en pdf - Juan García Ponce

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“Un día en la vida de Julia”: La complicidad del oráculo
Filippo Gilardi
Universidad Paris III de la Sorbonne Nouvelle
POSTULADOS BÁSICOS
Los gatos de cualquier tamaño son un modelo de autoconfianza, y quizá parte de la atracción de la
variedad doméstica resida en que conservan una acusada vena de independencia a pesar de la estrecha
relación que mantienen con las personas. He encontrado este ejemplo de un gato en la novela Nada de
Carmen Laforet1, descrito en el capítulo dos, "[...] él enarcó el lomo y se le marcó el espinazo en su
flaquísimo cuerpo. No pude menos de pensar que tenía un singular aire de familia con los demás
personajes de la casa; como ellos, presentaba un aspecto excéntrico y resultaba espiritualizado, como
consumido por ayunos largos, por falta de luz y quizá por las cavilaciones -", después de haber descrito
en el capítulo uno a la abuela como, pequeña y consumida.
Un gato es el personaje de un cuento, una novela breve y una novela de Juan García Ponce2 y,
cómo en la pintura de David Hockney El señor y la señora Clark y Percy que muestra una imagen
posterior a los años sesenta de una antigua pareja hippy, hay un primoroso gato que completa tanto su
estilo de vida como la combinación de colores de su hogar.
Sirva esto para explicar que el personaje de Julia en el cuento se comporta exactamente como un
gato, Julia es como los animales de compañía en su familia, "Julia se queda con su hermana viendo la
televisión [...] Subieron juntas la escalera [...] Julia se queda dormida" (p.52),3
pero con la existencia de gatos que varían en su domesticación: "Había varios cuadros de pintores
modernos, mexicanos y extranjeros, que su padre le explicaba a Julia abrazándola sin quitar la mano de
su hombro y fueron tal vez las palabras que le decía entonces que la decidieron a estudiar historia del
arte" (p.40).
Un gato adiestrado no es necesariamente un gato domesticado. "Uno de los profesores, el de
historia del arte contemporáneo [...] le gustaba [...] un libro de dibujos bastante eróticos de Gustave Klimt
que ella había hojeado la noche anterior porque pensaba hacer un trabajo muy audaz sobre Klimt,
especialmente dedicado al momento en que su profesor lo leyera" (p.31-32).
El limite entre el felino domesticado y el gato domestico es confuso: todos los gatos pueden
domesticarse hasta cierto punto, pero no todos los gatos domesticados son animales de compañía
"[...] ¿Cuándo vienes de nuevo? – Nunca - contestó Julia. - No puedes hacernos eso, no puedes
hacerme eso - contestó Raymundo – Ni a mí - agregó Gastón - Como poder, claro que puedo. Pero
también puedo cambiar de opinión. Quien sabe. Espérenme aquí" (p.48).
1
(Barcelona: Ediciones destino, 1994) p.24
“El gato”, en El gato y otros cuentos (México: FCE, 1984), “El gato”, en: Novelas Breves (México: Alfaguara,
1997, De Anima (México: Editorial Joaquín Mortiz, 1995).
3
Juan García Ponce “Un día en la vida de Julia”, en Cinco mujeres (México: Edición del Equilibrista, 1995).
2
Se podría hablar del significado religioso de los gatos, por ejemplo en Japón es un animal de mal
augurio, capaz, se dice, de matar a las mujeres y adoptar su apariencia... Pero desprovisto de cualquier
significado religioso, el gato doméstico sigue siendo una criatura ambigua. Esterilizado, alimentado a su
capricho y malcriado, es en cierto modo una criatura no del todo natural, una creación humana. ¿Y no es
Julia una creación de la sociedad sin ideales en la que vive? Ambos, –Julia+gato-, conservan, no
obstante, sus almas independientes y siempre pueden
regresar a la vida salvaje. ¿Julia gato? Puede ser, comprendiendo a Julia como creación de su sociedad
burguesa y de su “cultura” superficial, de su vida construida en las apariencias, de su día vivido en la
ilusión.
Quiero demostrar cómo el cuento es una feroz crítica al mundo burgués “Julia y Rodrigo se
encerraron en el estudio y se acostaron en el sofá. Si tuviera un pésimo sentido del humor y quisiera
criticar a la alta burguesía, el escritor diría en este momento que para algo debería servir ese estudio”
(p.51), y de cómo Julia, víctima de ese mundo, pueda sentirse un gato salvaje, una niña rebelde o pueda
creer poder ser otra intentando escapar del cumplimiento de su destino, del oráculo que al final del
cuento se cumple y la hace recaer en el tedio de su sociedad.4
EL MISMO Y EL OTRO
“Las estrellas señalan pero no rigen. Ella había estudiado a Calderón en una aburrida clase de literatura
en secundaria […] y no conocía, por supuesto, esa sentencia con tan marcado tinte teológico, que
subrayaba el libre albedrío y condenaba las supersticiones astrológicas” (p.31).
