15 ERRORES MENTALES QUE NOS HACEN TOMAR (MUY) MALAS DECISIONES EN LA VIDA. PARTE I 20 de diciembre de 2016 ESPECIAL SESGOS COGNITIVOS: 1. El miedo y la toma de decisiones en la vida (que podemos aprender de las elecciones americanas y Donald Trump) 2. 15 Errores mentales que nos hacen tomar (muy) malas decisiones en la vida. Parte I 3. 11+1 errores mentales que nos influyen en las relaciones (y en el grupo). Parte II 4. Cómo aprender a ser más libre, menos influenciable y decidir mejor en la vida En Filmoterapia ya hemos hablado de aquellos errores en nuestro enfoque de la vida que tanto daño nos hacen como las distorsiones cognitivas o de las actitudes erróneas (muy aplicadas a nivel terapéutico) pero queremos completar nuestro repaso a estos “errores de software” hablando de los sesgos cognitivos que nos llevan a tomar decisiones irracionales en las elecciones políticas, en el trabajo, en los grupos, cuando compramos, en nuestras relaciones o cuando montamos una empresa. A través de un especial de dos partes, explicaremos como funcionan los sesgos e intentaremos explicar las razones evolutivas de estos sesgos y cómo nos afectan en nuestro día a día. Como veremos, los sesgos cognitivos son errores de nuestro “software” (que no de nuestro “hardware”) , y por lo tanto se pueden arreglar para que seamos mucho más objetivos y eficaces ante la vida. Si quieres volverte una persona menos influenciable, eficaz, objetiva, proactiva y racional el primer paso es conocerlos para ser conscientes de ellos y saber como trabajarlos. Como decíamos, los sesgos cognitivos son errores en el “software” de nuestro cerebro que nos llevan a interpretar muchas veces la realidad de manera irracional y distorsionada. Este error en el procesamiento de la información nos viene de serie por culpa de tener un ordenador tan especializado en la supervivencia. Como ya vimos en este artículo sobre Donald Trump, la capacidad extraordinaria de nuestro cerebro para analizar en milésimas de segundo tanta información tiene un punto débil, tiene que desechar y filtrar mucha información de manera selectiva. Este punto débil surgió como una necesidad evolutiva hace cientos de miles de años: si queríamos sobrevivir ante un depredador necesitábamos tomar decisiones en milésimas de segundos (de manera individual o en grupo) para salvar nuestra vida. Nuestro cerebro (que es un ordenador potentísimo pero no perfecto) fue evolucionando hacia un análisis de la información basado en los llamados “heurísticos”, atajos mentales que sirven para liberarnos de la cantidad de procesos mentales que tendríamos que realizar en caso contrario. Estos atajos nos pueden ayudar en determinados contextos a adoptar decisiones más rápidas y efectivas (siempre que la inmediatez sea el mayor valor como escapar de un león), pero en muchas otras situaciones nos pueden llevar a acciones muy negativas, perjudiciales y graves para nosotros. 15 sesgos cognitivos relacionados con la toma de decisiones 1. Sesgo de confirmación. Un clásico. Las personas tendemos a seleccionar todo aquello que confirme nuestras ideas mientras que nos mostramos muy escépticos con las que nos son contrarias, desvalorizándolas y considerándolas parciales o interesadas. Por ejemplo, preferimos que las noticias nos den la razón y si no nos la dan ya se encargará nuestro cerebro de boicotear esa información. Este sesgo puede provocar algo que hacemos constantemente en política: si por ejemplo nuestro partido político es corrupto, pensamos en cómo limitar su importancia; pero si es del partido rival, aunque sea de una intensidad menor, convertiremos de inmediato la anécdota en categoría. Otro ejemplo político, Manolito vota al partido político A y sólo busca, comparte y lee historias en Facebook sobre sus propuestas, ideas y opiniones. Cuando lee algo de otro partido se enfurece y enseguida busca una razón para devaluarla. Utiliza toda su capacidad intelectual para devaluar esas ideas en vez de intentar analizar con objetividad esa información. Como resultado, Manolito continúa confirmando y apoyando sus creencias actuales (incluso con más fuerza). Mientras tanto, Pepito vota al partido B y hace lo mismo. Consecuencia final, Pepito y Manolito nunca llegarán a ningún entendimiento e incluso acabarán discutiendo y extremizando sus posiciones debido a este sesgo que les impide llegar a un punto en común o ver con objetividad las cosas. 