TEORÍA DE LA COMPLEJIDAD Y EL PROBLEMA EPISTEMOLÓGICO (Una perspectiva para la educación de doy) Autor: Ángel Echeverría Caracas, marzo de 2016 Desde un punto histórico, podríamos decir que el ser humano es un ser que constantemente vive transformándose y a su vez transformando su entorno. Esta transformación la podríamos definir utilizando un término del naturalista inglés Charles Darwin: evolución. Dicho término está enmarcado, en este artículo, no en la apreciación de un cambio en herencia genética fenotípica sino más bien como una causa a la biodiversidad en cada nivel de la organización biológica, es decir, como una propiedad inherente a los seres vivos de buscar lo mejor. Dentro de ese proceso evolutivo la historia humana ha vivido en una constante tensión y transformación entre el ser y el deber ser, dicha tensión hay que entenderla no como una complicación de la naturaleza humana, sino más bien como la comprensión de que el hombre es un ser complejo por naturaleza, que se encuentra en una situación, realidad y busca, tiende a algo más allá. Dentro de esa tensión podríamos ubicar el proceso epistemológico del hombre. Proceso que está enmarcado dentro de su complejidad. Haciendo una breve síntesis del problema, podríamos contextualizarlo dentro de tres grandes etapas: el problema en la antigüedad, en el medioevo y en la contemporaneidad. Luego presentaremos una síntesis del problema en la actualidad y la respuesta dada por Edgar Morín. Con respecto al problema en la época antigua, según Fraile (1997), tenemos lo siguiente: a- El problema epistemológico tiene sus inicios en los presocráticos (año 624 a. C) con Heráclito, Parménides, entre otros, los cuales fundamentaban que el hombre tiene un modo de saber fijo, estable, necesario. b- Luego el problema de la ciencia entra en vías de solución con Sócrates, el cual, halla el verdadero camino del conocimiento científico al descubrir el concepto universal, la definición y el proceso inductivo para elaborarlos. c- Platón marca un avance dentro de la complejidad epistemológica con la fundación de la academia (387 a. C), en la cual el plan de estudio comprendía las tres ciencias fundamentales correspondiente con las tres clase de la sociedad: matemáticas (guerreros), artes mecánicas (artesanos) y la dialéctica, que era la ciencia suprema de las idas transcendentales propia de los gobernantes. d- Aristóteles y su Liceo. En el cual se da una parcialización del saber, dicha parcialización se da en tres grandes ramas: teoréticas, prácticas y poéticas; las cuales a su vez están conformadas por otras parcializaciones más concisas. Aunque para el liceo aristotélico la cumbre suprema del saber es el teológico, ya que versa sobre el objeto más elevado: Dios. Ya avanzado un poco más en la historia de la humanidad, entramos en la época medieval, en la cual lo epistemológico se da dentro de lo filosófico y lo teológico. Vale acotar, empero, que se da una distinción entre los órdenes del saber, racional y revelado, correspondiente a los ordenes ontológico: el natural y el sobrenatural. En la cual la filosofía cumple una función de subordinación instrumental a la ciencia sagrada. Sin embargo, San Alberto Magno y Santo Tomas de Aquino se hacen la excepción. Según Fraile (1997): a- San Alberto Magno mantiene una visión enciclopédica del saber, cultivando por igual las distintas ramas de la ciencia b- Por su parte santo Tomas de Aquino conserva la misma visión integral y enciclopédica del saber que su maestro San Alberto. La distinción entre el saber racional y revelado no constituye una antítesis, sino un conjunto armónico y complementario. Con respecto al momento de la contemporaneidad, hay que decir que el siglo XIV comienza un proceso de desconfianza al concepto de ciencia. Surgiendo así el nominalismo, todo es nombre, los universales no existen, siendo la raíz del movimiento que poco más tarde dará origen al nacimiento de las ciencias experimentales, las cuales se definían como exactas y naturales. Se da un re-auge de las parcializaciones del saber. Ya adentrado el siglo XIX y XX, el problema epistemológico adquiere nueva forma, surgen las famosas teoría del aprendizaje, las cuales pretenden describir los procesos mediante los cuales tanto los seres humanos, como los animales aprenden. Numerosos psicólogos y pedagogos han aportado grandemente en ellas. Dentro de esas teorías del aprendizaje cabe mencionar: a- El constructivismo: en el cual han aportado Piaget, Vygotsky y Ausubel. Dicha posición sostiene, como lo afirma Araya y otros (2007) que el conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano, esta construcción se realiza con los esquemas que la persona ya posee (conocimientos previos), o sea con lo que ya construyó en su relación con el medio que lo rodea. b- El conductismo: El conductismo es una corriente de la psicología inaugurada por John B. Watson (1878-1958) en el cual, parafraseando palabras de Yela (1998) en su artículo la evolución del conductismo, el estudiante es como una tabula