LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE, nació en Córdoba el 11 de Julio de 1561. Fue un sacerdote, poeta y dramaturgo del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida como culteranismo o gongorismo, que más tarde imitarían otros artistas. Era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba don Francisco de Argote y de la noble dama Leonor de Góngora. Su desahogada posición económica le permitió adquirir una cuidada educación, que le llevó a estudiar en Granada y Salamanca, dónde se ordenó sacerdote en 1585 y fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa. Ocupó el cargo de racionero en la catedral y, según parece, no de la forma austera que correspondía a su rango. Desde 1589 viajó en diversas comisiones de su cabildo por Navarra, y por Andalucía y ambas Castillas (Madrid, Salamanca, Granada, Jaén, Cuenca, Toledo). Compone entonces numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas. En 1609 regresa a Córdoba y empieza a intensificar la tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribe la “Oda a la toma de Larache” y en 1613 el “Polifemo”, poema que parafrasea un pasaje mitológico de las “Metamorfosis” de Ovidio, tema que ya había sido tratado por su coterráneo Luis Carrillo y Sotomayor en su Fábula de Atis y Galatea. Ese mismo año divulga en la Corte su más ambicioso poema, las incompletas “Soledades”. Su figura se revistió de aun mayor prestigio, hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617; para desempeñar tal cargo, vivió en la Corte hasta 1626. Al año siguiente, 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza. Velázquez lo retrató con frente amplia y despejada, y por los pleitos, los documentos y las sátiras de su gran enemigo, Francisco de Quevedo, se sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y los toros, hasta tal punto que siempre se le reprochó lo poco que dignificaba los hábitos sacerdotales. Murió en la ciudad que le vio nacer el 23 de Mayo de 1627. Se suele hacer de su obra una división tradicional: • Poemas menores: romances, letrillas décimas, canciones y sonetos. • Poemas mayores: La fábula de Polifemo y Galatea, Soledadoes y el Panegírico dedicado al Duque de Lerma. • Teatro. Su producción poética, como sucedía en la época no fue publicada hasta después de su muerte, eso sí tuvo una amplia difusión a través de copias manuscritas y contribuciones sueltas recogidas en diferentes colecciones. Pocos poetas han suscitado una polémica tan encrespada y significativa. El “Gongorismo” fue una auténtica piedra arrojada al lago de los círculos cortesanos. Góngora creó una nueva forma lírica basada en la ornamentación de lo externo y el hermetismo del contenido. Conceptos que acabaron por relegar su poesía hasta que la revalorizaron los poetas de la llamada Generación del 27. Aquel que tiene de escribir la llave, con gracia y agudeza en tanto extremo, que su igual en el orbe no se sabe es don Luis de Góngora, a quien temo agraviar en mis cortas alabanzas, aunque las suba al grado más supremo. (Miguel de Cervantes) Rocío, Inma y Alba La más bella niña La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice que escucha su mal: Dejadme llorar, orillas del mar… No me pongáis freno Ni queráis culpar; que lo uno es justo, lo otro por demás. Si me queréis bien no me hagáis mal; harto peor fuera morir y callar. Dejadme llorar, orillas del mar… Pues me distes, madre, en tan tierna edad tan corto el placer tan largo el penar, y me cautivastes de quien hoy se va y lleva las llaves de mi libertad, Dejadme llorar, orillas del mar… Dulce madre mía, ¿quién no llorará, aunque tenga el pecho como un pedernal, y no dará voces viendo marchitar los más verdes años de mi mocedad? Dejadme llorar, orillas del mar.. En llorar conviertan mis ojos de hoy más el sabroso oficio del dulce mirar, pues que no se pueden mejor ocupar yéndose a la guerra quien era mi paz, Dejadme llorar, orillas del mar… Váyanse las noches, pues ido se han los ojos que hacían los míos velar; váyanse, y no vean tanta soledad después que en mi lecho sobra la mitad. Dejadme llorar, orillas del mar… RESUMEN. Una joven muy guapa, recién casada se queda sola porque su marido se va a la guerra. Se desahoga con su madre, su confidente, diciéndole que la deje llorar por lo poco que le ha durado el placer y la compañía de su esposo. TEMA. Lamentaciones amorosas de una joven recién casada a su madre por la partida de su esposo. ESTRUCTURA EXTERNA. Nos encontramos un texto completo escrito en versos hexasílabos, de arte menor, que se agrupan en estrofas de ocho versos; al final de cada una se repite un estribillo formado por un pareado, con rima consonante; mientras que la rima de las estrofas es asonante en los versos pares y quedan libres los impares. Se trata de un romancillo. El discurso que predomina es un soliloquio de la joven dirigido a su madre para que le deje desahogarse. Los primeros versos describen a la joven. Y dentro de su discurso nos encontramos narración, al recordar su casamiento, y argumentación, pues intenta convencer a su madre de que la deje desahogarse. ESTRUCTURA INTERNA. 