MUJERES, PODER, SOCIEDADES Gerti Hesseling, Thérèse Locoh El imaginario occidental, del mismo modo que el de los mismos africanos, véhicula imâgenes estereotipadas de la mujer africana, entre poder y dominación, entre la idealización exaltada de la madré fecunda y generosa, y la estigmatización infamante de la joven belleza fâcil y codiciosa2... <j,Es la africana la pobre mujer sojuzgada, sometida a mutilaciones génitales, entregada al matrimonio en el momento de su pubertad, secuestrada en la casa de su marido o explotada por el en los campos?. ^0 esa mujer independiente, Ilena de vitalidad y de energîa, que administra su hogar, aporta lo esencial de los ingresos domésticos, gestiona como comerciante sagaz su puesto en el mercado y négocia con los suministradores internacionales, solidaria con sus hermanas y que organiza grupos de ayuda mutua y tontines?. Imâgenes de contraste de una realidad multiple donde se codean situaciones extremas. Pero las estadfsticas estân ahi para recordar que si hay algunas mujeres "de poder" en Âfrica, si una pequena minorla adquiere a un precio elevado una relativa autonomfa, estos éxitos no pueden esconder la situación de inferioridad, de precariedad y de dependencia de la inmensa mayona de las africanas tanto en la esfera de la producción como en la de la vida familiär, por no hablar de su acceso a la politica... La mejora del estatuto de las mujeres, la igualdad a promover entre hombres y mujeres se han convertido en pasajes obligados de todos los discursos, programas y declaraciones sobre la cuestión del désarroi lo. No podrfamos quejarnos de ello y, en Âfrica mas que en cualquier otro lugar, es évidente que los progresos a realizar en este âmbito constituyen un énorme desafîo de los próximos anos. Mujeres y desarrollo: una rénovation de las concepciones En las investigaciones sobre las mujeres y el desarrollo, segün el enfoque que prevalecfa en los anos 50 y 60 -y que en realidad sigue estando bastante extendido- las mujeres eran sobre todo consideradas en su roi doméstico y reproductive. En cuanto grupo vulnérable, pobre y pasivo, las mujeres debîan recibir asistencia de la comunidad o de organismes de protection social (welfare approach). A contra corriente, en los anos 70, el libro pionero de Esther Boserup3 puso el acento por el contrario en el rol productive de la mujer. Ella mostraba hasta que punto las preocupaciones del desarrollo economico dejaban poco lugar a los problemas particulares de las mujeres y a su participación en la actividad económica. Su anâlisis identificaba el Âfrica subsahariana como una région de agricultura femenina. Haciendo manifestarse los mécanismes de ocultación, de asignación y de explotación de la fuerza de trabajo femenina, subrayaba la especialización "sexuada" de las actividades agricolas, los hombres invirtiendo en cultives de renta mientras que el sector alimentario de autosubsistencia se devolvfa a las mujeres. Fundado en este anâlisis un nuevo enfoque de la cuestion de las mujeres, el de "la integración de las mujeres al desarrollo" (IFD), ha prevalecido durante el decenio de la mujer (1975-1985). La politica IFD se han distinguido por tres enfoques sucesivos: - el enfoque de la busqueda de igualdad (equity approach) prétende implicar a las mujeres en las actividades de desarrollo de manera que puedan beneficiarse de este tanto como los hombres. Este enfoque, ampliamente inspirado por E. Boserup, ignora, sin embargo, las relaciones de fuerza entre los hombres y las mujeres; - el enfoque "anti-pobreza" (anti-poverty approach), centrado en las necesidades de las mujeres en su actividad productiva, partïa de la hipótesis segün la cual, para conjurar la pobreza, la productividad de las mujeres debia aumentar. Pero las limitaciones debidas a los diferentes rôles y estatuto de las mujeres, desconocidos, no habïan sido tenidos en cuenta; - el enfoque "eficacia" (efficiency approach), populär a finales de los anos 70, consideraba el apoyo a las actividades productivas de las mujeres como uno de los instrumentes del proceso global de desarrollo. La politica IFD en sus diferentes manifestaciones ha sido severamente criticada4, porque tendîa a exigir una cada vez mayor participación de las mujeres en la producción, sobre todo agrîcola, sin aportarle los medios para dar su propia orientación al desarrollo. Bajo una apariencia generosa, este enfoque se ha revelado a veces como una trampa para las mujeres. Su "integración" al desarrollo podîa no ser otra cosa que una forma rejuvenecida de la tradicional explotación de que eran objeto. Desde hace algunos anos, inspirado por voces feministas sobre todo de America Latina, el enfoque "adquisición de poder" (empowerment approach) ha venido a renovar la problemética de los anos 70-80. Los defensores de esta corriente han demostrado que no se puede esperar mejorar la situación de las mujeres y promover la igualdad entre los sexos si no se cuestionan las relaciones de poder históricamente y socialmente valorizadas entre hombres y mujeres. "El objetivo de un empowerment de las mujeres, termine difîcil de traducir, que expresa a la vez el refuerzo del poder poliïico, la autonomia económica, la capacidad de ej'ercer plenamente derechos juridicamente reconocidos y el dominio del propio destino, no es solo una simple exigencia de justicia sino ademés un medio y una garantia de eficacia en la lucha para el desarrollo y contra la pobreza5. Tema difîcil en todas las sociedades el del cuestionamiento de los poderes masculines, pero que renueva afortunadamente los enfoques de los problemas de desarrollo. Es, ademâs, el fracaso o el falso éxito de acciones llamadas de desarrollo -proyectos de desarrollo rural, programas de planificación familiär o de atención primaria de salud-, el que ha provocado la reflexion sobre la cuestion central de las relaciones de género, es decir, de las relaciones socialmente construidas entre hombres y mujeres, en todos los âmbitos de la vida económica, social, afectiva6. Pékin: una ocasión aprovechada por las Africanas La actualidad internacional, la de la IV Conferencia Mundial "Paz, igualdad, desarrollo" que tuvo lugar en Pékin en septiembre de 1995, ha puesto la luz de los proyectores sobre los combates de las mujeres por la igualdad. En