MUJERES, PODER, SOCIEDADES

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MUJERES, PODER, SOCIEDADES
Gerti Hesseling, Thérèse Locoh
El imaginario occidental, del mismo modo que el de los mismos africanos,
véhicula imâgenes estereotipadas de la mujer africana, entre poder y
dominación, entre la idealización exaltada de la madré fecunda y generosa, y
la estigmatización infamante de la joven belleza fâcil y codiciosa2... <j,Es la
africana la pobre mujer sojuzgada, sometida a mutilaciones génitales,
entregada al matrimonio en el momento de su pubertad, secuestrada en la
casa de su marido o explotada por el en los campos?. ^0 esa mujer
independiente, Ilena de vitalidad y de energîa, que administra su hogar, aporta
lo esencial de los ingresos domésticos, gestiona como comerciante sagaz su
puesto en el mercado y négocia con los suministradores internacionales,
solidaria con sus hermanas y que organiza grupos de ayuda mutua y tontines?.
Imâgenes de contraste de una realidad multiple donde se codean situaciones
extremas. Pero las estadfsticas estân ahi para recordar que si hay algunas
mujeres "de poder" en Âfrica, si una pequena minorla adquiere a un precio
elevado una relativa autonomfa, estos éxitos no pueden esconder la situación
de inferioridad, de precariedad y de dependencia de la inmensa mayona de las
africanas tanto en la esfera de la producción como en la de la vida familiär, por
no hablar de su acceso a la politica...
La mejora del estatuto de las mujeres, la igualdad a promover entre hombres y
mujeres se han convertido en pasajes obligados de todos los discursos,
programas y declaraciones sobre la cuestión del désarroi lo. No podrfamos
quejarnos de ello y, en Âfrica mas que en cualquier otro lugar, es évidente que
los progresos a realizar en este âmbito constituyen un énorme desafîo de los
próximos anos.
Mujeres y desarrollo: una rénovation de las concepciones
En las investigaciones sobre las mujeres y el desarrollo, segün el enfoque que
prevalecfa en los anos 50 y 60 -y que en realidad sigue estando bastante
extendido- las mujeres eran sobre todo consideradas en su roi doméstico y
reproductive. En cuanto grupo vulnérable, pobre y pasivo, las mujeres debîan
recibir asistencia de la comunidad o de organismes de protection social
(welfare approach). A contra corriente, en los anos 70, el libro pionero de
Esther Boserup3 puso el acento por el contrario en el rol productive de la mujer.
Ella mostraba hasta que punto las preocupaciones del desarrollo economico
dejaban poco lugar a los problemas particulares de las mujeres y a su
participación en la actividad económica. Su anâlisis identificaba el Âfrica
subsahariana como una région de agricultura femenina. Haciendo
manifestarse los mécanismes de ocultación, de asignación y de explotación de
la fuerza de trabajo femenina, subrayaba la especialización "sexuada" de las
actividades agricolas, los hombres invirtiendo en cultives de renta mientras
que el sector alimentario de autosubsistencia se devolvfa a las mujeres.
Fundado en este anâlisis un nuevo enfoque de la cuestion de las mujeres, el
de "la integración de las mujeres al desarrollo" (IFD), ha prevalecido durante el
decenio de la mujer (1975-1985). La politica IFD se han distinguido por tres
enfoques sucesivos:
- el enfoque de la busqueda de igualdad (equity approach) prétende implicar a
las mujeres en las actividades de desarrollo de manera que puedan
beneficiarse de este tanto como los hombres. Este enfoque, ampliamente
inspirado por E. Boserup, ignora, sin embargo, las relaciones de fuerza entre
los hombres y las mujeres;
- el enfoque "anti-pobreza" (anti-poverty approach), centrado en las
necesidades de las mujeres en su actividad productiva, partïa de la hipótesis
segün la cual, para conjurar la pobreza, la productividad de las mujeres debia
aumentar. Pero las limitaciones debidas a los diferentes rôles y estatuto de las
mujeres, desconocidos, no habïan sido tenidos en cuenta;
- el enfoque "eficacia" (efficiency approach), populär a finales de los anos 70,
consideraba el apoyo a las actividades productivas de las mujeres como uno
de los instrumentes del proceso global de desarrollo. La politica IFD en sus
diferentes manifestaciones ha sido severamente criticada4, porque tendîa a
exigir una cada vez mayor participación de las mujeres en la producción, sobre
todo agrîcola, sin aportarle los medios para dar su propia orientación al
desarrollo. Bajo una apariencia generosa, este enfoque se ha revelado a veces
como una trampa para las mujeres. Su "integración" al desarrollo podîa no ser
otra cosa que una forma rejuvenecida de la tradicional explotación de que eran
objeto.
Desde hace algunos anos, inspirado por voces feministas sobre todo de
America Latina, el enfoque "adquisición de poder" (empowerment approach)
ha venido a renovar la problemética de los anos 70-80. Los defensores de esta
corriente han demostrado que no se puede esperar mejorar la situación de las
mujeres y promover la igualdad entre los sexos si no se cuestionan las
relaciones de poder históricamente y socialmente valorizadas entre hombres y
mujeres. "El objetivo de un empowerment de las mujeres, termine difîcil de
traducir, que expresa a la vez el refuerzo del poder poliïico, la autonomia
económica, la capacidad de ej'ercer plenamente derechos juridicamente
reconocidos y el dominio del propio destino, no es solo una simple exigencia de
justicia sino ademés un medio y una garantia de eficacia en la lucha para el
desarrollo y contra la pobreza5. Tema difîcil en todas las sociedades el del
cuestionamiento de los poderes masculines, pero que renueva
afortunadamente los enfoques de los problemas de desarrollo. Es, ademâs, el
fracaso o el falso éxito de acciones llamadas de desarrollo -proyectos de
desarrollo rural, programas de planificación familiär o de atención primaria de
salud-, el que ha provocado la reflexion sobre la cuestion central de las
relaciones de género, es decir, de las relaciones socialmente construidas entre
hombres y mujeres, en todos los âmbitos de la vida económica, social,
afectiva6.
Pékin: una ocasión aprovechada por las Africanas
La actualidad internacional, la de la IV Conferencia Mundial "Paz, igualdad,
desarrollo" que tuvo lugar en Pékin en septiembre de 1995, ha puesto la luz de
los proyectores sobre los combates de las mujeres por la igualdad. En Àfrica,
donde el tema ha permanecido largo tiempo limitado a algunos cîrculos de
intelectuales severamente criticados por los hombres y por buen numero de
mujeres que no querîan verse calificar de "feministas", ha habido en los diez
Ultimos anos una explosion de la presencia de mujeres en la sociedad civil. Su
entrada en la vida püblica ha sido mas manifiesta.
