Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, a las

Anuncio
182-2004 y acum.
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las trece
horas con cincuenta y siete minutos del día veintiocho de septiembre dos mil cinco.
El presente proceso de amparo acumulado ha sido incoado por los señores Herbert
Giordano Rodríguez, Juan Manuel Rodríguez Flores, Rubén Darío González y Julio César
Rivera Saravia, todos mayores de edad y del domicilio de San Salvador, contra actos del
Presidente del Banco Central de Reserva y del Presidente del Comité Administrador del
Fondo de Protección para funcionarios y empleados de dicha institución, que consideran
vulneran sus derechos constitucionales.
I. Los actores aseveraron haber trabajado en el Banco Central de Reserva durante
lapsos comprendidos entre veinte y treinta y cinco años hasta que los días doce de
septiembre, diecisiete de agosto, uno de septiembre de mil novecientos noventa y dos y
treinta de junio de mil novecientos noventa y tres, respectivamente, "fueron presionados"
para acogerse al Decreto No. 667 que entraría en vigencia a partir del treinta y uno de enero
de mil novecientos noventa y uno y extensivo al treinta de junio de mil novecientos noventa
y tres. Dicho decreto tenía por objeto constituirse en "Sistema Temporal de Pensiones".
Sin embargo, afirman que esto no significaba que renunciaban a lo establecido en
los artículos 32, 33 y 34 del "Estatuto Orgánico del Fondo de Protección de Funcionarios y
Empleados del Banco", normativa que establecía una bonificación en caso de retiro
voluntario. Que se dirigieron ante las autoridades demandadas pidiéndoles hacer efectiva la
categoría jurídica consagrada en el artículo 38 literal 12 de la Constitución de la República
–indemnización por renuncia- pero éstas denegaron sus peticiones.
Se previno a los actores que aclararan conceptos en sus demandas, prevenciones que fueron
evacuadas satisfactoriamente. Ante ello, se admitieron las quejas constitucionales
planteadas circunscribiendo dichas admisiones al control de constitucionalidad de la
negativa por parte de ambas autoridades demandadas en reconocerle a los demandantes el
derecho a una compensación económica por los años de servicio laboral con el BCR, de
conformidad a lo dispuesto en el art. 38 no. 12 de la Constitución de la República, lo cual
vulneraría los derechos de justicia social, justa retribución, irrenunciabilidad de los
derechos laborales, derecho de audiencia y petición.
Por su parte, las autoridades demandadas han afirmado que el art. 38 ord 12 de la
Constitución se refiere a una prestación económica y no a una compensación, y que además
dicho precepto está indisolublemente amarrado al Art. 252 de la Norma Primaria que
literalmente establece que "el derecho establecido en el ordinal 12º del artículo 38 de la
Constitución tendría aplicación hasta que sea regulado en la ley secundaria, la cual no
podrá tener efecto retroactivo." Que, por ello, son inviables las pretensiones de los
peticionarios dado que los obligarían a traspasar sus atribuciones legales, ya que el artículo
33 del Estatuto del Fondo prescribe que el funcionario que se retire por causa de vejez no
podrá optar por la bonificación por retiro voluntario. Asimismo, en cuanto al derecho de
petición, afirman que éste tampoco ha sido violentado dado que ya contestaron las
solicitudes de los ahora actores.
En ese sentido, los pretensores contra argumentaron afirmando que la falta de
regulación o armonización de la ley con el mandato constitucional de dar una prestación
por renuncia no es reserva de ley, es omisión legislativa que no justifica negar el derecho
por renuncia establecido en la Carta Magna e insistieron en que el haberse acogido al D.L
667 en ningún momento puede interpretarse como renuncia a los derechos que, como
empleados del BCR, tenían. Y aún que se entendieran como tal, dicha renuncia no tendría
efectos dado que los derechos de los trabajadores son irrenunciables.
