation with DOUGLAS CRIMP
-P.
Conversación con I Conversation with JEAN-FRAN~OIS CHEVRIER
-P. 401
CRONOLOGiA Sylvia Lenaers, Lourdes Santamarfa
-P. 421
CHRONOLOGY
-P.
COMENTARIOS SOBRE LAS OBRAS DE LA EXPOSICIÓN I NOTES ON EXHIBITED WORKS
José Miguel G. Cortés
-P.
LISTA DE LAS OBRAS REPRODUCIDAS IlIST OF REPRODUCED WORKS
EljA-lIISA AHTILA
CHANTAl AKERMAN
ATElIER VAN lIESHOUT
LOUISE BOURGEOIS
LARRY CLARK
MAR lENE DUMAS
VAllE EXPORT
ALICIA FRAMIS
ROBERT GOBER
NAN GOLDIN
jENNY HOLZER
ILYA KABAKOV
MIKE KELlEY
BARBARA KRUGER
YAYOI KUSAMA
KEN lUM
PAUL McCARTHY
ANNrnE MESSAGER
AERNOUT MIK
BORIS MIKHAllOV
BRUCE NAUMAN
MARCEL ODENBACH
HÉlIO OITlCICA
CATHERINE OPIE
GINA PANE
CARLOS PAZOS
C1NDY SHERMAN
ANN-SOFI SIDÉN
ROSEMARIE TROCKEl
ISIDORO VALCÁRCfl MEDINA
GllllAN WEARING
HANNAH WllKE
KRZYSZTOF WODICZKO
DAVID WOjNAROWla
ANDREA ZIITEL
-P. 32-P. 44-P. 61 -P. 70-P. U-P.97-P. 108-P. 119-P. 125-P. 136-P. 150-P. 160-P. 170-P.180-P. 188-P. 196-P. 204-P. 216-'.226-P. 238-P. 248-P. 264-P. 276-P. 2U-P. 295-P. 304-P. 312-P. 326-P. 336-P. 345-P. 352-P. 362-P. 370-P. 380-P. 388-
ACTlVISMOS
-P. 394-
(¿pesadilla7) de sueños. Con esa intención hizo una se ri e de
[I]
" idamos lo imposible". ¿Qué significa esta consigna, este
reseñas y comenta rios de películas. ~ ntre los nuevos bro-
1968 7 ~
tes de pensam iento estaba también la antipsiquiatría pro-
rataremos de buscarle el sentido, pero antes no se pueden
puesta por David Cooper, autor de La muerte de la familia,
orill ar los antecedentes de las revueltas parisinas. En el
y Franco Basig lia que postulaba una interpretación radi cal
plano reivindica tivo, la mecha se había encendido ya en las
de la locura. El manicomio era un modelo a destruir por los
universidades norteamericanas en 1964-65 en la lucha por
comportam ientos nocivos y aislacioni stas que generaba. La
los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam . También
plena inserción del enfermo mental en la sociedad era la
en las críticas a la auto ri dad académ ica y la enseñanza
meta de la antipsiquiatría, una forma de wirkende utopie.
selectiva que afloraron en la China de 1965. Y 1968 fue
~
asimismo el año de las revueltas, por razones distintas, en
que es la cu ltura lo que marcaba la separación en tre lo
puntos tan di stan tes del planeta como México, Praga, Roma
normal y lo patológico. Conscien te de ell o, Michel Fou ca ult,
grito que inundó las cal les de París en mayo de
~
n estudioso como Georges Ca ngui lhem había señalado
a generación juvenil, de hijos de papá, como
con su antihumanismo teórico, pedía a gritos nuevas for-
fue motejada para despresti giarla, abría una brecha entre
mas de reflexión, apuntando en su cuestiona miento al
los partidos pol íti cos tradicionales y el en frentamiento clá-
ámbito institucional: la fábrica, la cá rcel, la escuela, el as il o,
sico de la clase obrera versus la burguesía. En ese sentido,
el cua rtel, el hospital. Todas el las estructuras que simboli-
conviene enfatiza r que los ánimos represores contra las
za ban el autoritarismo combatido por el segmento juvenil
desbandadas juveniles procedieron tanto del partido comu-
co ntestata ri o.
nista francés como de la policía de De Gaulle y Georges
parcia l, lo minoritario para que lo pequeño y cotidiano no
y Berkeley.