Àfrica, donde el tema ha permanecido largo tiempo limitado a algunos cîrculos de intelectuales severamente criticados por los hombres y por buen numero de mujeres que no querîan verse calificar de "feministas", ha habido en los diez Ultimos anos una explosion de la presencia de mujeres en la sociedad civil. Su entrada en la vida püblica ha sido mas manifiesta. Para la IV Conferencia Internacional de las Mujeres, todos los paîses han tenido que preparar informes sobre la situación de las mujeres. La Conferencia Régional Africana (Dakar, diciembre 1994) ha permitido définir una plataforma africana comün. Esta ha constituido una ocasión para encuentros entre représentantes de gobiernos y de ONG, y de apropiación colectiva, por las africanas implicadas en la preparación de Pékin, de temas que hasta entonces no habîan sido objeto de un consenso. En Pékin, hecho nuevo en relación a las conferencias anteriores, no han sido solamente las mujeres de présidentes o de ministros las que han representado a las mujeres de Àfrica sino también las delegaciones correspondientes que asocian représentantes polîticos, técnicos y militantes de asociaciones. La vitalidad de las ONG africanas, activamente apoyadas por ONG del Norte, Ha jugado un papel muy importante7. Un anâlisis comparado de todas las conferencias régionales que han precedido a Pékin résume asi las especificidades de la conferencia africana: "La plataforma de Dakar insiste particularmente en el empowerment y el rol que pueden desempenar las mujeres en todos los âmbitos, sobre todo la cultura, la familia, la socializacion y el desarrollo. El derecho de las mujeres al acceso al crédito y a la tierra se ha subrayado especialmente. Uno de los temas prioritarios es el de la situación de las ninas, las discriminaciones de las que son objeto, justificando que les preste una atención particular... Ha sido ademâs por la insistencia particular de las africanas que este ultimo tema se ha incluido en el Programa de Action final resultado de la IV Conferencia Mundial"8. Pero después de los entusiasmos de los encuentros internacionales, hay que volver a los combates cotidianos, y en Àfrica no faltan tareas, sobre todo en el terreno polftico, donde hasta el momento las mujeres han invertido poco. Las tentativas democrâticas, un lugar de expresión para las mujeres Las tentativas de democratizacion vividas en numerosos palses de Àfrica subsahariana en los albores de los anos 90, han manifestado igualmente una fuerte determinación de las mujeres a implicarse en esos cambios. Con ocasión de la liberación de la palabra que ha conllevado la celebración de conferencias nacionales y la explosion de la prensa independiente en numerosos paîses, las mujeres y sus asociaciones se han expresado como nunca lo habîan hecho antes. Han pagado un precio elevado en esta reivindicación de la democracia (han estado a la cabeza de manifestaciones en varies paîses), como lo habîan hecho, en diversas ocasiones, en los tiempos fuertes de la reivindicación anticolonial9. En esos momentos privilegiados, la reivindicación de libertad que se expresaba fuertemente y se hacia eco de su profunda aspiración a ser reconocidas por ellas mismas y como iguales (Adjamagbo-Johnson10), les ha dado la energîa para salir de sus rôles habituales. Después, a pesar del retroceso, su determinación continua alimentândose de esas experiencias. Ello se traduce por una nueva dinâmica asociativa: se crean ONG en todos los paîses y en todos los âmbitos donde las mujeres quieren luchar. Lo que es sobre todo remarcable es que las iniciativas asociativas estân dejando de limitar a las mujeres a las actividades de tipo "social" que las encerraban en su âmbito reservado de buenas esposas y buenas madrés. Estân, ademâs, mas présentes en la lucha por el respeto de los derechos cîvicos, de la igualdad de acceso a la educación y comienzan a movilizarse en el frente de la violencia contra las mujeres. En algunos palses, la practica democrâtica, incluse balbuceante, dândoles un boletin de voto ("una mujer, una voz" para parafrasear "one man, one vote") les dan un medio de expresiôn nuevo, cuyo peso ha de ser tenido en cuenta también por los hombres. Sus tentativas de récupération de estos votos son la prueba. Kafui Adjamagbo-Johnson" pone de mahifiesto la entrada de las mujeres africanas en politica. En realidad, como en todas partes, los "habitus" tienen un peso muy importante para hacer de esta entrada una fractura, pero los esfuerzos de democratización, estén todavîa llevândose a cabo o hayan sido abortados, han constituido la ocasión para las mujeres de tomar conciencia de su roi en cuanto ciudadanas. A menudo desmovilizadas de la acción estrictamente politica por la desnaturalización de los intentes democrâticos, algunas continüan situândose en el terreno de la defensa de sus derechos, situación de espéra para una nueva entrada en politica. El acceso a los medios de production: derechos siempre contestados En todo el mundo, la emancipacion jurfdica de la mujer es de fecha relativamente reciente y el proceso, ciertamente, no ha acabado todavîa. En Âfrica, la condición jurîdica de la mujer, después de haber sufrido el rêvés de la legislación colonial, en général se ha caracterizado siempre por su subordinación pero, es verdad que, casi en todas partes en Äfrica, los centros jurîdicos que se dirigen a las mujeres crecen como champinones, lo que muestra que existe una importante demanda para este tipo de servicios. El debate jurîdico se ha conducido a varies nivelés. A nivel internacional, han tenido lugar discusiones crispadas entre los defensores de la universalidad de los derechos del hombre12 que estiman que las diversidades culturales y religiosas se toman como prétexte para socavar les derechos de la mujer y les que defienden un estatuto especial para las mujeres13. El anâlisis de las legislaciones nacionales (código de familia, derecho de sucesiones, derecho del trabajo, etc.) se révéla a menudo desastroso para la mujer, y es de notoriedad publica que, en la practica, cuando estas leyes podrîan protéger los derechos de las mujeres, quedan inaplicadas o eludidas. Sin embargo, es en el nivel del terruno campesino14 donde el anâlisis de la inseguridad jurîdica de la mujer y de los importantes cambios