Con estas pocas líneas el narrador nos introduce desde el principio del cuento en la literatura de
los oráculos y enseguida nos sugiere, hablándonos de la situación familiar de Julia, cual es el oráculo de
la protagonista: vivir en el tedio, en la superficialidad, no poder vivir ningún tipo de experiencia estética,
ser la negación del arte por el arte.
El poder de las estrellas sobre el libre albedrío es tema teológico fundamental en el libro La vida
es sueno de Pedro Calderón de la Barca.5
“Sabemos que existen las dos cosas: libertad e influencia, pero ni Calderón ni nosotros sabemos cómo y
en qué grado se funden. […] En la obra queda bien claro que el hombre prudente vence a las estrellas.
Por tanto, cada individuo es responsable de su conducta”.6
Julia no es seguramente hombre prudente, “no conocía por supuesto esta sentencia […] pero a
Julia tampoco le importaba mayormente ser del signo de Aries” (p.31). Por eso podemos decir que no
vence a las estrellas, pero es seguramente responsable de su conducta.
Me acuerdo de un día sentado en la playa de Las Palmas de Gran Canaria cuando una amiga
desilusionada me preguntaba: - Filo, ¿por qué uno no puede ser lo que quiere ser? -, y yo, ya con el
4
Donde dicho sea de paso, encontré un programa narrativo de base (PNb): S1=>(S2 Y O). S3=>(S2 I O1).
En el que la cultura de la apariencia (S1) es destinador y después (S3) antidestinatario, Julia (S2) es destinatario,
la posibilidad de vivir sin tedio y siendo otra (O) es el objeto.
5
(México: Editorial REI - México, 1990).
sabor de la despedida en la boca le respondí: “ porque cada uno es lo que es”. Sin pensar en ningún
momento que yo pudiera ser junto a ella el protagonista de un breve cuento guiado por el oráculo y que
después me encontrara enfrentándome a las consecuencias de mí partida.
Los haceres pragmático y cognitivo de Julia son muy fuertes, pero su debilidad como sujeto de
competencia es la de no tener la capacidad del poder hacer, situación típica de los sujetos de la
literatura del oráculo que se encuentran en la situación de creer-poder-hacer, y al final subyacen al
destino, lo que “significa simplemente que uno no escapa a lo real. Lo que es, es, y no puede no ser”
(p.47)7.
Hemos dicho que García Ponce nos sugiere el destino de Julia, entonces vamos a ver cómo lo
logra.
EL ALMA DORMIDA
Entre las “obsesiones que han dejado su huella indeleble en la obra tanto ensayística como narrativa de
García Ponce una, que sin lugar a dudas ocupa un lugar central en todo lo que ha escrito, podríamos
decir: la que ha guiado su mirada sobre el mundo, es la confrontación entre la norma social y el impulso
irracional que nos lleva a alterarla”.8
“La actitud de rechazo a las obligaciones del orden social urbano recorre toda la literatura de Juan
García Ponce”.9 De estas obsesiones es un ejemplo perfecto el cuento "Un día en la vida de Julia". Por
cuanto pueda parecer que el día de Julia empiece con su despertar por la mañana, ésta no está
despierta hasta cuando el narrador nos cita los versos de las coplas a la muerte del padre de Jorge
Manrique: "Recuerda el alma dormida, /avive el seso y despierte/contemplando" (P.41). Desde el
principio del cuento hasta los previamente citados versos, todo lo que hace Julia es vivir en el limbo de
su vida:
"Julia se levantó y abrió esas cortinas que creaban una oscuridad demasiado total en efecto" (p.32),
"Miraba sin ver por la ventana" (p.33),
"Estaba perdida en la contemplación de lo que, en verdad, se le representaba sin necesidad de
contemplarlo" (p.33),
"En vez de vestirse, se puso de nuevo el camisón y se metió en la cama. Desayunaría ahí, ahí esperaría
a María" (p.35).
En el recuerdo:
"Recordaba a su primo Oscar, [...] le gustaba que la llamase Julitintin" (p.35),
"Julitintin le decía también el intimo amigo de Oscar" (p.35),
6
Ciariaco Muron, “Introducción”, en La vida es sueño (México: Editorial REI - México, 1990).p.57
Clement Rosset, Lo real y su doble. Ensayo sobre la ilusión (Barcelona: Tusquetes Editores, 1993).
8
Armando Pereira, “Juan García Ponce y la escritura cómplice”, en La escritura cómplice. Juan García Ponce
ante la critica (México: Ediciones ERA, 1997) p.18.