Pompidou
~
~
ouca ult aboga por lo sectoria l, lo local, lo
' edir lo imp osible equival ía a rechazar el
qu ede sep ultado bajo la polít ica en mayúscu las y las razo-
poder patriarcal, el poder con mayúsculas, la vida ali enan-
nes de estado. Y lo llevó a la práctica con la creación del
te marcada por el consumismo, por el cu lto a la productivi-
Groupe d'lnformation sur les prisons (G IP) o en su apoyo a
dad y la tend encia a la uniformización y la segregación de
la causa palestina o los llamados anormales. 50n mundos
lo diferente que se convertían, por tanto, en las ve rd aderas
diversos pero no son contradictorios ni incompatibl es. No es
~
stas nuevas formas de pensar se habían
gratuito que tanto él como Deleuze y Guattari fu eran algu-
ido generando lentamente con el pensamiento de !a inter-
nos de los firmantes de la pub li cación francesa Trois
varas de medir.
nacional situacioni sta, en 1957 y su radicalidad verbal.
~
os situac ionistas trataron de hacer evidente la al ienación
milliards
de
perverso
Grande
Encyc/opédie
Homosexualités que causó fu ror en 1973.
~
des
n este cúm u-
de la vida cotidiana moderna al intensifica r las condi ciones
lo de revueltas, a menudo espontáneas, in co nsc ien tes y
de la misma aliena ción hasta hacer de ella algo de lo que
desorganizadas, nutridas de discursos varios (la vena hedo-
uy Debord publicó en 1967 La
nista, la con tracultural, la pacifista ... ) la clase de edad pare-
société du spectac/e. En él se detallan los efectos totaliza-
ció sustituir a la clase socia l. Enfrentarse al padre suponía
dores del cap italismo avanzado y sobre todo el espeji smo
llevar la protesta a otras figura s del pod er, fu ese el profe-
de libertad y sa tisfacción que se superpone al empobreci-
sor, el policía o incluso el presentador te levisivo en un
miento de la vida diaria. Para Debord estos efectos res i-
medio que pondría en so lfa Pier Paolo Pasolin i en sus
dían en parte en la maq uinaria hollywoodiense que había
Cartas luteranas.
conseguido colonizar la vida cotidiana con su fábrica
de aquellas viejas estru cturas y jerarquías patriarca les de
no se puede escapar.
~
~
la par, se producían cuestiona mientas
29
las que emanaban las normas que regían la vida. Entre la
les y de ahí sus implicaciones con el partido comunista. En
mayoría heterosexual la píldora empezaba a abrir brechas
la época de Michel Foucault lo que aparece de pronto son
en la relación entre sexo, amor y matrimonio, no siempre
problemáticas en todos los niveles de lo social: en el plano
interdependientes. y ello se debía en parte al impacto del
de la educación, en las cárceles, en la psiquiatría, acerca de
Mouvement de Libération de la Femme, sobre el que ironi-
la homosexualidad, de la prostitución. Esta problemática es
zó Jean Eustache en La maman et la putain (1973) pero
irreversible a pesar de la capa de plomo, a pesar de los
cuyas consecuencias se observan en las dos mujeres prota-
años invernales por los que pasamos. Pero notamos que
gonistas de la película en relación al varón. En 1969 el
hay una micropolítica, un nivel microsocial que es el lugar
orden establecido sufrió un zarpazo considerable: por las
en el que operan y se reinician las prácticas sociales. (... )
calles de Greenwich Village brotaba el Gay Liberation Front:
Todo ello no significa que no existan las formaciones de
lesbianas, gays y transexuales expresaban con contunden-
poder, las formaciones estatales en el seno de las que se
cia, tras duros enfrentamientos con la policía, su rabia y el
debate. Estamos presos en una especie de polifonia discor-
desprecio de la sociedad heterosexista hacia la diferencia
dante entre líneas muy contradictorias."
sexual.
