See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/312234395 Geodesia Geométrica y Geodesia Física: Objetivo y Aplicaciones Book · January 2009 CITATIONS READS 0 10,285 1 author: Victor Corchete Universidad de Almería 182 PUBLICATIONS 611 CITATIONS SEE PROFILE Some of the authors of this publication are also working on these related projects: The crustal structure and the Moho undulation from geophysical inversion of gravity data View project Gravimetric geoid solutions for several regions of Earth View project All content following this page was uploaded by Victor Corchete on 12 January 2017. The user has requested enhancement of the downloaded file. Geodesia Geométrica y Geodesia Física Objetivo y Aplicaciones CURSOS DE ENSEÑANZAS PROPIAS. UNIVERSIDAD DE ALMERÍA ÍNDICE* CONTENIDO PÁG. Definición, división y objetivo de la Geodesia 1. ¿Qué es la Geodesia? .............................................................................................. 3 2. Problemas de la Geodesia ....................................................................................... 3 3. División de la Geodesia .......................................................................................... 4 4. Datos históricos y técnicos. La red geodésica española ......................................... 5 Aplicaciones de la Geodesia Geométrica 5. Resolución de pequeños triángulos ......................................................................... 9 6. Determinación de distancias .................................................................................... 13 7. Determinación de ángulos ....................................................................................... 15 8. Transformación de coordenadas y cambio de dátum ............................................. 16 Aplicaciones de la Geodesia Física 9. Relación entre los observables físicos y la Geodesia ................................................ 19 10. El campo de gravedad terrestre. Superficies de nivel. El geoide ............................ 20 11. Ondulación del geoide y desviación de la vertical .................................................. 24 12. Ondulación del geoide y alturas ortométricas. Método GPS-Nivelación ................ 27 13. Cálculo gravimétrico del geoide .............................................................................. 30 14. Componentes de la desviación de la vertical y modelo geopotencial ..................... 39 15. Componentes de la desviación de la vertical y geoide ............................................. 40 Bibliografía Bibliografía básica .......................................................................................................... 42 Bibliografía de consulta .................................................................................................. 43 * Este documento está disponible en la dirección http://airy.ual.es/www/Geodesy.htm 2 Definición, división y objetivo de la Geodesia 1. ¿Qué es la Geodesia? La palabra Geodesia literalmente expresa división de la Tierra, sin embargo, diversos autores notables establecen distintas definiciones de este concepto. Para unos existe una clara diferencia entre la Geodesia Teórica y la Geodesia Práctica, indicando que la primera estudia la forma y dimensiones de la Tierra, en cambio la segunda establece los procedimientos para la medida de porciones terrestres. Para otros autores esta diferencia no es tan clara, por ello se refieren a la Geodesia como una ciencia cuyo objetivo es el de proporcionar un armazón o estructura geométrica precisa para el apoyo de los levantamientos topográficos. Actualmente la Geodesia se define brevemente como la ciencia que resuelve los problemas relacionados con la figura y dimensiones de la Tierra, y como veremos más adelante esta ciencia puede dividirse en varias disciplinas, atendiendo al método seguido para llevar a cabo este objetivo. Podemos concluir este apartado diciendo que la Geodesia es una ciencia, que desde la antigüedad, se ha dedicado al estudio de la medida y forma del globo terráqueo, adatándose a las necesidades de la época para aplicarse a problemas prácticos, como son básicamente la confección de mapas nacionales e internacionales, así como la preparación de cartas para aplicaciones específicas como las geológicas e hidrográficas, entre otras. Pudiendo afirmar que la Geodesia se ha necesitado y seguirá siendo necesaria mientras se proyecten obras humanas que requieran precisiones cada vez mayores. 2. Problemas de la Geodesia Sabiendo que la principal tarea científica de la Geodesia es el estudio de la figura de la Tierra, podemos dividir los problemas científicos de la Geodesia en: • Determinación del tipo de superficie matemática que represente suficientemente bien la figura de la Tierra en su totalidad. A este respecto se considera como tal superficie la de un elipsoide de revolución ligeramente aplanado, éste se denomina elipsoide terrestre. • El estudio de la verdadera figura de la Tierra y su campo de gravedad, entendiendo por verdadera figura de la Tierra, la superficie física de la misma. El estudio de la verdadera figura de la Tierra consiste en determinar las magnitudes geodésicas, que caracterizan las desviaciones de ésta con respecto a la superficie establecida por el elipsoide terrestre. El estudio del campo de gravedad terrestre es fundamental, debido tanto a su influencia en la forma de la Tierra, como a la influencia que ejerce en las medidas que se llevan a cabo de la misma (por ejemplo mediante satélites artificiales). Los problemas científico-técnicos derivados de los anteriores son múltiples, aquí citaremos sólo los más relevantes. • Medición de la aceleración de la gravedad. 3 • Determinaciones astronómicas de las latitudes y longitudes terrestres. • Observaciones de los satélites artificiales. • Elaboración de modernos métodos e instrumentos para la ejecución de mediciones y observaciones de alta precisión. • Desarrollo de métodos topográficos con los que se estudia detalladamente la forma de la superficie terrestre. • Levantamiento cartográfico de grandes territorios, es decir, representación de la superficie terrestre sobre un plano. Interpretados a grandes rasgos, los problemas científicos y científico-técnicos de la Geodesia, están recíprocamente enlazados, y por eso, la solución de los problemas científicotécnicos exige el control de requisitos deducidos de la solución de los problemas científicos. En el apartado siguiente veremos como la búsqueda de soluciones a los problemas fundamentales de la Geodesia, conduce a una división de la misma en tres ramas principales. 3. División de la Geodesia De la definición de la Geodesia dada anteriormente, parece deducirse que la misma se dedica sólo a la solución de problemas de tipo geométrico, pero no debemos olvidar que para llegar a definir la forma de la Tierra, será preciso considerar a nuestro planeta en un contexto más general. En efecto, dentro del marco de la Mecánica Clásica, la Tierra es un cuerpo inmerso en el sistema solar, que se encuentra sometido a una rotación diaria y a la atracción del Sol y de los demás cuerpos del sistema solar. En estas condiciones la Tierra describe una órbita que compensa en cierto modo tales atracciones, por ello, podemos considerar que un punto sobre la superficie terrestre queda sometido, casi exclusivamente, a la atracción de nuestro planeta y a la fuerza centrífuga derivada de su rotación. Así pues, idealizado el problema y prescindiendo del movimiento orbital terrestre, vemos que tiene sentido estudiar las figuras de equilibrio que adoptará una masa aislada, cuyas partículas se atraen según la ley de gravitación universal de Newton. En esta situación de aislamiento, sucede que la esfera es una figura de equilibrio para una masa homogénea en reposo, siendo el único movimiento posible para una masa homogénea que se mueve como un sólido, el de una rotación uniforme alrededor de uno de sus ejes principales de inercia. Ambas conclusiones, unidas al hecho de que una pequeña rotación produce un achatamiento de la forma esférica, nos lleva a considerar que la Tierra tiene una figura de equilibrio dada por un elipsoide de revolución, ligeramente achatado en los polos, que gira alrededor de un eje que pasa aproximadamente por los polos. Conviene sin embargo recordar, que la Tierra no es un cuerpo rígido y homogéneo, por tanto este modelo teórico está muy simplificado. Otra simplificación importante que se ha indicado consiste en ignorar los efectos gravitatorios de los demás cuerpos del sistema solar, incluido el Sol, sobre la superficie terrestre. Es un fenómeno bien conocido la existencia de mareas tanto oceánicas como terrestres y atmosféricas, todas éstas son debidas a la atracción gravitatoria que ejercen 4 sobre la superficie terrestre, principalmente el Sol por su gran masa y la Luna por su cercanía a la Tierra. No obstante, en lo sucesivo vamos a considerar como superficie de equilibrio o equipotencial la que determinan los océanos, prescindiendo del efecto perturbador de las mareas. Denominaremos entonces geoide a la superficie dada por el nivel medio de los océanos, siendo esta superficie la que utilizaremos como referencia para definir la altitud de un punto sobre la Tierra. Sin duda, la introducción del geoide como superficie de nivel tiene un gran sentido físico, aunque su determinación resulte ser uno de los problemas más complejos de la Geodesia. Nos encontramos así con dos superficies fundamentales de referencia, el elipsoide y el geoide, las cuales provienen de dos concepciones distintas de la Geodesia, determinando en consecuencia la división de la Geodesia en dos ramas principales, Geodesia Geométrica o Elipsoidal y Geodesia Física o Dinámica. Además de estas ramas y debido al desarrollo de la interferometría láser, las nuevas técnicas de radar y el lanzamiento de satélites artificiales, las cuales hacen posible determinar la posición de un punto sobre la Tierra, de forma independiente de cualquier modelo previo adoptado; nace una nueva rama de la Geodesia que incluye procedimientos de medida tan diversos, ésta se llama Geodesia Espacial o Geodesia por satélite. Finalmente señalaremos, que atendiendo a su aspecto más operativo o práctico, la Geodesia puede dividirse en tres categorías: • La Geodesia Global, que responde a la definición general citada al principio de este capítulo, y que necesita para su desarrollo la cooperación internacional. • La Geodesia Regional, que es practicada por cada país con el fin de resolver los problemas planteados por la Cartografía y la Geografía, entre otras. • La Geodesia Topográfica, que trata de precisar detalles de una cierta superficie de pequeñas dimensiones, para ello la considera una superficie plana o esférica según sean sus dimensiones. 