1/8 Introducción a modo de presentación de la muchacha que se desahoga con su madre por la partida de su marido a la guerra. Se realiza en 3ª persona. 9/10 Estribillo que se repite después de cada estrofa en el que pide a su madre permiso para desahogarse a su gusto. 11/60 Lamentaciones en primera persona de la chica en las que hace referencia a su casamiento siendo muy joven y petición a su madre de que le deje llorar para desahogarse ante la perspectiva de encontrarse sola siendo tan joven. CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA BARROCA PRESENTES EN ESTE POEMA En este poema Góngora imita las cancioncillas de la lírica tradicional de la Edad Media. Con ellas comparte la estructura, la temática y la métrica. Efectivamente, se trata de unas lamentaciones amorosas en boca de una chica joven que se lamenta por la ausencia de su marido que se ha ido a la guerra. La función de confidente, con quien se desahoga, es su madre. La métrica con versos de arte menor y rima asonante es propia de estas composiciones. Sin embargo, notamos en su composición la mano de un autor culto, como es Góngora: la métrica perfecta con la distribución de los versos en estrofas y la propia extensión del poema, demasiado extenso para ser de la lírica tradicional. Y además la presencia llamativa de muchas figuras retóricas, propias de la elaboración culta. Aunque el motivo central de la creación es la imitación de los poemas líricos tradicionales de la Edad Media, observamos algunos temas presentes en la poesía barroca: la brevedad del placer, del amor. También el paso rápido del tiempo: la joven casi niña se casa temprano y casi sin darse cuenta se queda viuda; es la transformación constante de la vida. FIGURAS LITERARIAS. - Paralelismo 13 y 14 - Elipsis 3 y 4 - Sinécdoque 5, 23-24, - Antítesis 3-4, 17-18, 35-36 - Comparación 44 - Metáfora 17-18, 28 - Sinestesia 23-24 Nazaret, Nerea y Juan Ándeme yo caliente y ríase la gente Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno; y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente,(1) y ríase la gente. Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles,(5) yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena (6) sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. Coma en dorada vajilla el Príncipe mil cuidados, como píldoras dorados;(2) que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla(3) que en el asador reviente, y ríase la gente. Pase a medianoche el mar y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama,(7) que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente,(8) y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del Rey que rabió me cuente,(4) y ríase la gente. Pues Amor es tan cruel que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, do se juntan ella y él,(9) sea mi Tisbe un pastel y la espada sea mi diente, y ríase la gente. ACLARACIONES SOBRE VOCABULARIO 1. naranjada: mermelada de naranja. 2. Las mil preocupaciones (cuidados) del príncipe, no tendrán solución (como píldoras dorados) por comer con vajilla dorada. 3. quiero más: prefiero. 4. Por las patrañas o cuento del Rey que rabió se entiende cualquier cuento antiguo o de tradición oral. 5. Nuevos continentes o países, para comerciar y amasar fortunas. 6. Filomena: el ruiseñor. 7. Leandro pasaba cada noche a nado el estrecho de Dardanelos para encontrarse a su amada Hero, hasta que una noche muere ahogado y ella se suicida tirándose al mar también. Góngora se burla de estos desgraciados amantes y de los que vienen a continuación. 8. Tragarme el vino blanco o tinto. 9. Las ropas ensangrentadas de Píramo hacen suponer a Tisbe que ha muerto, por lo que se suicida clavándose una espada, en la que también se ensarta él cuando la ve.Por eso la espada es el lecho conyugal (tálamo) de los amantes. Góngora se burla de ello en la conclusión del poema. TEMA “Ándeme yo caliente” es un poema que pertenece a la primera etapa de Góngora, y tiene una intención burlesca, satírica, mezclando lo tradicional y lo culto. Critica básicamente el poder, el lujo y el deseo. Hace un elogio de la vida humilde, llena de placeres sencillos. ESTRUCTURA INTERNA Tiene un narrador externo, utilizando la primera persona del singular. La estructura de este poema se divide en tres partes: A lo largo de las dos primeras estrofas, se encuentra un desprecio burlón del poder y el lujo. En las estrofas tres y cuatro, el autor refleja su rechazo hacia los comerciantes y empresarios