~
~ara
Guattari,
\.omo demostró la presencia de los tanques en
Mayo del 68 supuso la manifestación de una ruptura y el
gU~fTCl
h\Cl era un lastre y los jóvenes contestata-
surgimiento y la emergencia de formas mutantes de sub-
rios ya no encontraban refugio en los principios comunistas.
jetivización singular, tomadas cada una en contextos dife-
La verdad sobre el totalitarismo soviético empezaba a
rentes, en absoluto homogéneos, una heterogeneidad de
saberse. A pesar de esto hubo sectores de la izquierda y la
la subjetividad. En sus últimos textos, anteriores a 1992,
extrema izquierda que se encastillaron en el dogmatismo y
consciente de la escalada del racismo en la sociedad occi-
en el culto a Mao y Stalin. No siempre lo antiautoritario y
dental y del pensamiento único que despuntaba tras la
?¡aga, la
lo antisoviético iban de la mano.
~ ~
ebelión confusa,
caída del muro de Berlín y el declive de la política de los
espontaneísta, imperfecta y por ello fácilmente reprimible.
bloques, consideraba que las aportaciones de mayo del 68
Un mes después había sido barrida de las calles de París, y
no habian caído en saco roto, en particular los plantea-
en los meses sucesivos lo sería de otras partes del mundo.
mientos de la antipsiquiatría, que a pesar de las muertes de
Pero un poso subsistía. Estaba presente en ese "souci de la
Cooper, Basaglia y Laing, continuaba viva en muchos paí-
~
"Todo lo que eran forma-
ses. ~ t ensador de lo complejo y lo inmanente a contraco-
ciones políticas y sociales y sindicales en la época de Sartre
rriente de las ideas hegemónicas era consciente de las
se han desmoronado. Él partía de esas coordenadas socia-
paradojas del comportamiento humano que debía de
singularité" de Felix Guattari.
GU';W,Uf,
F..
LA '-'IU/(¡\í\>'fIi[ l'
I
fSSP~:I¡rlf -\ l 'r.(J'Ju'.;a HU',!'¡!,\1
[ ',¡p[VllrA CON ANfO¡N, 5"'-1 .
P.\JIt,.
Ér,¡[ ·:\ O! ,'Alr.lé, 2001... 30.
3'
afrontar, como especialista en la clínica de La Borde, Así, se
preguntaba:
~ "
vale mantener un discurso igualitario si en lo cotidiano la
ué hacer con un enfermo psicótico que de
conducta del individuo es despreciativa, intolerante, misó-
repente, aunque sea un hombre de izquierdas, progresista,
gina, homóloba y racista , entre otras manifestaciones del
entra en un delirio racista, fascista, ¿Qué hacer con
éI 7", ~
odio?
~
in embargo, Guattari, al igual que Foucault, habia
rente a los discursos moralizante, Guattari proponía que
bebido de la tradición francesa del republicanismo univer-
había que comprender a esa persona y ayudarla en el pro-
salista cuyo lema: "todo ser individuo es igual ante la ley"
ceso de evolución de su delirio.
~
demás de reflexionar
podría parecer envidiable de no ser que ha servido al ciu-
sobre la necesaria convivencia de quienes adoptan postu-
dadano de un pais que en la práctica ya no es monolítico
ras diferentes a las normas racionalistas, carentes de lógi-
sino que conviven en él sensibilidades étnicas distintas,
ca, y que no por ello merecen castigo, Guattari desbrozó el
va lores religiosos diferentes, formas de ver el mundo hete-
camino hacia una ecosofía, es decir una micropolítica que
róclitas que a
no olvida lo global y que posibilite buscar las transversali -
Parafraseando a Guattari, cada
dades entre lo macroscópico/ molar que es el entorno
objetivo una identidad, se pierde algo esencial que es el
social, y lo molecular que es la ecologia mental, subjetiva.