ocurridos, se révéla particularmente instructiva.15 El derecho a la tierra y a los recursos naturales que estân directamente vinculados a esta (agua, ârboles, pastos, etc.), es una condición importante, incluso crucial, para responder a las necesidades bâsicas en los âmbitos productivo, doméstico, sociocultural y religioso. Como resultado de una competencia cada vez mas feroz por la utilización de estos recursos, el interés por los sistemas jurîdicos que deben regulär esta utilización se ha convertido en la apuesta fundamental de un desarrollo sostenible.. Sin embargo, en Âfrica los derechos de las mujeres en materia de recursos naturales eran y son siempre los menos visibles y los menos précises. Como lo dice un adagio peu!, "la tierra es un padre que no reconoce a sus hijas". En efecto, las mujeres representan una mayorîa marginalizada en cuanto a su estatuto respecto a la tierra. Su contribución a los trabajos (agrîcolas sobre todo) y a la economîa rural es muy importante y a menudo superior a la de los hombres, con variaciones locales notables. Asî, en Âfrica del Oeste, el cultivo pluvial del arroz en los bajos fondos es a menudo un trabajo totalmente femenino. Tomar en cuenta el estatuto de las mujeres respecto de la tenencia de la tierra (en un sentido amplio) solo tiene sentido en relación al roi que desempenan en los sistemas de producción. Numerosos estudios de caso muestran que el estatuto de las mujeres respecto de la tenencia tierra, segün las reglas y prâcticas locales, es globalmente negativo16. La agricultura constituye la actividad principal ejercida por las mujeres. El modo mas frecuente de acceso a la tierra agrfcola continua siendo la asignación de tierras a las mujeres casadas por la familia del esposo. Como dice Georgette Konaté para las mujeres burkinabesas: "Gênera/mente considerada como "extradera en suspenso" por su propia familia y "extranjera" verdadera en el linaje que la recibe, la mujer no puede pretender poseer y contrôler un bien tan inestimable como la tierra"17. Las mujeres no tienen, por tanto, derecho mas que al usufructo cuya duración dépende de la del matrimonio: las tierras se les quitan en caso de divorcio y, a menudo, en caso de muerte del esposo. ^Como pueden ellas, en estas condiciones de precariedad, proyectarse en el future y aprovechar a largo plazo un medio de producción que puede séries retirado en todo momento?. Por todas partes en Âfrica, los campos de las mujeres son mas pequenos y de menor calidad que los de los hombres. Ellas continûan trabajando con utiles tradicionales rudimentarios y tienen a menudo dificultades para movilizar inversiones. Los rendimientos de sus parcelas son, por tanto, bastante débiles18. En los nuevos ordenamientos, en particular en los perîmetros irrigados, el Derecho juega claramente en contra de las mujeres. La exclusion de las mujeres de los grandes perîmetros es la régla. Ejemplos como el de Jahally-Pacharr en Gambia19 donde las reglas del proyecto, desarrollado sin embargo a favor de las mujeres, conducîan a su marginalización por los jefes de familia (hombres), son numerosos. Los derechos relativos a otros recursos naturales distintos de la tierra (agua, ârboles, pastos), apenas estân mejor garantizados para las mujeres. Sin embargo, las actividades femeninas ligadas a los recursos naturales estân muy diversificadas y aportan a veces contribuciones importantes a los ingresos domésticos. Generalmente, los ârboles son utilizados por las mujeres para la alimentación, la farmacopea y la lefia para el fuego. Como el derecho a los ârboles esta estrechamente ligado al derecho sobre la tierra, no es de extranar que los derechos de las mujeres a los ârboles sean en général discriminatorios y estén mal definidos. En cuanto al derecho de plantar ârboles, las mujeres estân habitualmente excluidas, por una parte, por el hecho de que tal acto esta considerado como un acto de apropiación de la tierra20, pero, igualmente, a causa de los numerosos tabues que rodean esta actividad. Una mujer que planta un ârbol no podrâ tener hijos, su marido podrâ morir por ello y la madera de tal ârbol sera mala para la construcción21. Jurîdicamente, el acceso de las mujeres al agua plantea pocos problemas particulares, salvo en los perîmetros irrigados. Ahf, la degradación del medio ambiente ha agravado seriamente su situación en relación al agua: penuria de agua doméstica, insuficiencia hidrâulica de los pueblos, dificultad de encontrar agua por arrancar los jardines o por abrevar a los animales confiados a su cuidado. Ademâs, las mujeres estân todavîa escasamente asociadas a la gestion de recursos de agua. En fin, aunque el roi de las mujeres en el pastoreo sigue siendo ampliamente desconocido, en algunas regiones y entre algunas etnias, lo practican sistemâticamente. Entre las mujeres peu/es, el pastoreo es incluso su ocupación principal. Asî, en la quinta région de Malî, no es el derecho a la tierra lo déterminante para las mujeres peu/es; sus ingresos dependen principalmente de sus derechos a los productos lâcteos. Recientemente, los cambios sobrevenidos en la economîa pastoral y la pérdida de ganado han perjudicado seriamente esos derechos lâcteos, ya que los pastores se han orientado cada vez mas hacia el engorde y la venta de ganado en detrimento de la producción léchera. De ello résulta no solamente una pérdida de ingresos para las mujeres, sino también una érosion importante de su roi en las relaciones sociales que mantienen, entre otras, gracias al ganado y a la lèche22. Este balance negativo se refuerza aun mas cuando se mira el impacto de las legislaciones modernas sobre el estatuto de las mujeres, aunque esas leyes sean siempre "sexualmente neutras". En algunos casos, la legislación va en contra de las prâcticas locales mas ventajosas, y la situación de la mujer se détériora aun mas. La expansion de la propiedad privada -una evolución comenzada ya en el perîodo colonial y que el Banco Mundial ha avalado estos Ultimos afios en muchos Estados africanos, donde la privatización de la tierra no ha sido todavîa institucionalizada- juega ampliamente en favor de los hombres, sobre todo de aquéllos que pertenecen a la élite, en detrimento de las catégories pobres y de los que tienen derechos secundarios, que son