fíev. sci. tech. Off. int. Epiz., 1997,16 (2), 673-683 Riesgos de transmisión del cólera por productos pesqueros: perspectiva regional en Sudamérica (2) (3) (4) F. Quevedo(1) Primo Arámbulo I I I , J A E s c a l a n t e , J . E s t u p i ñ á n , C. A l m e i d a & J . C u e l l a r (5) (B) (1) Contratista, Instituto Panamericano de Protección de Alimentos y Zoonosis, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, Talcahuano 1660, Casilla de Correos 44, (1640) Martínez, Buenos Aires, Argentina (2) Coordinador, Programa de Salud Pública Veterinaria, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, 525 Twenty-third Street, N.W., Washington, DC 20037-2895, Estados Unidos de América (3) Consultor a Corto Plazo, Programa de Salud Pública Veterinaria, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, 525 Twenty-third Street, N.W., Washington, DC 20037-2895, Estados Unidos de América (4) Director, Instituto Panamericano de Protección de Alimentos y Zoonosis, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, Talcahuano 1660, Casilla de Correos 44, (1640) Martínez, Buenos Aires, Argentina (5) Asesor Regional, Programa de Salud Pública Veterinaria, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, 525 Twenty-third Street, N.W., Washington, DC 20037-2895, Estados Unidos de América (6) Asesor en Protección de Alimentos, Instituto Panamericano de Protección de Alimentos y Zoonosis, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, Talcahuano 1660, Casilla de Correos 44, (1640) Martínez, Buenos Aires, Argentina Resumen El cólera volvió a Sudamérica, en enero de 1991, luego de casi un siglo de ausencia. Las condiciones sanitarias de los países, sumadas a su situación económica y política, permitieron una rápida diseminación de la enfermedad. En el Perú, los productos pesqueros fueron incriminados desde el inicio, aún sin tenerse pruebas concluyentes para ello. Tiempo después, en otros países, se comprobó epidemiológicamente, y por laboratorio, la transmisión del mal por esos productos. En este trabajo, los autores discuten los efectos de la reciente epidemia del cólera sobre la comercialización y consumo de productos pesqueros para los países sudamericanos. Se discute igualmente el riesgo real de transmisión del cólera por alimentos y por consumo de productos pesqueros, y se proponen las bases para efectuar la correspondiente evaluación de riesgos. Finalmente, se presentan brevemente las medidas de prevención que se recomiendan para evitar la transmisión del cólera por productos pesqueros. Palabras clave América del Sur - Cólera - Control - Enfermedades transmitidas por alimentos Evaluación de riesgos - Productos pesqueros - Salud pública - Transmisión - Vibrio cholerae. Introducción A comienzos de 1 9 9 1 , el cólera volvió a Sudamérica. La última vez que se había presentado fue en ocasión de la quinta pandemia, que afectó Argentina ( 1 8 8 6 - 1 8 8 7 y 1 8 9 4 - 1 8 9 6 ) , Brasil ( 1 8 9 3 - 1 8 9 5 ) , Chile ( 1 8 8 7 - 1 8 8 8 ) y Uruguay ( 1 8 9 5 ) . La sexta pandemia ( 1 8 9 9 - 1 9 2 3 ) respetó a Sudamérica. La séptima, iniciada en 1961 en las Islas Célebes (Indonesia), no había afectado a ningún país sudamericano, hasta ese momento (3, 2 5 ) . Durante la década de 1 9 7 0 , el mal se extendió hacia África occidental y produjo brotes epidémicos en países de Europa. Se detectaron, además, casos autóctonos en las costas de Estados Unidos de América, en 1 9 7 3 y 1 9 7 8 (5, 3 9 ) . Alertados, los países sudamericanos tomaron precauciones. Microbiólogos oficiales siguieron cursos de aislamiento de Vibrio cholerae en el Centro de Enfermedades Transmisibles de Atlanta. En Argentina se editó un folleto sobre preparación ante casos de cólera, basado en un documento similar de la Organización Mundial de la Salud Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (2) 674 La década de 1 9 8 0 ha sido llamada la «década perdida» para Latinoamérica, debido a que sus economías sufrieron un gran retroceso, sus deudas externas crecieron y no se efectuaron obras de infraestructura que favorecieran el desarrollo. En 1989 se calculaba que había 183 millones de pobres en Latinoamérica ( 4 4 % de la población), y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estimaba que 130 millones de estos pobres no tenían acceso a la atención de salud (9). Al comenzar la década de 1 9 9 0 , Sudamérica estaba en crisis económica y política. Acababa de terminar el Decenio del Agua Potable y Saneamiento (organizado por las Naciones Unidas para extender dichos servicios al mayor número de personas) con resultados importantes, pero sin haberse alcanzado las metas propuestas. El cólera, en Latinoamérica, no hizo más que desnudar la acuciante realidad social, económica, cultural y medio ambiental en la que estaba inmersa una tercera parte de su población (34). En lo positivo, la OPS/OMS había cooperado con los programas nacionales de control de enfermedades diarreicas, especialmente en la distribución masiva y educación en el uso de las sales de rehidratación oral (SRO), a pesar de que en el Peni, por ejemplo, el nivel de utilización de ellas era bajísimo, • pues sólo el 3,6% de las madres con hijos menores de cinco años las empleaba (11). La OPS/OMS igualmente, había dado impulso a la promoción de los programas nacionales de protección de