REFLEXIONES ACERCA DEL MALTRATRO A LOS ANCIANOS

Anuncio
REFLEXIONES ACERCA DEL MALTRATRO A LOS ANCIANOS: OLVIDO Y
TOMA DE CONCIENCIA.
Isabel Aguilar Dorta. Abogada. Máster en Gestión y en Derecho Sanitario.
[email protected]
INTRODUCCIÓN:
“Ser viejo” corresponde a una etapa vulnerable en la vida del hombre, pues la
ancianidad constituye un período donde se requieren cuidados especiales de
protección, asistencia médica, social y legal.
El maltrato al mayor ha tenido lugar en todos los tiempos; en tribus nómadas se
llegaba al abandono al anciano cuando éste ya no se podía valer por sí mismo.
Es posible que la forma de violencia familiar a la cual se le diese un
reconocimiento más tardío fuera al maltrato a los ancianos, quienes conforman
un grupo de individuos heterogéneo, afectado por hechos que vendrían a
tomarse en consideración en diversos estudios de criminología y de
victimología, que no sería hasta las dos últimas décadas del siglo xx. Tomando
este indicador realizamos este trabajo para llamar la atención sobre esta
problemática social, así como la búsqueda de la toma de conciencia de actos,
que bien por acción o por omisión pueden tener trascendencia para el orden
jurídico-penal.
DEFINICIÓN:
La primera conferencia de consenso sobre la citada temática data de 1995,
dándose en ella la siguiente definición: “Cualquier acto u omisión que produzca
daño, intencionado o no, practicado sobre personas de 65 años y más, que
ocurra en el medio familiar, comunitario o institucional, que vulnere o ponga en
peligro la integridad física, psíquica, así como el principio de autonomía o el
resto de los principios fundamentales del individuo, constatable objetivamente o
percibido subjetivamente”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en su Declaración de
Toronto, propuesta en 1995 por INPEA (International Network for the
Prevention of Elder Abuse) y apoyada en la Asamblea Mundial sobre el
Envejecimiento que tuvo lugar en Madrid, en el año 2002. Así el maltrato de
que son objeto las personas mayores indefensas por parte de aquellas otras
que le asisten en sus cuidados, se viene a definir como “aquellos actos, sean
únicos, reiterativos, o por omisión, que se produzcan en cualquier relación
sobre la base de una expectativa de confianza por parte de una persona
mayor, que le ocasionen dolor o sufrimiento”. (Redondo y Garrido, 2013).
Desde la perspectiva victimológica se pueden clasificar los siguientes tipos de
maltrato:
 Malos tratos físicos. El uso de la fuerza física que ocasionaría
dolor, heridas o lesiones corporales. Pertenecerían a esta categoría las
ataduras que se realicen sin las medidas de sujeción recomendadas, o el
inadecuado uso de medicación sin prescripción o control facultativo. Así como
la alimentación forzada y cualquier tipo de castigo físico.
 Malos
tratos
psicológicos/emocionales.
Se
materializan
ocasionando angustia, pena o estrés con actos o palabras. Tienen cabida aquí
los gritos e insultos, intimidaciones o amenazas. También actos que vengan a
lesionar o menoscabar la autoestima o la dignidad, como el aislamiento, la
infantilización o la privación.
 Malos tratos de tipo sexual. Se refiere a todo acto sexual sin
consentimiento, los tocamientos, la violación, los atentados contra el pudor, el
acoso y la realización pornográfica.
 Malos tratos económicos/financieros. Es la acción ilegal o
indebida de finanzas o propiedades que ostenta una persona mayor.
Corresponderían a esta categoría la negación de su derecho y control de sus
fondos personales. Así como los fraudes, hurtos o robos que fueran realizados
por una persona de su entorno. La alteración forzada, coercida o engañosa de
su testamento u otros actos jurídicos.
 Negligencia. Dejación en la atención de necesidades básicas del
mayor. Éstas serían su salud, su alimentación, el vestir, la higiene personal y
su hogar. Puede ser tanto intencionada como no intencionada, activa o pasiva.