las mujeres. Un ejemplo: la législation senegalesa concerniente a las comunidades rurales muestra cómo una disposition aparentemente neutra tiene, de facto, un efecto negativo sobre la représentation femenina en las instancias de décision sobre la tierra. Segun esta ley, un tercio de los consejeros rurales debe estar constituido por représentantes de cooperativas existentes en la comunidad rural. Sin embargo, actualmente las cooperativas ya no son las organizaciones campesinas mas extendidas; son sobre todo los grupos de mujeres y sobre todo los grupos de interés económico. No menos de 3.400 agrupaciones femeninas, oficialmente reconocidas, son privadas del acceso a las responsabilidades comunitarias para defender sus intereses. En 1994, de los 317 consejos rurales de Senegal, uno solo tenîa una mujer a la cabeza, y de alrededor de 4.000 consejeros en el pais, el numéro de mujeres alcanzaba difîcilmente la média docena. Este anâlisis de los estatutos de tenencia de la tierra de las africanas en diferentes contextos, se ha convertido, a nuestro pesar, en una cadena de constataciones negativas, haciendo de la mujer la vîctima tanto de las prâcticas locales como de las leyes nationales, sobre todo en el medio rural, donde su supervivencia y la de sus hijos, dependen del acceso a los recursos naturales. Catherine Goislard23, analizando las prâcticas sobre la tierra en Banfora (Burkina Faso), demuestra por otro lado, que la situation no es mejor en lo que concierne el acceso al suelo urbano. <j,Es esta una razón para compadecerse de la suerte de las mujeres?. Sobre la base de la mayor parte de los estudios de caso, estarîamos inclinados a ello. Pero hay tendencias recientes prometedoras. En primer lugar, el hecho de que los aspectos jurîdicos de la situation femenina retienen cada vez mas la atención de los investigadores y de las agencias de desarrollo, que consagran a ello estudios sistemâticos24. Las soluciones preconizadas por los expertes en la materia no son, sin embargo, unanimes. Los juristas "puros y duros" cantan en el coro del Banco Mundial: hay que favorecer la obtention de titulos privados de propiedad para las mujeres. Los que consideran la tierra como un "hecho social total" maussiano buscan respuestas jurldicas mas originales y mas dinâmicas, es decir, mas próximas del derecho de la practica y, por tanto, referidas a representaciones antropológicas mas endógenas que occidentales25. Mas importante todavîa, las mujeres se avienen cada vez menos a sufrir pasivamente la dégradation de su estatuto en relation a la tierra y de su estatuto socioeconómico y expresan cada vez mas reivindicaciones sobre la tierra colectivas e individuales. En Gambia, por ejemplo, las mujeres negocian paso a paso con los propietarios la plantation de ârboles en sus parcelas hortîcolas26 y en Burkina Faso, los proyectos de gestion de los terrenos han abierto a las mujeres el acceso a campos colectivos27. En todos los âmbitos, se constata la voluntad de las mujeres de utilizar nuevas armas para negociar con los detentores de poderes, los medios para ser mas autónomas. Es verdad en el âmbito económico, a pesar de la crisis multiforme que alcanza a todos los paîses, es verdad en el âmbito del matrimonio y de la reproduction donde las prâcticas estân en plena mutation. Es verdad también, en una menor medida, de la participation de las mujeres en la estera politica. El acceso a la escuela es la primera de estas armas en manos de las mujeres, pero ahî también, la desigualdad es la régla. La escolarización, a pesar de todo Ha habido un crecimiento râpido de la escolarización en las nuevas generaciones femeninas que alcanzan hoy la edad adulta y un mayor numéro de ellas han alcanzado el nivel secundario. Algunas cifras de la UNESCO28: en 1979, solamente el 13% de las mujeres de 15 y mas anos estaban alfabetizadas en Àfrica subsahariana, en 1990 lo estaban el 36%. En lo relativo a la ensenanza secundaria, el 2% de las ninas de esa edad estaban inscritas en 1965, el 5% en 1979, el 14% en 1985 y el 16% en 1991. Estâmes todavîa lejos de lo deseable y las desigualdades entre los sexos todavîa daman, pero los progresos estân ahî, a pesar del crecimiento râpido de la población. Segûn las estadisticas de la UNESCO se esta dando evidentemente, en este tiempo de crisis, una ralentización del potente movimiento de escolarización de los decenios de-1960 a 1980, e incluso a veces una desescolarización bruta. Pero contrariamente a lo que podïamos esperar, el movimiento de recuperación de las ninas, salvo en algunos paîses, se mantiene. Las desigualdades no han desaparecido pero continüan atenuândose29, la vuelta atrâs hacia una escolarización secundaria mas discriminatoria de cara a las ninas no se ha producido desde el principio de los anos 80. En el conjunto de los paîses para los que se dispone de estadïsticas la relation de ferninidad (efectivo de chicas en relación al efectivo de chicos) en secundaria ha pasado de 44% en 1970 al 55% en 1985 y al 67% en 1991. Sin embargo, la escuela no es la Have de todos los progresos en materia de igualdad. Y Lebeau, en su anâlisis de la relation entre estudiantes varones y mujeres en el campus de la universidad de Ibadan, muestra bien toda la ambivalencia que perdura en las relaciones entre los jóvenes y las jóvenes, incluso los mas instruidos, ambivalencia que no esta ligada solamente a los referentes tradicionales de domination de los hombres sobre las mujeres sino también a su estatus social. Es decir, incluso en la formation de élites, no se ha ganado nada en la promotion de relaciones mas equilibradas entre hombres y mujeres. El incremento de la escolarización es, en parte, al menos, el corolario del fuerte movimiento de urbanización que ha conocido Äfrica subsahariana desde 1960. La población urbana ha pasado del 17% hacia 1960 al 35% en 1990. La ciudad es un lugar privilegiado de aprendizaje de nuevos rôles familiäres, profesionales, sociales. La ciudad da a las mujeres oportunidades de actividades informales y de micro-beneficios, y las ninas tienen mas posibilidad de accéder a la escuela. Junto a la imagen de la ciudad como "lugar de perdition" (el estereotipo de la joven mujer rural que se prostituye en la ciudad no es falso, pero existen tantas otras