Semana 1 Gestión Estratégica de la Mercadotecnia Lectura base Modelo de creación de valor para el cliente. En el congreso Internacional de Contaduría, Administración e Informática. Viscarri, J. (2011). Modelo de creación de valor para el cliente. En el congreso Internacional de Contaduría, Administración e Informática. España: Universidad Politécnica de Cataluña pp. 2-16 Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción total o parcial sin la autorización de cada autor. Modelo de creación de valor para el cliente Resumen Las empresas se enfrentan a la complicada tarea de generar valor para el cliente en un entorno de continuos cambios en los que el consumidor es cada vez más exigente. El factor común para el éxito del líder es la identificación de las tendencias del mercado y la definición de un modelo de negocio que sitúe a la enseña como primera referencia en el proceso de decisión de compra. La médula de este propósito es determinar las palancas clave del sector en el que opera la empresa y, sobre todo, saberlo comunicar. La estrategia es integral y el hecho de contar con un buen producto no es suficiente para competir en el entorno actual. Peter F. Drucker definió el marketing como aquella actividad que hace superfluas las ventas. Elmer Leterman recomendaba hace ya cinco décadas que la venta empieza cuando el cliente dice “no”. Nuestro modelo abandona cualquier esfuerzo de tipo push para conseguir precisamente que no sea necesario dedicar esfuerzo a la venta. En este sentido, podemos decir que construimos nuestro modelo a partir de la definición de Peter Drucker, analizando las palancas clave para que el cliente diga “si” y valore a la enseña como primera referencia en su proceso de decisión de compra. Nuestro propósito consiste en establecer las bases de un modelo práctico de creación de valor para el cliente. Para ello, conciliaremos lo que consideramos pilares fundamentales de la mercadotecnia estratégica: investigación de mercados, posicionamiento y estrategia, con los elementos que la situación actual del mercado han convertido en principal fuente de decisión para el cliente: precio, exclusividad y servicio obtenido. La realidad de hoy es que el precio está siempre en el punto de mira del cliente debido a la saturación de oferta y a los modelos de negocio líderes en coste. Conseguir que el cliente se olvide del precio requiere esfuerzo diferencial en aspectos como el posicionamiento de marca, diseño, innovación y seguridad, y el servicio obtenido en la compra y en la post-compra. Palabras clave Mercadotecnia estratégica Modelo de negocio Servicio al cliente Creación de valor Modelo de creación de valor para el cliente 1. Introducción Desde un punto de vista eminentemente comercial, crear valor significa ofrecer algo a alguien que desea cubrir una necesidad y espera satisfacerla haciendo algún tipo de sacrificio – generalmente económico. La riqueza del término contrasta con la dificultad de las empresas para atender a unos mercados cada vez más rigurosos en un entorno cada vez más turbulento y sujeto a grandes presiones competitivas, legales, sociales y económicas. Hacer frente a estas contingencias requiere esfuerzo e integridad. Esfuerzo para mejorar día a día e integridad como base para aproximarse a lo que espera el cliente, sin engaños. No son pocas las organizaciones grandes y pequeñas de todos los sectores, que continúan posicionándose como primeras referencias en la mente del cliente cuando éste se encuentra ante la necesidad de decidirse por una u otra marca. Estas empresas son misioneras de un modelo en el que la aproximación entre lo que espera el cliente y lo que ofrece la organización, es cada vez mayor (Figura 1). La clave de este modelo no suele residir en un único aspecto, sino en varios. El resultado final es la vinculación de los clientes –en algunos casos incluso emocional- a través de estrategias tan diluidas en la organización que las barreras a la imitación son muy elevadas. Figura 1. Generación de valor para el cliente Qué ofrece la empresa Valor Qué desea el cliente Fuente: Andrew Eaves, 2008 Este sencillo modelo lleva a preguntarnos varias cuestiones más profundas: ¿cómo queremos que nos perciba el cliente? ¿cómo podemos conocer qué desea el cliente? ¿cómo materializamos esta unión? ¿qué elementos aportan valor real? Por el lado de la empresa, la buena mercadotecnia estratégica se sustenta en tres pilares: la investigación de mercados, el posicionamiento y las estrategias. En cuanto al cliente, la evolución socioeconómica y tecnológica le ha colocado en una posición en la que el precio, la exclusividad y el servicio o la vivencia obtenida son sus pilares. La asociación de todos estos elementos con las cuestiones planteadas es directa. No pretendemos presentar al lector un manual sobre cómo se realiza una investigación comercial, cómo se planifica u organiza la gestión empresarial, o cómo se fija un precio. La literatura existente en estos apartados es espléndida. Nuestro propósito consiste en establecer las bases de un modelo práctico, sencillo y claro de los elementos de acción comercial que han de llevar a una empresa determinada a situarse como líder psicológico, es decir, como primera referencia que valora el cliente en su decisión de compra. 2. El papel de la empresa La decisión más crítica a la que se enfrenta la empresa ante cambios en el mercado consiste en valorar si es preciso replantear una estrategia o reposicionar su propio modelo de negocio. El lanzamiento de un nuevo producto o la creatividad en un servicio pueden ser estrategias insuficientes cuando lo que en realidad está demandando el sector es un cambio de concepto de negocio. La figura 2. muestra los elementos clave citados en el apartado anterior como marco conceptual para obtener el máximo valor del cliente. El orden expuesto iría destinado a empresas de nueva creación, en las que, previo a la selección e implantación de una estrategia iría la decisión de un modelo de negocio basado en los resultados de analizar el mercado. La relevancia de estos conceptos varía según el sector para las empresas que ya están en funcionamiento. La velocidad con que cambia el entorno de la empresa obligaría a colocar los bloques en distinto orden, incluso en paralelo, siendo en cualquier caso variables a revisar periódicamente. Figura 2. Pilares de la mercadotecnia estratégica Investigación de Mercados Posicionamiento Estrategias Valor Fuente: elaboración propia Planteamos una visión pragmática de estos elementos, que han de servir para destacar la importancia de entender y avanzarse a las tendencias del mercado, a decidir qué desea ofrecer la empresa y cómo realizarlo en la práctica. Reiteramos nuestro compromiso de evitar instruir sobre herramientas de gestión ampliamente escrutadas por la literatura empresarial. En su lugar, transcribimos estos conceptos para: describir los cambios en el entorno comercial que nos han llevado a la situación actual de los mercados, destacar la importancia de establecer un modelo de negocio diferencial y sostenible en el que el valor percibido por el cliente se aproxima al valor agregado que maneja la empresa. 2.1. Cambios en el entorno comercial Los cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos (Figura 3) ocurridos en las últimas décadas han sido tan implacables que se hace cada vez más difícil encontrar un hueco de mercado apropiado para servir a una masa de clientes cada vez más exigente, informada y variada. Y afecta a todos los sectores y tipos de compra o consumo. Figura 3. Cambios sociales, políticos, económicos y tecnológicos • • • • • • • • • • Innovación tecnológica Globalización Liberalización y privatización Mayor poder de los consumidores Personalización Mayor competencia Convergencia sectorial Transformación de la venta al por menor Canales de distribución Desintermediación Fuente: elaboración propia Las grandes corporaciones líderes han sido precursoras de estos cambios. Otras, entre las que se encuentran las pequeñas y medianas empresas, se han visto obligadas a adaptarse a la nueva realidad. El sector emblemático del gran consumo ha contribuido al auge de la variedad de oferta y a la creciente aceptación de productos de marca de la distribución, generando una fuerte presión sobre los precios y desplazando sistemáticamente la curva precio-valor hacia zonas inabarcables para el comercio tradicional. Y el consumidor, el más beneficiado, que ahora presume de lo que se ahorra en lugar de hacerlo de lo que se ha gastado. La aparición de formatos de venta tipo Siempre Precios Bajos (SPB) ha socavado el negocio familiar y la tienda de barrio, ambos destinados a desaparecer o a especializarse y explotar su principal ventaja: el servicio. Por su parte, la búsqueda de la comodidad y la presión sobre el tiempo con el que cuenta la sociedad para asimilar toda la información comercial, ha promovido el aumento de la venta directa y las compras online, añadiendo un poco más de confusión. Si bien este último aún se lleva una parte tímida del consumo, es un perfecto complemento para el desarrollo de categorías con las siguientes características: Productos en los que tradicionalmente la venta directa ha tenido una cuota predominante, como los que comercializa el sector financiero Productos no físicos, con elevado ratio valor/peso, o digitalizables, que puedan utilizar el ordenador u otros soportes como plataforma, como los viajes o la música Productos vinculados al medio, como la electrónica, el software o el hardware Productos que son distribuidos intensivamente a través de catálogos Productos muy diferenciados no disponibles en el mundo presencial, con mercados grandes y fragmentados, como las obras de arte Productos que son adquiridos y consumidos más cómodamente de manera íntima, como el bienestar físico o la salud Productos poco diferenciados cuya decisión en precio es intensiva, como los libros Productos de compra diaria con elevado componente de desgaste en tiempo para el comprador siempre y cuando el vendedor cuente con estructura logística, como la alimentación Además, este nuevo canal ha supuesto una revolución en los negocios. No sólo es un canal de distribución, sino el canal de comunicación más potente que existe en la actualidad. Este hecho ha abierto un nuevo camino en la investigación de mercados, pudiendo realizar análisis de tráfico, ventas, satisfacción, pruebas de mercado o gestión de abandonos, como nunca se había hecho antes. La economía tradicional conoce esta amenaza, y con el tiempo la convierte en oportunidad, integrando su oferta en los canales electrónicos de autoservicio. Sin embargo, el precio y la conveniencia no lo es todo: los nuevos formatos publicitarios en el punto de venta, los modelos innovadores de tienda o la potenciación de los centros comerciales como lugar de ocio para la familia, son algunos ejemplos de la reacción de las empresas para amortizar su modelo presencial. La diversidad del mercado ha complicado la segmentación: inmigrantes, solteros, cazadores de gangas, parados, gourmets de fin de semana, internautas, etc. siguen siendo hombres, mujeres, directivos, amas de casa, y con más o menos poder adquisitivo. Todos son clientes potenciales con un aumento desmesurado de expectativas, solicitan una extensa variedad de productos y servicios que comparan en varios canales de distribución, y desean experiencias distintas en distintos momentos. El empresario ha menospreciado durante años al mercado de adolescentes, considerando que son más bien una cantera de clientes que trabajan a tiempo parcial y no un colectivo al que hay que cuidar. La abrumadora homogeneidad de los adolescentes de todo el mundo los convierte en un mercado global importante y tentador. En este entorno complejo cambiante, se hace aún más necesario el análisis como elemento clave para conocer cuáles son los mercados más atractivos y qué es lo que desea el cliente en cada momento. 