devenir. En una línea semejante, Foucault mantiene que: ~
~
dalid de la desterritorialización de las formas de lucha,
" i la identidad sólo es un juego, si sólo es un procedi-
y de la importancia de lo sectorial, abogaba por las trans-
miento para favorecer relaciones, relac iones sociales y rela-
formac iones en los actos cotidianos llegando a preguntarse
ciones de placer sexual que crearán nuevas amistades,
si el uso individual de la pildora contraceptiva no tenia
entonces es útil. Pero si la identidad se convierte en el pro-
acaso implicaciones globales sobre la demografía, La res-
blema mayor de la existencia sexual, si la gente piensa que
puesta era afirmati va: cómo una mujer negocia con su
debe desvelar su identidad propia y que esta identidad
entorno, su pareja, su familia, consigo misma, la regulación
debe convertirse en la ley, en el principio, en el código de
de su cuerpo y de su sexualidad comporta consecuencias
su existencia; si la pregunta que se plantea continuamente
en el ámbito social. Micropolítica y macropolitica se abra-
eS": ¿esto es conforme a mi identidad 7, entonces creo que
zan de forma osmótica, interdependiente, La segunda no
se trataria de un retorno a una suerte de ética próxima de
debe eclipsar la primera que supone poner en práctica en
la virilidad heterosexua! tradiciona!".l
la vida diaria -el espacio de la experiencia y las contradic-
bio, la mutación de los valores es de suma importancia para
ciones- las ideas de cambio que se proclaman. ¿Oe qué
no encerrarse en grupos herméticos. Oicho esto, conviene
veces enarbolan la bandera identitaria,
vez que uno se fija como
~
I devenií, el ca m-
37
resaltar que la aparición de formaciones identitarias no res-
miscua y desordenada. Esta opresión específica sigue aflo-
ponde a un deseo por fijarse como meta la identidad; este
rando en la construcción de los estereotipos, en las injurias
no es el propósito último sino más bien, al menos desde los
del lenguaje y en el comportamiento, en los roles y emple-
años sesenta (los colectivos feministas, la lucha de las
os adscritos en función del sexo, y sigue anidando sobre
comunidades étnicas por hacerse visible, la del movimien-
todo en la familia, y en la educación deficiente, competiti-
to gay y lésbico por el derecho a la dignidad, y a la auto-
a, ex luyente y conservadora. Esta opresión, este orden
estima y la igualdad de derechos civiles ...) procede de la
moral, reside también -se ha percibido en los años noven-
rebeldía de las minorías frente al discurso único, opresivo
ta-; en la ortodoxia de la ideología wahabi del fundamen-
fabricado en orno a las necesidades del varón blanco,
talismo islamista que pusieron en práctica los talibanes
machista y heterosexual. Unos adjetivos que también cons-
afganos y que subsiste en otras partes del plane a bajo
tituyen el tejido de una identidad, au que no requiera afir-
otras ortodoxias religiosas o no (Nigeria, Zimbabwe, Arabia
mase per se dada su omnipresencia. Un modelo que sigue
Saudita, Indonesia ... ). . ., La eclosión de las identidades ha
siendo hegemónico en 2003 en el mundo occidental (¡y
tenido al menos la vi rtud de poner sobre la mesa la plura-
qué decir de países in tegristas como Arabia Saudita o Irán
lidad de formas de vida, de concepciones de la existenc ia .
donde las mujeres y los homosexuales son tratados como
Unas identidades fraguadas a veces para servir de colchón
seres inferiores y delincuentes) pese al empuje de la disi-
protector, de refugio para sectores de la población que no
dencia.
~
l s posible que bajo la enseña del comunitarismo
en 105 Estados Unidos
contaban en el juego de poder de la macropolítica social. . .,
en la Gran Bretaña se hayan come-
¿í ueden cohabitar lo identitario y el devenir sin identida -
tido errores y se haya pecado de exceso de celo y dogma-
des? Parece difícil pero merece la pena intentarlo y esa es
tismo y que las políticas de la llamada discriminación posi-
la vía por la que apuesta la denominada queer theor
tiva no respondan siempre a criterios equitativos. Pero, por
(apuntalada por Judith Butler y Eve Kosofsky Sedg ick,
otro lado, no se puede ol vidar que la voz de las minorías es
entre otras, a part ir de una re lectura de Foucaul ). Tra s
consecuencia de la existencia de una opresión específica
décadas de defensa de la identidad en el colecti vo gay
que todavía no ha desaparecido. Recuérdese la virulencia
lésbico estadounidense y británico se produce un hartazgo
apocalíptica con que los detentadores del orden moral reli-
