NUEVOS MERCADOS: ESTRATEGIA Y COMPETITIVIDAD Antonio E. Zarur Osorio Profesor Investigador Dpto. de Administración UAM-A [email protected] La globalización de los mercados, la revolución tecnológica, la reducción en los ciclos de vida y satisfacción de los productos, y en general el acelerado cambio en el ambiente organizacional están configurando una serie de retos que los administradores y las organizaciones deben enfrentar para generar estrategias exitosas que aseguren el futuro de las empresas. El ambiente empresarial se ha vuelto cada vez más complejo y tiene efectos sobre la estrategia, estructura, las funciones administrativas, las tecnologías de gestión y el proceso de toma de decisiones. Hoy es claro que estamos frente a un proceso irreversible, que en los últimos veinte años nos ha llevado a presenciar tantos cambios y de tal profundidad como nunca antes en la historia de la humanidad. Una parte de este complejo panorama lo constituyen sin lugar a dudas el mercado y el consumo, que han experimentado cambios radicales en el terreno comercial y cultural. Los mercados nacionales que conocimos hasta hace unos años, se están desintegrando y la adopción de nuevas tecnologías como Internet ha venido a revolucionar de manera definitiva la comercialización. Además de que el mercado no es “un simple lugar de intercambio de mercancías sino...parte de interacciones socioculturales más complejas. Del mismo modo que, el consumo…no (es la) mera posesión individual de objetos aislados, sino…la apropiación colectiva en relaciones de solidaridad y distinción con otros, de bienes que dan satisfacción biológicas y simbólicas, que sirven para enviar y recibir mensajes” (García, 1995: 53). Los mercados cambiantes, los segmentos emergentes y el desarrollo tecnológico, representan desafíos y conflictos que presionan una serie situaciones o intenciones no habituales para las empresas. Nuevas oportunidades se están presentando para obrar de manera no habitual para un sinfín de organizaciones con la capacidad de desarrollar nuevos proyectos, nuevos productos y segmentos de mercado que emergen en los mercados cambiantes. Hoy se tienen que desarrollar y comunicar constantemente nuevas formas de valor para los consumidores, y los resultados empresariales están relacionados de manera directa con la capacidad de ajuste que los negocios tengan frente a este nuevo entorno. De acuerdo con Chandler la “estructura sigue a la estrategia” (Dessler: 65) y en este sentido la tarea de organizar supone la definición de que en el principio y fin de de las actividades de la empresa están las necesidades de los consumidores y después la estructura, los procesos y productos y/o servicios para ser atendidas. El cambio es una constante del ambiente organizacional; y cambiar es también una habilidad y una ventaja competitiva al interior de los negocios. Identificar las ocasiones que brinda la expansión de los mercados y realizar los ajustes para aprovecharlas, puede ser el punto de partida para el desarrollo de una estrategia sólida. En la literatura administrativa contemporánea se ha abordado ampliamente el tema del entorno y su influencia en el diseño y complejidad de las estructuras y funciones administrativas. Se ha destacado desde distintos enfoques el papel fundamental del ambiente organizacional y su evolución como una variable central en la construcción de la tarea administrativa y de gestión, donde la aparición de fuerzas externas (y aún de dentro) a la organización, imponen una serie de exigencias que en muchas ocasiones desatan problemas, pero también oportunidades que se deben afrontar y aprovechar para operar en mercados cada vez más agresivos y competidos. Los cambios de mayor importancia dice Kast son los que “ocurren en el desarrollo de nuevos esquemas conceptuales o paradigmas” (Kast, 1994: 15) que a menudo son rechazados por incomprensión o bien porque entran en franca contradicción con estructuras y funciones que se han venido “perfeccionando” en el tiempo, y en este sentido, ciertamente el mundo actual se caracteriza por los cambios constantes en el ambiente que envuelve a las organizaciones, pero también por la permanencia de una serie de inercias, de valores y de resistencias que lo acotan. El cambio en este sentido, no es un fenómeno gratuito, es un producto históricamente determinado, donde nada cambia absolutamente y mucho menos de la noche a la mañana. Es el resultado de un proceso histórico, un fenómeno gradual que tiene su origen en las fuerzas que lo impulsan y para las organizaciones es fundamental entender las modificaciones que se están operando en los caminos de la expansión del capital con la globalización de la economía y la redefinición del modelo de acumulación. El cambio es un proceso complejo en el que intervienen una serie de variables como la tecnología, que es una poderosa fuerza externa propulsora de las transformaciones, así como la explosión del conocimiento, las comunicaciones, el acortamiento en la vida de los productos, los procesos de satisfacción y de manera señalada la globalización, el poder del mercado y el consumo masivo, que es el “aceite necesario para la continuidad del modelo…El capitalismo global, salvaje se nutre del consumo; hay que consumir más y más para que funcione…Es la lógica del sistema” (Bauer, A. Milenio, 17 de diciembre, 2002). Manuel Arango, pionero de las tiendas de autoservicio en México y fundador de Aurrerá, dijo a los miembros de la Coparmex que una forma de abatir la pobreza en el país es voltear los ojos hacía ese mercado que a nivel mundial representa cuatro mil millones de personas. La estrategia, dijo es fabricar productos al alcance de los pobres y no continuar con la perspectiva de una producción cara y elevada que sólo un reducido segmento podrá tenera su alcance (En Milenio, 14 de Marzo, 2003) Ahora bien, todas organizaciones actúan en un determinado entorno, y su existencia y sobrevivencia están vinculadas a la forma en