2. La ilusión de serie ( y otras ilusiones como la de grupo o la correlación ilusoria). Esta significa que muchas veces las personas vemos patrones donde no los hay. A nivel evolutivo este sesgo tiene todo el sentido puesto que estamos preparados para interpretar estímulos en su conjunto. Si vamos por la selva y oímos un ruido, podría ser un león… o quizás sólo un pajarillo. Pero claro, es mejor equivocarse con un falso positivo que con un falso negativo, ya que un error podría suponer nuestra muerte por exceso de confianza. El problema es cuando este sesgo nos lleva a sobregeneralizar y creernos cualquier cosa como falsas noticias o bulos conspiranoides de internet. O a perder todo el dinero apostando todo al negro en la ruleta porque tuvimos una “intuición”. O a caer en estúpidas supersticiones. O a tener en la cabeza estereotipos simplistas e irracionales como, racismos, sexismos… 3. El Efecto Barnum o Forer. Las personas tendemos a tratar las descripciones vagas y generales sobre nosotros como si fueran descripciones específicas y detalladas. Por eso se forran los videntes y existen los horóscopos: Vas a la vidente, te dice que en tu pasado tuviste una experiencia mala y ya te crees que te está hablando de Manolita Pérez García y la ruptura amorosa que tuviste con ella tras 7 años de relación, una hipoteca y un coche a medias. 4. La heurística de disponibilidad. El ser humano tiende a sobrestimar la información que tiene disponible y la recuerda con más facilidad que otros datos. Los ejemplos de este sesgo a día de hoy son muchísmos, por ejemplo podemos pensar que quedarse embarazada es algo muy peligroso porque nuestra vecina lo pasó muy mal los 9 meses. O un ejemplo más a nivel social, se ha estudiado que en los países occidentales la muerte por actos violentos (incluidos ataques terroristas o delitos por inmigrantes) es la más baja de la historia. La mayoría de las personas se sorprenden mucho cuando escuchan estos datos. Incluso se niegan a creer en ellos: “Ya claro,dices que no hay violencia pero explicame porque leo todos los días en los periódicos que hay atentados, violaciones,asesinatos y demás…” Bienvenido a la heurística de la disponibilidad. Nos basamos en ejemplos (el último ataque terrorista) para hacer una hipótesis general (Vivimos en una sociedad muy violenta) 5. Sesgo de observación selectiva. Nuestros antepasados cuando se paseaban por la sabana se fijaban en cualquier cosa que se pareciese a un león, aunque fuese un arbusto con forma de león, la razón estaba clara, su supervivencia estaba en juego y mejor estar en una alerta selectiva. ¿Hoy en día? Pues por ejemplo, lo dejas con tu novio y estás destrozada. Sales a la calle y sólo ves a parejas superenamoradas. Te da la impresión de que todo el mundo tiene pareja menos tú. No te preocupes, no eres la última mona sin novio, sólo ocurre que ahora te fijas más.(Por cierto, ede este sesgo se aprovecha todo el rato la publicidad para colarnos lo que les da la gana ) 6. Sesgo de autojustificación. Muchas veces las personas tomamos decisiones que tienen muy difícil explicación. Este sesgo nace para parchear estas decisiones,nos ayuda a no sentirnos culpables con cosas que hemos hecho mal. Así, siempre podemos encontrar motivos para justificarnos, por muy cuestionables que sean.Por ejemplo, sii después de gastarte un pastón en un Iphone que no necesitas te sientes culpable sólo te quedan dos opciones.O justificar como sea tu decisión (autoengañándote y diciéndote que es el mejor móvil, que tiene una gran cámara y te hará más cool) o reconocer que estabas equivocado. Obviamente, esta última no suele apetecer a la gente.Este sesgo también aparece en decisiones más graves como en las guerras,en decisiones políticas,en actos de corrupción, asesinatos…nos justificamos de manera totalmente irracional con consecuencias muy graves. 