4. Datos históricos y técnicos. La red geodésica española Llegados a este punto, hay que recordar que desde la antigüedad el hombre se ha preocupado por la medida de la Tierra, pero es Aristóteles el primer autor que nos habla de la medida de la misma, indicando que los matemáticos de la época fijaron el perímetro de ésta en 400 000 estadios, siendo un estadio aproximadamente 166 m. Sin embargo, es Eratóstenes el primer geómetra cuyo procedimiento de medida es conocido; su método, el cual es utilizado todavía en nuestra era, consiste en la medida lineal y angular de un arco terrestre; la medida lineal se realizaba de forma directa, a pasos, la medida angular se llevaba a cabo mediante métodos celestes. El procedimiento que este geodesta llevó a cabo 2 siglos a. C. es como sigue. Primero observó el día del año en que el Sol estaba en la vertical de la ciudad de Siene (actual Assuán). Al año siguiente el mismo día y a la misma hora observo la inclinación del Sol en Alejandría, tal como se indica en la figura 1, 5 obteniendo el valor 1/50 parte de un círculo (7º 12'). Entonces, dado que la distancia entre Alejandría y Siene era bien conocida en la época (5.000 estadios), pudo hallar el radio medio de la Tierra y el perímetro Alejandría aproximado de la Tierra unos 252.000 estadios (1 estadio de esa época era Siene aproximadamente 160 m actuales). Ecuador Esta forma de medir arcos y distancias de forma más bien directa se utilizó hasta el año 1620, fecha en la que el abate Picard, nacido en Francia, mide un arco de meridiano, por medio de una triangulación compuesta de 13 triángulos. Las latitudes extremas se determinaron empleando círculos graduados de tres metros de radio, junto con observaciones astronómicas. Fig. 1. Método usado por Eratóstenes para medir el perímetro de la Tierra. Durante siglos Francia mantuvo su primacía en asuntos geodésicos, pero desde principios del siglo XIX es Alemania el país que da a la Geodesia un empuje formidable, siendo Estados Unidos, durante el siglo XX, el país en el que se llevan a cabo los trabajos geodésicos de más relevancia. Las medidas francesas de los siglos XVII y XVIII sirvieron para calcular los elipsoides de Bessel y de Clarke, mientras que las medidas Norteamericanas se utilizaron para calcular el elipsoide de Hayford. Fig. 2. Mapa de la Red Geodésica Nacional. 6 En lo que se refiere a nuestro país, desde la mitad del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX, se fueron desarrollando los trabajos destinados a extender una red geodésica formada por cadenas de triángulos, los cuales corren sensiblemente a lo largo de los meridianos, paralelos y costas (ver figura 2). Forman parte de esta red las cadenas de enlace del Archipiélago Balear con la Península, así como los grandes cuadriláteros que ligan nuestra costa con Argelia y Marruecos. El Archipiélago Canario posee su propia red que liga las islas entre sí, y éstas con el continente africano (ver figura 2). Los trabajos geodésicos cuyo objetivo fue la formación del mapa nacional en escala 1:50.000, se iniciaron en 1858 finalizándose en su conjunto hacia 1930. El punto fundamental de la red geodésica nacional o dátum está en el Observatorio Astronómico de Madrid, cuyo meridiano ha sido utilizado también como origen de longitudes. Sin embargo, la red geodésica de las Canarias por ser independiente tiene su propio dátum, el cual se halla en el vértice denominado Pico de las Nieves, en la isla de Gran Canaria. Más recientemente y gracias al desarrollo de nuevas tecnologías como GPS, todas las redes europeas se han podido unificar para formar una sola red de precisión. Esta unificación ha permitido unir toda el área ibérica con Europa, mediante una red de alta precisión que nos proporciona actualmente medidas de gran precisión para ciertos puntos, que pueden usarse como vértices de referencia para realizar tareas científicas o técnicas. Esta unificación ha sido posible gracias al desarrollo de la red EUREF (ver figura 3), la cual está formada por estaciones GPS permanentes. Esta red de estaciones permanentes proporciona coordenadas de alta precisión para diversas aplicaciones tanto científicas como técnicas. Fig. 3. Mapa de la red de estaciones GPS permanentes que forman la red EUREF. Con el desarrollo de la red EUREF y la realización de otros trabajos geodésicos, desarrollados con la financiación de proyectos europeos, en los cuales cada país de Europa ha colaborado aportando sus medidas y realizando nuevas y más precisas mediciones, se ha conseguido unificar las redes de nivelación europeas, para formar una única red de nivelación 7 con una precisión centimétrica. Esta red de nivelación que recibe el nombre de UELN (United European Levelling Network) está representada en la figura 4(a). (a) (b) Fig. 4. (a) Mapa de la red de UELN formada por la unificación de todas las redes de nivelación europeas. (b) Mapa de la red vertical europea EVRS (European Vertical Reference System). Durante la realización de esta red de nivelación unificada para toda Europa (la red UELN), formada por todas las redes de nivelación de los países europeos, se puso también de manifiesto la necesidad de unificar estas redes de nivelación no sólo entre ellas sino también con la red EUREF, de tal forma que se pudiera disponer de una red GPSnivelación unificada para toda Europa. Esta nueva red conseguida como consecuencia de todos los esfuerzos y proyectos anteriores, cuyo nombre es EVRS (European Vertical Reference System), está representada en la figura 4(b). Esta red constituye un Fig. 5. Mapa con los vértices de la red marco de referencia fundamental para la medición de vertical europea EVRS en Iberia. alturas con precisión centimétrica. En el área ibérica esta red posee los vértices de precisión mostrados en la figura 5. Las coordenadas y alturas de estos puntos, junto con los datos de los otros puntos situados por toda Europa, pueden descargarse desde internet en la dirección: http://crs.bkg.bund.de/evrs/tabelle_neu.html 8 Aplicaciones de la Geodesia Geométrica 5. Resolución de pequeños triángulos En las campañas geodésicas, como las mencionadas anteriormente, se suelen determinar los ángulos sobre la superficie terrestre, tras lo cual el problema consiste en calcular las longitudes de los lados, para cada triángulo de la red. Según este procedimiento, si conocemos un lado de la triangulación y determinamos todos los ángulos existentes en dicha red, es posible hallar las dimensiones de la red completa (ver figura 1(a)). Por otra parte, la triangulación es también necesaria en muchos casos, para pasar de una base medida a una base mayor o ampliada, debido a las dificultades que puede presentar el terreno, para efectuar medidas de distancias sobre el mismo, medidas que serían necesarias para determinar la base ampliada directamente (ver figura 1(b)). (a) (b) Fig. 1. (a) Red geodésica entre dos puntos A y B. (b) Red geodésica de ampliación de base. En consecuencia, es necesario llevar a cabo algún procedimiento que nos permita resolver los triángulos planteados en una red geodésica. Para ello, existen diversos métodos de los cuales vamos a comentar los más relevantes, como son el método de Legendre y el método de los aditamentos. Comenzando por el primero, hay que decir que su nombre proviene del teorema que se aplica, teorema de Legendre, este teorema permite asociar a cada triángulo geodésico como el mostrado en la figura 2(a), un triángulo plano como el mostrado en la figura 2(b), de tal forma que las distancias (a, b, c) en ambos triángulos son las mismas. (a) (b) Fig. 2. (a) Triángulo geodésico. (b) Triángulo plano asociado al anterior. 9 En consecuencia, nos planteamos el problema de calcular la diferencia que existe entre los ángulos (A, B, C) del triángulo geodésico, y los ángulos del triángulo plano asociado (A1, B1, C1), porque si conocemos estas diferencias, podemos establecer una relación entre ambos triángulos, de tal forma, que es posible aplicar las conocidas y sencillas fórmulas de trigonometría plana, a los triángulos geodésicos de la red considerada. Por otra parte, hay que tener en cuenta que los triángulos de una red geodésica, poseen unos lados cuyas longitudes rara vez superan los 100 km, en este caso podemos considerar los triángulos geodésicos como triángulos esféricos, para los cuales es válida la ley de los cosenos. Aplicando esta ley al triángulo de la figura 2(a) tenemos cos a b c b c = cos cos + sen sen cos A R R R R R donde R es el radio de la esfera sobre la que se construye el triángulo esférico. Despejando en la fórmula anterior cos A, podemos escribir cos cos A = a b c - cos cos R R R c b sen sen R R si aplicamos ahora el desarrollo en serie de Taylor de las funciones trigonométricas, que aparecen en esta expresión, se tiene ⎛ b2 b4 ⎞ ⎛ c2 c4 ⎞ ⎜ ⎟ ⎜ ⎟⎟ 1 + - ⎜1 + + ⎟ ⎜1 2R 2 24R 4 2R 2 24R 4 ⎠ ⎝ 2R 2 24R 4 ⎠ ⎝ cos A = ⎛b b3 ⎞ ⎛ c c3 ⎞ ⎜⎜ ⎟⎟ ⎜⎜ ⎟⎟ 6R 3 ⎠ ⎝ R 6R 3 ⎠ ⎝R a2 a4 habiendo despreciado los términos de quinto grado y superiores, en las cantidades a b , y R R c . Así, después de multiplicar y agrupar términos obtendremos R cos A = b 2 + c2 - a 2 a 4 + b4 + c4 - 2a 2 b2 - 2a 2c2 - 2c2b2 + 2bc 24R 2bc Ahora bien, para el triángulo plano de la figura 2(b), aplicando la ley de los cosenos, podemos escribir a 2 = b2 + c2 - 2bc cos A1 de donde cos A1 = b 2 + c2 - a 2 2bc 10 sen 2 A1 = 1 - cos2 A1 = - a 4 - b4 - c4 + 2a 2 b2 + 2a 2c2 + 2c2 b2 4b2c2 Entonces, combinando las expresiones obtenidas, con la fórmula anteriormente escrita para el cos A, deducimos que bc sen 2 A1 cos A = cos A1 - 6R 2 y sabiendo que cos A - cos A1 = -2 sen A - A1 2 sen A + A1 2 dado que la cantidad A-A1 es muy pequeña comparada con A, podemos escribir dentro de la precisión aceptada A - A1 bc sen 2 A1 2A1 = -(A - A1 ) sen A1 = cos A - cos A1 = -2 sen 2 2 6R 2 concretamente, la diferencia de ángulos buscada A-A1 podrá escribirse como A - A1 = bc sen A1 6R 2 = (área del triángulo plano)/3R2 recordando que el exceso esférico ε de un triángulo esférico, es precisamente el área del triángulo dividida por R2, notamos que la corrección a considerar es la tercera parte del exceso esférico. Análogamente, para los demás ángulos podremos escribir expresiones similares, de tal forma que la corrección buscada para los ángulos del triángulo de la figura 2(a), determinados sobre el terreno, será en cada caso restar un tercio del exceso esférico, que como sabemos puede calcularse mediante ε = A + B + C - 180º En consecuencia, las ecuaciones A1 - A = - ε 3 B1 - B = - ε 3 C1 - C = - ε 3 expresan el contenido del teorema de Legendre, para pequeños triángulos geodésicos (cuyos lados no sobrepasen los 100 km). No obstante, debemos notar que las ecuaciones anteriores, permiten resolver triángulos geodésicos, es decir, calcular todas los lados de los triángulos geodésicos que forman una red, aplicando correcciones a los ángulos determinados sobre el terreno. Ésta es una forma válida de operar, pero también es posible aplicar correcciones a los lados, de tal forma que el resultado sea, directamente, las distancias buscadas, es decir, los lados del triángulo geodésico. Este método operacional, recibe el nombre de método de los aditamentos, siendo el objetivo final del mismo, determinar las correcciones o aditamentos, que es necesario aplicar a los lados de un triángulo, cuyos ángulos sean los determinados sobre el terreno (A, B, C), con el objeto de convertirlo en un triángulo plano, al que podemos aplicar la trigonometría plana para determinar sus lados. Para desarrollar el método de los aditamentos partimos de la ley de los senos 11 sen b ⎛ a ⎞ sen B = sen ⎜ ⎟ ⎝ R ⎠ sen A R donde aplicamos, como hicimos antes, los desarrollos en serie de las funciones trigonométricas, considerando despreciables los términos de grado cuarto y superiores, en las a b y , teniendo en consecuencia cantidades R R b3 ⎞ ⎛ 1 ⎞ ⎛ a 3 ⎞ sen B ⎛ 1 ⎞ ⎛⎜ ⎟⎟ ⎟⎟ = ⎜ ⎟ ⎜⎜ a ⎜ ⎟⎜b ⎝ R⎠⎝ 6R 2 ⎠ ⎝ R ⎠ ⎝ 6R 2 ⎠ sen A si designamos a - a3 = a - A a = a′ 6R 2 b - b3 6R 2 = b - A b = b′ podemos escribir b′ = a′ sen B sen A c′ = a ′ sen C sen A análogamente para el lado c, tendremos De esta forma, introducimos una cantidad As (donde s designa el lado considerado), llamada aditamento del lado s. Notando que las expresiones anteriores nos permiten escribir ahora a′ b′ c′ = = sen A sen B sen C Estas expresiones constituyen la conocida ley de los senos, de la trigonometría plana; llevando nuestro problema, como consecuencia de ello, a la resolución de un triángulo plano. Para llevar a cabo la resolución de una red de triángulos, siguiendo el método de los aditamentos, operamos como sigue: 1. Conocido un lado del mismo, por ejemplo el lado a, obtenemos a′ = a - A a ya que, el aditamento Aa se puede obtener conocidos a y R. 2. Con el valor hallado a’ se calculan b’ y c’, empleando para ello la ley de los senos. 