que se relacionan con él. El cambio es una necesidad para que una organización sobreviva y compita en un medio dinámico, y este debe ser administrado. Con el cambio de modelos a nivel global, muchas oportunidades comerciales están emergiendo en nuestro país, como es la mercadotecnia aplicada a productos políticos: partidos y candidatos, en un entorno marcado por la despolitización y el de desinterés de los mexicanos por la actividad política (al 65% por ciento de los mexicanos no les interesa la política, reveló recientemente la secretaría de Gobernación). O el cabildeo, que en Estados Unidos representa hoy en día un negocio multimillonario. Así mismo, otro negocio que se revela suficientemente rentable y que puede dar resultados tangibles a las organizaciones que la sepan aprovechar, es el emergente mercado gay, que para muchos representa una verdadera mina de oro, pero al que solo pocos han volteado en México, (no así en los Estados Unidos o en otras zonas del mundo desarrollado) por el considerable riesgo que implica hacer mercadotecnia para los gays en nuestro país. Los administradores están preocupados por la creciente incertidumbre en los mercados, por ello trabajan en desarrollar procedimientos, capacidades y opciones que permitan a las empresas aumentar el umbral de certeza y adaptación al medio, con el deliberado propósito de reducir los riesgos que representa el cambio vertiginoso que se vive hoy en día. A diferencia de lo que sucedió en los períodos de estabilidad, la rapidez y la dimensión de los cambios involucran a toda la estructura y no sólo algunas partes de esta. El énfasis que se ponía en el cambio parcial, corresponde a una visión más bien evolutiva, que dio paso a los cambios radicales y hasta abruptos tal y como se pueden ver hoy en día (recordemos aquí lo que desencadenó el ya famosos 11 ESE). Frente a este nuevo ambiente, las necesidades de las empresas están definidas por el entorno en que se desarrollan, y que se caracteriza por ser altamente competitivo; ya sea por el interés de los compradores, materias primas, el uso de sus recursos, los nuevos mercados, etcétera, por lo que requiere un óptimo funcionamiento, con el propósito de lograr una ventaja competitiva sobre el resto de la industria. Una herramienta fundamental en todos los procesos de decisión es la información, que es materia prima para tomar de decisiones racionales, con criterios de elección objetivos. Es importante mencionar que la toma de decisiones debe satisfacer ciertas características como: rápidas, oportunas, fundamentadas en información concreta, que permitan mayor eficiencia y efectividad, a un bajo costo; pues de ello dependerá el éxito o fracaso de una organización. Una evidencia de todo esto se encuentra en el espectacular crecimiento que en México ha tenido la investigación de mercados tal y como lo revela el presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI), al sostener que “Hay 650 mil personas dedicadas a esta actividad…A diferencia de hace 20 años, cuando solo unos cuantos contrataban este tipo de servicio…Una nueva tendencia es la asociación de clientes y proveedores de investigación con el compromiso de dar toda la información, porque de ello dependen los resultados finales” (El Financiero. 28, octubre 2004). Seguramente el crecimiento de esta actividad ha sido estimulado por el ritmo y la profundidad de los cambios que han ocurrido en los tiempos recientes en nuestro país y que han obligado a los gerentes a tomar decisiones suficientemente fundamentadas sobre los fenómenos del mercado. Con esta óptica, las empresas productoras de bienes y servicios construyen sus decisiones de mercado, articuladas en la planeación global de las empresas para enfocar y coordinar las estrategias de sus productos. Aunque la dimensión del problema no se limita a este punto, algunas se han atrevido a dar un paso adelante y adoptar una estrategia revolucionaria, que les permite establecer el puente para transitar de una organización estancada, a otra inspirada en los nuevos modelos de integración con el entorno. En este proceso se están valiendo de diversos métodos para construir una organización con una filosofía de gestión compartida en todos sus niveles, que se mantenga en interacción con su interior (empleados) y hacia el exterior (sus clientes, sus proveedores, el ambiente del mercado, la cultura de la sociedad de que se trate, etc.). Cada organización utiliza enfoques diferentes, aunque el objetivo final debe ser el mismo. La utilización de las herramientas que nos proporciona la disciplina administrativa ayuda a evitar errores cuando se trata de incursionar en los mercados y muchas compañías están siguiendo los procedimientos. Partiendo de este razonamiento, las empresas modernas están desarrollando planes para ser tan activas como el cambio mismo, y desarrollando planes flexibles, en el entendido que la flexibilidad no es un fenómeno natural, sino que se debe construir. Sin embrago, muchas formaciones se han encontrado con que la estrategia que funcionó bien en algunos casos, en otros no es satisfactoria, y los resultados así lo demuestran. Lo que prueba la tesis de los clásicos de la administración, cuando se refirieron a que el cuerpo de elementos y principios de la disciplina es aplicable prácticamente a cualquier organización, aunque no necesariamente lo que en una funciona, es extensivo a todas. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. García Canclini, Nestor, (1995), Consumidores y Ciudadanos, México, Grijalbo. Castañeda, Marina, (2000), La Experiencia Homosexual, México, Paídos. Nicolas, Jean, (1982), La Cuestión Homosexual, Barcelona, Fontamara. Mieli, Mario, (1979), Elementos de Crítica Homosexual, Barcelona, Anagrama. Kotler, Philip, (2000), El Marketing según Kotler, Buenos Aires, Paídos. Kotler, Philip y Gary Armstrong (1996), Mercadotecnia, México, Prentice Hall. 7. Geertz, Clifford, (1991), La Interpretación de las Culturas, México, Gedisa.