7. Sesgo de retrospectiva. Es la propensión a percibir los eventos pasados como predecibles. El mítico “Si ya lo sabía yo”. A posteriori todo el mundo sabe que no tenías que haber votado a aquel político, invertido en aquella empresa o seguido con aquella relación (aunque nunca te lo dijeron hasta ahora, entre otras razones porque no lo pensaban) 8.El pasado “color de rosa”. En este sesgo de memoria, solemos recordar los eventos pasados como más positivos de lo que realmente fueron. Lo que explica nostalgias de todo tipo (como la de los 80s) pero también ideas irracionales peligrosas al pensar que en los viejos tiempos no había delincuencia, ni terrorismo, ni problemas sociales, económicos o políticos. 9. La Ilusión de control. Esta es la tendencia a creer que podemos controlar o al menos influir en hechos sobre los que no tenemos ningún poder. A nivel evolutivo esto tiene un punto positivo puesto que nuestra sensación de control aumenta y hace que sigamos luchando contra el león hasta el final (aunque nuestras probabilidades de supervivencia sean casi nulas). Pero también tiene puntos muy negativos como creer que ganarás dinero en el Casino gracias a tus habilidades ( sin tener en cuenta el factor estadística) Internet también es un buen ejemplo, las redes sociales nos hacen creer que nuestros comentarios incendiarios , tuits, likes y shares van a acabar con las injusticias en el mundo y nos quedamos tan a gusto. Pero va a ser que no (se cambia de otra manera) 10. La profecía autocumplida. En este sesgo va por partes. Primero partimos de una análisis irracional de una situación (“Siempre tengo mala suerte, seguro que me va a salir mal el examen”). Luego necesitamos un comportamiento que se adecúe a estas expectativas (Me pongo nervioso y me desanimo antes del examen y eso hace que no estudié lo suficiente). Y finalmente acabamos convirtiendo en real la definición previa (“Ves, ya te dije que tenía mala suerte, he sacado un suspenso en el examen”). Esta espiral de autoengaño nos puede pasar en cualquier área de nuestra vida y suele hacernos mucho daño. Por cierto, un sesgo derivado de este es el llamado Efecto Pigmalión, que conlleva hacer la profecía autocumplida pero con los demás. ¿Crees que Pepito te va a fallar como amigo? Pues seguramente si tanto lo crees, puede que logres que pase… 11. Anclaje. Es la tendencia a empecinarse demasiado en la primera información que se tiene para tomar decisiones. Es como como si echáramos el ancla en una parte de la información provocando que nuestro cerebro genere un cierto número de creencias, comparaciones y jerarquías, que son inamovibles y no negociables. A nivel evolutivo este filtro de información nos servía para tomar decisiones rápidas (por ejemplo, decidir si esa zona era peligrosa al ver unas huellas de un león). Pero hoy en día podemos encontrar muchos errores en este punto, Por ejemplo, nos puede pasar cuando vamos a una tienda que está de rebajas y el único elemento en el que nos fijamos para comprar es esa primera información, y todo lo demás (calidad, gasto final, utilidad…) desaparece de nuestro cerebro. Este anclaje también se produce en decisiones políticas, empresariales, etc… 12.Coste irrecuperable. Solemos sobrevalorar todo aquello en lo que hemos invertido tiempo y esfuerzo, ya sean los 15 minutos que llevamos en la cola del supermercado o los 15 años de matrimonio con una persona a la que ya no queremos. Esto hace que tomemos decisiones erróneas muchas veces y no nos vayamos de la cola ( aunque lo mejor sería irse) o no nos divorciemos (aunque esa relación nos genere mucha infelicidad) 13. Inclinación a la negatividad. Damos más peso a las creencias y hechos negativos que a los positivos. Por ejemplo, es más fácil que os quede esta ide dicha por un político o por los periódicos: “Los inmigrantes crean delincuencia”, que esta otra: “Los inmigrantes crean riqueza). En otro nivel también nos pasa cuando únicamente tenemos en cuenta los accidentes de aviación antes de coger un vuelo. 14. Sesgo del Status Quo. Es la tendencia a querer que las cosas no cambien y que todo siga igual. Es un poco como el refrán de “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Este sesgo es una trampa para la creatividad, para el crecimiento personal o para los cambios sociales o políticos. Por ejemplo, preferimos tener un líder corrupto que tener que cambiar de líder. 