2.2. El modelo de negocio El negocio de éxito es el que consigue posicionarse como una de las primeras referencias que valora el consumidor a la hora de considerar la compra. En este sentido, podemos afirmar que el mensaje que desea enviar la empresa al mercado coincide con la definición que éste haría de la propia empresa. Acertar en la definición de las palancas clave de un negocio determinado no es tarea fácil. La tan nombrada miopía de la mercadotecnia de Levitt sigue siendo una advertencia en la detección de lo que realmente desea el consumidor. En la década pasada, hubo varios intentos para iniciar negocios de venta de alimentación a través de Internet. Webvan fue un emblema, puesto que innovó con la mercadotecnia “uno a uno”. Las insignias de este modelo fueron la promoción y el precio. Pese a todo, fracasó. No contempló las ventajas con que partía la competencia y que dejaba a la empresa con varias decenas de puntos porcentuales por detrás. Las claves de un modelo de este tipo deberían haber sido: la logística (almacenes) y el poder de compra, algo con lo que ya cuenta el supermercado que opera presencialmente. Detectar las palancas clave de un negocio o un sector a tiempo es indispensable para el éxito. El empresario debe huir de ideologías o de preferencias personales y analizar periódicamente, no sólo lo que demanda el mercado y qué ofertas serían apropiadas, sino la dificultad en servir a estos mercados. Imaginemos que en el sector de las salas de cine proliferaran nuevas propuestas innovadoras que consiguieran modificar la forma de disfrutar de una película. Un eventual pionero podría proponer la proyección de una nueva cinta en lugares como salas propias con un aforo limitado a 20-30 personas, destinado celebraciones de cumpleaños. La posible adopción de esta innovación por parte de la sociedad plantearía un nuevo reto a las salas de cine tradicionales. Responder con promociones, o una reducción de precios resolvería el problema por un tiempo. Ampliar la oferta de cine incluyendo celebraciones pre o post película concedería al empresario una prórroga quizás mayor. La migración del concepto “cine” al concepto “entretenimiento” supondría una revisión estructural del modelo, y con ello, un reposicionamiento con importantes cambios acordes con lo que estaría demandando la sociedad. Es en este punto cuando se podría evaluar una especialización distinta como la reconversión de los formatos de local, la incorporación de nuevos eventos como comidas de empresa u obras de teatro. Cada sector imprime sus restricciones y está sujeto a cambios. La gran empresa es frecuentemente precursora de ellos. Algunas, como Dell, Zara o Amazon, sacudieron drásticamente los sectores a base de modificar los procesos de compra, aprovechando los cambios socioeconómicos mencionados en el apartado anterior. A raíz de estos cambios, aparecen nuevos formatos de venta que logran cristalizar dentro de una categoría determinada, comúnmente, a base de descremar el mercado y manteniendo en vilo a un tipo de cliente ansioso por encontrar ofertas. En otros casos, los emprendedores a pie de calle reinventan el tipo de tienda para lograr una experiencia nueva de compra. Las nuevas tecnologías facilitan la adopción de prototipos ya validados, como por ejemplo, la estrategia de precios dinámicos para cines, imitando al sector de las líneas aéreas. Existe un número elevado de negocios pasajeros categorizados como nuevos formatos que no son más que inventos de usar y tirar. En estos negocios, las expectativas del cliente son mayores que el valor que percibe, con lo que la repetición de compra es tímida. La empresa no es capaz de agregar valor real al producto o servicio y, pronto, las recomendaciones negativas socavan el crecimiento de la idea. Los emprendedores que aciertan plantean modelos realmente innovadores en línea con lo que demanda la sociedad, identificando las claves y limitaciones de su sector. Cada día escuchamos como fracasan multitud de empresas que habían comprendido e identificado las necesidades del mercado, y su posicionamiento parecía interesante. Sin embargo, la estrategia escogida para materializar su modelo no ha sido apropiada. Después de un cambio corto, pero incontestable en un sector, sus integrantes necesitan de fuertes esa dosis de esfuerzo, creatividad o, incluso, humildad, para reconvertir su modelo o volver a convencer a su público de que su propuesta les va a proporcionar valor. En cualquier caso, los líderes utilizan estrategias sostenibles en base al posicionamiento escogido. Hoy en día, basar la estrategia en la reducción de costes o en la eficiencia es una instrucción para cualquier empresario sea del sector que sea. Conseguirlo facilita que ésta sea además el emblema de la compañía. En la figura 4, exponemos algunas de estas estrategias. Figura 4. Ejemplos de estrategias comerciales INNOVACIÓN COSTES DISEÑO ESPECIALIZACIÓN DIVERSIFICACIÓN SERVICIO Fuente: elaboración propia Para el pequeño, la solución suele estar en la especialización y el servicio. Para el grande, en la innovación o los costes. Al contrario, una serie de empresarios han visto cómo sus negocios han ido perdiendo cuota de mercado hasta, en muchos casos, ser comprados o desaparecer. En sectores como la construcción, el textil, el calzado o la gran distribución, los casos son innumerables. Estas reflexiones son válidas para grandes y pequeños, aunque la notoriedad del grande sirva de ejemplo: su análisis es más sencillo, así como la comprensión y difusión de su modelo. Podemos pensar en que el pequeño comercio realiza una mercadotecnia distinta a la que puede practicar una multinacional del tipo Procter and Gamble o Microsoft, o en general, cualquier empresa intensiva en mercadotecnia. Hay algo de cierto en esta afirmación. Aunque el detallista debe tomar decisiones sobre producto, precios, promociones, competencia o servicio, no podemos huir de las peculiaridades que surgen de la propia esencia de un comercio de barrio o de la pequeña empresa, más cuando no cuentan con el soporte de un gran grupo: propiedades intrínsecas en su definición como son el tamaño y la base de clientes reducida, los recursos limitados y la escasa difusión de sus mensajes supeditan la decisión de su posicionamiento y estrategia. ¿Cómo puede triunfar el pequeño? La forma de liderazgo más común del comercio es la basada en las ventas y en la cuota de mercado gracias a la extensión de la red comercial, la inversión realizada en publicidad, la disponibilidad de recursos financieros y la amplitud de productos comercializados. Denominamos a este enfoque liderazgo comercial, que se sostiene fundamentalmente con recursos económicos. Los precios bajos y amplitud de líneas se consiguen gracias al poder de compra. Como ejemplos típicos podemos mencionar las grandes superficies. En éste renglón, la competencia por el liderazgo es particularmente feroz. Ciertos comercios han elegido concentrarse en una o en pocas líneas de artículos, cubriendo toda la gama dentro del producto escogido. Son los frecuentemente denominados asesinos de categoría o category killers, ya que ofrecen al consumidor todo el abanico de opciones de determinada clase de artículos, dejando pocas opciones al atrevido que acceda al mercado con la misma categoría en la misma zona. Este tipo de establecimientos se convierten con frecuencia en destino de compra ya que son el lugar a donde se dirige un consumidor para comprar un determinado artículo. El liderazgo destino de compra se sostiene con elementos como la profundidad de línea que se maneja, la autoridad del negocio dentro de su segmento de mercado y la capacidad prescriptiva del personal. Los establecimientos cuyo éxito se fundamenta en la comercialización de un diseño exclusivo también son ejemplos de detallistas destino de compra. Cuando el líder destino de compra se convierte en la primera consideración del conjunto de enseñas a las cuales el cliente somete a decisión, aparece el líder psicológico, algo así como un “líder destino líder”. Estas empresas tienen dominio de la categoría en la mente del consumidor: son las primeras en las que éste piensa cuando tiene que comprar un producto con alto componente de conocimiento. Estos comercios marcan la pauta a seguir dentro de su segmento ya que continúan siendo los primeros en introducir productos y conceptos. Debido a que gozan de autoridad y legitimidad en las mentes del consumidor, son negocios a los que el cliente se dirige expresamente para recibir recomendaciones y consejos del personal. Los líderes psicológicos no compiten en precio ni realizan publicidad en medios masivos. Factores como la especialización, la exclusividad y el servicio son los pilares de su modelo. Efectivamente, el cliente que accede a este tipo de comercios recibe un conglomerado de tangibles e intangibles dejando el precio en segundo plano. 3. Qué desea el cliente Cuando el cliente se encuentra ante la necesidad de decidir qué comprar, contratar, utilizar, consumir o donde realizar la transacción, valora las alternativas en función de varios aspectos que, en suma, despejarán su ecuación de valor. Si para la empresa, el modelo de negocio se sustenta en tres pilares: investigación de mercados, posicionamiento y estrategias, el cliente se decide entre una u otra enseña según otros tres elementos: precio, exclusividad y servicio obtenido. Como ocurría con el análisis que hemos realizado por el lado de la empresa, este patrón es válido para cualquier categoría, sea o no contractual. La decisión de contratación de un carpintero o un instalador, de un automóvil o de un producto de consumo vendrá dada por el balanceo de estos tres elementos. En definitiva, si la empresa consigue que el cliente desestime el precio, otros aspectos como la marca, el diseño, la seguridad o el servicio son relevantes en la decisión. Y al contrario, si el sector es especialmente beligerante con productos poco diferenciados, la mejor oferta de precio es la que triunfará. Figura 5. Elementos de valor para el cliente Precio óptimo PRECIO Innovación en precios Dirigir la decisión de compra a otros valores Marca y diferenciación EXCLUSIVIDAD Diseño Seguridad SERVICIO Vivencia/experiencia Conversión del servicio en experiencia Creatividad en zonas de producto aumentado Vinculación de empleados Fuente: Elaboración propia 3.1 Precio Que el precio sea uno de los elementos más vigilados por el cliente supone un reto decisivo para el empresario. Definirlo como un sacrificio que ha de realizar el comprador a cambio de valor contrasta con la dificultad en su fijación. Efectivamente, una abrumadora mayoría de los estudios demuestra que el área de la mercadotecnia donde los directivos encuentran más complejidad es el precio, por ser una variable cuyos movimientos pueden tener consecuencias irreparables. Si el volumen de ventas, el coste y el precio son los elementos del beneficio, éste último es el que impacta con más fuerza en la cuenta de resultados. Los cambios en las herramientas de la mercadotecnia tienen su traducción en la demanda: una vez más, el precio gana la batalla, pues la demanda sufrirá modificaciones mayores y más rápidas en comparación a las que consigue un cambio equivalente en el producto, la distribución o la comunicación. El precio es el único instrumento del mix de la mercadotecnia que impacta directamente en la cuenta de resultados, y el más flexible, ya que puede modificarse muy a corto plazo. Sin embargo, esta flexibilidad difiere con la complejidad en acertar con el precio adecuado. Los cambios socio-económicos de las últimas décadas han contribuido a crear una presión sobre los precios hasta un punto demoledor. En todos los sectores, la curva de precio-valor ha ido cayendo sin contemplaciones, siendo el único beneficiado el cliente. En esta situación, únicamente se puede sobrevivir gestionando adecuadamente las variables del modelo de creación de valor que mostramos en la figura 5. En cuanto al precio, esto supone fijar precios óptimos. El acuerdo es unánime para alcanzar costes mínimos y beneficios máximos. Sin embargo, no debemos hablar de precio máximo o mínimo, sino óptimo. Pero, ¿qué es un precio óptimo? Es aquel