Para la IV Conferencia Internacional de las Mujeres, todos los paîses han
tenido que preparar informes sobre la situación de las mujeres. La Conferencia
Régional Africana (Dakar, diciembre 1994) ha permitido définir una plataforma
africana comün. Esta ha constituido una ocasión para encuentros entre
représentantes de gobiernos y de ONG, y de apropiación colectiva, por las
africanas implicadas en la preparación de Pékin, de temas que hasta entonces
no habîan sido objeto de un consenso. En Pékin, hecho nuevo en relación a
las conferencias anteriores, no han sido solamente las mujeres de présidentes
o de ministros las que han representado a las mujeres de Àfrica sino también
las delegaciones correspondientes que asocian représentantes polîticos,
técnicos y militantes de asociaciones. La vitalidad de las ONG africanas,
activamente apoyadas por ONG del Norte, Ha jugado un papel muy
importante7.
Un anâlisis comparado de todas las conferencias régionales que han
precedido a Pékin résume asi las especificidades de la conferencia africana:
"La plataforma de Dakar insiste particularmente en el empowerment y el rol que
pueden desempenar las mujeres en todos los âmbitos, sobre todo la cultura, la
familia, la socializacion y el desarrollo. El derecho de las mujeres al acceso al
crédito y a la tierra se ha subrayado especialmente. Uno de los temas
prioritarios es el de la situación de las ninas, las discriminaciones de las que
son objeto, justificando que les preste una atención particular... Ha sido
ademâs por la insistencia particular de las africanas que este ultimo tema se ha
incluido en el Programa de Action final resultado de la IV Conferencia
Mundial"8.
Pero después de los entusiasmos de los encuentros internacionales, hay que
volver a los combates cotidianos, y en Àfrica no faltan tareas, sobre todo en el
terreno polftico, donde hasta el momento las mujeres han invertido poco.
Las tentativas democrâticas, un lugar de expresión para las mujeres
Las tentativas de democratizacion vividas en numerosos palses de Àfrica
subsahariana en los albores de los anos 90, han manifestado igualmente una
fuerte determinación de las mujeres a implicarse en esos cambios. Con
ocasión de la liberación de la palabra que ha conllevado la celebración de
conferencias nacionales y la explosion de la prensa independiente en
numerosos paîses, las mujeres y sus asociaciones se han expresado como
nunca lo habîan hecho antes. Han pagado un precio elevado en esta
reivindicación de la democracia (han estado a la cabeza de manifestaciones
en varies paîses), como lo habîan hecho, en diversas ocasiones, en los
tiempos fuertes de la reivindicación anticolonial9. En esos momentos
privilegiados, la reivindicación de libertad que se expresaba fuertemente y se
hacia eco de su profunda aspiración a ser reconocidas por ellas mismas y
como iguales (Adjamagbo-Johnson10), les ha dado la energîa para salir de sus
rôles habituales. Después, a pesar del retroceso, su determinación continua
alimentândose de esas experiencias. Ello se traduce por una nueva dinâmica
asociativa: se crean ONG en todos los paîses y en todos los âmbitos donde las
mujeres quieren luchar. Lo que es sobre todo remarcable es que las iniciativas
asociativas estân dejando de limitar a las mujeres a las actividades de tipo
"social" que las encerraban en su âmbito reservado de buenas esposas y
buenas madrés. Estân, ademâs, mas présentes en la lucha por el respeto de
los derechos cîvicos, de la igualdad de acceso a la educación y comienzan a
movilizarse en el frente de la violencia contra las mujeres.
En algunos palses, la practica democrâtica, incluse balbuceante, dândoles un
boletin de voto ("una mujer, una voz" para parafrasear "one man, one vote")
les dan un medio de expresiôn nuevo, cuyo peso ha de ser tenido en cuenta
también por los hombres. Sus tentativas de récupération de estos votos son la
prueba. Kafui Adjamagbo-Johnson" pone de mahifiesto la entrada de las
mujeres africanas en politica. En realidad, como en todas partes, los "habitus"
tienen un peso muy importante para hacer de esta entrada una fractura, pero
los esfuerzos de democratización, estén todavîa llevândose a cabo o hayan
sido abortados, han constituido la ocasión para las mujeres de tomar
conciencia de su roi en cuanto ciudadanas. A menudo desmovilizadas de la
acción estrictamente politica por la desnaturalización de los intentes
democrâticos, algunas continüan situândose en el terreno de la defensa de sus
derechos, situación de espéra para una nueva entrada en politica.
El acceso a los medios de production: derechos siempre contestados
En todo el mundo, la emancipacion jurfdica de la mujer es de fecha
relativamente reciente y el proceso, ciertamente, no ha acabado todavîa. En
Âfrica, la condición jurîdica de la mujer, después de haber sufrido el rêvés de
la legislación colonial, en général se ha caracterizado siempre por su
subordinación pero, es verdad que, casi en todas partes en Äfrica, los centros
jurîdicos que se dirigen a las mujeres crecen como champinones, lo que
muestra que existe una importante demanda para este tipo de servicios.
El debate jurîdico se ha conducido a varies nivelés. A nivel internacional, han
tenido lugar discusiones crispadas entre los defensores de la universalidad de
los derechos del hombre12 que estiman que las diversidades culturales y
religiosas se toman como prétexte para socavar les derechos de la mujer y les
que defienden un estatuto especial para las mujeres13. El anâlisis de las
legislaciones nacionales (código de familia, derecho de sucesiones, derecho
del trabajo, etc.) se révéla a menudo desastroso para la mujer, y es de
notoriedad publica que, en la practica, cuando estas leyes podrîan protéger los
derechos de las mujeres, quedan inaplicadas o eludidas. Sin embargo, es en el
nivel del terruno campesino14 donde el anâlisis de la inseguridad jurîdica de la
mujer y de los importantes cambios ocurridos, se révéla particularmente
instructiva.15
El derecho a la tierra y a los recursos naturales que estân directamente
vinculados a esta (agua, ârboles, pastos, etc.), es una condición importante,
incluso crucial, para responder a las necesidades bâsicas en los âmbitos
productivo, doméstico, sociocultural y religioso. Como resultado de una
competencia cada vez mas feroz por la utilización de estos recursos, el interés
por los sistemas jurîdicos que deben regulär esta utilización se ha convertido
en la apuesta fundamental de un desarrollo sostenible.. Sin embargo, en Âfrica
los derechos de las mujeres en materia de recursos naturales eran y son
siempre los menos visibles y los menos précises. Como lo dice un adagio peu!,
"la tierra es un padre que no reconoce a sus hijas". En efecto, las mujeres
representan una mayorîa marginalizada en cuanto a su estatuto respecto a la
tierra.
