Ejecución de la estrategia… ¿o gestión de proyectos? Estrategia

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Ejecución de la estrategia… ¿o gestión de proyectos?
Estrategia: “Proceso mediante el cual se espera alcanzar un estado futuro.” La relevancia
de la planificación estratégica para el buen suceso, y a veces tan solo la supervivencia de
las organizaciones, es incuestionable. Además de propiciar una visión compartida del
futuro entre los miembros de la entidad, les brinda cierta sensación de seguridad en medio
de las amenazas y competidores del entorno.
Sin embargo, la estrategia por sí sola no hace que sucedan las cosas. Nunca un partido de
futbol se ha ganado desde la pizarra en el camerino. La compañía Apple tampoco retomó
el liderazgo en los dispositivos electrónicos personales con la sola divulgación de la
estrategia entre sus empleados. Es la ejecución de una estrategia lo que permite a las
organizaciones transformar su presente en su futuro deseado, o al menos intentarlo con
probabilidades razonables de éxito.
Ahora bien, la ejecución de la estrategia puede ir desde la total anarquía hasta la mayor de
las sincronizaciones. En el primero de los escenarios, bastan algunas ideas, reuniones,
acciones y reportes para generar ese momentum (no estamos muy claros del resultado
final…pero vamos avanzando!). Pero es el segundo de los abordajes el que reditúa más
sólidamente. Sincronizar implica digerir la estrategia en una serie de pasos (proyectos)
consistentes. Significa acordar prioridades, alinear recursos y conseguir los talentos para
romper la inercia y transformar el statu quo. Requiere contrastar constantemente la
situación actual ante el futuro diseñado.
Es aquí donde la gestión de proyectos puede hacer la diferencia. Los proyectos,
entendidos como conjuntos de actividades con inicio y fin determinado para producir algo
único e irrepetible, son esa palanca que permite traducir la estrategia en resultados
concretos. Proyecto puede considerarse desde algo tan sencillo como la colocación de
extintores en su planta de producción, hasta algo tan complejo como la construcción de un
canal interoceánico. Tan etéreo como crear un nuevo software o tan tangible como una
planta hidroeléctrica. Mucho de lo que hacemos en la vida empresarial (y personal) son
realmente proyectos, solo que no los llamamos así.
Los proyectos, a diferencia de las operaciones en marcha, se encargan no de buscar la
excelencia en el estado actual, sino de movilizar recursos y talentos hacia el logro de un
objetivo estratégico. Precisamente por su naturaleza única y temporal, la gestión de
proyectos echa mano a herramientas muy diferentes de las operaciones en marcha.
Elementos tales como la definición del alcance y gestión del valor ganado ayudan
enormemente a plasmar primero esa creación mental para luego pasar a la acción, acción
con dirección.
Frecuentemente las organizaciones deciden lograr su nuevo estado a través no de uno,
sino de varios proyectos a la vez. Entonces la administración de proyectos escala a gestión
del portafolio, con lo cual ayuda a la entidad a priorizar los diversos proyectos y asegurar la
coordinación para maximizar los resultados con los limitados recursos disponibles. Se
trata pues, de una gestión no solo necesaria, sino imprescindible para ejecutar la
estrategia de la organización.
En síntesis, la gestión de proyectos hace realmente la diferencia entre las organizaciones
exitosas del futuro y las que se quedan en el intento. La pregunta lógica es: ¿cómo
implementar esa gestión? La respuesta dependerá de varios factores, tales como tamaño
de la organización, disponibilidad de recursos, estructura organizacional existente y
necesidades de la entidad. Si fuera una receta posiblemente usted no estaría leyendo este
artículo. Pero la implementación ciertamente exigirá la existencia de patrocinadores
(ejecutivos de alto nivel que apoyen y se comprometan con la idea) así como personal con
expertise tanto en la gestión de proyectos como en el conocimiento del negocio en sí.
Permítame una reflexión final: siempre pedimos más recursos. Lo que no vemos es que
muchas veces los recursos están disponibles ... lo que nos falta es capacidad de ejecución y
poner las herramientas en acción. Como me comentó un buen amigo hace poco: no
podemos depositar palabras en el banco…no importa lo bien que suenen!
Ing. Sergio Villalobos, MBA, PMP.
[email protected]
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