precio sobre el cual, si lo aumentamos, dejamos de vender, y si lo reducimos, dejamos de ganar. La sensibilidad o elasticidad de la demanda al precio mide el cambio relativo en la cantidad demandada causado por el cambio relativo en el precio del producto. Es decir, las variaciones que se producen a lo largo de la función precio-demanda. La elasticidad cruzada hace referencia a la dependencia de las ventas de un producto en relación al precio de otro sustitutivo o complementario. De acuerdo con la teoría económica, en general, cuanto más bajo se fije el precio, mayor será la demanda para el producto. Sin embargo, precio y demanda no siempre se mueven en sentido opuesto. En mercados industriales o en determinados sectores, como el médico, la demanda puede llegar a comportarse inelásticamente. Cuanto más lujoso sea el producto, más inelástico será el comportamiento de la demanda. La demanda es más elástica para precios bajos, excepto para bienes básicos poco comparables como la gasolina, en los que la demanda adquiere un comportamiento inelástico siempre y cuando el aumento de precio no sea excesivo, lo que llevaría a prescindir de ellos. En la práctica, la elasticidad de la demanda respecto al precio normalmente no es la misma en todos los niveles de precio. Una empresa puede tener productos en uno o varios niveles de preciovalor del mercado. Ocurre además que la elasticidad cruzada entre marcas de un mismo nivel de precio es más alta que entre marcas de niveles distintos. Y si las marcas son consideradas de alta calidad, cuentan con una ventaja adicional para aumentar el tamaño del mercado mediante una reducción de precios, atrayendo a consumidores no habituales de la categoría. Este es uno de los principales argumentos de las empresas para conseguir que el cliente se olvide del precio o, como mínimo, no sea una variable prioritaria en la decisión, prevaleciendo aspectos como la exclusividad, o la experiencia de compra. En general, el objetivo será siempre conseguir moverse en escenarios de baja elasticidad. Llegados a este punto, es relativamente sencillo conocer las circunstancias que generalmente influyen en una elasticidad de precio alta: Baja diferenciación del producto Transparencia de precios elevada y reconocimiento alto del precio Precios fácilmente comparables Frecuencia alta de compra Percepción de bajo riesgo Buen conocimiento del producto del consumidor Lealtad y reconocimiento de marca bajos Calidad y distribución masiva Alto nivel de promociones en la categoría de producto Cuota de mercado pequeña Conocer la situación de cada una de estas circunstancias de los productos de una empresa concreta es el primer paso para proponer medidas que liberen a su demanda de situaciones de elasticidad elevada. Contamos con métodos ciertamente robustos para estimar la función preciodemanda, como son la opinión de expertos, las encuestas a consumidores y los experimentos de precios. Si no es posible, siempre podemos acudir a datos sectoriales. Las empresas que han entendido el precio como arma competitiva, utilizan distintas formas de discriminación de precios para acercarse al precio óptimo. Entre las más utilizadas están la discriminación regional, temporal, personal, por canal, por producto, según la cantidad vendida (precios no lineales) y los paquetes de precios. Con ello, el cliente se autosegmenta y la empresa consigue ventas que, con un único precio, no habría podido obtener. Un obstáculo para obtener buenos resultados de la posición de los precios en la mente de los consumidores es que la mayor parte de las empresas maneja varios productos dentro de la misma categoría. Incluso, es posible que coexistan en el mercado un nuevo modelo o versión junto al producto antiguo que se pretende eliminar. En este último caso, no debe desperdiciarse la posibilidad de obtener aún beneficios considerables del producto más antiguo. La empresa debe tener en cuenta cómo influye el precio de un determinado producto en el posicionamiento de la marca. Al considerar el precio óptimo en la línea de productos se debe atender al beneficio total de la línea de productos y no los beneficios singulares, sacrificando el beneficio de un producto por el bien del beneficio total de la línea de productos. Sin embargo, su aplicación no es sencilla, puesto que puede ser causa de conflicto cuando la empresa está organizada en distintos centros de beneficio. Internet es un canal apropiado para diluir la indeseada elasticidad. Contrariamente a lo esperado, en algunas categorías la sensibilidad al precio online sigue siendo menor que en el mundo offline. El motivo es sencillo: la seguridad de la marca prevalece al descuento. Pero el dominio del entorno del ordenador y el auge de los shopbots o agentes de comparación de precios permite ya comparar precios del mismo producto en decenas de comerciantes en poco tiempo. Unos comparadores de precios más eficientes harán que la importancia del reconocimiento de marca descienda como fuente de dispersión de precios. 3.2 Exclusividad Si tratamos de asignar características al modelo de negocio de cada uno de las empresas que aparecen en la figura 6., encontraremos términos como la ubicación, amplitud de surtido, seguridad, precio bajo, o diseño y exclusividad. El estilo de vida de Harley Davidson, la experiencia del café en Starbucks, la usabilidad de Apple o la innovación continua y gestión operacional de Zara, son ejemplos de atributos que transmiten algunas de estas compañías líderes. Figura 6. Ejemplos de marcas líderes Fuente: Google images, 2011 Todos ellos nos ofrecen elementos diferenciales respecto a su competencia más directa. Son empresas que conocen el mercado y se han esforzado por obtener la atención de los clientes estableciéndose con un nuevo formato de venta, reinventando uno existente o especializándose en una categoría determinada después de analizar el mercado para conocer o generar necesidades. El resultado es notorio. Para los clientes de este tipo de compañías, la comunión entre la oferta de la empresa y lo que espera el consumidor de ella, es máxima. La mercadotecnia relacional ha tenido gran acogida en todos los foros y debates. Directivos de sectores de todo tipo reconocen la necesidad de retener sus clientes. Esta preocupación viene marcada por el hecho de que los consumidores en mercados maduros, como el español, son cada vez más desleales. Tienen más experiencia como consumidores y están saciados, por lo que una nueva oferta o promoción tiene muy pocas probabilidades de sorprenderles. ¿Son más leales los consumidores de Internet que los de comercios tradicionales? La respuesta no está clara. Varios estudios demuestran que la lealtad a comerciantes de Internet en categorías no contractuales como libros o cd’s es más alta en Internet que en los comercios tradicionales. Este hecho sorprende a muchos, ya que Internet proporciona un entorno en el que los costes de cambio se reducen y cambiar de un comerciante a otro es extremadamente sencillo. Uno puede tener tres páginas abiertas con tres empresas competidoras e ir comparando la oferta de cada uno. Sin embargo, parece que eso no ocurre y el consumidor sigue optando por marcas líderes. La razón es sencilla: por muy bien que estén diseñadas las páginas, los productos no se pueden tocar ni ver en tres dimensiones, y por tanto, convencer al consumidor a probar algo nuevo es difícil. Otra razón por la que los consumidores en Internet presentan comportamientos más leales es la obsesión por la seguridad. Esto beneficia la pionero y al líder presencial. 3.3. Experiencia de compra El servicio es una parte integral del producto que se ofrece y no se puede vender el uno sin el otro. Esta mentalidad dista un abismo de la actitud común entre los comercios en los que el servicio es un beneficio adicional, y por lo tanto, tiene que pagarse. El cliente no escucha, siente. Si el producto y su servicio son apropiados lo dirá el cliente. Por ello, la empresa debe conocer qué necesita el cliente, por qué compra, qué no le gusta. La mera observación presencial en primera línea, las nuevas tecnologías, las sugerencias, las reclamaciones o las encuestas son mecanismos para adquirir un conocimiento que permitirá al empresario adaptar su oferta. Todo ello debe estar integrado en la oferta. La mejor receta es el sentido común. El consumidor está familiarizado con el sacrificio y acepta propuestas que no acaban de aproximarse a lo que realmente desea. ¿Cuándo está un cliente realmente satisfecho? Si consideramos que la satisfacción es la diferencia entre las percepciones del cliente y sus expectativas, aquélla sólo será positiva cuando la empresa logre aportar algo más de lo que el cliente está habituado a recibir. Algo que permita sorprender, dejar un recuerdo, crear una experiencia. El simple hecho de llenar el depósito de gasolina o extraer dinero de un cajero iguala la ecuación, puesto que, normalmente el resultado recibido es lo que se espera. Esto es preocupante. Las operaciones detrás de ambas transacciones son tan complejas que el empresario estará justamente decepcionado por haber obtenido un simple “este servicio lo que esperaba”, una “satisfacción igual a cero”. Únicamente la innovación en otros atributos como la marca o el precio podrían compensar esta limitación en el servicio. Imagine por un momento que al llenar el depósito de gasolina, obtiene un par de litros gratis para el próximo servicio o al extraer dinero del cajero se le obsequia con un 2 por 1 para una obra de teatro. El resultado de nuestra sencilla fórmula es positivo. Determinados sectores, como las líneas aéreas, la banca o las empresas de servicios básicos como las eléctricas o las telecomunicaciones, herederas de modelos monopolísticos, parten de una situación de ventaja en este sentido, puesto que han acostumbrado al cliente a no esperar demasiado. Cualquier mejora en su servicio tiene buen retorno. La sociedad de consumo está expuesta a un volumen tan elevado de información que se hace cada vez más complicado que el cliente se asombre con las ofertas. No es suficiente con igualar a cero la ecuación de la satisfacción. Convertir servicio en experiencia es una necesidad. Sin embargo, clientes satisfechos no son necesariamente clientes fieles. Especialmente en mercados de alta competencia, hacen falta índices de satisfacción junto con costes de cambio muy elevados para conseguir lealtad, sorpresa y vinculación emocional. La ansiada vinculación es el resultado final de aportar experiencia en el servicio. Este estado permite que sea el propio cliente el que realice parte de la comunicación de la empresa, actuando como su mejor prescriptor. Podemos distinguir tres niveles de servicio según su complejidad en ejecutarlos: Servicio base Servicio aumentado Fuerzas de apoyo de la mercadotecnia El servicio base engloba los componentes elementales del comercio, como son ubicación, surtido, precio y fiabilidad. El siguiente nivel, el servicio aumentado, se ocupa de las marcas manejadas, la comunicación, la accesibilidad, el conocimiento del producto y la experiencia de compra. Finalmente, tenemos el apoyo de la mercadotecnia, que estudia los elementos de selección de personal, formación, recursos invertidos, sistemas y conocimientos del mercado y de herramientas mercadotécnicas. Las empresas de éxito cuentan con fuerzas competitivas concentradas en los niveles de servicio superiores; es decir, en el servicio aumentado y en el apoyo de la mercadotecnia. Las ventajas de explotar acciones en zonas de servicio aumentado son evidentes. Fomentar las comunicaciones externas, como parte del servicio aumentado, facilita las recomendaciones boca a oreja y da más alcance a las ocasionales publicaciones en algún medio masivo. La experiencia de compra es una ventaja a favor de estos negocios ya que aumenta el valor percibido del cliente. Esta percepción de valor adquirido aumenta a través del servicio personalizado, la experiencia multisensorial: el gusto, el olfato, el tacto o la acción visual y auditiva. Las fuerzas en el apoyo de la mercadotecnia