alimentos, propiciando incluso la creación de la Red Latinoamericana de Vigilancia Epidemiológica de las Enfermedades Transmitidas por los Alimentos (24). mes. A fines de febrero, el Ecuador notificó los primeros casos, y al terminar el año todo su territorio estaba afectado. En marzo, una ciudad colombiana situada a 8 0 0 km del foco epidémico fue afectada, extendiéndose luego el cólera por el interior del país. En Chile comenzó en abril, con poca intensidad, en el mismo mes llegó al Brasil. En agosto Bolivia fue afectada, en septiembre Panamá y, a fines de 1991, Venezuela; Argentina recién lo fue en febrero de 1992, y, en marzo de ese año, la Guayana francesa y Surinam, y la Guayana inglesa en noviembre. Uruguay y Paraguay se salvaron, habiéndose notificado en el Paraguay tres casos en 1993. La situación fue similar en los demás países latinoamericanos, no situados en Sudamérica (34). Desde el inicio de la epidemia en 1991 hasta el 2 6 de julio de 1997, 21 países de las Americas declararon a la OPS un total cumulativo de 1.198.979 casos y 11.867 muertes debidas a Vibrio cholerae 0 1 (27, 2 8 ) . La Figura 1 muestra los casos declarados cada año a la OPS entre 1991 y 1997. Sorprendentemente, la tasa de letalidad fue bajísima, si se consideran las cifras que se conocían del cólera en África y en Asia. Los médicos, farmacéuticos, enfermeros y sanitaristas peruanos primero, y luego los del resto de Latinoamérica, lograron mantener la tasa en 1,02% en 1 9 9 1 , y en 0,64% en 1992, muy diferentes del 12% o más que las estadísticas informaban para otros continentes. Número de casos (OMS). Se aconsejó que los laboratorios de microbiología alimentaria se prepararan para poder aislar el vibrión colérico en los alimentos de mayor consumo en los países (31). Pero el cólera fue elusivo y no se presentó en América del Sur. Un estudio publicado en 1 9 7 9 ratificaba, sin embargo, que los países latinoamericanos eran altamente vulnerables al cólera (41). La reciente epidemia del cólera en Sudamérica Este era el panorama cuando el cólera estalló en tres ciudades costeras del Océano Pacífico, Chancay, a 8 0 km, Chimbóte a 4 0 0 km y Piura, a 1.000 km de Lima, capital del Perú. En dos semanas, se presentaron 12.000 casos en una extensión de 2 . 0 0 0 km de costa (38). Luego el cólera se dirigió al interior, abarcando casi la totalidad del territorio en dos meses, registrándose diariamente 2.550 casos, en una población de 22 millones de habitantes. Al fin de ese período, se habían notificado 9 7 . 0 0 0 casos. El agente causal era Vibrio cholerae O l El Tor, serotipo Inaba. Pronto, la epidemia se extendió por las costas del Pacífico, afectando prácticamente un nuevo país latinoamericano por * cifra hasta el 2 2 de febrero de 1997 Fig. 1 Número de casos de cólera en las Américas declarados por los Ministerios de Salud a la Oficina Panamericana de la Salud (1991-1997) Al iniciarse el brote en las costas peruanas, los productos pesqueros fueron inmediatamente incriminados, tal vez sin las pruebas concluyentes sobre el origen del problema. A este respecto se especuló sobre diversas posibles causas de la llegada del cólera al Perú. Se dijo, por ejemplo, que un cargamento de arroz asiático contaminado con el vibrión 675 Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (2) colérico habla originado el brote. Otra hipótesis indicaba que un barco procedente del Asia había descargado sus aguas de lastre y las de sus contenedores, contaminadas con Vibrio cholerae, en aguas costeras peruanas. Hay antecedentes sobre este mecanismo. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos de América (Food and Drug Administration: FDA), en 1 9 9 1 , aisló el microorganismo, con características genéticas idénticas a la cepa epidémica latinoamericana, en diversas muestras de sedimentos marinos, mariscos y contenido estomacal de pescados tomadas en Dauphin Island, Alabama; pocos meses después, en el mismo laboratorio se aisló el vibrión colérico en muestras de agua de lastre y de los tanques de dos barcos recién llegados a ese puerto desde un país latinoamericano ( 1 ) . También se especuló que personas procedentes de países con cólera, y en pleno proceso de incubación de la enfermedad, habían llegado al Peni y diseminado el mal. Si se hubiese dado y aceptado esa posibilidad, seguramente se hubiese afirmado que esas personas no eran del país, debido a la tendencia universal de incriminar a los extranjeros cuando se presenta una enfermedad exótica (15). Otra explicación, más relacionada con un origen «marino» del brote, es la posible presencia de Vibrio cholerae 0 1 en las aguas costeras del Océano Pacífico, en las cuales habría permanecido por mucho tiempo en forma «durmiente». En estudios realizados hace algunos años (43), se comprobó que los vibriones marinos y otras bacterias, cuando están sometidos a condiciones de escasez de nutrientes, determinadas concentraciones salinas y temperaturas bajas, disminuyen su tamaño transformándose en formas filtrables que pueden sobrevivir por periodos muy prolongados. Dichas formas no eran detectadas en los análisis corrientes por lo que se les denominó «viables, pero no cultivables». El fenómeno se presenta también con otras bacterias patógenas ( 1 4 ) . La ecología de Vibrio cholerae ha sido estudiada en forma profunda, en los años