rasa que no aporta nada al proceso, y que depende para aprender de los estímulos que reciba del exterior. Tiene por lo tanto un papel pasivo, espera que el profesor le de la información y le indique las tareas que debe realizar. No se tienen en cuenta las diferencias individuales de los estudiantes. c- El Cognitivismo, es una teoría fundamentada por Chomsky, Neisser, James y otros. Dicho paradigma sustenta, parafraseando palabras de Valle Francisco, que el aprendizaje es como un proceso en el cual se sucede la modificación de significados de manera interna, producido intencionalmente por el individuo como resultado de la interacción entre la información procedente del medio y el sujeto activo. Dicha perspectiva surge a finales de los sesentas como una transición entre el paradigma conductista y las actuales teorías psicopedagógicas. Una vez visto a grosso modo, el recorrido histórico que ha tenido el problema epistemológico, surgen dos cuestiones: ¿Cómo es comprendido dicho problema en la actualidad? ¿Cómo ha de comprenderse el problema y el que hacer educativo hoy? He aquí que para responder a ambas cuestiones, podríamos considerar la postura de del filósofo y sociólogo francés Edgar Morín, el cual con su Teoría De La Complejidad, busca dar una respuesta acertada al problema planteado, ya que como afirma Gómez (2010) “es un nuevo paradigma científico generalizador, capaz de abarcar a todas las ciencias”. Edgar Morín para considerar el problema epistemológico considera primeramente el problema antropológico. Dicho problema lo evalúa, lo considera, lo estructura en sus primeros años de investigación científica, y es en el año de 1951, con su obra El Hombre y La Muerte, que considera “al hombre como un ser total, individuo, especie, sociedad” (Morín, citado por Gómez Pedro, 2003, pág. 11) Por tanto, se puede considerar que Morín tiene una visión holística del hombre. Lo considera ya no como un homo fabe u homo sapiens sino como un homo complexus, “el hombre se ha vuelto <omnívoro> frente al mundo, abierto a toda la realidad. Él mismo es un microcosmo, entregado a todas las participaciones en el macrocosmos” (Gómez, 2003. Pág. 12). El hombre es un ser complejo que lleva inmerso los caracteres antagónicos, pues su totalidad es fruto de su omnivoralidad, “devora”, asume todo, aquello que Morín llamaba “progreso en regresión” (Gómez 2003), el hombre de la racionalidad, es también el hombre de la afectividad, del mito; el hombre del juego es el mismo hombre del trabajo; entonces hay que decir que la complejidad del hombre esta asumida por todo lo que el hombre es, hace, vive y experimenta. Al considerar al hombre como un ser complejo, hay que considerar también así su modo de aprender. El proceso educativo, es decir, su manera de adquirir conocimiento hay que considerarlo no solo como un condicionamiento o como un constructo, sino como un proceso complejo. La educación debe promover una inteligencia general apta para referirse, de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto en una concepción global. Morín propone la necesidad de un pensamiento complejo, el cual puede referirse al ámbito educativo. Dicho pensamiento complejo no es más que el reconocimiento de que la realidad por sí misma es compleja, donde el pensamiento “debe afrontar lo entramado de la solidaridad de los fenómenos entre sí, la contradicción” (Morín, pág. 33), el pensamiento e igual que el proceso educativo no debe conformarse solo “con el paradigma de disyunción/reducción/unidimensionalización sino que debe ser sustituido por un paradigma de distinción/conjunción que permita distinguir y asociar” (Morín, 34). Es aquí cuando lo complejo no puede resumirse en una palabra, no puede explicarse a través de la formulación de una ley, en fin no puede reducirse a una idea simple. Esta realidad que es fruto la ciencia contemporánea, sin embargo, se encuentra en proceso de transición entre los ideales de conocimientos propios de la racionalidad clásica, surgida a la luz de la modernidad, y una emergente racionalidad que desde diversas teorías científicas viene desplazando la simplificación desde la cual las disciplinas científicas creyeron desentrañar los enigmas del mundo. Ese proceso de transición se está dando con el surgimiento de un nuevo paradigma epistemológico, expresado bajo el término complejidad. Este paradigma epistemológico busca articular los parcelamientos disciplinarios, quebrados por el pensamiento disgregador, a fin de construir un conocimiento multidimensional que se oponga a la supremacía de una ciencia sobre cualquier otra, a una omniracionalidad. Se trata, en principio, del reconocimiento de los lazos existentes entre las entidades que nuestro pensamiento debe necesariamente distinguir, pero no aislar, entre sí. En este sentido Edgar Morín nos dice que el pensamiento complejo está animado por una tensión permanente entre la aspiración a un saber no parcelado, no dividido, no reduccionista, y el reconocimiento de lo inacabado e incompleto de todo conocimiento, “el