están concentradas principalmente en el tema del personal. La selección se hace cuidadosamente, y muy frecuentemente es llevada a cabo por el propietario; el tamaño de la empresa y la manera en que el emprendedor se involucra en las operaciones de la misma fomenta el aprendizaje y la transferencia de conocimientos. Las dimensiones del servicio son las siguientes: Apariencia física de la empresa Facilidad para contactar Agilidad en la respuesta Fiabilidad y seguridad Profesionalidad en la ejecución del servicio Amabilidad y cortesía Todas las acciones dentro de la empresa deben estar impregnadas de una actitud de servicio hacia los demás: empleados, proveedores y clientes, siendo leal a todos ellos como elemento de diferenciación y como base para lograr la vinculación del mismo. Uno de los puntos clave del servicio excelente es la gestión de reclamaciones. La decisión de compra está frecuentemente arraigada a la tranquilidad del cliente una vez realizado el desembolso. Algunas empresas líderes suelen solucionar notablemente este punto. Además, la reclamación es información gratuita sobre errores que, por otro lado, son inevitables en cualquier proceso, es una oportunidad de recuperar a un cliente, y, su correcta ejecución incrementa exponencialmente los procesos de referencia positivos. El detonante de todo ello no está en el producto o en el precio, si no las personas que han de dar respuesta al cliente. Al contrario, es habitual enfrentarse a dependientes poco formados y asustados, contratados con un objetivo exclusivamente económico por propietarios o apoderados inflexibles. Para vincular a los clientes, primero hay que vincular a quien ha de ejecutar la experiencia del servicio, es decir, al empleado. El cliente ha ocupado el centro del organigrama de la empresa durante las últimas décadas. Hoy en día, esta posición de privilegio debe dominarla el empleado. Son numerosas las empresas que han iniciado acciones para optimizar los derechos de los trabajadores, flexibilizar los horarios laborales, mejorar la seguridad y salud en el puesto de trabajo, eliminar la arbitrariedad de las sanciones y premios o las dificultades para acceder a determinadas necesidades ajenas al trabajo (p.e., visitas médicas o vacaciones). Las iniciativas a favor de este grupo de interés incrementan el atractivo de la empresa y con ello, la contratación de personal con talento, la lealtad a la empresa y la motivación. Todo ello se traduce directamente en un arma para adquirir una ventaja competitiva mediante un servicio excelente. 4. Conclusiones Peter F. Drucker definió el marketing como aquella actividad que hace superfluas las ventas. Elmer Leterman recomendaba hace ya cinco décadas que la venta empieza cuando el cliente dice “no”. Como habrá podido comprobar el lector, nuestro modelo abandona cualquier esfuerzo de tipo push para conseguir precisamente que no sea necesario dedicar esfuerzo a la venta. En este sentido, podemos decir que construimos nuestro modelo a partir de la definición de Peter Drucker, analizando las palancas clave para que el cliente diga “si” y valore a la enseña como primera referencia en su proceso de decisión de compra. En todas las fases del proceso de compra -reconocimiento de una necesidad, búsqueda de información, evaluación de alternativas, la compra y la post-compra- las decisiones del cliente dependen de un balanceo entre numerosas variables. De todas ellas, podemos destacar el precio, la exclusividad y la experiencia. Si el cliente es sensible al precio, seguramente colocará la exclusividad y el servicio en segundo plano. Si desea vivir una experiencia puntual, estará dispuesto a pagar un poco más. Para conseguir que el cliente se olvide del precio, éste debe colocarse cercano al óptimo y debe discriminarse al máximo nivel posible para aproximar el valor de la oferta y el sacrificio del cliente. La realidad de hoy es que el precio está siempre en el punto de mira del cliente debido a la saturación de oferta y a los modelos de negocio líderes en coste. Conseguir que el cliente se olvide del precio requiere esfuerzo diferencial en aspectos como el posicionamiento de marca, diseño, innovación y seguridad. Las empresas se enfrentan a la complicada tarea de generar valor para el cliente en un entorno de continuos cambios en los que el consumidor es cada vez más exigente. El factor común para el éxito del líder es la identificación de las tendencias del mercado y la definición de un modelo de negocio que sitúe a la enseña como primera referencia en el proceso de decisión de compra. La médula de este propósito es determinar las palancas clave del sector en el que opera la empresa y, sobre todo, saberlo comunicar. La estrategia es integral y el hecho de contar con un buen producto no es suficiente para competir en el entorno actual. El mercado será quien escrute si el valor agregado que ofrece la empresa a través de elementos como el precio razonable, la calidad e innovación de sus productos, la garantía y seguridad de la marca y el servicio postventa, son suficientes para plasmar una oferta única. La gestión creativa del servicio es el caballo de batalla de las empresas que manejan ofertas en mercados maduros. Marca un punto de inflexión en la forma en que se percibe hoy en día la empresa en su sector, en el que la innovación en producto es cada vez más compleja y las necesidades están cubiertas. En efecto, la situación actual de la gestión del servicio nos lleva a sustituir algunos términos. Vinculación y compromiso en lugar de satisfacción y fidelización; la experiencia en el servicio subroga la concepción clásica que tenemos del propio servicio. La creación de un recuerdo desbanca al simple desarrollo de una función. Todo ello aporta una ventaja competitiva en zonas de servicio aumentado difícil de imitar. Semana 1 Gestión Estratégica de la Mercadotecnia Lectura base El concepto de Marketing: pasado y presente. Coca, C., Milton, A. (2008). El concepto de Marketing: pasado y presente. Revista de Ciencias Sociales (Ve), Mayo- Agosto, 391-412. Universidad de Zulia: Maracaibo, Venezuela. pp. 391-407 Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción total o parcial sin la autorización de cada autor. Revista de Ciencias Sociales (RCS) Vol. XIV, No. 2, Mayo - Agosto 2008, pp. 391 - 412 FACES - LUZ ISSN 1315-9518 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton* Resumen Un recuento sintético y reflexivo sobre la evolución histórica del concepto de marketing o mercadotecnia, identificando las contribuciones más importantes y sus respectivos propulsores, son parte de los propósitos que se persiguen en este trabajo. Para su estudio, se han identificado tres períodos claramente diferenciados: el período preconceptual (1900-1959), el período de conceptualización formal (1960-1989) y el período actual del concepto de marketing (1990-2005). Así, se trata el tema desde los primeros "balbuceos" del marketing, como una disciplina más orientada a la economía, pasando por los importantes aportes y el nacimiento de una verdadera comunidad científica, liderada por la American Marketing Asociation, llegando a ver la influencia de las famosas TICs (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) en un concepto denominado e-marketing y por otro lado el de marketing holístico. Palabras clave: Mercadotecnia, marketing, economía, historia, evolución. The Concept of Marketing: Past and Present Abstract Goals pursued in this working paper include a synthetic and reflexive study about the historical evolution of the concept of marketing, identifying the most important contributions and their respective promoters. For this study, three clearly differentiated periods have been identified: the pre-conceptual period (1900-1959), the formal conceptualization period (1960-1989) and the current period of marketing concept (1990 - 2005). The topic is covered from the first “baby steps” of marketing as a discipline more oriented focused on the economy, passing through the significant contributions and birth of a genuine scientific community led by the American Marketing Association, examining the influence of the famous ICTs (Information and Communication Technologies) on a concept called e-marketing and on the other hand, the concept of holistic marketing. Key words: Marketing, economy, history, evolution. * Doctorado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Sevilla, España. Profesor Investigador de la Unidad de Estudios de Posgrado e Investigación de la Universidad Autónoma de Guerrero. Calle Pino s/n, Colonia El Roble, Teléfonos: 7444876624 y 7441244347. Acapulco, Guerrero, México. E-mail: [email protected]. Recibido: 08-05-22 Aceptado: 08-06-30 391 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ Introducción Investigar y escribir sobre Marketing, puede resultar más complicado de lo que parece, si nos preguntamos ¿cuál es la palabra que debemos utilizar para referirnos al término de origen anglosajón, aceptado generalmente como "marketing"? La respuesta puede exigir algunas reflexiones. Nuestra lengua, como muchas otras, tiene sus particularidades, así desde hace mucho tiempo atrás venimos utilizando diversos términos para expresar aquello que espontáneamente se generalizó. En Latinoamérica, encontramos términos como: Mercadeo, Mercadología, Comercialización y Mercadotecnia, entre otros, éste último de uso generalizado en México. En España, la cuna de nuestra lengua, se hace uso directo del término marketing, afirmándose que otros términos no son lo suficientemente amplios como para expresar su significado. Sin embargo, de igual modo se tuvieron complicaciones en su adopción, ya que no hace mucho la Real Academia Española (2007) aceptó el término anglosajón para su uso generalizado, aunque permanece el de Mercadotecnia a título nominativo, por su parte el Ministerio de Educación y Ciencia (2007) de España prefirió utilizar, como área de conocimiento, el nombre de: "Comercialización e Investigación de Mercados" con una asignatura troncal denominada "Dirección Comercial"; disponiéndose de la titulación de Licenciado en Investigación y Técnicas de Mercado, para referirse al Marketing. Asimismo, el término marketing se suele asociar, o mejor confundir y con bastante frecuencia, con significados distintos; para muchos se corresponde con ventas, con publicidad, y/o investigación de mercados, para unos es un enfoque agresivo de mercado y para otros es una orientación dirigida al consumidor. Muchas personas, por no decir la 392 mayoría, piensan que el marketing es sólo vender y anunciar (Kotler y Armstrong, 2003: 5). Si bien, Lambin y Peeters (1981) comentaban que pese a la amplia utilización del término marketing, no se encuentra un acuerdo en cuanto a su significación y extensión (tanto en la empresa, en el ámbito académico como en la misma sociedad), en la actualidad se han logrado acuerdos mucho más sólidos. Han existido, existen, y seguirán existiendo desacuerdos entre los investigadores sobre cuáles son las dimensiones reales del marketing. En este documento, se desarrolla una exposición sintética y reflexiva sobre la evolución del concepto (1) de marketing, partiendo del principio básico de que éste se ha ido amoldando a los requerimientos de la empresa y los grandes cambios acaecidos en el entorno. Adoptamos básicamente un enfoque histórico (2) descriptivo (3) ubicando, cronológicamente, los diferentes conceptos a lo largo del tiempo. Se adopta una observación etológica, cuyo propósito es establecer un "etograma", es decir, un inventario sistemático del comportamiento del concepto de marketing en los últimos 100 años. Se recurre a un sistema de pensamiento es decir, los procedimientos intelectuales con los que se discurre el tema, compuesto de una serie de proposiciones de orden inductivo y deductivo, básicamente. Acumulando pruebas para evidenciar el comportamiento del "concepto" y por otro desarrollando un razonamiento que van desde afirmaciones generales a afirmaciones particulares y concretas; todo ello a partir de los trabajos desarrollados y publicados, a lo largo del tiempo, en artículos de revistas como el Journal of Marketing, entre otros, y libros que tratan el tema. Se Tomó como punto de partida los trabajos de Moliner y Cervera (2004); Fernández (1996); y uno de los clásicos españoles Munuera (1992). __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 El objetivo central de este artículo es proporcionar al lector una guía resumida de la evolución del concepto de marketing, resaltando los aspectos más controversiales e importantes, identificados por la comunidad científica, asimismo es parte central del objetivo mostrar la "grandeza" de la disciplina, muchas veces menospreciada e incomprendida por propios y extraños. Concientes de nuestras limitaciones, ofrecemos al lector nuestras interpretaciones descriptivas basadas en las lecturas y recopilaciones, impulsados por la necesidad de una mayor conciencia científica sobre el tema, en el ámbito latinoamericano. Existen diferentes propuestas de clasificación de la evolución del concepto de marketing (véase la Tabla I), sin embargo, de acuerdo con García (1980) y Munuera (1992) los cambios producidos en torno al concepto y alcance del marketing, se pueden dividir en dos grandes períodos (García de Madariaga, 1994:58), refiriéndose a los períodos comprendidos entre 1900 a 1960, por una parte y por otra al período 1960 a 1990. En este trabajo, estos períodos se adecuan con fines estrictamente expositivos y se denominan: período preconceptual (1900 a 1959), período de conceptualización formal (1960 a 1989), incluyéndose uno denominado período actual del concepto de marketing (1990 a 2005), sobre los cuales se inicia la exposición. 