Su contribución a los trabajos (agrîcolas sobre todo) y a la economîa rural es
muy importante y a menudo superior a la de los hombres, con variaciones
locales notables. Asî, en Âfrica del Oeste, el cultivo pluvial del arroz en los
bajos fondos es a menudo un trabajo totalmente femenino. Tomar en cuenta el
estatuto de las mujeres respecto de la tenencia de la tierra (en un sentido
amplio) solo tiene sentido en relación al roi que desempenan en los sistemas
de producción. Numerosos estudios de caso muestran que el estatuto de las
mujeres respecto de la tenencia tierra, segün las reglas y prâcticas locales, es
globalmente negativo16.
La agricultura constituye la actividad principal ejercida por las mujeres. El
modo mas frecuente de acceso a la tierra agrfcola continua siendo la
asignación de tierras a las mujeres casadas por la familia del esposo. Como
dice Georgette Konaté para las mujeres burkinabesas: "Gênera/mente
considerada como "extradera en suspenso" por su propia familia y "extranjera"
verdadera en el linaje que la recibe, la mujer no puede pretender poseer y
contrôler un bien tan inestimable como la tierra"17. Las mujeres no tienen, por
tanto, derecho mas que al usufructo cuya duración dépende de la del
matrimonio: las tierras se les quitan en caso de divorcio y, a menudo, en caso
de muerte del esposo. ^Como pueden ellas, en estas condiciones de
precariedad, proyectarse en el future y aprovechar a largo plazo un medio de
producción que puede séries retirado en todo momento?.
Por todas partes en Âfrica, los campos de las mujeres son mas pequenos y de
menor calidad que los de los hombres. Ellas continûan trabajando con utiles
tradicionales rudimentarios y tienen a menudo dificultades para movilizar
inversiones. Los rendimientos de sus parcelas son, por tanto, bastante
débiles18. En los nuevos ordenamientos, en particular en los perîmetros
irrigados, el Derecho juega claramente en contra de las mujeres. La exclusion
de las mujeres de los grandes perîmetros es la régla. Ejemplos como el de
Jahally-Pacharr en Gambia19 donde las reglas del proyecto, desarrollado sin
embargo a favor de las mujeres, conducîan a su marginalización por los jefes
de familia (hombres), son numerosos.
Los derechos relativos a otros recursos naturales distintos de la tierra (agua,
ârboles, pastos), apenas estân mejor garantizados para las mujeres. Sin
embargo, las actividades femeninas ligadas a los recursos naturales estân muy
diversificadas y aportan a veces contribuciones importantes a los ingresos
domésticos. Generalmente, los ârboles son utilizados por las mujeres para la
alimentación, la farmacopea y la lefia para el fuego. Como el derecho a los
ârboles esta estrechamente ligado al derecho sobre la tierra, no es de extranar
que los derechos de las mujeres a los ârboles sean en général discriminatorios
y estén mal definidos. En cuanto al derecho de plantar ârboles, las mujeres
estân habitualmente excluidas, por una parte, por el hecho de que tal acto esta
considerado como un acto de apropiación de la tierra20, pero, igualmente, a
causa de los numerosos tabues que rodean esta actividad. Una mujer que
planta un ârbol no podrâ tener hijos, su marido podrâ morir por ello y la madera
de tal ârbol sera mala para la construcción21.
Jurîdicamente, el acceso de las mujeres al agua plantea pocos problemas
particulares, salvo en los perîmetros irrigados. Ahf, la degradación del medio
ambiente ha agravado seriamente su situación en relación al agua: penuria de
agua doméstica, insuficiencia hidrâulica de los pueblos, dificultad de encontrar
agua por arrancar los jardines o por abrevar a los animales confiados a su
cuidado. Ademâs, las mujeres estân todavîa escasamente asociadas a la
gestion de recursos de agua.
En fin, aunque el roi de las mujeres en el pastoreo sigue siendo ampliamente
desconocido, en algunas regiones y entre algunas etnias, lo practican
sistemâticamente. Entre las mujeres peu/es, el pastoreo es incluso su
ocupación principal. Asî, en la quinta région de Malî, no es el derecho a la
tierra lo déterminante para las mujeres peu/es; sus ingresos dependen
principalmente de sus derechos a los productos lâcteos. Recientemente, los
cambios sobrevenidos en la economîa pastoral y la pérdida de ganado han
perjudicado seriamente esos derechos lâcteos, ya que los pastores se han
orientado cada vez mas hacia el engorde y la venta de ganado en detrimento
de la producción léchera. De ello résulta no solamente una pérdida de
ingresos para las mujeres, sino también una érosion importante de su roi en
las relaciones sociales que mantienen, entre otras, gracias al ganado y a la
lèche22.
Este balance negativo se refuerza aun mas cuando se mira el impacto de las
legislaciones modernas sobre el estatuto de las mujeres, aunque esas leyes
sean siempre "sexualmente neutras". En algunos casos, la legislación va en
contra de las prâcticas locales mas ventajosas, y la situación de la mujer se
détériora aun mas. La expansion de la propiedad privada -una evolución
comenzada ya en el perîodo colonial y que el Banco Mundial ha avalado estos
Ultimos afios en muchos Estados africanos, donde la privatización de la tierra
no ha sido todavîa institucionalizada- juega ampliamente en favor de los
hombres, sobre todo de aquéllos que pertenecen a la élite, en detrimento de
las catégories pobres y de los que tienen derechos secundarios, que son las
mujeres. Un ejemplo: la législation senegalesa concerniente a las
comunidades rurales muestra cómo una disposition aparentemente neutra
tiene, de facto, un efecto negativo sobre la représentation femenina en las
instancias de décision sobre la tierra. Segun esta ley, un tercio de los
consejeros rurales debe estar constituido por représentantes de cooperativas
existentes en la comunidad rural. Sin embargo, actualmente las cooperativas
ya no son las organizaciones campesinas mas extendidas; son sobre todo los
grupos de mujeres y sobre todo los grupos de interés económico. No menos de
3.400 agrupaciones femeninas, oficialmente reconocidas, son privadas del
acceso a las responsabilidades comunitarias para defender sus intereses. En
1994, de los 317 consejos rurales de Senegal, uno solo tenîa una mujer a la
cabeza, y de alrededor de 4.000 consejeros en el pais, el numéro de mujeres
alcanzaba difîcilmente la média docena.