situaciones...), hay que hablar también de la ciudad "lugar de emancipación", donde numerosas mujeres desarrollan su autonom ia y sus talentos y ejercen solidaridades muy vivas en el seno de multiples asociaciones. Son numerosas las que ahî se convierten, por elección o por necesidad, en jefes de familia y responsables de una parte importante de la población. En Camerün, en Togo, en Ghana, mas del 20% de los hogares estân bajo la responsabilidad de una mujer, segün los censos, situación que las migraciones masculinas, las separaciones de union y las uniones polîgamas con residencia separada de las esposas, hacen mas frecuente hoy30. Y numerosas madrés de familia, sin ser estadîsticamente "cabezas de familia", lo son en los hechos. La crisis económica: las mujeres planten cara En la ciudad, las mujeres invierten en nuevos campos de expresiôn, fortalecen su autonomîa en algunos âmbitos, pero es a un alto precio, y numerosas son las vfctimas que ven deteriorarse su situación bajo el efecto de la crisis de multiples facetas: económica, politica, social, epidemiológica. A causa de la separación de las actividades y de los ingresos masculines y femeninos la crisis alcanza de manera diferente a unos y a otras. Algunos estudios denuncian los efectos negatives de los programas de ajuste estructural sobre lo que se llama pûdicamente "grupos vulnérables"^ en cuyas primeras filas se encuentran evidentemente las mujeres de numerosos sectores31. En el mercado del empleo, los tiempos difîciles de la crisis engendran una cornpetencia particularmente dura entre nombres y mujeres. En la producción agrîcola, el acceso a la tierra esta sujeto a conflicto. En ciertas actividades lucratives, las mujeres se ven disputar âmbitos que antes se les habfan concedido, y donde habfan adquirido situaciones envidiables. En el âmbito del empleo moderno, su débil implicación no les ha impedido estar mas a menudo amenazadas por despidos y el crecimiento esperado de su participación en este sector no se ha producido. Las mujeres estân cada vez mas implicadas en las actividades de supervivencia de su familia y, para hacerle frente, aceptan condiciones de trabajo y de remuneración muy desfavorables32. Sin embargo, con la quiebra de la economia formai y la escasez de recursos e ingresos, la increfble actividad de las mujeres africanas ha adquirido mas relevancia incluso a los ojos de los dirigentes urbanos y de los expertes en ajuste estructural, de tal manera que en lo cotidiano no se esperaba menos que familias enteras "coyunturadas" por el despido del cabeza de familia continuaran sobreviviendo gracias a la actividad a menudo informal de las esposas y las jóvenes. A veces, las actividades "menospreciadas" que se dejaban a las mujeres se han convertido en tan atractivas que los hombres ha intentado recuperarlas. Pero las mujeres se resisten a ello. El sector agrîcola absorbe el 76% de la mano de obra femenina. Sus actividades en el sector, a las cuales se suman, como lo hemos visto mas arriba, otras muchas actividades silvo-pastorales, estân consideradas, sin embargo, como marginales e infra-representadas en las cuentas nacionales. En el marco de las polîticas de ajuste estrutural, las medidas preconcebidas por el Banco Mundial a favor de los cultivos de renta (masculinos) y la apropación privativa de las tierras (que se hacen también en la mayor parte de los casos en favor de los hombres) son desfavorables a las mujeres. Su gran problerna continua siendo la precariedad de su acceso a las tierras y a los insumos que suponen un ingreso monetario (ver mas arriba). Pero las evoluciones no siempre han ido en su detrimento. El ingenio y la tenacidad de las mujeres de! mundo rural es tal que, en algunas situaciones, saben superar los handicaps y sacar ventaja de su saber-hacer. Estaban confinadas a los cultives de supervivencia33... Han hecho de ello una especialidad y han sabido invertir oportunamente en los nuevos mercados urbanos donde los bienes alimenticios se han convertido en "mercaderfa". El sector informal es el âmbito de elección de las mujeres. Siempre han sabido detectar ahi la minima oportunidad, pero la disminución de las masas salariales ha alcanzado de Ileno su clientela solvente que limita lo mas posible los gastos no indispensables para la supervivencia de la familia. Sin sorpresa, en este sector las mujeres estân peor remuneradas y tienen estatutos todavîa mes precarios que sus homólogos masculinos. Incluso ahî, los hombres ocupan los espacios mas rentables34... que a menudo habfan sido descubiertos por las mujeres. Pero en algunos sectores las mujeres tienen todavîa un casi monopolio ligado a su experiencia y a su competencia. Lo que les impide sacar plenamente provecho de su especialización en ciertas filiares, es la falta de control de todos los eslabones que van de la producción al consumo, y su dificultad de accéder a las esferas de décision donde podrîan defender sus intereses. En la producción agrîcola como en el sector informal, detentan partes enteras de la economîa sin beneficiarse de ninguna infraestructura. No hay mes que ver el estado de détériora de los mercados y de los medios de transporte para accéder a ellos... Con muy raras excepciones, no tienen acceso al crédito, incluso aunque numerosos operadores sobre el terreno convienen en reconocer la capacidad de las mujeres para gestionar, mucho mas rigurosamente que los hombres, los préstamos que se les conceden. En cuanto al sector moderno, las mujeres tienen menos acceso a él que los hombres, ya que estas han tenido menos posibilidades de ir a la escuela. Los recientes efectos de las restricciones presupuestarias y el desplome del empleo asalariado en las ciudades, les afectan, por tanto, en menor numéro que a los hombres. Sin embargo han estado, proporcionalmente, mas afectadas que éstos por los despidos35 y muchas mujeres jóvenes que hubieran podido pretender empleos asalariados "modernos" se han visto obligadas a replegarse al sector comercial informai. La supresión de los empleos masculinos alcanza directamente e indirectamente a las esposas, a las madrés, a las hijas. Numerosos hogares, en los Ultimos diez anos, se han encontrado de repente mantenidos ünicamente por un ingreso femenino que el hombre consideraba hasta entonces