de los exclusivismos y el conformismo apolítico que puede
gioso católico y protestante, en los años ochenta (Reagan
generar ese hortus conclusus de lo minoritario, en lugar de
Thatcher, amén de Juan Pablo 11) estigmatizaron a los enfer-
trans i ar por senderos transversales, abiertos y porosos . .,
mos de sida y a quienes practicaba n una vida sexual pro-
t' no de los pioneros de la queer theory, Michael Warner lo
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C.I."AS
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2000,
D'
39
plantea en los siguientes términos: '
er plenamente nor-
za un lapso de tiempo que empieza en 2001 y concluye en
mal es, estrictamente hablando, imposible. Cada uno se
1968. Hemos querido empezar por manifestaciones más
desvía de la norma de alguna manera. Incluso si uno per-
recientes e ir hacia atrás en pos de las genealogías, como
tenece a una mayoría estadística en razón de un grupo de
si de un discurrir foucaultiano se tratase. ' i bien las fechas
edad, raza, altura, peso, frecuencia de orgasmos, sexo, con-
son aproximativas y de carga simbólica, y en algunas casos
tactos sexuales y nivel de ingresos, simplemente debido a
se pueden encontrar propuestas artísticas que sobrepasan
esta combinación improbable de normalidades el perfil de
los años-mojón, no son en absoluto gratuitas. '
cada uno se separa de la norma": ,
es que vivimos en
rá probablemente a la historia por el 11 de Septiembre y
un mundo plagado de desgarros, de pérdidas de coheren-
los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York
cia, de erosión de consistencia, sin cohesiones. y es que ese
y el Pentágono de washington pero es también una fecha
declive de los principios tradicionales, que aparentemente
sintomática por el reforzamiento de lo que se ha denomi -
nos desestabiliza (estar en la duda no es malo), se debe,
nado la dérive sécuritaire, es decir, la obsesión paroxística
en parte, a la aparición de las micropolíticas identitarias que
de los estados y las multinacionales por el control y la vigi-
han socavado el discurso normativo y a otras formulaciones
lancia a gran escala, lo que supone acentuar el ambiente
que se centren en la crítica de lo cotidiano, de la intimidad,
de sospecha hacia aquellos individuos tildados de peligro-
de las relaciones personales. '
or ello, lo local, lo peque-
sos en razón de sus costumbres, aspecto o creencias reli-
ño, aquellas realidades (étnicas, raciales, religiosas, lingüís-
giosas y el consiguiente desprecio de las libertades perso-
ticas, sexuales) que pasan desapercibidas en la letra
nales. '
pequeña de los periódicos, o que ni siquiera llegan a ser
suele tener rostro occidental (un concepto también modifi-
noticia, merecen ocupar el espacio de la reflexión aunque,
cable) . El proceso poscolonial (véase Gayatri Chakravorty
eso sí, sometidas al dardo de la crítica y el análisis.
Spivak y Frantz Fanon ...) que implicaba un avance hacia la
u
pasa-
uelve a airearse el fantasma del enemigo que no
independencia de paises sometidos a la férula de las
metrópolis se ha cerrado en falso. De alguna manera, la
[ 11 ]
ste proyecto que hemos titulado Micropolíticas. Arte y
herida se ha reabierto mediante el fenómeno del terroris-
cotidianidad y que se desarrolla en tres partes (2001-1989;
mo. '
1989-1980; 1980-1968) abarca en realidad un mismo con-
que separaba dos partes de una ciudad dividida por formas
jun to de ideas con una base integradora en la que se abra-
de vida y por barreras psicológicas y políticas entre el este
,\
:,Rr.[~,
M
T~,
lllc. -
f
SfI P l/II(,
A',V Tf/[ Erl/CS
r Q [[1/
1n, 1999
¡'¡Tri NNl'" (
evoca claramente la caída del Muro de Berlín
41
y el oeste y es signo de los cambios que va a introducir la
mujeres empieza a impregnar la esfera social, y por ende,
perestroika y la g/asnost en el gigante ruso, que conllevará
a darle importancia y significación. La falocracia, tan ensal-
el paulatino desplome del bloque comunista y el consi-
zada en nuestra sociedad, empieza a ser erosionada
guiente afianzamiento de la economía del mercado y de
(Louise Bourgeois y Hannah Wilke, entre otras artistas, en
los valores capitalistas. ...
es el ano en que sube al
los sesenta y setenta son un buen ejemplo de ello). Como
poder el republicano Ronald Reagan precedido un ano
decía Kate Millet: "El sexo reviste un carácter polítiCO que,
antes por la tory Margaret Thatcher. Bajo ambos mandatos
las más de las veces, suele pasar desapercibido".' ...
