Hablar y hacer planes sobre el futuro es algo que cultural

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Siglo nuevo
H
ablar y hacer planes sobre el
futuro es algo que culturalmente se nos dificulta como
mexicanos. Ejemplos abundan, pero en esta ocasión se hablará de uno:
el ahorro para el retiro.
Según datos oficiales, en México
son pocas las personas que ahorran
de manera constante en una cuenta
bancaria, y menos aún quienes lo
hacen pensando en la vejez. Y esto es
un serio problema al que tendremos
que hacer frente como país en las siguientes décadas, ya que la pirámide
poblacional, es decir, la distribución
entre personas viejas y jóvenes, está
cambiando drásticamente, en buena
parte gracias a los programas de planificación familiar que implementaron los organismos de salud publica
tiempo atrás. En la actualidad las
familias son más pequeñas y los rostros con cabello color plata y arrugas
que reflejan el paso del tiempo son
cada vez más comunes.
De acuerdo con datos del Censo
de Población y Vivienda 2010
2010, del Instituto Nacional de Estadistica, Geografia e Informatica (INEGI), en México la esperanza de vida ha aumentado considerablemente; mientras
que en 1970 las personas vivían en
promedio 61 años, en este 2014 el indicador demográfico ha alcanzado
la esperanzadora edad de 75 años.
De esto sólo se puede predecir
que grandes cambios en la composición de la sociedad mexicana y
problemáticas están por venir, pues
una de las consecuencias de este aumento de la esperanza
de vida será el retiro y la jubilación de una gran parte de la población, lo que
traerá un sinfín de retos
a los organismos de seguridad social.
Prever cabalmente
los recursos con los
que se ha de vivir en
la vejez es algo que
todo mundo debe
hacer, aun aquellos
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que están adscritos a un sistema de
seguridad social, ya que los montos
de las pensiones que ahí se manejan
por lo general son muy raquíticos.
Hay que considerar todos los retos
que la edad adulta representa, estar
conscientes de que durante esa etapa se es más propenso a desarrollar
todo tipo de enfermedades y de que
se requieren cuidados especiales y
asistencia por los que muy probablemente se tenga que pagar, pues como
se está viendo últimamente, no siempre se puede contar con el apoyo de
los familiares o conocidos.
Para esas personas que de manera responsable han pensado en todo
esto, la ley del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) de 1997 brinda
una opción que permite hacer ‘aportaciones voluntarias’ aparte de las
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