recientes, dando como resultado modificaciones substanciales en los estudios epidemiológicos sobre el cólera y su interpretación. Luego de iniciado el brote, se tomaron varias medidas de urgencia. El Ministerio de Salud del Perú declaró una Emergencia Sanitaria que prohibía bañarse en el mar. Se prohibió el consumo de pescados y mariscos, especialmente los preparados como «cebiche» (plato típico peruano, hecho con pescado y mariscos, crudos pero marinados con jugo de limón muy ácido); casi se llegó al extremo de «satanizar» los productos pesqueros. Se exigió a la población que hirviera el agua. Y se aconsejó también clorar el agua de consumo. En estos dos últimos aspectos es donde más diferencias hubo entre los países latinoamericanos. Algunos recomendaron hervir el agua por un minuto, otros por tres, o por cinco, hubo un país, incluso, que recomendó a su población hervir el agua ipor diez minutos! La cantidad de cloro recomendada para agregar al agua, fue diferente en los diversos países. La obediencia civil fue importante en la prevención de la extensión de la epidemia en algunos sectores sociales. Por otro lado, la pobreza extrema, la carencia de infraestructura sanitaria, la ignorancia, las malas prácticas higiénicas en la manipulación de los alimentos, fueron factores que permitieron que el cólera se expandiera en prácticamente todos los países de Latinoamérica (34). Efectos de la epidemia del cólera sobre la comercialización y consumo de productos pesqueros La presentación del cólera epidémico en Latinoamérica, aparte de sus efectos sobre la salud pública, con sus consecuencias de muertes, sufrimiento y dolor, también afectó la economía y el bienestar de Gobiernos, empresas, familias e individuos. En un estudio efectuado por economistas peruanos ( 2 9 ) , a sugerencia y con financiamiento del Grupo Especial Mundial de Lucha contra el Cólera de la OMS, se concluyó que la epidemia causó en el Perú una pérdida de 4 8 9 . 4 2 4 . 0 0 0 de dólares en 1 9 9 1 . El análisis económico realizado en dicho trabajo, incluye entre los costes los rubros de mercado externo (exportaciones, importaciones, turismo) y mercado interno (pesca interna, comercio ambulatorio de alimentos, atención a enfermos, ausencia laboral por enfermedad, ausencia laboral por muerte en 1 9 9 1 , ausencia laboral futura por muerte). Uno de los sectores más afectados fue el turismo, con un coste indirecto de más de 147 millones de dólares (Cuadro I). En esos estudios no se consideraron algunos otros aspectos relacionados con el impacto económico causado por toda enfermedad transmitida por alimentos, lo cual hubiese elevado las cifras de pérdidas ( 3 3 ) . La Asociación de Exportadores del Perú (ADEX) declaró que las pérdidas directas fueron del orden de 13.000 millones de dólares (26). Cuadro I Pérdidas en el sector externo, Perú, 1991 (en dólares norteamericanos) Sector económico Coste indirecto Agricultura (frutas y hortalizas frescas y congeladas) 2.194.700 Pesca (pescados, mariscos congelados) 9.QQ4.90Q Harina de pescado Turismo ADEX Total 11.541.800 147.119.700 57.000 169.918.100 Fuente. Asociación de Exportadores del Perú (ADEX) En lo que se refiere a la comercialización y consumo de los productos pesqueros, el daño fue extraordinariamente elevado. En el Perú, por ejemplo, durante los primeros meses 676 Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (Z) del brote, y como respuesta a los mensajes oficiales del sector salud y al temor natural que invadió a la población, el consumo interno de pescados y mariscos descendió a los niveles más bajos que se recuerdan en el país. Se calcula que en 1 9 9 1 , el consumo interno de productos pesqueros disminuyó en un 3 3 , 6 % , en relación con 1 9 9 0 . Los pescadores artesanales dejaron de hacerse a la mar, por carencia de clientes; los vendedores en los mercados y tiendas sufrieron pérdidas enormes, debiendo destruir sus mercaderías, que muy pocos clientes querían adquirir. El propio Ministro de Pesquería inició una campaña para favorecer el consumo de los productos pesqueros, lo que se interpretó como mensajes contradictorios en el seno del mismo Gobierno. En el estudio económico citado, se concluyó que la pesca interna tuvo una pérdida o coste indirecto de más de 3 2 millones de dólares. La exportación de productos pesqueros tuvo similares problemas. La exportación de productos pesqueros peruanos descendió luego del brote. En el estudio auspiciado por la OMS/OPS, se calcula que las pérdidas indirectas por exportaciones de productos de la pesca fueron de más de 9 millones de dólares y en lo referente a la harina de pescado la pérdida ascendió a 11,541 millones de dólares (Cuadro II). En un país latinoamericano se quemaron lotes de conservas peruanas de productos pesqueros, a pesar del tratamiento térmico al que son sometidos los enlatados, que garantizan su esterilidad comercial, y a pesar de que, en todo caso, eran productos fabricados antes del comienzo del brote. Un país escandinavo prohibió el ingreso y detuvo varios cargamentos de trucha congelada, de origen peruano, a pesar de que habían sido criadas en aguas muy frías, producto del deshielo de las nieves de los Andes peruanos, congeladas en el sitio de su crianza, un lugar de la sierra peruana -libre del cólera- y transportadas a puerto y embarcadas correctamente