3. Obteniéndose a continuación los aditamentos Ab y Ac. Para ello, introducimos en la expresión de los mismos, los valores b’ y c’, considerando que b ′3 ≅ b3 c′ 3 ≅ c3 debido a que la diferencia b’ - b es muy pequeña frente a b. 4. Con los valores de los aditamentos obtenidos, podemos escribir finalmente los valores de los lados buscados (b, c), en la forma 12 b = b′ + A b c = c′ + A b 6. Determinación de distancias En cualquier campaña de triangulación, como las mencionadas anteriormente, se suelen medir bases sobre el terreno, siguiendo para ello, un método que consiste en medir con precisión una pequeña distancia, y a continuación, mediante una red de ampliación de base, se obtiene la distancia entre los dos vértices correspondientes. Este procedimiento fue mencionado en el apartado anterior, como una aplicación básica de la geodesia geométrica. Llegados a este punto es conveniente especificar cómo es posible hallar una distancia sobre la superficie de la Tierra, considerada en este caso como la superficie del elipsoide de referencia utilizado durante esa campaña. En primer lugar, hay que decir que la forma de llevar a cabo las medidas directas que conlleva el cálculo de una base, ha cambiado mucho desde la antigüedad hasta nuestros días. Esta evolución es continua, y por tanto, sigue sucediendo en actualmente, de tal forma que los métodos a seguir estarán siempre sujetos a una continua revisión, para incorporar los recientes avances habidos en este tema. Para ser conscientes de esta evolución, basta recordar que la medida de bases con precisión no fue realizada hasta el siglo XIX, fecha en la que se comenzaron a utilizar las reglas bimetálicas, que fueron inventadas por Borda en 1792. El método que se utilizaba con estas reglas, consistía en colocar cada regla, una y otra vez, a continuación de la otra. De esta -6 forma, podían medirse distancias de 10 km, como mucho, con una precisión de 10 . El problema de este método está en lo laborioso del mismo y en la necesidad de conocer con precisión la longitud de la regla empleada. Con respecto a esto último, la precisión con la que se conoce la longitud de la regla empleada y cómo cambia esta longitud durante el proceso de medida de bases, hay que recordar que esta longitud puede conocerse de forma precisa, gracias a que la regla bimetálica está constituida por dos reglas de diferentes metales, sujetas por un extremo, siendo el otro extremo libre. De esta forma, puede medirse el desplazamiento relativo de una de ellas respecto de la otra, gracias a una regleta graduada colocada en la regla inferior. Entonces, la alteración de las longitudes habidas por la distinta dilatación térmica de estas reglas, puede medirse con precisión, hallándose también la verdadera longitud de la regla bimetálica empleada mediante la fórmula b = A + Bδ donde A y B son constantes conocidas, b es la longitud de la regla bimetálica en metros (aproximadamente 4 m) y δ es la lectura tomada en la regleta en mm. En una versión posterior de este método, empleada por primera vez en 1885 por el sueco Jáderin, las reglas bimetálicas fueron sustituidas por los hilos de invar, estos hilos se colocan entre dos soportes y se tensan mediante dos pesas. Los hilos de invar están compuestos de un material llamado invar, cuya composición es 36 % de níquel y 64 % de acero; su longitud es de unos 24 m, con una sección recta de 1.65 mm de diámetro. Debido a su composición, estos hilos presentan la ventaja de variar muy poco de longitud por efecto de los cambios de temperatura, así las correcciones a efectuar por este efecto son siempre muy pequeñas. Otra ventaja que presenta el uso de estos hilos, reside en que con ellos medimos las distancias de 24 en 24 metros, mientras que con las reglas bimetálicas las distancias se miden de 4 en 4 metros. Con todo, el método sigue siendo muy laborioso, ya que, es necesario que no se produzca una desalineación, cuando se coloca el patrón una y otra vez, delante de la 13 posición anterior. Esto ha hecho que estos métodos antiguos hayan sido gradualmente descartados, en favor de métodos más modernos de medida basados en la interferometría, o también en la medida de los tiempos de retraso de una señal enviada y recibida por una misma estación de registro. Actualmente, los teodolitos dotados de distanciómetros ópticos (estaciones totales), son una herramienta muy útil para llevar a cabo las medidas que conlleva una triangulación, ya que, con ellos pueden medirse tanto ángulos como distancias, sin cambiar de instrumento, resultando cómodos y precisos. Generalmente, son instrumentos fáciles de manejar para el técnico que debe realizar las medidas, haciendo que una campaña de este tipo resulte menos costosa, en tiempo y esfuerzo. En consecuencia, con los instrumentos mencionados o utilizando un distanciómetro, podemos calcular la distancia entre dos puntos en línea recta, a esta distancia se le llama en geodesia la cuerda. Pero debemos notar que la distancia buscada es la medida sobre la superficie de referencia, es decir, el arco (utilizando la terminología de la geodesia). Por ello, es necesario relacionar ambas, para obtener el arco a través de la medida directa de la cuerda. (b) (a) Fig. 3. (a) Representación de las secciones normales recíprocas correspondientes a los puntos A y B. (b) Representación de la línea geodésica que une los puntos A y B. La figura 3(a) representa este problema, en ella vemos que para dos puntos dados sobre la superficie de referencia, la cuerda es la línea representada por un trazo recto discontinuo. En cambio, la verdadera distancia entre tales puntos considerados, debe calcularse siguiendo la línea geodésica (curva de mínima distancia entre dos puntos, medida sobre la superficie) representada en la figura 3(b), como puede verse esta línea está situada dentro de las secciones normales recíprocas, representadas por las curvas AaB y BbA. La sección normal AaB es una curva que se define mediante la intersección de la superficie de referencia considerada (un elipsoide de revolución achatado por los polos), con el plano definido por la dirección normal a dicha superficie de referencia en el punto A (dirección na) y el punto B. Así, el corte de este plano y la superficie de referencia, es la curva AaB. De forma similar definimos BbA intercambiando los papeles que juegan los puntos A y B. 14 Cuando consideramos distancias AB menores de 500 km, podemos aceptar que la medida del arco sAB sobre la línea geodésica, es aproximadamente igual a la media de las medidas sobre las secciones normales recíprocas, es decir sAB = (sA + sB) / 2 obteniendo las cantidades sA y sB mediante el desarrollo en serie (Cid y Ferrer, 1997) ⎡ κ 2 2 κκ' 3 ⎤ c4 s = c ⎢1 + c c + (15κ 4 - 16κ ' 2 -24κκ' ' + 8κ 2 τ 2 ) + ... ⎥ 24 1152 ⎣⎢ 24 ⎦⎥ donde c es la cuerda, s es la distancia sA o sB según se considere la sección normal AaB o BbA, κ es la curvatura y τ es la torsión (que por tratarse de una curva plana es cero). Los valores de la curvatura y sus derivadas respecto del arco (denotadas con prima), pueden hallarse aplicando el teorema de Euler (Cid y Ferrer, 1997). Así, realizadas todas las operaciones la expresión anterior nos dará la distancia buscada. Debemos notar que cuando los puntos A y B sean muy próximos, la cuerda y el arco serán prácticamente la misma cantidad. Esta situación suele ser frecuente en la medida directa de bases sobre el terreno, donde las distancias consideradas no superan los 15 o 20 km. 7. Determinación de ángulos Tal como puede verse en la figura 3(a), cuando nos situamos con un instrumento en el punto A, observando el punto B, o al contrario, cuando observamos el punto A desde el B; estamos determinando secciones normales recíprocas, de tal forma, que las medidas de los ángulos, llevadas a cabo en una triangulación estarán falseadas en una cantidad δ, como la representada en la figura 4, en la que podemos ver un triángulo geodésico ABC y las secciones normales recíprocas, correspondientes a las observaciones realizadas en sus vértices. Fig. 4. Representación de un triángulo geodésico y las secciones normales recíprocas que corresponden a sus vértices. La curva de trazo grueso que une dichos vértices es la línea geodésica que pasa por ellos. Para corregir estas medidas angulares se debe obtener, en primer lugar, el ángulo ∆ que forman dos secciones normales recíprocas en un vértice, por ejemplo, el ángulo que 15 forman las curvas AaB y BbA, en el punto A o en el B. En segundo lugar, debemos relacionar este ángulo con la pequeña cantidad δ que constituye la corrección. Para hallar el ángulo ∆ tenemos en cuenta que éste será siempre una cantidad muy pequeña, entonces, obteniendo su tangente mediante la expresión (Cid y Ferrer, 1997) s2 ⎡ ⎛1 ⎞ ⎤ tg ∆ = - ⎢κτ + s⎜ κ ' τ - κτ'⎟ +...⎥ ⎝3 ⎠ ⎦ 2⎣ donde τ denota en este caso la torsión geodésica (que es distinta de cero). De esta fórmula y tras despreciar términos de grado s3 y superiores, podemos deducir (Cid y Ferrer, 1997) ∆≅ s 2e 2 4a 2 cos 2φ sen 2A donde φ es la latitud del vértice para el que se calcula ∆, e es la excentricidad del elipsoide de referencia, a es su semieje mayor y A es el acimut de la sección normal directa. Conocido ∆, obtendremos δ mediante la suma de una progresión geométrica cuyo valor es la tercera parte de ∆. Esta progresión geométrica, proviene de un procedimiento matemático descrito con detalle por Zakatov (1981). 8. Transformación de coordenadas y cambio de dátum En algunas ocasiones podemos encontrarnos con la necesidad de convertir coordenadas geodésicas medidas en distintos dátum, a un único dátum para poder utilizar todas estas medidas conjuntamente. Este problema puede surgir cuando recibimos mediciones realizadas por otros investigadores o técnicos, que trabajan habitualmente en un sistema de referencia distinto al que nosotros utilizamos. Para llevar a cabo esta transformación debemos tener en cuenta que esos otros sistemas de referencia pueden no ser geocéntricos. Esta situación está ilustrada en la figura 5(a), en la cual tenemos las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) de un punto P (medidas en un sistema no geocéntrico con origen O’), relacionadas con sus coordenadas cartesianas (x, y, z) (medidas en un sistema geocéntrico con origen O), a través de la suma vectorial r r r r = ro + (1 + k )Rr ′ -6 donde k es un factor de escala cuyo valor suele ser del orden de 10 y R es la matriz de rotación que define la transformación de coordenadas que relaciona ambos sistemas, dada por (Torge, 1991) ε z − ε y ⎞⎛ x ′ ⎞ ⎛ 1 ⎛ x⎞ ⎛ xo ⎞ ⎟⎜ ⎟ ⎜ ⎜ ⎟ ⎜ ⎟ ε x ⎟⎜ y′ ⎟ (8.1) ⎜ y ⎟ = ⎜ y o ⎟ + (1 + k )⎜ − ε z 1 ⎟ ⎜ ⎜z ⎟ ⎜z ⎟ ⎟⎜ ⎟ ⎝ ⎠ ⎝ o⎠ ⎝ ε y − ε x 1 ⎠⎝ z ′ ⎠ donde los ángulos (εx, εy, εz) expresan las rotaciones indicadas en la figura 5(a). Estos ángulos suelen tener un valor muy pequeño, por eso se expresan habitualmente en segundos de arco. Es importante notar que la ecuación (8.1) expresa una relación entre coordenadas cartesianas. No obstante, en muchas ocasiones no trabajamos con las coordenadas cartesianas (x, y, z) de un punto P, sino con sus coordenadas geodésicas (φ, λ, h), donde φ es la latitud geodésica (medida en grados norte), λ es la longitud geodésica (medida en grados este) y h es la altura elipsoidal (medida en metros) ilustrada en la figura 5(b). 16 (b) (a) Fig. 5. (a) Representación del sistema de referencia no geocéntrico xyz, con respecto al sistema de referencia geocéntrico XYZ. (b) Posición de un punto P medida sobre un sistema de coordenadas cartesiano y sobre el elipsoide de referencia. Entonces, nos damos cuenta de que es necesario poder convertir las coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x, y, z) y viceversa. Para ello, podemos recurrir de nuevo a una suma vectorial, como la representada en la figura 5(b) r r r r = rQ + hN donde los vectores están dados por (Cid y Ferrer, 1997) r rQ = (ρ N cos φ cos λ, ρ N cos φ senλ, (1 − e 2 )ρ N senφ) r N = (cos φ cos λ, cos φ senλ, senφ) siendo (Cid y Ferrer, 1997) ρN = a 1 − e 2sen 2φ e2 = a 2 − b2 a2 el valor del semieje menor b puede calcularse fácilmente, pues son siempre conocidos los valores del semieje mayor a y del aplanamiento del elipsoide de referencia f, teniendo entonces que a−b f= ⇒ b = a − af a En consecuencia, podemos escribir las ecuaciones (Hofmann-Wellenhof and Lichtenegger, 1994) x = (ρ N + h ) cos φ cos λ y = (ρ N + h ) cos φ senλ (8.2) z = ((1 − e 2 )ρ N + h) senφ que nos permiten convertir las coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x, y, z). Para realizar la transformación contraria, es decir, para convertir coordenadas cartesianas (x, y, z) en coordenadas geodésicas (φ, λ, h), tenemos que invertir la relación (8.2). Esto puede hacerse de forma sencilla tal como indican Hofmann-Wellenhof y Lichtenegger (1994), mediante un proceso analítico y numérico que se puede realizar rápidamente en un ordenador. 