REFLEXIONANDO ACERCA DEL ÉXITO ACADEMICO DESDE LA

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REFLEXIONANDO ACERCA DEL ÉXITO ACADEMICO
DESDE LA PERSPECTIVA DE MORIN
Nancy Contreras
PRESENTACION
El presente ensayo se contextualiza en el ámbito de la educación superior a
distancia, que en el caso venezolano está representada por la Universidad Nacional
Abierta (UNA), con una experiencia de 29 años en esta modalidad educativa. Esta
institución universitaria constituye un sistema de educación abierta y a distancia de alcance
nacional, organizado para democratizar y masificar el acceso a la educación, a amplios
sectores de la población del país que están imposibilitados de atender un programa de
estudios bajo la modalidad presencial debido a la existencia de barreras geográficas, de
impedimentos físicos y de cualquier otra índole, o a la imposibilidad de compatibilizar sus
obligaciones familiares y laborales con los estudios. Es una institución que se destaca por
ser la única universidad venezolana cuya oferta académica total es a distancia, lo que en la
literatura sobre organizaciones de educación a distancia se conoce como universidad de tipo
unimodal.
El proceso de enseñanza-aprendizaje en la UNA se fundamenta en el estudio
independiente por parte del estudiante, lo cual exige que este planifique sus tiempos de
dedicación al estudio, las asesorías a las que acudirá y las evaluaciones que deberá
presentar para alcanzar los estándares establecidos por la institución.
La Universidad utiliza medios múltiples de instrucción y diversos tipos y
modalidades de formación. La instrucción se ofrece a través de paquetes instruccionales
entendidos como el conjunto de elementos que integran un curso en educación a distancia,
elementos que pueden poseer diversos modos de presentación: escritos, audiovisuales y
electrónicos. Se ofrecen además los servicios de orientación y asesoría, los cuales
constituyen los soportes académicos mediante los cuales se intenta facilitar al estudiante su
desarrollo académico y su interacción con la institución y la realidad laboral circundante,
así como el uso óptimo de los recursos de información y de aprendizaje disponibles.
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El papel del asesor u orientador consiste, además de atender las consultas de los
estudiantes en cuanto a dificultades relacionadas con el proceso de aprendizaje de las
asignaturas, en promover y estimular permanentemente a los estudiantes a realizar
esfuerzos para obtener los conocimientos, destrezas y habilidades establecidos en los pensa
y perseguir logros académicos significativos.
De acuerdo a lo expuesto, es de común aceptación el que una persona adulta posee
capacidad para responder con efectividad a las exigencias de la modalidad educativa a
distancia y que sólo requiere cierto apoyo para fomentar su autogestión y autoaprendizaje;
se ha asumido, enfatiza Bermúdez (1994) que para tener un desempeño exitoso dentro de
esta modalidad, el estudiante debe desarrollar un tipo de comportamiento cónsono con las
características de la educación abierta y a distancia, de tal manera que se responsabilice por
su aprendizaje. Sin embargo, las características individuales de las personas, plantean que
no todos logran el mismo desarrollo para corresponder a las expectativas y exigencias del
sistema y la desatención de requerimientos estudiantiles de diversa índole por parte de la
institución, podría convertirse en fuente potencial de frustración o deserción del sistema..
Se ha observado que muchos de los estudiantes de la UNA, no poseen una clara
conciencia de lo que realmente desean, por lo tanto no son capaces de dirigir sus esfuerzos
y recursos hacia el logro de una meta clara y significativa para ellos, sin una verdadera
motivación y sin centrarse en un proyecto de aprendizaje que, a la par, sea parte de su
proyecto de vida. Esto se contrapone con lo expresado por Flores (2004) en relación al
éxito, al cual define como “…un atributo de los seres humanos que emerge de adentro hacia
fuera…”, que puede reconocerse mediante indicadores como “…la ocupación, dedicación,
creatividad, estándares de excelencia y satisfacción por el logro alcanzado, entre otros. El
éxito está presente en las metas conseguidas, en los resultados esperados de una gestión o
en la puesta en práctica de un proyecto…” (p. 26).