9
Angel Rama, “El arte intimista de García Ponce”, en Nueva novela latinoamericana I, col. Letras Mayúsculas
(Buenos Aires: Paidos, 1969) p.185.
7
"Esto ya había pasado con Leticia; pero entonces no tenia novio y hasta llegó a pensar que era lesbiana"
(p.38),
"La madre Luz era su profesora de Historia y a Julia le encantó que la tocara tanto y tan bien, le gustó
más de lo que le gustaba la historia" (p.38),
y en el aburrimiento:
"tuvo una relación lesbiana con Leticia. Duró cuatro meses y al final, la realidad, es que Julia estaba
aburrida" (p.38),
"[...] recogiendo automáticamente el libro de Klimt y poniéndolo sobre sus piernas sin abrirlo [...] volvió a
dejar el libro, sin hojearlo, a pesar de la belleza de los dibujos [...]" (pp.33-34),
"A su hermano no lo quería" (p.40),
"Sus otras hermanas, tan cercanas a su madre, le eran mas bien indiferente" (p.40),
Así es Julia y su vida y su destino son marcados por el “sueño”, el recuerdo y el aburrimiento.
¿RECUERDE EL ALMA DORMIDA?
"Julia subió a su cuarto y le habló por teléfono a su novio. El señor Rodrigo no había ido a comer. Julia
sintió un odio intenso " (pp. 40-41).
De aquí en adelante empieza el día de Julia, construido en manera ejemplar sobre las Coplas a la
muerte de su padre de Jorge Manrique10y sobre la negación de las mismas. Julia que hasta este
momento se quedó "dormida" parece despertarse, no al recuerdo de los versos, sino al recuerdo del fácil
mensaje del Carpe Diem que las coplas transmiten.
I
Recuerde el alma dormida,
Avive el seso e despierte
Contemplando
Como se pasa la vida,
Como se viene la muerte
Tan callando,
Cuan presto se va el placer,
Como, después de acordado,
Da dolor;
Como, a nuestro parecer,
Cualquier tiempo pasado
Fue mejor.
"Julia no recuerda esos versos, pero sí que Jorge Manrique había muerto muy joven durante un sitio a
Toledo. La manera en que la cultura ayuda a jóvenes temperamentales puede ser bastante inesperada
[…] Julia ya había decidido que durante toda esa tarde sería otra" (p.41). ¿Y cómo consigue ser otra
Julia? Pues bien “[…] sin sacrificar nada de mi vida ni de mi lucidez, puedo decidir no ver una realidad
cuya existencia, por otra parte, reconozco: actitud de ceguera voluntaria, simbolizada en el gesto de
10
(Madrid: Castalia, 1983).
Edipo arrancándose los ojos al final de Edipo rey, y que encuentra aplicaciones más comunes en el uso
inmoderado de alcohol o de la droga”(p.11).
II
Pues si vemos lo presente
Como en un punto s’es ido
E acabado,
Si juzgamos sabiamente,
Daremo lo non venido
Por pasado.
Non se engañe nadi, no,
Pensando que ha de durar
Lo que espera
Mas que duró lo que vio
Pues que todo ha de pasar
Por tal manera.
Julia elige diferentes maneras de ser otra, la del erotismo ligado a la transgresión. Pero su erotismo,
incomparable al gesto de Edipo, resulta ser superficial, ya que nunca consigue de verdad transgredir y
sobre todo reconocer la existencia de su realidad.
Desde cuando empieza su día, Julia:
“Primero Julia se compró su Joy y pagó con su tarjeta de crédito.” (p.41) “Luego fue al departamento de
lencería y se compró tres calzones mucho mas breves que los que generalmente usaba”(p.41),
“Julia se compró tres ligueros y las medias adecuadas para usarlos”(p.42),
“Julia se compró un ceñido pantalón morado y una escotada blusa negra’(p.42). Estas citas no hacen
más que confirmar su situación de niña rica, siempre que no se quiera tomar el hecho de comprar tres
calzones más breves que los que generalmente usaba como un indicio de ser otra.
“-En que sentido soy bella?- preguntó Julia con un claro afán de que se explicara toda noción
estética. –En el sentido que usted quiere serlo. Lo logra por completo- dijo el hombre. No explicaba nada.
Ese era el tipo de respuesta que Julia apreciaba: las que resultan halagadoras y evitan el esfuerzo de
pensar .”(p.42). Otra vez resulta clara su superficialidad.
“ - ¿Dónde puedo cambiarme? - […] - Para que me vea y tu veas lo que compré - […] Salió del
cuarto. Raymundo había abierto una suerte de bar antiguo también. Le preguntó a Julia que quería
tomar.
Ella
se
sintió
un
poco
defraudada
de
que
no
comentase
antes
su
aspecto.”