17 Llegados a este punto, tenemos ya las herramientas necesarias para abordar el problema de transformación de coordenadas planteado al principio de este apartado, así como, algunos otros problemas implicados en el mismo. Entonces, dependiendo de los problemas de transformación de coordenadas que tengamos planteados, podemos optar por aplicar una u otra fórmula, de las anteriormente obtenidas. Concretamente, los problemas que podemos resolver con las fórmulas (8.1), (8.2) o sus inversas; son los siguientes: 1) Transformación de coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x, y, z), dadas en el mismo dátum. Para resolver este problema recurrimos a aplicar directamente la fórmula (8.2). 2) Transformación de coordenadas cartesianas (x, y, z) en coordenadas geodésicas (φ, λ, h), dadas en el mismo dátum. Para resolver este problema aplicamos la fórmula inversa de (8.2), que puede ser computada fácilmente de forma analítica y numérica. 3) Transformación de coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum1 a coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para resolver este problema operamos en distintas etapas: a) Aplicamos la fórmula (8.1) para convertir coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), dadas en el dátum1, en coordenadas cartesianas geocéntricas (x, y, z). Para ello, necesitamos establecer los valores de los parámetros (k, xo, yo, zo, εx, εy, εz), correspondientes al datum1. Estos valores pueden obtenerse desde varias fuentes. Por ejemplo, Torge (1991) ha establecido los valores de estos parámetros, para transformar coordenadas desde algunos de los dátum más utilizados al sistema geocéntrico WGS84 (el que se utiliza con GPS). b) Aplicamos la inversa de la fórmula (8.1) para convertir las coordenadas cartesianas geocéntricas (x, y, z), obtenidas en el paso anterior, en las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para ello, necesitamos establecer los valores de los parámetros (k, xo, yo, zo, εx, εy, εz), correspondientes ahora al datum2. La inversa de la fórmula (8.1) puede realizarse fácilmente, programando las ecuaciones (8.1) de forma matricial en un ordenador, en ese caso todo el problema se reduce a invertir una matriz. Este problema de invertir una matriz es muy conocido y es fácil de resolver. 4) Transformación de coordenadas geodésicas (φ, λ, h) dadas en el dátum1 a coordenadas geodésicas (φ, λ, h) dadas en el dátum2. Para resolver este problema podemos dividirlo en tres problemas más simples que ya hemos resuelto antes: a) Transformar primero las coordenadas geodésicas (φ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), para el dátum1 en el que están dadas. Para resolver este problema aplicamos directamente la fórmula (8.2), tal como en el problema (1) anteriormente resuelto. b) Transformar las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), obtenidas en el paso anterior, a coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para resolver este problema operamos como se ha indicado antes en el problema (3). c) Finalmente, transformamos las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), obtenidas en el paso anterior, en coordenadas geodésicas (φ, λ, h). Para resolver este problema aplicamos la fórmula inversa de (8.2), tal como se ha indicado en el problema (2) anteriormente resuelto. 18 Aplicaciones de la Geodesia Física 9. Relación entre los observables físicos y la Geodesia Como ya se ha dicho antes, en las campañas geodésicas se llevan a cabo medidas directas, tales como, determinación de distancias o de ángulos. Estas medidas están referidas al horizonte local, cuya dirección perpendicular es la línea de la plomada, es decir, la dirección del vector aceleración de la gravedad, en el punto en el que se ubica el instrumento. Es obvio entonces, que magnitudes físicas, como la masa y el campo de gravedad, juegan un papel importante en la geodesia, ya que, cuando colocamos un instrumento sobre el terreno no lo referimos a la dirección normal al elipsoide de referencia (que en ese momento es desconocida para nosotros), sino a la línea de la plomada. En este sentido, el importante papel que juega el campo de gravedad terrestre, queda todavía más claro, si tenemos en cuenta que cuando el topógrafo representa la altura de un punto de la superficie de la Tierra, no son las alturas referidas al elipsoide de referencia las que tienen sentido, sino las alturas referidas al geoide (alturas ortométricas H). Así, el conocimiento de las alturas de los puntos de la superficie terrestre, determina el relieve que el topógrafo debe representar en los mapas topográficos. En consecuencia, altura ortométrica H de los puntos de la superficie terrestre, es una de las coordenadas que determinan la figura de la Tierra, junto con las coordenadas geodésicas latitud y longitud, siendo esta altura H una cantidad que requiere el conocimiento del campo de gravedad terrestre para su determinación. Además, el valor preciso de las diferencias de alturas en los distintos puntos de la superficie terrestre, es absolutamente necesario para proyectar y construir diferentes instalaciones, así como, para la realización de cálculos en los cuales hay que tomar en cuenta la posición de los puntos en el espacio. Por ejemplo, cuando se desea diseñar correctamente grandes canales para la distribución de agua, o para la retirada de aguas residuales, es necesario saber dónde es mayor o menor el potencial de la gravedad terrestre. Para ello, es necesario determinar con precisión las alturas respecto al geoide. Como consecuencia de todo lo dicho, es necesario dedicar un tiempo suficiente al estudio y comprensión, de todo lo relativo al campo de gravedad terrestre y al geoide. Precisamente el estudio riguroso de estos temas es competencia de la Geodesia Física, disciplina que comienza a desarrollarse en el siglo XIX y que alcanza su máxima expansión con el lanzamiento de los satélites artificiales en nuestro siglo, de cuyo seguimiento obtenemos la información más precisa del campo de gravedad global creado por toda la masa de la Tierra. En este apartado dedicado a la Geodesia Física y sus aplicaciones, vamos a procurar sobre todo referirnos a las aplicaciones, concretamente, a las topográficas y geodésicas, enviando al lector a referencias especializadas (listadas al final de este tema) para obtener una descripción más completa de aspectos más teóricos, relacionados con el campo de gravedad y su potencial asociado. 19 10. El campo de gravedad terrestre. Superficies de nivel. El geoide El geoide como superficie de referencia fundamental, es una superficie cuya forma refleja la distribución de masas en la Tierra. Por ello, debemos empezar recordando cuál es la fuerza gravitatoria producida por una cierta distribución de masa y su potencial asociado, para entender cómo surge de estos conceptos y del concepto de superficie equipotencial, una definición de superficie de referencia, tal como es la definición de geoide. Así, debemos comenzar recordando que cuando consideramos dos masas puntuales, separadas una distancia s, la fuerza con la que cada una atrae a la otra es F= km1m 2 s2 (Ley de gravitación de Newton) -9 3 -1 -2 donde k denota la constante de gravitación, cuyo valor es 66.7x10 cm g seg . Si consideramos la masa atraída m2 con valor unidad, la ecuación anterior puede escribirse como km F= 2 s donde hemos denotado con m la masa atrayente. La representación de esta fuerza en un sistema de coordenadas cartesiano, es la que puede verse en la figura 1(a). A la vista de esta figura es fácil notar que el vector F se puede descomponer en la forma F = - F (cos α, cos β, cos γ) = - km ⎛ x - ξ y - η z - ζ ⎞ , , ⎜ ⎟ s s ⎠ s2 ⎝ s donde s = ( x - ξ ) 2 + ( y - η) 2 + ( z - ζ ) 2 . (a) (b) Fig. 1. (a) Fuerza de atracción gravitatoria debida a una masa puntual. (b) Fuerza centrífuga debida a la rotación de la Tierra en punto P de la misma. 20 También debemos recordar que el campo gravitatorio es un campo conservativo, por ello puede obtenerse a través del gradiente de un campo escalar, es decir ⎛ ∂V ∂V ∂V ⎞ , , ⎟=F grad V = ⎜ ⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠ donde V es su función potencial asociada, el potencial gravitatorio, que en el caso de considerar una masa puntual adopta la forma V= km s Cuando consideramos una distribución de masas puntuales, la expresión anterior se podrá generalizar mediante la aplicación del sumatorio V= ∑ ∑ Vi = i i km i si obviamente, para una distribución continua de masa M, el sumatorio debe ser reemplazado por la integral, escribiendo V=k ∫∫∫ dm =k M s ∫∫∫ ρdv V s donde ρ denota la densidad de masa y V denota el volumen del cuerpo considerado. En el caso de que este cuerpo sea la Tierra, debemos tener en cuenta que la misma no está en -4 -1 reposo, sino rotando con una velocidad angular de 0.7297x10 seg . En este caso para poder considerar que la Tierra está en reposo y aplicar la ecuación anterior, debemos incluir una fuerza de inercia conocida como fuerza centrífuga, de tal forma que para cualquier punto P sobre la superficie de la Tierra debemos considerar una fuerza f, como la representada en la figura 1(b). Dicha fuerza puede escribirse como ⎛ ∂φ ∂φ ∂φ ⎞ 1 2 2 2 2 2 2 f = ω p = (ω x, ω y, 0) = grad φ = ⎜ , , ⎟ ,, φ = ω (x + y ) 2 ⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠ donde p es un vector distancia, paralelo al plano ecuatorial, que va desde el eje de rotación de la Tierra hasta el punto P. Esto nos lleva a una definición de potencial gravitatorio del tipo W(x, y, z) = V + φ = k ∫∫∫ 1 2 2 ρdv 2 + ω (x + y ) 2 V s suma del potencial gravitatorio terrestre V y el potencial centrífugo φ. A este potencial obtenido como suma de los anteriores se le llama potencial de la gravedad, siendo su fuerza asociada conocida con el nombre de gravedad. Ésta puede ser obtenida mediante ⎛ ∂W ∂W ∂W ⎞ , , grad W = ⎜ ⎟=g ⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠ El módulo de este vector, o magnitud de la gravedad, se suele expresar en gales siendo 1 gal 2 = 1 cm/seg . La magnitud de este vector se incrementa sobre la superficie de la Tierra cuando vamos desde el ecuador hacia los polos, debido a que disminuye la fuerza centrífuga. Concretamente, la gravedad en el ecuador es 978 gal y en los polos 983 gal, aproximadamente. 