 Abandono. Deslealtad completa por parte de su cuidador o
persona que está a su cargo. Se puede reconocer este hecho cuando la
persona dependiente es dejada, sin vigilancia y apoyo, en un lugar público, en
una institución o en su propia vivienda.
 Autonegligencia. La conducta de la persona mayor vulnera su
propia vida, salud o bienestar. Son ejemplos de esta conducta: el rechazo a
una vivienda, alimentarse, vestirse o lavarse.
 Vulneración de los derechos. Supone la pérdida del derecho a la
intimidad o privacidad o pertenencias. Comprende la negación del derecho a
decidir sobre aspectos tan vinculantes como casarse, divorciarse, recibir visitas
o seleccionar sus amistades. Se encuadra igualmente dentro de esta
vulneración, el ingreso involuntario (forzoso) en una residencia o institución y,
también el llamado acoso inmobiliario, el desalojo de su propio domicilio.
EPIDEMIOLOGÍA:
Comenzaremos este apartado con un dato aportado por Naciones Unidas,
quien según sus datos poblacionales, para 2050 habrá cerca de 2.000 millones
de personas mayores de 60 años, lo que significaría un 32% de la población
total y sería la primera vez en la historia que convivan más ancianos que niños
en el mundo. Respecto a nuestro país, cabe decir que el 18% de la población
está integrada por personas que superan los 65 años y según los datos
estadísticos que se poseen es una variante que va al alza. Así teniendo en
cuenta estos dos datos podríamos concluir que los problemas de la ancianidad
y, en este caso, la temática del maltrato en esta etapa vital es un tema que
debería estar presente en diferentes estudios, investigaciones y planificación
política.
La bibliografía consultada para este trabajo nos indica que de las
investigaciones realizadas, se carece de base poblacional que nos permitan
realizar una estimación acerca del alcance de este problema en España. Si
bien, se ha tratado desde la perspectiva epidemiológica en la búsqueda de un
diagnóstico, así como sus factores de riesgo.
De acuerdo con el ámbito investigador, las variables numéricas oscilan desde
un 35% en los ancianos atendidos por los servicios sociales al 8,5% en los
hospitalizados. Así en un estudio de prevalencia, solamente de sospecha de
maltrato, sin confirmación diagnóstica, se obtuvo el indicador del 11,9%.
Acerca de las características de la persona maltratada, cabe decir que el 80%
son mujeres y el 20% son hombres, habrá que subrayar aquí que la mujer es
más longeva y padece enfermedades degenerativas y otras que la llevan a la
discapacidad.
FACTORES DE RIESGO:
Señalaremos aquí en primer término que un factor de riesgo en el ámbito de la
violencia vendría a posicionar al mayor, en este caso, en una situación de
vulnerabilidad respecto al comportamiento violento. Por tanto, cabe afirmar que
serán las características del agresor, y no la de las víctimas, las que eleven el
riesgo de situar al anciano ante el maltrato. De esta manera, la mayoría son
motivados o inducidos por su cuidador, a quien podremos considerar como el
principal “presunto agresor”.
De acuerdo con lo anterior, tendremos:
a) Circunstancias y factores de riesgo relacionados con el agresor:




Ya hemos señalado que la mayoría de los malos tratos están motivados
por su cuidador como principal agresor.
Suele tener una relación de parentesco con el anciano: Cónyuge, hijo,
sobrino, etc.
Un problema recurrente es su escaso nivel educativo y cultural.
Es una dedicación, que todavía en su mayoría, no se realiza por
vocación sino por obligación o necesidad.

Suele ser dependiente del mayor, económicamente, y a veces suelen
tener problemas financieros.