Este anâlisis de los estatutos de tenencia de la tierra de las africanas en
diferentes contextos, se ha convertido, a nuestro pesar, en una cadena de
constataciones negativas, haciendo de la mujer la vîctima tanto de las
prâcticas locales como de las leyes nationales, sobre todo en el medio rural,
donde su supervivencia y la de sus hijos, dependen del acceso a los recursos
naturales. Catherine Goislard23, analizando las prâcticas sobre la tierra en
Banfora (Burkina Faso), demuestra por otro lado, que la situation no es mejor
en lo que concierne el acceso al suelo urbano. <j,Es esta una razón para
compadecerse de la suerte de las mujeres?. Sobre la base de la mayor parte
de los estudios de caso, estarîamos inclinados a ello.
Pero hay tendencias recientes prometedoras. En primer lugar, el hecho de que
los aspectos jurîdicos de la situation femenina retienen cada vez mas la
atención de los investigadores y de las agencias de desarrollo, que consagran
a ello estudios sistemâticos24. Las soluciones preconizadas por los expertes en
la materia no son, sin embargo, unanimes. Los juristas "puros y duros" cantan
en el coro del Banco Mundial: hay que favorecer la obtention de titulos
privados de propiedad para las mujeres. Los que consideran la tierra como un
"hecho social total" maussiano buscan respuestas jurldicas mas originales y
mas dinâmicas, es decir, mas próximas del derecho de la practica y, por tanto,
referidas a representaciones antropológicas mas endógenas que
occidentales25.
Mas importante todavîa, las mujeres se avienen cada vez menos a sufrir
pasivamente la dégradation de su estatuto en relation a la tierra y de su
estatuto socioeconómico y expresan cada vez mas reivindicaciones sobre la
tierra colectivas e individuales. En Gambia, por ejemplo, las mujeres negocian
paso a paso con los propietarios la plantation de ârboles en sus parcelas
hortîcolas26 y en Burkina Faso, los proyectos de gestion de los terrenos han
abierto a las mujeres el acceso a campos colectivos27.
En todos los âmbitos, se constata la voluntad de las mujeres de utilizar nuevas
armas para negociar con los detentores de poderes, los medios para ser mas
autónomas. Es verdad en el âmbito económico, a pesar de la crisis multiforme
que alcanza a todos los paîses, es verdad en el âmbito del matrimonio y de la
reproduction donde las prâcticas estân en plena mutation. Es verdad también,
en una menor medida, de la participation de las mujeres en la estera politica.
El acceso a la escuela es la primera de estas armas en manos de las mujeres,
pero ahî también, la desigualdad es la régla.
La escolarización, a pesar de todo
Ha habido un crecimiento râpido de la escolarización en las nuevas
generaciones femeninas que alcanzan hoy la edad adulta y un mayor numéro
de ellas han alcanzado el nivel secundario. Algunas cifras de la UNESCO28: en
1979, solamente el 13% de las mujeres de 15 y mas anos estaban
alfabetizadas en Àfrica subsahariana, en 1990 lo estaban el 36%. En lo
relativo a la ensenanza secundaria, el 2% de las ninas de esa edad estaban
inscritas en 1965, el 5% en 1979, el 14% en 1985 y el 16% en 1991. Estâmes
todavîa lejos de lo deseable y las desigualdades entre los sexos todavîa
daman, pero los progresos estân ahî, a pesar del crecimiento râpido de la
población. Segûn las estadisticas de la UNESCO se esta dando
evidentemente, en este tiempo de crisis, una ralentización del potente
movimiento de escolarización de los decenios de-1960 a 1980, e incluso a
veces una desescolarización bruta. Pero contrariamente a lo que podïamos
esperar, el movimiento de recuperación de las ninas, salvo en algunos paîses,
se mantiene. Las desigualdades no han desaparecido pero continüan
atenuândose29, la vuelta atrâs hacia una escolarización secundaria mas
discriminatoria de cara a las ninas no se ha producido desde el principio de los
anos 80. En el conjunto de los paîses para los que se dispone de estadïsticas
la relation de ferninidad (efectivo de chicas en relación al efectivo de chicos)
en secundaria ha pasado de 44% en 1970 al 55% en 1985 y al 67% en 1991.
Sin embargo, la escuela no es la Have de todos los progresos en materia de
igualdad. Y Lebeau, en su anâlisis de la relation entre estudiantes varones y
mujeres en el campus de la universidad de Ibadan, muestra bien toda la
ambivalencia que perdura en las relaciones entre los jóvenes y las jóvenes,
incluso los mas instruidos, ambivalencia que no esta ligada solamente a los
referentes tradicionales de domination de los hombres sobre las mujeres sino
también a su estatus social. Es decir, incluso en la formation de élites, no se
ha ganado nada en la promotion de relaciones mas equilibradas entre
hombres y mujeres.
El incremento de la escolarización es, en parte, al menos, el corolario del
fuerte movimiento de urbanización que ha conocido Äfrica subsahariana desde
1960. La población urbana ha pasado del 17% hacia 1960 al 35% en 1990. La
ciudad es un lugar privilegiado de aprendizaje de nuevos rôles familiäres,
profesionales, sociales. La ciudad da a las mujeres oportunidades de
actividades informales y de micro-beneficios, y las ninas tienen mas posibilidad
de accéder a la escuela. Junto a la imagen de la ciudad como "lugar de
perdition" (el estereotipo de la joven mujer rural que se prostituye en la ciudad
no es falso, pero existen tantas otras situaciones...), hay que hablar también
de la ciudad "lugar de emancipación", donde numerosas mujeres desarrollan
su autonom ia y sus talentos y ejercen solidaridades muy vivas en el seno de
multiples asociaciones. Son numerosas las que ahî se convierten, por elección
o por necesidad, en jefes de familia y responsables de una parte importante de
la población. En Camerün, en Togo, en Ghana, mas del 20% de los hogares
estân bajo la responsabilidad de una mujer, segün los censos, situación que
las migraciones masculinas, las separaciones de union y las uniones
polîgamas con residencia separada de las esposas, hacen mas frecuente
hoy30. Y numerosas madrés de familia, sin ser estadîsticamente "cabezas de
familia", lo son en los hechos.
