Se amplían las manifestaciones de los trastornos de la conducta alimentaria Cada vez se encuentran más trastornos específicos en que los pacientes presentan problemas con la comida. Es el caso de la vigorexia, sadorexia o diabulimia, entre otros. Barcelona, 26 de enero de 2009-. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un problema de salud que tiene un fuerte impacto en nuestra sociedad. Las importantes transformaciones tanto sociales, económicas como culturales guardan una relación directa con las transformaciones en los comportamientos alimentarios. Y es que la belleza, el atractivo físico y el cuerpo son valores en alza en la sociedad del siglo XXI. La problemática de estos trastornos es tan variada y multifactorial que exige una atención y actuación que incluya los aspectos clínicos, familiares, pero también culturales, sociales y educativos. Según constata el Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) cada vez más se amplían las diferentes manifestaciones de estos trastornos, lo que implica una mayor diversidad para su tratamiento. Los criterios diagnósticos específicos de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) definen tres tipos de trastornos de la conducta alimentaria: la anorexia nerviosa (rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo); la bulimia nerviosa (ingesta de alimentos en un corto espacio de tiempo en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un tiempo similar; en definitiva, sensación de pérdida de control sobre la ingesta); y el trastorno de la conducta alimentaria no especificado (todos aquellos trastornos que no cumplen los criterios de las dos anteriores categorías). Esta misma clasificación también describe diferentes trastornos ligados a los TCA: el trastorno de pica (la ingestión persistente de sustancias no nutritivas); el trastorno de rumiación (regurgitaciones y nuevas masticaciones repetidas de alimentos); y el trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez (dificultad persistente para comer adecuadamente con incapacidad significativa para aumentar de peso o con pérdidas significativas de peso). Nuevas manifestaciones de TCA Las manifestaciones más reconocibles de TCA son la anorexia y la bulimia nerviosa junto al trastorno por atracón. A día de hoy aparecen con mayor fuerza nuevas manifestaciones como la vigorexia, ortorexia, sadorexia, el síndrome del comedor nocturno y la diabulimia. Estos trastornos específicos son menos conocidos y, sin embargo, cada vez más frecuentes. La vigorexia es un trastorno que afecta entre el 1 y el 10% de los usuarios habituales de gimnasios. Se caracteriza por la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal afectando mayoritariamente a hombres entre 15 y 35 años aunque también a mujeres. Todo ello implica una adicción a la actividad física (especialmente a la musculación) junto con pensamientos obsesivos y permanentes sobre cómo mejorar el aspecto (preocupación por ser débil o poco musculoso). Muchas veces conlleva al consumo de sustancias para el desarrollo muscular y al excesivo control de la dieta, poco equilibrada donde la cantidad de proteínas y carbohidratos consumidos es excesiva. Otra de las manifestaciones de los TCA es la llamada ortorexia, que literalmente significa “apetito correcto”, es decir, la obsesión por comer saludable. Se manifiesta a través de la preocupación excesiva por la calidad de la comida sintiéndose culpable y corrompido cuando no se cumplen las propias convicciones dietéticas. De esta manera, los sujetos, mayoritariamente mujeres jóvenes, desarrollan sus propias reglas alimenticias y, a diferencia de la anorexia o bulimia nerviosa que se centra en la cantidad de comida, los ortoréxicos se obsesionan con la calidad de la misma llegando a aislarse socialmente debido a su forma de comer. En definitiva, la vida cotidiana se ve afectada, ya que lo que empezó como un hábito alimentario, deriva casi en una “religión” donde la mínima trasgresión equivale al pecado. Juntamente con los dos trastornos anteriormente mencionados encontramos la sadorexia (sadomasoquismo y anorexia) considerada una evolución o segunda generación de los TCA tradicionales. Se caracteriza por un comportamiento anoréxico, bulímico u ortoréxico donde la sintomatología tradicional es inexistente dando paso a la utilización de técnicas de adelgazamiento no convencionales como el masoquismo severo para lograr la extrema delgadez. En estos casos el maltrato corporal y el control externo del comportamiento pueden provocar pérdidas de peso rápidas y permanentes. Estas actuaciones no despiertan sospecha en familiares ni amigos aunque provocan aislamiento social y familiar. Otros trastornos poco diagnosticados pero no por ello menos importantes son: el síndrome del comedor nocturno, la diabulimia y ciertos trastornos fóbicos que comprometen la conducta alimentaria. Entendemos como síndrome del comedor nocturno aquel que comprende tanto un trastorno alimentario como un trastorno del sueño. Afecta entre el 1 y el 2% de la población y se centra en la ingesta excesiva de alimentos durante la noche pudiéndose llegar a repetir entre 3 y 5 veces. Las personas que lo sufren comen semidormidos por lo que no son conscientes ni recuerdan plenamente lo que hacen. Por su parte, la diabulimia es un trastorno en el cual las personas que padecen diabetes tipo 1 omiten sus inyecciones de insulina con el propósito de perder peso. A menudo, estos sujetos son diagnosticados de un trastorno alimentario como anorexia o bulimia nerviosa antes que de la diabetes. Frecuentemente aparece en la adolescencia y es más común en mujeres que en hombres. Dentro de los trastornos fóbicos podemos encontrar ciertas conductas como evitar comer en público, deglutir alimentos y seleccionarlos, desarrollando conductas evitativas debido a las sensaciones desagradables que les provoca la presencia de ciertos alimentos, el miedo a atragantarse, etc. Para más información MAHALA Elisa Álvarez Tel. 93 412 78 78 ext 6 663 37 38 16 [email protected]