21 En lo referente a W, el potencial de la gravedad, hay que recordar que la superficie para la cual éste es constante, es decir, W(x, y, z) = W0, se denomina superficie equipotencial o superficie de nivel, siendo el geoide la superficie de equipotencial del campo de gravedad terrestre que coincide con el nivel medio de los océanos. La figura 2(a) nos muestra la relación que existe entre las superficies de nivel y la línea de la plomada, notando que estas superficies son normales a la línea de la plomada. (b) (a) Fig. 2. (a) Superficies equipotenciales del campo de gravedad terrestre y línea de la plomada en un punto P. (b) Gravedad sobre una superficie equipotencial. Las líneas de la plomada o normales a las superficies equipotenciales, son curvas de radio de curvatura finito y torsión no nula. Estas curvas son muy importantes en la geodesia, pues sirven para medir la altura de un punto P con respecto al geoide, a esta altura se le llama altura ortométrica. Esta altura no debe ser confundida con la altura sobre el nivel del mar, debido a que el geoide no es una superficie de océano ideal. Por ello, el geoide no coincide exactamente con el nivel del mar. En este sentido, uno de los objetivos de la geodesia es encontrar la separación de la superficie del océano y el geoide. Centrándonos ahora en el concepto de altura ortométrica, podemos notar que el desplazamiento elemental dr, será paralelo a la línea de la plomada, en cada punto de la misma, por tanto dW = g.dr = g dH cos (g, dr) = g dH cos 180º = - g dH resultando obvio, que la gravedad no puede ser constante en la misma superficie equipotencial, debido a que estas superficies no son ni regulares ni concéntricas, con respecto al centro de masas de la Tierra. Esta situación está bien ilustrada en la figura 2(b), en la que podemos observar que ⇒ g1 ≠ g 2 dW = -g1dH1 = -g2dH2 por ser dH1 ≠ dH 2 . También hay que notar que esta definición de altura, en la que la superficie de referencia es el geoide, nos lleva a establecer un sistema de alturas en el que obtenemos la altura de un punto P en la forma 22 H=- ∫ W dW = g W0 ∫ C dC 0 g donde C = W - W0 es denominado número geopotencial. Llegados a este punto cabe preguntarse qué relación existe entre este sistema de alturas y las alturas determinadas sobre el elipsoide de referencia. La respuesta a esta cuestión puede verse bien ilustrada en la figura 3(a), en la que representamos para un punto P, sus alturas asociadas, tanto la elipsoidal h como la ortométrica H, existiendo la sencilla relación h=H+N entre ambas alturas. normal geoide elipsoide (a) (b) Fig. 3. (a) Altura ortométrica y elipsoidal en un punto P. (b) Elipsoide de referencia. En consecuencia, determinada h o H, obtener la otra altura es sencillo si se conoce N, la ondulación del geoide. Éste es uno de los problemas principales de la geodesia práctica o aplicada, la determinación de las alturas del geoide sobre un elipsoide de referencia dado. Para resolver este problema hemos de fijar, en primer lugar, un elipsoide de referencia que sea lo más cercano a la figura de la Tierra, tomando por ello un elipsoide de revolución ligeramente aplanado por los polos. Este elipsoide vendrá definido entonces por dos parámetros, su semieje mayor a (aproximadamente el radio ecuatorial terrestre) y su aplanamiento f definido por a - b f= a ecuador (a) (b) Fig. 4. (a) Latitud astronómica de un punto P. (b) Desviación de la vertical en el punto P. 23 donde b es el semieje menor. La figura 3(b) muestra las coordenadas elipsoidales de un punto P, sobre el elipsoide de referencia elegido. Estas coordenadas (φ, λ, h) no son obviamente las coordenadas que determinamos en una campaña geodésica. En una campaña geodésica realizada con instrumentos tradicionales (es decir, sin GPS) determinamos las coordenadas naturales (Φ, Λ, H). Esto es debido a que cuando situamos un instrumento sobre el terreno, la vertical es para nosotros la dirección de la línea de la plomada, tal como puede verse en la figura 4(a), siendo la latitud y longitud del lugar, la latitud y longitud astronómicas. La separación que existe entre la línea de la plomada y la normal al elipsoide de referencia en el punto P, punto en el que situamos el instrumento, está representada en la figura 4(b). A partir de esta figura pueden obtenerse las relaciones ξ=Φ-φ η = (R cos φ )(Λ - λ) = (Λ - λ) cos φ donde R es el radio de la esfera situada en el punto P, cuyo valor es la unidad. Las cantidades (ξ, η) reciben el nombre de componentes de la desviación de la vertical. Así, las medidas realizadas sobre el terreno en un vértice de una red geodésica (ΦP, ΛP, HP), deben ser reducidas a las cantidades (φP, λP, hP), medidas sobre el elipsoide de referencia utilizado en la campaña de triangulación, mediante las fórmulas η ,, h=H+N φ=Φ-ξ ,, λ=Λcos φ donde si son conocidas la ondulación del geoide y las componentes de la desviación de la vertical, será fácil pasar del sistema de referencia físico al sistema de referencia matemático o viceversa. A la vista de lo dicho en este apartado, el problema que queda planteado es pues la determinación de las cantidades (N, ξ, η). Precisamente, éste va ser el objetivo del siguiente apartado. En primer lugar abordaremos el problema de calcular N, indicando a continuación como pueden calcularse (ξ, η). Estos aspectos se comentarán brevemente remitiendo al lector (como en otras ocasiones) a unas referencias especializadas, para conseguir una descripción más detallada de los métodos que se siguen en la obtención de las cantidades mencionadas. 11. Ondulación del geoide y desviación de la vertical Cuando observamos la figura 3(a), notamos que la cantidad N que hemos definido como ondulación del geoide, puede obtenerse relacionando el elipsoide de referencia y el geoide. Para relacionar ambas figuras de la Tierra, es necesario notar que podemos escribir el potencial W en la forma W(x, y, z) = U(x, y, z) + T(x, y, z) ,, U(x, y, z) = V(x, y, z) + φ(x, y, z) donde T se denomina potencial perturbador o potencial anómalo y U es la función potencial normal, asociada a un elipsoide de revolución cuya ecuación es x 2 + y2 a2 z2 + 2 =1 b Entonces, la pequeña separación que existe entre la superficies W(x, y, z) = W0 y U(x, y, z) = U0 (con U0 = W0), estará relacionada directamente con el término T(x, y, z) mediante (Heiskanen y Moritz, 1985) 24 N= T (Fórmula de Bruns) ,, γ = grad U γ donde γ es denominada la gravedad normal. Este vector tendrá la dirección de la normal al elipsoide de referencia, tal como se indica en las figuras 3(b) y 4(b), siendo su diferencia con el vector gravedad denominada anomalía de la gravedad ∆g. Esta última cantidad definida nos permite obtener el potencial perturbador y como consecuencia la ondulación del geoide, si llevamos a cabo un desarrollo en armónicos en esféricos de este potencial perturbador T (Heiskanen y Moritz, 1985), teniendo como resultado final las importantes relaciones T= R 2π ∫∫ ∆g S(ψ) dσ ,, N = σ R 4πG ∫∫ ∆g S(ψ) dσ (Fórmula de Stokes) σ [ 1 S( ψ ) = - 6 sen ( ψ/2) + 1 - 5 cos ψ - 3 cos ψ ln sen ( ψ/2) + sen 2 ( ψ/2) sen ( ψ/2) ] donde R es el radio medio terrestre (6371 km), G es el valor medio de la gravedad sobre la Tierra (979.8 gales) y σ es el área de la esfera unidad. Estando por ello las integrales anteriores extendidas a toda la esfera unidad, tal como se indica en la figura 5(a). En esta figura y en la figura 5(b), podemos ver que el papel que juega el ángulo ψ. (a) (b) Fig. 5. (a) Notaciones seguidas para obtener la fórmula de Stokes. (b) Relación entre las coordenadas polares (ψ, α) y las coordenadas geográficas (φ, λ), en la esfera de radio unidad. La fórmula de Stokes publicada por él en 1849, es la expresión matemática más importante de la Geodesia Física, debido a que hace posible conocer la figura de la Tierra (es decir, la ondulación del geoide) a partir de datos gravimétricos. Debemos notar también que la ecuación integral de Stokes es el vínculo fundamental entre el campo de gravedad terrestre y la figura de la Tierra, confirmando la afirmación realizada al principio de este capítulo, cuando se decía que para avanzar hacia una figura de la Tierra más precisa que un elipsoide de revolución, era necesario considerar el campo de gravedad que crea la masa de la Tierra. Vemos ahora totalmente claro el papel tan importante que juega el estudio y determinación del campo de gravedad terrestre, en la obtención precisa de la figura de la Tierra, ya que, si disponemos una colección de datos suficiente (consistente en anomalías de la gravedad 25 determinadas por toda la Tierra, entre otros datos) podemos obtener la ondulación del geoide, tal como se indica en las figuras 6(a) y 6(b). (a) (b) Fig. 6. (a) Mapa de la ondulación del geoide sobre un elipsoide de revolución. (b) Imagen del geoide en 3D mostrando los detalles de la forma del geoide, a una escala en la que se han exagerado los valores de la ondulación para ver mejor dichos detalles. No obstante, hay que señalar algunas limitaciones en la aplicación de la fórmula de Stokes, debidas a las hipótesis realizadas para la obtención de la misma. Concretamente, debemos notar que: 1. La fórmula presentada para la ondulación del geoide ha sido obtenida considerando que el elipsoide de referencia (superficie U(x, y, z) = U0), tiene el mismo potencial que el geoide (U0 = W0). Además, esta superficie debe encerrar en su interior una masa que sea numéricamente igual a la de toda la Tierra. 2. El elipsoide de referencia debe tener su centro en el centro de la Tierra. 3. El potencial anómalo o potencial perturbador debe ser armónico fuera del geoide, es decir, T(x, y, z) puede ser desarrollado en armónicos esféricos. Esto significa que el efecto de las masas por encima del geoide, debe ser eliminado aplicando adecuadas reducciones a los valores de la gravedad determinados. De lo contrario, no será posible aplicar la expresión integral de Stokes. En consecuencia, la determinación práctica del geoide, tal como se muestra en la figura 6(a), requerirá modificar la fórmula de Stokes para poder utilizar un elipsoide de referencia arbitrario. De tal forma que podamos emplear en el cálculo del geoide, una superficie de referencia U(x, y, z) = U0 para la que no se requiera que U0 = W0, condición que en la práctica puede ser muy difícil de conseguir, limitando mucho los posibles elipsoides a emplear. Por otra parte, el cálculo por este método gravimétrico de la ondulación del geoide, nos obligará a eliminar el efecto de las masas por encima del geoide, adoptando para ello diversas hipótesis que podemos encontrar desarrolladas con detalle en la bibliografía más básica de la Geodesia Física (Heiskanen y Moritz, 1985; Vanícek y Krakiwsky, 1986). Llegados a este punto cabe preguntarse si existe alguna expresión parecida a la fórmula de Stokes, que nos permita calcular la desviación de la vertical en un punto P del geoide. La respuesta es afirmativa, existen unas fórmulas parecidas a dicha fórmula que nos permiten hallar las componentes (ξ, η) de la desviación de la vertical, a partir de un conjunto 26 de anomalías de la gravedad distribuidas por toda la Tierra. Estas fórmulas son debidas a Vening Meinesz y fueron obtenidas por este geodesta en 1928, su expresión es (Heiskanen y Moritz, 1985) ⎧ξ ⎫ 1 ⎨ ⎬= ⎩ η ⎭ 4 πG 2π π α=0 ψ =0 ∫ ∫ ∆g(ψ, α) dS(ψ ) dψ ⎧cos α ⎫ ⎨ ⎬ sen ψ dψ dα ⎩sen α ⎭ donde α y ψ son las coordenadas polares sobre la esfera de radio unidad, tal como se indica en la figura 5(b), siendo dσ = sen ψ dψ dα y S(ψ) la función de Stokes, cuya expresión ha sido dada anteriormente. 12. Ondulación del geoide y alturas ortométricas. Método GPS-Nivelación Después de todo lo dicho en el apartado anterior, cuando volvemos a la sencilla fórmula h = H +N notamos que al obtener la cantidad N, tal como se ha indicado antes, siguiendo el método gravimétrico, podemos escribir H=h-N de donde, conocida la altura elipsoidal h del punto P considerado y determinado N mediante la integral de Stokes, puede hallarse la altura ortométrica H de ese punto. Cabe ahora preguntarse si es posible determinar también H, mediante los valores de la gravedad medida en la superficie de la Tierra, porque en caso afirmativo podríamos calcular la altura del geoide en un punto P, sin necesidad de recurrir a la integral de Stokes, la cual requiere para su solución una colección suficiente de medidas de la gravedad distribuidas por toda la Tierra. En efecto, puede hallarse con precisión la altura ortométrica H de un punto sin tener conocimiento del geoide, o al menos sin un conocimiento detallado o muy preciso del mismo. El procedimiento que se sigue para calcular las alturas ortométricas directamente sobre el terreno se llama nivelación de precisión. A continuación vamos a describir este proceso con cierto detalle. En principio, el procedimiento de nivelación geométrica es bien conocido por los topógrafos, consiste en medir la diferencia de altura entre dos puntos A y B, como los representados en la figura 7(a), mediante la observación de la diferencia de lecturas sobre dos miras verticales situadas en los puntos considerados. La diferencia de altura entre los dos puntos resulta ser entonces, la diferencia de las lecturas l1 y l2, observadas con el nivel (instrumento de nivelación), es decir δHAB = l1 − l2 = A A − B B siendo δHAB la diferencia de altura geométrica entre los puntos A y B. Cuando este procedimiento se repite una y otra vez, siguiendo un circuito de nivelación, es decir, una línea de nivelación cerrada, la suma algebraica de los incrementos de nivelación o diferencias de altitud medidas, no es exactamente cero, como cabría esperar si realizamos estas medidas con gran precisión. Este error, que se conoce como error de cierre de un circuito de nivelación, nos indica que el procedimiento de nivelación exacto, es algo más complicado que la simple determinación de las diferencias de altura. 