se produce la crisis del sida y la demonización de la liber-
icropolíticas trata de incidir en la noción de lo cotidiano,
tad sexual agudizada por los desvaríos homófobos y
como representación de las prácticas humanas tal como lo
-
(oposición al uso de anticoncep-
proponía Michel de Certeau en L'invention du quotidien
tivos, al legitimo derecho que tienen las mujeres al abor-
(1980). Dar valor a las actividades de ocio o de otro tipo
to). Son anos de retraimiento y de miedo generados por la
que las personas llevamos a cabo diariamente conscientes
estigmatización de prostitutas, de la población gay, del
de que tal retahila de actividades, conductas o comporta-
colectivo negro, y de todo/a aquel y aquella cuyo estilo de
mientos en el ámbito doméstico o en el espacio laboral o
vida desentonaba con la moral pública de la mayoría mora-
incluso en el tiempo vacacional están dotadas de sentido
lista basada en la familia tradicional.... or último, 1968 es
hasta el punto de que los valores éticos o su falta están pre-
una fecha mítica por el énfasis puesto en la crítica al auto-
sentes en dichas acciones. ... o cotidiano como algo trans-
ritarismo y a la figura del patriarca. Es el ano en que es ase-
formador, que puede resultar subversivo de los valores
sinado Martin luther King, símbolo de la igualdad racial.
establecidos; eso es lo que nos interesa para examinar en
machistas de Juan Pablo
11
Además, en anos sucesivos el movimiento
femin~ta
espe-
profundidad el intríngulis de la vida. ... o se trata simple-
cialmente en los Estados Unidos pero también en Europa
mente de describir tareas más o menos rutinarias como
plantea la necesaria politización del ámbito personal, de la
limpiar los cristales, planchar ropa, pasear el perro o ir al
privacidad. Fregar platos, barrer, limpiar pueden ser actos
supermercado o a la oficina sino de saber cómo tales ocu-
que van revestidos de componentes polítiCOS. lo domésti-
paciones afectan las relaciones humanas y qué roles o
co no es cosa de mujeres, como parece desprenderse del
papeles o valoración generan en función de quien las rea-
discursos hegemónico que todavía perdura hoy. La sexuali-
lice, de qué modo se lleven a cabo, en qué contexto, con
dad y los valores de género que se atribuye a varones y
qué intención...... a alienación y la tecnología han pene-
4
trado la vida cotidiana: el teléfono, la televisión, Internet, la
de gran alcance en el compor amiento humano. . ., n el
grabación de música, los viajes de masas. La creatividad
arte reciente existe un interés reno ado en la vida real. De
la independencia personales se ve reducida por un sistema
la misma manera, aunque con otros propósitos, en la tele-
de usos que impone el sistema capitalista y que de no rein-
visi ón se ofrecen programas que se fijan en la vida corrien-
ventarse puede generar uni formidad y tedio. Lo repetitivo
te del ama de casa, del administrativo, de la policía en
es la forma de vida mayoritaria. ¿Acaso creemos que el
suma, de la gente que consideramos normal a pesar de la
tiempo lo gestiona cada cual según sus preferencias? Las
falacia de dicho vocablo. A veces, con la intención de escu-
formas dominantes de organización de la vida nos impul-
driñar en la vivencias intimas hasta el pun o de que algu-
san a creer que el tiempo esperdiciado es el que no se
nas personas consciente de ser vistas y oídas fingen o
emplea en la producción, en la acumulación, en el ahorro.