despreciable, incluso si servia ya ampliamente para Ilenar su plato... Se oye a veces a los hombres confesar: "Es porque ellas estàn aquî que nosotros podemos estar todavîa aquî" La familia, tfallas en el edificio patriarcal? Otro âmbito donde se juega el future de las relaciones entre hombres y mujeres es el de la familia, donde los rôles se redefinen, a pesar de la resistencia de las normas patriarcales que rigen la mayor parte de las sociedades de nuestros dfas. Las opiniones y las normas de hoy sobre el estatuto de las mujeres estân todavia fuertemente marcadas por las normas de ayer, fundadas sobre una especificidad muy fuerte de los rôles de cada sexo y marcadas por la inferioridad de las mujeres. Con la lectura del articule de Simon Yana, que habla de las sociedades de Camerûn36, se miden las ambiguedades de los discursos sobre el lugar de las mujeres, a la vez "dueiïas" del espacio doméstico y fuertemente sumisas a los hombres. Las prerrogativas que son concedidas a algunas de ellas en la vida de los grupos familiäres, son a menudo un medio para que los hombres aseguren mejor su propio poder. Pero la escolarización, el acceso a la ciudad y las redes familiäres que mantienen los vmculos entre ciudad y campo, las evoluciones del empleo tras la crisis económica, todos estos cambios, estân claramente minando los equilibrios anteriores. Las relaciones entre hombres y mujeres estân en el primer piano de las certezas cuestionadas. Con la crisis de las economfas que es también una crisis de sociedades, las mujeres estân en primera Ifnea para resolver las dificultades de la supervivencia cotidiana de su célula familiär, pero esto lo han hecho siempre... Es su roi y las valoriza. Los hombres, en cuanto a ellos, cuando estân confrontados a pérdidas de ingreso o de empleo hay muchos en este caso- son afectados en su "condición masculina"37. Si ya no pueden satisfacer sus obligaciones prescritas de cara a la familia, sus obligaciones de prestigio, es su estatuto el que se encuentra profundamente cuestionado. De hecho, la toma de la palabra por las mujeres, su dinamismo economico, incluso su eventual acceso a un mejor control de su fecundidad, pueden parecer a algunos como una amenaza. Algunos indicadores demogrâficos, en particular, ponen en evidencia las transformaciones en curso: retraso de la edad de matrimonio en las ciudades, nuevas formas de union, descenso en la fecundidad, migraciones cada vez mas frecuentes, son todos barómetros de esas transformaciones que conciernen la esfera publica de la vida social tanto como la esfera privada de la vida doméstica. Si, en los pueblos, prédomina la impresión de estabilidad de los comportamientos, en la ciudad los jóvenes se casan mas tarde y las chicas acceden un poco mas tarde también a la maternidad, lo que les permite abordar sus responsabilidades de adultas con mayores posibilidades de autonomîa y de negociación son sus cónyuges. La diferencia de edad en el primer matrimonio entre los sexos sigue siendo elevada y constituye, sin embargo, un factor de mantenimiento de relaciones discriminatorias entre maridos y esposas. Mas importantes pueden ser las tasas de poligamia, que apenas parecen verse afectadas en el campo, pero que probablemente comienzan a estarlo en la ciudad, donde la poligamia se vive cada vez mas sin residencia conjunta. Hemos visto en la prensa independiente articules alabando los efectos positives de la crisis sobre la fidelidad de los maridos: "Viva la devaluación del franco CFA... que impide a nuestros maridos tener los medios para "vagabundear"", deda una mujer de Malf38. Es por su fecundidad que las africanas adquieren en su sociedad un estatuto prestigioso y su mayor autonomîa pasa por el control de esa fecundidad. Porque los ninos sobreviven en un mayor numéro, porque la aspiración a la escuela se ha convertido en général y porque las esperanzas de una vida mejor ligada a una numerosa descendencia han sido criticadas severamente por la situación de crisis, numerosas mujeres, sobre todo en las ciudades, desean hoy controlar mejor su fecundidad. Los servicios puestos a su disposición para planificar su familia son todavia muy insuficientes en cantidad y en calidad, pero, sin embargo, se constata, por todas partes en las ciudades, y en algunos paises, hasta en los medios rurales, una baja progresiva de la fecundidad39 Ahî esta el signo de que las mujeres cambian ellas mismas de comportamiento. Aunque son poco numerosas las que adoptan la planificación familiär moderna, actuan (con mayor o menor eficacia) sobre su fecundidad: separaciones temporales de sus cónyuges, abstinencia, medicamentos "de mercado" y desafortunadamente recurso al aborto40... Todos estos cambios son todavfa moderados pero la tendencia es lo suficientemente generalizada para que se pueda esperar una redefinición de los rôles femeninos en la vida doméstica (Locoh, 1996). En las relaciones entre hombres y mujeres, se puede pensar que dos modelos (mas o menos nuevos) tomarân importancia, segün las opciones de los individuos o las normas que serân privilegiadas en los diferentes contextos. El primera resultana de una individualización de la vida adulta que se traducirîa por una monoparentalización acentuada y familias matricentradas, modelo que existe ya, por otro lado, en numerosas sociedades. La poligamia es un potente factor de individualización de las estrategias de las mujeres. Tendremos entonces un numéro creciente de células matricentradas donde las mujeres se batirân por la supervivencia cotidiana con todas las consecuencias adversas que ello pueda conllevar para ellas mismas, para la educación de sus hijos y para "la estima de sï" de los hombres que las rodean. Este modo de vida, mas a menudo vivido por obligación que por una libre elección, esta ya muy présente en las sociedades africanas. Otra tendencia comienza a émerger, la de las relaciones mas solidarias entre hombres y mujeres41. A menudo précédentes de medios educados pero poco favorecidos económicamente (pequenos empleados, enfermeras, maestros...), se forman parejas que no apuestan mas por un éxito social y economico rapide, como lo han hecho las élites de la generación de la independencia. Cuentan con el éxito de la familia y sobre todo el de sus hijos, cueste lo que