En este sentido el éxito o fracaso del estudiante dependerán de su dedicación y
esfuerzo para diseñar y desarrollar su plan o proyecto académico. El éxito debe servir de
estímulo para el mejoramiento continuo, mientras que el fracaso debe ser asumido con
responsabilidad, sirviendo de indicador de que algunos aspectos del proceso presentan
fallas, a fin de precisarlas y hacer las modificaciones necesarias a la planificación para
mejorar la situación planteada, en un próximo intento para la consecución de la meta.
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DISCUSION
Con la finalidad de orientar la reflexión sobre la temática resulta procedente
plantearse algunas interrogantes, tales como:

¿Qué significado tiene el éxito para los estudiantes UNA?

¿Qué dimensiones construyen el significado del éxito?

¿Promueven los docentes de la UNA conductas exitosas en sus estudiantes?
La temática acerca del éxito hace referencia sobre la grandeza del ser humano, sus
potencialidades y su conexión con lo mundano y lo divino. Su conocimiento lleva a
reflexionar sobre los modos de vida e induce a explorar los beneficios del uso consciente de
las capacidades del sujeto animándolo a descubrir y usar los múltiples dones y talentos que
posee para trascender la escasez y la pobreza. Es un hecho que el ser humano es producto o
resultado de lo que piensa, siente, dice y hace, por ello bajo la convicción de alcanzar lo
que se quiere lograr, es necesario o menester modificar los criterios y creencias en que se
sustentan o apoyan los actos humanos, para encontrar o descubrir nuevas vías, destinos y
formas de pensar y actuar más prometedores y acordes con las expectativas personales y
colectivas.
Debe considerarse que los individuos y por ende sus instituciones, conocen,
piensan y actúan según los paradigmas inscritos culturalmente en ellos. Al pensar sobre la
educación venezolana es fácil darse cuenta que el imprinting cultural al que hace
referencia Morín (2000), no ha sido precisamente el de la búsqueda del éxito, es una
educación cuyo sello ha estado representado por el conformismo y cuyo ejemplo mas
representativo es aquella frase que expresa que toda nota mayor de 10 es un lujo, lo que sin
lugar a dudas es un obstáculo intelectual de gran proporción para el conocimiento, urge por
tanto una reforma del pensamiento, una reforma paradigmática que permita a la mente
desarrollar aptitudes y posibilidades de mejoramiento y de transformación.
El éxito puede considerarse como el estado resultante de varios agentes
implementados o aplicados de manera simultánea o combinada, es el producto de un
sistema de varias causas y condiciones que se han activado. Sobre estas ideas Yagosesky
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(2000) refiere que personalidades destacadas y especiales para la historia como Lincoln,
Gandhi o Bolívar, permitieron que en sus mentes se abonaran ideas trascendentales de
transformación positiva de la humanidad, de allí los grandes logros o significados que sus
nombres evocan. Estos ejemplos revelan que el ser humano es extremadamente capaz
cuando se compromete con una idea y decide llevarla adelante con verdadera determinación
y enseñan que el hecho de poseer un propósito de vida concreto (como por ejemplo
aprender, desarrollar consciencia, alcanzar paz interior, contribuir al mejoramiento del
mundo) estimula el entusiasmo, favorece la perseverancia y da coherencia a los actos del
individuo o del grupo social y que la acción orientada hacia el éxito debe ser ecológica,
constructiva, creadora, en la que prevalezca el deber humano de considerar las
consecuencias y efectos que producen los actos individuales sobre los demás, sobre la
comunidad o sobre la sociedad.