27 geoide (a) (b) Fig. 7. (a) Esquema del procedimiento de nivelación geométrica. (b) Diferencias de alturas ortométricas debidas al no paralelismo de las superficies de nivel. Para entender lo que sucede basta considerar dos puntos A y B, suficientemente alejados, de tal manera que el proceso mostrado en la figura 7(a), debe ser aplicado repetidas veces. Esta situación es la que está representada en la figura 7(b), en esta figura la diferencia de altitud nivelada δn, es distinta al incremento δHB en la línea de la plomada que pasa por B. Ello es debido al no paralelismo de las superficies de nivel, tal como se ve en la figura, en consecuencia, si designamos por δW el incremento del potencial de la gravedad, tenemos − δW = g δn = g’δHB donde g es la gravedad en la estación de nivelación y g’ es la gravedad sobre la línea de la plomada de B en δHB. La relación anterior implica que δHB = g δn ≠ δn g' no habiendo relación geométrica directa entre el resultado de la nivelación geométrica y la diferencia del alturas ortométrica. Esta consecuencia es inmediata si notamos que la combinación de medidas geométricas con la gravedad, nos proporciona la diferencia de potencial δW, de tal forma que WB − WA = − B ∑ g δn A Así, la nivelación combinada con medidas de la gravedad nos proporciona diferencias de potencial, esto es, cantidades físicas no geométricas con una ventaja añadida, la diferencia de potencial entre dos puntos es independiente del camino que se siga, obteniéndose el mismo resultado con independencia de los itinerarios que se sigan, por ello, si medimos a lo largo de un circuito de nivelación (seguimos un trayecto cerrado) sucede que WA − WA = 0 = ∫ A g dn A donde hemos cambiado el sumatorio por la integral por ser teóricamente más riguroso. Este resultado es imposible, en general, si consideramos sólo medidas geométricas, ya que, la suma de incrementos de nivelación depende de la trayectoria, esto es 28 ∆nAB = B ∑ δn ,, A ∫ A dn = error de cierre A Como consecuencia de todo lo dicho, las diferencias de potencial son básicas en toda teoría de altitudes, concluyendo que la nivelación sin medidas de gravedad, que en la práctica puede aplicarse a pequeñas distancias (para las que las superficies de nivel son prácticamente paralelas), no tiene significado desde un punto de vista riguroso, llevando a contradicciones como es el error de cierre. Todo esto hace que se considere, en trabajos geodésicos de gran precisión como es la nivelación de precisión, la diferencia de altura ortométrica δHAB en lugar de la diferencia de altura geométrica ∆nAB, ya que, tal como puede verse en la figura 7(b), las alturas de los puntos A y B sobre el geoide HA y HB, son siempre las mismas con independencia del trayecto de nivelación que se siga entre ambos, debido a que la Fig. 8. Altura ortométrica de un punto P definición de altura ortométrica es sobre la superficie de la Tierra. consecuencia de principios físicos, no una cantidad obtenida de un sumatorio. Quedando claro qué sistema de alturas debe usarse para obtener una gran precisión, el problema planteado es la realización de esta medida de altura, es decir, el procedimiento operativo que debe seguirse para calcular la altura ortométrica de un punto P. Para ello, vamos a considerar un punto P sobre la superficie de la Tierra, tal como se indica en la figura 8, designando por P0 la intersección con el geoide de la línea de la plomada que pasa por P. Entonces, recordando la definición de número geopotencial, podemos escribir W0 – W = C = donde ∫ H g dH = H 0 g = 1 H ∫ H 1 H ∫ H g dH = g H 0 g dH 0 es el valor medio de la gravedad sobre la línea de la plomada entre P y P0. La expresión anterior nos permite obtener la altura ortométrica del punto P en la forma C H= g esta ecuación no es una tautología, es realmente una fórmula de utilidad práctica, debido a que la gravedad media g no depende fuertemente con la altura ortométrica. En consecuencia, sin un conocimiento preciso de la altura del punto P sobre el geoide, es decir, con un valor inicial de H suficientemente cercano a la verdadera altura ortométrica, podemos abordar el cálculo de la gravedad g . En este sentido, podemos encontrar expresiones aproximadas de g en diversos libros de geodesia (Heiskanen y Moritz, 1985). Por otra parte, si se quiere aplicar la sencilla fórmula anterior es necesario hallar, además de g , el número geopotencial de P designado por C. Para ello, un procedimiento que 29 puede seguirse es elegir un punto O al nivel del mar (es decir, sobre el geoide), eligiendo un punto apropiado sobre la costa. Entonces, puede determinarse el número geopotencial de P aplicando la integral C = W0 – W = ∫ P g dn 0 siendo como ya sabemos independiente del itinerario de nivelación utilizado para relacionar los puntos P y O. El número geopotencial se mide en unidades geopotenciales (u. g. p.). Estas unidades están derivadas de las unidades de la gravedad y de la altura, mediante la relación 1 ugp = 1 kgal.m = 1000 gal.m como g es aproximadamente 0.98 kgal, tenemos que C es aproximadamente igual a 0.98H. Los procedimientos descritos para el cálculo de los números geopotenciales y el valor de la gravedad media g , introducen un error muy pequeño en la determinación de la altura ortométrica. De tal forma, que las altitudes ortométricas pueden obtenerse con una precisión muy alta. Este hecho es fundamental en la geodesia, pues podemos emplearlas como un sistema de alturas muy preciso, pudiendo introducirlas como dato de gran precisión, en cualquier cálculo que requiera la altura de los puntos sobre la superficie de la Tierra. Concretamente, al retomar la fórmula presentada al principio de este apartado h=H+N si H puede ser obtenida con gran precisión siguiendo mediante nivelación de precisión y h puede también ser obtenida con gran precisión, por ejemplo, empleando para ello un sistema de posicionamiento como GPS, resulta como consecuencia que la determinación del geoide mediante estas dos cantidades, tendrá una precisión tan alta como la que poseen las medidas de alturas elipsoidales y ortométricas. Esta técnica es muy empleada en la actualidad para obtener las alturas del geoide sobre el elipsoide de referencia, en trabajos geodésicos de gran precisión, basta mencionar como ejemplo el proyecto ALGESTAR (Bürki and Marti, 1990), cuyo objetivo fue llevar a cabo la computación de un nuevo geoide para Suiza, comprobando al mismo tiempo la fiabilidad de las medidas GPS en una zona muy montañosa. Para ello, se obtuvieron las ondulaciones del geoide aplicando la ecuación N=h−H donde h fue obtenida a partir de observaciones GPS y H a partir de la computación de los números geopotenciales (nivelación de precisión), siguiendo las líneas de nivelación de la Red Nacional de Nivelación que une los 40 vértices geodésicos de la Red Suiza de Triangulación. El resultado de este proyecto fue la obtención de las ondulaciones geoide para Suiza con una gran precisión. 13. Cálculo gravimétrico del geoide En el apartado 9 indicamos que los receptores GPS permiten calcular las alturas elipsoidales, pero es necesario obtener las alturas respecto al nivel del mar (alturas ortométricas), para muchos fines prácticos. Entonces, las alturas elipsoidales se deben convertir en alturas ortométricas restando la altura del geoide. Para ello, es necesario computar las alturas del geoide, al menos con la misma precisión que la altura elipsoidal, para 30 la latitud y longitud del punto considerado. En este aspecto se centra una de las principales aplicaciones de la geodesia física, puesto que permite obtener la altura del geoide para cualquier punto de la Tierra. Estas alturas del geoide se refieren, generalmente, al Sistema Geodésico de Referencia de 1980 (GRS80). Los modelos geopotenciales pueden servir para calcular la ondulación del geoide. No obstante, las alturas del geoide provenientes de un modelo geopotencial no son, en general, suficientemente precisas. Por ello, es necesario determinar una corrección a las mismas. Esta corrección se determina a partir de las anomalías de la gravedad medidas sobre el terreno, para computar así un modelo de geoide más preciso. Debido a que las anomalías observadas sobre el terreno, están dadas en un área limitada y no pueden por tanto utilizarse para resolver la longitud de onda larga del campo de gravedad terrestre, es necesario considerar un modelo geopotencial para la computación de tales longitudes de onda. Como veremos a continuación, la contribución de esta longitud de onda larga corresponde a una aproximación suave del geoide, para la región bajo estudio. El cálculo gravimétrico de una altura del geoide muy precisa, para una región dada, tendrá una gran utilidad práctica directa e inmediata para toda la comunidad de usuarios de GPS (Kaula, 1987). Estos resultados permitirán incorporar modelos más realísticos a los algoritmos de cálculo de las alturas ortométricas, reportando una mejora en la precisión de las alturas mencionadas, lo que conllevará evidentes beneficios para la geo-referenciación, la fotogrametría o el control geométrico de obras. En suma, serán beneficiarios de tales resultados aquellos científicos y técnicos, interesados en una localización más precisa sobre el terreno. Puesto que, usando medidas de posición con el sistema GPS obtendrán a la vez una precisión suficiente en planimetría, junto con una altura ortométrica precisa, hallada a partir de un modelo de geoide (cuya ondulación sea precisa) y la altura elipsoidal dada por GPS, pudiendo realizar medidas precisas de alturas ortométricas sin nivelación (Schwarz et al., 1987). En relación con lo dicho en el párrafo anterior, algunas de las aplicaciones concretas en las que se puede usar directamente un modelo de geoide local son: Fotogrametría. Tener un modelo de geoide, supone poder tomar puntos de apoyo sin necesidad de apoyarse en las redes geodésicas, que es lo que se hace actualmente para calibrar la altura elipsoidal (la obtenida con GPS), a altura ortométrica en la zona de trabajo (la que se necesita para la orientación absoluta del modelo estereoscópico). Para ello, suponemos que elipsoide y geoide son paralelos en esa zona, cosa que no es rigurosamente cierta. La limitación del trabajo de apoyo en campo en Fotogrametría, ya sólo estaría limitada por la capacidad de los equipos empleados y se elevaría el rendimiento de éstos, puesto que no habría que inmovilizar equipos GPS para las calibraciones. Además de lo mencionado anteriormente, si se dispusiese de un marco de referencia común entre los puntos sobre el terreno y el centro de proyección de las cámaras aéreas, se simplificaría todavía más el trabajo de apoyo de campo. Topografía. Disponer de un modelo de geoide supondría poder realizar topografía de obras con GPS, cosa que hasta ahora está limitada a control planimétrico. Con GPS el control geométrico se abarata pues el número de operarios mínimos necesarios se reduce a la mitad. 