II. Expuesto el fondo de la queja constitucional incoada así como la resistencia de las
autoridades demandadas, esta Sala considera imprescindible hacer una reseña acerca de la
titularidad del derecho que la parte actora aduce le ha sido vulnerado, así como del tipo de
pronunciamiento que genera la ausencia de comprobación de aquella titularidad, para luego
pasar al análisis jurídico del caso concreto.
1. El artículo 14 de la Ley de Procedimientos Constitucionales establece como requisito
formal esencial para admitir una demanda de amparo -por su estrecha relación con la
pretensión- que el actor se autoatribuya la titularidad de una categoría jurídica subjetiva
protegible constitucionalmente, la cual considera violada u obstaculizada.
Ahora bien, el demandante, a lo largo del proceso constitucional y antes de la sentencia,
tendrá que demostrar objetivamente dicha titularidad, ya que sólo así se puede válidamente
entrar a conocer la posible violación alegada. Es decir, que esta Sala no puede entrar a
conocer si existe o no violación a la categoría constitucional, cuando el supuesto agraviado
no ha comprobado ser titular de la misma, ya que sin serlo, no puede haber ningún acto de
autoridad que la vulnere.
Por lo anterior, según lo ha establecido la jurisprudencia de este Tribunal, por ejemplo en
las resoluciones pronunciadas a las doce horas del diez de marzo de mil novecientos
noventa y nueve y a las once horas con cuarenta minutos del cuatro de febrero de dos mil,
en los procesos con referencia número 123-98 y 586-98, respectivamente, que aunque el
artículo 31 de la Ley de Procedimientos Constitucionales no indique textualmente dicha
circunstancia como causal de sobreseimiento, el espíritu de la disposición es ilustrativo, no
taxativo; lo cual implica que, atendiéndose al verdadero significado de la figura del
sobreseimiento en la ley mencionada, puede constitucionalmente interpretarse que el
legislador estableció la misma como mecanismo de rechazo para todas aquellas demandas
que, por uno u otro motivo, no pueden ser capaces de producir terminación normal del
proceso, como por ejemplo la no comprobación de la titularidad del derecho que se alega
vulnerado.
2. En el caso que nos ocupa, de la relación de los hechos efectuada se tiene que, en
esencia, los actores reclaman contra el no otorgamiento de un beneficio por renuncia
establecido en las normativas especiales del BCR y el Fondo de Protección de sus
empleados, pues argumentan que el hecho de haberse acogido a un Decreto Legislativo que
estableció un sistema transitorio de pensiones no significaba que renunciaban a los
beneficios que originalmente les otorgaban las normativas que rigen al BCR. Por su parte,
las autoridades demandadas centran su defensa en que el derecho establecido en el 38 ord.
12 de la Constitución está indisolublemente ligado al 252 de la misma, esto es, que
irremediablemente debe haber una ley secundaria que rija lo atinente a la indemnización
por renuncia de los empleados públicos, y que, además, lo establecido en el Estatuto
Orgánico del Fondo de Protección para funcionarios y empleados del BCR en lo relativo a
una prestación por renuncia voluntaria no se les aplica a los hoy pretensores dado que éstos
se retiraron por vejez, es decir, un supuesto distinto al que ahora pretenden.
En ese sentido, es menester recalcar que los impetrantes de este proceso han
admitido haberse retirado del BCR para acogerse al Decreto Legislativo No. 667. Dicha
normativa se autodenominaba, de entrada en su artículo 1, "Sistema Temporal de Pensiones
de Vejez", y establecía la posibilidad de retirarse al haber cumplido treinta años de servicio
y tener por lo menos 10 años de cotizar al INPEP –art. 2-. Además, en su artículo 4
prescribía la posibilidad de retirarse con sólo el requisito de haber cotizado diez años al
INPEP, pero con una pensión entre el cuarenta y cinco al ochenta por ciento de la que
hubiera correspondido si hubiese tenido treinta años de servicio, de acuerdo a los años de
servicio (entre quince y veinticinco) y si cumplían con una edad mínima de cincuenta y
cinco años los hombres y cincuenta las mujeres.