La crisis económica: las mujeres planten cara
En la ciudad, las mujeres invierten en nuevos campos de expresiôn, fortalecen
su autonomîa en algunos âmbitos, pero es a un alto precio, y numerosas son
las vfctimas que ven deteriorarse su situación bajo el efecto de la crisis de
multiples facetas: económica, politica, social, epidemiológica. A causa de la
separación de las actividades y de los ingresos masculines y femeninos la
crisis alcanza de manera diferente a unos y a otras. Algunos estudios
denuncian los efectos negatives de los programas de ajuste estructural sobre
lo que se llama pûdicamente "grupos vulnérables"^ en cuyas primeras filas se
encuentran evidentemente las mujeres de numerosos sectores31. En el
mercado del empleo, los tiempos difîciles de la crisis engendran una
cornpetencia particularmente dura entre nombres y mujeres. En la producción
agrîcola, el acceso a la tierra esta sujeto a conflicto. En ciertas actividades
lucratives, las mujeres se ven disputar âmbitos que antes se les habfan
concedido, y donde habfan adquirido situaciones envidiables. En el âmbito del
empleo moderno, su débil implicación no les ha impedido estar mas a menudo
amenazadas por despidos y el crecimiento esperado de su participación en
este sector no se ha producido. Las mujeres estân cada vez mas implicadas en
las actividades de supervivencia de su familia y, para hacerle frente, aceptan
condiciones de trabajo y de remuneración muy desfavorables32.
Sin embargo, con la quiebra de la economia formai y la escasez de recursos e
ingresos, la increfble actividad de las mujeres africanas ha adquirido mas
relevancia incluso a los ojos de los dirigentes urbanos y de los expertes en
ajuste estructural, de tal manera que en lo cotidiano no se esperaba menos
que familias enteras "coyunturadas" por el despido del cabeza de familia
continuaran sobreviviendo gracias a la actividad a menudo informal de las
esposas y las jóvenes. A veces, las actividades "menospreciadas" que se
dejaban a las mujeres se han convertido en tan atractivas que los hombres ha
intentado recuperarlas. Pero las mujeres se resisten a ello.
El sector agrîcola absorbe el 76% de la mano de obra femenina. Sus
actividades en el sector, a las cuales se suman, como lo hemos visto mas
arriba, otras muchas actividades silvo-pastorales, estân consideradas, sin
embargo, como marginales e infra-representadas en las cuentas nacionales.
En el marco de las polîticas de ajuste estrutural, las medidas preconcebidas
por el Banco Mundial a favor de los cultivos de renta (masculinos) y la
apropación privativa de las tierras (que se hacen también en la mayor parte de
los casos en favor de los hombres) son desfavorables a las mujeres. Su gran
problerna continua siendo la precariedad de su acceso a las tierras y a los
insumos que suponen un ingreso monetario (ver mas arriba). Pero las
evoluciones no siempre han ido en su detrimento. El ingenio y la tenacidad de
las mujeres de! mundo rural es tal que, en algunas situaciones, saben superar
los handicaps y sacar ventaja de su saber-hacer. Estaban confinadas a los
cultives de supervivencia33... Han hecho de ello una especialidad y han sabido
invertir oportunamente en los nuevos mercados urbanos donde los bienes
alimenticios se han convertido en "mercaderfa".
El sector informal es el âmbito de elección de las mujeres. Siempre han sabido
detectar ahi la minima oportunidad, pero la disminución de las masas
salariales ha alcanzado de Ileno su clientela solvente que limita lo mas posible
los gastos no indispensables para la supervivencia de la familia. Sin sorpresa,
en este sector las mujeres estân peor remuneradas y tienen estatutos todavîa
mes precarios que sus homólogos masculinos. Incluso ahî, los hombres
ocupan los espacios mas rentables34... que a menudo habfan sido descubiertos
por las mujeres. Pero en algunos sectores las mujeres tienen todavîa un casi
monopolio ligado a su experiencia y a su competencia. Lo que les impide
sacar plenamente provecho de su especialización en ciertas filiares, es la falta
de control de todos los eslabones que van de la producción al consumo, y su
dificultad de accéder a las esferas de décision donde podrîan defender sus
intereses. En la producción agrîcola como en el sector informal, detentan
partes enteras de la economîa sin beneficiarse de ninguna infraestructura. No
hay mes que ver el estado de détériora de los mercados y de los medios de
transporte para accéder a ellos... Con muy raras excepciones, no tienen
acceso al crédito, incluso aunque numerosos operadores sobre el terreno
convienen en reconocer la capacidad de las mujeres para gestionar, mucho
mas rigurosamente que los hombres, los préstamos que se les conceden.
En cuanto al sector moderno, las mujeres tienen menos acceso a él que los
hombres, ya que estas han tenido menos posibilidades de ir a la escuela. Los
recientes efectos de las restricciones presupuestarias y el desplome del
empleo asalariado en las ciudades, les afectan, por tanto, en menor numéro
que a los hombres. Sin embargo han estado, proporcionalmente, mas
afectadas que éstos por los despidos35 y muchas mujeres jóvenes que hubieran
podido pretender empleos asalariados "modernos" se han visto obligadas a
replegarse al sector comercial informai. La supresión de los empleos
masculinos alcanza directamente e indirectamente a las esposas, a las
madrés, a las hijas. Numerosos hogares, en los Ultimos diez anos, se han
encontrado de repente mantenidos ünicamente por un ingreso femenino que el
hombre consideraba hasta entonces despreciable, incluso si servia ya
ampliamente para Ilenar su plato... Se oye a veces a los hombres confesar: "Es
porque ellas estàn aquî que nosotros podemos estar todavîa aquî"
La familia, tfallas en el edificio patriarcal?
Otro âmbito donde se juega el future de las relaciones entre hombres y
mujeres es el de la familia, donde los rôles se redefinen, a pesar de la
resistencia de las normas patriarcales que rigen la mayor parte de las
sociedades de nuestros dfas. Las opiniones y las normas de hoy sobre el
estatuto de las mujeres estân todavia fuertemente marcadas por las normas de
ayer, fundadas sobre una especificidad muy fuerte de los rôles de cada sexo y
marcadas por la inferioridad de las mujeres. Con la lectura del articule de
Simon Yana, que habla de las sociedades de Camerûn36, se miden las
ambiguedades de los discursos sobre el lugar de las mujeres, a la vez
"dueiïas" del espacio doméstico y fuertemente sumisas a los hombres. Las
prerrogativas que son concedidas a algunas de ellas en la vida de los grupos
familiäres, son a menudo un medio para que los hombres aseguren mejor su
propio poder.