31 Caracterización agronómica y medioambiental. La posibilidad de determinar la altitud sobre el nivel del mar de forma rápida y eficaz, permitiría añadir la altitud como variable de estudio en los SIG (Sistemas de Información Geográfica), para su inclusión en los posteriores análisis con las demás variables geográficas. Control hidrográfico, aforo de cuencas y temas hidráulicos en general. Estos temas se verían especialmente beneficiados, ya que, también se abarataría el coste de estas actuaciones al poder ser realizadas con GPS, que de no disponer de modelo de geoide no se podrían realizar. El agua circula en el sentido de los potenciales gravitatorios decrecientes y el sentido de los potenciales gravitatorios (altimetría obtenida por nivelación clásica) puede deducirse con el modelo de geoide y la altura elipsoidal. Vista la importancia que tiene usar un modelo de geoide preciso, vamos a ver aquí cuál es el procedimiento operacional para obtenerlo. Para comenzar, hay que decir que las técnicas que vamos a describir a continuación, se han mostrado herramientas eficaces a la hora de indagar la ondulación del geoide, en distintas regiones de la Tierra (Kearsley, 1988; Forsberg and Kearsley, 1989; Torge et al., 1989; Yun, 1994). Estas técnicas pretenden evitar el problema que conlleva la obtención de anomalías de la gravedad en un área limitada, puesto que con estos datos no podemos resolver las largas longitudes de onda del campo gravitatorio terrestre. Por ello, necesitamos considerar un modelo geopotencial con el que podemos obtener estas longitudes de onda larga. Así, en un paso previo de computación, obtendremos las anomalías aire-libre referidas al modelo geopotencial, computando la diferencia con las anomalías predichas por este modelo, estas diferencias serán usadas en un procedimiento de integración con la FFT (Schwarz et al., 1990), para obtener finalmente la ondulación del geoide, la cual en un proceso de computación posterior será añadida a la ondulación del geoide predicha por el modelo geopotencial considerado. En suma, el proceso a seguir consta de las etapas que a continuación serán descritas (Corchete et al., 2005). Interpolación de los datos de gravedad. En primer lugar, hay que saber que si queremos aplicar técnicas basadas en la Transformada de Fourier Rápida (FFT), es necesario pasar de la distribución irregular de puntos, dada por la localización geográfica de nuestras medidas de anomalías aire-libre de la gravedad, a una distribución regular de puntos en forma de una rejilla de puntos equidistantes. Como ejemplo, podemos ver en la figura 9(a) los datos de gravedad disponibles para calcular un modelo de geoide para el área ibérica. A la vista de esta figura notamos que estos puntos no están distribuidos de forma regular, hay zonas con muchos puntos y otras áreas que tienen muy pocos. Con esta distribución de valores no podemos aplicar las técnicas basadas en la FFT, pues estas técnicas requieren una distribución regular de puntos en forma de una rejilla de puntos equidistantes, como muestra la figura 9(b). Por otra parte, antes del proceso de interpolación es necesario reducir los valores de estas anomalías de la gravedad, con el objeto de trabajar con una colección de puntos cuyos valores sean lo más parecidos entre ellos que sea posible, para facilitar el trabajo de la interpolación y obtener entonces tras este proceso la mejor rejilla de valores posible. Para ello, antes de la interpolación es muy conveniente eliminar los efectos de corta longitud de onda debidos a la topografía y la batimetría. Esta corrección se llama corrección RTM (Forsberg and Tscherning, 1997) y nos permite obtener un campo de anomalías aire-libre suavizado, muy adecuado para la interpolación a una rejilla regular. Esta corrección suele ser aplicada junto con una corrección de onda larga, obtenida restando las anomalías de la gravedad predichas por un modelo geopotencial, a los valores de las anomalías aire-libre observadas. En suma, la corrección total que debemos aplicar a los valores de anomalías aire-libre mostrados en la figura 9(a) está dada por 32 pts pts pts ∆g red = ∆gfree − 2πkρ( h − h ref ) pts + c pts − ∆gGM (13.1) donde el superíndice pts denota cada punto distribuido sobre el área de estudio de forma aleatoria, ∆g free es la anomalía aire-libre determinada en ese punto (figura 9(a)), k es la constante de gravitación de Newton, ρ es la densidad de la topografía (2.67 g/cm3) para la corrección RTM en tierra o la densidad de la topografía menos la densidad del agua marina (2.67 – 1.03 = 1.64 g/cm3) para la corrección RTM marina, h es la elevación, h ref denota la elevación de la superficie de referencia, c es la corrección del terreno computada para puntos terrestres y marinos y ∆gGM es la anomalía de la gravedad computada desde un modelo geopotencial (esta computación será luego descrita). (a) (b) Fig. 9. (a) Distribución geográfica de los valores de anomalías aire-libre de la gravedad, medidos para el área ibérica. (b) Mapa de las anomalías de la gravedad interpoladas tras ser reducidas mediante la fórmula (13.1). En la fórmula (13.1), la superficie de referencia (cuya elevación h ref es necesario calcular) se obtiene mediante la aplicación de un filtro pasa baja en 2D, con una longitud de onda de corte de 60 minutos de arco. Este filtro se aplica al campo de elevaciones proporcionado por el modelo digital del terreno completado con la batimetría del área de estudio (Corchete et al., 2005). En la figura 10(a) podemos ver dicho campo de elevaciones y en la figura 10(b) la superficie de referencia obtenida con el filtrado 2D. Respecto a la corrección del terreno c, es necesario calcularla en ambos dominios terrestre y marítimo, porque tenemos datos de gravedad tanto terrestres como marinos. Esta corrección se calcula por integración en cada punto representado en la figura 9(a), por medio del procedimiento clásico de integración descrito por Torge (1989). En esta integración se ha considerado la densidad de las masas topográficas 2.67 g/cm3 y 1.03 g/cm3 la densidad del agua marina, extendiéndose la computación hasta una distancia de 0.75 grados desde el punto considerado. Cuando hemos obtenido las anomalías suavizadas mediante la aplicación de (13.1), podemos ya interpolarlas para obtener la distribución regular de anomalías mostrada en la figura 9(b). Esta interpolación puede realizarse con cualquier software comercial diseñado a tal efecto, pues la colección de valores a interpolar está tan suavizada que cualquier software de calidad podrá fácilmente realizar dicha interpolación. 33 (b) (a) Fig. 10. (a) Modelo de elevaciones del terreno proporcionado por el modelo digital del terreno SRTM, completado con la batimetría dada por ETOPO2. (b) Superficie de referencia obtenida mediante el filtrado 2D del campo de elevaciones representado en la figura 10(a). Finalmente, debemos restaurar en estas anomalías interpoladas la información que hemos quitado antes para suavizarlas, es decir, debemos incorporar el efecto RTM que hemos quitado, pues de lo contrario nuestras anomalías habrían perdido gran parte de su información original. Para llevar a cabo esta restauración empleamos la fórmula grid grid ∆g grid − c grid free = ∆g red + 2πkρ( h − h ref ) donde el superíndice grid denota cada punto de la rejilla regular considerada, ∆g free es la anomalía aire-libre de la gravedad representada en la figura 11 y ∆g red es la anomalía de la gravedad reducida por (13.1) e interpolada en una rejilla regular (figura 9(b)). Hay que notar que 2πkρ( h − h ref ) y c son computados en la misma forma que antes, pero ahora sobre la rejilla regular de puntos considerada. La figura 12(a) muestra los valores del término 2πkρ( h − h ref ) y la figura 12(b) los valores de la corrección del terreno c. (13.2) Fig. 11. Anomalías de la gravedad obtenidas tras la aplicación de la fórmula (13.2). La corrección del terreno puede ser positiva o negativa cuando es computada en áreas marinas, dependiendo de la forma de la superficie del fondo marino (Torge, 1989). Esto no es posible en áreas continentales en las que la corrección del terreno es siempre positiva. Computación del geoide. Cuando ya tenemos la rejilla de las anomalías de la gravedad, estamos en disposición de aplicar las técnicas basadas en la FFT, para calcular el geoide. Este cálculo se llevará a cabo sumando los tres términos siguientes N = N1 + N2 + N3 (13.3) donde N1 es término de onda larga obtenido a través de un modelo geopotencial, N2 es la contribución del efecto indirecto originado por la reducción de Helmert y N3 es el término de longitud de onda corta, obtenido de la integración de los datos de gravedad dados por (13.2), 34 siguiendo el segundo método de condensación de Helmert. A continuación se indicará cómo son computados los tres términos de la fórmula (13.3). (a) (b) Fig. 12. (a) Término 2πkρ( h − h ref ) de la corrección RTM. (b) Corrección del terreno de la fórmula (13.2). Contribución de onda larga (término N1). Está contribución se obtiene mediante un modelo geopotencial, a través del desarrollo en serie de armónicos esféricos dado por (Heiskanen y Moritz, 1985) kM N1 = rγ n max n n ∑ ∑P n=2 ⎛a⎞ ⎜ ⎟ ⎝r⎠ [ nm (sin ϕ) δJ nm cos mλ + δK nm sin mλ ]+ N0 (13.4) m =0 donde (δJnm, δKnm) son los coeficientes geopotenciales totalmente normalizados del potencial anómalo de a gravedad, a es el semieje mayor del elipsoide de referencia, kM es la constante gravitacional geocéntrica de la Tierra, Pnm son las funciones de Legendre completamente normalizadas, (r , ϕ, λ) son la posición geocéntrica de los puntos sobre la superficie del geoide, γ es la gravedad normal sobre el elipsoide de referencia, nmax es el grado máximo de el modelo geopotencial considerado y N0 el término de grado cero del desarrollo. (a) (b) Fig. 13. (a) Ondulación del geoide obtenida a través de un modelo geopotencial para el área de estudio. Intervalo entre isolíneas: 1m. (b) Anomalía de la gravedad obtenida a través de un modelo geopotencial para el área de estudio. 35 En la computación de la ecuación (13.4), es necesario obtener la posición geocéntrica r del punto considerado sobre el geoide, para ello, podemos seguir el procedimiento en dos pasos indicado por Kuroishi (1995). Según este procedimiento, calculamos en primer lugar el radio geocéntrico elipsoidal rE asociado a las coordenadas (ϕ, λ) del punto considerado. En un segundo paso y por medio de la ecuación (13.4), poniendo r = rE obtenemos la anomalía en altura ξE, la cual puede ser usada como una primera aproximación de la ondulación del geoide en el punto considerado. Finalmente, obtendremos el valor de N(ϕ, λ) en la posición geocéntrica del punto considerado r, empleando la fórmula (13.4) con el valor r = rE + ξE. Hay que notar que según este método de computación, r es considerado como la posición geocéntrica de un punto P sobre el geoide, en lugar de considerar la posición geocéntrica del punto P sobre la superficie de la Tierra. Por esta razón, siguiendo este método de computación en dos pasos, lo que obtenemos son ondulaciones del geoide en lugar de anomalías en altura. En la figura 13(a) podemos ver los resultados obtenidos mediante la aplicación de la fórmula (13.4), a los puntos de la rejilla regular ubicada en el área de estudio. Las anomalías de la gravedad predichas por un modelo geopotencial, son necesarias para reducir las anomalías aire-libre observadas, tal como indica la ecuación (13.1). Estas anomalías de la gravedad, obtenidas a partir de un modelo geopotencial, pueden calcularse mediante el desarrollo en serie (Heiskanen y Moritz, 1985) ∆gGM = kM r2 n max ∑ n=2 ⎛a⎞ ( n − 1)⎜ ⎟ ⎝r⎠ n n ∑P [ nm (sin ϕ) δJ nm cos mλ + δK nm sin mλ ] + ∆g 0 (13.5) m =0 donde ∆g0 es el término de grado cero del desarrollo. En la computación de la formula (13.5), hemos usados el valor de la posición geocéntrica r obtenida previamente para la fórmula (13.4). La figura 13(b) muestra los resultados obtenidos mediante la aplicación de la fórmula (13.5), a los puntos de la rejilla regular ubicada en el área de estudio. Efecto indirecto (término N2). El