Enfoque Decisiones de inversión mirando hacia adelante ¿Cómo avanzar sobre un terreno incierto? Las herramientas financieras pueden dar un marco que brinda sustento al análisis, pero es la mente del decisor la que en estos contextos puede definir el éxito o fracaso de una inversión. E Por Gastón Francese (*) s sabido que cuando se trata de inversiones, si buscamos mayores rentabilidades, inevitablemente deberemos someternos a mayores niveles de riesgo. La rentabilidad esperada y el riesgo son directamente proporcionales, y en la lógica de mercado no hay muchas maneras para quebrar esta regla. Entonces, si sabemos esto ¿por qué buscamos minimizar el riesgo? ¿No implicaría esto minimizar también la rentabilidad esperada? Los equipos de gestión y dirección de una empresa que se propone enfrentar una inversión cabalmente deberán adoptar una actitud frente al riesgo que les permita comprenderlo. Enfrentar la incertidumbre implica comprender de antemano los potenciales impactos del riesgo sobre la decisión de inversión. Esto implica. entender de qué forma los elementos no controlables del entorno pueden afectar nuestras decisiones y lograr así claridad tanto sobre aquellos resultados no deseados como también sobre las oportunidades que pudieran surgir. Pero para poder analizar el riesgo, comprender sus impactos o intentar mitigarlos, primero hay que poder detectarlo. El riesgo sobre la mesa Comprender el riesgo significa 36 prensa tomar la decisión de avanzar sobre un proyecto que se sabe de antemano que puede ser exitoso, pero que también puede fracasar con cierta probabilidad de éxito, por supuesto. Por lo general, no estamos acostumbrados a manejar el riesgo y muchas veces nos sentimos incómodos con su sola presencia, hasta el punto de adoptar, sin darnos cuenta, posturas que nos hacen sentir que lo estamos evitando y que nos movemos en un mundo cierto. El uso de promedios por ejemplo puede ser muy útil para realizar un análisis rápido de cierta estimación, pero es la mejor manera también de no mirar el espectro de resultados posibles de una decisión de inversión. Hemos diseñado innumerables técnicas para evitar hablar del riesgo de manera directa: tasas promedio de descuento, supuestos de planificación, escenarios más probables, y tantos otros mecanismos que si bien son muy útiles para simplificar un análisis, utilizados de manera desprevenida evitan también que se ponga el riesgo sobre la mesa al momento de analizar una decisión de inversión. Muchas decisiones estratégicas son basadas en supuestos que si bien pueden ser muy sólidos en sus bases de proyección, no son otra cosa que un intento determinístico de adivinar lo que puede pasar en lugar de per- mitir ver la amplitud no controlable de los resultados potenciales. Cuando los indicadores de rentabilidad no ayudan Al momento de proyectar, los costos de decisiones pasadas, si no están reconocidos como tales, podrían alterar drásticamente nuestras preferencias sobre una decisión a tomar. Es frecuente escuchar de parte de un inversor comentarios del tipo: “Como lo compré cuando cotizaba a 40, y ahora está cotizando a 30, mejor espero que vuelva a subir para no perder 10. Si cierro la posición ahora, pierdo dinero”. La evaluación de inversiones parece no estar exenta al sesgo del costo hundido. Desde ya, la práctica en la detección de este tipo de sesgos mentales prepara a ciertos decisores a tomar una decisión de negocios de una manera más clara y no contaminada con información no relevante. Al momento de evaluar un proyecto de inversión, recurrimos a indicadores que nos permitan comprender las características y la conveniencia o no de dicha inversión. Uno de los indicadores usados con mayor frecuencia es el ROI (Return on investment o Retorno sobre la Inversión), y una de sus variantes el ROCE (Return on Capital Employed o Retorno sobre el capital empleado). En ambos casos se calcula el ratio o peso de los resultados sobre la inversión o el capital empleado. Pero aquí la precaución: estos indicadores sólo son válidos si el capital no fue empleado aún o si la inversión no fue realizada. El ROI, ROCE, y muchos otros indicadores de eficiencias de la inversión, pueden ser muy útiles para una persona que quiere registrar la performance de una inversión obtenida en el pasado, pero son muy malos indicadores para tomar una decisión. Si la inversión, o parte de ella ya fue realizada, estos indicadores sólo realzarán el efecto del costo hundido, exigiendo que los resultados a obtener intenten compensar malas performances pasadas, pudiendo desviar las nuevas inversiones de las alternativas más rentables. Para una toma de decisiones libre de sesgos, este tipo de indicadores de eficiencia de la inversión, sólo deben aplicarse sobre las porciones de inversión aún no realizadas, y jamás sobre el total del proyecto. A menudo se observa que las personas caen en el sesgo del costo hundido adoptando comportamientos que terminan por generar mayores pérdidas por no reconocer un costo realizado previamente. En épocas de profundos cambios estructurales en las dinámicas de los mercados y los negocios, se torna fundamental poder limpiar nuestras mentes de las cargas del pasado para tomar las decisiones libremente, sólo pensando en el futuro de nuestro negocio. Tomar decisiones críticas de manera apresurada sin una adecuada evaluación del riesgos y de los resultados, puede llevarnos a recortar gastos o desacelerar inversiones sin una evaluación acertada, y tal vez descubrir que en el futuro se deberá invertir un monto mucho mayor al que efectivamente fue ahorrado para revertir la situación, si es que fuera posible. Un cambio de enfoque será necesario para incorporar las metodologías que fomenten los hábitos de decisión adecuados que eviten que los ejecutivos decidan basados en promedios y costos del pasado. Cada vez más ejecutivos utilizan metodologías específicas para tomar decisiones en altos niveles de incertidumbre. Estas metodologías han avanzado significativamente en los últimos años brindando hoy en día beneficios directos en los resultados. Sin embargo, la manera en que la persona ordena su decisión y establece claramente los criterios de análisis condicionará en gran medida el éxito o fracaso de la misma. (*) Gastón Francese es Director de Tandem, Soluciones de Decisión y profesor de Teoría de la decisión en la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires. prensa 37