Pero la escolarización, el acceso a la ciudad y las redes familiäres que
mantienen los vmculos entre ciudad y campo, las evoluciones del empleo tras
la crisis económica, todos estos cambios, estân claramente minando los
equilibrios anteriores. Las relaciones entre hombres y mujeres estân en el
primer piano de las certezas cuestionadas. Con la crisis de las economfas que
es también una crisis de sociedades, las mujeres estân en primera Ifnea para
resolver las dificultades de la supervivencia cotidiana de su célula familiär,
pero esto lo han hecho siempre... Es su roi y las valoriza. Los hombres, en
cuanto a ellos, cuando estân confrontados a pérdidas de ingreso o de empleo hay muchos en este caso- son afectados en su "condición masculina"37. Si ya
no pueden satisfacer sus obligaciones prescritas de cara a la familia, sus
obligaciones de prestigio, es su estatuto el que se encuentra profundamente
cuestionado. De hecho, la toma de la palabra por las mujeres, su dinamismo
economico, incluso su eventual acceso a un mejor control de su fecundidad,
pueden parecer a algunos como una amenaza.
Algunos indicadores demogrâficos, en particular, ponen en evidencia las
transformaciones en curso: retraso de la edad de matrimonio en las ciudades,
nuevas formas de union, descenso en la fecundidad, migraciones cada vez
mas frecuentes, son todos barómetros de esas transformaciones que
conciernen la esfera publica de la vida social tanto como la esfera privada de
la vida doméstica. Si, en los pueblos, prédomina la impresión de estabilidad de
los comportamientos, en la ciudad los jóvenes se casan mas tarde y las chicas
acceden un poco mas tarde también a la maternidad, lo que les permite
abordar sus responsabilidades de adultas con mayores posibilidades de
autonomîa y de negociación son sus cónyuges. La diferencia de edad en el
primer matrimonio entre los sexos sigue siendo elevada y constituye, sin
embargo, un factor de mantenimiento de relaciones discriminatorias entre
maridos y esposas. Mas importantes pueden ser las tasas de poligamia, que
apenas parecen verse afectadas en el campo, pero que probablemente
comienzan a estarlo en la ciudad, donde la poligamia se vive cada vez mas
sin residencia conjunta. Hemos visto en la prensa independiente articules
alabando los efectos positives de la crisis sobre la fidelidad de los maridos:
"Viva la devaluación del franco CFA... que impide a nuestros maridos tener los
medios para "vagabundear"", deda una mujer de Malf38.
Es por su fecundidad que las africanas adquieren en su sociedad un estatuto
prestigioso y su mayor autonomîa pasa por el control de esa fecundidad.
Porque los ninos sobreviven en un mayor numéro, porque la aspiración a la
escuela se ha convertido en général y porque las esperanzas de una vida
mejor ligada a una numerosa descendencia han sido criticadas severamente
por la situación de crisis, numerosas mujeres, sobre todo en las ciudades,
desean hoy controlar mejor su fecundidad. Los servicios puestos a su
disposición para planificar su familia son todavia muy insuficientes en cantidad
y en calidad, pero, sin embargo, se constata, por todas partes en las ciudades,
y en algunos paises, hasta en los medios rurales, una baja progresiva de la
fecundidad39 Ahî esta el signo de que las mujeres cambian ellas mismas de
comportamiento. Aunque son poco numerosas las que adoptan la planificación
familiär moderna, actuan (con mayor o menor eficacia) sobre su fecundidad:
separaciones temporales de sus cónyuges, abstinencia, medicamentos "de
mercado" y desafortunadamente recurso al aborto40... Todos estos cambios son
todavfa moderados pero la tendencia es lo suficientemente generalizada para
que se pueda esperar una redefinición de los rôles femeninos en la vida
doméstica (Locoh, 1996).
En las relaciones entre hombres y mujeres, se puede pensar que dos modelos
(mas o menos nuevos) tomarân importancia, segün las opciones de los
individuos o las normas que serân privilegiadas en los diferentes contextos. El
primera resultana de una individualización de la vida adulta que se traducirîa
por una monoparentalización acentuada y familias matricentradas, modelo que
existe ya, por otro lado, en numerosas sociedades. La poligamia es un potente
factor de individualización de las estrategias de las mujeres. Tendremos
entonces un numéro creciente de células matricentradas donde las mujeres se
batirân por la supervivencia cotidiana con todas las consecuencias adversas
que ello pueda conllevar para ellas mismas, para la educación de sus hijos y
para "la estima de sï" de los hombres que las rodean. Este modo de vida, mas
a menudo vivido por obligación que por una libre elección, esta ya muy
présente en las sociedades africanas.
Otra tendencia comienza a émerger, la de las relaciones mas solidarias entre
hombres y mujeres41. A menudo précédentes de medios educados pero poco
favorecidos económicamente (pequenos empleados, enfermeras, maestros...),
se forman parejas que no apuestan mas por un éxito social y economico
rapide, como lo han hecho las élites de la generación de la independencia.
Cuentan con el éxito de la familia y sobre todo el de sus hijos, cueste lo que
cueste. El apoyo a las actividades de las mujeres, reconocida como un
elemento indispendable del ingreso familiär, la escolarización larga de los hijos
y la atención a su salud se convierten en preocupaciones esenciales para el
esposo y no solamente para la esposa. El presupuesto familiär comienza a ser
objeto de negociación intra-conyugal y, en esta perspectiva, la cuestión del
"proyecto de descendencia" se intégra naturalmente. Estas parejas existen.
Hay que observar estos nuevos modelos, lejos de referencias tradicionales
(poder de los hombres, sumisión de las mujeres...), lejos también de referentes
occidentales. LLevan la semilla de nuevos modelos de relación, una nueva
gestion de recursos economicos, sociales, pero también -y no es lo menos
importante- afectivos.