envasadas y sin que ningún manipulador tuviese oportunidad u ocasión de contaminarlas. Afortunadamente, esa prohibición fue levantada luego de la intervención de la Unidad de Inocuidad de los Alimentos de la OMS y la presentación de las pruebas correspondientes por las autoridades peruanas. Un caso similar ocurrió con Chile en su exportación de productos pesqueros frescos a la Polinesia Francesa, cuyas autoridades, preocupadas por la aparición del cólera en Chile, deseaban cancelar las importaciones de esos productos; la OMS recordó que si esos productos habían sido capturados y manipulados en áreas no infectadas, con garantía de los respectivos certificados oficiales del país exportador, prácticamente no había motivos para preocuparse. En general, los países importadores exigieron la realización de controles de laboratorio y de inspección que representaron un coste adicional para los exportadores. También se exigió la fumigación de naves y aviones procedentes del Perú. La FDA decretó el «Alerta de Importación» N 9 9 - 0 7 del 15 de febrero de 1 9 9 1 , sobre los productos provenientes del Peni, efectuándose pruebas de laboratorio; los resultados confirmaron, una vez más, que los alimentos de exportación no son vehículos frecuentes de transmisión del cólera. Hasta mayo de 1 9 9 1 , por ejemplo, 123 muestras de productos pesqueros, frutas y vegetales provenientes del Perú y del Ecuador, demostraron no estar contaminadas con el agente transmisor. Hasta comienzos de diciembre de 1991, la FDA había examinado 8 5 0 muestras de ahmentos procedentes de países latinoamericanos afectados por el cólera, habiéndose aislado sólo en forma ocasional V. cholerae (cepa no toxigénica) (1). Estos resultados fueron confirmados en abril 2 Cuadro II Pérdidas indirectas en exportaciones, Perú, 1991 (en dólares norteamericanos) Sector Agricultura Ajo Melones Mango Pesca Pescado congelado Trucha congelada Mariscos Harina de pescado ADEX Estudios técnicos Difusión Reuniones, viajes Total Embarque perdido Baja en precio internacional Sobrealmacenaje Certificados adicionales Estudios técnicos, difusión, reunión, viajes Pérdida inducida en resto de economía Total 1.266.000 666.000 400.000 200.000 - 121.643 405.475 - 401.500 2.194.618 3.800.000 1.800.000 1.000.000 1.000.000 497.005 44.000 594.000 - 4.069.900 9.004.905 3.000.000 3.156.000 - 5.385.800 - - 11.541.800 57.000 9.857.200 22.798.323 8.066.000 Fuente: Asociación de Exportadores de Perú (ADEX) 3.653.005 - 165.643 - 999.475 57.000 35.000 15.000 7.000 57.000 677 Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (2) de 1 9 9 2 , por el representante del FDA que participó en la Consulta Conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)/OPS/OMS sobre inocuidad y comercialización de los alimentos en vista de la epidemia del colera en las Americas, realizada en Buenos Aires, Argentina (16). demuestran epidemiológicamente la no participación del agua en la transmisión (32). Por ejemplo, en el brote de cólera que afectó a pasajeros de un avión llegado a Sydney, Australia, aunque no se pudo aislar el agente causal en los alimentos, se demostró, epidemiológicamente, que ellos, y no el agua, habían sido los responsables de la transmisión (40). A pesar de ello, varios países europeos, tal vez injustificadamente, impusieron medidas restrictivas a los productos provenientes de los países latinoamericanos. Y no sólo los productos pesqueros, o frutas y vegetales frescos fueron detenidos, sino que también envíos de flores sufrieron esa prohibición y, aún más absurdo, importaciones de tejidos de alpaca, o incluso de objetos de plata fueron restringidas. Pero las primeras demostraciones de la participación de los alimentos corresponden a la descripción de los brotes epidémicos ocurridos en Italia en 1 9 7 3 (2) y en Portugal en 1 9 7 4 (4). Poco después, la participación de los alimentos fue totalmente demostrada cuando en Galicia, España, se comprobó el papel que jugó el consumo de mariscos crudos o insuficientemente cocinados, y al poco tiempo, en el mismo país, en 1 9 7 9 , en el brote de Málaga en el cual se demostró que el consumo de pescado crudo fue el vehículo del mal (7). Un factor muy importante que se ha de considerar es que diversos alimentos, sobre todo cuando están cocinados, permiten o favorecen un rápido crecimiento de V. cholerae que pudiese haberlos contaminado, hasta alcanzar, en muy pocas horas (a veces en sólo tres), una dosis infectante, como se ha comprobado experimentalmente ( 1 3 ) . En el brote latinoamericano de 1 9 9 1 , investigaciones epidemiológicas demostraron la participación, en la transmisión, de alimentos preparados y expendidos en la vía pública, de sobras de arroz cocinado ( 3 6 ) , de frutas y vegetales ( 2 1 ) , y de alimentos marinos. Riesgo real de transmisión del cólera por alimentos y en particular por consumo de productos pesqueros Tradicionalmente, a pesar de que Snow y Koch hubiesen sugerido la posible participación de los alimentos en la transmisión, se consideraba que el cólera era una enfermedad de transmisión exclusivamente hídrica. Se aceptaba la participación del alimento, sólo como resultado de su contaminación por el agua. La estrategia para la prevención se basaba entonces en esa creencia. En la actualidad, se reconoce que el cólera es también una enfermedad