1. Período preconceptual Período que trata los años comprendidos entre 1900 y 1959, en el que no se formulan definiciones formales de marketing. Bartels (1988), divide estos años en seis períodos: de descubrimiento (1900 a 1910), de conceptualización (1910 a 1920), de integración (1920 a 1930), de desarrollo (1930 a 1940), de reaplicación (1940 a 1950) y de reconcepción (1950 a 1960). Sin embargo, Munuera (1992), los divide, en tres períodos: de identificación (1900 a 1920), funcionalista (1921 a 1945) y preconceptual (1945 a 1960); de acuerdo con este autor iniciamos el recuento histórico de este período. Período de identificación (1900 1920): en estos años es cuando nacen las primeras aportaciones acerca del concepto de marketing. Entre los autores que intentan conseguir una definición están Shaw (1916), Weld (1917) y Butler junto a Swinney (1922), citados por Munuera (1992: 126). En este período los investigadores intentan mostrar de manera lógica el conjunto de actividades y funciones que reúne el vocablo marketing. Se conceptúa al marketing como parte de la economía que pone en contacto la producción con el consumo. Se cree que el marketing es la manera en que los productores comercializan sus productos. Algunos acontecimientos académicos importantes de este período son los que pasamos a detallar: En 1902 en la Universidad de Michigan el profesor Jones impartió un curso titulado “The distributive and regulative industries of the United States”, en cuyo folleto descriptivo se utiliza por primera vez el término marketing (Bartels, 1988). En 1914 el profesor Lewis Weld presentó la investigación “Distribución de mercado” en la Asociación Económica Americana, trabajo que ha sido considerado como la primera investigación científica en marketing (Bartels, 1988). En 1914 Butler define el marketing como una combinación de factores, un trabajo de coordinación, de planificación, y de administración de las complicadas relaciones que debe considerar un distribuidor antes de realizar su campaña (Bartels, 1988). En 1915, Shaw publica el primer libro de marketing “Algunos Problemas de la Distribución”, en la 393 394 No considerado 1960-1970 No considerado Socialización Diferenciación Conceptualización actual Fuente: Adaptaciones con base a Bigné (1996). 1990... 1980-1990 1970-1980 Era del marketing 1950-1960 1940-1950 Reconcepción 1930-1940 Era del refinamiento y formalización Nueva estimación 1920-1930 Descubrimiento Antecedentes Bartels (1988) Conceptualización Era del desarrollo funcional Fullerton (1988) 1910-1920 Era de las Ventas Era de la Producción Hasta 1900 1900-1910 Keith (1960) Períodos Período de definiciones formales Período conceptual Período funcionalista Período de identificación Munuera (1992) Integración AMA 1985 Conceptualización y ampliación del campo de actuación Preconceptual Orígenes Bigné (1996) Periodo de surgimiento Precedentes Esteban Talaya (1997) Marketing como ciencia integrada Marketing como ciencia de la toma de decisiones Marketing como ciencia comportamental Marketing como ciencia cuantitativa Marketing como actividad directa Revisión y tendencias futuras Consolidación Desarrollo conceptual entorno al intercambio Expansión Desarrollo Período conceptual y de Marketing como determinación economía aplicada de las funciones No considerado Kerin (1996) Tabla I. Propuestas de clasificación para identificar momentos clave de la evolución del concepto de Marketing Crisis y Reconstrucción Construcción conceptual del marketing Protomarketing Brown (1999) El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 que pretende examinar los problemas y oportunidades en la distribución, además de admitir la necesidad de identificar otra orientación empresarial, distinta a la que regía hasta ese momento, centrada en la producción (Hunt y Goolsby, 1988; Munuera, 1992). En este período las expresiones, compra–venta, comercio, distribución y marketing son usadas de forma indistinta, ya que sus conceptos no estaban suficientemente desarrollados (Munuera, 1992). Período Funcionalista (1921-1945): En este período el marketing es considerado como aquellas actividades que posibilitan la transferencia de propiedad de bienes y servicios, incluyendo la distribución física desde el momento en que el producto sale de la máquina del productor hasta llegar a los usuarios. Entre los acontecimientos más importantes de estos años, podemos señalar que es un período de nuevos términos, entre ellos "principios de marketing" y "sistemas de marketing". En 1921 White publica "Análisis de mercados: principios y métodos", iniciándose así una elevada preocupación por la investigación de mercados (García, 1980). La crisis del 29 puede considerarse como el fin de un marketing orientado hacia la producción y el nacimiento del marketing orientado hacia las ventas. En 1934 hace su aparición el American Marketing Journal, que a partir de 1936 se transformó en el Journal of Marketing. Asimismo, en 1937 se crea la "American Marketing Association" (AMA) con el fin de promover el estudio científico del marketing (AMA, 1988). También en este período, se especifican las funciones de Marketing; Alexander en su libro Marketing (1940), citado por Munuera (1992:130) enumera las siguientes funciones: Merchandising, Compra, Venta, Estandarización, Riesgo, Concentración, Financiación, Control y Almacenaje. Estas funciones son clasificadas por Clark y Clark (1942), citado por Munuera (1992: 131) en las siguientes tres categorías: funciones de Intercambio: creación de demanda, persuasión de los clientes y negociación de los contratos de compra; funciones de distribución física: transporte, almacenamiento, mantenimiento, conservación y gestión de existencias; y otras: financiación, gestión de riesgos, recogida de información sobre el mercado y estandarización. Período preconceptual (1945-1960): Este período esta marcado por los avances tecnológicos en la producción que se suceden luego de la Segunda Guerra Mundial. Esto hace que de una economía basada en la oferta se gire hacia una economía apoyada en el consumo. Se caracteriza por la incorporación de los métodos y técnicas de las ciencias sociales al campo de la investigación de mercados; se aplican nuevas técnicas y métodos para averiguar las motivaciones que guían a los consumidores. Asimismo, en este período, nace la inquietud por el contenido científico del marketing, como ejemplo tenemos a Converse (1945) cuando publica el artículo "The development of the Science of Marketing" en el Journal of Marketing, que puede ser considerado como el inicio del debate sobre la ciencia del marketing. Complementariamente, en este período se percibe que el marketing es algo más complejo que preocuparse sólo de distribuir los productos (Duddy y Revzan, 1947), por su parte Vaile, Grether y Cox (1952) opinan que el Marketing es la actividad que emplea y distribuye los pocos recursos existentes de acuerdo a la demanda del momento; deduciendo que el marketing es capaz de averiguar necesidades y posteriormente satisfacerlas. Así, en estos años se inician los debates sobre el concepto del marketing, Howard (1957), manifiesta que el marketing tiene la perspectiva del management debido a su 395 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ orientación hacia la adopción de decisiones, por ello introduce las aportaciones procedentes de la Economía, la Psicología y la Sociología. Para este autor la Dirección de Marketing debe intentar que la empresa se adapte al entorno. Por su parte, Maynard y Beckman (1952) sostienen que el marketing trata de todas aquellas actividades empresariales requeridas para transferir la propiedad de los bienes y servicios incluyendo la distribución física. Diferencian entre marketing, distribución, merchandising y economía. Estos investigadores son los primeros que se acercan a formular un cuerpo de conocimientos específicos de marketing al enunciar lo que vienen a llamar "Principios del Marketing". Finalmente para cerrar este período, no se puede dejar de lado a Alderson (1957), según Munuera (1992) uno de los grandes pensadores del marketing, quien de hecho, es el primero en preparar una teoría funcional del marketing. Su objetivo es ofrecer una teoría de la firma que facilite una perspectiva general sobre los problemas de marketing. Para este autor, el marketing es parte de la teoría general del comportamiento humano; la finalidad del marketing es comprender cómo las empresas y los consumidores se comunican entre ellos y procuran solucionar sus necesidades en el mercado. Esta perspectiva sobre los procesos de intercambio acerca el marketing, a la teoría del comportamiento humano. Este período "preconceptual" general concluye, por una parte, con los aportes sobre el carácter científico del marketing y, por otra, con las primeras formulaciones acerca de la intención de establecer una Teoría General del Marketing, estableciéndose las bases suficientes como para hablar de conceptos consensuados dentro de la comunidad científica naciente de la nueva disciplina. En un intento de síntesis del período presentamos la Tabla II. 396 2. Período de conceptualización formal Para los propósitos de nuestro estudio, tal como lo señalamos, este período comprende los años entre 1960 y 1989. Puede ser calificado como el período de grandes avances del marketing, se generan una serie de vertientes que pueden exigir un tratamiento mucho más profundo. Los hitos que marcan su desarrollo son la introducción de la primera definición formal de marketing, aportada por la AMA, la extensión del marketing al ámbito social, la orientación estratégica que asume el marketing y una nueva definición que la AMA proporciona. Al inicio de este período, la American Marketing Association-Committee on Terms (1960) aporta la primera definición formal que, mayoritariamente, fue aceptada por la comunidad científica. Expresando al marketing como la realización de actividades empresariales que dirigen el flujo de bienes y servicios desde el productor hasta el consumidor o usuario. Un poco más adelante, en 1964, Edmund Jerome McCarthy establece una de las definiciones de marketing que más ha impactado en el transcurso del tiempo (Munuera, 1992). Define el marketing como el resultado de la actividad de las empresas que dirige el flujo de bienes y servicios desde el productor hasta el consumidor o usuario, con la pretensión de satisfacer