Desde las independencias, se han producido en la vida de las sociedades
africanas, a la vez cambios de largo plazo -acceso mejor (o menos malo) a la
escuela, insertion en las ciudades, baja de la mortalidad de los ninos- y, mas
recientemente, trastornos ligados a la crisis económica y social profunda del
subcontinente. Las mujeres de hoy estân en el corazón de esas evoluciones
que, imponiendo restricciones fuertes (tanto en el piano económico como en el
demogrâfico), harân inéluctables nuevas adaptaciones, a la vez en lo que
concierne a la production de riquezas, su reparto y su gestion y en lo referente
a la reproduction. Los equilibrios (o desequilibrios) socialmente valorados
entre los individuos segun su estatuto -jóvenes o viejos, hombres o mujereshan sido ya profundamente afectados. Podemos temer que la crisis refuerce
las desigualdades existentes. El acceso a la éducation, la insertion en la
production, la puesta a disposition de infraestructuras de salud son âmbitos
donde la crisis puede socavar siempre los progresos anteriores. Cuando las
polîticas de estabilización y de ajuste estructural liberan al estado de la
obligation de prestar los servicios sociales, es la mano de obra femenina la
que absorbe los costes sociales. Cuando las madrés estân sobrecargadas de
trabajo, llaman a su hija42.
Las mujeres africanas sufren una doble sujétion, la de su sociedad, donde son
valoradas segun las normas que mantienen su inferioridad y su sumisión, y la
que el desorden económico international impone a las economfas en las
cuales ellas intentan sobrevivir y hacer sobrevivir a los suyos. Hay que
reconocer que las redefiniciones que pueden producirse, y que son deseables,
en las relaciones "socialmente construidas" entre hombres y mujeres no serân
suficientes para superar los obstâculos que se erigen en la reivindicación de
igualdad de las mujeres. Los Estados africanos estân subyugados por una
situation económica international que anula los enormes esfuerzos de los
simples productores. Las parejas, los grupos sociales, los operadores
económicos, viven una situation comün de agresión en la que las mujeres son
las primeras vfctimas.
Con ocasión de la Conferencia de Pékin, se ha insistido en la necesidad de no
aislar mas los temas relatives a las mujeres y de hacer de la igualdad entre los
sexos una preocupación transversal de todos los émbitos del desarrollo, y ello
partiendo de un anâlisis de las relaciones de poder entre éstos.
1
Artîculo traducido por Irene López Méndez del original en Francés: "Femmes, pouvoir,
sociétés". En: Politique Africaine, n° 65, marzo 1997, pp. 3-20.
2
Ver COQUERY-VIDROVITCH, C. Les Africaines. Histoire des femmes d'Afrique noire du XIX
au XX siècle. Paris, Desjonquères, 1994, p. 8.
3
BOSERUP, E. Women's rôle in économie development. New York, St. Martin's Press;
aparecido en Francés en 1983, La femme dans le développement économique, Paris, PUF,
1970. Nota de la traductora: en espanol el libro se publicó en 1993: La Mujer y el Desarrollo
Económico. Ed. Minerva, Madrid, 1993.
4
LYCKLEMA A NIJEHOLT, Geertje. "The fallacy of intégration: thé UN strategy of integrating
women revisited". Netherlands Review of Development Studies, vol. 1,1987.
5
BOZON, M. "Pékin: Utilités et limites d'une conférence mondiale". Chronique du CEPED, n°
19, 1995, pp.4-6.
6
LOCOH, Th., LABOURIE-RACAPÉ, A. y TICHIT, Ch., (éd.). Genre et développement: des
pistes à suivre, Paris, CEPED, 1996, 154 p.
7
Recordemos las prioridades presentadas en Pékin por la Conferencia Africana de Dakar.
Estas traducen bien la jerarqufa de urgencias de los gobiernos y ONG en Âfrica: 1) Pobreza de
las mujeres, seguridad alimentaria insuficiente y marginalización económica, 2) Acceso
insuficiente a ia educación, a la formación, a las ciencias y a la tecnologîa, 3) Roi esencial de
las mujeres en lo concerniente a la cultura, la familia y la socialización, 4) Mejora de la salud
de las mujeres y de su propia salud genésica, comprendida la planificación de la familia y los
programas integrados, 5) Roi de las mujeres en materia de gestion del medio ambiente y de
los recursos naturales, 6) Participación de las mujeres en los procesos de paz, 7) Acceso de
las mujeres al poder politico, 8) Derechos de la persona y derechos legales de las mujeres, 9)
Producción estadîstica de datos desagregados por sexo, 10) Mujeres, comunicación e
información, 11) Acceso a un tratamiento equitativo de las nifias.
8
LABOURIE-RACAPÉ, A. "La quatrième conférence mondiale sur les femmes, priorités et
enjeux des programmes internationaux", in LOCOH, Th., LABOURIE-RACAPÉ, A. y TICHIT,
Ch. (éd.), op. cit., p. 88.
9
Ver: COQUERY-VIDROVITCH, C., op. cit.
10
Nota de la traductora: la autora se refiere al artîculo: "Le politique est aussi l'affaire des
femmes". En: Politique Africaine, n° 65, marzo 1997, pp. 62-73.
11
Op. cit., nota 9.
12
Para alguien que, en su lengua materna conoce palabras diferentes para "el ser masculino" y
"el ser" la expresión derechos del nombre siempre hace estremecerse un poco.
Nota de la traductora: aunque en espanol se utiliza la expresión "derechos humanos", en
francés se utiliza "derechos del nombre", de ahî la preocupación de la autora sobre la
utilización del "ser masculino" para enunciar los derechos humanos.
13
E. Le Bris habla de la "Santa Alianza", el Vaticano e Iran a la cabeza, que impone sus puntos
de vista sobre los derechos de las mujeres y el respeto de los valores religiosos (Politique
africaine, n° 64, p. 145). Mas en général, ver: BEYANI, C. "Toward a More Effective Guarantee
of Women's Rights in thé African Human Rights System", in COOK, R. (ed.), Human Rights of
Women: National and International Perspectives, Filadelfia, University of Pennsylvania Press,
1994, pp. 285-306.
14
El terrufto campesino se aplica a una hacienda cuyos limites son reconocidos por una
comunidad agraria dada, que explota y utiliza esa zona para su bienestar.
15
Hemos utilizado para esta parte extractos de un informe realizado en 1994 por el Club de
Sahel titulado "El territorio y la gestion de los recursos naturales en el Sahel", bajo la dirección
de Gerti Hesseling y Boubakar M.Ba ; ver asimismo MONINART, M. Femmes du Sahel. La
désertification au quotidien, Paris, Karthala y OCDE/Club du Sahel, 1989.
16
A pesar de algunos raros ejemplos donde, en contextes muy précises, las mujeres son
propietarias de tierras y pueden legarlas a sus herederos, ninas o ninos; cf. NFUNA
WANALWA; B. Indigenous Knowledge and Naturel Resources, Nairobi, Acts Press, 1989, que
describe el ejemplo de las mujeres akamba en Kenya.