efecto indirecto en el geoide debido a la aplicación del segundo método de condensación de Helmert, se puede calcular en aproximación plana mediante los dos términos (Sideris, 1990) h 3 ( x, y ) − h 3 ( x p , y p ) πkρ 2 kρ (13.6) dxdy N2 = − h (x p , y p ) − γ 6γ 2 2 3/ 2 ( x p − x) + ( y p − y) A ∫∫ [ ] donde k es la constante gravitacional de Newton, ρ es la densidad de las masas topográficas (supuesta constante con valor 2.67 g/cm3), (xp, yp) son las coordenadas del punto de computación, (x, y) son las coordenadas de los puntos de integración, γ es la gravedad normal sobre el elipsoide de referencia, A es el área de estudio considerada y h(x, y) es el modelo de elevaciones (figura 10(a)), considerando sólo elevaciones positivas, es decir, se consideran sólo las masas sobre el geoide. La aproximación plana expresada por la ecuación (13.6) puede ser escrita fácilmente en forma de convolución mediante (Schwarz et al., 1990) N2 = − Kρ 3 πKρ 2 Kρ gh f ∗ h3 + h − γ 6γ 6γ (13.7) donde f ( x, y) = 1 (x 2 + y 2 )3 / 2 g= ∫∫ f ( x, y)dxdy A 36 Así, mediante la aplicación de la formula de convolución (13.7), podemos calcular el efecto indirecto en el geoide, debido a la aplicación del segundo método de condensación de Helmert, obteniendo para el área de estudio considerada aquí el resultado ilustrado en la figura 14(a). (a) (b) Fig. 14. (a) Efecto indirecto en la ondulación del geoide producido en la eliminación de las masas exteriores al geoide, según el segundo método de condensación de Helmert. (b) Corrección del terreno asociada al segundo método de condensación de Helmert. Contribución de las anomalías residuales (término N3). La contribución de las anomalías residuales representadas en la figura 11, se obtendrá por integración de las mismas mediante la expresión (Heiskanen y Moritz, 1985) N3 = R 4πγ ∫∫ ∆g(ψ, α) S(ψ)dσ (13.8) σ donde γ es la gravedad normal sobre el elipsoide de referencia, R es le radio medio de la Tierra, S(ψ) es la función de Stokes, σ es la superficie de integración (la esfera unidad) y ∆g son las anomalías de la gravedad obtenidas mediante la fórmula (13.2), reducidas según el segundo método de condensación de Helmert, es decir (Sideris, 1990) ∆g = ∆g free + c + δg (13.9) donde ∆g free son la anomalías de la gravedad computadas por medio de (13.2) y representadas en la figura 11, c es la corrección del terreno calculada considerando sólo las masas por encima del geoide (figura 14(b)) y δg el efecto indirecto en la anomalía de la gravedad o efecto indirecto secundario. La figura 15(a) muestra los valores de las anomalías reducidas mediante (13.9). La corrección del terreno de la formula (13.9) se puede calcular mediante una aproximación lineal, que facilita su computación (Schwarz et al., 1990; Sideris, 1990). El resultado obtenido al calcular c de esta forma es mostrado en la figura 14(b). El efecto indirecto en la anomalía de la gravedad o efecto indirecto secundario, se puede calcular mediante la fórmula (Heiskanen y Moritz, 1985; Kuroishi, 1995) δg = 0.3086 N2 (en mgal para N2 en metros) donde N2 es el efecto indirecto en el geoide, calculado anteriormente mediante (13.7) y representado en la figura 14(a). 37 (b) (a) Fig. 15. (a) Anomalías residuales obtenidas mediante la aplicación del segundo método de condensación de Helmert, fórmula (13.9), a las anomalías calculadas mediante la fórmula (13.2). (b) Ondulación del geoide obtenida integrando las anomalías residuales dadas por (13.9), mediante la fórmula (13.10). Cuando los términos de la formula (13.9) están todos calculados, estamos en situación de realizar la integral (13.8). Para ello, podemos expresar esta integración en forma de convolución usando la FFT en 1D (Haagmans et al., 1993), obteniendo el término N3 en la forma ⎞ ⎛ φn ⎟ R∆φ∆λ −1 ⎜ (13.10) F1 ⎜ F1 ( ∆g cos) F1 (S) ⎟ N3 = 4πγ ⎜ φ′= φ ⎟ ⎝ 1 ⎠ ∑ donde S es la función de Stokes, F1 denota la transformada de Fourier discreta y periódica y F1-1 es su inversa. Haagmans et al. (1993) han descrito la forma correcta de llevar a cabo la computación dada por (13.10), por ello, siguiendo estas indicaciones podemos obtener el valor de la ondulación residual del geoide mostrada en la figura 15(b). Validación del geoide. Cuando sumamos los tres términos dados por la formula (13.3), obtenemos el modelo de geoide buscado, en este caso es el geoide del área ibérica mostrado en la figura 16(a). Para chequear la validez del modelo obtenido, debemos comparar las ondulaciones del geoide predichas por este modelo, con las ondulaciones del geoide obtenidas de forma independiente a este modelo. Estas medidas independientes deben haber sido calculadas con gran precisión, para poder establecer entonces que las diferencias, entre los valores predichos por el modelo y los valores observados o medidos, son debidas únicas y exclusivamente al error que tiene el modelo de geoide obtenido. Para ello, lógicamente necesitamos utilizar una colección de medidas de gran precisión, pues de lo contrario todo el proceso de validación sería dudoso. En el área ibérica disponemos de tal colección de medidas gracias a la red GPS-nivelación que está desplegada para toda Europa, tal como se explicó en el apartado 4. Esta red cuyo nombre es EVRS (European Vertical Reference System), constituye un marco de referencia fundamental para la medición de alturas con precisión centimétrica. Concretamente, en el área ibérica esta red posee los vértices de precisión mostrados en la figura 16(b). Cuando comprobamos el modelo obtenido y representado en la figura 16(a), en los puntos de precisión mostrados en la figura 16(b), obtenemos un error de 27.8 cm (Corchete et al., 2005). Este modelo no ha sido mejorado hasta 2008, fecha en la que han sido publicados los modelos del norte (Corchete, 2008) y sur de Iberia (Corchete et al., 2008), cuyos errores son de 12.6 y 17.0 cm, respectivamente. 38 (b) (a) Fig. 16. (a) Modelo de geoide obtenido para el área ibérica, mediante la suma de los tres términos dados por (13.3). (b) Red de puntos para los cuales es conocida la ondulación del geoide con gran precisión. 14. Componentes de la desviación de la vertical y modelo geopotencial En algunas aplicaciones prácticas es necesario pasar de un horizonte geodésico local a uno astronómico y viceversa. Este problema equivale a transformar las coordenadas geodésicas (φ, λ), en las coordenadas naturales o astronómicas (Φ, Λ). En cualquier caso sabemos que (Heiskanen y Moritz, 1985): Φ = ξ + φ ,, Λ = η/cos φ + λ donde (φ, λ) son conocidas para el punto P considerado, a través de la observación directa con medidas GPS. Entonces, para determinar (Φ,Λ) es necesario conocer (ξ, η) puesto que determinamos sobre el terreno (φ, λ). En este sentido, las fórmulas establecidas en el apartado 11 para hallar las componentes de la desviación de la vertical, no se aplican directamente para este objetivo, pues bajo el punto de vista práctico, sería muy laborioso realizar una integración de las anomalías de la gravedad para toda la Tierra, tal como indican las fórmulas de Vening Meinesz. Resulta más adecuado escribir las componentes de la desviación de la vertical en la forma (Heiskanen y Moritz, 1985; Schwarz et al., 1990): ξ=− 1 ∂T GR ∂φ ,, η=− 1 ∂T GR cos φ ∂λ donde R es el radio medio terrestre (6371 km), G es el valor medio de la gravedad sobre la Tierra (979.8 gales) y T es el potencial anómalo terrestre. Entonces, usando un modelo geopotencial para escribir el potencial anómalo T, podemos poner (Heiskanen y Moritz, 1985; Schwarz et al., 1990): 1 ξ=− GR n máx n ∑ ∑[ n =2 m=0 δJ nm cos(mλ ) + δK nm sen( mλ )] dPnm (sen φ) dφ 39 1 η=− GR cos φ n máx n ∑∑ mPnm (sen φ)[− δJ nm sen( mλ ) + δK nm cos(mλ )] n =2 m=0 obteniendo también las componentes de la desviación de la vertical, a través de un modelo geopotencial, lo mismo que hacíamos para obtener la ondulación del geoide o las anomalías de la gravedad, en el apartado anterior (apartado 13). 15. Componentes de la desviación de la vertical y geoide En el apartado anterior hemos visto que resulta más cómodo calcular las componentes de la desviación de la vertical (ξ, η), a partir de un modelo geopotencial mediante un desarrollo en serie. No obstante, todavía puede ser más útil obtenerlas desde la ondulación del geoide, pues hemos visto en el apartado 13 que los modelos de gravimétricos de geoide (geoides locales), pueden ser mucho más precisos que el geoide derivado de un modelo geopotencial. Esto también resulta ser válido para las componentes de la desviación de la vertical, podemos obtener valores más precisos de (ξ, η) si partimos de modelos de geoide más precisos. Para ello, debemos escribir (ξ, η) en la forma (Heiskanen y Moritz, 1985) ξ=− 1 ∂N R ∂φ η=− ,, 1 ∂N R cos φ ∂λ (15.1) Las formulas (15.1) permiten ahora calcular los valores de (ξ, η), siempre que se conozca previamente el modelo de geoide que nos da los valores N(φ, λ), entonces derivando obtendríamos las componentes de la desviación de la vertical. Llegados a este punto de precisión, hay que notar que los valores de (ξ, η) se miden en la práctica sobre un punto del terreno, no sobre el geoide. Ello es debido a que las coordenada astronómicas (Φ, Λ), son observadas o medidas sobre la superficie de la Tierra (no sobre el geoide), entonces debido a la curvatura de la línea de la plomada, estas coordenadas naturales no son rigurosamente iguales a sus valores sobre el geoide. Sucediendo que (Heiskanen y Moritz, 1985) Φgeoide = Φ terreno + δΦ ,, Λ geoide = Λ terreno + δΛ en consecuencia, si tenemos que Φgeoide = ξ + φ ,, Λgeoide = η/cos φ + λ esto implica que los valores de (ξ, η) dados por (15.1) deberán ser corregidos mediante ξterreno = ξgeoide − δΦ ,, ηterreno = ηgeoide – δΛcos φ o lo que es lo mismo (Smith and Roman, 2001) ξ terreno = − 1 ∂N − δΦ , , R ∂φ η terreno = − 1 ∂N − cos φδΛ R cos φ ∂λ (15.2) donde las cantidades (δΦ, δΛ) aparecen resueltas y calculadas en diversas referencias especializadas (Heiskanen y Moritz, 1985; Smith and Roman, 2001). En resumen, si queremos determinar las componentes de la desviación de la vertical (ξ, η), para compararlas con valores de precisión medidos sobre el terreno, o para usarlas en una transformación para pasar de un horizonte geodésico a uno astronómico, o viceversa, las fórmulas (15.2) son las expresiones que debemos utilizar, pues nos permiten calcular (ξ, η) de 40 la forma más precisa y para cualquier punto sobre la superficie terrestre. Esto nos permitirá transformar coordenadas geodésicas (φ, λ) en coordenadas astronómicas (Φ, Λ), o viceversa, siempre que sea necesario. Para ello, será necesario disponer de un modelo de geoide preciso para el área de estudio. Como ejemplo de aplicación de las fórmulas (15.2), podemos ver en la figura 17 el valor que toman (ξ, η) para el norte de Iberia, obtenidas a partir del modelo NIBGEO. (a) (b) Fig. 17. (a) Componente N-S de la desviación de la vertical (ξ). (b) Componente E-W de la desviación de la vertical (η). Ambas componentes han sido obtenidas mediante (15.2) a partir del geoide NIBGEO. 41 Bibliografía Bibliografía básica Bomford G. (1971). Geodesy. Oxford University Press. Bürki B. and Marti U. (1990). The Swiss Geoid Computation: A Status Report. International Association of Geodesy Simposia. Symposia nº 106: Determination of the Geoid. Springer Verlag. Cid R. y Ferrer S. (1997). Geodesia Geométrica, Física y por Satélites. Instituto Geográfico Nacional. Ministerio de Fomento. Corchete V., Chourak M. and Khattach D. (2005). The high-resolution gravimetric geoid of Iberia: IGG2005. Geophys. J. Int., 162, 676–684. Corchete V. (2008). The high-resolution gravimetric geoid of North Iberia: NIBGEO. Terra Nova, 20, 489–493. Corchete V., Chourak M., Khattach D. and Benaim E. H. (2008). A new high-resolution gravimetric geoid for South Spain and the Gibraltar Strait area: SOSGIS. Journal of African Earth Sciences, 51, 145–150. Forsberg R. and Kearsley A. H. W. (1989). 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