a los consumidores y permitir alcanzar los objetivos de las empresas (McCarthy, 1964). La importancia de esta definición se encuentra en que considera al marketing como el área que decide los productos a fabricar, los precios que tendrán y dónde y cómo venderse. Estos aspectos constituirían las famosas cuatro “Pes” del marketing. Los cambios no se detuvieron, ya que la definición de la Universidad de Ohio en 1965, marca un momento muy importante en __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 Tabla II. Síntesis de aportaciones en la evolución del concepto de Marketing 1900-1959 Identificación (1900-1920) Autores - Shaw (1916) - Weld (1917) - Butler y Swinney (1918) Implicación social Funcionalista (1920-1945) - Clark y Weld (1932) - Clark y Clark (1942) - Alexander, et al. (1940) Preconceptual (1945-1959) - Vaile, Grether y Cox (1952) - Maynard y Bekman (1952) - Howard (1957) - Alderson (1957) No consideradas No consideradas Consideradas Énfasis Producto y producción Desarrollo de la organización, Producción Ventas Objetivo Articular un conjunto de actividades que crean utilidades de producto Configuración del sistema de marketing (subsistema economía) y las funciones de marketing Hay diferentes objetivos: - Equilibrio entre oferta y demanda. - Formación teórica del marketing. - Incremento del consumo. Actividades de marketing - Ventas - Distribución - Ventas - Compras - Distribución - Logística - Investigación de mercados - Consumidor - Publicidad Relación con otras áreas Disciplina más relacionada Escasa - Producción - Economía Enfoque Estudio de mercancías Escasa - Economía Estudio de las funciones Alta - Economía - Psicología - Sociología - Organización de empresas Comienza estudio de las instituciones Fuente: Munuera (1992: 135). la evolución del concepto, definiendo al marketing como el proceso por el cual una sociedad anticipa, aplaza o satisface la estructura de la demanda de bienes y servicios económicos, mediante la concepción, la promoción, el intercambio y la distribución física de bienes y servicios (Marketing Staff of the Ohio State University, 1965). Esta definición introduce la consideración del marketing como un proceso social, un proceso más amplio, produciendo una serie de reacciones tanto en contra como a favor, punto de partida de enfrascadas discusiones, de cuyo final feliz nos beneficiamos en la actualidad. 397 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ En estos años entra en escena William Stanton y de forma similar formula su propia definición, considerando que el marketing es un sistema de actividades empresariales encaminado a planificar, fijar precios, promover y distribuir productos y servicios que satisfacen necesidades de los consumidores actuales o potenciales (Stanton, 1969). Entonces, notaremos que a partir de estas aportaciones, sobre todo de la Universidad de Ohio, emerge nítidamente el núcleo de las discusiones más importantes de estos tiempos, el “intercambio” y junto a ello el dilema de si el marketing debe incluir o tratar los intercambios sociales o no lucrativos. Según Munuera (1992: 136), las reacciones más importantes, en contra, son las que se describen a continuación: Luck (1969) manifiesta que el marketing debe restringirse a los procesos y las actividades de las empresas que tienen como resultado final una transacción de mercado; Carman (1973) expone que no es lógico universalizar las actividades de marketing fuera del ámbito empresarial; procesos como los políticos no implican un intercambio de valores y, por lo tanto, el marketing no los debe considerar; Bartels (1974) explica que si el marketing tiene que ser ampliado tanto como para incluir los campos de aplicación lucrativos y no lucrativos, puede que esto haga que el marketing, tal como se entiende, renazca con otro nombre; Arndt (1978), por su parte, estima que el sector no lucrativo no debe considerarse dentro del marketing, puesto que amplía en demasía su ámbito de extensión. Por otra parte, en el mismo documento, se destacan las siguientes reacciones favorables a la definición de la Universidad de Ohio: Lazer (1969) aboga por la dimensión social del marketing señalando que es algo más que una tecnología al servicio de la empresa; Kotler y Levy (1969) consideran que el concepto de 398 marketing debe ser ampliado, incluyendo a las organizaciones no empresariales, ya que éstas también, venden sus “productos”, poseen “consumidores” y utilizan las variables de Marketing. En los años sesenta y luego de este preámbulo de discusiones sobre el alcance del marketing, emerge un nuevo paradigma como base del concepto de marketing, el “intercambio”. Las aportaciones más destacadas sobre el intercambio como idea central del marketing se presentan en estos años, así Bagozi (1975) manifiesta que el marketing incorpora aquellas actividades relacionadas con el intercambio, así como los fenómenos que lo originan y las repercusiones asociadas con él. En definitiva, en esta década se puede percibir una ampliación del alcance del marketing en dos sentidos: una ampliación vertical y una horizontal. La primera relacionada con la responsabilidad social del marketing, estableciéndose un orden ético jerárquico importante, la segunda relacionada con el despliegue del marketing desde las organizaciones estrictamente lucrativas hacia las no lucrativas, del que surgiría el Marketing Social. Kotler y Levy (1969), los impulsores más importante del despliegue horizontal, sugieren una nueva dimensión del marketing, un ensanchamiento del horizonte conceptual al campo de las ideas y de las organizaciones no lucrativas, como iglesias, escuelas públicas y museos, entre otros, en la medida en que éstas poseen productos o servicios que ofrecen a unos clientes, y utilizan herramientas de marketing. Este enfoque queda totalmente consolidado cuando en 1971 el Journal of Marketing publica un número especial dedicado al estudio del papel del marketing en el cambio social y del entorno, luego entonces se hace evidente la extensión del concepto de marketing hacia las instituciones no lucrativas y a __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 utilizarse en la divulgación de ideas y comportamientos beneficiosos para la sociedad (Cruz, 1990). Así, nace el término “Marketing Social” definido como el diseño, implementación, y control de programas pensados para influir en la aceptación de ideas sociales e implicando consideraciones de planificación de producto, precio, comunicación, distribución, e investigación de marketing (Kotler y Zaltman, 1971: 5). Un poco más adelante Kotler (1972) aclara que hay tres niveles en la amplitud del concepto de Marketing en torno al estudio del intercambio. Estos son los siguientes: El de las transacciones de mercado habituales, la transferencia de la propiedad de un bien o uso de un servicio de carácter económico del vendedor al comprador a cambio de un pago. El de las organizaciones que produzcan bienes y servicios para un grupo determinado de consumidores, sea o no preciso el pago, con lo cual la disciplina se amplia a servicios públicos (educación, policía, política). El de las relaciones que la organización mantiene con otras organizaciones o personas existentes en su entorno o interior; éstas pueden ser proveedores, empleados, gobierno o público en general y consumidores. Kotler (1972: 49-50) entonces, propone un conjunto de axiomas y corolarios sobre el marketing para proporcionar un criterio menos ambiguo sobre lo que éste debe ser o no debe ser. El primer axioma hace referencia a que el marketing implica dos o más unidades sociales cada una con dos o más actores humanos. El segundo, señala que al menos una de las unidades sociales busca una respuesta específica de otra u otras en relación a algún objeto social. El tercero, sostiene que la probabi- lidad que el mercado produzca la respuesta deseada no es fija. Finalmente el cuarto afirma que el marketing es el intento de producir la respuesta deseada creando y ofreciendo valores al mercado. Estos axiomas son presentados con sus correspondientes Corolarios los que refuerzan, complementan y aclaran cada uno de los axiomas, que por cierto continúan teniendo vigencia en nuestros días. En este proceso de consolidación, de la ampliación del concepto de marketing, juegan un papel fundamental las aportaciones de Bagozzi y Hunt, con una considerable cantidad de estudios y reflexiones sobre el tema. Bagozzi (1975), llega a sostener que el marketing es una función general y de aplicación universal, siendo una disciplina que se ocupa del comportamiento del intercambio, la postura del intercambio de valores permite recoger transacciones en sentido amplio y no restringido a bienes y servicios. Kotler (1984) por su parte, sostiene que el marketing es un proceso social por el cual los individuos y las organizaciones obtienen lo que desean y necesitan, mediante la creación y el intercambio de productos y servicios con otros. Finalmente, Hunt (1976) a través de sus varios estudios estableció que el núcleo central del marketing es la relación de intercambio o transacción, desarrolla un modelo donde propone las manifestaciones, casos, proposiciones, hipótesis, estudios y observaciones que se pueden dar en el marketing a través de las denominadas “tres dicotomías”, lo que implica un nivel macro y micro, en organizaciones lucrativas como no lucrativas y aplicándose un análisis tanto positivo como normativo. Otro hecho evidente, de reconocida importancia, es la adecuación del concepto de marketing al enfoque estratégico, aunque en años atrás se pueden encontrar algunos rastros de este enfoque, es en los años 80 cuando co399 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ bra vigor. Hoy más que antes, se hace evidente aquella “estrecha colaboración entre la estrategia de marketing y la estrategia corporativa” a la que se refería Vázquez (1986). Como es de conocimiento académico el enfoque estratégico propugna por una fuerte dosis de proactividad con el entorno, que de hecho en la actualidad, para el marketing constituye un imperativo esta visión proactiva, concibiéndola en su momento, como una fuerza importante que la organización puede invocar para crear el cambio y ampliar su influencia sobre el entorno, por consiguiente el marketing puede influir en el entorno (Zeithaml y Zeithaml, 1984). Se ha buscado constantemente la integración entre el marketing y la planificación estratégica, derivándose en algunos modelos integradores (Wind y Robertson, 1983). En la misma orientación, un hito incuestionable de este período (exactamente en 1985), es el momento en que la AMA propone una nueva definición de marketing, desde luego después de una serie de consideraciones y una gran cantidad de estudios, además de considerar definiciones ya emitidas por la comunidad científica, de ese entonces, así se define que el marketing es el proceso de planificación y ejecución de la concepción, precio, comunicación y distribución de ideas, productos y servicios para crear intercambios que satisfagan a los individuos y a los objetivos de la organización. Si bien esta definición tuvo a sus críticos el apoyo fue arrollador dentro de la comunidad involucrada en la investigación y práctica del marketing, ello se confirma a través del estudio desarrollado por Ferrel y Lucas (1987), los que determinan el grado de aceptación de cinco definiciones: de la AMA de 1960, Bagozzi en 1975, la del Departamento de Marketing de la Universidad del Estado de Ohio de 1965, la de Kotler de 1984 y la de la 400 AMA de 1985; se consideraron cuatro grupos estudiados, profesores de marketing, ejecutivos de marketing, estudiantes y expertos de marketing. Cuya conclusión más importante es que la definición de la AMA (1985) es la que mejor recoge la disciplina del marketing y es a su vez la más representativa. Como se habrá podido notar, este período (1960-1989) es de grandes avances, cambios y ajustes en la esencia del concepto de marketing, transacciones e intercambios constituyen el meollo de las reflexiones e investigaciones y, desde luego, los resultados vienen a ser el Marketing Social y el Marketing Estratégico. Asimismo, se puede considerar como un período de consolidación de la autoridad académica más importante de los últimos tiempos, en materia de marketing, la American Marketing Asociation. Las definiciones de marketing más importantes del período serían las aportadas por: Committee on Definitions, (1960), McCarthy (1964), Marketing Staff of the Ohio State University (1965), Stanton (1969), Kotler y Levy (1969), Kotler y Zaltman (1971) y Kotler (1984). 