ambiciosos que solo buscan enriquecerse. En las dos últimas estrofas, ridiculiza el amor y manifiesta su gran prioridad, la comida y la bebida. Tiene la intención de reivindicar aquello que es realmente importante en una situación llena de penuria y dificultades, mostrar su rechazo hacia aquellos que gozan de una vida opulenta y no son capaces de valorarlo. ESTRUCTURA EXTERNA Ya que el poema es una letrilla, una variante satírica del villancico, recoge perfectamente el espíritu de la poesía tradicional. Tiene un tono burlesco que es propio de la sátira. Esta compuesto por seis estrofas con versos octosílabos y rima consonante (ABBAACC). ESTILO RETÓRICO En cuanto al estilo, evidentemente estamos muy lejos de la poesía hiperculta que Góngora, como sabemos, llevó a extremos insuperables. La letrilla destaca por la sencillez expresiva. Merece la pena destacarse en el apartado léxico, la presencia en el poema de palabras como “morcilla, mantequilla, bellotas, castañas”, etc. Es el resultado lógico de elevar a ideal de vida esa dorada medicocridad de lo cotidiano. Sobresale también en el poema el uso de la metonimia, pues el poeta se sirve de ella a lo largo de todo el poema para ir acentuando el contraste entre las dos actitudes ante la vida que contrapone.”Morcilla, mantequilla, bellotas, castañas” y otros elementos similares, concretan así el atractivo contenido del modo de vida que resulta mejor valorado en la letrilla. La letrilla recoge perfectamente el espíritu de la poesía tradicional, revitalizado, como decimos. El empleo de giros y expresiones del lenguaje coloquial es otra muestra de ello. Así lo vemos en diversos momentos como en la alusión a “el Rey que rabió” o “muy en hora buena””. En cuanto a las metáforas, estamos lejos del esplendor metafórico del Góngora característico en poemas de registro culto. Hay pocas metáforas y forman parte del apartato humorístico del poema. Así “el golfo” de su lagar, del cual mana el vino o la burlona equiparación del tálamo de los enamorados a la espada y, por supuesto, la hilarante transformación del pastel en Tisbe. Podría añadirse la graciosa personificación según la cual gobiernan sus días “mantequillas y pan tierno”. CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA BARROCA PRESENTES EN ESTE POEMA En definitiva, es un estilo en el que domina la sencillez y el gracejo, igual que en otros aspectos del texto, con lo cual se integra perfectamente en la tradición poética que pretende recrear. Góngora es universalmente conocido por ese elaborado arte cubierto con la etiqueta de culteranismo, pero no es menos cierto que posee otra faceta: la de cultivador y revitalizador de la poesía tradicional. Tuvo un papel destacado en la revitalización del romance que se llevó a cabo en el barroco. También participó en la renovación del villancico y la letrilla. Hasta que llegó a sus manos, esta forma métrica había sido un género menor limitado a temas religiosos o rústicos y vulgares. Góngora empezó a cultivar la letrilla en 1581 y la convirtió en un vehículo idóneo para expresar la sátira burlesca. Observemos en el poema que comentamos, cómo Góngora funde elementos tradicionales y cultos, aunando ambos para redoblar su intención burlesca. Parte, como hiciera en otras letrillas, de un refrán, pero a lo largo del poema la chispa humorística salta por la colisión entre elementos populares y alusiones más o menos zafias y grotescas a referentes mitológicos. El propio tema elegido es culto y Góngora lo pasa por el filtro de la poesía tradicional, lo que en sí mismo es una propuesta provocadora. FRANCISCO DE QUEVEDO (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, España, 1645) Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora. Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español. En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real). Sin embargo, pronto recobró la confianza real con la ascensión al poder del condeduque de Olivares, quien se convirtió en su protector y le distinguió con el título honorífico de secretario real. Pese a ello, Quevedo volvió a poner en peligro su estatus político al mantener su oposición a la elección de Santa Teresa como patrona de España en favor de Santiago Apóstol, a pesar de las recomendaciones del conde-duque de Olivares de que no se manifestara, lo cual le valió, en 1628, un nuevo destierro, esta vez en el convento de San Marcos de León. Pero no tardó en volver a la corte y continuar con su actividad política, con vistas a la cual se casó, en 1634, con Esperanza de Mendoza, una viuda que era del agrado de la esposa de Olivares y de quien se separó poco tiempo después. Problemas de corrupción en el entorno del conde-duque provocaron que éste empezara a desconfiar de Quevedo, y en 1639, bajo oscuras acusaciones, fue encarcelado en el convento de San Marcos, donde permaneció, en una minúscula celda, hasta 1643. Cuando salió en libertad, ya con la salud muy quebrantada, se retiró definitivamente a Torre de Juan Abad. Saúl y Alejandro ( Lope de Vega: ¿Qué tengo yo que mi amistad procoras?) ¡Ah de la vida!