15. El efecto Dunning-Kruger. También conocido cómo Síndrome de la Superioridad Ilusoria es un sesgo según el cual las personas con menos conocimientos tienden a sobreestimar lo que saben de un tema mientras que aquellos más preparados se consideran menos competentes de lo que son. Las consecuencia aquí son claras, la gente incompetente o ignorante sufre un doble golpe: no sólo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello. (tenéis más sobre este sesgo aquí) 11+1 ERRORES MENTALES QUE NOS INFLUYEN EN LAS RELACIONES (Y EN EL GRUPO). PARTE II 18 de enero de 2017 Continuamos nuestro especial sobre los los errores mentales de nuestro cerebro (los sesgos cognitivos). Si el otro días analizamos aquellos errores que nos llevaban a tomar malas decisiones en la vida, hoy queremos centrarnos en aquellos sesgos que nos distorsionan las relaciones interpersonales y grupales, vamos a decir que son un fallo del “software” más social de nuestro cerebro. Y la verdad es que es fundamental conocerlos porque son la causa de muchas dinámicas de grupos que explican desde las guerras hasta el funcionamiento de las sectas, pasando por los hooligans, los partidos políticos, el auge de la extrema derecha, las pandillas de adolescentes, el adoctrinamiento de masas o el funcionamiento de las empresas. Si somos conscientes de ellas, daremos un paso de gigante para ser más libres en los grupos y ganar más autonomía y bienestar personal. El próximo día acabamos este especial con los recursos necesarios para trabajar estos sesgos cognitivos y librarnos ( en la mayor medida posible) de ellos. ESPECIAL SESGOS COGNITIVOS: 1. El miedo y la toma de decisiones en la vida (que podemos aprender de las elecciones americanas y Donald Trump) 2. 15 Errores mentales que nos hacen tomar (muy) malas decisiones en la vida. Parte I 3. 11+1 errores mentales que nos influyen en las relaciones (y en el grupo). Parte II 4. Cómo aprender a ser más libre, menos influenciable y decidir mejor en la vida 1. Poder corrupto. El ser humano con poder es fácilmente corrompible cuando se siente con plena libertad y sin restricciones dentro del grupo. Además, este sesgo aumenta si el individuo se ve reforzado moralmente, se siente atacado o tiende a otros prejuicios que le ayudan a justificarse. Un experimento clásico realizado en torno a este sesgo fue el de la cárcel de Stanford, se creó un escenario imaginario en una cárcel ficticia en el sótano de la Universidad y se dividió a los voluntarios (estudiantes de psicología) aleatoriamente entre agentes y prisioneros. Los voluntarios situados en el grupo de agentes, interiorizaron de manera inmediata el poder y realizaron fuertes abusos a los prisioneros (el experimento se tuvo que parar enseguida debido al descontrol de los voluntarios). Una película muy interesante que va más allá de este experimento y de la que tenemos un crítica en Filmoterapia sería DAS EXPERIMENT (Por cierto, este sesgo también se le llama popularmente el «síndrome del portero de discoteca») 2. Sesgo de atribución. Esta es una visión distorsionada de nosotros en comparación con los demás (en donde siempre salimos ganando). Por ejemplo, creemos que nos han subido el sueldo porque somos buenísimos trabajadores, pero que a Pepito se lo han subido porque tiene enchufe. O creemos que conducimos muy bien y la culpa de nuestros frenazos es de los demás conductores (cuando realmente somos unos desastres conduciendo). También tendemos a pensar que nuestra personalidad, nuestra inteligencia, conducta o creencias son más sanas que las de los demás (Por ejemplo, pensar que somos muy buenas personas cuando realmente somos bastante cretinos). 