La idea anterior se fortalece con lo expresado por Morín (2000) acerca de que la
educación del futuro deberá estar centrada en la condición humana, de esta misma forma
debe ser entendida y concebida la idea de éxito, no sólo bajo la óptica del bienestar
individual sino del colectivo, de la sociedad, es lo que el autor citado denomina el bucle o
tríada individuo-sociedad-especie, en el que no es posible comprender la complejidad
humana en forma aislada de estos elementos que la conforman, es decir la búsqueda del
éxito humano implica desarrollo del éxito individual, de las comunidades y de la especie en
general. Esta idea está ligada con la correspondiente a la unidad y la diversidad humana,
comprender lo humano implica comprender al individuo en su singularidad y en su
multiplicidad, puesto que él es al mismo tiempo singular y múltiple.
El éxito se encuentra estrechamente ligado a la visión, entendiéndose por tal el ideal
imaginario que poseemos y que se expresa a futuro en resultados positivos obtenidos por la
conjunción de dos importantes fuerzas: motivación y voluntad. El hecho de tener un
propósito de vida concreto estimula el entusiasmo, favorece la perseverancia y da
coherencia a las acciones realizadas. Este propósito al que se hace alusión es el
complemento de la visión y se encuentra representado por la misión, la cual establece más
allá de los beneficios inmediatos que se obtienen con los actos, el aporte social y
humanitario que el individuo prestará a la sociedad. El reconocimiento del propósito de
vida está ligado o relacionado con lo que se conoce como “estado de flujo”, el cual permite
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que el individuo se sienta cómodo, relajado, cuando se encuentra en su área de influencia.
Para alcanzar el mencionado estado resulta importante lograr una clara definición de
valores, proceso que vincula aprendizaje con ética, y que operan como rectores, como ejes
directrices de las percepciones decisiones y actos humanos.
El ser humano constantemente se plantea objetivos aunque no esté consciente de
ello, existe en él la tendencia a lograr, a modificar el estado de las cosas, a buscar nuevos
retos y nuevos caminos. Esta representa la actitud ideal de una persona que pretenda
mejorar su estado de vida, es decir no improvisando sino focalizando o planteándose un
norte. Es necesario tener en cuenta para el logro de objetivos, sobretodo en estos tiempos
signados por la incertidumbre, el apoyarse en un plan, un método, desde el cual iniciar la
acción, así como también el conocer la disponibilidad de recursos con que se cuenta,
incluyéndose dentro de estos recursos las cualidades y capacidades propias y aquellas que
pueden ofrecernos otros individuos del entorno y que contribuyen positivamente a la
generación de cambios personales y colectivos. No se trata solamente del aprovechamiento
de oportunidades sino de crear opciones que favorezcan el logro de los éxitos que se desean
alcanzar, adicionalmente los logros deben haber sido obtenidos en consonancia con los
valores que se profesan. De allí la importancia de que los actos o acciones del individuo
tengan una dirección coherente.
El éxito es un producto sistémico que se logra mediante la conjugación de varias
causas y circunstancias, uno de sus mejores aliados es la confianza en si mismo, dado que
se fundamenta en la creencia de contar con las capacidades y recursos necesarios para
enfrentar de modo satisfactorio los retos de la vida y de asumir que se puede avanzar hacia
el destino elegido. A lo anterior debe sumarse la creatividad, la cual es considerada por
Yagosesky (2000) clave en el mejoramiento y la evolución del ser humano, e implica la
búsqueda de salidas y formas novedosas y diferentes de resolver dificultades, desacuerdos,
problemas o conflictos, de interpretar situaciones, de seleccionar rutas diferentes para llegar
a un objetivo, de imposibilitar la existencia del fracaso. Puede afirmarse que todo lo valioso
que ha sido creado por el hombre lleva impregnado el sello del proceso creativo. La acción
orientada al éxito está estrechamente vinculada a una mentalidad de excelencia, término
éste que puede ser entendido como la capacidad de obtener resultados óptimos o superiores,
por encima del promedio general.