3. Período actual del concepto de Marketing En este apartado intentamos concentrar los acontecimientos acaecidos entre los años 1990 a nuestros días. Con la intención de delimitar nuestro estudio presentamos cuatro líneas a exponer: el Marketing de Relaciones, la Orientación al Mercado, el Marketing e Internet y los últimos conceptos de marketing. El Marketing de Relaciones: Si bien en la década de los ochentas es cuando se empieza a parafrasear el marketing de relaciones, se lo hace sobre todo desde la perspectiva del marketing de servicios así, Berry (1983:25) señalaba que el marketing de relaciones es __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 atraer, mantener y -en organizaciones de múltiples servicios- realzar las relaciones con el cliente. Grönroos (1989: 52) por su parte, definía al marketing como una disciplina que crea, desarrolla y comercializa relaciones de intercambio con el cliente a largo plazo, de forma que los objetivos de las partes implicadas se satisfagan, esto se realiza mediante un intercambio mutuo y mediante el mantenimiento de las promesas; considerando que ésta debería constituirse en una definición general de marketing. Algo más concreto se encuentra en la definición que proporciona Gummesson (1999: 1) afirmando que el marketing de relaciones es el marketing visto como relaciones, redes e interacción. Con este nuevo enfoque se genera un gran cambio y una línea de investigación muy importante en los círculos académicos, el marketing pasa a ser una forma de negociar. La relación con el cliente se convierte ahora en la esencia del marketing; éste no sólo es planificar e implantar el marketing mix, sino que debe instituir, aumentar y comercializar relaciones de intercambio con el cliente, a la vez que contenga los objetivos individuales y de la organización. Una de las contribuciones fundamentales del Marketing Relacional radica en que extiende el concepto de marketing mix, incluyendo conceptos de servicio al cliente, el que debe ser considerado clave para distinguirse de la competencia; personal de la organización, como el arma más importante que dispone una organización frente a sus competidores; y los procedimientos, mecanismos, rutinas o cualquier actuación por medio del cual el producto es vendido al cliente final. Según Reinares y Ponzoa (2002), se pueden enumerar una serie de elementos favorecedores del desarrollo del marketing relaciones, entre ellos: el aumento de los costos de captación de clientes nuevos; la fragmenta- ción, paralela a la globalización, de los mercados; la existencia de más oferta y menos diferenciación de marcas; la reducción e imprevisión de los ciclos de marketing y de producto; el aumento de la competencia en la colaboración con los canales de distribución; la no existencia de un único paradigma; la calidad generalizada de las acciones de marketing convencionales; el desarrollo de tecnologías como el Data Warehouse, Data Mining, CRM; la disminución de la capacidad de la marca para retener consumidores; los cambios en los patrones de conducta de comportamiento de los consumidores; la existencia de necesidades no explícitas; el que el consumidor ya no quiere solo voz, también quiere voto; el fin del concepto de segmentación tradicional; el hecho de que ya se sabe, desde hace tiempo, que los consumidores no son iguales; la falta de capacidad de respuesta de los procedimientos clásicos de investigación de mercados; el hecho de que los medios de comunicación cambian a un ritmo acelerado; la diferenciación que se logra por la prestación complementaria de un servicio; la participación del consumidor en los procesos de fijación de precios; la desaparición de la frontera entre el concepto tradicional de marketing de producto y servicio; la evolución de las relaciones de poder en los canales de distribución minoristas; el desarrollo tecnológico aplicado a la creación de productos; la conveniencia de promover acuerdos verticales a medio plazo; el enfoque internacional de las empresas puede hacer perder la perspectiva diferenciada de los consumidores; y finalmente la necesidad de reducir los conflictos en el canal. En la actualidad, encontramos un sin número de trabajos sobre el tema, artículos, libros e investigaciones son parte del cúmulo de conocimiento que se han generado, es un enfoque de moda, bajo la premisa de que no solo 401 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ interesan los intercambios sino las relaciones que emergen fruto de ellas. En el Cuadro Nº 3 presentamos algunas de las definiciones de marketing relacional, las que muestran por sí solas la importancia que ha ganado este enfoque en un corto período. La Orientación al Mercado: es un tema en el que se ha trabajado bastante en la década de los noventa, sobre todo a partir de los trabajos de Kohli y Jaworski por un lado y por otro los de Narver y Slater. En términos generales, una organización orientada al mercado es aquella que asume la necesidad de orientarse proactivamente al exterior de la empresa, poniendo énfasis, no en la utilización de las técnicas o actividades de marketing, sino en la generación continuada de valor para el público objetivo como vía para asegurarse su propia supervivencia a largo plazo (Álvarez, Santos y Vázquez, 2001). Kohli y Jaworski (1990), definieron la orientación al mercado como la generación de la información del mercado, la diseminación de dicha información a través de los departamentos y la respuesta a la misma. Narver y Slater (1990) asimismo, la definieron como la cultura organizativa que más eficaz y eficientemente crea los comportamientos necesarios Tabla III. Autores y Definiciones de Marketing Relacional − Berry (1983): El Marketing de Relaciones consiste en atraer, mantener y realzar las relaciones con los clientes. − Jackson (1985): Marketing orientado a preservar fuertemente y a alargar las relaciones con los integrantes de la relación”. − Grönroos (1990): Consiste en establecer, mantener, realzar y negociar relaciones con el cliente (a menudo, pero no necesariamente siempre, relaciones a largo plazo), de tal modo que los objetivos de las partes involucradas se consigan. Esto se logra a través de un intercambio mutuo y del cumplimiento de promesas. − Berry y Parasuraman (1991): El marketing de relaciones supone atraer, desarrollar y retener las relaciones con los clientes. − Christopher, Payne y Ballantyne (1991): El Marketing de relaciones supone la síntesis del servicio al cliente, la lealtad y el marketing. − Shani y Chalasani (1992): Es un esfuerzo integrado para identificar, mantener y construir una red con consumidores individuales y fortalecer continuamente la red para el beneficio mutuo de ambas partes a través de contacto interactivos, individualizados y de valor añadido durante un período de tiempo largo. − Evans y Laskin (1994): Es una aproximación centrada en el cliente donde una empresa busca relaciones empresariales a largo plazo con los clientes actuales y potenciales. − Sheth y Parvatiyar (1994): Es la comprensión, explicación y gestión de las relaciones de colaboración en los negocios en los negocios entre proveedores y los clientes. − Clark y Payne (1995): Es el negocio de atraer y realzar las relaciones a largo plazo con los clientes. − Price y Arnould (1999): Está basado en interacciones regulares y continuas a lo largo del tiempo, incluyendo algún modo de mutua dependencia. Fuente: Reinares y Ponzoa (2002: 18). 402 __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 para la provisión de un valor superior para los compradores y que consiste en tres componentes de comportamiento: orientación al cliente, orientación al competidor y coordinación interfuncional. La orientación al mercado parece nacer de esta elemental aseveración "comprender el concepto de marketing es una cosa, ponerlo en práctica es otra cosa". En esencia, se trata del objetivo de toda organización y no solamente de la función de marketing (Lambin, 1995). Como lo plantean Narver y Slater (1990), se trata de realizar una gestión cuyo resultado sea superior a la media del mercado, implica la existencia de una ventaja competitiva defendible que resulta de la creación de un valor superior para el comprador, siendo los factores claves de un orientación al mercado: una orientación al cliente final, una orientación al cliente intermediario, una orientación hacia los competidores y una coordinación interfuncional. La propuesta de orientación al mercado, al igual que las otras, tiene sus adeptos y críticos, desde el hecho de ponerse de acuerdo sobre la terminología, hasta los modelos y las perspectivas que se plantean; temas que merecen la atención de todo estudioso del marketing así, entre varios expertos que han profundizado el tema y sus respectivos aportes tenemos a: Ruekert (1992), Diamantopoulos y Hart (1993), Day (1994), Deng y Dart (1994), Cadogan y Diamantopoulos (1995), Hunt y Morgan (1996), Pelham y Wilson (1996), Lambin (1996), Tuominen y Möller (1996), Kasper (1997) Homburg y Becker (1998), claro al margen de los precursores ya citados. Desde nuestro punto de vista, esta corriente tiene el merito de hacer mayor énfasis en la "ejecución" y de prestarle mayor atención al "valor" que se debe entregar al cliente. Marketing e Internet: no solo el marketing se ha visto afectado por el acelerado de- sarrollo de Internet y las famosas TICs, las empresas en su conjunto se han tenido que adecuar a ellas, no cabe duda alguna que han jugado un papel muy importante y se reconocen como herramientas fundamentales para nuestra disciplina. Los primeros trabajos relacionados con el tema no supieron valorarse sino hasta que los tradicionales estudiosos del tema, así lo reconozcan, entre ellos Philip Kotler, quien en varias de sus obras ha venido reconociendo, paulatinamente, la importancia que tiene esta herramienta para el marketing. Así él habla de la aparición de un nuevo mercado, un mercado espacial, un mercado digital (Kotler, 2000), también denominado mercado electrónico desde hace varios años atrás (Rayport y Sviokla, 1995). Kotler vino alertando constantemente respecto del desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y los desafíos que éstas representaban para los directivos de marketing, en el que veía a Internet como el cambio más espectacular de los últimos tiempos, definiéndola como la telaraña global de redes informáticas que hizo posible la comunicación internacional instantánea y descentralizada (Kotler, et al., 2000; Kotler y Armstrong, 2001) y con ello todo el efecto, muchas veces devastador para los sistemas tradicionales de comunicación y distribución. Aunque, se sabe que el interés por el desarrollo de las tecnologías de la información e Internet y su impacto en el marketing no es reciente (Hoffman y Novak, 1996). Un estudio muy interesante y revelador sobre este aspecto lo constituye el realizado por Castañeda, Martínez y Rodríguez (2002), quienes realizan una investigación sobre el tratamiento que el fenómeno Internet ha recibido en el marketing, para cuyo efecto desarrollan un análisis de contenido de todos los artículos que, desde un punto de vista de marketing, hayan abordado la pro403 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ blemática de Internet en el período comprendido entre 1995 y 2001, de cuyas conclusiones más importantes se puede extraer que, a pesar de ser, Internet, un tema revolucionario la cautela en la comunidad científica del área de marketing, es evidente, aunque en los últimos años del período analizado se muestra un