cueste. El apoyo a las actividades de las mujeres, reconocida como un elemento indispendable del ingreso familiär, la escolarización larga de los hijos y la atención a su salud se convierten en preocupaciones esenciales para el esposo y no solamente para la esposa. El presupuesto familiär comienza a ser objeto de negociación intra-conyugal y, en esta perspectiva, la cuestión del "proyecto de descendencia" se intégra naturalmente. Estas parejas existen. Hay que observar estos nuevos modelos, lejos de referencias tradicionales (poder de los hombres, sumisión de las mujeres...), lejos también de referentes occidentales. LLevan la semilla de nuevos modelos de relación, una nueva gestion de recursos economicos, sociales, pero también -y no es lo menos importante- afectivos. Desde las independencias, se han producido en la vida de las sociedades africanas, a la vez cambios de largo plazo -acceso mejor (o menos malo) a la escuela, insertion en las ciudades, baja de la mortalidad de los ninos- y, mas recientemente, trastornos ligados a la crisis económica y social profunda del subcontinente. Las mujeres de hoy estân en el corazón de esas evoluciones que, imponiendo restricciones fuertes (tanto en el piano económico como en el demogrâfico), harân inéluctables nuevas adaptaciones, a la vez en lo que concierne a la production de riquezas, su reparto y su gestion y en lo referente a la reproduction. Los equilibrios (o desequilibrios) socialmente valorados entre los individuos segun su estatuto -jóvenes o viejos, hombres o mujereshan sido ya profundamente afectados. Podemos temer que la crisis refuerce las desigualdades existentes. El acceso a la éducation, la insertion en la production, la puesta a disposition de infraestructuras de salud son âmbitos donde la crisis puede socavar siempre los progresos anteriores. Cuando las polîticas de estabilización y de ajuste estructural liberan al estado de la obligation de prestar los servicios sociales, es la mano de obra femenina la que absorbe los costes sociales. Cuando las madrés estân sobrecargadas de trabajo, llaman a su hija42. Las mujeres africanas sufren una doble sujétion, la de su sociedad, donde son valoradas segun las normas que mantienen su inferioridad y su sumisión, y la que el desorden económico international impone a las economfas en las cuales ellas intentan sobrevivir y hacer sobrevivir a los suyos. Hay que reconocer que las redefiniciones que pueden producirse, y que son deseables, en las relaciones "socialmente construidas" entre hombres y mujeres no serân suficientes para superar los obstâculos que se erigen en la reivindicación de igualdad de las mujeres. Los Estados africanos estân subyugados por una situation económica international que anula los enormes esfuerzos de los simples productores. Las parejas, los grupos sociales, los operadores económicos, viven una situation comün de agresión en la que las mujeres son las primeras vfctimas. Con ocasión de la Conferencia de Pékin, se ha insistido en la necesidad de no aislar mas los temas relatives a las mujeres y de hacer de la igualdad entre los sexos una preocupación transversal de todos los émbitos del desarrollo, y ello partiendo de un anâlisis de las relaciones de poder entre éstos. 1 Artîculo traducido por Irene López Méndez del original en Francés: "Femmes, pouvoir, sociétés". En: Politique Africaine, n° 65, marzo 1997, pp. 3-20. 2 Ver COQUERY-VIDROVITCH, C. Les Africaines. Histoire des femmes d'Afrique noire du XIX au XX siècle. Paris, Desjonquères, 1994, p. 8. 3 BOSERUP, E. Women's rôle in économie development. New York, St. Martin's Press; aparecido en Francés en 1983, La femme dans le développement économique, Paris, PUF, 1970. Nota de la traductora: en espanol el libro se publicó en 1993: La Mujer y el Desarrollo Económico. Ed. Minerva, Madrid, 1993. 4 LYCKLEMA A NIJEHOLT, Geertje. "The fallacy of intégration: thé UN strategy of integrating women revisited". Netherlands Review of Development Studies, vol. 1,1987. 5 BOZON, M. "Pékin: Utilités et limites d'une conférence mondiale". Chronique du CEPED, n° 19, 1995, pp.4-6. 6 LOCOH, Th., LABOURIE-RACAPÉ, A. y TICHIT, Ch., (éd.). Genre et développement: des pistes à suivre, Paris, CEPED, 1996, 154 p. 7 Recordemos las prioridades presentadas en Pékin por la Conferencia Africana de Dakar. Estas traducen bien la jerarqufa de urgencias de los gobiernos y ONG en Âfrica: 1) Pobreza de las mujeres, seguridad alimentaria insuficiente y marginalización económica, 2) Acceso insuficiente a ia educación, a la formación, a las ciencias y a la tecnologîa, 3) Roi esencial de las mujeres en lo concerniente a la cultura, la familia y la socialización, 4) Mejora de la salud de las mujeres y de su propia salud genésica, comprendida la planificación de la familia y los programas integrados, 5) Roi de las mujeres en materia de gestion del medio ambiente y de los recursos naturales, 6) Participación de las mujeres en los procesos de paz, 7) Acceso de las mujeres al poder politico, 8) Derechos de la persona y derechos legales de las mujeres, 9) Producción estadîstica de datos desagregados por sexo, 10) Mujeres, comunicación e información, 11) Acceso a un tratamiento equitativo de las nifias. 8 LABOURIE-RACAPÉ, A. "La quatrième conférence mondiale sur les femmes, priorités et enjeux des programmes internationaux", in LOCOH, Th., LABOURIE-RACAPÉ, A. y TICHIT, Ch. (éd.), op. cit., p. 88. 9 Ver: COQUERY-VIDROVITCH, C., op. cit. 10 Nota de la traductora: la autora se refiere al artîculo: "Le politique est aussi l'affaire des femmes". En: Politique Africaine, n° 65, marzo 1997, pp. 62-73. 11 Op. cit., nota 9. 12 Para alguien que, en su lengua materna conoce palabras diferentes para "el ser masculino" y "el ser" la expresión derechos del nombre siempre hace estremecerse un poco. Nota de la traductora: aunque en espanol se utiliza la expresión "derechos humanos", en francés se utiliza "derechos del nombre", de ahî la preocupación de la autora sobre la utilización del "ser masculino" para enunciar los derechos humanos. 