17
KONATÉ, G. Femme rurale dans les systèmes fonciers au Burkina Faso. Cas de l'Oudalan,
du Sanmatenga et du Zoundweogo, Ouagadougou, Ambassade royale des Pays-Bas, 1992, p.
23.
18
DROY, I. Femmes et développement rural, Paris, Karthala, 1990. Ella da las cifras
siguientes: en 1978 los hombres producîan entre 1.100 y 1.359 kf/ha de cacahuètes y las
mujeres entre 650 y 980 kg/ha (p. 87).
19
CARNEY, J. "Struggles over Land and Crops in an Irrigated Rice Schema; The Gambia", in
DAVIDSON (éd.). Agriculture, Women and Land: The African Expérience, Boulder, Westview
Press, 1988, pp. 59-78.
20
RAINTRÉE, J. B. (ED.), Land, Trees and Tenure. Actas de un seminario internacional sobre
cuestiones relativas a la tierra en agroforesterîa, Nairobi y Madison-Wisconsin, ICRAF y
Tenure Center, 1987.
21
CHAVANGI, N. "Agroforestry Potentials and Land Tenure Issues in Western Kenya", 1987 (in
RAINTREE, B., op. cit.), da ejemplos de tabus existentes en la région de Kakamega en Kenya.
22
DE BRUIJIN, M. y VAN DIJK, H. Arid Ways: Guttural Understandings of Insecurity, in Fulbe
Society, Central Mali, Amsterdam, Thela Publications, 1995, pp. 165-166, 281, 368-369, 410427.
23
GOISLARD, C. "Des femmes en quête de droits sur la terre; l'exemple de la zone
sahélienne", in LOCOH, Th., LABOURIE-RACAPÉ y TICHIT, Ch. (éd.), op. cit.
24
Ver, entre otros, los numerosos documentos del Banco Mundial, de los que solo citamos los
tres estudios redactados en 1992 por Doris Martin y Fatuma Omar Haahi: "Law as an
Institutional Barrier to thé Economie Empowerment of Women"; "Gender, thé Evolution of
Légal Institutions and Economie Development in Sub-Saharan Africa"; "Women and
Development: The Légal Issues in Sub-Sahara Today", Working Papers. Después de Pekîn, la
cooperación holandesa ha solicitado un estudio sobre los derechos de las mujeres ligados a los
recursos naturales: VON BENDA-BECKMANN, Keebet et al. "Rechten van vrouwen op de
natuurlijke hulpbronnen land en water", Wageningen/La Haya, IAC/DGIS, 1996.
25
Ver Politique Africaine, "Le Droit et ses pratiques", n° 40, 1990.
26
FREUDENBERGER, M. S. (éd.). Institutions and natural Resource Management in The
Gambia: A case Study of the Foni Jarrol District, Madison-Wisconsin, Land Tenure Center,
1993.
27
FAURE, A. Perception de l'approche Gestion de terroirs par les populations rurales au
Burkina Faso, Ouagadougou, PNGT/CCCE, 1992.
28
UNESCO. Rapport mondial sur l'éducation, Paris, 1991.
LOCOH, Th. "Changement des rôles masculins et féminins dans la crise: la révolution
silencieuse". En: COUSSY, J. y VALLIN, J. (eds.). Crise et population en Afrique, pp. 445-470.
Paris, CEPED (Les études du CEPED, n° 13)
30
Ver PILON, M. "Les femmes chefs de ménage en Afrique, état des connaissances". En:
BISILLIAR, J (dir.). Femmes du Sud, chefs de famille, Paris, Karthala, 1996.
31
PALMER, I. Gender and population in thé adjustment of African économies: Planing for
change, BIT, Women, workand development, 19, Ginebra, 1991,185 p.
32
OPPONG, Ch. y WERY, R. "Women's rôles and démographie change in Sub-Saharan
Africa". Liège, IUSSP, 1994, 36 p (Policy and Research Papers, n° 5) (p. 22). Ver también
BISILLIAT, J. (bajo la direccion de), Relations de genre et développement, Femmes et
sociétés, ORSTOM, "Colloques et seminaries", 1992, 326 p.
33
CHALÉARD, J. L. L'essor du vivrier marchand: Un contre-modèle aux marges du modèle
ivorien, Gidis-Ci, ORSTOM, Abidjan, 1994 (Communication au colloque international Gidis-Ci,
ORSTOM, "Crise, ajustements et recompositions en Côte d'Ivoire: la remise en cause d'un
modèle", Abidjan, 28 noviembre - 2 diciembre 1994).
34
DIAL, DSCN, Consommation et conditions de vie des ménages à Yaoundé, République du
Cameroun, ministère du Plan et de l'Aménagement du territoire, Premiers résultats, diciembre
1993.
35
OIT. Rapport sur l'emploi en Afrique, 1990. Programme des emplois et des compétences
techniques pour l'Afrique (PECTA), Addis-Abeba, Programme mondial de l'emploi, 1990.
36
Nota de la traductora: La autora se refiere al articule "Statuts et rôles féminins au
Cameroun". En: Politique Africaine, n° 65, marzo 1997, pp. 35-47.
37
Ver por ejemplo SILBERSCHMIDT, M. "Rethinking men and gender relations, an
investigation of men, their changing rôles within the household, and the implications for gender
relations in Kisii district, Kenya". Center for development research, CDR project paper, 1991, n°
16.
38
Ver SANGARÉ, B. "Avec la dévaluation, la polygamie devient un luxe". Les Échos,
Bamako, julio 1995.
39
LOCOH, Th. y MAKDESSI, Y. "Baisse de la fécondité: la fin de l'exception africaine"
Chronique du CEPED, 1995, n° 19.
40
Habria que hablar también de las campanas de sensibilizacion en la lucha contra el SIDA
que integran el tema de la autonomîa femenina y del derecho a rechazar relaciones sexuales
no elegidas y con riesgo.
41
ALAIN, M. "Les structures familiales à l'épreuve de l'individualisation citadine". En: PILON,
M., LOCOH, Th., VIGNIKIN, K. y VIMARD, P. (eds.). Ménage et famille: approches de
dynamiques contemporaines. Paris, CEPED (Les études du CEPED, n° 15).
42
Ver FALL, y. "Analyse économique des relations de genre en Afrique subsaharienne". Dakar,
nota multigrafiada, 1997, 3 p.
29
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