mayor interés por desarrollar estudios sobre la temática; en la actualidad es uno de los temas centrales tanto en congresos como en las revistas especializadas. Es un poco más adelante cuando realmente se toma muy en serio a Internet, así Kotler, Jain y Maesincee (2002), en su obra Marketing moves, abordan el comparativo de la vieja economía y la nueva economía (llamada también economía digital) para referirse a todo lo que ha venido significando el abrupto ingreso de Internet y sus secuelas, el desarrollo de las TICs y la gestión de la información incluyendo un "híbrido" de economía actual necesario para sobrevivir. El tema va mucho más allá, ya que en esta obra los autores plantean la necesidad de un nuevo paradigma de marketing, una ampliación del concepto de marketing generado por la revolución digital, derivado de la conectividad electrónica y de la interactividad. Asimismo, los manuales tradicionales de marketing de Philip Kotler, introducen un capítulo denominado Marketing en la Era de Internet (Kotler y Armstrong, 2003), de cuyo contenido rescatamos los siguientes aspectos más relevantes: Se expresa que existen cuatro fuerzas que moldean la era de Internet: la digitalización y la conectividad, la explosión de Internet, los nuevos tipos de intermediarios y finalmente la adecuación (customization, en inglés) y clientización (customerization, en inglés) (4). Se afirma que la nueva economía plantea un nuevo modelo de estrategia y práctica 404 del marketing, en el que se hace evidente que las habilidades del pasado seguirán aportando beneficios, pero que también es importante adoptar nuevas habilidades y prácticas acordes con la nueva realidad, luego entonces tendremos que comprender las dimensiones y el accionar del ebusiness, el e-commerce y el e-marketing. Las empresas no deben perder de vista los denominados “dominios” del comercio electrónico, es decir las empresas pueden practicar el comercio electrónico en cuatro dominios diferentes: el comercio electrónico B2C (empresa – consumidor), el comercio electrónico B2B (empresa – empresa), comercio electrónico C2C (consumidor – consumidor) y comercio electrónico C2B (consumidor – empresa). Mayores detalles y un interesante análisis sobre el tema también lo encontramos en el trabajo de Chaffey (2003). Las empresas pueden usar el comercio electrónico de forma altamente beneficiosa, sin embargo es importante considerar que existen las denominadas “puntocom” o “sólo de clics” que son aquellas que sólo operan en línea y las empresas tradicionales que han añadido acciones de e-marketing a sus actividades, también denominadas “de clics e instalaciones físicas”. Pueden desplegar un e-marketing de cuatro maneras: creando un sitio web, colocando publicidad y promoción en línea, participando en comunidades web y/o utilizando el e-mail o webcasting. Finalmente, los autores afirman que el ecommerce sigue siendo muy prometedor, aunque en los últimos años ha surgido una visión mucho más realista, por los grandes fracasos de muchas empresas “punto-com”. Para la mayor parte de las em- __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 presas el e-marketing seguirá siendo sólo una forma de dirigirse al mercado que necesariamente funciona junto con otros enfoques dentro de una mezcla de marketing totalmente integrada. A pesar de su importancia, el e-commerce enfrenta muchos retos que habrán de tenerse en cuenta llegado el momento de su adopción. Así, por consiguiente nace un nuevo concepto, el de e-marketing, definido como el lado de la “venta electrónica” del comercio electrónico: lo que hace una empresa para dar a conocer, promover y vender productos y servicios por Internet (Kotler y Armstrong, 2003). Un concepto, desarrollado por toda esta corriente de cambios tecnológicos que tienen acorralados tanto a practicantes como académicos del marketing. Últimos Conceptos de Marketing: ya al finalizar nuestro ensayo, reflexionamos respecto de las últimas propuestas conceptuales de marketing, entre ellas destacamos la última definición de la AMA y por otro, la que proporciona Philip Kotler, sin desmerecer aquellas que pudieron ser propuestas entre el 2004 y los meses que llevamos del 2005. Definitivamente, es innegable la importancia que tiene para la comunidad de académicos y practicantes del marketing la voz de la AMA, quienes en la conferencia de educadores celebrada en Boston en agosto del 2004 presentan la nueva definición de marketing, que traducida al español dice que el marketing es una función de la organización y un conjunto de procesos para la creación, comunicación, la entrega de valor a los clientes y para gestionar las relaciones con los clientes, de modo que se beneficien, la organización y sus grupos de interés. Cuya versión original en inglés dice: “Marketing is an organizational function and a set of processes for creating, communicating and delivering value to customers and for managing customer relationships in ways that benefit the organization and its stakeholders” (AMA, 2004). Los nuevos aspectos clave de la definición son: la idea de “valor”, las “relaciones con el cliente” y los “grupos de interés”. Los aspectos que desaparecieron respecto de la anterior definición son: la “creación de intercambios”, el “listado de las cuatro Pes” y la “satisfacción de objetivos individuales y organizacionales”. Entonces, los aspectos que se sustituyen son: la creación de valor en sustitución de la satisfacción, y los grupos de interés que se benefician en sustitución de los individuos y las organizaciones. Después de casi 20 años, la AMA, actualiza su definición en la que encontramos un gran énfasis en el “poder” de construir relaciones estrechas con los clientes. Jack Hollfelder, director de publicaciones de la AMA, dice que ésta nueva definición responde a la necesidad de adaptarse a los rápidos y profundos cambios que ha experimentado el marketing en los últimos años, y que esta nueva definición se revisará en plazos mucho menores. Algunas críticas al concepto encontramos en el trabajo de Marion (2005). Finalmente, refiriéndonos a la propuesta de Philip Kotler, considerado como el gurú más influyente sobre temas de marketing del último siglo, quien ha contribuido, apoyando y/o modificando aspectos fundamentales de la disciplina, ahora irrumpe con el denominado, “Concepto Holístico de Marketing”, el que se presenta en la nueva edición de su tradicional Marketing Management en su 12ª edición (Kotler y Keller, 2006), acompañado de Kevin Lane Keller. Aunque, los antecedentes centrales de este concepto ya vienen asentados en la obra “El Marketing se Mueve” (Kotler et al., 2002). La necesidad de un nuevo paradigma del marketing, se hace evidente cuando Kotler 405 El concepto de Marketing: pasado y presente Coca Carasila, Andrés Milton ____________________________________________________ et al. (2002), concentran su atención en el “valor”, partiendo de la propuesta de que existen tres factores decisivos del valor: el valor para el cliente, las competencias esenciales y las redes de colaboración. Estos tres factores, según los autores, son los que vienen configurando los nuevos mercados. Según la propuesta este nuevo paradigma ha evolucionado por dos etapas y constituye el ingreso a una tercera: el concepto de venta, el concepto de marketing y el concepto de marketing holístico. El concepto de marketing holístico, básicamente representa una ampliación del concepto de marketing, generada por los cambios del entorno y sobre todo por el desarrollo tecnológico; integra actividades de exploración (identificación de nuevas oportunidades de valor), creación (crear nuevos ofrecimientos de valor y más prometedores) y distribución de valor (entregar los nuevos ofrecimientos de valor de una manera más eficiente) con el pro- pósito de desarrollar relaciones a largo plazo, mutuamente satisfactorias, y una coprosperidad entre los participantes clave (Kotler et al., 2002: 48-51). Las actividades basadas en el valor (exploración, creación y entrega) en su interrelación con los principales actores (concentración en el cliente, las competencias esenciales y la red de colaboración), agrupadas en las funciones de organización (gestión de la demanda, administración de los recursos y gerencia de la reda); constituyen el esquema del marketing holístico (véase la Figura 1). El concepto de Marketing Holístico se basa en el desarrollo, diseño e implementación de programas de marketing, procesos, y actividades que reconocen su amplitud e interdependencia. Este enfoque parte de la premisa de que “todo importa” y que es necesario una perspectiva amplia e integrada. Se reconocen cuatro componentes: Marketing Relacional, Marketing Integrado, Marketing Inter- Figura 1 Esquema del Marketing Holístico Exploración de valor Gestión de la Demanda Administración de los recursos Gerencia de la Red Concentración en el cliente Competencias esenciales Red de colaboración Espacio cognitivo Espacio de competencia Espacio de los recursos Ofertas de mercado Creación de valor Beneficios del cliente Arquitectura empresarial Dominio empresarial Sistema operacional Actividades de marketing Entrega de valor Gestión de la relación con el cliente Fuente: Kotler et al., (2002: 51). 406 Socios empresariales Administración de los recursos internos Gestión de la asociación empresarial __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. XIV, No. 2, 2008 no y Marketing con Responsabilidad Social (Kotler y Keller, 2006: 17). La Figura 2 nos muestra estos componentes de forma visual. El marketing relacional: esta dimensión, tiene el objetivo de edificar relaciones mutuamente satisfactorias a largo plazo con grupos claves: clientes (CRM), proveedores, distribuidores, y otros colaboradores de marketing (PRM). El marketing relacional construye fuertes lazos económicos, técnicos, y sociales entre los grupos; cuyo propósito final es la construcción de un activo de empresa único llamada "red de marketing". El marketing integrado: la tarea del profesional de marketing es el de inventar, recrear actividades de marketing y montar programas totalmente integrados para crear, comunicar, y entregar valor a los consumidores. Forman parte de ella las tradicionales 4 Ps del marketing: Producto, Precio, Plaza y Promoción; sin dejar de lado los dos temas claves del marketing integrado: muchas y diferentes actividades de marketing a emplear para comunicar y entregar el valor, pero con la particularidad de que todas estas actividades deben ser coordinadas para maximizar los esfuerzos conjuntos. El marketing interno: el marketing holístico incorpora el marketing interno, asegurando así, de que cada miembro de la organización adopte de forma apropiada los principios del marketing. El marketing interno debe darse en dos niveles, en un primer nivel, las varias funciones de marketing (fuerza de ventas, la publicidad, servicio al cliente, dirección de producto, investigación de marketing y otras) deben trabajar de forma conjunta. En segundo nivel, el marketing debe ser adoptado por otros departamentos, ellos deben "pensar en el cliente", bajo la premisa de que el marketing no es un departamento, es más, una orientación de empresa. El marketing con responsabilidad social: el marketing holístico incorpora el marketing con responsabilidad social y con ello coloca un elevado énfasis de preocupaciones amplias, el contexto ético, ambiental, legal, y social de las actividades y programas de marketing. Como lo habremos notado, estos últimos conceptos y enfoques darán mucho que hablar en los próximos años, por el momento la voz de la AMA y la participación de Kotler son los ejes centrales, más visibles, del desarrollo del concepto de marketing. Figura 2 Dimensiones del Marketing Holístico Dirección Depto. de Marketing Otros Departamentos - Marketing Interno Marketing Integrado - Productos y Servicios - Comunicaciones - Canales Marketing Relacional - Colaboradores - Clientes - Canales Marketing Holístico Comunidad Entorno Ética Legal - Marketing Responsabilidad Social Fuente: Kotler y Keller (2006: 18). 407