transmitida por alimentos, aunque con características muy especiales. Varios brotes han sido documentados en los cuales se ha demostrado la participación activa de los alimentos. En el reciente brote epidémico latinoamericano, en varios de los países afectados se encontró la vinculación epidemiológica de alimentos con la aparición del mal. Una de las circunstancias más frecuentes fue la ingestión de alimentos preparados y vendidos en la vía pública, en las condiciones más antihigiénicas que se pueda imaginar. Por otra parte, cada día se encuentran más confirmaciones del importante papel desempeñado por los alimentos en la transmisión y desencadenamiento del cólera. Se han publicado algunos trabajos que incluyen cuadros con ejemplos de brotes de cólera transmitidos por alimentos (32). Experimentalmente se ha comprobado que voluntarios a los que se les hizo ingerir alimentos contaminados con 1 0 de V. cholerae El Tor desarrollaron síntomas clínicos, mientras que éstos no se presentaron cuando los voluntarios recibieron la misma cantidad del vibrión pero acompañado con agua. Se sabe que ciertos alimentos ejercen un efecto protector del V. cholerae, permitiéndole atravesar, sin problemas, la barrera ácida gástrica. Por otra parte, se han publicado estudios que 6 Se tiene constancia que los productos pesqueros han estado vinculados con numerosos brotes. En la reciente epidemia latinoamericana, la participación de los productos pesqueros, crudos o cocinados, fue confirmada por lo menos en dos países, Ecuador y El Salvador ( 3 5 , 4 2 ) . En el Perú, sin embargo, se incriminó a priori al cebiche pero sin que se haya publicado una confirmación epidemiológica convincente sobre ello; además, debido a que el cebiche va siempre acompañado de lechuga y cebollas crudas, y camote o batata, y también de «choclo» o maíz cocinado, subsiste la duda sobre cual fue el verdadero vehículo, si el pescado acidificado o los vegetales. Se recuerda, no obstante, que en las primeras etapas del brote en el Peru, se aisló V. cholerae 0 1 del agua de mar y en dos pescados «pejerrey» (Austromenidia regia) capturados muy cerca de los desagües municipales en Chancay y en el sur de Lima (22). El pejerrey no se usa con mucha frecuencia para preparar cebiche. Por otra parte, en un período de 18 meses, durante la epidemia, se analizó un total de 4 5 0 muestras de pescado, mariscos y agua de mar (8 muestras), aislando Vibrio cholerae n o - 0 1 en 5,2% de muestras de pescado no provenientes de alta mar, en 3,9% de muestras de caracoles marinos, en 1,9% de mejillones, en 1,89% de cangrejos y en 1,18% de almejas. Al parecer, sólo se ha aislado una cepa de V*. cholerae 0 1 Ogawa en una muestra de pescado lorna (Sciaena deliciosa), y otra cepa similar en una muestra de mejillones (7). En el brote latinoamericano, productos contaminados estuvieron vinculados con pesqueros incidentes 678 relacionados con viajes o turismo. Se ha documentado que cuatro residentes de Nueva York fueron afectados por cólera, en abril de 1991, después de haber ingerido carne de cangrejo cocinada transportada ilegalmente desde el Ecuador en la valija de uno de ellos (37). Algo similar ocurrió con residentes de New Jersey, al regresar a los Estados Unidos de América después de un viaje al Ecuador (8). En febrero de 1992, otro incidente, más penoso aún, implicó a pasajeros de un vuelo de Buenos Aires a Los Angeles, Estados Unidos de América, con escala en Lima. De un total de 3 3 6 pasajeros y 2 0 tripulantes, 97 de ellos, es decir el 2 7 , 2 % , cumplían con la definición de caso de cólera. Diecisiete personas fueron hospitalizadas y falleció un pasajero de 72 años. Una ensalada preparada con langostinos fue el alimento presuntamente responsable ( 1 8 ) . Debido a que el cólera ya había ingresado a la Argentina y a que estaba prohibido que las «cocinas de vuelo» o « caterings* del Perú preparasen productos pesqueros, el verdadero origen del problema ha quedado sin ser dilucidado. La FDA reconoce la posible peligrosidad de los productos pesqueros en la transmisión del cólera cuando, al preparar su programa general anual y permanente llamado «Monitorización de patógenos - alimentos de gran riesgo» (Pathogen monitoring - high risk foods), incluye la obligación, bajo algunas circunstancias, de buscar Vibrio cholerae en determinado número de muestras de productos pesqueros (1). Bases para la aplicación del análisis de riesgos en el control y la prevención del cólera transmitido por los productos pesqueros Para poder aplicar el análisis de riesgos, comenzando con la correspondiente evaluación de riesgos, y cumplir las recomendaciones del Acuerdo sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias (Acuerdo SPS) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), resulta útil estudiar la ecología de Vibrio cholerae, o sea el ecosistema vibrio/alimentos-agua. Esta estrategia nos permitirá conocer los diferentes mecanismos de contaminación de los alimentos y el agua con el vibrión colérico, y los factores que gobiernan su desarrollo o inhibición en los diferentes productos alimenticios. Luego, podremos intentar contestar si un determinado alimento -fresco, procesado o preparado- de acuerdo con las condiciones a las que ha estado expuesto, habrá permitido que el vibrión alcance una concentración, o dosis