(p.44). “Julia fue directamente a mirarse al espejo”(p.44).
“No vayan a hacer la cursilería de seguirme en el coche de Gastón como en una película de
gángster”(p.48),
“-[…] Ese homosexual horrible con su cara roja y grasosa, con un cuerpo tan gordo que lo destina al
fracaso hasta como homosexual- siguió Julia”(p.50). Y durante todo el día, nunca deja de vivir con la
cultura de la imagen, tan radicada en su sociedad y tan lejana de la idea de gusto y de belleza artística.11
11
“La repugnancia que siente la personalidad artística por el trabajo útil se expresa simbólicamente en él hecho
de que el artista moderno ha convertido al burgués en su antitipo o contrafigura.
Al final del día Julia, gracias a la frase de su novio Rodrigo “Todos nos vamos a morir de
algo”(p.50), que sintetiza la tercera copla de Manrique:
III
Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar en el mar,
Qu’es el morir;
Allí van los señoríos
Derechos a se acabar
E consumir;
Allí los ríos caudales,
Allí los otros medianos
E más chicos;
Allegados son iguales
Los que viven por sus manos
E los ricos
Tendrá que enterarse de que:
[…] a través de los cambios, volvemos a encontrar la oposición entre la plétora del
ser que se desgarra y se pierde en la continuidad, y la voluntad de duración del
individuo aislado. Si llega a faltar la posibilidad de la transgresión, surge entonces la
profanación. La vía de la degradación, en la que el erotismo es arrojado al
verdadero, es preferible a la neutralidad que tendría una actividad sexual conforme a
la razón, que ya no desgarrase nada. Si la prohibición deja de participar, si ya no
creemos en lo prohibido, la transgresión es imposible, pero un sentimiento de
transgresión se mantiene, de hacer falta, en la aberración. Ese sentimiento no se
fundamenta en una realidad perceptible. Sin remontarnos al inevitable desgarro para
el ser destinado a la muerte por la discontinuidad, como captaríamos la verdad de
que solo la violencia, una violencia insensata, que quiebre los limites de un mundo
reductible a la razón, nos abre a la continuidad?
Estos limites los definimos de todas las maneras: partiendo de la prohibición, de
Dios, o incluso de la degradación. Y siempre, una vez definidos sus limites, salimos
de ellos. Dos cosas son inevitables: no podemos evitar morir, y no podemos evitar
tampoco-salir de los limites-. Morir y salir de los limites son por lo demás una única
cosa.”12
Repasando su día erótico:
Raymundo terminó de desvestirla tocándole muy despacio las piernas al quitarle las
medias. Se desvistió y besó a Julia en el sexo hasta que ella vino. Hicieron el amor dos
veces. […] -Tienes muchas ropa-dijo Gastón antes de quitarle el calzón a Julia y
acostarla en el piso. Estaban haciendo el amor todavía , cuando Raymundo, desnudo ya,
le pidió a Gastón: - Ponte tu boca arriba, bajo ella. Gastón obedeció y Raymundo entró a
Julia por detrás. […] Gastón terminó primero, pero no se salió. […] Raymundo […]
Tardaba mucho. Podía tardar todo lo que quisiera. Julia no tenia prisa. Se vino
suspirando ruidosamente antes que él. […] Julia sintió que Gastón ya podía empezar de
nuevo. Se puso con la espalda sobre el piso otra vez. Cuando terminaron…”(45-47).
En boca del artista la palabra burgués se carga de un sentido despectivo: es el prototipo de la incomprensión
artística, del mal gusto, de la vulgaridad y la grosería. El burgués es un nuevo rico que busca un arte falso, hecho de
efectismo y cursilería; fiel a su punto de vista económico, le impresiona mas la obra que cuesta cara, que la que vale
estéticamente.” Samuel Ramos, Filosofía de la vida artística , Col. Austral Mexicana (México: Planeta
Mexicana,1998). P.61.
12
George Bataille El Erotismo (México: Tusquets Editores, 1997). P.146
Julia se ve así obligada a volver a su vida de tedio, porque habiendo vivido en la ilusión de apartar lo
real y habiéndolo colocado en otra parte, al final el oráculo se cumple y decepciona las expectativas justo
cuando se supone que debería satisfacerlas.
El final es mucho más trágico de lo que se puede creer, visto que Julia se encuentra en la
situación de deber a sí misma una justificación de este día: “Quizás el fundamento de la angustia,
aparentemente vinculada aquí al simple descubrimiento de que el otro visible no era el otro real, deba
buscarse en un terror más profundo, el terror de no ser yo mismo quien yo creía ser. Y, aun más
profundamente, el de sospechar que quizás yo no sea algo, sino nada”.
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