pensamiento complejo aspira al conocimiento multidimensional. Pero sabe desde el comienzo, que el conocimiento completo es imposible: uno de los axiomas de esta propuesta epistemológica es la imposibilidad, incluso teórica, de una omnisciencia” (Morín, 1990, pág. 23). Esto hace necesario, ante todo, tomar conciencia de la naturaleza y de las consecuencias de los paradigmas que mutilan el conocimiento y desfiguran lo real. Se trata de la negación absoluta de cualquier dogma que disgregue, parcialice, aísle los objetos de sus ambientes, desvincule al observador de la cosa observada. “Se trata de un punto de vista que cuenta con el mundo y reconoce al sujeto. Más aún, la epistemología de la complejidad presenta a uno y otro de manera recíproca e inseparable (Morín 1990, pág. 64). A partir de aquí el problema del sujeto que se impone no es un problema de subjetividad en el sentido degradado en el que este término significa contingencia y afectividad, sino que es la interrogación fundamental del sí sobre sí mismo, sobre la realidad y la verdad. Es un problema que tiene que ver con la naturaleza bio–antropológica y sociocultural del conocimiento. Esta afirmación permite, como afirma Moran (2006) “criticar la epistemología occidental, surgida a raíz de la modernidad, fundada sobre la eliminación positivista del sujeto a partir de la idea de que los objetos, al tener existencia independiente del sujeto, eran observables y oportunamente explicados en tanto tales, gracias al método experimental y a los procedimientos de validación que la ciencia moderna había permitido; se trata de una epistemología fundada sobre un universo de hechos objetivos, liberados de todo juicio de valor”. Como se puede observar en palabras de Moran, en occidente el conocimiento se expresó en términos de conocimiento de algo externo y distinto del ente humano. Por esto, la vía de obtención del saber no era un elemento más a considerar, sino un elemento fundamental. Lo cual se propuso Morín con su teoría de la complejidad. El sujeto cognoscente no es pasivo, sino activo, pero su manera de conocer no ha de ser parcializada sino ampliada, donde se tomen en cuenta no solo lo que se quiere aprender, sino como se quiere aprender, y la realidad desde donde se quiere aprender. Edgar Morín ve el mundo como un todo indisociable, y propone un abordaje de manera multidisciplinar y multirreferenciada, de manera que se pueda lograr la construcción del pensamiento, contraponiéndose a la causalidad para encarar fenómenos como una totalidad orgánica. El pensamiento complejo nos permite contemplar diferentes representaciones de un sistema, al mismo tiempo, con el fin de tener un entendimiento más completo del mismo. En el proceso educativo actual lo que podría sembrarse durante la formación del ser humano es una actitud de búsqueda constante, ya que es difícil llegar a la completud, pero pueden hacerse aproximaciones consecutivas al objeto de estudio, y siempre ser constante en la investigación del porqué de las cosas y fenómenos que vivimos y observamos. El planteamiento sobre el desarrollo de un pensamiento complejo luce como una necesidad para transformar la realidad humana, como una especie de desafío a la hora de abordar y razonar todo lo que nos rodea. Y para terminar hay que tener una de las propuesta de Morín, que ha ser una norma fundamental en el proceso educativo hoy, “todo conocimiento opera mediante la selección de datos significativos y rechazo de datos no significativos” (Morín, 1990, pág. 28). El proceso de aprendizaje hoy se fundamenta en esa premisa, el educando quiere datos que le digan algo, y que le sirva para aplicarlo en la vida. Por tanto, el profesor de hoy en día, no ha de quedarse estancado en ninguna visión filosófica o pedagógica, llamados también enfoques, no solo ha de ser conductista, ni constructivista, ni cognitivista, entre otras, sino más bien ha de ser geohistorico y holístico. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Araya y otros (2007) Constructivismo: Orígenes Y Perspectivas. Revista de educación. Caracas Venezuela. Documento en línea. [Consultado en http://www.redalyc.org/pdf/761/76111485004.pdf] Fraile, G (1997) Historia de la Filosofía. Grecia y Roma. Tomo I. editorial B.A.C. Madrid España. Gómez, P. G (2003) La antropología compleja de Edgar Morín. Granada-España. Gómez, T. F. (2010) El nuevo paradigma de la complejidad y la educación: una mirada histórica. Documento en línea. [consultado en https://polis.revues.org/400] Morán, B. L. (2006) De la teoría de la complejidad a la filosofía intercultural: hacia un nuevo saber. Revista de Filosofía, Vol. 24, N° 52. Universidad del Zulia. Venezuela. Morín, E (1990) Introducción al Pensamiento Complejo. Documento en PDF. 84 páginas. Valle Francisco. Cognitivismo. Universidad de Oviedo. España. Documento en línea [consultado en http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/C/cognitivismo.pdf] Yela, M. (1998) La Evolución del Conductismo. Revista Psicothema Vol. 8. Pág. 165-186,