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Lo expresado en los párrafos precedentes lleva a reflexionar sobre el “saber”
denominado por Morín (2000) como el de la enseñanza de la comprensión, la cual
representa la misión espiritual de la educación; ésta comprensión no solamente está referida
a lo que constituye la comprensión intelectual u objetiva y que es materia cotidiana en una
institución universitaria en la que se transmite información o se explica acerca de un objeto,
sino que engloba o abarca lo que es la comprensión humana y que comporta un
conocimiento de sujeto a sujeto; este tipo de comprensión es muchas veces obviado o
subestimado por quienes imparten educación y son formadoras de los individuos,
demostrando no solo incomprensión de los demás sino también de sí mismos. Este saber
también lleva a meditar sobre la igualdad de oportunidades que deben brindársele a todos
los estudiantes para el logro de sus aspiraciones y cumplimiento de metas académicas y
proyecto de vida, y sobre la necesidad de quienes laboran en el campo educativo de ejercer
la autocrítica para revisar el modo de pensar y de acción que asumen. La comprensión
constituye un aprendizaje y un re-aprendizaje de manera constante y un medio y fin de la
comunicación humana, y debe significar para los educadores trabajar para la humanización
de la humanidad.
Morín señala que todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión y
que es una tarea inmediata el que la educación para responder debidamente a las demandas,
necesidades y exigencias del futuro, debe enfrentar el problema desde ambos aspectos, no
deben subestimarse ni el error ni la ilusión en las que ha sucumbido la mente humana a lo
largo de la historia. Reflexionando al respecto cabría preguntarse si la UNA se ha planteado
o se ha preocupado por el éxito académico de sus estudiantes, o si se ha interesado en
indagar sobre las percepciones que acerca del éxito poseen sus estudiantes. Pueden ser
correctas estas percepciones? O están matizadas por el error y la ilusión? Cuales serán sus
interpretaciones?. El ejercicio de una verdadera racionalidad por parte de la institución
demostraría su capacidad para reconocer sus insuficiencias y reconocer la importancia de
cultivar el éxito desde la afectividad y la subjetividad.
Las reglas que impone el mundo competitivo actual exigen actuar con rapidez,
flexibilidad y creatividad, es un mundo plegado de incertidumbres y cambios en el que se
precisa de constante observación y de toma de decisiones sobre la base de lo observado.
Esta revisión y evaluación constante conduce a detectar si las estrategias que se emplean
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para el logro de los objetivos resultan ser las más adecuadas o si existen creencias
limitantes o estrategias incongruentes con los objetivos que desean alcanzarse. En este
sentido, la estrategia como vía para enfrentar la incertidumbre permite plantearse
escenarios o espacios de acción considerando las certezas, dudas, probabilidades e
improbabilidades de la situación que modifican a dicha acción.
Los nuevos tiempos exigen a la UNA desarrollar una educación en la que los
individuos aprendan a enfrentar las incertidumbres propias del futuro. Siendo que el
futuro se ha vuelto impredecible, inesperado, desconocido, cobra relevancia internalizar en
el ser humano la necesidad de ser un sujeto creador de nuevas formas de transformación o
de metamorfosis, para poder desenvolverse en la sociedad compleja de orden, desorden y
organización en la que vive, para saber interpretar la realidad. El incentivar al estudiante
hacia la búsqueda del éxito conlleva la consideración de la ecología de la acción y de la
propia complejidad que ella implica, es decir, el riesgo, el azar, la iniciativa, la decisión, lo
inesperado, lo imprevisto, y la conciencia de las desviaciones y transformaciones. Es lograr
que el estudiante se sienta impelido a aprender para abrir nuevos caminos en su
cotidianidad, encontrar estímulos distintos y experiencias nuevas, hacer más extensos sus
propios límites geográficos y sociales, desarrollar en definitiva, una vida más plena.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Bermúdez, M. (1994). La Orientación al Estudiante de la Universidad Nacional
Abierta. Caracas: CREAD/UNA.
Flores, C. (2004). Éxito y Fama. Mitos y Realidades. (Primera edición). Venezuela:
Polígono C.A.
Morín, E. (2000). Los Siete Saberes Necesarios a la Educación del Futuro. Caracas:
UNESCO/IESALC, FACES/UCV, CIPOST.
Yagosesky, R. (2000). La Psicología del Éxito. Caracas: Júpiter Editores C.A.
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