… ¿Nadie me responde? ¡Aquí de los antaños que he vivido! La Fortuna mis tiempos ha mordido; las Horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni a dónde la salud y la edad se hayan huido! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde. Ayer se fue; mañana no ha llegado; hoy se está yendo sin parar un punto: soy un fue, y un será, y un es cansado. En el hoy y mañana y ayer, junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto. RESUMEN El autor se sorprende de la rapidez con que ha envejecido y de cómo le ha abandonado la salud; cae en la cuenta de que la vida ha pasado sin que él lo advirtiera, y de que está próxima su muerte. TEMA El tema de este soneto es el paso del tiempo (cuyo tópico literario es tempus fugit). Solo hemos de fijarnos en los verbos: “fue”, “será”, “soy” para insistir en esa idea del paso inevitable del tiempo que nos lleva a la muerte. ESTRUCTURA EXTERNA. Nos encontramos con un poema completo. Se trata de un soneto formado por dos cuartetos y dos tercetos. Los versos son endecasílabos y riman en consonante de la siguiente manera: ABBA, ABBA, CDC, DCD. El poeta muestra su inquietud ante la muerte y las reflexiones que le genera su cercanía. ESTRUCTURA INTERNA. Dividiremos este soneto en dos partes. En la primera parte, los cuartetos formarían una unidad temática ya que el poeta nos explica que se ha llegado a la edad adulta sin darse cuenta, el tiempo ha pasado y él está enfermo. La segunda parte estaría formada por los tercetos en las que la reflexión existencial sobre el tiempo domina estas estrofas y acaban de dar sentido al poema, de marcado estilo pesimista. FIGURAS RETÓRICAS En el primer verso encontramos la interrogación retórica “¿Nadie me responde?” que nos indica la soledad del poeta agudizada por la enfermedad y los años. Además el paso del tiempo lo podemos observar en los adverbios de los tercetos que insisten en esta idea: “Ayer”, “hoy” y “mañana” que además son términos antitéticos, recurso este (la antítesis) muy característico del barroco ya que muestran esa idea de contradicción y pesimismo. La exclamación retórica ocupa los dos primeros versos del segundo cuarteto e insiste en la idea de fugacidad, de cómo el tiempo ha pasado tan rápido que él ni tan siquiera de ha dado cuenta. Fijémonos también en la personificación de “la salud” y “la edad”. Podríamos comentar las metáforas: “pañales” y “mortaja” que hacen referencia precisamente al principio de la vida, y al final de esta. Ambas etapas sintetizadas en el uso que hacemos de los paños característicos de cada etapa vital. El uso repetitivo de la conjunción “y” en el verso: ”soy un fue, y un será, y un es cansado” (polisíndeton) nos da la sensación de lentitud, de recreación en el tiempo, de alargar algo que sabemos que es inevitable, como es la muerte. CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA BARROCA PRESENTES EN ESTE POEMA Quevedo, es el principal representante del llamado Conceptismo barroco, y ya ha quedado suficientemente manifiesto en el comentario realizado cómo este es un poema conceptista. El rasgo más característico de Quevedo era su exacerbada sensibilidad moral, que le llevaba a exaltar con la misma vehemencia la justicia, la autoridad, la moralidad, que a denunciar la falsedad y el desorden de las costumbres de la época en la que vivió. Por eso, se tiende a dividir su producción lírica en dos tipos de composiciones: las de tono grave (desde poemas “metafísicos” –como el que comentamos- hasta los religiosos, ascéticos o políticos), y las de tono satírico-burlesco. Si a los conceptistas les interesaban los golpes de efecto, la ruptura del equilibrio en el contenido, los culteranos o gongoristas pretendían también el efectismo pero sólo en el plano de la forma y en la consecución de la belleza estética mediante un lenguaje poético, un código alejado de la lengua común. En cualquier caso, unos y otros ponen de relieve el espíritu de este siglo XVII en el que se inicia una progresiva decadencia de la vida política y social en España, bajo el mandato de los últimos Austrias. Los temas y las fuentes de inspiración seguían siendo las del Renacimiento: el amor, la naturaleza, el paso del tiempo, pero ahora el tono es pesimista y exagerado, y no se busca el equilibrio y la belleza, sino el efectismo y la sorpresa, la originalidad del autor, no la imitación de un canon. LOPE DE VEGA (Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562-id., 1635) Escritor español. Lope de Vega procedía de una familia humilde y su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller. Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de la corte (1588-1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596, después de ser indultado en 1595 del destierro, fue procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo. Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares: una fue la que conquistó la isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua. Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa), con la que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina de Aragón, Micaela Luján (Camila Lucinda), con la que tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya citadas anteriormente. Marina y Fran (Lope de Vega: Desde que viene la rosada Aurora) Ir y quedarse, y con quedar partirse, partir sin alma, e ir con alma ajena, oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse; arder como la vela y consumirse haciendo torres sobre la tierna arena; caer de un cielo, y ser demonio en pena, y de serlo jamás arrepentirse; hablar entre las mudas soledades, pedir prestada, sobre la fe, paciencia, y lo que es temporal llamar eterno; creer sospechas y negar verdades, es lo que llaman en el mundo ausencia, fuego en el alma y en la vida infierno. TEMA La ausencia, tal y como se enuncia en el verso 13 y se sintetiza en el 14 (es lo que llaman en la vida ausencia/fuego en el alma y en la vida infierno). ESTRUCTURA EXTERNA El soneto está compuesto por catorce versos endecasílabos, con rima consonante ajustada al siguiente esquema: ABBA ABBA CDE CDE. ESTRUCTURA INTERNA El poema adopta una estructura sintetizante: describe en los primeros doce versos los vaivenes de la pasión amorosa que definen el sentimiento que provoca estar lejos del ser querido, para definir o sintetizar la idea de ausencia en los dos últimos versos. La separación y nostalgia del ser amado provoca un gran dolor al sujeto lírico que se concreta en diversos sentimientos o sensaciones son los siguientes: sentimiento de vacío y recuerdo de lo ausente (v.1/2), impotencia por no poder volver a encontrarse con el ser amado (mito de Ulises que se ató al mástil para no sucumbir al deseo), deseo frustrado (5 / 6), sensación de tristeza o condenación y no renunciar por ello a seguir amando (v 7 y 8), soledad (v 9) impaciencia (v. 10), sensación de que no pasa el tiempo (v. 11), sucumbir a los celos (v.12). FIGURAS LITERARIAS Diversas antítesis, sobre las que se estructura el poema: ir/quedarse, quedar/partirse, sin alma/con alma, hablar/mudas, temporal/eterno. Referencias mitológicas (mito de Ulises en versos 3/4, que muestra la lucha entre el deseo y la razón) y cristianas (ángeles caídos en versos 6/7). Polisíndeton (repetición de la conjunción “y”) a lo largo de todo el poema. Crea un efecto de acumulación en la enumeración de sentimientos o sensaciones relacionadas con el tema principal. CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA BARROCA PRESENTES EN ESTE POEMA La tristeza, el desengaño y el amor frustrado o la imposibilidad de estar cerca del ser querido son temas típicamente barrocos. Su obra poética usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica popular y la culterana de Luis de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso claro». Lope tenía especial cariño por el soneto, porque era el molde apropiado para un concepto, para una idea fija, breve y compendiosamente expuesta, con brillante final. De ahí la arquitectura de sus sonetos, repartida en dos zonas de diferente movimiento, una ascendente y otra descendente, entre las que suele haber un instante de reposo o de precipitación. Lope se nos presenta entre las dos grandes mareas cultas que conoció: la tradición petrarquista y el mundo gongorino, y él, en medio, solo, con su vitalidad y su desenfreno dentro de su propio hallazgo: la pasión. LOPE DE VEGA ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta cubierto de rocío pasas las noches del invierno escuras? ¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío, si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el Ángel me decía: «Alma, asómate agora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía»! ¡Y cuántas, hermosura soberana, «Mañana le abriremos», respondía, para lo mismo responder mañana! Desde que viene la rosada Aurora hasta que el viejo Atlante esconde el día, lloran mis ojos con igual porfía su claro sol que otras montañas dora; y desde que del caos adonde mora sale la noche perezosa y fría, hasta que a Venus otra vez envía, vuelvo a llorar vuestro rigor, señora. Así que ni la noche me socorre, ni el día me sosiega y entretiene, ni hallo medio en extremos tan extraños. Mi vida va volando, el tiempo corre, y mientras mi esperanza con vos viene, callando pasan los ligeros años.