infecciosa, que le permita producir la enfermedad. Para esto habrá que considerar, por supuesto, los hábitos de consumo, el nivel de higiene y la vulnerabilidad de los grupos de consumidores, en Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (2) un país determinado. Una vez conocidos los resultados de la evaluación, se podrá proceder a la gestión de los riesgos y efectuar la comunicación al respecto. Los factores o parámetros que se han de considerar en el mencionado ecosistema son los siguientes (32): a) contaminación; b) factores intrínsecos; c) factores de procesamiento o preparación; d) factores extrínsecos; e) efectos combinados; f) parámetros implícitos. Aplicando este ejercicio de evaluación de riesgos a los productos pesqueros, se observa que su contaminación con V. cholerae se puede producir de diferentes maneras. Un mecanismo puede ser la contaminación, directa o indirecta, con materias fecales de individuos infectados, a través de aguas contaminadas o hielo preparado con ellas, o por contacto con las manos no higienizadas de los manipuladores, luego que hayan tenido contacto con heces, después de defecar o cambiar pañales a niños enfermos. La contaminación se puede producir con aguas de lastre o de contenedores de los barcos, como se mencionó anteriormente. Una costumbre muy arraigada en algunos países sudamericanos es la de comercializar los productos pesqueros en los puertos o muelles, sumergiéndolos o «lavándolos» en aguas del mar, por lo general muy contaminadas en esos lugares. A nivel de comercialización minorista también se puede producir la contaminación cruzada con otros productos, como por ejemplo verduras o frutas contaminadas. La contaminación puede también ocurrir a través de fito o zooplancton, y, en general, en los ecosistemas acuáticos de estuarios o pantanos costeros, o incluso en ecosistemas de agua dulce (6). Los factores intrínsecos son las características químicas, físicas y biológicas de los productos pesqueros, que pueden tener influencia sobre el desarrollo o inhibición del V. cholerae. A este respecto, hay que considerar la presencia de nutrientes, pues se sabe que el vibrión colérico crece mejor en alimentos con alto contenido de carbohidratos, y en ausencia o con moderadas cantidades de sal. También cabe tener en cuenta el pH o mejor aún, la acidez del producto; el pH óptimo para el crecimiento del vibrión colérico es 7,6, con un rango de 5,0 a 9,6 (por eso es que los alimentos altamente acidificados, como el cebiche, no permiten su multiplicación) (19). La actividad del agua (aw) o «agua libre» es otro factor condicionante del crecimiento del vibrión, que requiere agua para su desarrollo; los alimentos «húmedos» favorecen el crecimiento del vibrión, mientras que los de baja actividad de agua como, por ejemplo, el pescado salado o deshidratado, no permitirán su multiplicación. Las substancias antimicrobianas naturales, que pueden contener otros ingredientes usados durante el 679 Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (2) procesamiento o preparación de los productos pesqueros, pueden inhibir el desarrollo de los vibriones. Los tratamientos que sufren los productos pesqueros, durante su preparación o procesamiento, pueden destruir parcial o totalmente las células de Vibrio cholerae 0 1 que los estén contaminando. La aplicación de calor es uno de los mecanismos más eficaces para destruir los vibriones. Por supuesto que la intensidad del tratamiento, y su eficacia, dependerán de las características del alimento que se procesa o prepara. Por ejemplo, un atún rallado o picado fino requerirá menos calor que un filete o lomo de atún para destruir los agentes microbianos. Otros factores como el pH, la actividad del agua, la mayor o menor cantidad de grasa, también influyen sobre la temperatura requerida para la destrucción de los vibriones. Se ha estudiado la acción del calor sobre el Vibrio cholerae. Una temperatura superior a 48°C basta para destruirlo. El llamado tiempo de reducción decimal para esta bacteria corresponde a un calentamiento a 60°C durante 2,65 minutos. Ensayos con la cepa aislada durante la epidemia en el Peni, demostraron que en agua el vibrión se destruía a 95°C en 3 0 segundos. Los productos pesqueros que han sido calentados usando los procesos de pasteurización, esterilización, deshidratado y enlatado, recomendados por los Códigos de Higiene y Prácticas Tecnológicas del Codex Alimentarius, no transmitirán el cólera si se evita la recontaminación luego del tratamiento térmico. Sin embargo, en estudios experimentales fue sorprendente observar que V. cholerae resistió en carne de cangrejo que se sometió a ebullición por 8 minutos y al calentamiento por vapor durante 25 minutos (5). Durante la cocción de un producto pesquero en una cocina doméstica o comercial, bastará con aplicar una temperatura superior a 72°C durante unos pocos minutos, para eliminar el riesgo de enfermar por su consumo. Si el alimento no es ingerido inmediatamente será necesario emplear las mismas temperaturas superiores a los 72°C para su recalentamiento. Cabe recordar que muchas veces el vibrión crece más rápidamente en alimentos cocinados que en los crudos. Es el caso, por ejemplo, experimentalmente comprobado, del desarrollo más rápido de Vibrio cholerae El Tor en mejillones cocinados en comparación