En ese orden de ideas, no debe perderse de vista que, tal como las autoridades
demandadas lo señalan, el mencionado Estatuto Orgánico del Fondo de Protección de
Empleados y Funcionarios del BCR efectivamente hace una evidente diferenciación
situando en apartados diferentes lo que es el retiro voluntario –art. 32-33- del retiro por
causa de vejez –arts. 23-27-. Es de hacer notar además que al artículo 33 del mencionado
Estatuto se le adicionó, a principios de mil novecientos setenta y ocho –esto es, mucho
antes de que los actores renunciaran- un inciso para diferenciar de modo tajante los
mencionados apartados, estableciendo claramente que las personas que se retiraran por
causa de vejez no tendrían derecho a la bonificación por retiro voluntario.
Lo anteriormente expuesto lleva a concluir que los impetrantes no están en el
supuesto jurídico de renuncia voluntaria –tal cual ellos lo afirmaban desde la interposición
de sus demandas- sino en el de retiro voluntario por vejez, esto es, su situación jurídica
particular no acredita la titularidad de la categoría jurídica derivada del artículo 38 ord 12º
de la Constitución, por lo cual carece de sentido entrar a hacer valoraciones de fondo sobre
la posible aplicación directa de dicha norma constitucional –tal como lo sugieren los
impetrantes- con la consiguiente vinculación a sus categorías jurídicas derivadas de la
justicia social, justa retribución, irrenunciabilidad de los derechos laborales y audiencia,
dado que conllevaría a un dispendio de actividad jurisdiccional prescindible al haberse
corroborado que los peticionarios carecen de la titularidad del derecho reclamado, siendo,
en consecuencia, procedente sobreseer en lo que a este punto de la pretensión se refiere.
Respecto a la presunta violación al derecho de petición de los actores, cabe destacar
que a fs. 19 y 20, 158 y 159, 303 y 304, 430 y 431 de este expediente judicial se tienen
agregadas notas dirigidas por ambas autoridades demandas a los actores, y en las cuales
contestan negativamente sus peticiones en cuanto al otorgamiento de los beneficios por
retiro ya relacionados, por lo que se infiere que los funcionarios demandados ya dieron
respuesta a las solicitudes externadas por los ahora impetrantes. Es de hacer notar que las
referidas notas han sido incorporadas por los mismos peticionarios, de lo cual se colige
lógicamente que éstos están enterados plenamente de su contenido.
Y es que, tal cual se ha dicho en reiterada jurisprudencia, el derecho de petición no
lleva aparejada la obligación de que la respuesta brindada por la autoridad inquirida sea
necesariamente favorable al peticionario, sino únicamente que ésta sea congruente –esto es,
acorde con lo pedido- razonada, motivada, y pronunciada dentro de sus atribuciones legales
y constitucionales, por lo cual, en perspectiva con la prueba documental relacionada, habrá
que sobreseer las quejas constitucionales planteadas, también en lo que a este punto se
refiere.
Finalmente, respecto a las supuestas presiones de las cuales los peticionarios
denuncian haber sido víctimas a fin de obligarlos a acogerse al mencionado Decreto
Legislativo No. 667, esta Sala aclara que dicha circunstancia vendría a configurar, en todo
caso, un vicio del consentimiento controlable a través de la jurisdicción ordinaria y no por
este Tribunal, cuya competencia se ciña estrictamente al ámbito constitucional.
Con base en las razones expuestas y disposiciones legales anotadas, esta Sala
RESUELVE: (a) Sobreséese el presente proceso de amparo, y (b) notifíquese. ---A. G.
CALDERON---J. ENRIQUE ACOSTA---M. CLARÁ---PRONUNCIADO POR LOS
SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---M. A. MONTECINO G.--RUBRICADAS.
Descargar