 Muchas veces presentan antecedentes de violencia.
b) Circunstancias y factores de riesgo relacionados con la víctima:
 La investigación señalada (en Action on Elder Abuse, 2005; National
Center on Elder Abuse, 1998; Iborra, 2008) muestra que a partir de los
75 años se incrementa el riesgo de sufrir maltrato. Trasladando esta
variable a la población española, la prevalencia de maltrato aumenta de
0,6% en los ancianos entre 65 años y 74 años, hasta el 1,1% entre los
que superan los 74 (Iborra, 2008).
 Presenta gran deterioro funcional o anatómico (comorbilidad o con
enfermedad crónica y/o progresiva).
 Gran dependencia para las actividades cotidianas de la vida de su
cuidador.
 Comportamiento difícil, presentando problemas y conductas anormales.
También incontinencia, agresividad, insomnio, agitación nocturna, etc.
 Otro factor de riesgo es la presencia de deterioro cognitivo o amnesia
que muestra.
 La convivencia social o familiar que tiene.
 Se da también la presencia de alteraciones de tipo sexual.
 Los signos de malnutrición es otro factor que vendrían a mostrar, así
como la deshidratación, mala higiene, consecuencia de la alteración en
la dosis de fármacos. Mal vestido.
c) Circunstancias y factores de riesgos relacionados con el medio
ambiente:
- Cuando la convivencia es familiar o aislada:
 Conflictos frecuentes entre el cuidador y el anciano.
 Deterioro de la vivienda, más que importante.
 Percepción de un sueldo bajo.
- Cuando la convivencia es en residencia de mayores:
 Ratio bajo de cuidadores en proporción al número de ancianos y de
escasa formación.
 Elevada eventualidad del personal y de sus funciones.
 Instalaciones nada adaptadas al anciano o a personas de movilidad
reducida.
 Poca o nula comunicación por parte de la dirección con los trabajadores
y los mayores que conviven en el centro.
 Respuestas nada ajustadas a las reclamaciones siendo conocedor de
los malos tratos en la residencia.
 La edificación es incompatible con el funcionamiento que se presta: en
sus dimensiones, peligrosidad, falta de cuidado en su mantenimiento.
CONSECUENCIAS DEL MALTRATO:
En esta etapa ya tardía puede significar la pérdida de su independencia, su
domicilio, los ahorros de toda una vida, su ya deteriorada salud y, por supuesto
su dignidad y seguridad. Además, la muerte entre los ancianos que sufren
malos tratos es más prematura que entre quienes no lo han padecido.
CONCLUSIONES:




Los malos tratos hacia el geronte implican un problema social del que
todavía existen pocos estudios o son muy recientes.
Se precisaría una legislación más específica donde el legislador fuera
más contundente y precisara los medios de prueba a fin de esclarecer si
la conducta pudiera tratarse de un hecho delictivo.
Se hace necesaria una fiscalía, tal y como sucede en menores, que
tuviera como función la instrucción de los casos de las víctimas
ancianas por malos tratos.
Todavía por parte de las instituciones, administraciones y sociedad en
general, queda mucho por realizar para la obtención de instrumentos
más plausibles y contundentes que puedan combatir el maltrato a los
mayores.
BIBLIOGRAFÍA:
Machado, A., (2008). Maltrato en el anciano.
Disponible en: http://www.efisioterapia.net/articulos/maltrato-el-anciano
Redondo Illescas, S.; Garrido Genovés, V. (2013). Principios de Criminología.
Valencia: Tirant lo Blanch.
Corbacho Armas, K. En Universidad de Cantabria Ed., El maltrato en el
anciano.
Disponible
en:
http://bucserver01.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/2994/CorbachoArma
sKY.pdf?sequence=1
Fernández
Alonso,
M.C.,
disponible
http://www.documentacion.edex.es/docs/1404FERmal.pdf
en:
Kessel, H., Marín, N. y Maturana, N. (1996). Declaración Almería sobre el
anciano maltratado. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 1996, (31),
367-372.
Cacheda Abeledo, A. Maltrato a las personas de la tercera edad. Disponible en:
http://es.slideshare.net/AntaCacheda/maltrato-en-la-tercera-edad
Descargar