con su crecimiento en mejillones crudos ( 1 3 ) . La irradiación de los productos pesqueros con una dosis mínima de 1 kGy también destruirá al vibrión colérico; como ya se ha discutido, otros procesos como la acidificación y la deshidratación, eliminarán el riesgo. Los factores extrínsecos son las condiciones ambientales a las que un alimento es sometido durante el almacenamiento y transporte. Los factores extrínsecos que se deben considerar con más atención son la temperatura de almacenamiento, la presión de vapor de agua o temperatura relativa ambiente, y la composición gaseosa del ambiente. El almacenamiento en refrigeración limita el desarrollo de V. cholerae. Por ejemplo, a 2-4°C el vibrión sobrevivirá 7 a 14 días en pescado crudo, 14 a 2 5 días en pescado cocinado, y más de 180 días en congelación. Se ha dicho que este vibrión es sensible a las bajas temperaturas. Sin embargo, se ha comprobado que en ciertos productos marinos como los langostinos, existen substancias que son crioprotectoras (como, por ejemplo, la quitina), pero que dejan de actuar por debajo de 0°C. La congelación detiene el desarrollo del vibrión, pero no lo destruye, antes bien, como se acaba de ver, prolonga su tiempo de vida. Los alimentos marinos cocinados pueden también ser mantenidos a 60°C hasta que se consuman, pero ahora se duda que en ciertos alimentos esta temperatura sea suficiente para destruir al vibrión. La humedad relativa ambiente durante el almacenamiento de los productos pesqueros influye sobre la supervivencia y el crecimiento del vibrión colérico. La supervivencia se extiende si se almacena el alimento en un ambiente con una humedad ambiente elevada. La composición gaseosa del ambiente también ejerce influencia negativa o positiva sobre el vibrión. Por efectos combinados se debe entender que los diferentes factores o parámetros señalados hasta el momento, actuarán en forma interdependiente, sin excluirse mutuamente. Por ejemplo, los valores de actividad del agua y el pH que tenga el alimento, tienen una gran influencia sobre la resistencia del vibrión al calor. En lo que se refiere a la desinfección en la industria de alimentos para combatir la contaminación con V. cholerae, investigaciones recientes indican que el ácido peracético es el producto más eficaz y que el hipoclorito también es eficaz cuando no están presentes proteínas libres. Para la desinfección de las manos lo más eficaz es usar isopropanol a una concentración de 2 0 % ( 1 2 ) . Los parámetros características microorganismo parámetros son antagonismo. implícitos son los atributos biológicos o que determinan cómo actúa un en una población microbiana mixta. Estos la tasa de crecimiento, la simbiosis y el Todos estos factores o parámetros deberán considerarse al hacer la evaluación de los riesgos, pero recordando que diversos hábitos higiénicos o alimenticios, o circunstancias en los países de América del Sur, pueden favorecer la contaminación y la multiplicación del vibrión en productos crudos o cocinados. En lo que respecta a la industria, es preciso decir que por lo general, a ese nivel, especialmente cuando se trata de productos destinados a la exportación, las precauciones y medidas son más estrictas y confiables. Sin embargo, se puede comprender, aunque no justificar, la natural aprehensión de un país a importar productos pesqueros de un país afectado por el cólera, aunque el mismo país importador también lo esté (30). Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 16 (2 680 Medidas de prevención para evitar la transmisión del cólera por productos pesqueros Una vez efectuada la evaluación de riesgos, siguiendo las bases que se acaban de presentar, será más sencillo sistematizar las actividades para la prevención de la transmisión del cólera por los productos pesqueros y por los alimentos, en general. Es muy útil también consultar y seguir las recomendaciones que, a este respecto, aconsejó el Grupo Especial Mundial de Lucha Contra el Cólera, organizado por la OMS, precisamente a raíz de la epidemia que asoló a Latinoamérica ( 2 3 , 3 2 ) : - evitar la contaminación fecal del agua y los alimentos; - evitar la multiplicación de Vibrio cholerae O1; - eliminar Vibrio cholerae 0 1 en el agua y alimentos; - evitar la captura, recolección o pesca de mariscos, pescados y algas marinas comestibles, en aguas costeras que hayan sido identificadas como reservorios ambientales de Vibrio cholerae 01. Otras recomendaciones, en relación con la inocuidad de los alimentos, para prevenir el cólera, son: - evitar el consumo de alimentos crudos, especialmente los productos pesqueros, en particular los provenientes de aguas próximas a la costa; - cocinar muy bien los alimentos, procurando que el calor llegue a todas las partes; - consumir los alimentos mientras están aún calientes; - lavar con agua potable y secar todos los utensilios de cocinar y de servir luego del uso; - guardar los aumentos en el refrigerador o en una caja térmica aislante a menos de 10°C, si no es posible consumirlos totalmente apenas después de ser cocinados. En el caso de vendedores callejeros o lugares donde no hay facilidades para conservar en frío los alimentos, puede recurrirse a guardarlos en caliente a 60°C o más. En todo caso, los alimentos cocinados que han estado guardados más de cuatro horas deben ser