3. Efecto de la primera impresión. Percibimos, recordamos y damos más importancia al primer contacto con alguien que a los siguientes, aunque los siguientes contactos puedan contradecirlo o atenuar su valor. Cuando te presentan a María y tiene mala cara, ya te quedas con que María es una persona con mala cara, triste y aburrida aunque luego te demuestre que es una persona muy divertida y alegre (y resulta que que ese dia se le había muerto su abuelo y por eso estaba asi). Es muy difícil escapar de esta primera impresión ya que con solo 10 segundos diez segundos de contacto ya nos formarnos una idea general sobre los demás (muchas veces basadas en prejuicios). Os recomendamos leer el experimento de Rosenhan, en donde se analizaron este sesgo y otros más en los hospitales psiquátricos y que bien pudo servir de inspiración para la película Alguien Voló Sobre El Nido del Cuco 4. El efecto halo. Este sesgo tiene lugar cuando nos llama la atención un aspecto positivo o negativo de una persona y lo sobregeneralizamos al total de esa persona. Por ejemplo, es muy típico pensar que la gente guapa es más inteligente y más buena que las personas menos atractivas, a pesar de que obviamente una cosa no tiene que ver con la otra. O por ejemplo, si ves a una persona vestida con ropa islámica y con una barba asumes en seguida que es un extremista radical. Además luego aparece el efecto de la primera impresión que vimos antes y es muy difícil quitarte esa idea de la cabeza (aunque ese musulmán sea un pacifista, premio Nobel de la paz y sea la persona más tolerante del mundo). 5. Obediencia a la autoridad. Esta es la tendencia a obedecer a una figura de autoridad en un grupo aunque tengamos razones racionales muy poderosas para no obedecerle. La explicación evolutiva está en el grupo y la necesidad de seguir un líder ante situaciones de peligro. Pero claro, los inconvenientes son muchos. Eso explica cómo las personas siguen a líderes sin plantearse ningún dilema y realizando incluso actos muy crueles en nombre de la autoridad. Si una autoridad nos permite violar la ley e incluso traspasar los límites de nuestra moralidad, sentimos propensión a hacerlo, tal y como intentó demostrar el experimento de Milgram en 1963. Ejemplos hay muchos: el nazismo, las barbaridades cometidas por soldados en las guerras o las tomas de decisiones aberrantes e inmorales de tantas empresas. 6. El sesgo de la responsabilidad externa. El ser humano tiende a sentirse tranquilo y reforzado cuando se convence de que no es responsable de sus actos trasladando esta responsabilidad a agentes externos como a Dios, al destino o al líder del grupo. Es decir, este sesgo hace que “Nos lavemos las manos” con una facilidad inaudita al depositar nuestras conductas fuera de nosotros. La razón evolutiva de este sesgo hay que situarlo de nuevo en el grupo, el ser humano desarrolló un mecanismo que facilitase la asimilación y permanencia agradable con los líderes, tendiendo a entregar y anular la propia voluntad individual. Ya vimos antes que esta tendencia humana de anularse en el grupo se observa en otros sesgos como el de obediencia a la autoridad y también en muchos aspectos documentados en los que una persona elige libremente el estado de esclavitud (por ejemplo, el llamado síndrome de Estocolmo ). 7. Efecto Bandwagon o efecto de arrastre. La probabilidad de que adoptemos una creencia o conducta es directamente proporcional a cuántos otros ya la tengan. El ser humano tiende a seguir o imitar las acciones y pensamientos de los demás aunque no sea cierto, porque preferimos ajustarnos a lo malo conocido (del grupo) que lo bueno por conocer. Eso tiene un riesgo al volvernos totalmente gregarios y hacer lo que haga el grupo aunque no estemos de acuerdo. (Teneis un buen ejemplo en el Experimento de Sheriff) Os dejo un experimento clásico de la psicología social que yo mismo realicé cuando estudiaba psicología (Experimento de Asch). ¿Cuál de las tres líneas de la derecha mide lo mismo que la de la izquierda? ¿Fácil, no?Así, tranquilamente mientras lees este artículo ves claramente que es la C¿Pero qué pasaría si las otras seis personas que están contigo en la sala están compinchadas y dicen que es la B, ¿seguirías pensando que es la C? Pues es bastante posible que cambies de opinión por no llevar la contraria al grupo.Si esto pasa en una situación tan simple y evidente, imagínate que pasaría en escenarios grupales más complejos como guerras o conflictos sociales. 