13 E. Le Bris habla de la "Santa Alianza", el Vaticano e Iran a la cabeza, que impone sus puntos de vista sobre los derechos de las mujeres y el respeto de los valores religiosos (Politique africaine, n° 64, p. 145). Mas en général, ver: BEYANI, C. "Toward a More Effective Guarantee of Women's Rights in thé African Human Rights System", in COOK, R. (ed.), Human Rights of Women: National and International Perspectives, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 1994, pp. 285-306. 14 El terrufto campesino se aplica a una hacienda cuyos limites son reconocidos por una comunidad agraria dada, que explota y utiliza esa zona para su bienestar. 15 Hemos utilizado para esta parte extractos de un informe realizado en 1994 por el Club de Sahel titulado "El territorio y la gestion de los recursos naturales en el Sahel", bajo la dirección de Gerti Hesseling y Boubakar M.Ba ; ver asimismo MONINART, M. Femmes du Sahel. La désertification au quotidien, Paris, Karthala y OCDE/Club du Sahel, 1989. 16 A pesar de algunos raros ejemplos donde, en contextes muy précises, las mujeres son propietarias de tierras y pueden legarlas a sus herederos, ninas o ninos; cf. NFUNA WANALWA; B. Indigenous Knowledge and Naturel Resources, Nairobi, Acts Press, 1989, que describe el ejemplo de las mujeres akamba en Kenya. 17 KONATÉ, G. Femme rurale dans les systèmes fonciers au Burkina Faso. Cas de l'Oudalan, du Sanmatenga et du Zoundweogo, Ouagadougou, Ambassade royale des Pays-Bas, 1992, p. 23. 18 DROY, I. Femmes et développement rural, Paris, Karthala, 1990. Ella da las cifras siguientes: en 1978 los hombres producîan entre 1.100 y 1.359 kf/ha de cacahuètes y las mujeres entre 650 y 980 kg/ha (p. 87). 19 CARNEY, J. "Struggles over Land and Crops in an Irrigated Rice Schema; The Gambia", in DAVIDSON (éd.). Agriculture, Women and Land: The African Expérience, Boulder, Westview Press, 1988, pp. 59-78. 20 RAINTRÉE, J. B. (ED.), Land, Trees and Tenure. Actas de un seminario internacional sobre cuestiones relativas a la tierra en agroforesterîa, Nairobi y Madison-Wisconsin, ICRAF y Tenure Center, 1987. 21 CHAVANGI, N. "Agroforestry Potentials and Land Tenure Issues in Western Kenya", 1987 (in RAINTREE, B., op. cit.), da ejemplos de tabus existentes en la région de Kakamega en Kenya. 22 DE BRUIJIN, M. y VAN DIJK, H. Arid Ways: Guttural Understandings of Insecurity, in Fulbe Society, Central Mali, Amsterdam, Thela Publications, 1995, pp. 165-166, 281, 368-369, 410427. 23 GOISLARD, C. "Des femmes en quête de droits sur la terre; l'exemple de la zone sahélienne", in LOCOH, Th., LABOURIE-RACAPÉ y TICHIT, Ch. (éd.), op. cit. 24 Ver, entre otros, los numerosos documentos del Banco Mundial, de los que solo citamos los tres estudios redactados en 1992 por Doris Martin y Fatuma Omar Haahi: "Law as an Institutional Barrier to thé Economie Empowerment of Women"; "Gender, thé Evolution of Légal Institutions and Economie Development in Sub-Saharan Africa"; "Women and Development: The Légal Issues in Sub-Sahara Today", Working Papers. Después de Pekîn, la cooperación holandesa ha solicitado un estudio sobre los derechos de las mujeres ligados a los recursos naturales: VON BENDA-BECKMANN, Keebet et al. "Rechten van vrouwen op de natuurlijke hulpbronnen land en water", Wageningen/La Haya, IAC/DGIS, 1996. 25 Ver Politique Africaine, "Le Droit et ses pratiques", n° 40, 1990. 26 FREUDENBERGER, M. S. (éd.). Institutions and natural Resource Management in The Gambia: A case Study of the Foni Jarrol District, Madison-Wisconsin, Land Tenure Center, 1993. 27 FAURE, A. Perception de l'approche Gestion de terroirs par les populations rurales au Burkina Faso, Ouagadougou, PNGT/CCCE, 1992. 28 UNESCO. Rapport mondial sur l'éducation, Paris, 1991. LOCOH, Th. "Changement des rôles masculins et féminins dans la crise: la révolution silencieuse". En: COUSSY, J. y VALLIN, J. (eds.). Crise et population en Afrique, pp. 445-470. Paris, CEPED (Les études du CEPED, n° 13) 30 Ver PILON, M. "Les femmes chefs de ménage en Afrique, état des connaissances". En: BISILLIAR, J (dir.). Femmes du Sud, chefs de famille, Paris, Karthala, 1996. 31 PALMER, I. Gender and population in thé adjustment of African économies: Planing for change, BIT, Women, workand development, 19, Ginebra, 1991,185 p. 32 OPPONG, Ch. y WERY, R. "Women's rôles and démographie change in Sub-Saharan Africa". Liège, IUSSP, 1994, 36 p (Policy and Research Papers, n° 5) (p. 22). Ver también BISILLIAT, J. (bajo la direccion de), Relations de genre et développement, Femmes et sociétés, ORSTOM, "Colloques et seminaries", 1992, 326 p. 33 CHALÉARD, J. L. L'essor du vivrier marchand: Un contre-modèle aux marges du modèle ivorien, Gidis-Ci, ORSTOM, Abidjan, 1994 (Communication au colloque international Gidis-Ci, ORSTOM, "Crise, ajustements et recompositions en Côte d'Ivoire: la remise en cause d'un modèle", Abidjan, 28 noviembre - 2 diciembre 1994). 34 DIAL, DSCN, Consommation et conditions de vie des ménages à Yaoundé, République du Cameroun, ministère du Plan et de l'Aménagement du territoire, Premiers résultats, diciembre 1993. 35 OIT. Rapport sur l'emploi en Afrique, 1990. Programme des emplois et des compétences techniques pour l'Afrique (PECTA), Addis-Abeba, Programme mondial de l'emploi, 1990. 36 Nota de la traductora: La autora se refiere al articule "Statuts et rôles féminins au Cameroun". En: Politique Africaine, n° 65, marzo 1997, pp. 35-47. 37 Ver por ejemplo SILBERSCHMIDT, M. "Rethinking men and gender relations, an investigation of men, their changing rôles within the household, and the implications for gender relations in Kisii district, Kenya". Center for development research, CDR project paper, 1991, n° 16. 38 Ver SANGARÉ, B. "Avec la dévaluation, la polygamie devient un luxe". Les Échos, Bamako, julio 1995. 39 LOCOH, Th. y MAKDESSI, Y. "Baisse de la fécondité: la fin de l'exception africaine" Chronique du CEPED, 1995, n° 19. 40 Habria que hablar también de las campanas de sensibilizacion en la lucha contra el SIDA que integran el tema de la autonomîa femenina y del derecho a rechazar relaciones sexuales no elegidas y con riesgo. 41 ALAIN, M. "Les structures familiales à l'épreuve de l'individualisation citadine". En: PILON, M., LOCOH, Th., VIGNIKIN, K. y VIMARD, P. (eds.). Ménage et famille: approches de dynamiques contemporaines. Paris, CEPED (Les études du CEPED, n° 15). 42 Ver FALL, y. "Analyse économique des relations de genre en Afrique subsaharienne". Dakar, nota multigrafiada, 1997, 3 p. 29