recalentados a una temperatura superior a los 72°C, por varios minutos; - evitar contacto directo o indirecto entre los alimentos crudos y los cocinados, para evitar contaminaciones cruzadas; por ejemplo no usar para cortar un alimento cocinado, el mismo cuchillo y la misma tabla de cortar que se empleó para cortar pescado crudo, sin lavarlos adecuadamente; - lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de defecar, cambiar pañales a un niño, o manipular alimentos crudos. Emplear para el lavado agua potable o bien clorurada; - usar sólo agua potable o clorada para cocinar, lavar los utensilios, las superficies, las manos. Durante el procesamiento y la preparación de productos pesqueros es indispensable la aplicación estricta del sistema de análisis de peligros y control de puntos críticos (hazard analysis and critical control points: HACCP), tal como ha sido recomendado por el Codex Alimentarius, la OMS y por la Unión Europea. El 18 de diciembre de 1995, la FDA aprobó la Regla Final de los Procedimientos para la seguridad sanitaria de las importaciones y procesamientos de pescado y productos pesqueros (Procedures for the saje and sanitary processing and importing of fish and fishery products), que será de aplicación efectiva a partir del 18 de diciembre de 1997. En estas regulaciones se declara obligatoria la aplicación de los principios del HACCP en el procesamiento de los productos pesqueros (10). Sin embargo, ya que a menudo la contaminación ocurre principalmente a través de la venta callejera de alimentos, es evidente que la aplicación del HACCP no brinda suficiente garantía a ese nivel. Por lo tanto, para que todas estas medidas de prevención del cólera y de otras enfermedades transmitidas por productos pesqueros se apliquen y resulten eficaces, es indispensable la puesta en ejecución de programas intensivos de educación para la salud en inocuidad de los alimentos. Estos programas deben dirigirse no sólo a los manipuladores de alimentos profesionales y domésticos, sino a toda la población (20). 681 Rev. sci. tech. Off. int. Epiz.. 16 (2| Risks of transmitting cholera through fishery products; the regional perspective of South America F. Quevedo, Primo Arámbulo III, J.A. Escalante, J . Estupiñán, C. Almeida & J. Cuellar Summary Cholera returned to South America in January 1991, after almost a century of absence. The hygienic status of the countries affected, aggravated by economic and political difficulties, allowed the disease to spread rapidly. In Peru, fishery products were incriminated from the outset, although without conclusive evidence. However, epidemiological and laboratory findings in other countries have confirmed the transmission of the disease by these products. The authors discuss the effects of the recent cholera epidemic on the trade and consumption of fishery products in countries of South America. The actual risk of cholera transmission by food and in particular by the consumption of fishery products is discussed, and a basis for conducting an accurate evaluation of these risks is proposed. Finally, the authors summarise the measures recommended to prevent the transmission of cholera by fishery products. Keywords Cholera - Control - Disease transmission - Fish - Foodborne diseases - Public health Risk analysis - South America - Vibrio cholerae. Risques de transmission du choléra par les produits de la pêche : perspective régionale en Amérique du Sud F. Quevedo, Primo Arámbulo III, J.A. Escalante, J . Estupiñán, C. Almeida & J . Cuellar Résumé En Janvier 1991, une épidémie de choléra a frappé l'Amérique du Sud, qui avait été épargnée depuis près d'un siècle par ce fléau. Les conditions sanitaires des pays affectés, aggravées par leur situation économique et politique, ont entraîné une rapide propagation de l'épidémie. Dans le cas du Pérou, les produits de la pêche ont été incriminés dès l'apparition des premiers cas, mais aucune preuve concluante n'a été apportée de la transmission de l'agent causa! par ces produits. Toutefois, dans d'autres pays, cette transmission a pu être confirmée au laboratoire ainsi que par des études épidémiologiques. Les auteurs décrivent les conséquences de la récente épidémie de choléra sur les échanges et la consommation des produits de la pêche dans les pays d'Amérique du Sud. Ils discutent de la réalité des risques de transmission du choléra par les denrées alimentaires, et notamment par les produits de la pêche, et proposent une méthode permettant d'évaluer correctement ces risques. Enfin, ils rappellent les mesures préventives qui sont recommandées afin d'éviter la transmission du choléra par les produits de la pêche. Mots-clés Amérique du Sud - Choléra - Évaluation des risques - Maladies transmises par les aliments - Produits de la pêche - Prophylaxie - Santé publique - Transmission - Vibrio cholerae. 682 Rev. sci. tech. Off. int. Epiz, 16 (2) References 1. Archer D.L. (1991). - The Food and Drug Administration (FDA) experience with cholera in the Americas. In The cholera crisis: a challenge to health and development. Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud, Washington, DC, 9-10 de diciembre, 16 págs. 14. McKay A.M. (1992). - Viable but non-culturable forms of potentially pathogenic bacteria in water. Letters 2. 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