8. Defensa de estatus. Cuando nos sentimos amenazados o en evidencia, los seres humanos tendemos a ponernos a la defensiva y no nos paramos a razonar, atender y reconocer los razonamientos de la contra. Encima, si nos vemos con cierto estatus (cultural, social, económico, etc), tenderemos aún más a negar la mayor y nos defenderemos a muerte de cualquier comentario que le contradiga recurriendo incluso al autoengaño, a la desvalorización y a la negación. 9. Efecto de percepción ambiental. Somos mucho más influenciables por el ambiente de lo que creemos. Por ejemplo, en un ambiente caótico y deteriorado, las personas tienden a ser más incívicas, más caóticas y también a cometer más acciones vandálicas o incluso delictivas. (Esto explica cómo es posible que mucha gente pierda el control en guerras, saqueos o ambientes muy marginales). 10. Teoría de la identidad social. El ser humano tiende a anteponer la importancia de pertenencia a un grupo frente a argumentos racionales y objetivos, esto conlleva que con tal de permanecer dentro de un grupo seremos capaces de adoptar ideas erróneas, extremas o las que haga falta. Este sesgo de nuevo tiene un sentido evolutivo puesto que era más fácil sobrevivir dentro de un grupo que de manera aislada pero las consecuencias pueden ser terribles. Pero este sesgo puede ser muy peligroso al distorsionar nuestras decisiones. Esto explica las burradas que hacen los hooligans en el fútbol, los actos extremos de seguidores de partidos políticos o las violaciones en grupo. Además la mayoría de los actos de barbarie se llevan a cabo con más facilidad si se perpetran en el mare mágnum de un grupo. Por otro lado este sesgo nos empuja a analizar más duramente los fallos y errores del grupo rival y a justificar los del nuestro, para no tener que poner en entredicho nuestro esquema de valores. Un ejemplo muy claro aquí sería ver un partido de fútbol y juzgar muy negativamente al equipo contrario (número de faltas, dureza del juego, etc) mientras que somos muy benévolos con nuestro equipo. Esto también pasa en política o en grupos sociales antagónicos (religiosos, raciales, etc). Al final resulta que con tal de autojustificarnos como grupos convertimos la mentira en una dinámica social, y es en ese marco en el que se decide lo que es aceptable o no. En el cine tenemos muchos ejemplos y que están inspirados en estudios reales de psicología social como son El señor de las moscas (inspirado en el experimento de Robber´s Cave), El Experimento (basado en el experimento de la cárcel de Stanford) o La Ola en donde se habla de este sesgo (y unos cuantos más): un profesor en Alemania instituye un régimen de extrema disciplina en su clase, restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad, algo que provocará cambios muy impactantes en sus alumnos. 11.Falso consenso. Es la tendencia a sobreestimar el grado en el que otras personas están de acuerdo con nuestras creencias y comportamientos. Frecuentemente este sesgo aparece en grupos de opinión en los que la opinión colectiva es la misma que la de los individuos del grupo. De esta manera, como los miembros del grupo han alcanzado un consenso interno y raramente encuentran a alguien que dispute ese consenso, tienden a creer que todo el mundo, incluyendo las personas que están fuera del grupo, es de la misma opinión que el grupo. Por ejemplo, podemos creer que lo normal es que todo el mundo sea de izquierdas porque solo hablamos con gente de izquierdas y leemos periódicos de izquierdas.. O que como nosotros, todo el mundo en nuestra empresa piense que esta decisión es la mejor porque la hemos consensuado con unos pocos (que resulta que pìensan los mismo). La consecuencia de este sesgo es que finalmente exageramos la confianza de en nuestras propias creencias, aún cuando éstas sean erróneas o minoritarias. 11+1. Punto ciego. Y para acabar os dejamos este “metasesgo” que consiste en la tendencia a reconocer el poder de los sesgos cognitivos en los demás, pero creer que a nosotros no nos influyen tanto. Te ha afectado si te has pasado todo el artículo pensando que tu no tienes ninguno de los sesgos que hemos visto y luego añadiendo frases como: “Ves! esto es lo que le pasa a Manolito…y ya sabía yo que esto es lo que le ocurre a Pepito… Ah, mira este, como a mi jefa…”. Pues va a ser que tú también tienes sesgos, tantos o más que los demás.