interpretan o exhiben actitudes determinadas. ¿Ficción o
Podría también pensarse que hoy es el tiempo del trabajo
rea lidad? Así parece
el desperdiciado pero resu lta que el tiempo de ocio está
como Gran Hermano, que conviene ana li zar sin escrúpu -
marcado por las imposiciones del mercado. . ., I arte que
los ... . ., ¿ ué demues ra este fenómen0 7 ¿Una pasión hac ia
proponemos en Micropolílicas bucea en estas paradojas. Lo
lo voyeurista? Más bien cierta desesperación, un sen ido
vemos en el nomadismo creativo como estilo de vida
anhelante hacia algo que es pro ablemente lo que subya -
opuesto al sedentarismo estancado, en las relaciones a
ce a la idea de lo cotidiano. Según David Ross, es pOSible
salto de mata, en la búsqueda de otras formas de comuni-
que lo que ha a moti ado a muchos artistas a plasmar su
cación, en las nuevas configuraciones de lo cotidiano, en la
idea de lo cotidiano pro enga de un sentido de la ansiedad,
libre creación de acon tecimientos . . ., uestra sociedad tien-
de la desesperación, del anh elo, de la incertidumbre . . ., n
de a atomizar a la gente en consumidores aislados, exa l-
deseo por vol erse a conectar con algo que es muy real. y
tando la comunicación y a la vez dificultándola, estigmati-
no simplemente de celebrar lo cotidiano como en el Pop
zando a quienes habitan fuera de la lógica . . ., e trataría de
Art mayoritario, tan acrítico a veces . . ., a no hay h ' roes.
examinar y estudiar lo particular y cómo esto incide en lo
Barbara Kruger nos ha di cho que no 105 necesitamos. Si a
global. Fijarse en lo que se ha pasado por alto, en lo fami-
algo que celebrar es la supervivencia del individuo en un
liar, sin caer necesariamente en la confesión grotesca a la
mundo en que el comercio y otras presiones ti enden a la
que tan dados son los programas basura similares, aunque
obliteración de lo individual....,
tampoco ignorándola, pues tiene repercusiones mediát icas
de todos los días, la corriente, sin más . . ., " studiar la vida
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cotidiana sería una empresa absurda incapaz de captar nin-
feminista, siempre renovable, de Lo personal es político. ..,
guno de sus objetivos, si este estudio no se emprendiese
,a aparición de las llamadas sociedades civiles, a las que se
con el propósito de transformar la vida diaria". - .., sta
han referido Susan Sontag y Juan Goytisolo recientemente,
dimensión crítica no puede soslayarse. No es la definición
supone un intento de responder, a veces de manera incon-
de Henri Lefebvre lo que se defiende aqui. Él percibía sobre
secuente o descoordinada al hartazgo y a la desconfianza
todo lo cotidiano como lo que permanece después de que
hacia las estrategias de los partidos políticos que ya no
se hayan eliminado las actividades especializadas . .., ·n el
parecen representar los ideales de la ciudadanía. En ese
proyecto de Micropolíticas se parte de la actualidad recien-
sentido, no parece extraño que la revalorización de las
te para bucear en decenios anteriores en pos de las repre-
pequeñas cosas, por utilizar un eufemismo, ya sea la sexua-
sentaciones de las subjetividades, con sus fisuras y parado-
lidad, la vida privada y familiar (en el sentido lato del tér-
jas. Nos mueve un interés por hurgar en las subjetividades,
mino), el ocio y la diversión, el cuidado de sí (Foucault, de
también en el terreno del inconsciente, que estén cargadas
nuevo) y el consumo (que conlleva poner en tela de juicio
de una impronta transformadora, y por ende, social..., or
los modelos corporales, de belleza y apariencia marcados
ello, las manifestaciones artísticas que tienen acogida en
por criterios mercantiles y estéticos constrei'lidores), o la
este proyecto hablarán de lo que pasa, día a día, en las
evasión que proporcionan los viajes o las drogas, sean
transgresiones de la intimidad, en los vfnculos entre hábi-
espacios en los que se refugia/protege el sujeto contem -
tat y sujeto, en el filo heterodoxo de las otredades de la
poráneo, precisamente en una época en que los medios de
conducta y el comportamiento, en las proteicas visiones de
comunicación han desdibujado con su intrusismo, banalidad
la alteridad étnica, en el intento de poner en tela de juicio
y zafiedad, las fronteras entre lo públiCO y lo privado.
el control social que se ejerce mediante la vigilancia del
individuo, en el impacto que tiene en el cuerpo y sus placeres las problemáticas de la feminidad y la masculinidad y
las posibles vías para subvertir el orden marcado sobre los
géneros ... ..,
aun siendo las representaciones artísticas la
médula y el núcleo central, se tienen en consideración otras
aportaciones en el campo de la creación (cine, literatura,
música ...) en que se haya palpado ese flujO de conductas y
comportamientos individuales en sintonía con el propósito
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