MI TALENTO MI MINISTERIO. Todos tenemos talentos y habilidades especiales que nos dio nuestro Padre Celestial. Cuando nacimos, trajimos con nosotros esos talentos y habilidades. El profeta Moisés fue un gran líder, sin embargo, necesitó a su hermano Aarón para que fuera su portavoz (véase Éxodo 4:14–16). Algunos de nosotros somos líderes como Moisés o somos buenos oradores como Aarón; otros podemos cantar o tocar un instrumento muy bien, mientras que hay quienes son muy buenos deportistas o tienen la habilidad de trabajar muy bien con las manos. Otro talento que podemos tener es la habilidad de comprender a los demás, la paciencia, el buen humor o la destreza para enseñar a otras personas. ¿De qué manera te has beneficiado por medio de los talentos de los demás? Recuenda… Muy bien entonces Tenemos la responsabilidad de desarrollar los talentos que se nos han dado. Algunas veces pensamos que no tenemos muchos talentos o que otras personas han sido bendecidas con más habilidades de las que nosotros poseemos. A veces no utilizamos nuestros talentos por miedo de fracasar o de que puedan criticarnos los demás. Sin embargo, no debemos esconder nuestros talentos; debemos utilizarlos para que los demás puedan ver nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre Celestial (Mateo 5:16). Hay ciertas cosas que podemos hacer para desarrollar nuestros talentos. Primero, debemos descubrir nuestros talentos y hacer una evaluación de nosotros mismos para saber cuáles son nuestras aptitudes y habilidades. Nuestra familia y amigos pueden ayudarnos en ese sentido. También le deberíamos pedir a Dios que nos ayude a saber cuáles son. Segundo, debemos estar dispuestos a dedicar tiempo y esfuerzo para desarrollar el talento que deseamos adquirir. Tercero, debemos tener fe de que Dios nos ayudará, y tener fe en nosotros mismos, tenemos que creer en nuestra capacidad. Cuarto, debemos aprender y adquirir las destrezas necesarias para desarrollar nuestros talentos. Podemos hacerlo al tomar una clase, pedir a un amigo que nos enseñe o leer libros al respecto, hoy quizá buscar en internet, un tutorial. NO SEEE PERO …. Quinto, debemos poner en práctica nuestros talentos; todo talento requiere esfuerzo y trabajo y el llegar a dominarlo requiere dedicación. Sexto, debemos compartir nuestros talentos con los demás; éstos mejoran cuando los ponemos en práctica (véase Mateo 25:29). Todos estos pasos son más fáciles de lograr si oramos y buscamos la ayuda del Señor. Él desea que desarrollemos nuestros talentos y nos ayudará a lograrlo. TU TALENTO TIENE QUE SER TU MINISTERIO. ESO QUE SABES HACER QUE SIRVA PARA LLEVAR MAS AYACUCHANOS AL REYNO DE LOS CIELOS. Lee con atención las siguientes citas de Elena de White. “Es necesario acercarse a la gente por medio del esfuerzo personal. Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los QUE NECESITAN AYUDA y aconsejar a los inexpertos. Hemos de llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan. Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa” (El Ministerio de curación, p. 102). “Muchos no tienen fe en Dios y han perdido la confianza en el hombre. Pero saben apreciar los actos de simpatía y de auxilio. Cuando ven a alguien que, NO IMPORTA BASTANTE O PEQUEÑA LA AYUDA, va a sus casas para asistir a los enfermos, dar de comer a los hambrientos, vestir a los desnudos, consola a los tristes [...] su corazón se conmueve” (Ibíd., p. 102). Cuidar de los enfermos, enseñar, aconsejar y alimentar son actividades relacionadas a diversas profesiones. Eso nos muestra que podemos emplear las habilidades que usamos en el día a día como un poderoso instrumento de evangelización. No se trata apenas de testificar en nuestro ambiente de trabajo, sino de colocar nuestra profesión al servicio del Reino de Dios. No es solamente el pastor quien sirve a la causa de Dios. En última instancia, “debe animarse a hombres que no han sido llamados al ministerio evangélico a que trabajen para el Maestro, de acuerdo coN sus diversos talentos” (El ministerio de la bondad, p. 114). Debes crear maneras de servir por medio de tu profesión. Una peluquera, por ejemplo, puede dedicar un día a la semana o al mes para cortarles el cabello a personas que no puedan pagar; un profesor puede iniciar una clase gratuita de preparación para pruebas de ingreso a las facultades; un médico puede ponerse a disposición para trabajar en una feria de salud promovida por la iglesia. UN MAESTRO CONSTRUCTOR. UN CONTADOR UN VENDEDOR DE FRUTAS. UN PINTOR Intenta poner en práctica los siguientes pasos: 1. Piensa en cómo tus habilidades o tu profesión pueden servirles a las personas. 2. Ponte a disposición de tu iglesia LLAMA A TU ANCIANO AL PASTOR para iniciar un ministerio de servicio. 3. Intercede por las personas atendidas y ofréceles estudios bíblicos. ¡Qué Dios te bendiga y te use poderosamente!